Anexo 3

Amor de Perros

Dayana Rocío Bello Vega

Universidad Militar Nueva Granada

Facultad de Ingeniería

2020

Cada momento que se vive junto a una mascota es memorable y quedara en el corazón de cada persona que ha tenido una alguna vez. Desde las travesuras, hasta los momentos de enfermedad hacen que tener una mascota sea especial. En esta ocasión hablando de perros, quienes son fieles amigos que nunca se apartaran del lado de su dueño, ellos entregan su amor incondicional en todo momento, sin importar nuestra actitud hacia ellos, siempre estarán a nuestro lado. Como en la vida, nada es fácil muchos de los momentos junto a un perro, no solo son de mimos y juegos, un perro requiere de mucha atención y cuidados, para dichos cuidados se requiere tiempo y acudir a las personas especializadas para ello. Un perro o una mascota en general, ayuda a sobrellevar perdidas, desamores y la soledad, una mascota siempre acompañara y llenara la vida de amor de aquellas personas que están pasando por dolor o perdida. La opinión de las personas respecto a las mascotas puede cambiar en el momento que tengan una, pues ellas con su enorme corazón llenan de amor el lugar en el que se encuentran.

El objetivo de este texto narrativo es mostrarle al lector, la superación de una ruptura amorosa, y como una mascota ayuda en este proceso, enseñando a amar y a madurar en el proceso. Muestra todos los problemas y dificultades por las que se pasa cuando se tiene una mascota.

En el primer capítulo de esta obra se narra la situación en la que Uriel y Michelle se encuentran, pues su relación no estaba en su mejor punto. Uriel cuenta como el solía acariar el cabello de ella, y que, aunque no le gustaran sus pasatiempos él estaba dispuesto a acompañarla. Por otra parte, a Michelle le gustan los gatos y los perros, y estaba convencida de adoptar un cachorro. Uriel en desacuerdo con esta decisión debido a que a él no le agradan los animales, además del hecho que Michelle ya tenía un gato. Empiezan una discusión en la que Uriel resalta el problema que conlleva tener un perro y un gato, Michelle se molesta con dicho comentario, reprochándole que nunca respeta su opinión y su gusto por los animales, ella cambia de tema y pide ayuda con unas figuras de Fomi. Mientras que Uriel recorta las figuras se pregunta por qué sigue con ella si sus gustos son muy diferentes. En ese momento la gata interrumpe el prolongado silencio en la habitación maullando en lo Michelle retoma el tema del cachorro diciendo que le pondrá de nombre Fomi, a eso Uriel responde que es tan loco como tener un gato y un perro en casa, Michelle se molesta con esto y recalca que acepte se opinión. Uriel dice que lo acepta pero que Fomi parece un nombre para una hembra, Michelle responde que ella quiere una, en eso él nombra lo problemas que eso llevaría. Michelle protesta pues él quiere que la vida sea perfecta, Uriel acepta la idea del cachorro, pero protesta acerca del nombre, a lo que Michelle explica que el Fomi es como el corazón de un perro, el cual es perfecto, y que todos deberían tener un corazón de Fomi.

Posteriormente en el segundo capítulo, se muestra la posición de Uriel ante la ruptura con Michelle y su sorpresa a que una semana después ella ya salía con alguien más, Uriel no quería salir de casa debido al miedo en las miradas de la gente o en que alguien se compadeciera de él y eso hiciera su dolor y depresión aún más grande. Pero su temor más grande era el hecho de verla a ella con su nueva pareja y el hecho de no poder controlar sus acciones. Con relación a Michelle una de las cosas que le enseño a Uriel fue a asistir a misa, fue a tal punto que Uriel adquirió los sacramentos, a causa de la muerte del abuelo de su mejor amigo Uriel tuvo que pisar una iglesia de nuevo. Ese lugar le recuerda a Michelle pues Uriel aprendió cada costumbre que ella tenía cada que iba a misa y como cada gesto era una muestra de su devoción a Dios, todo eso que Uriel aprendió de ella era debido a que el la observaba. Pero en ese momento Michelle era un signo de traición a los ojos de Uriel por lo que consideraba su devoción como una farsa. Luego de esos pensamientos y volviendo a reflexionar, concluyó que el amor que decía tenerle era una farsa pues si la hubiera amado hubiera aceptado que él no era su dueño. Un deseo de venganza aun lo inundaba, pero pensando en que aun la amaba, se pregunta en si logro adoptar al cachorro que quería. En ese enfrentamiento de pensamientos en el que estaba el sacerdote captó la atención de Uriel, debido a que hablaba de cómo superar una perdida y no hablando solamente acerca de alguien que falleció si no dé también la pérdida de un noviazgo, en ese momento Uriel sintió que el sacerdote leía sus pensamientos, y diciendo que no se debía depender sentimentalmente de alguien, Uriel regreso a casa con entusiasmo luego de que el sacerdote dijera "si quieres acariciar algo, consíguete una mascota". Uriel vuelve a casa con intenciones de buscar una mascota, aunque le pareciera loco, decidiéndose por un perro pues no le gustaban del todo los gatos.

