16-Cita con la loba colorida
El día de la cita de Tn y Enid llegó, la loba se miraba al espejo indecisa tratando de decidirse que ponerse. Miércoles estaba jugando al ajedrez con Cosa, la partida estaba muy reñida.
—Deberías rendirte Cosa—comentó ella—soy demasiado buena.
La mano hizo un par de movimientos y de pronto logró hacer jaque mate ante la sorpresa de Miércoles quien no lo había visto venir.
—¿Qué jugada fue esa?—preguntó ella con los ojos abiertos.
—¿No eras tan buena?—Cosa hizo sus gestos para enfadar a la joven—te he ganado.
—Si vuelves a hacer eso te quedarás en el cajón por el resto del curso—la mano se retiró pero la pelinegra la agarró—otra vez, quiero la revancha.
—Roomie, no sé que ponerme, ¿qué debería escoger?—preguntó la loba mientras Cosa volvía a colocar las piezas.
—No importa, por lo que me ha comentado Tn, dará igual—respondió ella colocando sus piezas en su parte del tablero, lista para tratar de obtener su revancha.
—¿Y eso por qué?
—¿De verdad quieres que te lo diga?
—¡Por supuesto!.
Miércoles suspiró mientras se crujía los nudillos, tratando de intimidar a la mano advirtiendo de que en está ocasión iría con todo.
—Acabarás desnuda y en su cama, poco importa la ropa—comentó mirándola—y sabiendo como es Tn, probablemente hará algo muy pervertido.
Ella se ruborizó.
—¿Acaso él está en celo?
—No, no es como tú, pero lo hará sin descanso hasta que acabé satisfecho.
Llamaron de pronto a la puerta, Enid fue a abrir, Tn ya estaba listo.
—¿Aún no te has cambiado?—preguntó entrando y saludando a Cosa.
—Es que no me decido—contestó avergonzada.
—Poco importa—besó a Miércoles—te pongas lo que te pongas acabarás desnuda.
—¿Y si me niego?—preguntó ella algo molesta porque creía que la consideraba una chica fácil.
Tn se acercó, Enid en un intento de mostrar fuerza sacó sus garras cuando esté de una llave la inmovilizó. Luego, se acercó a su oído.
—¿Acaso no quieres qué te coma?—preguntó en un tono muy tierno—me muero por probarte de nuevo.
—¿Cómo puedes ser tan pervertido?
—Tu culpa por ser tan guapa—le dio un suave mordisco en el cuello y luego un azote en el culo—anda, te espero afuera, no tardes—dicho esto se marchó relajado.
La loba tardó un poco en llegar y se disculpó mientras su roomie y Cosa siguieron jugando al ajedrez, estaban muy enganchados a ese juego que ejercitaba la mente.
Llegaron a Jerichó y Enid se moría por probar los nuevos pasteles de una pastelería que habían abierto recién. Enseguida pidieron y el chico pagó, invitando a la joven quien le agradeció con un sonoro beso y abrazo.
Tn aprovechó para relajarse un poco, estaba algo cansado porque desde hace tiempo, más bien, desde su llegada a Nevermore, no habían tenido ni un momento. Ver a su chica colorida feliz mientras devoraba cada trozo y esbozaba una sonrisa le hacia sentir bien.
—Gracias por los pasteles—dijo ella muy agradecida—otro día te invito yo.
—Estás tan centrada en los pasteles que no me hablas de chismes
—¡Cierto!—dijo ella—tengo que contarte que...—empezó a relatar cada chisme que recordaba.
—¿Para qué demonios digo nada?—pensaba el chico empezando a poner la mente en blanco mientras contemplaba a ella hablar sin parar.
—Y eso es todo, ¿te lo puedes creer?—preguntó ella emocionada.
—No—contestó.
—Yo tampoco—tomó más pastel—es increíble.
—Sí, sin duda—seguía hablando Tn.
