Capítulo XXXVI
Tiempo oro
"1, 2, 3, tic, tac y estás muerto"
Anónimo.
-Lo preguntaré una vez más, ¿cómo mierda fue que llegaste aquí?
Noah negó con sus ojitos llorosos y perlados gracias a sus lágrimas. Su pequeña mano estaba posada sobre su roja mejilla.
El niño mordió su lengua para evitar que un sollozo saliera de sus labios, aspirando fuerte con su nariz, miró directamente a Javadd a los ojos para luego negar más firme.
Otra bofetada lo impactó.
-Mierda, jodida mierda... -se escuchaban las maldiciones de Javadd, Noah yacía en el suelo debido al fuerte impacto del golpe.
Su pequeño cuerpo comenzó a temblar ligeramente. Javadd comenzó a caminar por toda la habitación -la cual compartía con Liam-, su cabeza maquinaba demasiado, tanto que el estaba produciendo un jodido dolor de cabeza.
¿Cuándo perdió todo el control sobre lo que pasaba?
Su cuerpo se llenó de una inmensa rabia, cerrando sus ojos, suspiró pesadamente para luego centrarse en su objetivo.
Trotó por la habitación hasta llegar a un gran espejo de cuerpo, sus bordes eran dorados con detalles rojos, justo como si hubiera sido hecho para contrastar con el resto de la habitación de Liam.
Llevó sus manos al borde y lo corrió de la pared, para luego ingresar su mano izquierda en un pequeño cajón incrustado en la pared. La caja era elegante, como un cofre del tesoro increíblemente pequeño. Un tesoro que había escondido allí hace tres meses.
Del cofre, sacó aquel artefacto tan buscado por los grandes carteles y mafias del mundo; el anillo de las tres cabezas de poder. Lo miró con sorna y burla al mantenerlo sobre la palma de su mano. Tal vez Zayn pueda tener el testamento de su difunta madre, que en paz descanse -cabe destacar el burloso e irónico pensamiento-, pero no podría hacer ni probar nada sin aquel anillo.
Aquel que hermosamente reposaba en su piel.
-Tío Zy te lo quitará, él es un súper héroe -resonó la voz de su bastardo-, los héroes siempre ganan.
Javadd rió con fuerza.
-Eso es porque nunca cuentan toda la historia.
⚮•⚮•⚮
-¿Crees que esté bien? Joder... Me siento tan inútil.
Niall se quejó sobre su silla de ruedas, moviendo nerviosamente sus dedos y con la mirada perdida en un punto fijo.
Louis, quien se encontraba frente a él, mordió su labio con fuerza y se mantuvo en silencio. No podían hacer nada, debían mantenerse al margen. No podían solo gritar por toda la mansión que el hermano gemelo malvado de Zayn no era en realidad Zayn.
Y cualquiera de los alfas presentes, los asesinarían en un parpadeo al ver que pondrían una sola mano encima del omega de Liam Payne.
-El niño es fuerte..., sí, estará bien... -trataba de convencerse Niall más a sí mismo que a nadie. Sus balbuceos ni siquiera fueron oídos por Louis, quien solamente mantenía su ceño fruncido y miraba baja.
Hace unas pocas horas habían llegado, Harry y Josh tuvieron que salir a trabajar a quién sabe dónde. Y ellos no pudieron decirles que literalmente los estaban dejando con un maldito asesino en la casa en vez de dejarlos a salvo en su hogar.
Liam también se había ido, y si todo salía bien -pensó Niall-, volvería con la verdad.
-Probablemente no le esté haciendo nada..., no se ha escuchado nada romperse y...
-Niall, ¿podrías callarte? En serio me pones más nervioso.
Niall asintió sin decir nada, tartamudeando en sus propios pensamientos.
Ambos se encontraban solos en la habitación que compartían Louis y Harry, encerrados con llave y las ventanas tapadas con una sábana.
Sí, tal vez era exagerado, pero venga, que ambos estaban cagados del miedo. Y no había ni un solo alfa en la casa que tuviera el deber de protegerlos.
Liam se había ido hace más de cuatro horas, no habían señales de él, ni tampoco Javadd había salido a investigar. Ni tampoco había un solo rastro de Noah.