Uriel en el tercer capítulo está en búsqueda de un cachorro, sin embargo, su búsqueda no da frutos. Para Uriel la posibilidad de una mascota disminuyo cuando su abuelo Don Aparicio se mudaría con ellos, debido a que su casa se quemó, su mujer había muerto y sus hijos no se encontraban en el país por lo que la madre de Uriel decidió darle la bienvenida en casa temporalmente. En la familia de Uriel nunca tuvieron mascotas pues pensaban que no eran aptos para hacerlo. Uriel cuenta que de niño acaricio a la tortuga de un amigo la cual días después desapareció y la madre lo culpo por aquella desgracia. Uriel estaba olvidando ya su idea del cachorro cuando Doña Fátima amiga de la madre el, llegó de visita, después de almuerzo Uriel entablo una conversación con ella, hablan acerca de la infancia de Uriel y como era un gran comediante y actor, Doña Fátima le pidió que le contara un chiste, pero fracaso en ello, en lo que Sonia la madre de Uriel interrumpió explicando lo sucedido con Michelle, a lo que el abuelo entro en la conversación dejando en claro que había más mujeres, en eso interrumpió Gadiel padre de Uriel, estando de acuerdo con lo dicho por Don Aparicio. Doña Fátima dice que lo comprende pues su hijo paso por lo mismo y que tratara de ocupar su mente en otras cosas, en eso Uriel hizo dar a conocer su decisión de adoptar un cachorro, lo cual generó una pelea entre Sonia y Uriel, sacando como excusa a Don Aparicio, entonces decidieron consultarle y él estuvo de acuerdo con aquella idea. En Uriel se despertó un deseo de llamarlo abuelo. Fátima se contactó con una sobrina para ir por un cachorro.

Ya para su partida por el cachorro en el cuarto capítulo, narra que llovía muy fuerte, pero ni Doña Fátima ni él se detendrían por eso, se prepararon bien contra la lluvia y salieron de la casa, de camino a la parada de bus, entre risas y anécdotas, Uriel ante la mirada complaciente de Fátima recuerda el niño que solía ser y había olvidado. Una vez en el bus de ida a casa de Fátima y de que ella se quedara dormida, Uriel miraba a través de la ventana ignorando los detalles pensando en que tipo de cachorro seria el que lo esperaba, en eso también trataba de recordar la información que leyó cuando tomó su decisión, por otro lado, pensaba en el nombre que le pondría sin decidirse por uno, cuando pensó que no debía pensar en un nombre antes de verlo. Doña Fátima despertó en lo cual empezó a contarle a Uriel acerca de su sobrina Mérida y su hija Alondra, y el cómo se negó a regalar al último cachorro. Luego de media hora y tomar otros buses llegaron a Fuente Alondra donde Héctor, el hijo de doña Fátima los esperaba. Los días que paso en casa de Fátima logro hacer una amistad con Héctor, y con cual hablo de entre tantas cosas de sus decepciones amorosas. Al día siguiente irían a donde Mérida a conocer a la nueva mascota de Uriel, el creyó que en el camino miraría la naturaleza, y sabría el significado del nombre de aquel lugar. Esa noche Uriel no pudo dormir, en el camino el no prestó atención a los detalles pues el tema de su nueva mascota le entusiasmaba, una vez llegaron al lugar y abrieron la puerta la primera imagen que vio Uriel fue el de la hija de Mérida sosteniendo al cachorro completamente blanco en brazos. Uriel preguntó por qué la pequeña estaba llorando a lo que responde que solo son caprichos. Luego de que Mérida explicara los motivos del llanto, Uriel descubrió que aquel cachorro era en realidad una hembra, a eso Uriel trató de no aceptar a la cachorra, sin éxito alguno. En ese momento Alondra entrego a la cachorra haciéndole prometer a Uriel que la cuidaría. Lo que sucedió a continuación congelo por completo a Uriel pues el cachorro nació el 4 de diciembre misma fecha en la que había conquistado a su ex novia. Seguidamente Uriel se encontró con una nueva sorpresa al ver el carnet de vacunación de la perrita, su nombre era Foamy, Uriel no podía creer las coincidencias por las cuales estaba pasando. Mérida pregunto si el nombre estaba bien y Uriel afirmó.

