Capítulo 30
-¡¿Qué haces?! -grita Gala, tomándome del codo, preocupada.
Yo me encuentro mareada, él estaba ahí y luego solo... solo desapareció entre la multitud. No recuerdo cómo pude caerme, pero aquí estoy, total y completamente confundida... rodeada de personas que me miran como si estuviese loca. Cielos, ¿por qué últimamente se me da ser la reina del drama?
-¡El de los ojos verdes se ha ido! -logro formular. Tonta, Emma.
Algunos hombres y señoras mueven la cabeza en forma de disgusto, tuercen el gesto en una mueca horrorosa y dejan de mirarme. Algunos también se ríen.
-¡Crías! Se piensan que la vida es una juerga. ¡Y así estamos en el mundo! -comenta un hombre.
-¡Qué va! Lo que haría por volver a tener esa edad -le discute una mujer.
-Adolescentes hormonales... ¡Ugh! -dice otro.
Todas esas frases que llegando a mis oídos hacen que me sonroje de la vergüenza, aunque no sé si lo rojizo llegó a mi cara, esta ardía en llamas. No quiero mirar a mi alrededor, así que simplemente bajo la cabeza y le susurro a Gala que iré al baño, a refrescarme y despejar mi mente. Le tiendo el ticket que nos había dado cuando compramos la entrada al cine para retirar las palomitas. -Que sean dulces -digo escapando.
-¡Espera! ¡Te acompaño! Definitivamente no estás en tu mejor día.
Esas palabras ayudan a que más curiosos vuelvan a prestarme atención. Yo agito mi cabeza de izquierda a derecha y me fui.
Definitivamente estoy colorada, y mis ojos escuecen con lágrimas que prometen salirse y montar otro numerito. Mi reflejo me devuelve una chica con los globos oculares hinchados por llorar, la nariz rojiza al igual que las mejillas. ¿Cómo poder salir del baño en estas condiciones? Simplemente no se puede. Y... ¿cómo es que no hay ninguna mujer aquí? Digo, los baños de chicas siempre están atestados de señoras, adolescentes y niñas chillonas. Que extraño...
-Oye, Emma. ¿Te encuentras bien?
Me sobresalto, esa voz la reconozco... no es de Gala y mucho menos de mujer... ¡Qué mier...!
Me doy vuelta rápidamente. Él.
Su boca está curvada, parece nervioso, sus ojos verdes están atravesados por una pared que impide que mire dentro ellos, y su pelo castaño se encuentra revuelto de una forma que lo hace ver extremadamente mono... y atractivo.
¡Rayos! ¿Realmente pensé eso?
«Piensa en Owen, Emma», repito como un mantra.
-¡Steven! ¿¡Qué haces en el baño de mujeres!? ¡Me has dejado con el corazón en la boca!
-Yo... Uh. Lo siento, Emma. En verdad... te vi allá afuera y pensé que... Bueno, no había nadie en el baño... y tú pareces estar... extraña.
-Stev...
-Estaba haciendo la cola cuándo te vi, y pensé que tal vez podría saludarte. Pero ahí tú te desmayas y... Vale, ya conoces el resto de la historia.
Giro mis ojos. Sí, con lo que quiero volver a pensar en el papelón que cometí comprando las palomitas. Intento probar cambiando de tema con él, no quiero hablar de mi torpeza, y mucho menos de qué me pasó. -¿Has venido con alguna de tus chicas? -pregunto.
Steven bufa por lo bajo. Se remueve incómodo. -No. En realidad... vine por ti.
-¿Por mí? -«Vale, ¿todo lo raro me pasa a mí? ¡¿Qué tiene la suerte y lo extraño en mi contra?!»
-Sabía que vendrías, vi el estado de Facebook de Belén, y corrí para encontrarte. ¡Hace mucho que no hablamos! Desde que tienes a... ese -vuelve a bufar- como novio, tú... -Achica sus ojos, una expresión que le hace parecer adorable. Pobre Steven, hace mucho que no hablo con él. Es cierto, le debo una por la charla de la otra vez... -Me hubiese gustado seguir hablando contigo luego de la charla hace semanas.
-¡Lo sé! Y lo siento. Owen se puede comportar muy celoso y ser algo extraño... Pero... no es malo. Prometo hablar más contigo desde ahora.
La mirada de Steven reluce y sube las comisuras de sus labios en una sonrisa... ¿siniestra? ¿Qué?
