17. Cuando el odio y la soledad se toman de las manos.

Canción en multimedia: Jason Walker - Down

Al principio me rehusaba a recibir vacaciones, pero no puedo negar que me sirvió. Sin embargo, también intensificó los sentimientos de soledad. Mi apartamento estaba solo a todas horas, además de mí. Pero mi presencia no se sentía. Solo me sentía como una espectadora, viendo un escenario vacío. No había personajes. No había actividad. La soledad era devastadora. Por las noches, llamaba a Robert e intentaba hablar con él todo lo que más podía, pero cuando colgaba el teléfono, volvía a la realidad.

En este lugar, solo estaba yo. Y probablemente siempre sería así.

Maté el tiempo en lo que más podía. Limpiaba con desenfreno. Cocinaba comida como para una semana. Escribía líneas y líneas de fragmentos de historias demasiado deprimentes, que luego usaba como un estímulo para llorar. Dormí mucho, aunque en ciertas ocasiones tuve pesadillas. Algunas eran demasiado aterradoras. Me da dolor de cabeza hasta recordarlo. Las personas que se habían suicidado venían a mí en forma de fantasmas y me culpaban de sus muertes. Era aterrador soñar eso.

Sin embargo, mi vida poco a poco se había estado convirtiendo en una espiral de dolor de la que no encontraba la forma de salir. Lo único que yo quería era que alguien estuviera conmigo. Es decir, durante toda mi vida siempre me eligieron de última en los deportes, había personas que estudiaban conmigo y no sabían de mi existencia, sin contar que nunca fui la primera opción de nadie. No puedo negar que en las horas libres en el instituto sentía envidia de esas personas que eran la primera opción de otros. Es decir, todos parecían tener a alguien así. Yo me pasaba los días preguntándome como se sentiría. Porque, la verdad es, que yo ni siquiera era la primera opción de Adriana. Tal vez tampoco la segunda, ni tampoco la tercera, y mucho menos la cuarta.

No importaba quien estuviera a mi lado. Tampoco me importaba si esa persona me ignoraba. Solo quería sentir que había alguien más en la habitación.

Por eso, cuando me sentí la primera opción de Alex, fui feliz. Me dije «Oh, entonces así es como se siente». Y me volví importante para alguien más allá. Pero entonces él hizo lo que hizo... y me demostró que mis ilusiones no tenían razón de ser.

Al fin y al cabo, volvía al punto de partida.

Poco después de volver a mi apartamento después de salir del hospital en Nueva York, tuve un arranque de ira y frustración. Llegué al apartamento y tiré al piso lo primero que encontré. Empecé a arrojar cosas mientras lloraba, esperando que eso calmara el dolor. Es decir, muchos hombres hacían eso, y siempre me preguntaba el por qué. Pero no me hizo sentir mejor. Me hizo sentir estúpida. Estaba frustrada porque no había podido culpar a Alex en televisión.

Ni siquiera eso había podido hacer bien.

Ahora no quiero pensar mucho en eso. Si quiero encontrar una forma de llevar mis planes a cabo, debo estar calmada. Porque la verdad, es que no he avanzado nada. Es verdad, a Alex no le agrada Michelle, pero eso no es suficiente. Debe haber algo más.

—Me estoy quedando sin ideas, Robert—le digo. No sé por qué, pero últimamente he sentido la necesidad de apegarme más a mi hermano. Es la única persona que me queda de verdad—. Pude haberlo delatado, pero no lo hice. Soy estúpida.

—Sí, bueno... pensé que la entrevista en la NBC sería una buena oportunidad para ti, así que por eso lo hice—comenta, pero se oye algo perdido—. Lamento no haberte avisado.

Frunzo el ceño.

— ¿Robert? ¿Pasa algo?

— ¿Eh? Ah... sí, claro. Me alegra que te esté yendo bien.

¿De qué está hablando?

— ¿Estás bien? —pregunto.

—Disculpa... hablamos después.

Me cuelga, y me quedo allí como tonta, mientras escucho el tono de marcado en mi oreja. Retiro el teléfono de mi oreja y lo observo. ¿Qué sucedió? Esto es extraño. ¿Algo le habrá pasado? Me pregunto si debería volverle a marcar y exigirle que me cuente que es lo que le pasa. No, tal vez no debería. Pero... por otro lado es mi hermano. Además, él ha intentado ayudarme en todo lo que ha podido. Sé que estoy pasando por una mala situación, pero eso no me debería impedir ayudarlo. ¿Algo está pasando? ¿Tiene problemas con Cynthia?