Foamy en este quinto capítulo, encuentra un hogar en Uriel mientras que el siente temor por llegar a repudiarla tal cual como lo hacía con Michelle, por ese temor Uriel no sostenía mucho tiempo a Foamy. Después del almuerzo, tomaron café lo que fue el primer vínculo con él pues, Foamy observaba cada uno de sus movimientos. De regreso a casa no hablaron mucho pues Uriel debía llevar cargada a la perrita, mientras Uriel pensaba en que le parecía imposible que llegara la empatía. Llego la hora de marcharse y Uriel agradeció la estadía. Comenzó a llover, así que Uriel se cubrió pues era imposible sacar la sombrilla pues en una mano sostenía la caja de Foamy y en la otra llevaba su equipaje. En eso Uriel descubrió el miedo de Foamy a la lluvia, ella chillaba, pero Uriel debía llegar pronto a la estación, en cada parada las personas lo miraban debido al llanto de Foamy. Una vez ya en el último viaje Uriel sacó a la perrita de su caja y ella se calmó. Ahí Uriel le tomo algo de afecto a Foamy cuando ella no hizo sus necesidades en el trayecto. Foamy tuvo que soportar la bipolaridad de Uriel cuando jugaba de ella, pero luego pedía que se alejara, Uriel trato de hacer que Foamy obedeciera a otro nombre, siendo inútil dichos esfuerzos. Durante 15 días las noches eran imposibles pues Foamy quería dormir cerca de él y cuando llovía se hacía peor, el trato de que Foamy durmiera a los pies de la cama, pero debía devolver a Foamy a su caja debido a que ella hacia sus necesidades en la cama. Luego de peleas con su madre Uriel comprendió que debía pasar muchas dificultades con Foamy, luego de que Foamy enfermera Uriel la llevo al veterinario, incluso Uriel llego a pensar que si ella moría todo se solucionaría, pero cuando la miro a los ojos comprendió que no debía dejarla morir. Una vez llego a donde el veterinario y le mostro el carnet de vacunación, el doctor hablo diciendo que no sabía si por negligencia o descuido, pero que Foamy no había sido vacunada. El doctor le dio un diagnostico a Foamy de que no sobreviviría más de un día y procedió a aplicarle unas inyecciones. Luego le ordeno a Uriel que se fuera a casa pronto y una vez que salió de la veterinaria seguido por murmuros, la perrita comenzó a desangrarse una vez se tuvo, se sentó en una saliente de una casa y le prometió a Foamy que sobreviviría, lo cual le recordó una promesa similar cuando estuvo en riesgo su relación con Michelle por primera vez.

El tiempo de cuidado de Foamy se le paso muy rápido a Uriel en este sexto capítulo, a Uriel se le hizo corto el tiempo, tal vez por los cuidados que Foamy requería. Para la familia de Uriel el nuevo silencio que se notaba en la casa era de tranquilidad, pero no era así para Uriel. Foamy no murió, pero ahora se expresaba con su mirada, esas largas noches en vela en las cuales Uriel no podía conciliar el sueño, y le rogaba a Foamy que bebiera del suero y como si ella entendiera sus palabras lo bebía hasta la ultima gota. Un día la madre de Uriel entró en la habitación y viendo a la perrita dijo con un tono escéptico que Foamy moriría, a lo que Uriel respondió que ella ya había sobrevivido al diagnóstico del veterinario, la madre sorprendida por saber que la había llevado al veterinario, regaño a Uriel por gastar el dinero de su padre en ella, y en eso le recuerda a Uriel su regreso a clases, Uriel le repite a Foamy que es la mejor amiga que no se muera, aun así su madre tenía razón no había pensado en su regreso a clases y pensó en quien cuidaría de Foamy mientras no estaba. Con los ánimos de Uriel Foamy se fue recuperando, empezó a caminar de a poco, cuando Uriel fue nuevamente al veterinario y este le felicito por el esfuerzo hecho para que Foamy se recuperara, entonces le aplico unas vitaminas y le dijo a Uriel que estuviera pendiente de su evolución, esas palabras animaron a Uriel. Poco a poco Foamy se recuperó y para inicios de marzo ya estaba completamente recuperada, cuando se dio cuenta que Foamy estaría cumpliendo 3 meses y decidió romper su estricta alimentación para celebrarle un nuevo mes, compró un pastel el cual devoro y decidió que cada mes rompería el esquema nutricional.

En el séptimo capítulo se cuenta la evolución de Uriel. Un día antes de ir a clases Uriel se vuelve a relacionar con Hamilton su mejor amigo con el cual se conocen desde niños, fue esa noche para hablar de todo lo relacionado con el nuevo semestre de la universidad, Hamilton se sorprendió por el cambio de actitud en Uriel y por los chillidos de Foamy quien estaba en su habitación. Hamilton dice que Bryan el vecino de Uriel le comentó acerca de Foamy, y le sorprende el hecho de que aquel que odiaba las mascotas de Michelle ahora tenía una. Hamilton como una broma dice que la cuide de Bryan pues dijo que se vengaría por Teddy su tortuga. En su primer día de clases Uriel estaba preocupado pues temía encontrar su habitación hecha un desastre por Foamy y también por el trato que podía recibir de la familia. Pronto Foamy creció y Uriel le construyo su propia casa, pronto ella comenzó a romper las reglas del hojas, día tras día Uriel recibía quejas de las travesuras de Foamy teniendo así que reparar distintas cosas cada día, pero nunca daño nada que fuera propiedad de Uriel, cuando él se encontraba escribiendo Foamy no se separaba de él y cada que un lapicero se caía de la mesa Foamy lo recogía y devolvía en la mano de Uriel, en su pasión por escribir Uriel tenía muchos lapiceros de distintos colores. Uriel leyendo en voz alta sus obras Foamy ladraba cada que una escena le emocionaba. En una semana Hamilton enfermo y Uriel tuvo que ir caminando cuando noto que Foamy se escapó de casa, en la devolvió a casa y noto que ya no era seguido por ella, pero cuando llego a la universidad ahí estaba ella. El la dejo ahí cuando salió de clases ella seguía esperando en ese lugar y el vigilante le hizo la advertencia de que no la volviera a traer, Uriel comento esto en su casa a lo que solo recibió reproches, menos de su abuelo quien se ofreció a cuidar de ella cuando él no estuviera, en ese momento Uriel por primera vez abrazo a Don Aparicio y Foamy entendió que podía confiar en el abuelo, en un domingo que Uriel se levantó y busco a Foamy no la encontró por ningún lado.

