CAPÍTULO 17


POV ASLAN

—Se casarán este fin de semana, el fiscal será Ercan Çelik, el mismo que los caso a ustedes dos.

Quedé en silencio por varios segundos, intentando procesar esta información. Eso significaba que Zel había firmado los documentos del divorcio.

—Gracias por informármelo —susurré.

—¿Quieres que haga algo?, tal vez podamos retrasar la boda y...

—No —contesté de inmediato, no dejaría que se entrometiera en este asunto, no quería que estuviera involucrado por si algo salía mal—. Tranquilo hermano, ya has hecho suficiente, nos vemos mas tarde.

—Esta bien, adiós.

Colgué y marqué el número de Zel, cortesía de Kemal. Enserio no había nada que no pudiera conseguir. Esperé varios segundos a que contestara, pero no lo hacía, cuando perdía la fe, su hermosa voz inundo mis oídos.

—¿Sí?

—Te espero en el lugar de siempre —fue lo único que dije para después colgar e ir al lugar de siempre.

¿Cuál era ese lugar?

Nuestro hogar, nuestro nido, en donde empezábamos a construir sueños juntos y a cumplirlos, era nuestra guarida y el lugar donde nos refugiábamos del mundo exterior.

Estuve ansioso durante todo el camino, pues no tenía la menor idea de que decir, solo sabía que tenía que llamarla y quedar con ella, tenía que verla y si era la ultima vez, teníamos que hablar todo lo que teníamos por decirnos, la verdad era que no aguantaba un día más, tenía que abrazarla, besarla, tenía que adorarla.

Llegué de primero, así que improvisé e hice unos pequeños bocadillos, su favoritos y un poco de café... ella amaba más el café que el té.

Cuando estaba terminando sentí su mirada, era algo loco, pero la sentí y me volteé de inmediato, allí estaba ella, hermosa, reluciente, siempre destacando.

—¿Qué haces? —preguntó con su ceño fruncido. Le señalé para que se acercara y viera con sus propios ojos—. Son mis favoritos.

Susurró un poco sorprendida.

—No he olvidado nada de tus gustos, ¿Cómo podría? —pregunté, viéndola fijamente, no me cansaba de verla.

—¿Qué quieres, Aslan?, ¿Por qué reunirnos aquí? —señaló.

Dejé lo que estaba haciendo y simplemente lo dije.

—Ese día, en el baño...te creí, pero era tanta mi ira por todo lo que estaba sucediendo que no fui capaz de confesar, de decirte —agarré sus manos temblorosas y las besé una a una—. Te creo, jamás dudaría de una sola palabra que saliera de tus hermosos labios, te creo a pesar de todo, te creeré aun cuando todo este en tu contra, te creeré hasta mi último aliento, Zel... mi Zel

De sus hermosos ojos empezaron a salir lagrimas y las limpié de inmediato.

—¿Por qué firmaste? —quiso saber en un susurró.

—Fue un momento de arrebato, no lo pensé...solo quería que sintieras de alguna manera todo lo que estaba sintiendo al enterarme de esa mentira que llegó a confundirme.

Una de sus manos subió lentamente hasta mi rostro y lo acunó.

—¿Cómo podría dejar al hombre que me hizo querer vivir un día más?, tú eras mi única familia... Sevgilim (mi amado) —cerré mis ojos y las lágrimas empezaron a salir.

Mi corazón latía tan rápido y el nudo en la boca de mi estomago se acrecentaba cada vez más, aparte me sentía muy nervioso.

—El amor... es una flor de primavera entre dos personas que se desarrolla en verano y no se marchita en invierno —recité, recordando aquel proverbio que tanto me decía mi padre—. Así es nuestro amor. El verdadero amor no se marchita, aguanta las desavenencias de la vida y florece cada primavera.

—¿Crees que después de tres años no se haya marchitado? —susurró.

Agarré su mano y la puse sobre mi pecho al mismo tiempo que yo hacía lo mismo con ella. Ambos corazones latían rápidamente, al unísono, sincronizados...esa era la respuesta.

—Ni un pétalo llegó a caerse, porque jamás nuestro amor menguo.

—¿Por...por qué estas tan...seguro? —sollozó.

Me acerqué poco a poco hasta ella e inhalé profundo cuando nuestras narices se rozaron, sentía que en cualquier momento me desmayaría. Esto era muy intenso y si moriría justo en este momento, moriría feliz, pleno porque pude volver a ver y a oler el maravilloso aroma de mi amada.

—Porque cuando miro tus ojos, a pesar del hielo que cubre tu mirada y tú corazón, aun a pesar de eso, no dejas de verme como lo hacías antes...con amor —Deslicé un mechón de cabello detrás de su oreja—. También sé que cuando me miras, sabes todo el sentimiento que siento por ti y también sé, que sabes que me estoy muriendo por darte un beso...justo en este momento.

Deslicé mi mirada a sus labios y un tembloroso suspiro salió de ellos, nuevamente volví a mirarla, esperando una confirmación de su parte, no haría nada que no quisiera.

—¿Y después que sucederá?, volveremos a nuestras nuevas vidas...¿Qué pasará?