Decido marcarle de nuevo, pero no me contesta. Insisto unas cuantas veces más, pero no me coge la llamada. Estoy comenzando a preocuparme. ¿Y si llamo a Cynthia? Tal vez ella pueda darme alguna indicación. Busco su número en mi lista de contactos, y la llamo. Sin embargo, ella tampoco contesta. ¿Qué rayos pasa con estos dos? ¿Acaso están en medio de una reconciliación muy agitada y sudorosa? ¡Ugh! ¡No quiero imaginar a mi hermano haciendo eso! ¡Qué asco!

Me levanto de mi silla mientras bufo. No hay forma. Y no voy a llamar a mamá ni a papá porque no me darán las respuestas que busco. Lo mejor será que me vaya a dormir. Mañana tendré que regresar a la editorial. Odio decirlo, pero estas pequeñas vacaciones me han servido. He usado todo mi esfuerzo para olvidarme de Alex. Sé que debo pensar en una manera de hacerlo pagar, pero estaba tan agobiada que lo último que quería pensar era en él. No niego que la soledad también me golpeó duro, pero ahora me siento mejor. Puede que ahora sea más capaz de dar la cara y hacer que Alex muerda el polvo.

Me dirijo a mi habitación y me paro en frente mi armario.

—Veamos... ¿en dónde puse mi ropa de oficina? —comienzo a hablar. Abro el closet, y le echo un vistazo a mi ropa—. Supongo que debería comprar algo más de ropa, aunque eso será difícil... ya es difícil salir a la calle, así que comprar ropa lo será mucho más. Además que no soy una adicta a las compras.

En todo caso, ¡¿por qué estoy hablando conmigo misma?!

Me siento estúpida.

Doy un par de pasos dentro de mi oficina. De repente me siento de nuevo en el mismo encierro. Estas dos semanas fueron tan... extrañas. Pero en cierto sentido fueron liberadoras. Tuve mucho tiempo libre para llorar y escuchar canciones corta-venas. Y aunque suene raro, me gustó darle látigo a mi herida alma. Pero ahora era tiempo de regresar. A la misma jaula. A la misma prisión. Me gustaría pensar que estoy haciendo las cosas bien. Sin embargo, no me siento más cerca de sentirme mejor. Solo quiero que todo esto termine. Me pregunto si con el tiempo la gente olvidará todo lo que pasó. Entonces mi vida volverá a ser normal. Podré regresar al punto de retorno. ¿Pero cuál es el punto de retorno? La realidad es que ya no tengo ni siquiera eso. Si las cosas se solucionan... yo no tendré un lugar al que volver. La única razón por la que vine a Los Ángeles inicialmente fue para buscar la manera de que me publicaran. Pero hay que ver las cosas desde un punto realista. Eso no pasará. Seguiré siendo conocida como la fuente de un gran escándalo, y las editoriales no querrán manchar su imagen con alguien como yo. Y sé que existe el método de auto publicación, pero no quiero hacerlo de esa manera. No quiero subir un libro a Amazon y que termine allí. Quiero que la gente me conozca. Una editorial me facilitaría mucho eso, pero ahora... nadie se arriesgaría conmigo.

Me dirijo a mi escritorio. Me siento en mi silla, y enciendo el computador. Mientras veo la pantalla de inicio, pienso en lo irónica que es la vida. No se supone que yo terminara así. Los profesores en el instituto decían que yo tendría un gran futuro. Que el conocimiento me abriría muchas puertas. Pero la realidad es que el conocimiento no sirve de nada cuando no sabes manejar todo lo demás. Si lo sabes todo pero no puedes abrir la boca para decir algo porque te da miedo... no llegarás a ninguna parte.

Me gustaría pensar que existe un futuro en el que pueda ser una escritora renombrada. O una que al menos algunas personas respeten. Pero no puedo imaginarlo. No después de ver cómo han dejado mí nombre por el piso tantas veces últimamente.

Alzo la bocina del teléfono, y oprimo un botón.

—Melissa. ¿El señor Russell ya llegó?

—Sí señora.

—Dígale que venga a mi oficina.

Cuelgo el teléfono y me apoyo en la mesa mientras espero. Sé que está en la oficina de al lado, pero ahora mismo no quiero levantarme y llamarlo. Tampoco me apetece llamarlo a gritos. Solo quiero que venga. Ahora que soy Michelle... tal vez podría aprovechar para decirle algunas cosas que no podría haberle dicho siendo Blair.

