Capítulo 4
Era un demonio... sentí como una parte de mi ilusión se caía a pedazos. Dios nunca lo permitiría.
—Es un placer —dije mirándolos a todos.
Jungkook me observaba con un destello de risa en sus ojos.
—Y dime, Haneul, ¿ya sabes que cualidad vas a escoger? —Preguntó Miguel.
—¿No cree que es demasiado pronto para que ella lo tenga claro? —habló Lucifer, seco.
—Bueno, hay personas que lo tienen más claro que otras, ¿no cree, Lucifer? —le miró desafiante.
—La verdad es que no estoy segura de cual escoger aún —respondí rápidamente, para evitar esa incomoda situación.
—¿No vas a guiarte por tu resultado? —Preguntó uno de los principes del infierno sin mirarme. Recordaba que se llamaba Suga.
—Yo...
—Su resultado fue inconcluso, tuvo tres resultados —dijo Dios.
Hubo un breve silencio incomodo. Sin duda Dios estaba atacando a mi familia desde todos los lados, se suponía que mi resultado debía ser privado y secreto.
—¿Qué quieres decir? ¿Inconcluso? Es imposible tener más de dos cualidades —defendió Lucifer.
—Pues creo que la señorita ha roto esa regla —respondió Dios, con demasiada seriedad.
Incluso creí captar un poco de envidia en su voz.
—¿Cuales han sido tus resultados? —Cuestionó Lucifer. Noté un destello de ira en sus ojos.
Eso no iba a acabar bien. Por alguna razón ver ese sentimiento en sus ojos me hizo procesarlo de igual forma. Ira.
—¿Qué le hace pensar que debo decirselo? —lo fulminé con la mirada y esperé su respuesta, desafiante—. Usted no es un ángel, no pertenece a mi mundo, por lo que no va a saber absolutamente nada jamás sobre mí, al fin de al cabo, tampoco lo comprendería.
—¿Cómo te atreves? Soy tu rey —demandó Lucifer con furia.
—Tú no eres un rey para mi —dije lento y claro, sintiendo el odio crecer en mi interior.
Los presentes me observaban sorprendidos. Acababa de hablarle a Lucifer de forma «no educada» ademas le había desafiado sin temor a las consecuencias.
—Quizás deberías educar mejor a tus ángeles, Dios —soltó Lucifer, mirándome con decepción.
—El tema de los ángeles es solo de ángeles, acéptelo, «rey de las sombras» —escupí, irónica—. Usted ya no tiene poder sobre el cielo y por ende, tampoco sobre los ángeles.
—Ella tiene razón, Lucifer. No es culpa mía que algunos les procesen odio a seres como tú. Quizás no debería sorprenderte tanto —Dios siguió impasible a medida que hablaba—. Retomando el tema de las cualidades, me gustaría mucho que Haneul decidiese entrar en ángeles de la mente y la belleza, estoy seguro de que encajaría a la perfección, ¿no cree?
—Había pensado en ángeles de la salud, creo que podría encajar ahí —dije algo nerviosa por no saber que escoger.
—Sí, yo también lo creo —comentó Tara, la árcangel de la salud.
Miré de nuevo a Lucifer, notando como su rostro se había suavizado. En sus ojos se podía tristeza y arrepentimiento.
—¿Ya sabe quién será el principe principal del infierno? —Preguntó Maya, cambiando de tema.
—Bueno, creo que los siete son bastante capaces pero, siempre he pensado que la mejor opción sería Jungkook, y aún lo pienso —comentó Lucifer orgulloso.
Una punzada de celos aparece al ver el orgullo con el que mira al demonio.
A mi nunca me miró así.
—Es increíble —comento una de las hijas presentes de los arcángeles. Llevaba comiendoselo con la mirada todo el rato.
—No es para tanto —argumentó Jungkook incomodo.
Me di cuenta de su agobio y traté de ayudarlo.
—¿Soy yo o es usted demasiado modesto para ser un demonio? —hablé, con sorna.
Noté como se relajaba y me sonrió divertido. Al menos ahí supo que me acordaba de él.
—Creo que podría decir lo mismo de usted —se inclinó en la mesa y me miró con desafío—. ¿No son los ángeles demasiado vanidosos incluso para ellos mismos?
—No lo creo —respondí con suficiencia—. Los ángeles somos nobles, la vanidad podría corrompernos por lo que la ambición no debe ser nuestra fuerza, si no una debilidad que debemos superar.
Por un momento se nos olvidó que había más gente en la sala. Todos nos miraban entre confundidos y asombrados, excepto Miguel, él me miraba de forma amenazante, con sospecha.
—Bueno, ¿qué os parece si tomamos un paseo en parejas? Como en los viejos tiempos, ¿no creeis? —comentó Dios.
—Me parece un magnifica idea —la voz de mi madre se hace presente y me da un leve asentimiento de cabeza. En sus ojos detecto un gran afecto pero con algo de trsiteza. Sus emociones me confunden.
—Maya, ¿os gustaría ser mi acompañante? — Dios le extendió su mano, esperando a que la tomara.
