33. En busca de la tranquilidad.


Canción en multimedia: Kaleo - All the pretty girls


Silencio se forma por unos instantes. Yo no soy capaz de decir nada, y Alex solo me cubre con sus brazos, de manera de que ni la madre ni la hija me puedan ver. Me concentro en inhalar y exhalar. Necesito calmarme. No está bien que Alex me proteja. Tengo que encontrar la manera de ser fuerte. ¿Por qué me cuesta tanto?

—Por favor... no lo mencione—le oigo decir a Alex. Siento las vibraciones de su pecho cuando habla —. Ella solo quiere que la dejen en paz.

La madre se queda en silencio por un minuto.

—Lo... lo siento. Yo... no tenía idea. ¿Estará bien?

Alex suspira.

—No lo sé.

Por un momento se forma el silencio. Nadie dice nada. Alex es cálido. Incluso cuando debería estar enfadada con él, su presencia logra calmarme de una manera que no entiendo. Es tranquilizador. Aun así... ¿por qué debe ser él? ¿Por qué me relaja? Incluso cuando esto no está bien...

—Entiendo. Cuídala, ¿quieres? He visto la televisión y... bueno, se ve que ha pasado por unos meses difíciles.

—Lo haré—dice con firmeza—. No voy a dejarla sola.

—Vamos, Hannah. Te compraré un helado —escucho la voz de la mujer alejarse, al igual que el sonido de sus pasos.

Cuando la mujer por fin se aleja del todo, Alex agacha la cabeza hacia mí. No lo miro, pero puedo sentirlo.

— ¿Tú también quieres un helado? —pregunta con un pequeño tono burlón.

Cierro los ojos con fuerza. No. No quiero. Solo quiero alejarme de esta pesadilla de una vez.

Siento como me da un beso sobre la cabeza. Me encojo de hombros. Se siente extraño.

—Lo siento. Solo bromeaba—dice en voz suave, pero luego murmura con algo de timidez —. Aunque... podría comprarte uno si quisieras.

— ¡Alex!

Harmony grita de repente. Sus pasos se acercan con velocidad, hasta que la siento pararse al lado.

— ¿Qué sucedió? ¿Blair está bien?—pregunta con preocupación.

—No podría decir que bien... no sé muy bien lo que pasó, pero parece que una mujer la reconoció y entró en pánico—murmura con su voz acongojada—. Maldición. Sé que el doctor nos advirtió de esto, pero ni siquiera hemos salido del hospital y ya tuvo uno.

¿Uno? ¿De qué están hablando?

— ¿Y su hermano?

—Al final se marchó —dice Harmony —. Le expliqué más a fondo la situación, y supongo que lo hice entrar en razón. Si Blair está cerca de sus padres, solo la acabarán más.

No sé qué decir. Me gustaría preguntar qué dijo el doctor sobre mí, y que fue lo que le dijeron a Robert para hacer que desistiera de llevarme con él. Quisiera preguntar muchas cosas, pero no siento ánimos y tampoco puedo encontrar la voz.

—Será mejor que nos vayamos—murmura Harmony, cautelosa—. No será bueno si seguimos aquí por más tiempo y alguien más la reconoce.

Alex suelta un suspiro, y finalmente asiente. Me separa de su abrazo, y de inmediato siento como toda esa calidez desaparece. Me hace sentir vacía. Harmony comienza a caminar, pero Alex se queda allí de pie, esperando a que yo comience a caminar. Aprieto los dientes, y me mantengo detrás de Harmony. Esto es muy frustrante.

Caminamos por los pasillos, y puedo sentir como Alex no me quita la vista de encima durante todo el camino, como si fuera alguna especie de exhibición valiosa de un museo que no puede romperse. Me encojo de hombros mientras camino, y trato de no darle la cara. Él es el culpable de todo. Mantengo la mirada en el piso mientras caminamos. A duras penas logro reconocer el pasillo por el que pasamos inicialmente, pero después de eso pierdo la pista. Luego entramos a un ascensor, y cuando menos me doy cuenta, estoy frente a un auto negro en medio de un gran estacionamiento subterráneo.