Cada domingo era Foamy quien levantaba a Uriel, eso fue lo que hizo a Uriel darse cuenta que ella no estaba en casa. El octavo capítulo gira en torno a esto. El hecho que Foamy se alegrara cada mañana, se volvió una razón más para despertar, cada mañana cuenta que no desayunaba mucho para al almuerzo probar el delicioso almuerzo de su madre. Cuenta la minuciosa preparación de su café y el cómo Foamy prestaba atención a cada detalle, pues sabía que al finalizar la preparación había pan que era su comida favorita, con cada paso en la preparación y cada que tomaba la taza en la que se tomaba el café, Foamy se emocionaba. Uriel desesperado por la ausencia de su cachorro buscó desesperado en cada rincón de la casa, al no encontrarla, hablo con sus padres preguntando por ella, a lo que su padre respondió que salió con el abuelo y fueron a misa. Su madre dice que por fin pueden descansar de ella. Uriel siente celos del apego de Foamy hacia su abuelo, paso el tiempo y Foamy siguió yendo a misa con el abuelo, por lo tanto, Uriel decidió que se levantaría más temprano antes de que se fuera para que desayunara con él. El abuelo un día le dijo que un día debía ser Uriel quien la llevara a misa. Uriel pensó mucho en eso. Un día Foamy regreso de misa, pero regreso sola, halando a Uriel del pantalón los alerto y siguieron a Foamy cuando llegaron al lugar notaron que habían asaltado al abuelo, aparentemente los mismos que quemaron su casa. El abuelo decidió no volver a salir, al siguiente domingo Uriel creyó que todo seguiría igual, pero no fue así, Uriel despertó y Foamy no estaba en casa él se alisto rápido para salir a su búsqueda cuando salió la vio saltando al lado de una señora, esta señora era la madre de Bryan y ella le dice que Foamy sabe que ella iba a misa así que salió con ella, y le recomendó que para que no corriera en peligro la integridad de su mascota regresara a misa cada domingo.

En el capítulo nueve, se contempla el regreso de Uriel al templo de Dios, en donde se volvió realidad el mayor temor de Uriel el encontrar a Michelle con su nueva pareja. En ese momento Foamy volvió a experimentar su bipolaridad, pues no podía sostener la mirada en ella y mucho menos mirar a Foamy. La siguiente semana Uriel creyó que Michelle ya no iría a dicha iglesia, pero no fue así, ella tenía todo el derecho de ir allí pues desde antes de que el fuera ella ya iba ahí. Foamy se sentía muy bien en la iglesia tan pronto llegaba, ella observaba cada una de las personas confirmando que todas habían ido, luego quedaba dormida y se despertaba cuando todos salían y le dirigía una mirada de agradecimiento. De a poco la presencia de Michelle le dejo de incomodar, y empezó a ver a Foamy como una razón para un paso hacia el perdón, así que le dio una oración a Dios pidiendo ayuda para ello, su primer paso fue recuperando la empatía con Foamy, cada día después de misa en un prado, Uriel se dedicaba a jugar un rato con Foamy. Pronto un nuevo problema apareció cuando Uriel noto que un día de regreso a casa muchos perros salieron de repente, pues Foamy estaba teniendo su primer celo. Lo primero que Uriel hizo fue llegar a casa a amarrar a Foamy, y de inmediato llamo a Fátima, pocos días después Héctor llego a la casa junto a un perro, Tonky, a Fátima le pareció una buena idea que Foamy tuviera un conquistador. Sin poder negarse Uriel se quedó con Tonky, junto a Tonky con Foamy a quien no le agrado la idea, Uriel le hablo diciéndole que, si no era con él, no sería con nadie más, en ese momento Uriel sintió que Foamy ocultaba algo, al día siguiente descubrió que Foamy escapó cuando escucho la pelea de unos perros afuera. Cuando salió descubrió que Foamy había sido conquistada por otro perro, ese perro resulta que Foamy ya lo conocía pues ella ya había jugado con él un par de veces, Foamy con su mirada pidió perdón a Uriel, pero él se sintió traicionado.