Además, nadie se preocupó. Era el omega de Liam Payne; dueño se toda la propiedad, nadie le diría que hacer ni en dónde estar.
Javadd era intocable en esa casa. Y malditamente lo sabía.
Niall mantuvo el silencio, mirando cada detalle de la habitación con tal de mantener su mente alejada de todo. Inevitablemente, posó sus ojos en la plateada y sanada marca de Louis, justo en su cuello; una marca que aún en esas situaciones, lo hacía brillar e inspirar belleza.
El omega rubio se quedó mirándola, preguntándose qué pasaría y Josh le pidiera morderlo, o que simplemente lo mordiera y decretara que fuera suyo por siempre.
Un escalofrío de miedo subió por todo su cuerpo.
Él realmente quería tener voz y voto en eso. Nunca se había visto con una marca de posesión en su cuello, ni tampoco se miraba cargando cachorros en un futuro, sin embargo, esa idea a cada segundo se le hacía más y más posible, y eso le aterraba.
-¿Qué se sintió? -preguntó sin poder evitarlo, Louis posó su mirada en él rápidamente e hizo un gesto confuso.
Niall señaló su cuello, rápidamente Louis puso su mano sobre su marca.
-Mhm, no lo sé -habló muy bajito para ser Louis, el mismo que siempre gritaba en su máximas capacidad por cualquier tontería-, fue lindo, supongo. Aunque sí duele como la mierda, lo bueno es el sexo after-mordida.
Sí, ese era el Louis que conocía.
Rió un poco y le sonrió, ambos se necesitaban en ese momento. Y también necesitaban a Zayn.
Un fuerte azote en la puerta principal los sacó de su burbuja.
Louis rápidamente saltó de la cama matrimonial y corrió hasta la puerta para quitar con cuidado el cerrojo, se asomó y tan rápido como la había abierto, cerró la puerta.
Niall tapó su boca con su mano para evitar decir algo.
-Es Liam.
⚮•⚮•⚮
Aún podía sentir en sus labios el sabor y la contextura de los labios de su cachorro.
Su ceño se mantuvo fruncido todo el camino de vuelta, obligándose a seguir conduciendo y no dar una vuelta en U y volver hacia Zayn.
Zayn le dijo todo, sabía lo que tenía que hacer.
Todo por su final feliz.
Antes de ingresar a la mansión, se frotó las manos en su rostro con fuerza, exhalando e inhalando. Solo un poco más... Ya faltaba poco. Debía soportarlo, todo por su para siempre.
Sí, al final todo se convirtió en aquellos cuentos de hadas que odiaba que su mamá le leyera antes de dormir a escondidas de su padre.
Un cuento en el que tendría que pelear por su final.
Porque si algo había aprendido de aquellos innumerables cuentos de princesas y brujas malvadas. Es que solo existían dos posibles finales; un vuelco trágico o un felices para siempre.
Y necesitaba ese jodido felices para siempre con su cachorro.
Su mano giró la perilla de la puerta y la abrió, entró y la cerró de un azote, llamando la atención de cada alfa que se encontraba en su casa.
Con su típica mirada dura, recorrió todo el lugar, manteniendo sus facciones indiferentes.
Algunos alfas lo miraban con asombro y otros simplemente se mantenían neutros, había vuelto.
Liam mantuvo su mirada fija en un alfa cualquiera del lugar, y con voz potente preguntó.
-Niall y Louis, los omegas, ¿dónde están? -exigió. El alfa encorvó sus cejas y señaló la puerta al final del recinto que iba a la habitación de Harry.
Liam no dijo nada, sus pies se movieron solos y se vio a sí mismo caminando a arcadas en esa dirección. Podían sentir su corazón a mil por hora; sin embargo, poco le importaba.
Solo un poco más.
Su jodido final estaba tan cerca y tan lejos.
Sentía que se encontraba al borde de un precipicio a punto de saltar. También, estaba seguro de que explotaría muy pronto.
Llevó su mano a la manija y la giró; no se abrió. El alfa soltó un bufido cansado y tocó tres veces, a ese punto de inestabilidad emocional, ni siquiera controlaba su propia fuerza. Los golpea fueron duros y concisos. Si se lo proponía estaba seguro de que podía volar la maldita puerta; pero, no quería armar un espectáculo.
