Capítulo 20
[VERSIÓN BORRADOR]
Caminamos hasta el lugar del bosque donde nos dimos nuestro primer beso. Un escalofrío pasa por mi cuerpo y hace que mis piernas tiemblen. Escucho a Owen reírse mientras intento mantenerme de pie sin éxito. Él me toma del brazo y me ayuda a estar firme para no caerme. ¿Owen... realmente podrá oír lo que pienso?
Es imposible leer su expresión, y puedo darme cuenta qué, de alguna manera, él está leyendo la mía. Bueno... mi mente. Mis pensamientos. Me pregunto cómo será.
Estar a su lado me produce una sensación que nunca experimenté antes: es como si yo me sintiera protegida... pero al mismo tiempo totalmente vulnerable.
¿Irónico, verdad?
Tiene algo de... lógica. Owen me salvó de Oracles... pero casi pierde sus alas. Y las hubiera perdido si yo no lo hubiese rescatado haciendo eso, que no sé qué, de desaparecer el cuerpo del caído. Entonces, yo estoy a salvo con él, pero no del todo, porque también puedo salvarme... y salvarlo. Como sea, le necesito y él a mí. Fin de la historia.
Owen se arroja al césped, cayendo y riendo al golpear el suelo. Luego comienza a sacarse las hojas del pasto pegadas a su cuerpo y a su pelo. «Torpe», pienso.
En un movimiento rápido, toma mi mano y me tira también... hacia él. Caigo encima de Owen, mirándolo, y mi cara se torna rubí. Sus piernas se entrelazan con las mías y aferra sus brazos contra mi espalda, haciendo que no pueda moverme; por lo tanto, no logre escapar. Su carcajada resuena fuertemente en mi oído y no puedo evitar unirme también.
―¿Quién es «torpe» ahora? ―Suelta él.
Nuestras risas se juntan y forman una armonía sonora. Sí, puede ser que no fuese así, porque no puede las risas sonar como una melodía de una canción... creo. Pero, ¡vamos! Owen hace que lo imposible sea posible. El sonido que sale de la unión es magnífico, alegre. Vivo.
Y de pronto no me siento rara, ni diferente a los demás, mis problemas no son más que pequeñas manchas y respirar se hace más fácil. Reír es más fácil. De repente pertenezco a un lugar, y es al lado de Owen. La unión con Owen es muy fuerte, marcada y notoria. Y eso es extraño, ya que nos conocemos hace poco, pero cada minuto es un por siempre a su lado. Y sé que puedo confiar en él.
Debo de estar loca, pero si la locura es así: sentirse tan viva y armoniosa, ¡bienvenida sea!
Nos quedamos recostados de esa forma. Él convertido en una especie de jaula para mí. Lucho varias veces con sus brazos, pero no lo logro. Y, a decir verdad, tampoco me quiero salir.
Oops. Él escucha lo que pienso. Cierto.
«Por decir eso, nunca te dejaré marchar». Sus brazos se presionan más contra mí. Abrazándome, ahora dulce y protector. Y su calidez... ¡Oh! Se me ha olvidado. Yo no estoy acá para estar jugando a la cárcel humana, bueno.... ¿angelical? como sea, yo no vine por esto, sino que... ¡Las preguntas!
«Buen intento de distracción, Owen».
Peleo otra vez por mi libertad, pero no. No hay forma.
El vértigo y la vacilación ahora son mis, no-tan-queridos, aliados.
―¡Ey, Emma! No hace falta que sea ahora. ¡Vamos! Intenta zafarte de mi agarre.
―No, Owen. Debo enterarme.
Sus ojos se entrecierran y frunce el ceño. ¿Eso es mala señal, cierto? ―Honey, hay preguntas que no podré contestarte, te lo advierto. Quiero responderlas, pero no puedo.
Sus brazos se relajan y permiten que me mueva hasta verlo a los ojos. Se encuentra tranquilo, y su mirada de cielo parece estar en otro lado. ―Contesta las que puedas. ¿Por qué hay algunas que no me puedes contar? ¿Desconfías de mí?
―¿Eh? ¡No! ―dice sobresaltado―. Yo te diría todo. Pero es peligroso, y créeme, no te gustaría estar metida en ese lío.
―¿Y si quisiera estar metida en ese lío? ―Ahora es mi turno de fruncir el ceño.
―No digas eso, Honey ―susurra―. Jamás. Ni lo pienses. Ya es demasiado... Tú...
―¿Yo, qué?
Él suspira. ―Tú debes mantenerte alejada de los problemas lo más que puedas. ―Mira hacia ambos lados, volviendo luego su mirada hacia mí, derritiéndome. ―Empecemos con las preguntas.
Y ahí otra vez el impulso de salir corriendo. Lo reprimo, dificultosamente. Necesito ordenar mis pensamientos, tener a Owen respirando a centímetros de mi cara no ayuda. Menos seguir arriba de él y con sus brazos rodeándome.