Retrocedo. ¿Qué piensan hacer conmigo? No les serviré para nada. No quiero que jueguen más conmigo.

—Conduce tú—le dice Alex a Harmony—. Yo iré con ella atrás.

Alex le tira las llaves a Harmony y ésta las atrapa en el acto. Luego se sube al elegante auto, y enciende el motor. Yo desvío la mirada y me quedo observando un punto en la lejanía. Alex no puede repararme. Me tomó casi un año ayudarlo a superar sus demonios. Pero esto es diferente. Yo... yo ya no tengo futuro.

—Oye...—Alex se para frente a mí, y me habla con un tono de voz extrañamente tranquilizador—. No te lastimaremos, y tampoco permitiremos que nadie más lo haga. Vas a estar a salvo.

Alex pone su mano en mi mejilla, y limpia los rastros de lágrimas con sus dedos. Tengo miedo. No sé si creerle. Recuerdo todo lo que ha pasado desde que este martirio comenzó y se me encoje el corazón.

—Sé que estás muy herida. Déjame intentar ayudarte. Puede que no lo merezca, pero tú no te mereces todo este desastre.

Trago grueso, e intento reprimir las lágrimas. Por favor, que no siga. Ya no quiero pensar en nada más. Solo quiero dormir y olvidarlo todo por un rato.

Alex suspira y se queda observándome en silencio por un rato. Me pregunto si sería capaz de dejarme ir si se lo pidiera justo ahora. No sé si sería más doloroso quedarme sola, o irme con él. Sea cual sea el camino que elija, va a terminar mal para mí.

— Perdóname, pero incluso si estás en contra... no voy a dejarte por tu cuenta ahora.

Da igual. Ni siquiera puedo defenderme por mi cuenta...

Harmony saca el rostro por la ventanilla y mira a Alex, poniendo una cara de claro disgusto.

—Con todo respeto creo que este no es el momento ni el lugar para hablar de esto. Deprimirla en un sitio como este no ayudará.

—Yo... y-yo no...

—Alex—bufa—. Solo sube al auto. Y por tu bien, más vale que «ya sabes quienes» no estén allí cuando lleguemos. No es el momento para que la vean.

¿Qué? ¿Quiénes?

Alex me toma de la mano y me hace entrar al auto. Es extraño que me tome de la mano. Ya dentro del auto, veo como Harmony echa un vistazo al espejo retrovisor y pone el vehículo en marcha. Observo como poco a poco nos acercamos más a la luz de la calle. Sin darme cuenta, me he alejado de la ventana. Entonces por fin estamos en la vía, y comenzamos a transitar las calles. En cualquier momento, alguien podría mirar por la ventana y reconocerme. No quiero eso. No quiero que me vean. No debería ser tan cobarde, dentro de un auto no debería pasarme nada, pero... ya nada me sorprendería...

—Blair, nadie va a reconocerte. Los vidrios están polarizados—escucho a Alex decir.

No le creo. Si algo más pasa... me pasará a mí. No, no debo ser paranoica. Pero no puedo evitarlo. Tengo que respirar profundo y calmarme. Comienzo a inhalar y a exhalar profundamente, mientras las calles siguen pasando por la ventana.

No me pasará nada. No me pasará nada. No me pasará nada. No me pasará nada. No me pasará nada. No me pasará nada.

«No... ¿a quién quiero engañar?»

De un momento para otro me jalan, y ya no puedo ver nada. Alex me aprieta con sus brazos y me deja esconderme en él. Sé que esto no está bien, pero él es cálido y... de esta manera no me verán. ¿Pero y cuando baje del auto? ¿Y si de camino al apartamento alguien me reconoce? Ya una mujer me reconoció en el hospital. Si tan solo Alex y Robert no se hubieran puesto a gritar...

—Deja de pensar—murmura Alex, poniendo una mano sobre mi cabeza—. O si lo haces, ¿por qué mejor no piensas en cosas bonitas?

¿Cosas bonitas? No se me ocurre nada...

