24. El amor sobre el miedo.

Canción en multimedia: Ed Sheeran - Save Myself


— ¿Qué pasa con Cynthia? —pregunto.

Robert no dice nada. Solo voltea la mirada y aprieta las manos con incomodidad sobre su regazo. Sin duda está ocultando algo.

— ¡Robert!

Sus hombros tiemblan. Está muy preocupado. ¿Pero por qué no me dice nada?

—Si ella se muere... yo me muero con ella—murmura.

Me pongo de pie de un salto. Le pongo las manos sobre los hombros. No lo permitiré. ¡No le permitiré que haga tal cosa! ¡Si algo le pasa a Cynthia, él debe seguir viviendo! ¡Pero ella sigue aquí! ¡Debe seguir tratando!

Si Robert desaparece, quedaré sola de verdad.

— ¡No digas tonterías! ¡Tú tienes que seguir viviendo!

—Blair, cállate, estamos en un hospital—me regaña, mirando hacia los lados.

— ¡Cynthia sigue con vida! ¡Tienes que luchar por ella! ¡¿O acaso no la amas?! ¡¿Por qué te rindes tan fácil?!

— ¡Porque tengo miedo! —grita con desesperación. Su rostro pasa a tener una expresión de derrota—. Tengo miedo.

Me quedo en silencio. No sé qué decir. Miedo... esa sensación que nos paraliza por completo. Es probablemente, el obstáculo más grande del ser humano. Tal vez. No lo sé. No soy quien para hablar de ese sentimiento, porque la verdad es que yo soy una miedosa. Ahora mismo estoy tan asustada que existen ocasiones en las que me da miedo salir de mi habitación.

Pero... si sigue pensando en su miedo, Cynthia no se salvará. Si quieres salvar a alguien... debes dejar tus temores de lado. Es así como funciona el mundo. Si no hubiera sido por eso... no habría podido ayudar a Alex en lo absoluto. En ese entonces era fuerte, a pesar de que recuerdo haber sentido miedo también. Muchas cosas han cambiado ahora.

—Pero... ¿tu amor es más grande que tu miedo?

Santo cielo. Si sigo así terminaré pareciéndome a una oradora motivacional.

Robert me mira, desconsolado. Sabe la respuesta, pero se siente impotente. Sentir miedo está bien, pero no hay que dejarse dominar por él. Aunque... creo que ahora mismo soy la persona menos indicada para decir eso. Odio lo que soy ahora. Odio no poder dar la cara. Odio no poder hacer las cosas que me gustaría hacer.

Odio siempre terminar con las manos vacías.

—Dime que necesitas.

— ¿Eh?

—Dime que necesitas para luchar por ella. Lo haré realidad por ti.

Robert niega frenéticamente. Me pregunto por qué se resiste a que lo ayude. Supongo que tanto él como yo somos unos cabezas huecas. Teníamos que ser hermanos.

—Dilo, o Cynthia va a morir.

Sé que estoy siendo un poco dura, pero es necesario. En momentos como estos... necesitas ser fuerte, hermano. Debe haber algo que pueda hacer por ti. Debes dejar que te ayude. Si te dejas dominar por el miedo, ese miedo terminará haciéndose realidad.

Sonrío. ¿Qué rayos acabo de pensar? ¿No fue eso lo que me pasó a mí?

Robert no responde.

—Robert. Dilo ya.

Agacha la cabeza, lleno de frustración. Está a punto de ceder.

—Dinero.

— ¿Cuánto?

No dice nada. Así que era eso. No me dijo nada para evitar que viniera hasta aquí. Para evitar incomodarme. Para evitar que gastara mi dinero en él. Después de todo, se preocupaba por mí. Pero... esta no es la manera.

—Olvídalo, es demasiado.

— ¿Cuánto, Robert?

Titubea, y suelta un quejido de frustración. Tiene que decírmelo. No tiene más remedio. Si no me lo dice, sabe lo que le pasará a su esposa.

—Cincuenta mil.

Trago grueso. Eso es más de la mitad del dinero que me queda. Espero no tener problemas monetarios después de esto, pero la verdad es que tarde o temprano, el dinero se va a acabar. En momentos como estos es en los que agradezco estar trabajando. Le deberé una a Harmony por esto.

—Está bien. Te los daré.

Robert alza la mirada y me mira, atónito.

— ¡N-No puedes! ¡Blair, es mucho dinero! ¡Sé que en Los Ángeles se gasta mucho dinero y...! ¡No es seguro que Cynthia se salve!