Ahora mismo, Blair es temerosa y miedosa. Michelle es fuerte y determinada. Michelle nació para protegerla. Es la única que puede hacerlo. Siendo Michelle puedo darle la cara y soportar las cosas un poco mejor. Pero si llegara a Blair... solo terminaría por romperla. La desolación que la rodea ha eliminado la mayoría de las esperanzas que tenía. Y no puedo permitir que la lastime más.

Alex entra a la oficina, cerrando la puerta tras de él.

—Russell.

—Dígame.

Lo observo. Se ve bastante rígido y serio. Desde lo que dije la última vez, no ha vuelto a ser tan amable conmigo. Pero lo entiendo. Tengo ese efecto. Ahuyento a las personas. Es algo que tengo que aprender a aceptar. Tengo que aprender a vivir con ello. Es parte de mí.

—Por favor, siéntese.

Lo hace, sin embargo su expresión no se relaja. Me ve como su enemiga, y así está bien. Esto es lo que yo quería. Hacer que me odiara. Ahora solo debo hacer que deje de buscar a Blair, y por último aplastar su imagen hasta que no quede nada de ella. Solo entonces, habré terminado con él.

Sentiré su odio, y él sentirá el dolor por el que pasé.

—Sé lo que hizo.

Alex abre los ojos desmesuradamente. Me observa con sorpresa, y hasta con pánico. Ya ha quedado claro que nunca admitirá lo que hizo. Es un cobarde. Esa es la realidad. Así que si él no está dispuesto a abrir la boca y admitir lo que pasó, yo le dejaré clara la verdad en la cara.

—Usted es el culpable de las desgracias de Blair Johnson, ¿no?

—Y-Yo...

Está paralizado. Se agarra de la silla con fuerza, tanto hasta que los nudillos se le ponen blancos. He intentado desquitarme con él de tantas maneras, y de la única forma en que lo logro es usarme a mí misma para hacerle daño. Resulta irónico.

—Usted ha estado buscándola. He sido testigo de ello—comento, mientras me recuesto en el espaldar de la silla—. ¿No cree que es algo tonto? Usted es el causante de todo esto, después de todo.

Agacha la cabeza mientras aprieta los dientes, llenos de frustración. Me gustaría sentir empatía, pero ahora mismo no puedo ponerme en su lugar. Llevo tanto tiempo poniéndome en el lugar de otros, que me he olvidado de mí misma. Los otros se han olvidado de mí. No quiero que me dejen abandonada otra vez.

—No lo es.

—Por suerte para usted, hay una solución muy simple a todo esto.

Alex me observa en silencio, y poco a poco un brillo de rabia se apodera de sus ojos. Es probable que intuye que no voy a decir algo muy agradable.

—Cállese.

—Mucho cuidado. Recuerde con quién está hablando—siseo, inclinándome hacia el—. Yo no soy la que tiene la soga en el cuello ahora mismo.

La verdad es que si soy yo quien la tiene. Sin embargo, debo intimidarlo. Quiero saber hasta dónde llega su determinación.

—Deje de buscarla, Russell. Si usted es el responsable de esto, lo mínimo que puede hacer es dejarla en paz. ¿No cree que eso sería lo mejor?

Se queda cabizbajo durante un momento. Sin embargo, antes de que pueda pensar en algo, él reacciona.

— ¿A qué viene esto? —pregunta con brusquedad. Se levanta de la silla con rapidez, mientras mantiene los puños fuertemente apretados a sus lados —. Ah, no me diga. Vio la entrevista que Blair dio en televisión y de repente se sintió interesada. ¡Usted la odia! ¡Ahórrese sus comentarios, señora!

—Que la odie no significa que no la comprenda. El odio público puede ser muy pesado para una sola persona.

Alex fija sus ojos en mí. Lo más probable es que no esté seguro de lo que le estoy diciendo. Solo que... sigo sin poder creer... que me siga buscando con tanta insistencia. En su carta dijo que me dejaría ir. ¿Entonces por qué no lo hizo? ¿Por qué está moviendo influencias para que los medios se callen? ¿Por qué está haciendo las cosas más difíciles?

— ¿Ah? ¿Y usted qué sabe sobre eso?

Entrecierro la mirada hacia abajo.

—Lo he sentido. En cierta forma... es como el rechazo social.

«Como cuando los demás te rechazan solo porque tienes lentes y aparatos de ortodoncia. Solo porque no eres bonita».

O como cuando eres culpada de algo que no has hecho.

— ¿No cree usted que en cierta forma, ambas cosas se parecen?

Alex me observa, sin saber qué decir. Está muy sorprendido. Tal vez no esperaba tal sabiduría de mi parte. Solo quiero ver que pasaría... si alguien le dice que deje de buscar. ¿Cedería... o seguiría a su terquedad? ¿Qué es lo que quiere en realidad? ¿Y qué tanto logró aprender de mí mientras curaba su alma herida?

