Capítulo II


Ruidos dañinos

"Cuando creí que lo había superado, volvió, no fue lo mismo, pero tuvo el mismo efecto"

Anónimo.

-Despierta -demandó Liam al llegar a su cubículo, Zayn estaba aún en el suelo con lágrimas secas por todo el contorno de sus mejillas y pequeños charquitos de agua salada regadas por el piso.

Se incorporó de un salto claramente asustado, se sentó en el duro pavimento y pasó su mano por su rostro tratando de no verse tan demacrado, su respiración era dificultosa debido a que alteró su congestión al llorar tanto antes de inevitablemente caer dormido.

Miró al alfa, su puño derecho estaba bañado en sangre seca que era obvio que no era suya, los pantalones de su uniforme naranja estaban rasgados. Se atrevió a levantar más la mirada soltando un pequeño jadeo de sorpresa al ver su ojo izquierdo moreteado y teñido de un azul-violeta.

Liam le devolvió atentamente la mirada, viendo sus pequeños ojos avellana de manera fija sin poder evitar sentir cierta compasión al verlos tan hinchados y rojos. Su alfa se gruñó a si mismo por haberle hablado tan fuerte hace unas horas, y Liam le gruñó a su alfa por estar sintiendo una culpa innecesaria.

El menor bajó la mirada, abrazando nuevamente sus piernas.

-¿Te quedarás en el piso todo el día? Levanta el culo -ordenó con ímpetu. Zayn se apoyó sobre sus brazos y se levantó en seguida, las piernas le cosquilleaban adormecidas e incluso le temblaban un poco. Su estómago gruñó a falta de alimentos en prácticamente todo el día y la noche pasada, se removió incómodo.

Liam suspiró, sacó del bolsillo derecho de su uniforme un pedazo de pan -que había robado del comedor hace unos minutos-, y se lo tendió.

-Toma, es lo mejor que pude conseguir en esta pocilga -el menor lo tomó con las manos temblorosas y un poco sudadas, cuando el pequeño pedazo de pan estuvo en su dominio no dudó en llevárselo a la boca, su omega pegaba saltitos de alegría al notar que el alfa ya no estaba molesto, o al menos no tanto.

Casi se atraganta con el primer mordisco, tragó duro y limpió las pequeñas migajas de pan de su boca con el brazo. Se mordió el labio tratando de decidir si terminar tranquilamente si comida o tratar de averiguar qué pasaría ahora, aunque la vez pasada no terminó muy bien. Pero como siempre, su boca lo traiciona.

-¿Tú no comerás nada? -preguntó en un hilito de voz, Liam lo miró frunciendo las cejas, no de una manera molesta, sino más bien confusa, como si le sorprendiera el que hablara.

La expresión no le duró mucho tiempo.

-No -su voz sonaba dura, parece que era algo totalmente inevitable en él, Zayn no pudo evitar pensar en cómo sonaría su voz si hablara suave o amable y no tan fría -. Lo que hay aquí es una vergüenza a la comida, comeré algo cuando salgamos.

Zayn asintió y siguió comiendo su pan, pasó por su mente el tomar asiento en la cama de la celda, pero como siempre sus dudas crecieron y decidió mejor no hacer nada sin que se lo dijera. Así evitaría problemas.

Liam parece haber leído su pensamiento, se sentó en el borde de la cama y con un ademán de indicó al moreno que podía hacer lo mismo. Zayn aún un poco dudoso de acercó y se dejó caer a su lado.

El mayor soltó un gruñido de desaprobación que estremeció a Zayn.

Liam palmeó su muslo derecho, el más pequeño le entendió la indirecta y se golpeó mentalmente. El que un omega tomé asiento al lado de un alfa de la magnitud del de Liam era considerado una falta de respeto en las mafias y organizaciones de alto poder. Un escalofrío le recorrió toda la espina dorsal al recordar el día que había aprendido esa lección.

Solamente tenía tres años en aquel entonces.

-Aprenderás a las buenas o a las malas que tu lugar es a los pies de un alfa, niño.

