13. Una realidad aplastante.
A pesar de saber que estoy escondida y que es muy difícil que alguien pueda encontrarme, sigo temiendo que en algún momento alguien descubra mi dirección. Si eso pasa, las amenazas volverán. Muchas veces paso horas pensando en ello. Es entonces cuando compruebo la teoría de que pensar demasiado provoca dolor de cabeza. Y cuando el dolor es demasiado intenso, debo pasar por la tortura de masticar una pastilla y tragarme los pedazos a la fuerza.
La otra parte del tiempo la paso pensando en Alex. Mis pensamientos se dividen. En algunos momentos me retuerzo de la rabia que siento y me lleno de sentimientos de odio. En otros, doy vueltas en la cama extrañándolo como una idiota. Sin embargo, en ambos casos termino llorando. Estoy tan dividida que no sé qué hacer con mi vida. No sé qué será de mí de ahora en adelante. Bien, ahora Alex descubrió que estoy aquí en Los Ángeles. También descubrió que he sido amenazada de muerte. ¿Pero qué pensará ahora? ¿Qué planeará hacer ahora? Ahora me doy cuenta de que irme de Seattle fue una buena decisión. Si me hubiera quedado allí, él me habría encontrado. Pero a pesar de todo, planea ayudarme. Aun así no hay manera de que él pueda cambiar el pensamiento de una sociedad. En la secundaria era una marginada entre mis compañeros, sin embargo ahora me he convertido en una marginada ante la sociedad.
Él solo ha vuelto mi soledad aún más grande.
— ¿Michelle? ¿Estás bien?
Oh, es cierto. Estoy en el trabajo.
—Has estado con la mirada perdida durante un buen rato, y todos han salido a almorzar—dice Serena, poniendo las manos en mi escritorio—. ¿Acaso siempre te atrasas con el trabajo de la mañana? Esto se está volviendo una rutina.
Me llevo una mano a la cabeza y suspiro. Me siento como una señora mayor que volvió al trabajo solo para olvidar la ausencia de sus hijos mayores que ya se independizaron. Creo que me he vuelto más vieja últimamente. Y bueno, técnicamente así es.
Pronto será mi cumpleaños. Sin embargo, este año no existe una razón para celebrar.
—No necesito que estés aquí—comento—. Vete con Russell por ahí, y déjame en paz.
—Me gustaría—comenta con una mirada desdeñosa —, pero él tampoco ha salido a almorzar.
Alzo la mirada con desinterés, aunque en el fondo sienta lo contrario.
— ¿Ah no?
—No. —Se cruza de brazos —. Sé que fue a buscar a la chica innombrable a Seattle. Pero desde que volvió, ha estado raro.
—No me digas. —Ruedo los ojos, y regreso la mirada a la pantalla.
— ¡De verdad! Está más raro de lo normal. Y es cierto que desde que regresó de su largo retiro ya no es el mismo, pero esto de verdad es raro. Oye, ¿me estás escuchando?
No le respondo. No tengo interés en entablar relaciones personales con nadie. Ya he tenido suficiente con ello. Ahora solo quiero que me dejen sola en mi camino de lobo solitario. Necesito sentir que estoy bien por mi cuenta aunque sea por un tiempo. Solo espero que ese sentimiento llegue pronto. Es irónico que haya estado huyendo de la soledad por tanto tiempo, y que ahora lo único que quiera es estar sola. Pero es lo mejor. No puedo ser yo ante nadie, y nadie puede encariñarse con Michelle. Ella no es real, y no existirá para siempre.
— ¡Oye! ¡Eres su jefa! ¡Preocúpate por él!
Serena me jala del brazo y me levanta del puesto. Me arrastra hasta la puerta, pero entonces la detengo.
— ¿Qué pasa contigo? Déjame en paz.
—Espera—Me sujeta de la cabeza y me hace mirar por la pequeña abertura de la puerta —. Mira eso. ¿No es raro?
Ruedo los ojos, pero al final termino por mirar. Solo veo a Alex sentado en su escritorio con la concentración puesta en su computador. Pero hay algo raro. Está tecleando con tanta fuerza que las teclas suenan más de lo normal. Además tiene una mirada llena de determinación y enojo, sin contar que parece tener ojeras. Lo observo, perpleja. ¿Qué le ha pasado? Parece que lleva muchas horas trabajando en algo.