La puerta no se abrió, Liam escuchó las jaladas de aire del omega de su amigo, rodó los ojos.
-Abre la maldita puerta, Louis.
No lo tuvo que repetir, la puerta se abrió, Liam ingresó rápidamente y analizó el lugar.
La verdad era que seguía siendo el mismo hijo de puta de siempre, solo que sabía que si algo le pasaba a los amigos de su cachorro nunca se lo perdonaría. Y él tampoco; Liam necesitaba a Zayn para vivir. Era su oxígeno, su jodida razón de seguir.
Si estaba en busca de su final feliz, debía hacerlo bien; aunque significara ser un maldito héroe por tres segundos.
Observó bien el lugar, Louis no estaba solo, Niall también estaba ahí, en su silla de ruedas con los ojos bien abiertos. Liam sintió un regocijo en su corazón -aunque, obviamente nunca lo admitiría-, le debía mucho a Niall. Él era la razón por la que pudo ver a su cachorro en lo que tal vez, pudo ser su última vez juntos. Liam podría ser un jodido idiota en cuanto a sentimientos, pero sabía cuando estaba en deuda con alguien.
Y sin duda, Niall era su más grande deuda.
-¿Están bien? -su voz sonó dura y fría; justo como usualmente era, Louis y Niall asintieron sin decir una sola palabra, el omega de ojos azules temblaba ligeramente pero ante el análisis de Liam; ambos estaban bien- Bien, no salgan de aquí hasta que venga por ustedes, ¿de acuerdo? No hagan estupideces. Suficiente tengo con mi jodido omega haciéndose el héroe y poniendo su maldita vida en peligro.
En cierto punto, sus palabras eran ciertas, su omega estuvo allá afuera por tres meses haciéndose el héroe en esa mierda de vida que le tocó vivir, una que nadie merecía. Y aunque sus palabras fueron crueles hasta para sus oídos; sabía que estaba jodidamente orgulloso de todo lo que su pequeño cachorro ha logrado.
Sin embargo, es Liam, y nunca admitiría esas cosas fuera de su intimidad con su omega; su zona de confort. La zona que necesitaba más en esos momentos.
-Zayn -mencionó Louis con temblor en su voz-, ¿él está bien?
Sus ojos azules se encontraron con los marrones de Liam, este asintió lentamente y alejó su iris del suyo.
-No salgan.
Fue su última orden antes de salir de aquella habitación, escuchó como Louis colocó el seguro y se alejó un poco.
Liam exhaló, sintiendo sus pulmones presionados contra su pecho, sabía que era una maldita bomba de tiempo. Mucha información, mucha mierda para alguien cero tolerante.
Él apretó sus puños y se volteó para observar la sala común de su casa; habían un par de alfas merodeando y unos cuantos omegas atendiendo. No tenía ni la más puta idea de dónde estaban Harry y Josh; sabía que Michael había vuelto al bar con su omega, pero no sabía dónde estaban esos dos idiotas y porqué no se estaban haciendo cargo de sus omegas; sí, Liam había aprendido la lección. Cuando tuviera a Zayn devuelta, no lo iba a dejar solo ni un maldito segundo.
Su cachorrito era un imán de problemas. Y él era el muro que evitaba que todos esos problemas lo golpearan.
Liam se acercó a una omega cualquiera, de las que estaban atendiendo y sirviendo a los demás. La tomó del brazo y ella inmediatamente bajó su mirada; Liam la reconoció, era Sophia, la omega por la que su cachorro lo había marcado con su aroma por primera vez. Sin poder evitarlo, una sonrisa creció en sus labios.
-S-señor, ¿necesita algo?
-Sí, Sophia -acarició un poco el cabello largo de la chica-, necesito que saques a todos los alfas de aquí, ¿de acuerdo? También a las omegas.
La omega abrió sus ojos sorprendida y asustada, ¿cómo mierda lograría la atención de al menos diez alfas?
-Pero, señor...
Liam apretó su agarre y gruñó, no estaba para peros. Necesitaba que todo fuera rápido. Sophia gimió de dolor ante el aprete.