Todos sabíamos que Dios siempre había sentido un gran amor hacia mi madre, estuvo enamorado durante mucho tiempo, pero mi madre eligió a Lucifer. Ahí fue cuando empezó el odio de Dios hacía mi padre. Con el paso de los años, se hizo muy apego a Maya.
—Por supuesto —Maya aceptó su mano y se marcharon hacía el jardín.
—Escoger a la pareja que deseeis —nos explicó Miguel brevemente—. ¿Tara?
Tara me observó por unos segundos para luego guiñarme un ojo. Se levantó de su asiento y aceptó la petición de Miguel.
Mi madre ya se había levantado junto a mi padre. No habían necesitado pedirselo para saber que ambos querían hablar con el otro.
—¿Le gustaría venir conmigo señorita Kim?
Me giré sorprendida, encontrándome a Jungkook a mi lado ofreciendome una mano. Sentí como algo en mi despertaba sintiendome más comoda que antes. Una sonrisa apareció en mis labio y asentí.
—Me encantaría —agarré su mano y salimos al jardín.
—Me agrada volver a verla, no sabía de su importante puesto en la jerarquía de los ángeles —empezó Jungkook.
—Sera porque desconocíais que era un ángel —le miré divertida y sonreí mientras caminábamos.
—Sí, supongo que sera eso —rió.
—Yo tambien desconocía que usted era un demonio —miré hacia el frente sonriendo—. Es un buen actor.
—¿Por qué lo dice? —Se pone delante mío haciendo que nos paremos, mirándome con sospecha.
—Bueno, pensé que todos los demonios eran... —me interrumpió.
—¿Qué? ¿Fríos y crueles? —El ambiente cambió repentinamente de ser cómodo a muy agresivo y tenso por su parte. Sus músculos se tensaron al igual que su mandibula, su mirada se endureció. Toda luz que había en sus ojos había desaparecido y había sido reemplazada por una fría y dura mirada—. Pues os equivocabais. Pero veo que yo no, es cierto que todos los ángeles os creeis los mejores y que sois perfectos mientras que nosotros, los demonios, somos solo defectuosos.
—¿Qué? ¡No! Yo no pienso eso... —me volvió a interrumpir antes de que pudiera explicarle.
—Sí, claro. ¿Por qué no se vá a buscar a uno de sus estupidos y perfectos ángeles?, así yo no sería un estorbo para usted y yo no tendría que soportarla —soltó.
Lo último me dejó totalmente helada. Para mi era muy doloroso el rechazo, lo había experimentado muchas veces, sobretodo por la sociedad de ángeles, quienes no me consideraban lo suficientemente pura para estar en su presencia. Solo era un error... y todos lo sabían.
Agaché la mirada dolida y noté como su aura se relajaba. Cuando volví a levantar la mirada me encontré con arrepentimiento en sus ojos. Mis ojos debían de expresar dolor en ese momento—. Lamento haberle incomodado —hice una reverencia—. Creo que debería irme, ha sido un placer, señor Jeon.
Me giré para irme cubriendome con mis alas por el frío.
—Eh, oye no, espera.
Oí como alzaba el vuelo y lo vi aterrizar frente a mi.
—Yo... no quería decir eso... de verdad tengo interés en conocerla, por favor, perdóneme. Le aseguro que lo último que hace es incomodarme —sonrió levemente por lo último—. No ha sido mi mejor día, la verdad.
Le observé unos segundos viendo lo incomodo que estaba por lo que había dicho así que decidí ayudar a bajar la tensión.
—¿Sabe algo?, hoy debería asistir a una reunión con los arcángeles, pero la verdad es que no me apetece nada ir, seguro que a mi madre no le importará que no vaya —él me miró confuso esperando a que continuara—. Así que... tendré el día libre, y creo que hace un gran día para pasear, ¿le gustaría acompañarme?
Él levanta la vista al cielo viendolo nublado y con poca luz, para después mirarme divertido.
Claramente no hace un gran día.
—Por favor — Me reí—. Conozco un sitio donde el clima está mucho mejor.
—Será un placer.
—De acuerdo —dije emocionada—. Vamos —agarré su mano y tiré de él para empezar a volar.
Empezamos a volar hacia arriba, aún agarrados de las manos.
—¿A donde vamos? —Gritó mientras intentaba seguirme el ritmo.
—¡Hay que subir más!
Llegamos a un punto más alto y dejamos las nuves atrás. Entonces paré y planeé de forma suave.
—¿Es aquí? —Preguntó mientras miraba a su alrededor con fascinación.
—No del todo —le sonreí—. Ahora viene la parte divertida.
Agarré sus dos manos, sorprendiendole.
—No se asuste, solo... dejese llevar —le guiñé un ojo y antes de que pudiera contestar me impulsé con las alas hacia abajo para dejarme caer, arrastrándolo conmigo.
Solté sus manos viendo su expresión de pánico, al principio.
—¡Haga lo mismo que yo! —Le grité y me di la vuelta hacia abajo para cerrar las alas y empezar a caer en picado. Él imitó mi acción.