Alejó ese pensamiento.

Tímidamente se levantó y se dejó caer en el regazo del alfa, tenso y con la espalda tiesa, podía sentir como su omega se retorcía de miedo al sentir tan cerca a Liam.

Zayn se regañó por millonésima vez en el día por ser tan débil y mostrarse tan vulnerable frente al alfa.

-Si estoy de buen humor te sientas en mi regazo, si no, lo haces en el suelo al lado mío, ¿entendido? -Liam le pasó su mano por la espalda del chico, desde la nuca hasta llegar a su parte baja, su piel áspera se sentía incluso por encima del uniforme de la prisión.

Tragó la comida que tenía en la boca, su omega se erizó al escucharlo, conocía esa orden, todos los omegas la aprenden desde niños, solo que Zayn la aprendió a más temprana edad y de una forma muy diferente a las palabras.

-S-sí -tartamudeó en un susurro apenas oíble para Liam.

-Sí, ¿qué? -espetó alzando su brazo y tomándolo fuerte del cabello, Zayn gimió de dolor y tragó grueso.

-Sí, alfa.

Liam sonrió victorioso, dominar a aquel chiquillo no te estaba resultando tan difícil como creía que iba a ser. Apretó más su agarre en el cabello del omega.

-Solo a mí te puedes dirigir así -sentenció soltándolo. Zayn soltó un suspiro de alivio y se llevó una mano a la cabeza sobando la parte maltratada.

Una molesta vibración y un sonido leve comenzó s sacudir el colchón, Liam frunció en entrecejo y con la mano buscó el pequeño aparato de donde provenía, Zayn se removió un poco incómodo aún en el regazo del alfa, Liam sacó el celular desechable y contestó.

-Eres un idiota, te dije que no llamarás, ¿qué mierda hubiera pasado si un guardia estaba aquí? -gruñó Liam. Del otro lado de la línea se escuchaban voces entrecortadas, ráfagas de viento y pasos apurados.

-Cambio de planes -informó un agitado Harry-. Han cambiado el programa en la prisión, al parecer se dieron cuenta de que algo raro estaba pasando, no lo he entendido muy bien. El punto es que te vamos a sacar de ahí antes de que pase lo peor. Ahora. Sabes que hacer -habló rápidamente y cortó. Antes de que pudiera articular una palabra, una sirena escandalizó el lugar, las luces fueron apagadas y los pasillos se iluminaban solo por una luz roja.

Liam tomó agresivamente a Zayn de la cintura y lo bajó de él. Corrió hasta las rejas de la celda y se asomó por los pasillos, policías corriendo de un lado a otro y la sirena aún sonando, gritos y maldiciones. Golpeó la pared soltando un bufido.

Zayn aún se encontraba en la cama, sentado comiendo los restos del trozo de pan. Liam caminó hasta él y arrojó los restos al otro lado de la celda, lo tomó del brazo y lo hizo levantado. Recogió las armas y se las colocó en la parte trasera del pantalón, la daga de plata la llevaba en la mano.

La sirena aún sonaba, Zayn se estrujó contra sí y tapó sus oídos. Los omegas eran sumamente sensibles a los sonidos, cuando los alfas no lograban controlar a un omega con su voz usaban sirenas y alarmas para someterlos, era doloroso, a ese tipo de frecuencia al cabo de un rato los oídos les comenzaban a sangrar y su cabeza se sentía a explotar. Zayn recuerda muy bien sus lecciones, recuerda el cuarto de alarmas en donde su padre lo encerraba hasta que sus propios gritos lo dejaban afónico. Literalmente se sentía como si licuaran su cerebro hasta que no le quedaba más que obedecer, porque ya sus sentidos de rebeldía y terquedad se habían agobiado ante la tortura.

No supo en que momento Liam lo comenzó a arrastrar por los pasillos, sus piernas flaqueaban y se enredaban, su mente no estaba en sí. Ni siquiera podía ver claramente, solo rojo y el rostro del alfa distorsionado.