El décimo capítulo abarca acerca del embarazo de Foamy. Empezando por las recomendaciones para el cuidado de ella y los cachorros, Uriel no estaba listo para afrontar el embarazo de Foamy ni a los cambios que tendría. Pronto se evidencio el primero de estos cambios, en su actitud pues se notaba algo hostil y sus juegos fueron pospuestos. Esos cambios en Foamy fueron un paso hacia la madurez de Uriel, porque para perdonar a Michelle tendría que primero perdonar a Foamy, en eso Uriel se cuestionaba sus decisiones, pero dejo esos pensamientos al recordar que Foamy traería cachorros a casa y había cosas que preparar. La madre de Uriel desalojo la habitación de huéspedes para que Foamy tuviera sus cachorros ahí. Pronto Foamy se empezó a notar más cariñosa, y Uriel noto que el mas asustado era él. Un mes después llevaron a Foamy al veterinario para saber cuántos cachorros venían en camino. El doctor la examino minuciosamente y determino que cuatro saludables cachorros venían en camino, Uriel tuvo miedo de ese diagnóstico pues temía que fallara igual que aquel primer diagnóstico. La falta de apetitito en Foamy le preocupo a Uriel, pero el doctor le dio una comida especial para ella. Faltando pocos días para su parto Uriel sacaba a caminar a Foamy, por recomendación del veterinario. Pronto llego el día del parto y una vez que Foamy se acomodó y tuvo sus cachorros, Uriel se acercó y distinguió dos cachorros parecidos a ella, uno igual aquel perro callejero y por ultimo un cachorro igual a Tonky sin saber cuándo, Foamy cumplió la petición de su dueño. Este hecho provoco unas lágrimas en Uriel. Cuando él ya supo los sexos de cada cachorro les puso un nombre provisional: Lacky, Sasha, Dinky y Pardo. Quince días luego del parto Uriel y su abuelo fueron espectadores de como Foamy llevaba en su boca a Lacky quien por razones desconocidas murió, Foamy la enterró en el jardín, un mes después tuvieron que ver la misma escena esta vez con Sasha y Dinky. El único sobreviviente de esa camada fue Pardo. Cuando el ya crecio lo suficiente lo llevo al veterinario, soprendiendo al doctor pues su pronostico fallo de nuevo. La madre de Uriel lo acusaba de ser el culpable y Uriel pensó en si Pardo y Foamy solo estaban alargando mas ese fatídico final. Con eso en mente, Michelle llega a la mente de Uriel, y el como él se esforzó tanto para mantener su relación viva.

Durante la época del año en la que se narra el capítulo once, se cuenta que el pasto creció y ya no se podía transitar por ciertas zonas y Pardo le asustó pues capturo una serpiente, en ese noviembre las lluvias amenazaban la seguridad de las personas, pues las calles se inundaban y el rio amenazaba con inundarlos. Y las alergias que no atacaron a las personas, pues Foamy enfermó. Era una tradición que en navidad la familia del padre se reuniera, para ese año Uriel ya no tenía excusa de no ir pues años anteriores paso las festividades con Michelle. Ya habían pasado dos años desde que Uriel adopto a Foamy y con esfuerzo evitaron que ella quedara embarazada de nuevo. Los padres de Uriel se conmovieron tanto que no dijeron nada acerca de la presencia de pardo en el hogar. Uriel llego a amar a pardo como lo hacía con Foamy. Describen a pardo como un perro muy temeroso, pero cuando se trataba de defender a su madre relucía toda su valentía, pues él era el encargado de alejar a todos los perros que se acercaban a Foamy durante su celo. Para ese año se iban a reunir en casa de ellos, pero debido a los incidentes cambiaron el sitio de reunión, al no tener excusa para faltar, pensó en que Foamy no estaba en condición para viajar, así que se sentía tranquilo al dejarlos con el abuelo. Una vez llegaron por ellos subieron a la camioneta cuando llevaban unos cuantos metros Uriel noto a sus dos fieles amigos siguiendo aquella camioneta, sin saber cómo habían escapado, Uriel le dijo a su padre que debían detenerse y devolver a los perros a casa, el padre dijo que una vez que se cansaran se devolverían a casa. Después de notar que sus amigos no se detendrían decidió insistir en detenerse, pero de nuevo sin éxito en ello, el padre dijo que una vez llegaran al coloso ellos se devolverían. El padre de Uriel no sabía que Foamy estaba enferma, en medio de distintas preguntar y luego de cuestionarse mucho, Uriel volvió a la realidad donde veía aun correr a sus perros detrás, y cuestiono la terquedad de los dos. Uriel volvió a insistir, pero sin éxito. Una vez llegaron al coloso un edificio de dos pisos tomaron una curva y Uriel esperaba el momento de ver a sus dos amigos aparecer. Por suerte tuvieron que detenerse, fue entonces que Uriel vio a Pardo aparecer corriendo de aquella curva, pero no logro ver a Foamy en ese momento Uriel bajo y hablo con su tío, quien tenía un aspecto temeroso, que por favor esperaran a que su amigo llegara y para su sorpresa su tío respondió con cierta compasión. Pardo llego pronto y Uriel lo subió a la camioneta, al ver que Foamy no aparecía su padre, lo obligo a retomar el camino.