—He intentado hablarle para ir a almorzar, pero no me escucha. ¿Podrías tú decirle algo?
— ¿Yo?
Serena se cruza de brazos y bufa.
—Bueno, tú también pareces un zombi, pero al menos has reaccionado. Eres su jefa, seguro que a ti si te escuchará.
Regreso mi mirada a Alex. Parece bastante metido en lo que sea que esté haciendo. ¿Pero ha estado así desde que regresamos de Seattle? No le he puesto mucha atención porque he estado demasiado metida en mis pensamientos, pero si ha estado así desde entonces solo puede significar una cosa.
Está trabajando en su proyecto para ayudarme.
Aprieto los puños a los costados, y cierro los ojos con fuerza. ¿Otra vez intentando inútilmente? ¿Pero qué le pasa? ¿Acaso no logra entender? Si sigue intentando cosas, terminará por empeorar las cosas. Tengo que vivir escondida, y eso él no lo va a cambiar. No voy a permitirle que empeore las cosas.
— ¡Russell!
Alex salta en su sitio cuando abro la puerta de un golpe. Me observa confundido, y parpadea un par de veces para intentar orientarse.
— ¿Qué? ¿Qué pasa?
—Salga de aquí ahora.
—No puedo—murmura, y regresa su atención a la pantalla—. Tengo cosas por hacer.
—Ya me ha entregado el último informe de la mañana. Le recuerdo que está en el trabajo, así que deje sus asuntos personales para después—farfullo mientras aprieto la mandíbula. Quiero que salga de aquí. No quiero verlo intentar nada—. Ahora fuera de aquí.
—Ya le he dicho que estoy ocupado, señora.
Ruedo los ojos. Sé que no está adelantando ningún trabajo, ya me envió el último hace una hora. Y por la manera en la que está tecleando, estoy segura de que no está trabajando en nada relacionado al trabajo. ¿Cree que puede burlarse de mí? ¿Acaso eso es lo que cree? Pues está equivocado.
— ¡No! ¡¿Qué ha hecho?! —salta Alex en su sitio, enfadado.
Hago girar el cable del enchufe del computador entre mis dedos mientras le dirijo una mirada desdeñosa.
—Nada de distracciones en el trabajo.
— ¡¿Cuál es su maldito problema?! —Se levanta de su silla y le da un golpe seco al escritorio mientras me fulmina con la mirada.
— ¿El mío? Ninguno —comento inocente, pero luego le dirijo una mirada de frialdad —. Ahora salga de aquí.
—Usted... —Alex agacha la cabeza mientras le tiemblan los puños debido a la rabia—...es una mierda de persona, ¿sabía? Intentaba ayudar a alguien especial para mí, pero usted siempre está metiéndose a propósito. También lo oyó. Usted también oyó que ella está siendo amenazada de muerte, y no le importa en lo más mínimo.
—No me tiene por qué importar. —Suelto el cable entre mis manos mientras agacho la mirada—. No hay nada que yo pueda hacer al respecto.
— ¡Entonces déjeme ayudarla! —me grita —¡Es todo lo que pido!
— ¡Ya es suficiente! —grito con el corazón en un puño —¡Salga de aquí ahora!
Tengo el pulso a mil. No puedo negar que sus palabras me afectaron. Está defendiéndome a capa y espada. Es extraño. Nadie daría tanto por mí. Digo, no soy tan especial ni tan importante. Pero yo no estoy aquí para apreciarlo. Solo está Michelle. Solo está la persona que debe encargarse de hacerle morder el polvo.
¿Verdad?
Alex me analiza de pies a cabeza con una mirada de desconfianza.
— ¿Qué le ha hecho ella a usted? —pregunta —. ¿Por qué siempre está en su contra?
Rio con burla, pero no puedo negar que también lo hago para intentar alivianar el dolor que siento en el corazón. Solo quiero respirar tranquila por un momento, sin esta punzada en el pecho atormentándome todo el tiempo. Quiero recordar cómo se sentía vivir así.
— ¿No se ha dado cuenta? —dirijo una mirada burlona hacia él, y entre dientes siseo: —Yo detesto a Blair Johnson.