—Cállate Robert, por el amor de Dios. Ahora... ¿en dónde habrá una chequera?

—Toma la mía—interrumpe una voz familiar, y veo una chequera frente a mis ojos.

Alzo la vista y me encuentro con mi padre. Vaya. ¿Cuándo fue la última vez que vi esa expresión amable hacia mí en su rostro? Una expresión de un padre que en realidad quiere a su hija. No... no debo llorar aquí. He pasado por cosas peores que esta... puedo resistir a esto.

Tomo la chequera, pero las manos me tiemblan.

—Gra-gracias...

Mi padre sonríe a pesar de que he tartamudeado. Agacho la mirada. Antes sonreía así, pero con el tiempo, a medida de que fue siendo hechizado por mi madre, me miraba mal cada vez que me escuchaba tartamudear. O tal vez, era su mala mirada hacia mí a la cual se había acostumbrado.

Me siento al lado de mi hermano y abro la chequera con manos temblorosas. Entonces me doy cuenta de que no tengo nada con que escribir. Abro la boca para pedir con que escribir, pero mi padre se me adelanta y me da un bolígrafo. Lo recibo, pero no le digo nada. Me da miedo esta cercanía, por alguna razón. Se siente extraño. Tal vez es por la cantidad de tiempo que ha pasado desde que me trató... así.

Papá no parece sorprendido por mi disfraz. Me pregunto si Robert le dijo algo.

Centro mi mirada en la chequera, y comienzo a llenarla. Puedo sentir la tensión que proviene de mi hermano. Coloco mis datos, la cantidad de dinero, y le solicito a él los datos que faltan. Me los da, algo perdido. Me pregunto si ha comprendido que no puede ponerse a dudar en un momento como este. Pero más allá de todo, Robert parece sorprendido.

Cuando termino, arranco el cheque y se lo entrego. Robert lo toma entre sus manos, atontado.

—Blair, yo... te lo pagaré—murmura, a punto de llorar.

Bufo.

—Olvídalo. Tendrías que ganarte la lotería para eso. Además... si ni siquiera puedo usar mi dinero para ayudar a las personas cercanas a mí... no sirve para nada.

Después de todo, solo quiero lo que el dinero no puede comprar.

Robert me mira en silencio y con los ojos llenos de lágrimas. Mi padre también me observa, muy sorprendido. Vaya, ¿así que he hecho una buena acción? Bueno, eso me hace sentir un poco mejor. Viviré con este orgullo por mí misma hasta que el sentimiento se extinga. Pero... ayudar a Robert y a Cynthia es lo que menos puedo hacer. Después de todo, fueron los únicos que llegaron a apoyarme en el pasado.

De repente Robert se abalanza hacia mí y me abraza con fuerza. Llora mientras me abraza. Me quedo desconcertada. No me esperaba esta reacción. Supongo que realmente estaba preocupado. Qué bonito debe ser sentirse amado con tanta fuerza. Cynthia sin duda es afortunada. Sonrío y le devuelvo el abrazo. Verlo así me recuerda a aquella época en la que yo cuidaba de Alex. Me acostumbré a consolar a la gente. Parece que ahora se me da bien. Así que abrazo a mi hermano y espero con paciencia a que se tranquilice.

Pero aunque le haya dado el dinero, esto no ha terminado. Ahora tiene los medios, solo queda que se ponga los pantalones y luche por lo que quiere. Si quiere que Cynthia se mejore, tendrá que ser fuerte hasta que pase. Debe tener esperanza hasta el último momento. Eso podría hacer la diferencia entre la vida y la muerte.

«Lucha mientras te quede algo, Robert... para que no termines como yo».

Papá no intentó hablar conmigo durante mi estadía en Seattle. Me marché al día siguiente. A pesar de que había ayudado a Robert, me sentía como una extraña. Eran una hermosa y unida familia... pero yo era la pata chueca de la mesa. Por eso... no estuve allí mientras Robert hacía los trámites, y mucho menos cuando Cynthia se recuperó.

Pero esta vez, mi hermano sí que me llamó. Había arreglado las cosas. Estaba triste porque mi hermano no me llamaba desde hace tiempo, y ahora había vuelto a hacerlo.

Pero no me sentía bien.