Alex acaricia mi cabeza mientras el auto avanza por las calles. No sé qué esperar. No sé si queda algo bueno para mí allá fuera. Espero que sí, porque si no... no tendría sentido seguir viviendo. ¿Cuál sería mi motivación para vivir? ¿Por qué debería seguir adelante? ¿Con qué razón? ¿O tal vez, yo debo encontrar esa razón por mi cuenta? Pero he estado buscando por mucho tiempo, y creí haberla encontrado. Creí que la gente por fin había comenzado a aceptarme, que podía pararme a la luz del sol sin temer nada. Pero solo he terminado más hundida que antes.

Mi madre tenía razón al estar decepcionada de mí. Tengo que darle la razón... la próxima vez que la... vea...

.

Abro los ojos poco a poco. El auto se ha detenido. Alex me mueve para que me despierte.

—Abre los ojos. Ya llegamos.

Parpadeo, y poco a poco me reincorporo en mi sitio. Observo a mí alrededor. Nos encontramos en otro estacionamiento subterráneo. ¿A dónde hemos llegado? ¿Qué va a pasar ahora? Reviso por los alrededores para verificar si hay alguna persona merodeando por allí, pero no hay nadie. De hecho, son pocos los vehículos que se encuentran estacionados por allí, para mi sorpresa. Supongo que es normal. Es entre semana, y la gente debe estar trabajando.

Alex también debería hacer eso. Pero yo...

La puerta del vehículo se abre. Alex me tiende la mano. Me pregunto en qué momento se bajó. No me di cuenta, al parecer me distraje.

—Vamos. No hay nadie cerca, así que no te preocupes—dice, hablándome con dulzura.

Es extraño. Me habla como si tuviera en frente a una niña que puede asustarse con cualquier cosa. Pero yo no soy una niña. Y haber llegado a estos extremos... significa que no cumplí mi misión inicial. No pude demostrar que podía ser independiente. No pude sobrevivir entre el mundo de los adultos, mezclándome entre ellos como una persona normal. Solo soy un estorbo.

De un momento para otro, Alex toma mi mano y me impulsa hacia afuera. Luego cierra la puerta del auto. Harmony viene por un lado, y nos mira. No dice nada, y luego empieza a caminar hacia un ascensor. Alex la sigue, sin soltarme de la mano. Aunque yo no le devuelvo el agarre, no le importa. Es como si quisiera asegurarse de que no volveré a desaparecer.

Subimos por el ascensor, hasta que nos detenemos. No me fijo en el número de piso. Caminamos por un pasillo, pero tampoco me fijo demasiado, y de repente nos detenemos. Alex y Harmony se miran el uno al otro antes de entrar por la puerta. Algunos ruidos se oyen de adentro. Trago grueso, y trato de no temblar. No le habrán dicho a alguien que estoy aquí para que me delate, ¿o sí? De Alex, ya nada me sorprendería. Tal vez deba echar a correr. Pero no puedo, mis piernas están paralizadas. Por favor, no quiero que me hostiguen más. Déjenme tranquila. Si hicieron lo que creo... jamás se los perdonaré.

—Oigo voces dentro—dice Harmony, apretando los dientes.

Alex agacha la cabeza.

—Lo siento. Mi madre puede ser un poco...

—Ay, no puede ser.

Harmony abre la puerta, soltando un sonido de desagrado. Me tenso por completo. ¿Alice? ¿Qué hace Alice aquí? No quiero verla. Por favor, no.

Retrocedo un paso, tentada de arrancar a correr. No quiero ver a Alice. No quiero ver a nadie. Ni siquiera quería que Alex me encontrara. Déjenme sola. ¿Por qué no pueden dejarme en paz? ¿Por qué nadie puede dejarme en paz?

Cierro los ojos con fuerza, mientras siento como Alex me jala al interior. No veo nada. Solo escucho un suspiro de sorpresa, volando en el aire.

— ¿Blair?

Esa voz... ¿Sabrina?