La angustia de Uriel expresada en el capítulo doce, por aquella desaparición de Foamy y el hecho de que ella estuviera enferma empeoraba la preocupación de Uriel, el no poder ir en busca de su amiga, fue una noche en la cual no durmió pensando en ella. A la luz de luna, lo cual le hizo pensar que los seres humanos son como la luna, que hay momentos en los que mostramos nuestra belleza interior, esa luz le hizo pensar en aquellos días de felicidad con Foamy. Aquel tono amarillento de la luna le hizo recordar el pelaje sucio de Foamy, aquel que llevaba la última vez que la vio, Uriel se cuestionaba su falta de valor por no salir a buscar a Foamy. Pardo con su lengua evitaba que las lágrimas de Uriel cayeran. Se pregunta cómo coraje, siendo cobarde, puede demostrar tanto valor. Cuando amaneció Uriel escapo en busca de Foamy, de lo cual sus padres no se enteraron, y al no poder comunicarse con su abuelo le hablo a Hamilton para que saliera en su busca a aquella parada cerca del coloso donde vio por última vez a Foamy. Llegaron pronto al lugar de encuentro y Uriel sumergido en sus pensamientos lo único que lo despertó fue la voz de su amigo. Este le dice que lo llevara al hospital de inmediato, pues luce muy mal. Uriel contesta que no lo lleve al hospital y una vez contándole lo sucedido, pide ayuda para la búsqueda de su amiga, Hamilton molesto con eso voltea a mirar hacia donde esta Pardo, Uriel le ruega que por favor lo ayude y tratando de contener sus lágrimas y recordándole lo importante que es para el Foamy. Justo cuando Uriel se sube a la camioneta, la lluvia amenaza con caer. De camino a casa revisaron cada callejón y lugar en eso, Hamilton pide que le cuente las vivencias con ella, con eso Hamilton cambio su actitud y se mostro compasivo. Una vez llegaron a casa, el abuelo salió a recibirlos, el cual lucia incluso peor que Uriel, preguntando por Foamy, con eso Uriel comprendió que Foamy no había regresado aun, Hamilton propone que vayan a dar una vuelta y revisar en los alrededores, en eso Uriel se duerme y despierta cuando están de nuevo en casa, Hamilton le dice que vaya a dormir, Uriel se niega y dice que va a mandar a hacer carteles de rescate por una recompensa. Hamilton dice que no lo intente pues en el pueblo ni por una recompensa se esforzarían en ayudar a un animal. Uriel y su abuelo entran a dormir y como Hamilton prometió, llego para ir a buscar a Foamy, sin embargo, dicha búsqueda tampoco dio resultados. Esa noche Uriel pidió a Dios por Foamy y en la mañana con ánimos renovados dispuesto a salir más temprano, escucho a Pardo dar chillidos de felicidad, Uriel abrió la puerta y ahí estaba Foamy, luciendo sucia y enferma, sosteniendo algo con firmeza en su boca, cuando Uriel miro lo que estaba sosteniendo, era un lápiz.

Siguiendo con el capítulo trece, en el cual Uriel habla con Hamilton de lo sucedido y el cómo Foamy volvió a casa. Hamilton dice que Foamy es un ejemplo de supervivencia, a lo que Uriel responde que es debido al amor que sienten el uno por el otro, insistiendo con lo del lápiz Uriel le explica a Hamilton que ese es un símbolo de unión y amor que solo dos pueden entender, pues para él un lápiz no es solo eso sino también una representación de sus historias y su unión con Foamy. Uriel sigue explicando cada cosa que representa unión entre ellos, y donde se ve la fidelidad de Foamy reflejada como cuando prepara su café, o escribe sus guiones y ella está a su lado y como Foamy recoge cada lapicero que cae al suelo. Uriel dice que no sabe si es por su inteligencia o fidelidad que sabe que ese lápiz representa unión y que llegara con él a casa era como si le dijera que había regresado por él, porque lo amaba. Después de un silencio Hamilton dice que no lo había escuchado hablar así de alguien desde Michelle, una chica que lo único que odiaba eran las mascotas y ahora el ama a una. Luego de eso terminaron su conversación y eso quedo como una anécdota más acerca de Foamy. Paso un tiempo de paz en la familia en el que el abuelo se encariño más con Pardo y paso a ser el perro de él. Lo que cambio en esa época fue la desaparición de perros callejeros, que en cada celo de Foamy rodeaban la casa, la razón de esto fue, una fundación encargada de sacar a los perros de las calles. Para lo cual era indispensable el uso del collar. Foamy no tenía problema alguno para usarlo, pero Pardo, como si absorbiera la bipolaridad de Uriel en ocasiones usaba su collar sin problemas, pero, en otra pareciera que lo odiaba y tenían que supervisarlo para que cada que se lo quitara ponérselo de nuevo. Un domingo Don Aparicio se preparaba para salir a misa con ellos. Uriel trato de recordarle lo sucedido la última vez a lo que el abuelo respondió que el encierro no es bueno para nadie y que prefería morir en libertad que encerrado. Luego de eso Uriel no dijo nada esperando que solo saliera los lunes, cosa que no fue así. En un día que el abuelo salió un augurio amenazaba su tranquilidad. Cuando se enteraron que Don Aparicio había sido nuevamente golpeado, esta vez a través de una llamada, esa fue la primera vez que Uriel vio a su madre llorar, mientras le avisaban acerca de la situación y que Don Aparicio no volvería a caminar. Uriel con una interrógate acerca de que había sucedido con Pardo busco en toda la casa y encontró su collar.