Era otra noche más, sentada sola en mi pequeño comedor. Forzando a la comida a pasar por mi garganta. Observando las vistas desde las alturas. Percibiendo el silencio tan conocido de aquel lugar al que me había acostumbrado. Asegurando el bienestar de los demás mientras yo me pudría entre las sombras.

Al final... nada había cambiado.

Blair. ¿Qué pasó?

Mi hermano se oye serio al otro lado de la línea. Sé de lo que habla. Sé las respuestas que quiere, pero ahora mismo no soy capaz de dárselas.

Acabo de escuchar el mensaje de voz. Y tu cabello... dijiste que no lo hiciste tú—me pregunta, muy serio—. Dime que sucede.

No le respondo. Solo observo los restos de espagueti en mi plato. Antes me encantaba comerlos, pero ahora ninguna comida me sabe lo suficientemente bien. Nada me satisface por completo. Cada vez estoy más y más vacía, y en algún momento... solo quedará una cáscara. Por alguna razón, no puedo sentirme satisfecha con nada. Tampoco he escrito mucho últimamente, y aunque extraño el sentimiento, no soy capaz de sentarme frente a un computador y escribir.

¿Quieres que vaya para allá?

Niego con la cabeza, a pesar de que no puede verme.

—No... aunque lo hagas, nada cambiará.

Blair...

Aprieto los dientes. No necesito esto. No necesito que me tengan lástima.

—Olvida lo que escuchaste en ese mensaje—murmuro—. Solo fue un error.

— ¿Un error? ¿Cómo puedes decir eso? —pregunta, indignado—. Estás cansada, y cada día aumenta más y más. ¿No es así?

No es como si haya una manera de detenerlo.

Mi hermano sigue haciendo preguntas al otro lado de la línea, pero yo no puedo escucharlo muy bien. Se lo que quiero, pero me niego a tenerlo. Sería injusto. Pero... esto ya es injusto de todas formas. Después de todo lo que me ha pasado, es injusto que tenga que vivir de esta manera.

¿Blair? ¿Me estás escuchando?

Extraño a Alex...

¿Qué?

Aprieto los labios con fuerza. Este sentimiento está mal. Alex me lastimó. Pero... día a día ha estado esforzándose para encontrarme. Para ayudarme. Para que la gente deje de hablar de mí. Incluso amenazó a revistas para que me dejaran en paz. Y fuera de eso...

—No puedes. Ese hombre solo te lastimó. ¿Ya se te olvidó? No le importas—me asegura con enojo—. No te atrevas a pensar en él.

—Pero... ¿por qué... tú si puedes tener a Cynthia pero yo... tengo que permanecer sola todo el tiempo?

Ahora lo sé. Es imposible que pueda vengarme de Alex porque aun lo quiero. Harmony... ella tenía razón. Es injusto. ¿Por qué? ¿Por qué no puedo hacer justicia? ¿Por qué debo tener esta clase de sentimientos en mi interior? Muchas personas pueden vengarse con facilidad. Al parecer no soy la clase de persona que puede cobrar venganza. Pero... ¿por qué? ¿Entonces solo debo resignarme a que me pasen por encima?

No quiero... no quiero más...

Es diferente. Cynthia no arruinó mi carrera.

Amo a Alex. Y me detesto por eso.

Ha... ha llegado la hora. Michelle va a desaparecer. Tengo que irme lejos, muy lejos. Puede que esté sola, pero al menos... nadie nunca me encontrará. Si me quedo aquí me volveré loca. No puedo soportarlo más. No quiero seguir tolerando este sentimiento por el resto de mis días. Si estoy condenada a permanecer sola, buscaré alguna bonita cabaña en un campo y me encerraré a escribir hasta el día en el que muera.

Solo quiero que deje de doler. Por favor.

¿Blair?

Tengo que hablar con Harmony cuanto antes.

—L-Lo siento Robert... hablaremos después—titubeo.

Antes de que pueda responderme, le cuelgo. Me quedo con el teléfono en mis manos, revisando la decisión que he tomado en mi mente. Michelle... debes desaparecer. Lo sé. Porque tú... estás tan cansada como yo.

— ¿Señora? ¡Oiga, Michelle!

Alex bate una mano frente a mí. No quiero mirarlo. Este será uno de mis últimos días de trabajo. Duele mirarlo y saber que nunca lo volveré a ver. Duele mucho. Por un momento me dan ganas de quitarme la peluca y revelarle quien soy. Dejarle que me abrace. Pero no puedo hacerlo. Sería injusto para mí. No estaría haciéndome valer. Aunque me pregunto si alguna vez lo he hecho.