—Si aun no has firmado el documento, sigues siendo mi esposa y yo tu esposo...seguimos casados, volveremos a empezar, lo prometo.

—No, aun no lo firmo —su respuesta fue como si una carga pesada se quitara en mi espalda.

—¿Cómo es posible que te vayas a casar este fin de semana con Onur, si aún no firmas el divorcio? —quise saber, porque no entendía cómo.

—¿Este fin de semana? —repitió sorprendida—. No, no me casaré con Onur, lo dije en un momento impulsivo, pero ahora él lo propuso al abuelo y aceptó, quiere que nos casemos aun cuando no estoy de acuerdo.

—¿Sabes que los casara el mismo Juez que nos casó?

Ella se alejó molesta y empezó a caminar de un lado al otro.

—Amo a mi abuelo, es lo más cercano que tengo a mis padres junto con mi hermano, pero...hay situaciones como esta que me dan miedo, ¿Cómo es posible que quiera obligarme a casarme?, ¿acaso no importa mas la felicidad de tu nieta? —empezó a cuestionar, mientras movía desesperadamente las manos—. Le dije que no me casaría, que te amaba, que...

Se detuvo y me miró fijamente.

—¿Qué ibas a decir, Zel?

—No te deje, Aslan. Estos tres años que pasamos alejados, los pase postrada en una cama...en coma, me desperté el día en que te casabas con Zeynep —abrí mis ojos como platos, no podía creerlo que escuchaba. ¿Cómo era esto posible? —. Tal vez fue nuestra conexión a miles de kilómetros lo que me hizo despertarme, alguien ocuparía mi lugar. Me desperté desorientada, sin saber donde estaba, no había ninguna cara conocida...buscaba tu rostro entre tantos y no, no estabas...fui yo la que me sentí abandonada —empecé a llorar nuevamente y esta vez de la impotencia—. La primera palabra que dije fue... Oğul, Oğul, Oğul.

Me helé por completo al escucharla y sentí como todo se detenía, no podía ser lo que estaba pensando...no.

—¿ Oğul?

—Te...te lo diría ese...ese mismo día, Alá nos había bendecido con un bebé —iba abrazarla, pero negó—. Déjame, déjame liberarme del dolor sola, todo este tiempo lo he cargado sola...sola Aslan. Estábamos esperando un bebé y murió... murió —cerré mis ojos, aguantando los sollozos que querían salir, uno de los dos tenía que ser el fuerte para levantar al otro y esta vez, tenía que serlo yo...aunque me doliera por dentro, aunque me quemara, tenía que ser fuerte—. ¿Era niño o niña? No lo sabremos, ¿Cómo olía? Imposible saber, ¿sus ojos? —negó levemente.

—Se-seguramente tendría tus hermosos ojos, tu bondad, tu sonrisa...era una ni...niña —tragué duro—. ¿Cómo es posible que arda adentro y no muera?

—Es la misma pregunta que me hago todas las noches, porque no dejo de pensar en mi bebe...tres años, tendría tres...correría por esta casa, debería de estar aquí...su risa...su risa iluminaria nuestro día —esta vez si que fui abrazarla y se dejó—. Ni siquiera pude escuchar su llanto ni una vez, ¿por qué les pasan cosas malas a personas que jamás en su vida han hecho daño alguno?

—Nunca serán cosas que no podamos soportar, pero hay recompensa, detrás de todo lo malo...siempre la hay, una luz al final del túnel, un oasis en el desierto, una salida en un laberinto...encontraremos nuestro oasis mi amor —besé su frente y la atraje más hacia mí.

—Una parte de mi corazón se fue con nuestro hijo, porque...¿estará solo?, ¿y si me necesita donde quiera que este? —se alejó un poco para mirarme—. ¿Y si tiene frio?, ¿Cómo podría saberlo, Aslan? ¿c-co...

Negué levemente y la abracé, ambos llorando desconsoladamente.

Un bebé, Zel estaba embarazada, iba a tener un hijo y ni siquiera sabía que existió por un breve tiempo, pero ahí estuvo... dentro de su mamá, a mi lado, era increíble.

Ese accidente nos había arrebato nuestro fruto del amor que teníamos, tiempo...todo, pero ya no lo haría más.

Seni seviyorum, (Te amo) Seni seviyorum, Seni seviyorum —la agarré suavemente de su rostro y con determinación hablé—. No quiero vivir otro día mas separados, no lo quiero...quiero que empecemos de nuevo y si nuestras familias no lo aprueban, entonces lo haremos lejos de ellos, pero vivamos nuestro amor, por nuestro hijo, por el futuro que nos arrebataron, por el cariño y el amor que ambos sentimos por el otro. ¿Aceptas?

—¿Qué dirán todo?, hablaran y no será nada bueno.

—En este momento las opiniones de los demás no importaran, no influenciaran en mis decisiones y mi vida privada. ¿Quieren hablar? Que hablen, los abuelos se molestaran, evet, pero es nuestra vida y no la de ellos.

Seni çok seviyorum (te amo mucho) —susurró—. Aun cuando no sé la razón por la que te casaste con Zeynep, sé que no fue por amor, así que sí Aslan, acepto. 

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