Oí sus gritos eufóricos y los míos, la sensación de adrenalina era increíble. Extendí las alas en el momento justo, evitando que me estampase contra el agua. Vi que él hizo lo mismo y sobrevolamos el lago.
—Es... es el lago Onix —me miró con sorpresa.
—Así es, al menos, es la parte de los ángeles. Observe —señalé a las numerosas criaturas marinas que había bajo nosotros.
Era un lago de agua salada, increiblemente extenso. Los demonios poseían la otra mitad del lago. Se suponía que estaba prohibido ir allí, era un lugar al que iban el rey y la reina. Cuando ambos murieron, y Dios tomó el mando, este sitio se cerró para siempre, impidiendole el paso a cualquier ángel. Sin embargo, yo encontré el modo de llegar. La otra mitad del lago, la de los demonios, no está prohibida para ellos, por lo que he oído que allí van las parejas de demonios.
Una manada de belugas sobresalían debajo nuestro, permitiendonos tocarlas.
—Es increíble... —Mencionó mientras tocaba a una de las belugas.
—Sí, lo es. Venga vamos —Empecé a acelerar hasta llegar al pico de una gran roca que sobresalía por encima del lago. Aterricé y me senté, mientras Jungkook imitaba mi acción.
—Es increíble. Por mucho que le duela a mi orgullo los ángeles teneis los territorios más bonitos —comentó.
—No se crea, este sitio está prohibido, así lo decidió Dios —dije, bajando la cabeza.
—¿Y estuvisteis de acuerdo?
—No. Pero nadie se cree lo suficientemente poderoso para retar a Dios, ni si quiera Lucifer lo logró.
—¿Que hay de usted? Tener más cualidades te hace más fuerte, al menos así lo vemos los demonios —se encogió de hombros esperando mi respuesta.
—Aquí eso puede significar que eres peligroso, no puedes ser más poderoso que Dios... No lo aprobarían —expliqué con tristeza.
—Pues vaya mierda, ¿y usted? Han dicho esta mañana que poseía varias cualidades, me sorprende que Dios nos haya contado algo así a los demonios, siempre es muy reservado con sus secretos.
—Lo es. Eso es algo que yo tampoco entiendo, supongo que puede que Dios ya me vea como una amenaza.
Jungkook me mira pero no dice nada.
—La vida de un ángel no es tan bonita como la pintan. A veces incluso me atrevería a decir que no hay diferencias entre ángeles y demonios —le miré fijamente buscando alguna reacción por su parte—. ¿Qué tenemos tan diferente que no podemos vivir todos juntos?
—Eso a Dios no le convendría, jamás permitiría tal cosa. Para él, un ángel y un demonio nunca podrían pasar más de un día juntos.
Por mi cabeza se pasó una idea, que comenzó a desarrollarse rápidamente.
—¿Y si... les demostramos lo contrario? —le miré con sorpresa y a la vez euforia.
—¿Qué quiere decir? —Jungkook me miró con confusión, sin saber que pasaba por mi cabeza.
—Esa es la clave. Dios piensa que un demonio y un ángel nunca podrían soportarse el uno al otro, podemos demostrarle que no es así. Usted quiere conocer más cosas, más mundo, quiere explorar. Yo quiero que los demonios y ángeles se unan, quiero ser cápaz de hablar con un demonio sin que me miren mal o me juzguen —le expliqué.
—¿Y como pensais hacer eso?
—Dando un golpe, hay que golpear en su punto débil, algo que no se esperen —le miré mientras mis ojos deslumbraban de emoción.
—El baile de la flor dorada... —susurró al entenderlo.
—Exacto, podemos conseguir lo que ambos queremos.
—Pero no entiendo, ¿qué es lo que gana usted con esto?
—Derrocar a Dios, si su mayor fuente de «verdades» cae, él caerá con ellas.
—No entiendo como no empezó por ahí antes, ¿ver el mundo o derrocar a esa escoria? No necesito ni responder —añadió con expresión burlona y vengativa—. Entonces, ¿Cuál es el plan?
—Debemos llamar la atención, en los bailes deberíamos salir y bailar juntos, que se confundan, que ya no sepan que pensar, provocaremos acercamientos entre ángeles y demonios.
—Y caos, mucho caos —Me miró con una sonrisa, la cual correspondí de inmediato.
—Correcto, y eso es exactamente lo que tenemos que conseguir, el caos solo puede provocar dos cosas, la caída del monarca o la caída del pueblo, y ambas son perfectas para la solución —aclaré, satisfecha.
—Vaya, es usted de mente retorcida —sonrió burlonamente—. Está bien, me apunto.
Con su ayuda estaba segura de que conseguiría mi objetivo, ambos lo conseguiríamos, él tendría la vida que siempre quiso y yo la mía. Me aseguraría de unir a mi familia, y ni siquiera Dios podría impedirlo.
Había una promesa en el aire que aseguraba que el baile cambiaría mi vida y mi futuro para siempre.
Y esa promesa, acabaría por cumplirse
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