—Oiga... ¿se encuentra bien?

Michelle también está cansada.

— ¿Michelle?

El tono de Alex pasa a ser de preocupación. Pero no puedo contestarle. No cuando lo único que quiero hacer es arrojarme a sus brazos y perderme en su calor. Recordar lo que se sentía esa calidez especial. Ya no puedo recordar muy bien cómo se sentía.

Alzo la mirada, y me encuentro con Alex dirigiéndome una mirada preocupada. Es extraño. Se supone que soy Michelle. No debería preocuparse por mí.

—Llame a Harmony—le pido, pero mi voz sale más débil de lo que hubiera querido.

Alex se queda estático por un momento, pero de repente se mueve y corre a buscar a Harmony. Yo lo observo alejarse hasta que desaparece. Hicimos muchas cosas, juntos. Recuerdo cuando cuidaba de él, y también recuerdo cuando le daba órdenes siendo Michelle. Todos esos recuerdos los atesoro, a pesar de que sean buenos o malos. Soy una masoquista.

Harmony entra a la oficina, y asegura las puertas antes de acercarse a mí.

—He mandado a Alex lejos para que no sospeche. Dime que sucede.

Agacho la mirada y contengo las lágrimas. No puedo llorar ahora. No debo hacerlo.

—No puedo seguir con esto.

—Entonces... ¿te diste cuenta?

—Sí...—contesto con la voz rota, y me llevo las manos al rostro—. No puedo hacerle daño a Alex... y nunca podré.

Harmony no parece sorprendida en lo más mínimo. Ella sabía que esto iba a pasar. Sabía que en algún momento me iba a rendir. Odio no haber podido sorprenderla. Odio no haber sobrepasado sus expectativas. Es solo que... seguir trabajando aquí mientras veo a Alex todos los días es una tortura para mí.

— ¿Y qué vas a hacer ahora? —pregunta.

Trago grueso, y me quito las manos de la cara.

—Irme a donde nadie me pueda encontrar.

Harmony entrecierra la mirada y la culpa invade su rostro. Al final no pudo hacer nada para ayudarme. O al menos, nada que mejorara mi vida. Es solo que intentar negar que Alex me importa solo hace que me duela más. El no admitir que no podía vengarme de él solo me estaba destruyendo. Pero estoy cansada. No puedo seguir. Y no importa cuántas veces me vaya a dormir por las noches, siempre despierto cansada.

—Blair, yo... lo siento mucho—murmura, agachando la mirada—. Lamento todo esto. Lamento que hayas salido afectada de esta manera.

Asiento, pero no le respondo. No tengo nada que decir.

— ¿Cuándo te vas?

—En una semana. Aun necesito arreglar algunas cosas aquí en la editorial—murmuro—. Pero en una semana... Michelle desaparecerá.

—Blair...

Harmony se queda en silencio con la mirada gacha. Yo hago lo mismo. Parece como si estuviéramos guardando un minuto de silencio por algún muerto. Sé lo que significa esto. Es el fin. Me alejaré de la editorial, de todos los que conozco y de esta realidad. A esas personas con las que tanto me encariñé... nunca las volveré a ver.

......................................

Fin.

Nah, es broma.

¡Hola gente! Bueno, bueno, llegamos a este capitulo. Blair ha decidido que se marcha, ¿pero logrará hacerlo antes de que Alex la descubra? Y si lo hace, ¿que hará Alex cuando se entere de todo?

Supongo que para Blair es simplemente imposible vengarse de alguien, o al menos de esa manera. Eso hace parte de la esencia de ella, y de lo que vimos en el primer libro. Para ella, hacerle daño a alguien de manera intencional es muy difícil. Hace parte de su espíritu. Es verdad que hay gente que puede vengarse con facilidad, pero también hay quienes no pueden lastimar a otros aunque los hayan lastimado a ellos. ¿Bondad o estupidez? Quien sabe, cada quien tiene su punto de vista :v

¡Y bueno! ¡Estoy viva! Lastimosamente no he podido adelantar mucho escribiendo ultimamente, pero apenas tenga un rato tengo que sentarme y ponerme a escribir como una loca :v *lo que a veces hago normalmente*, tal vez con un vaso de café mientras tecleo de manera desenfrenada y demasiado exagerada :v

Tic, tac... se te acaba el tiempo, Alex.


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