Liam paró de correr, Zayn casi se cae al parar, su brazo izquierdo tapaba con necesidad su oído y el otro estaba bruscamente tomado por Liam. Su omega gritaba de dolor, en esos momentos dejó que su interior tomara el control y se aferró al alfa buscando alivio. Liam se sorprendió, Zayn gemía de dolor y se acurrucaba más contra su pecho, incluso trataba de treparse en el alfa sin ser muy consciente de sus actos. Liam no hizo nada, no lo abrazó ni lo quitó, solo se quedó estático en su lugar mirando fijamente como dos personas en frente suyo bajaban la cabeza esperando órdenes.

Arrancó de su uniforme su número de preso y se lo lanzó al más alto, luego separó un poco a Zayn de su pecho e hizo lo mismo, esta vez lanzándole el pedazo de tela al más pequeño.

-Harry se encargó de quitar el sistema de seguridad. Las puertas están abiertas, pero solo por dos minutos -informó el más alto antes de salir corriendo junto al otro.

Liam corrió con Zayn pegado a su cuerpo, sacó un arma de su pantalón y les disparó a varios guardias que protegían las salidas. Al llegar a ellas tiró la puerta sin pensarlo dos veces. Se detuvo en seco mirando el cielo, ya estaba oscuro, era de noche las estrellas se comenzaban a asomar y la luna menguante brillaba, recorrió el lugar con la mirada, había rejas y un poste de luz alumbrando y vigilando que nadie saliera, aunque ya era tarde.

La luz se apagó y Liam corrió hasta las rejas, Zayn no entendía lo que pasaba a su alrededor, solo que estaba aferrado a los brazos de un alfa y eso le traspasaba protección y seguridad. Con la daga cortó la reja y abrió un paso, podría haberla escalado y saltado, fue lo primero que cruzó por su mente, pero con el pequeño omega en ese estado prefirió hacerlo a la segura.

Todavía no entendía por qué Zayn estaba así, nunca había pasado tiempo con un omega más del necesario todo para él era nuevo en cierta forma. Su reacción al sonido de la alarma era algo que definitivamente tendría que estudiar a fondo. Nunca había visto que alguien reaccionará así a un simple sonido. No era normal.

Cruzó el paso y un auto blindado negro aparcó frente a él, abrió la puerta e ingresó junto con el menor. Apenas estuvo dentro el auto arrancó cerrando la puerta de un azote.

-Te compré esto de camino -habló Harry sacando una bolsa de McDonal's de la guantera. La aventó hacia atrás, Liam la atajó en el aire, Harry llevaba en su regazo un aparato extraño, del cual salían cables y una pantalla con el plano de la prisión, supuso que con eso desactivó la seguridad-. Y también esto -aventó una carpeta llena de papeles que se regaron por todo el asiento trasero al aventarla, Liam lo miró mal-. Hora de volver al trabajo, ¿qué tal las vacaciones? -ironizó.

Liam rodó los ojos. Estiró su brazo hasta la ventana y la abrió, tomó el teléfono desechable y lo aventó para luego cerrarla nuevamente. Miró a su lado, Zayn se había desmayado, su cabeza estaba apoyada en la ventana contraria y por su oído izquierdo salía un pequeño hilito escarlata.

-¿Qué mier...

-¿Es él? -interrumpió Harry-. Es lindo -afirmó mirándolo de reojo desde el asiento delantero.

-Sí, supongo -habló Liam desinteresado-. Todos son iguales para mí.

Harry rió.

-No es cierto, no son todos iguales -replicó-. Unas tienen coño y los otros tiene pene, es una gran diferencia, al menos de unos centímetros.

Liam no pudo evitar no carcajear ante el comentario obsceno de su amigo.

-Tienes razón, hermano -masculló Liam entre leves risas-. Tienes razón.

Harry volvió a mirar al frente y Liam pasó delicadamente su dedo pulgar por el rostro del omega, apartando el rastro de sangre de su -extrañamente-, un poco áspera piel.

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