Con el interrogante de que sucedió con Pardo, comienza el capítulo catorce, el abuelo manda de inmediato a Uriel a buscar a Pardo, diciéndole que una vez que lo encuentre le contara lo sucedido. Uriel sale de la habitación evitando a sus padres para, de esa manera no dar explicaciones acerca de su huida, corriendo por el hospital sumergido en sus pensamientos, tropieza contra un pilar, que el golpe fue lo suficientemente fuerte para que lo sintiera, y ahí en el suelo tiene dos opciones levantarse o esperar a que alguien lo atienda, la segunda no es una buena opción debido a que aún no sabía en donde se encontraba Pardo. Va a la zona de emergencias preguntando por las personas que asistieron al abuelo, al mencionar a Pardo, le dijeron que el al igual que su abuelo necesito ayuda inmediata, y se encuentra en una clínica a las afueras del pueblo. Uriel vuelve a la habitación a contarle los resultados de su búsqueda al abuelo. Entonces el procede a contar los sucedido que iba paseando por la cuidad y vio a unos viejos amigos con los que tenía cuentas pendientes aún, cuando se percató que Pardo no llevaba su collar puesto, cuando en eso aquellas personas lo habían seguido, en ese momento el abuelo intento tomar un taxi, pero no había ninguno, y ya era demasiado tarde pues ya estaba, acorralado, en eso golpearon al abuelo y Pardo al salir en su defensa fue golpeado de la misma manera, lo último que vio el antes de desmayarse fue a Pardo que se sostenía solo en sus patas delanteras. Una vez concluida la historia le pidió a Uriel que fuera en busca de Pardo antes de que lo llevaran a una perrera. Uriel salió de ahí y llamo a Hamilton para que lo ayudara con el cuidado de Foamy mientras él se encargaba de Pardo, el acepto y Uriel alisto una maleta con las cosas de Foamy y también los papeles que certificaran que Pardo era el perro de él. Una vez Hamilton llegó, Uriel salió de inmediato a su encuentro y le entrego a Foamy. Luego de eso Uriel se dirige a la clínica donde se encontraba Pardo y presentando las pruebas requeridas. Le dieron la noticia a Uriel, Pardo perdió la movilidad en sus patas traseras, seguido le mostraron una revista con varias sillas de ruedas, luego de un par de días ahí, Pardo pudo salir, volvió a su ciudad, llevando consigo la silla de ruedas y una deuda por ello. Cuando el abuelo llego a casa y se enteró de lo de Pardo él le dio dinero del que tenía para ayudarle con la deuda, y cuando Hamilton se enteró de la situación tras dejar a Foamy en casa, también decidió ayudar también con la deuda. Paso el tiempo y con las rehabilitaciones del abuelo, el vínculo de Uriel con Pardo de fortaleció, y Pardo como una muestra de adaptación ya la silla de ruedas no le estorbaba. Llego una carta de los hijos del abuelo diciendo que se lo llevarían, pero no se podía marchar con pardo, Uriel en ese momento estaba haciéndolos trámites para su nuevo trabajo en la capital. Hamilton se ofrece a quedarse con Pardo.

En el capítulo quince, se da a conocer lo ocupado que esta Uriel en su nuevo trabajo, que se le olvido como iba a hacer con Foamy, en su fin de semana libre decidió ir a visitar a Foamy. la madre de Uriel le expresa su inconformidad con Foamy y le dice que la va a regalar si no se la lleva. Uriel recuerda como Foamy le ayudo a sanar sus heridas. Uriel hizo café para ver la expresión emocionada de Foamy. cuando la madre le entrego una carta del abuelo, en la cual decía que no critique a su madre que tendrán sus razones para ser así, y que no debe confiar en Hamilton pues sospecha que él estaba relacionado con lo que le sucedió. Pues vio la camioneta del aquel día que lo golpearon. Luego de esa carta Uriel llama a Hamilton, habla con él y le dice que estaba ese día allí por casualidad y el llamo a la ambulancia. Cuenta que le compro una nueva silla de ruedas a Pardo. También le cuenta a Uriel sobre un trabajo en el zoológico que tuvo y en el que hacen maldades horribles. Pero Hamilton no deseo contar lo que hacen ahí pues su vida estaría en riesgo.

Reuniendo piezas para un rompecabezas en el capítulo dieciséis va reuniendo aquellas piezas. Foamy despierta a Uriel para ir a misa juntos. Una vez ahí, Uriel notó la ausencia de Michelle. Teniendo en mente la carta de su abuelo, de no cerrarse a un nuevo enamoramiento. Una vez termino la misa Uriel jugo con Foamy y se preguntó qué haría con ella, llamo a Héctor, pero para él era imposible cuidarla, entonces fue a ver a Bryan a decirle que le ayudara a llevarla él se negó diciéndole que encontraría una solución, y así Uriel regreso a la capital dejando a su amiga de nuevo sola, tratando de solucionar algo. Ese día en la oficina conoció una chica Verónica, con quien iba a salir el viernes, durante el transcurso de la semana tuvieron varios encuentros. Llegado ese día, Uriel descubrió que ella odia a las mascotas. Así paso la noche y al día siguiente Uriel descubre que su madre regalo a Foamy y no estaba en buenas manos.

