III

Aquella chica vino y se sentó delante de mi, su cabello negro tenia un gran aroma, como si fuera miel. La clase comenzó, la profesora daba los ejercicios grupales y yo, por mi condición social no pude hacerla con nadie. Estaba solo y no tenia con quien trabajar, hasta que me cruce con esa mirada color cielo, la muchacha nueva hizo equipo conmigo para el trabajo.
Pasaron unas horas y la clase había terminado, nosotros estábamos llegando a la mitad de la hoja, pero no había tiempo para seguir. Así que ella me propuso lo siguiente, juntarnos en mi casa y pasar la noche juntos para terminar y entregar la tarea asignada la próxima semana.
No saben lo feliz que estaba al escuchar esas maravillosas palabras.

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