Abro los ojos poco a poco. Sabrina y Diana se encuentran mirándome con la boca abierta, mientras Alice sostiene a Poochi en sus brazos y mantiene una expresión de nostalgia en su rostro. Agacho el rostro. No puedo soportar verlas por mucho tiempo. Tampoco quiero que me pregunten nada. Ya no soy la misma persona de hace un año. La persona a la que apreciaban no soy yo.

«Solo quiero salir de aquí.»

—Oh Dios mío.

Alzo la mirada un momento. Sabrina se tapa la boca y comienza a llorar. Luego salta hacia mí y me abraza. Me quedo estática.

— ¡¿En qué estabas pensando?! —solloza, hundiendo su cabeza en mi hombro — ¡¿Pararte en medio de la carretera para que un auto te atropellara?! ¡No... no vuelvas a hacer eso en tu vida!

¿Qué? ¿Cómo... cómo sabe eso...?

—Salió en las noticias—dice Alice, haciendo una mueca.

¿En las noticias? Yo... yo...

— ¡Blair!

Entre Alex y Sabrina me agarran antes de que pueda caer al suelo. Sin embargo, termino de rodillas. ¿En las noticias? ¿Todo el mundo sabe que hice eso? Entonces no solo me humillé, sino que ahora todos tienen idea de en donde estoy. No. No puedo soportarlo. ¡No quiero más de esto! ¡No quiero!

De repente una cachetada resuena en el aire.

— ¡Eres un desgraciado! —oigo gritar a Sabrina —¡Mira lo que le hiciste! ¡La destruiste por completo! ¡¿Qué piensas hacer para arreglarlo?!

El silencio se hace por un momento. Me llevo las manos al rostro y trato de no llorar. No quiero más de esto. Estoy cansada del caos, de las peleas, de la intranquilidad... solo quiero que el mundo entero me deje en paz. ¿Acaso tengo que morir para lograrlo?

—Yo... sé que no merezco su perdón... —escucho la voz entrecortada de Alex, como si estuviese a punto de llorar—pero... tampoco puedo dejarla así. No puedo...

—Es mejor que Blair se vaya con nosotras—oigo decir a Diana con la voz temblorosa. Es como si no tuviera el control completo de su habla—. Aquí... aquí no se va a recuperar.

—Escucha... Diana—dice Harmony—. Tu amiga y tú trabajan a tiempo completo, y Alice no tiene la capacidad para curar a alguien más. No pudo hacerlo con su hijo... sin ofender.

—No te preocupes—murmura Alice, algo afligida.

Siento algo en mi pie. Abro un poco los ojos y veo a Poochi, olfateándome. Parece intentar reconocerme. Recuerdo la primera vez que vi a Alice... el cómo llevaba a Poochi entre sus brazos, llorando desconsolada porque no podía encontrar una solución para su hijo. Parece que eso hubiera sido hace mil años. Que diferente era yo en ese entonces. Tenía esperanzas. Que ingenua era. Y a pesar de que me habían cerrado puertas en la cara una y otra vez, me convertí en su solución. Pero ahora...

De repente Poochi empieza a ladrarme, como si fuera una amenaza. ¿Lo soy? ¿Soy una amenaza?

— ¡Poochi! ¡Perro malo! —lo regaña Alice, y de repente lo coge en brazos.

Me paso un brazo por los ojos para retirar las lágrimas. Que patética me he vuelto, llorando porque me ladró un perro. No me reconozco.

— ¡De igual manera! Diana y yo podemos turnarnos... ¡algo se nos ocurrirá! Pero si se queda contigo va a ser peor.

—Blair y Alex tienen cosas que solucionar. Lo mejor es que ella se quede aquí—dice Harmony.

— ¡No estoy de acuerdo! ¡Blair no va a quedarse aquí!

— ¡Ya basta!

Alguien me toma de los hombros y me mueve. Yo cierro los ojos, abatida. Luego me sujetan, y de repente estoy en el aire. Me recuerda cuando Alex me cargó por primera vez. Recuesto la cabeza hacia un lado y me dejo ir. No pensaré en nada más.

—Ahora ella es lo más importante. La llevaré a descansar, y si alguna de ustedes quiere seguir peleando, háganlo en otra parte.