Todo se queda en silencio ante esa confesión. Espero que con esto se aleje de una vez.
Alex me mira, sorprendido. Por su parte, Serena sigue sin producir sonido. Yo sigo mirando a Alex con enojo, pero no puedo evitar apreciar esa expresión en su rostro. Está mostrando una emoción por mí. Siempre me gustó ver las emociones provocadas por mí expresadas en su rostro. Al principio yo no parecía importarle, pero con el tiempo, las expresiones de su rostro comenzaron a llevar mi nombre porque me volví importante. Pero ahora... todo es muy diferente. Ahora no puedo permitirme soñar con la fantasía de volver a estar cerca de él algún día. Lo sé porque nunca me encontrará. Estará tan ocupado estando en contra de Michelle... que nunca se dará cuenta de que soy yo.
Con la declaración que acabo de hacer, probablemente no vuelva a confiar en mí nunca más.
— ¿Por qué? —pregunta él, para mi sorpresa —¿Por qué la odia tanto?
—Eso no le importa. Solo déjeme dejarle algo claro. No dejaré que nadie la ayude...—Pongo las manos en el escritorio, y cerca de su rostro siseo: —y mucho menos usted.
Inhalar. Exhalar. Inhalar. Exhalar.
Estoy recostada en la pared de uno de los cubículos del baño de mujeres. Necesito recuperar la compostura, o no podré llevar mi objetivo a cabo. Ahora he dado un gran paso para ganarme su odio. Creo que me ha puesto en su lista negra. ¿Pero no se supone que debería sentirme mejor con esto? ¿Por qué tengo ganas de llorar? No me entiendo. No me entiendo en lo absoluto. Aunque puede que sea por eso. Sí, eso. Por lo general, cuando estoy sola siempre me entran ganas de llorar, o al menos ha sido así desde que regresé a esta ciudad.
Me siento en la taza del inodoro, y me tapo el rostro con las manos. Solo hay que mirarme. Estoy sentada en el baño de la empresa que me destruyó, rodeada de personas que desconozco y que me odiarían si supieran quien soy, y al mando de la única persona que podría darme un abrazo realmente reconfortante. Puede que ahora mismo sea catalogada como una de las personas más frías de esta editorial. Me pregunto si debería estar orgullosa de eso.
¿Qué me ha pasado? ¿Por qué no puedo volver a ser la misma de antes? ¿Por qué no puedo seguir siendo yo misma sin temer que alguien me haga daño? ¿Por qué tengo que vivir siempre prevenida?
¿Por qué siento que estoy de vuelta en el instituto?
—Blair, ¿no tienes compañero para el examen? —pregunta la profesora con sus ojos fijos en mí.
De reojo miro a Adriana, quien parece estarse riendo de algo que le dijo Luke. Bueno, no puedo culparla. Luke es interesante.
— ¡Blair!
Me estremezco en mi sitio, y niego con la cabeza sin despegar la mirada de mi asiento. Sin embargo decido mirar de reojo a la profesora, y veo como se esfuerza para encontrar a alguien que no tenga pareja para el examen. Regreso mi vista al pupitre con los ojos humedecidos. ¿Por qué se esfuerza? No hay nadie para mí. Nunca lo hay. Eso ya debería saberlo.
—Hmm... el examen es demasiado largo para una sola persona. ¿Qué harás entonces?
Trago grueso, y busco valor en mi interior para hablar.
—Lo haré sola.
Todos comienzan a gritar «Uuhhh», mientras yo solo quiero desaparecer. Cállense. Cállense todos. No me conocen en lo absoluto. Por favor cállense de una vez.
Odio pasar por esto cada vez que hay un trabajo en grupos. Odio quedarme sola. Odio siempre tener que reprimirme. Todos parecen tener a alguien, y pueden ser ellos mismos sin ser juzgados por nadie.
¿Entonces por qué no puedo tener lo mismo?
¿Qué hay de malo conmigo?
Sacudo la cabeza de un lado a otro. No. No debo rememorar esos tiempos. Además, se supone que ya me había acostumbrado a ese tipo de vida. Seguro que puedo con esto. Soy consciente de que no conseguiré muchas amistades en este lugar, pero la realidad es que tampoco podría llegar a hacerlo en circunstancias normales.