Él agacha la mirada con tristeza.

—No lo sé. Nunca he sentido... algo como eso.

—Ya veo.

—Pero usted parece saber mucho sobre eso. —Me mira—. Al igual que Blair.

Alzo una ceja hacia él.

— ¿Qué?

—Sí, bueno... —murmura con duda—. Ella si sintió lo que era eso. Debió... debió pasarla bastante mal. Y ahora... debe estar pasándolo peor.

Oh Alex, no tienes idea.

Trago grueso para empujar al fondo el nudo que crece en mi garganta. Es verdad. Él realmente no tiene idea. ¿Pero qué se le puede hacer? Creció entre la aceptación de todos, viviendo en la felicidad, parándose en la luz del sol con orgullo. No como yo, y no como muchos otros rechazados en la misma situación. O en situaciones incluso peores. No es justo. Todo adolescente debería ser capaz de disfrutar su adolescencia con plenitud. Todo niño debería poder disfrutar de esa etapa lo mayor posible. ¿Entonces por qué? ¿Por qué siento que se me arrebató una parte de mi vida?

No niego que llegué a pensar que cuando fuera independiente... todo cambiaría. Que sería más fuerte, más visible, y que las personas dejarían de rechazarme. Pero el mundo no funciona así. Al fin y al cabo, nada cambió. Me siento de nuevo en el mismo hoyo. No puedo ver la luz del sol, como todos los demás. Yo no puedo hacer todo lo que los demás hacen. Ya no puedo salir a la calle sin estar disfrazada. No puedo hacer amigos porque estoy oculta tras un disfraz. Incluso sin el disfraz, no podría lograr tal cosa con tanta facilidad.

—Ódiela.

— ¿Qué? —pregunta, anonadado.

Me paro de mi lugar de un salto, y le doy un fuerte golpe a la mesa con las palmas de mis manos.

— ¡Ódiela! ¡Déjela en paz! ¡Quiérala lejos de su vida! De esa manera... ¡de esa manera todo será más fácil para ella!

¿Qué estoy haciendo? Ni yo lo entiendo muy bien. Sé que me estoy exponiendo. Me siento cerca de perder el poco control que he ganado sobre la situación. Si Alex me odiara... todo sería más sencillo. Pero si odia a Michelle, puede que nada cambie. Solo quiero sentir su odio, pero no puedo apartarme de él si sigue restregándome en la cara sus intentos de ayudarme.

—Se ahorrará muchos problemas... si tan solo la odia.

Vamos Alex. Quiéreme lejos de tu vida, porque por lo visto yo no soy capaz de hacerlo sola. No tengo la fuerza para eso. A duras penas tengo la fuerza para levantarme cada mañana y hacerle frente a esta situación. La situación que tú provocaste. Pero más que odio hacia ti, siento decepción. Al fin y al cabo, resultaste ser igual a los demás. No ibas a fijarte en mí... porque eres igual a ellos.

— ¿De qué me está hablando? —pregunta Alex, indignado — ¿Acaso se volvió loca? ¡No puede obligarme a odiarla!

— ¿Entonces prefiere que ella lo obligue? —pregunto con un enorme nudo en la garganta.

— ¿Qué? ¡No! Yo no... yo no quiero que... —balbucea. Entonces cae sentado en la silla.

Los puños me tiemblan sobre la mesa. Agacho el rostro y observo un punto fijo en la mesa, sin embargo cada vez me cuesta más. El pecho me duele mucho. Tampoco veo muy bien. Debe ser porque tengo los ojos empañados, pero sé que este no es momento para eso. He sido tonta. Acabo de ponerme en ridículo de manera innecesaria.

—Olvídelo...—murmuro. Me sujeto la sien mientras me dejo caer de nuevo en la silla.

Me quedo mirando la mesa, pero sé que Alex me observa. Sin embargo no quiero mirarlo. No quiero darle la oportunidad de convertirme en su mono de circo. No otra vez. No quiero que me use como entretenimiento.

— ¿Sabe por qué le pedí que fuéramos amigos? —pregunta de repente.

Niego, sin embargo no lo miro. No sé a dónde quiere llegar con esto. Ya me he expuesto bastante hoy. He hecho tantas tonterías... que no sé en donde terminaré. ¿Pero acaso tengo un lugar? No importa en donde termine de todas formas... si no tengo un lugar al que volver.

—Yo... pasé tres años sumido en la soledad. Por eso... he aprendido a diferenciar a las personas tristes por esa causa.

