Capítulo 21
[VERSIÓN BORRADOR]
¿Un día largo? Claro que sí. El dolor de cabeza persiste en mí, aunque ahora es menor porque he tomado un ibuprofeno. Owen está realmente preocupado por ese tema, y no deja de preguntarme cómo estoy inclusive aunque le diga que me encuentro bien. La verdad no soy de tener ese tipo de jaquecas, ¡y tan fuertes! pero tampoco es como si me estuviese muriendo. Por suerte ahora la tormenta de piedras y agujas en mi cabeza se va esfumando al pasar los minutos.
Vamos a comer unas pizzas caseras en mi casa. A decir verdad... eso me preocupa. No sé cómo sea esa reunión, digo... a mis padres les gustó Owen, solo espero que no cambien de opinión después de esta noche.
Y que Owen no haga ninguna estupidez.
—Eh, Honey, ¿tan poco confías en mí? —dice Owen soltando una carcajada.
Y claro, el angelito de mi lado lee mentes. Corrección: mi mente. Puede escuchar todo lo que piense, y juro que eso me vuelve paranoica, digo... ¡Tengo que purificar todo lo que pienso... y eso es... es imposible! Menos con él cerca, besándolo, tocándolo... ¡Agh! Es simplemente imposible.
—No hace falta que purifiques tus pensamientos, me das ideas. Muchas ideas. Puedes ser muy imaginativa... ¿En serio querías quitarme la camiseta? Pues, hazlo —sonríe vencedor—. Quieres ver mi perfecto cuerpo, ¡oh! y tocarlo. Soy irresistible.
¡Muy gracioso, estúpido ángel arrogante, lee mentes de mierda!
—Me amas, lo sé. Lo veo en tu mente.
—Solo cállate —le hablo entre molesta y divertida—. No puedes estar todo el tiempo fijándote qué pienso. No es justo —me cruzo de brazos y frunzo el entrecejo al notar su risa.
—¿Tienes algo que yo no deba saber? —su arrogancia en el tono es descomunal—. ¿Un novio secreto? ¿Un ex-novio acosador? —Ahí sonó más serio.
—No, no y no —resoplo dando vuelta mis ojos—. Pero sí hay algo, no sé muchas cosas que debería saber... como por ejemplo, quién me quiere hacer daño.
Owen queda en silencio. Ni siquiera respira, ¡claro, como si lo necesitase! Y el momento se torna algo incómodo. Sé que no le gusta hablar de esos temas, pero es necesario que me entere, ¡me buscan y no tengo idea qué hice de malo! Él debería abrirse y contarme algo de lo que quiero saber. No es justo que mi vida dependa de algo que no puedo controlar, mucho menos algo que no sé qué es.
Estamos en mi cuarto, mi padre salió a comprar y desde aquí puedo escuchar a mamá en la cocina hablando con Mati. Papá dijo que la noche, como no hace frío, está para cenar fuera de casa, en el fondo, al lado de la piscina.
Mmm, eso último me huele a problemas. Más ahora, que sé que Owen sabe qué pienso. El ángel de mi lado emboza una sonrisa lobuna. Sí, mierda. Lo sabe. «Tranquila, hoy no te zambulliré. Promesa de ángel».
«Debes controlarte, Owen», proyecto esas palabras en su mente, sin esperar que me haga algún tipo de caso.
«¿Qué dices, Emma? Si sabes que soy un ángel».
«Que seas un ángel realmente, no quiere decir que te comportes como uno, exactamente».
«Hay ángeles que se portan muy mal, pero siguen siendo ángeles, ¿sabes? Ser un ángel no es signo de ser... bueno realmente». De pronto, su voz se ensombrece, pierde la calidez y se vuelve dolida al hablar.
Sé que detrás de esas palabras, él me quiso decir algo. ¿Él es un chico malo? Mmm, no lo creo. ¿Lo habrá sido? Probablemente. Y no se siente bien por ello.