Entonces me doy cuenta de que Steven está muy cerca, de hecho, cada vez más. Dando pequeños pasos hacia mí, inclinándose. Yo estoy casi contra la pared... y él...
-¿Qué tan extraño es Owen, Emma? ¿Demasiado?
Vale... ¡Joder! ¿Y ahora qué pasa? Extraña es su pregunta. Sus ojos verdes me consumen, pero no puedo ver nada en ellos. ¡Un momento! ¡¿Ojos verdes?! Él sigue perforándome con la mirada mientras yo intento huir.
Imposible.
¿Cómo me salgo de ésta? Trago fuerte. Él es el extraño. ¿Podría tener algo que ver con el chico que me está acechando?
-Emma...
-N-no entiendo tu pregunta, tengo que irme. Llegaré tarde a la película. En-en serio. ¡Gracias por la charla, Stev!
-¡Emma! ¡Puedes estar en riesgo! Tienes que venir conmigo.
-¿Q-qué...?
-Necesito hablar contigo, es importante.
-¿Podemos hablar en el colegio? En serio, Stev. Vendrán los de seguridad y habrá un problema aquí. Además realmente tengo que entrar a la sala de cine.
El mueve la cabeza, está todavía más contra mí. Con sus brazos rodeándome a los costados de mi cuerpo, con las manos apoyadas contra la pared blanquecina. Mierda.
-Voy contigo. Ya que hoy no tienes a tu ángel custodio dando vueltas alrededor de ti.
-¿«Á-angel c-custodio»? ¿D-de qué hablas?
Me regaño a mí misma por trabarme. Estúpida.
-Sí. A tu sombra. A Owen, o como se llame. ¿Estás segura de que él es bueno contigo, Emma? No es algo normal que sea tan apegado a ti.
-Steven. Aquí lo que no es normal es que te encuentres en el baño de mujeres, aprisionándome contra la pared y preguntándome por mi novio -contesto tomando fuerzas.
El rostro de Steven se torna colorado como un tomate y tengo miedo de haberle herido los sentimientos, después de todo él nunca había sido malo conmigo. Mueve su cabeza y se aleja dos pasos de mí.
-Lo siento. Supongo que me voy, nos vemos luego.
Comienza a darse vuelta y yo respiro vacilante.
-Una cosa más -dice-, no me daré por vencido. Tal vez sea demasiado tarde ya, pero Owen no podrá entrometerse, ya no más.
Da medio giro y sale corriendo del baño, yo intento seguirlo, pero no hay caso. Fuera es un mundo de gente, y ya no alcanzo a verlo. Mi mente palpita.
¿Steven finalmente tampoco será normal? Lo que viví recién, más las anteriores sospechas, me hacen creer que no.
Los ruidos del centro comercial y las voces de las personas hacen que tambalee, demasiadas luces, demasiada gente. Demasiada información mezclada en mi cerebro.
-¡Oh, Emma, joder! ¿Cómo es que estabas en el baño y no me dijiste ni me he dado cuenta? ¡¿En qué demonios piensas?!
Gala me está mirado enfuriada, prácticamente saca chispas de los ojos, tiene las palomitas en una mano y hace equilibrio con un refresco en la otra.
Yo estoy atónita. ¿Y ahora qué le pasa a ésta?
-¿A qué te refieres? No has entrado al baño... yo he estado ahí y ¡estaba sola, Gal!
-Ya... No estoy para juegos. El baño estuvo todo el tiempo lleno, grité tu nombre cincuenta veces ahí adentro y no te he visto, ¡he abierto todos los cubículos! -tiene sus fosas nasales dilatadas. Sus cejas fruncidas y sus labios en una línea recta-. Y tú tan tranquila. ¿Sabes qué? ¡Olvídalo! ¡Me has asustado como la mismísima mierda! Vayámonos con las chicas antes de que te agarre la locura nuevamente.
-¡Gala. No. He. Salido. Del. Baño!
-Vamos, chica. Estás muy estresada, y ahora yo también lo estoy. La película está comenzando. Y de veras, tú no estabas en el baño. No te vi, y tú tampoco contestaste mis llamados a tu celular.
Fijo la mirada en mi teléfono. ¡Mierda! Es verdad. Tengo siete llamadas perdidas... ¡Nunca me sonó!
¿El baño realmente estuvo lleno? ¿Qué...? ¡Si no había nadie en él mientras estaba con Steven!
Necesito hablar con él.
Urgente.
*En multimedia, un gif del de los ojos verdes* 7u7
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