—No me haga reír—bufo, dejando caer mi brazo sobre la mesa—. No venga a dárselas de salvador cuando no tiene nada de eso.

—No se trata de eso. Sé que no puedo ayudarla, pero ofrecerle mi amistad no me cuesta nada, ¿sabe? —dice. Su voz se oye lejana. No puedo concentrarme muy bien. El sentimiento que me oprime el pecho no me deja pensar con mucha claridad —. No sé por qué intenta separarme de Blair pero... si intenta hacer que ella sea tan miserable como usted, no lo va a lograr.

— ¿Qué? —pregunto, agitada —¿A qué... se refiere?

—Usted la odia. Me lo dijo. Sabe que ella está siendo miserable ahora, así que usted no quiere que llegue hasta ella.

—No hable como si me conociera—farfullo.

—Vamos. Admítalo. No tiene a nadie, ¿verdad? La soledad está escrita por toda su cara. Es infeliz cada minuto de su vida.

—Deje de psicoanalizarme—siseo. Estoy llegando a mi límite.

—Sea mi amiga—dice, sonriendo a medias—. Que sea mi jefa no quiere decir que no podamos ser amigos. Véanos a Harmony y a mí, nos llevamos muy bien. Además, usted es muy joven para vivir tan amargada. Podríamos, no sé, tomar un café. ¿Qué le parece?

Aprieto los dientes con fuerza, y apoyo mi cabeza contra la mesa. Toda esta rabia, todo este dolor... no lo soporto. Él no tiene idea de nada. No sabe todo lo que me ha pasado por su culpa. ¡Las personas me odian! ¡Me han mandado amenazas de muerte! ¡Escapé de Seattle porque me querían matar, y porque solo me sentía un estorbo para todos a mí alrededor! ¡¿Entonces qué puede saber él?! Miserable... esa palabra no se compara con lo que soy ahora.

Solo soy una marginada.

Alex se paraliza. No pensó que me vería en esta situación. Sus ojos están sumamente abiertos, mirándome con una gran sorpresa. Pero no pude evitarlo. No pude evitar llorar. Estoy aquí, dándole la cara, sin embargo no puedo evitar que las lágrimas caigan. Me siento firme, pero las lágrimas dicen otra cosa. Solo es una señal que le da la razón. Esto duele. Pero sé que debe doler. Debe doler si quiero odiarlo tanto como para desaparecer, y debe doler si quiero que me odie.

—Tiene razón. Estoy sola. ¡¿Y qué?! —estallo—¡¿A quién rayos le importa?!

Él parpadea, lleno de sorpresa. Sin embargo, poco a poco entrecierra los ojos y me observa como si hubiera comprendido algo. Tengo que sacarlo de aquí. Esto es un error. Cada vez que intento tomar la sartén por el mango, pasa algo que me pone en desventaja. Tengo que hacerme más dura si quiero llegar a algún lado. No puedo dejar que Blair salga de su disfraz como lo está haciendo ahora.

—Salga de mi oficina. ¡Ahora!

Alex se levanta de su sitio, y suspira antes de caminar hacia la puerta. La abre, sin embargo no sale. La sostiene un momento, antes de decir.

—Yo... no dejaré de buscarla—declara—. Aunque ella me odie, y aunque me quiera lejos... la voy a encontrar.

Luego emprende su camino, cerrando la puerta tras de él. Entonces escondo la cabeza entre mis brazos y sollozo hasta que el dolor en mi pecho se detenga. ¿Por qué me tocó ésta clase de vida? ¿Qué hice para merecer pasar por esto? 

............

¡Hola gente! ¿Cómo amanecieron en este bonito día? Yo he amanecido con la inspiración de actualizar :v Y bueno, Blair parece estar perdiéndose cada vez más. Sin embargo, puede que el alto para eso esté justo frente de ella.

He visto varios comentarios que dicen que los hago llorar con lo que le pasa a Blair, pero no se preocupen, que cuando se reencuentre con Alex van a llorar mucho más :'D

*Le lanzan tomatazos*

Acabo de spoilear que se va a encontrar con Alex, pero bueno, eso ustedes ya lo tenian casi seguro y yo también. ¿El cómo? Eso es un secreto por ahora, ¡buajajajajajaaaa!

Ok no, ya :v

¡Muchas gracias por leer el capitulo! ¿Cuáles son sus opiniones? También me gustaría saber si alguno de ustedes tiene una teoría de como Blair se reencontrará con Alex. ¡Estaré esperando leerlos!

¡Muchas gracias por leer, y hasta la próxima!

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