Es gracioso que el término «ángel» siempre lo usamos para el bien, para describir algo bueno. Y la verdad, nunca pensé que podría ser algo también malo... ¡Vaya! Owen está destrozando mis creencias. Una por una.
¡Y yo que quería una aventura!
—¿Entonces eres el novio de Emma definitivamente? —Mati está devorando su segunda porción de pizza, y en lo que va del rato, ya le preguntó eso tres veces—. Te admiro, debes tenerle paciencia. Emma es muy irritante la mayor parte del tiempo —mi hermano pequeño sonríe son suficiencia y me entran ganas de matarlo—. Últimamente está rara. Tiene muchos sueños y se despierta a la noche a tomar agua.
—¡Basta, Mat! Tenía fiebre. Nada más —mamá y papá tienen que premiarme el esfuerzo por no patearle el culo. Enano entrometido.
—¿Qué tipos de sueños, Honey?
—No importa —le respondo a Owen. No voy a hablar de mis sueños raros. Menos con mis padres mirando cada movimiento.
—¿«Honey»? —Pregunta mamá curiosa.
—¿A qué va ese apodo?
El rubor sube por mi cara. Ay, no. ¿Tenía que llamarme así frente a ellos?
—Es una historia curiosa... y graciosa —contesta Owen—. Resulta que yo estaba tranquilo comiendo panes cubiertos de miel en el club, y unas palomas se acercaron. Las alimenté y dejé la miel a mi lado. Entonces, su hija —«¿de qué rayos está hablando?»— tomó mi frasco y lo volcó en toda mi cara, mi pelo y mi cuerpo. ¡Y no me pidió disculpas! Desde ahí la llamo Honey —le doy una mirada asesina, él me ignora—. Pero ya no hay rencor.
—Oh... —comienzo. —Yo no... —«Owen, te mataré, o te haré pagar por eso. Ya...»
«Quiero el pago, y que sea dulce. Y para ser sincero, ahora realmente tengo ganas de comer miel». Su voz suena realmente entretenida en mi mente. Tramposo, mentiroso, arrogante...
—¿Emma, has hecho eso? ¡No te criamos así! —Comenta papá interrumpiendo mis pensamientos con un tono que no puedo descifrar. No sé si sabe que es una broma de Owen... o si le cree. —Discúlpate con él.
—Emma, ¿desde cuándo actúas de esa forma? —Mamá tiene la voz cargada de humor, una risa escondida detrás de sus labios apretados. Ella, al menos, está bromeando.
Y de pronto todos se echan a reír, menos yo. Veo que finalmente mis padres aceptaron a Owen... más temprano de lo que pensé, ¡hasta mi hermano!
La cena pasa tranquila. Mis padres le hacen preguntas a Owen sobre el colegio, sus estudios y su familia. Y obviamente, él miente y responde increíblemente creíble cada una de ellas, parece que ya estaba preparado para situaciones similares. Se siente cómodo, seguro. Y hace bromas. Todo el tiempo.
No sé cuántas porciones de pizza habrá comido Owen, ¿diez? No pensé que los ángeles comieran tanto.
Cuando nos despedimos, lo acompaño a la entrada de casa y él me da un profundo beso, asegurándose que nadie nos vea. Mis piernas tiemblan ante su toque. Y parece todo ir demasiado rápido.
Mañana no lo podré ver, me voy con mi familia a la casa de mi tía y pasaremos allí el día. Tengo miedo de quedarme sin él un momento y que algo suceda. Algo malo. Porque ahora todo mi panorama cambió: hay seres de otro mundo que me están buscando, y ni siquiera sé por qué.
—No pasará nada, Honey. Nos vemos el lunes en clase —dice él, dejándome un beso en la frente y marchándose.
Volando por el cielo azul.
Y yo me quedo sola. Observando la oscuridad.
¡Gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top