-¿Harías eso por mí, Sophia? -Liam la miró a los ojos, sus ojos se transformaron en un potente tono rojo que mantuvo a la omega sometida.
La chica bajó la mirada y asintió frenéticamente.
-S-sí, sí, señor, no se preocupe.
-Bien -dijo Liam soltándola.
Rápidamente, el alfa se encaminó a su habitación. El único lugar donde sabía que Javadd se escondería. Subió las escaleras de dos en dos, su paso era apresurado, sin embargo, en cuánto más de acercaba, más iba disminuyendo su ritmo. Cuando estuvo frente a la puerta, se detuvo.
¿En qué se había vuelto su vida?
Hace unos cinco meses solo pensaba en su próxima follada y cómo iba a mantener complacido a su padre para que lo dejara en paz por un tiempo más. Pensaba en la siguiente fiesta que armaría Michael en el bar. Se burlaba de Josh por no darse por vencido con Niall, se burlaba de la cursilería de Harry y Louis; y en ese momento, fue cómo si abriera los ojos, ahora era peor que Harry y Louis. Dios...
En ese segundo, recordó a su padre; el gran Geoff Payne, profesarle lo grande que él sería, más cruel, más calculador que él, armaría nuevas vías de comercio y convencería a Rusia para que dependiera de ellos, y justo en ese momento estaba a punto de obtener el anillo de los tres poderes para otorgárselo a su omega, no había pensado en eso, todo había ocurrido tan rápido..., Geoff seguramente le hubiera dado una paliza si estuviera vivo, iba a conseguir el más grande e ilegal poder del mundo a base de un omega. Él no era nada, si Zayn decidía hacerse cargo de lo que le correspondía, podía acabar con el poder de la Treshja en dos segundos. Su padre, le hubiera exigido aniquilar y borrar a Zayn del sistema para quedarse con lo suyo, era lo lógico que un Payne haría.
Pero, en ese momento también se dio cuenta de algo; Liam no recordaba un solo momento en el que realmente algo le hubiera importado. Su padre, le tenía respeto, pero no cariño, nunca hubo afecto. Estaba seguro de que se preocupaba por Michael y Harry, incluso de Josh, pero nunca fue algo en dónde el se sintiera como se sintió la primera vez que alguien le hizo daño a Zayn. Aquella furia que lo inundó solo por hacerle daño a un omega inseguro y dañado. Recuerda exactamente el momento, cuando Yaser golpeó a Zayn y él le exigió irse, cuando Zayn reveló ante él sus ojos azules, cuando con solo una mirada logró calmar la bestia en su interior.
En ese momento, Liam creyó firmemente en la existencia de los ángeles; tenía uno justo en frente suyo.
Creyó en los cuentos que su madre le contaba sobre las almas gemelas, creyó en absolutamente todo con él ahí.
Un pequeño y roto omega que lo necesitaba.
Desde ese momento, Liam comenzó a apreciar todo de Zayn, cada pequeño movimiento, cómo arrugaba su nariz al sonreír, cómo sus pestañas revoloteaban coquetamente sin que se diera cuenta, cómo brillaban sus ojos ante cada mínima caricia de alguien que por fin sintió que no le haría daño.
Liam está completamente seguro de que él se enamoró primero de Zayn, aunque fingiera desinterés, cada pequeño detalle de su cachorro lo fue arrastrado cada vez más y más hasta que finalmente se rindió y cayó.
Zayn Malik fue, es y será el único capaz de derrotar al gran Liam Payne con solo una mirada.
Sin dudarlo más, giró la perilla.
-¿Li?
Liam sintió náuseas.
El alfa ingresó a su habitación; la habitación de él y Zayn, su omega. Y aquel individuo lo había profanado.
Él estaba ahí, era tan malditamente igual a Zayn que lo enfermaba, no podían culparlo. Nadie lo sospechó, el parecido era algo increíble. Liam había visto gemelos antes, siempre tienen diferencias físicas, sin embargo, Javadd y Zayn eran la misma gota de agua, físicamente hablando. Su aroma era tan jodidamente parecido que era confuso, sus labios, su cuerpo, todo era igual, como si el mismo diablo los hubiera creado.