Siento como si estuviera flotando. Me muevo en el aire, pero no estoy caminando. No quiero abrir los ojos. Quiero quedarme así. De repente me ponen sobre algo muy cómodo. Si es una cama, nunca había sentido una tan cómoda como esta.

—Espera. —La voz de Sabrina interrumpe.

Silencio se hace por unos segundos.

— ¿Qué?

—No puede dormir con esa ropa. Además, ¿ha comido algo?

Alguien pone su mano sobre mi frente. Es agradable.

—No mucho. Pero está demasiado cansada como para comer. Tal vez sea mejor que duerma un rato primero.

—Sabrina y yo la cambiaremos—dice otra voz—. Su maleta está aquí, ¿verdad? ¿Puedes buscar un pijama para ella? Entre más cómodo mejor.

Todo se queda en silencio por un momento, pero luego pasos se mueven alrededor de la habitación. Escucho murmullos, y luego me jalan de los brazos. No. No quiero. Quiero quedarme aquí.

—Blair, cariño. Vamos a ponerte el pijama. Vamos, siéntate.

—Alex, ¿puedes salir de aquí un momento? —dice una voz mayor de mujer, pero no puedo distinguir si es de Alice o de Harmony—. No puedes verla.

— ¿Qué? No, de ninguna manera. Yo-

—Alex. Por favor.

Se escuchan más pasos, y de repente siento frío. Sé que me están cambiando de ropa, pero no puedo decir nada al respecto. Podrían incluso violarme ahora mismo y yo no podría defenderme. Solo quiero dormir. De un momento para otro ya no tengo zapatos, y me levantan un poco para poder vestirme bien. Ni siquiera sé qué tengo puesto ahora.

—Ya está. No te duermas aún—murmura alguien con suavidad—. Alice y Harmony fueron a prepararte algo rápido para comer.

Agacho la cabeza, intentando encontrar una posición para dormir. No quiero abrir los ojos. Quiero que me dejen descansar.

—Está cansada—oigo decir a Alex—. Déjenla dormir. Ha estado diciendo que tiene sueño desde el hospital.

—No va a acostarse con el estómago vacío.

Estoy comenzando a desesperarme. Quiero dormir. Tengo mucho sueño. Déjenme dormir.

—Blair, abre los ojos. Te trajimos algo de comer.

Silencio.

— ¿Se habrá dormido?

—Blair, despierta. Tienes que comer.

Alguien me sacude por los hombros, intentando mantenerme en este mundo. Suelto un quejido. No puedo... no puedo...

— ¡Oye! ¡¿Qué crees que haces?!

De repente estoy apoyada en algo muy cómodo. Unos brazos me rodean, dándome calor como si fuera una cobija. Recuesto mi cabeza en ese calor. Es agradable.

—Duerme—murmura con suavidad en mi oído—. Yo me encargo de ellas.

Siento un beso en mi frente, y las ganas de llorar me invaden. Es tan cálido y cómodo que parece un sueño. No se siente para nada como la soledad que he sentido durante todo este tiempo. No hay frío ni temor, solo una profunda calma. Debo estar en el cielo...

...................................

Ay, no se por que, pero este capitulo me parece tan askjdaskdklajsldkas...

¡Es que al final es tan bonito! Y bueno, para los que se preguntaban que había sido de Diana y Sabrina... pues podremos saberlo a partir de aquí.

Ahora que Blair está rodeada de gente que la aprecia, ¿logrará recuperarse? ¿Qué pasará entre ella y Alex? ¿Y que harán Diana y Sabrina al respecto de los planes de Alex de cuidarla en su apartamento?

Eso aun está por verse.

¡Perdón por la tardanza! Pero la buena noticia de todo es que, ¡por fin son vacaciones! ¡Wiiiiii! Así que puedo escribir más, y así asegurarme de que esta novela no vaya a quedar abandonada, porque no quiero que eso me pase, nunca.

¡Muchas gracias a todos por sus comentarios! Leerlos me levanta el ánimo muchas veces, y me encanta ver como sacan teorías unos con otros. :D

Y por cierto... tendremos algo de Alex la próxima semana ;)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top