Él toma camino hacia su pueblo en el capítulo diecisiete. Cuando llega a casa habla con su padre acerca de la razón por la que regalaron a Foamy y fue por un gato que llego a casa inesperadamente y se pregunta qué porque su madre odia las mascotas cuando se entera que ella tuvo una mascota de niña, pero su padre en una discusión con la esposa, en la que el perro lo mordió, el asesinó al perro, desde aquel día ella ya no pudo amar a otro animal. Luego Bryan dice que ya sabe quién tiene a su perrita, en lo que vuelve a la conversación el zoológico. Se van al lugar donde la tienen, cuando llegan el que tiene a Foamy exige que si la quieren de vuelta le deben dar el dinero que pago por ella, fueron por el dinero cuando se alejaron de aquel lugar el llanto de Foamy rompió el corazón de Uriel, pero cuando volvieron ya no estaba ni el señor, ni Foamy. Uriel les obligo a contar que había en aquel zoológico. Cuando se enteró que en aquel zoológico alimentaban a los cocodrilos con perros.

El capítulo en el que Uriel se enfrenta a lo más duro de su vida es este el numero dieciocho. Uriel se pregunta dónde están las asociaciones contra el maltrato animal en estos casos, pues Foamy igual que muchos otros perros podían terminar en boca de un cocodrilo, una vez llegaron Hamilton se quedó alejado del zoológico, junto con Bryan entraron y por sitios que él conocía llegaron a donde estaban los perros encerrados junto con Foamy y distrayendo al guardia Uriel logro liberar a los perros los cuales eran 10. Una vez liberados los guio hasta donde se encontraba Hamilton los subieron a la camioneta. Y ellos dos se llevaron a los perros a un refugio, mientras que Uriel se quedó en su casa junto a Foamy sana y salva. Aun con la pregunta de qué hacer con Foamy llego a la conclusión de darla en adopción, aunque esa decisión, fue lo más difícil que tuvo que hacer, el domingo fue a misa junto a Foamy y puso un cartel. Esperando en casa, finalmente llego alguien que quería adoptar a Foamy. esta persona era Michelle. Ella se disculpó por todo lo que hizo y pidió el perdón de Uriel. Finalmente, luego de una larga conversación Uriel dice que por fin comprendió lo que es tener un corazón de Foamy. ahí Michelle se fue junto con Foamy, y Uriel conserva cada momento vivido a su lado y como ella lo salvó.

Las mascotas son seres puros, que no saben lo que es el odio y que solo saben entregar amor, a una mascota se le debe brindar atención y cuidados, aplicarle sus vacunas y obtener información respecto a las medidas de riesgo que se deben tomar, saber cuáles son aquellas cosas que afectan su salud. En muchas ocasiones se evidencia como para festividades regalan cachorros a los niños, pero una vez la mascota crece y deja de querer jugar, la abandonan, generando así que haya más riesgos a la sociedad y que, el perro se reproduzca generando más perros callejeros. Al momento de adoptar una mascota se debe tener en cuenta que una mascota no es simplemente mientras este es joven y una vez que se convierta en un adulto, abandonarlo. Los perros, sean machos o hembras, se deben estelirizar evitando así más perros callejeros, un perro en caso de ser agresivo se deben tomar factores de prevención para dichas situaciones, evitando problemas de salud y legales. El lugar que habita un perro se debe mantener aseado, pues si no es así, se pueden generar molestias tanto al perro, como a las personas, pues se pueden generar muchos problemas de salud. El tener una mascota requiere mucha responsabilidad lo cual no hace a los niños aptos para tener una. Una mascota acompaña y ayuda a combatir la soledad y como se pudo evidenciar en el libro "corazón de Foamy, ayuda a superar una crisis amorosa, y ayuda a madurar y comprender el amor tan puro que manifiesta un perro y que, ellos ayudan a las personas a manifestar gestos de amor puros, como lo es el querer ayudar a una criatura a sobrevivir a través del amor que podemos manifestar. Nos muestra la fidelidad que un perro nunca va a abandonar pues siempre están ahí cuando se necesitan nunca se irán de nuestro lado y nunca dejarán de amar sin importar por lo que pasen.

Según un estudio realizado por José L. Gallegos fue encontrado un cachorro de tres meses de edad, presentaba signos graves de sarna, y variados signos de alopecia. Haciendo un raspado y análisis microscópico se hallaron huevos de ácaros.

De acuerdo con la Guía Práctica para la Atención de Personas Agredidas por un Animal Potencialmente Transmisor de Rabia, expedida por el Ministerio de la Protección Social (2009), la región más crítica para el ciclo de transmisión de la rabia de perro a perro en Colombia es la Costa Atlántica.

Según numerosas experiencias alrededor del mundo, el método más efectivo para controlar la población canina es influir en su reproducción. Esto se puede lograr con la esterilización masiva de machos y, especialmente de hembras

En conclusión, una mascota puede ayudar con diversos problemas, psicológicos y emocionales, pero la tenencia de una debe hacerse con responsabilidad, afrontando las dificultades y enfermedades que se puedan presentar. Y haciendo un seguimiento con un veterinario aplicando las vacunas correspondientes, estelirizando a las mascotas evitando la población masiva de dichos y sobre todo, amando aquellos seres llenos de amor que llegan a nuestras vidas.

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