«Preguntas, preguntas, preguntas, ¡vengan a mí!»
―¿Así piensas, Emma? Es divertido ―habla Owen irónicamente. Estúpido arrogante escucha mentes―. Beso de Emma. Beso de Emma. Beso de Emma ―dice con la misma entonación que yo estaba usando en mi mente.
Y no puedo encubrir mis ganas de besarlo también, así que acerco un poco más mi cara hacia él y mis labios tocan los suyos. Owen suelta una mano de mi espalda y sujeta mi cabeza para profundizar el beso, moviendo su lengua contra la mía. Luego de unos segundos, nos separamos, antes de que aquél beso se vaya de nuestras manos.
―Veo que funciona, Emma ―musita contra mis labios, vacilando.
―Owen, ¡no me distraigas! debo empezar con las preguntas.
Él resopla y gira los ojos. Un gesto bastante infantil, como un niño que no tiene su paleta de caramelo. ―Vale... ―¡Y lo que faltaba! ¡Owen hace un puchero!
Bueno, Emma. No le des el gusto. ¿Vale?
Respiro fuertemente, tomando todo el aire posible e intentando reunir valor. Y a mi pesar, comienzo. ―¿Cómo y por qué puedes leer las mentes?
Owen me regala una media sonrisa. ―Error. No puedo leer las mentes.
Debo admitir que eso es algo decepcionante... ¿No lee mentes? ¿Qué? ¿Y cómo sabe lo que yo pienso? Yo creí... debí suponer mal... Tal vez soy demasiado transparente para los demás. O... ¿Estaré pensando en voz alta? Porque si es así, Owen debe pensar que estoy loca. Mierda, ¿Y si estoy loca, y Owen no existe? ¿Si nada es real?
―Eh ―me tranquiliza―, para, Emma, no he terminado de responder ―exhala―. Todo esto es real. Y no, no pienso que estés loca... bueno, quizá algo, pero me encanta que seas así ―acaricia mi mejilla―. No puedo leer las mentes, como dije antes; puedo leer solo una ―su mirada encuentra la mía, leyendo cada una de mis expresiones―. Y esa es la tuya.
Me quedo sin aire.
Todo me da vueltas, y únicamente puedo pensar en tres palabras «solo mi mente». ¡Joder! ¡Mierda! ¡Por todos los cielos! ¿Hay algo mal en mí que solamente puede leer mi mente?
De todas las personas del mundo, ¡¿justo yo?! ¿Qué ocurre conmigo? ¡Mierda!
Solo mi mente.
Solo. Mi. Mente.
―¡Solo mi mente! ―grito con miedo, a punto de estallar, y la frase me sale como una pregunta. Owen me mira atónito, seguro no se esperaba mi grito. ―¡Sólo. Lees. Mi. Mente! ¿Qué hay de mal en mí?
―Calla, Honey ―Sonríe un poco―. No hay nada malo en ti. Bueno, tal vez que tu novio sea un ángel, que pueda hablar a tu mente ―Se arrima más a mí, con un destello cómplice en su mirada―. No quieres que nos echen de aquí por creernos locos, ¿no?
Y ambos comenzamos a reír. ¿En serio? ¿A reír? ¿En un momento así?
Oh, sí que estamos locos. Los dos.
―¿Y por qué puedes leer... mi mente?
El parece pensarlo un poco, pero luego de otros segundos responde confiado. ―Digamos que... hay una especie de vínculo o algo así.
―¿Un vínculo? ¿Entonces... no me amas, sino que el vínculo te hace estar unido a mí...?
―¡¿Qué?! ―Ahora él grita―. ¡Claro que no! Mis sentimientos por ti son tan verdaderos como que el agua del mar es salada. Mis sentimientos son tan verdaderos como el sol que ilumina la Tierra. ¡Mis sentimientos por ti, son los que me ayudan a luchar por algo cada día! ¡Por ti! Estoy en un desierto, Emma, y tú eres mi oasis.
Y sus manos me rodean, sus labios chocan con los míos, sedientos. Pidiendo más. Acaricia mi cara, mi cuello, mi espalda, mis caderas... Su boca reclama la mía, una y otra vez. La gente si pasase por aquí —si éste fuera un lugar concurrido—, pensaría cualquier cosa de nosotros. Ante la idea, él se ríe y su aliento golpea mi cara, tan suave y delicioso. Inspiro de él. Huele a... a libertad, a naturaleza... ¿A árboles? Y a colonia masculina.
Su aroma me resulta vagamente familiar, pero sus labios interrumpen mis pensamientos y no me queda nada más que la sensación de volar. Y vuelo con él en este beso. Su lengua se desliza y comienza a rozar mis labios, para luego entrar a mi boca, degustándola milímetro a milímetro; luego comienza a danzar con la mía a un ritmo lento, asesino. La pasión incrementa con cada segundo recorrido. El fuego entre nosotros aumenta.
Nos movemos lentamente, atrapados por el encantamiento. ¡Mierda! ¡Estoy realmente perdida en él!
