Capítulo 63: Si fueras gay
Capítulo 63.
Narras tú.
— (tn)___, ¿quieres darte prisa? Los chicos esperan abajo —Liam golpeó la puerta del baño, donde estaba yo cambiándome de ropa.
— Dame un segundo —contesté mientras luchaba con el pantalón.
— Uno. Listo, voy a entrar.
Liam abrió la puerta y se encontró con un desastre en el baño. Las botellas de shampoo y acondicionador estaban botados en el piso, al igual que el vaso con los cepillos de dientes, y la alfombra que nos había regalado su madre estaba en un rincón arrugada.
— ¿Qué pasó? —dijo soltando una risa.
— Elpantalónnomeentra —balbuceé.
— (tn)____, sabes que odio que balbucees.
— El pantalón no me entra, ya, lo dije. Soy una embarazada obesa.
Liam se acercó y besó mi coronilla.
— Te recuerdo que traes a dos criaturitas, así que es normal que no te entren los pantalones.
— Pero Ignacia no estaba tan gorda cuando estaba embarazada de Alex.
— Considera que Alex es muy pequeña y además, no tiene una gemela.
— Buen punto —reí y salí del baño—. Supongo que tendré que usar los pantalones spandex que me regaló tu mamá.
— Oh no, cualquiera menos esos —dijo Liam siguiéndome.
— ¿Por qué? Son bonitos y me combinan.
— Porque son raros y su estampado es horrible. O sea, ¿qué clase de animal tiene manchas de guepardo, rayas de tigre, manchas de jirafa y plumas de pavo real? ¿Y con brillos?
Reí. Sinceramente esos pantalones eran horribles, pero no había nada que me quedara bien.
— Tienes razón. Ahora te pido que salgas de aquí porque me voy a cambiar de ropa —dije mientras sacaba un pantalón de buzo de mi closet.
— Pero —sentí como Liam me abrazaba por la cintura— no hay nada que yo no haya visto.
— ¡Liam!
— Ya, ya, está bien, me marcho —dicho esto, salió.
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— ¿Dónde vamos? —preguntó Niall.
— Vamos a Divertilandia —dijo Louis, quien estaba conduciendo.
— ¡¿EN SERIO?! —exclamaron felices Zayn, Kathy, Fran y Niall.
— Nop —al decir eso, los cuatro se pusieron a abuchear—. Si no podemos todos, ni piensen en ir.
— ¿Viste, (tn)____? Por tu culpa iremos a Divertilandia. ¡Y abrieron cinco juegos nuevos! —me dijo el rubio.
— ¿Perdón? —le dije indignada—. Te recuerdo que traigo a dos pequeños de los cuales uno podría ser tu ahijado.
— Espera, ¿Niall será uno de los padrinos? —dijo Zayn—. ¿Qué hay de mí?
— ¿Y de mí? —dijo Louis.
— Aún no está nada decidido, así que cualquiera podría ser un padrino —los calmó Liam, que iba de copiloto.
Sin embargo, cierto ruloso estaba algo desanimado.
— Hey, Harry, ¿te ocurre algo? —le preguntó Ignacia.
— Es que en verdad es extraño verlos a todos felices con sus parejas, y yo estoy aquí, tocando el violín tres veces extra —confesó el rulos.
— Bueno, quizás no has encontrado a la chica indicada porque...puede que no sea una chica —dijo Fran.
— ¿Qué?
— ¿Sabes Harry? A veces he llegado a pensar que eres gay.
— No soy gay.
— No lo niegues, además, si fueras gay estaría ok.
— Claro que no.
— Ay no seas wey —seguí yo—. Seguirías siendo el rey.
— No soy gay.
— Si fuera así, yo estaría aquí, para decir que sí soy gay, pero no soy gay —dijo Louis.
— Ya, basta —dijo Harry molesto y todos los demás nos pusimos a reir.
— Ok, ok, igual ya llegamos —dijo nuestro conductor.
Habíamos decidido llevar a mis amigas al bosque donde realizábamos la Guerra, ya que nos insistieron montones de veces para llevarlas.
Nos bajamos todos de la furgoneta y los chicos sacaron las cosas para preparar un pic-nic.
— Este lugar es precioso —dijo Kathy—. ¿Por qué no nos trajeron antes?
— Primera regla de la Guerra, no hablar de la Guerra —dijo Zayn.
— Segunda regla de la Guerra, no mencionar la ubicación de la Guerra —continuó Liam.
— Tercera regla de la Guerra, no añadir extraños a la Guerra — finalizó de recitar Niall.
— Por lo que hemos roto las tres reglas fundamentales de la Guerra, así que tendrán que enfrentar las consecuencias —dije yo mirando a los chicos.
— ¿Qué clase de consecuencias? —preguntó Fran.
Al decir eso, los chicos y yo sacamos pistolas de agua del auto y comenzamos a dispararles a las tres. Cuando nos aseguramos de que todas estuvieran completamente empapadas, nos detuvimos.
— ¡Bienvenidas a la Guerra! —dijo Niall—. Ahora prosigamos con el almuerzo de iniciación porque tengo hambre.
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