Estuvieron un rato charlando, la chica al terminar se sentó con al lado de él y se apoyó en este para que Tn la rodease con el brazo mientras con la mano libre terminaba de tomarse su batido.
—¿Me das un poco?—preguntó ella tiernamente.
—Claro—le dio.
—Gracias, es de frutas, mi favorito—comentó feliz.
Vieron entrar a un hombre con túnica, gafas de sol y sombrero, tenía una pinta muy sospechosa. Si lo que deseaba era pasar desapercibido no lo estaba haciendo bien. Iba cargando con un maletín oscuro y se colocó en medio ante la mirada de todos. Tn y Enid estaba en uno de los rincones de la pastelería mientras veían todo con cara extrañada. Se agachó y tras tocar un poco el objeto, echó a correr. Escucharon el pitido y Tn tuvo el presentimiento de que era una bomba.
—¡Enid!—fue su reacción cubriéndola con su cuerpo.
Una explosión reventó el lugar y mandó a Tn volar mientras tenía a Enid abrazada. Eso hizo que atravesasen los cristales de la ventana cercana saliendo hasta el exterior.
Las llamas empezaron a consumir todo el local, las sirenas pronto se escucharon y la gente gritaba horrorizada. No solamente por el fuego, sino porque muchos restos humanos y trozos de gente se esparcieron por los alrededores.
—¿Tn?—preguntó Enid levantándose.
El chico estaba a su lado, cubierto de cristales por el cuerpo, heridas de las cuales salían sangre y su ropa rasgada.
—¡Tn!—gritaba ella zarandeando a esté—¡un médico por favor!—desconsolada, le iba tomando el pulso, estaba vivo pero demasiado mal.
Enseguida acudieron los equipos médicos. Enid por su parte no tenía ni una herida, su ropa rasgada pero su piel no estaba herida. Era extraño porque en ese estado de humana debería al menos tener cortes, pero nada de nada.
Estando en el médico, la médica de Nevermore acudió ya que sabía mucho más de los excluidos mientras Enid lloraba a su lado de la cama. Miércoles no tardó en llegar preguntando por lo sucedido, el ver a Tn en ese estado le hizo hervir la sangre de mala manera, habían intentado matarlo o por lo menos, esa era su idea.
—No han atacado hasta que habéis llegado, yo siempre pienso mal y algo me dice que era para Tn—comentó la pelinegra—ahora bien, no estás herida...eres muy dura.
—No ha sido el caso—interrumpió la médica—de alguna manera, Tn ha transmitido su poder a Enid. Por así decirlo, la dureza de Tn se ha pasado a Enid para protegerla. Es un poder muy raro, pero que puede darse el caso, de no ser por él, ahora mismo estarías muy herida. Y eso se puede apreciar por los cortes en tus ropas.
—Ya veo...él me salvó...—lloraba ella.
Tn tardó una hora aproximadamente en despertar. Cuando lo hizo, estaba débil y apenas podía hablar. Enid al verlo lo abrazó para acto seguido besarlo con mucha dulzura.
—No sabes lo preocupada que estaba—lo seguía besando—mi héroe—continuó con la lluvia de besos hasta que Miércoles lo apartó.
—Sino paras lo vas a matar—dijo molesta—Tn, estás a salvo, nos quedaremos vigilando por si acaso.
Él asintió antes de volver a cerrar los ojos, estaba agotado y más con la medicación puesta.
Por lo general, Miércoles esbozaría una sonrisa al saber que estaba ante un nuevo asesino o psicópata...pero el ver que habían intentado matar a su chico le hizo enfadar mucho. Enid por su parte tenía los ojos rojos pero el semblante serio y sombrío, sacaba y escondía sus garras.
Ahora, ambas estaban tan enfadadas que lo único que deseaban era matar al malnacido que intentó matar a su chico y había matado a tantos inocentes.
Continuará...
Espero que les haya gustado.
Un saludo :D
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