Ya es suficiente. Tengo que salir ahí. Pero aún no quiero salir. Aún tengo miedo. Quisiera estar en mi cama, cubierta de cobijas, escondiéndome del mundo. Pero sé que si hiciera eso, me sentiría peor. Debo tragarme mi frustración y salir allí afuera. Tengo que dar la cara. Es lo único que puedo hacer.
Por ahora solo me preocuparé de mantener a Alex a raya. Debo hacer eso mientras pienso en alguna forma de hacerlo pagar. Aunque a decir verdad, en cierta forma me estoy conteniendo. Estuve a su lado en el final de sus peores momentos, y lo vi en la cúspide de la desesperación. Quiero hacer algo que le haga pagar, pero no algo tan fuerte como para enviarlo a ese estado de nuevo.
No quiero que vuelva a encerrarse.
No... ¿En qué estoy pensando? Soy tan patética. Ni siquiera puedo pensar bien. Él me lastimó. Si me contengo de esta manera no haré nada al final. ¿Y si los sentimientos me ganan y termino por no hacer nada? ¿Qué haré entonces? Me estaré exponiendo de una manera inútil. No quiero darle la oportunidad de debilitarme más.
Me duele la cabeza. Tal vez ya no deba pensar más en ello. Lo mejor es calmarme. Al menos estoy segura de algo.
Alex ya no volverá a acercarse con tanta confianza a mí como antes.
Y a lo largo de los días siguientes, logro confirmar mi teoría. Alex ya no se confía tanto, y la relación entre nosotros se vuelve estrictamente profesional. Tal vez sea mejor así. Pero no puedo negar que lo que él pueda hacer me causa temor. Está haciendo algo que me involucra, y Harmony sabe de qué se trata. Pero ninguno de los dos me lo dirá. Sé que está dispuesto a ayudarme, y que intenta encontrarme. Es toda la información que tengo.
Es muy difícil que me encuentre... pero ayudarme... ¿cómo podría? Para eso tendría que callar las habladurías sobre mí, y eso es casi imposible. ¿Cómo podría cerrarle la boca a toda una sociedad indignada?
Mi mirada se pierde en el techo mientras mantengo las manos sobre mi estómago. Suspiro, y me acomodo mejor en mi almohada. «Vamos techo, dame respuestas. Seguro que tú eres más inteligente que yo».
Mi celular timbra. Respingo. Giro la cabeza lentamente, hasta enfocar mi celular encima de la mesita de noche. La luz de la pantalla brilla. ¿Quién me llama? ¿Robert? Pero... ¿y si no es él? ¿Quién podría ser?
Me siento en la cama con algo de miedo, y tomo el teléfono en mis manos. El pecho me duele. Número desconocido. ¿Quién puede ser? ¿Alguien me encontró? No, eso no puede ser, me he escondido muy bien. Si alguien me encontró, estoy en peligro otra vez. Se me humedecen los ojos, y las manos me tiemblan. Tal vez alguien quiere amenazarme. Quieren intimidarme. Quieren vengarse de mí por algo que no hice.
Pero... ¿y si no? ¿Y si solo es una equivocación?
Con el teléfono en mi oreja, aun me pregunto por qué contesté esa llamada. ¿Y si es Alex?
— ¿Blair Johnson? ¿Es usted? —una voz desconocida y demasiado formal me habla —. Por favor responda.
Trago grueso. ¿Y si es de la policía? ¿Y si me quieren ayudar?
— ¿Quién... es? —murmuro con un nudo enorme en la garganta.
—Soy Jackson Freeman, de la NBC —dice.
Me quedo pasmada. ¿Un canal de televisión?
— ¿Cómo consiguió mi número? —pregunto, asustada. Si él tiene mi número, cualquier persona podría llegar a mí y...
—Esos son detalles que podríamos discutir luego, señorita Johnson. La llamo porque nos gustaría entrevistarla para nuestro programa matutino. Usted es causante de una gran controversia en el país ahora mismo, y tal vez le ayudaría que la gente escuche su versión de la historia.
Apenas puedo sostener el teléfono. Las manos me tiemblan mucho. Intento recordar que debo calmarme, pero estoy alterada. Tienen mi número. Quieren entrevistarme para un programa de entrevistas. Quieren escuchar mi versión de la historia. ¿Pero qué voy a decir?