Observó bien a Javadd, estaba nervioso, tal vez su forma de ser era totalmente contraria al buen corazón de Zayn, sin embargo, sus cualidades físicas eran iguales. Y Liam sabía a la perfección que cuando Zayn mordía o giraba mucho los ojos, era que estaba nervioso.
-Amor... -la palabra fue arrastrada a rastras por su lengua, sintió como tragaba duro. Se sentía malditamente sucio.
Javadd caminó hasta él con una sonrisa y lo besó en los labios, envolviendo sus delgados brazos en su cuello. El beso era fuerte y demandante, Liam no sabía que hacer, no debía besarlo pero, también debía hacerlo.
Con una mueca que logró disimular, movió ligeramente sus labios, adentrando su lengua en la cavidad bocal de Javadd y poniendo sus manos en su cintura.
-Te extrañé mucho, alfa -susurró a su oído una vez sus bocas se separaron, Liam lo estrujó contra su cuerpo y con su mirada inspeccionó el lugar.
-Yo también, amor...
Javadd seguía temblando un poco contra su cuerpo, sabía que Zayn no podía controlar sus temblores cuando estaba nervioso. Demonios, él sabía todo de Zayn.
Casualmente, bajó su mirada, entonces lo vio; un objeto brillante en el bolsillo trasero de Javadd, Liam lo reconoció al segundo, el anillo.
Por eso estaba tan nervioso, tenía en anillo consigo.
Liam mordió su labio inferior y suspiró, su corazón latió un poco más rápido.
Estaba tan cerca.
Se separó levemente de Javadd y le sonrió, buscó su boca con la suya y lo besó, fuerte, feroz. Él inmediatamente lo siguió, Javadd acariciaba el abdomen de Liam y este pasaba sus manos por todo su cuerpo, a cada segundo, Liam bajaba más sus manos, gruñó al oído del omega y bajó una mano para apretar su trasero.
Javadd se tensó notablemente.
-¿Qué pasa? -preguntó Liam haciéndose el desinteresado, su voz, grave y dura; su voz de alfa- Vamos, amor, complace a tu alfa.
El omega asintió a regañadientes y lo besó; Javadd podía tener genes alfas, podía tener en su poder a la mafia Rusa, Árabe y Alemana, podía fingir y actuar como un alfa completo, pero seguía siendo un omega y él un alfa. El triángulo de poder estaba a su favor. Los omegas fueron creados en el mundo con un punto muy débil, eran sumisos, y la voz de alfa era un arma que ellos nunca pueden denegar.
Él siguió besándolo, con sus manos en sus nalgas sobre la tela, estrujándolas a su gusto, Javadd gimió. Liam quiso vomitar al saber que el omega lo estaba malditamente disfruntando.
Cuando su mano bajó lo suficiente, cuando estaba a un segundo de tomarlo; un ruido, en el cuarto de baño lo distrajo. Un golpeteo y un lloriqueo.
De un niño.
Liam estaba alerta, seguidamente, un golpe muy fuerte se hizo presente, y la puerta fue abierta.
Un niño, el niño, Noah.
Javadd se volteó y gruñó, Liam en un movimiento rápido ingresó su mano en el bolsillo de Javadd, sin embargo, algo rápidamente cortó su brazo antes de tomar el anillo. Javadd tenía un cuchillo escondido en la manga del suéter que traía, tan jodidamente bien escondido.
Lo cortó profundo, Liam gruñó fuerte y rápidamente sus ojos se tornaron rojos.
Noah corrió hacia Liam, pero Javadd lo detuvo y colocó el cuchillo en su cuello, cortando ligeramente para que un hilo de sangre corriera por su pálida piel, el niño gritó.
-No te atrevas a dar un maldito paso -amenazó-. Estuviste tanto tiempo frotándote conmigo, alfa. Que no te diste cuenta de que cavaste tu propia tumba.
Antes de que Liam hiciera un solo movimiento, sonidos de autos y camionetas comenzaron a inundar el ambiente sonoro.
Y seguidamente, tiros libres al cielo azotaron sus oídos en forma de amenaza.
Javadd había llamado refuerzos, todas las malditas mafias había ido por su líder.
Volví... *a nadie le importa*
36/37
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top