Owen suelta un gemido y se vuelve aún más fuerte. Es el momento de parar, pero no quiero. ¡Ay, vamos Emma! Él escucha lo que pienso, porque otra vez, la suavidad vuelve a su boca, pero hace caso omiso a lo de frenar. ―Owen ―mi voz es débil, bajita, y algo ronca―, debemos poner un alto.
Gruñe. ―Oh, Emma...
―Ahora ―le digo.
―¡Qué autoritaria! ―dice levantando sus manos en el aire, y mirando para arriba en un gesto vencido que me hace reír. Él me da un pequeño beso más―. ¿Otra pregunta?
―Otra pregunta ―digo, intentando sonar misteriosa, logrando a penas hablar. Me aclaro la garganta―. ¿Te besaste con la pelirroja?
―¿Otra vez con eso? ¡Claro que no! Fue un truco mental de... alguien.
Una punzada de terror golpea mi cabeza. Fuerte. ―¿Quién?
―Respuesta censurada. Pero es alguien que está detrás de ti, no literalmente, claro... Aunque sus razones no son malas, en cierto punto.
Parpadeo. ―¿Qué?
―Él quería que me odiaras, por eso lo hizo. ―¿En serio? ¿Pero quién...? Oh, estaba... ¿Steven, acaso? No puede ser pero... Observo a Owen, y él no me dice nada. Me debo rendir, a otra pregunta.
―¿Por qué puedo ver tus alas y otra veces no? ―Suelto.
―¿Viste que hermosas son? Porque podemos elegir cuándo usarlas y cuándo no, ocultándolas y eso. No es cómodo fingir ser un humano y tener las alas. Es como si las hiciéramos desaparecer o algo. ―Hace un gesto pensativo, achicando un ojo y curvando su boca. ―A los caídos se les ve las marcas, no las pueden ocultar.
―¿Y tú qué ángel eres? O sea, me refiero, en la escala.
―Digamos que yo iba a ser arcángel... pero preferí vigilar a los ángeles que vinieran a la tierra de forma ilegal y quisieran volver... y, ehm...
―¿Les sacas las alas?
―Sí... no me siento orgulloso... pero, sí. Como un ángel de la venganza. Nos llamamos Ángeles Vengadores.
La curiosidad me toca, suplicándome más. ―¿Y por qué quisiste eso?
―Es... complicado, Emma. ―Suspira fuertemente haciendo una mueca de dolor. ―Digamos que asuntos personales... Mi hermano sí quiso ser arcángel.
¿Hermano? ¿Tiene un hermano? Wow. ―¿Hermano? Nunca lo has mencionado.
―Y no lo haré demasiado, Honey. No me gusta hablar de él... Pregúntame otra cosa.
Mi mente trabaja arduamente, procesando toda la información adquirida. Comienza a dolerme verdaderamente la cabeza. ¿Me habré insolado? Imposible.
―¿Quiénes me... buscan? ¿Quién era Oracles? ¿Cómo hice para... Uhm, desaparecerle? ¿Y quién era ese que mencionó Oracles cuando te llamó traidor?
Okey, las preguntas me salieron apresuradas y atropelladas.
―Te buscan tipos muy malos, tipos buenos y curiosos mirones. Oracles era un tipo malo... y cómo lo desapareciste... ni idea. Pero fue increíble. Y el hombre que mencionó Oracles es el jefe de mi mundo, con que sepas eso basta ―mi cabeza comienza a molestar, sintiendo algo pesado en ella, algo que escarba mi cerebro. Una sensación horrible. Hago una mueca y eso altera a Owen ―. ¿¡Te duele la cabeza, Emma!? ―Ahora está alarmado, ¿por un dolor de cabeza? Asiento lentamente, pero el dolor me azota.
―¡Auch! ―gimo ―. Sí, duele... mucho.
―¡Basta de preguntas, Emma! ―dice tomándome de la barbilla y haciendo que lo mire. ―Es peligroso para ti, te lo dije... ―me abraza. ―Todo lo que tienes que saber realmente, por ahora, lo sabes. Y te diría todo, pero es demasiado arriesgado...
―¿Por qué? ―Pregunto, medio sollozando. Otra puntada. ¡Ay!
―No más preguntas....
No puedo dejarlo así. ¿Un dolor de cabeza arruina todo?
―Una sola... por favor...―Mi voz ya está quebrada, quejosa. ―¿Tú tomaste mi poema?
Owen me mira confundido. ―¿Tu poema?
―El que escribí.... el día, ―intento ignorar el dolor que siento. ―el día de nuestro primer beso.
Su expresión cambia a enojo. Me agarra de mis dos mejillas para que haga contacto directo con sus ojos ―No, no lo he tomado, Emma. Y ojalá que nadie lo haya hecho, porque te juro que lo sabré y se las verá conmigo.
¡Hoy tocó doble actualización! ¡Yay! Espero que estén disfrutando un montón de la novela. <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top