Tal vez sea mi oportunidad de desenmascarar a Alex públicamente. Eso es. La venganza que tanto estaba buscando. Él me pisoteó, acabó con mis sueños de convertirme en una escritora a la que la gente pudiera reconocer y admirar. Pero él me cortó las alas de la manera más cruel posible. Voy a desenmascararlo ante todo el mundo, y esta vez no me voy a detener.
Esta puede ser mi oportunidad.
— ¿Quiere que yo vaya...?
— ¿En dónde se encuentra ahora mismo? Si se encuentra fuera de Nueva York, podemos enviar un helicóptero por usted.
¿Helicóptero? ¿No tengo otra alternativa?
Tal vez ir a ese programa sea lo mejor. No porque quiera que mi cara aparezca en televisión, sino porque podré decirle al mundo que fue lo que sucedió en realidad. Además debo hacer que ese productor de televisión borre mi número. Es peligroso para mí que lo tenga.
—Estoy en Los Ángeles—murmuro.
— ¿Le parece bien si vamos por usted? No se preocupe, la devolveríamos a su hogar sana y salva.
¿Nueva York? ¿Debo ir a Nueva York? Me di un buen golpe contra la realidad cuando llegué aquí a Los Ángeles. ¿Tendré que enfrentarme a otra gran ciudad de esta manera? Al menos allí... podré dar la entrevista sin temer que él se aparezca. En ese lugar, Alex no me alcanzará.
—Supongo que está bien. Pero... solo quiero que vengan por mí cuando sea momento de dar la entrevista. No quiero encuentros previos.
El productor se queda en silencio por un instante. Debe comprender. Debe comprender que ahora la sociedad me odia, y exponerme es peligroso.
—Entiendo—dice el productor—. Entonces un helicóptero irá por usted poco antes de que empiece el programa para discutir algunos asuntos. Esta podría ser una buena oportunidad. Podrá contar su versión de los hechos... y pedir disculpas públicas si lo considera necesario.
Trago grueso, sin saber muy bien que responder. No pensé que se mostraría tan comprensivo. Y fuera de eso, está ofreciendo que un helicóptero venga a recogerme. Espero que no sea una trampa. ¿De verdad están dispuestos a llegar a esos extremos por alguien como yo? ¿De verdad están tan desesperados? Por otro lado, no debería sorprenderme. Soy la sensación del momento, y los medios de comunicación harían lo que fuera para tener lo último en noticias. Me pregunto si podré dar una entrevista sin convertirme en el payaso del pueblo. Espero que no mucha gente se me acerque, de lo contrario podrían terminar por ridiculizarme aún más.
Pero si quiero lograr algo, debo arriesgarme, ¿no? Si quiero que Alex pague por lo que hizo, debo enfrentar mi miedo e ir allí. No niego que estoy muy asustada, pero no veo otra alternativa. Si tan solo tuviera más valor, esto sería más fácil. Debido a la situación que estoy enfrentando, puede que mi timidez se haya intensificado también. No he hablado con muchas personas siendo yo, y las personas me odian... tengo derecho a mantenerme reservada. Pero cuando soy Michelle me transformo en alguien poderosa, capaz de pisotear a cualquiera. O al menos, se acerca a eso.
Pero no puedo ir como Michelle. Debo ir como Blair, y ese es el mayor problema.
— ¿Señorita Johnson? ¿Me está escuchando?
— ¿Eh? Ah... sí.
—Ponga atención—suspira el hombre—. Le informaré de los siguientes pasos a tomar una vez más.
.................................
¡Hola, gente! ¡¿Cómo están en este bonito día?! Yo aqui, actualizando :v De vuelta a la rutina normal, ¡asi que no desesperen! Que seguira habiendo un capitulo nuevo cada semana ;)
Baia baia, ahora Blair irá a un programa de entrevistas, y delatará a Alex frente a todos los televidentes, pero... ¿qué creen que pueda pasar? ¿Creen que Alex haga algo? ¿Podrá Blair redimir su imagen ante la sociedad? ¡Eso y mucho más en el próximo capitulo!
Me siento como anuncio de televisión.
¡Dejen sus comentarios! ¡Muchas gracias por leer, y hasta la próxima!
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