Corazón de Origami

En una tierra de oriente, existe una aldea con una tradición anual: durante ese día especial, para declararle tu amor a la persona que quieres, se acostumbra a obsequiarle un corazón de origami hecho por uno mismo, esperando que otro acepte tu regalo y de ese modo, el amor que representa.

Y ahora esa época del año, al igual que los primeros vientos helados del norte, estaba llegando, y esta vez, para Deshi, era el momento de afrontar lo que siempre había sentido.

Deshi estaba perdidamente enamorado de Jia desde que podía recordar: ante sus ojos, era la chica más hermosa de todo el mundo (a pesar de que cuando su concepción del mundo se limita a su pueblo nativo y las aldeas más cercanas) pero la timidez siempre le habían impedido ir mas lejos que el simple reino de su propia imaginación; él mismo sabía que no podía seguir así para siempre, y que debía confesarlo de una vez y por todas, y que mejor día que ese.

Claro, existía un pequeño problema: Deshi era un chico torpe, e inclusive atar los caballos de su padre le era complicado ¡Ya ni siquiera hablemos de una artesanía de papel! Si, no era demasiado difícil, pero el solo cortar y doblar ya era una labor dificultosa para el joven.

Le llevó varios días, y varios cortes en las manos, pero finalmente lo había logrado: si, no era el corazón de origami mejor hecho, pero había sido su mejor esfuerzo, y nadie le podía pedir más, ni siquiera él mismo, por mas que el quisiera, y por más que se repetía una y otra vez la misma idea en la cabeza:

—¿Que diablos estoy haciendo?—se dijo de nuevo antes de salir de su hogar, cuando el Sol comenzaba a esconderse detrás del horizonte y dejaba su reinado para la Luna.

¿Por qué tenía dudas? Varias razones: toda confesión de amor es siempre difícil, implicando mostrarte expuesto ante alguien que ahora, para todos fines y propósitos, tiene poder absoluto sobre tu sentimientos, y tampoco ayudaba en lo mas mínimo hacer un corazón de papel que, por la "calidad" de mano de obra, parecía mas una media luna mal cortada.

Pero a pesar de esos miedos e inseguridades, Deshi se había hecho a la idea, y ya no podía dar marcha atrás.

Al salir a la plaza del pueblo, vio a los guardias de la comunidad encendiendo las lamparas para iluminar la noche, y hombres y mujeres de todas las edades se veían como revoloteando de aquí para allá, todos con un solo objetivo: mostrarle el amor al objeto de su afecto; la mayoría eran jóvenes adolescentes, pero a veces se hallaba uno con muestras de amor precoz en infantes que apenas podían caminar bien, o por el contrario, personas que habían marchado ya por muchos años en esta tierra y que antes de partir no querían callar nunca más lo que sentían por otro.

Y a la distancia, encontró a Jia caminando con un largo abrigo blanco, y ante los ojos de Deshi, ese andar era como el de una Diosa marchando por sus dominios; una sonrisa que el chico no podía disimular se posó en su rostro, y con más valor y coraje que el que jamas había mostrado en su vida, se encaminó hacia aquella señorita.

—Jia...—murmuró nerviosamente.

—¿Si, Deshi?—le contestó la joven

—Jia, solo quería decirte que, tu siempre...tu siempre me has...me has...—tartamudeaba Deshi sin poder escupir esas ultimas palabras, así que simplemente sacó su artesanía a la vista de su amada, y se lo entregó.

—Deshi, esto es muy halagador—respondió Jia conmovida—. Pero...no puedo aceptarlo...

—¿Por...qué no?

—Me agradabas bastante, eres un chico muy lindo, pero no pienso en ti de esa manera...

Dicen que si uno escucha con detenimiento, puede oír el sonido de un corazón partiéndose, y en la mente de Deshi, ese ruido llenaba su cabeza como un eco rebotando una y otra vez; sus piernas habían perdido si quiera la fuerza básica para mantenerse en pie; quería gritar, pero al mismo tiempo, no podía abandonar el silencio: sus sentimientos eran un caos.

—¿Estás bien Deshi?

—Si, lo estoy—le respondió, tratando de evitar desbordarse del dolor—. No te preocupes Jia, estoy segura que no tarda el chico que te gusta en realidad en confesarte lo que siente...

Jia simplemente le entregó una última sonrisa, le dio un beso en la mejilla, y se marchó, y a pesar que Deshi no tenía la voluntad de moverse, decidió hacerlo, ocultarse del ojo de todos, antes que su decepción brotara a la vista.

A las afueras del pueblo, se ocultó en un bosque, cerca de un arroyo, donde Deshi vió su reflejo por un largo tiempo; no tenía idea de cuanto fue, pero sin dudas había sido una buena cantidad, y entonces, notó un pequeño chapoteo en las cristalinas aguas frente a él.

—Bueno, era solo cuestión de tiempo—se dijo al llevar uno de sus dedos a su rostro, y notar el camino que la primera lagrima había recorrido hasta caer.

No lo deseaba ¿Quién lo desea? Dejar desmoronarse finalmente y llorar, no antes de romper su corazón de papel.

Pero antes que aquella primera lagrima fuera acompañada por muchas más de sus compañeras, Deshi escuchó pasos cerca de donde el se encontraba.

Era una chica, otra de su edad, llorando abiertamente, con un corazón de origami en sus manos, pero este era muy diferente: el de todos los demás eran sencillos y humildes, y ni que decir del de el propio Deshi, pero el de aquella muchacha era intrincado, complicado, con toda clase de dobleces que le dieron una forma elaborada: lo que en otros era solo un pequeño regalo de tramite, el de ella era una toda una obra de arte...

...y entonces, esa chica lo tomó con sus dos manos, y se alistó para destruirlo.

—¡Espera!—gritó Deshi

—¿Qué sucede?—preguntó aquella joven—¿Qué quieres?

—No, nada, pero...ese corazón que tienes, es muy bonito...

—Si, bueno, de poco me sirvió en realidad...

—Mala suerte en la noche ¿No?

—Pues...si...

Sin saber porque, Deshi se acercó unos pasos a aquella chica, y soprendentemente, ella hizo lo mismo hasta que ambos estuvieron hombro con hombro.

—¿Tú también, supongo?—ella le preguntó

—¿Se nota mucho?—dijo la joven limpiando un poco sus ojos lagrimeantes

—No tanto, pero...se sabe, más hoy...

—Si, nunca fui bueno ocultando nada.

Ambos jóvenes posaron su mirada en ese arroyo; el viento frío no tardaría en volver en volver el agua hielo; entonces, después de algunos pequeños instantes, ella tomó la palabra.

—Dime una cosa, ¿por qué te interesó tanto que no rompiera mi corazón cuando tú hiciste eso con el tuyo?

—Buena pregunta, pero...no sé, no tengo respuesta en realidad: supongo que el tuyo me pareció muy hermoso y...¿Como supiste que lo rompí?

Ella hizo una seña hacia el borde del arroyo, y ahí le mostró los pedazos de papel de su origami.

—Cierto ¿Soy un hipócrita, no es así?—Deshi cuestionó

—No de todo; se me hizo algo lindo.

—¿Como te llamas?

—Hai...me llamo Hai.

—Yo Deshi

—Bueno, de todas maneras, es una lastima que hayas destruido lo que hiciste.

—Na, es cualquier basura mi corazón.

—Aún si fuera el caso, le pusiste esfuerzo, y solo por un rechazo no debiste haber hecho lo que hiciste.

—¿Ahora eres tú quién me dice eso? Hace unos segundos ibas a hacer lo mismo.

—Lo se, pero...creo que cambié de opinión.

—Pues, gracias por tus palabras, pero ahora el mió ya no está: ya no puedo cambiar de opinión...

—Siempre se pueden corregir los errores...con algo de ayuda.

Hai se agachó y de uno a uno, comenzó a recolectar los papeles rotos del origami de su nuevo compañero.

—¿Qué haces?—preguntó Deshi

—Ayudándote...

—Pero...

—¡Puedes seguir hablando o puedes ayudarme a ayudarte!

Y tras ese mensaje con voz de mando digna de un coronel, Deshi se agacho para hacer lo propio; les tomó varios minutos, pero finalmente recolectaron todas las piezas del corazón roto del joven.

—¿Ahora qué?—preguntó Deshi

—Ya veras...

Las habilidades de aquella joven no solo pudieron ser deducidas por el hermoso corazón que ella había hecho, sino porque de algún modo, unió las piezas sobre una roca lisa, y el corazón de Deshi, maravillado por esa obra, había sido reconstruido.

—Eso fue...increíble...

—¿Qué? ¿Creíste que fue accidente el origami que hice? Soy buena para estas cosas—Hai comentó en un tono arrogante, pero nunca hiriente o presumido; extraña combinación, notó Deshi.

Entonces, él dio media vuelta y caminó un par de pasos desde Hai.

—Espera ¿No quieres tu corazón?

—Pues...no...tú ayudaste a rearmarlo...es tuyo ahora...

Deshi dio unos pasos mas, pero antes de poder continuar, sintió que Hai tomaba su mano.

—¿Que pasa?—preguntó Deshi al sentir que ella ponía algo en esta.

—Mi corazón...

—Pero ¿Por qué?

—Tu evitaste que lo deshiciera...es tuyo ahora...

Deshi se dio la vuelta, vio los grandes y profundos ojos de Hai, y antes de dejar su mente o su boca arruinar el momento, la abrazo fuertemente; esta le correspondió, y ahora, solo ahora, se dieron cuenta que había sido un gran día después de todo...

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