⓿➎; Te amo
Su corazón latía con fuerza al momento de ser frenada su carrera por las manos de su mejor amiga en sus hombros, jalándola en contra de su voluntad hacia los baños y mirándole con el ceño fruncido y actitud castigadora. La puerta fue cerrada a sus espaldas, y a Victoria no le quedó más que suspirar escuchando la protesta de su gata blanca.
Guió sus ojos hacia abajo, a donde era mirada por una chica de metro cincuenta y cuatro, con un puchero en los labios, cejas unidas en molestia, y cabello rizado y dorado.
—Anette —susurró, siendo consciente del golpeteo acelerado de su corazón y el calor almacenándose en su rostro por el cansancio.
—Victoria... —respondió de igual forma, entrecerrando los ojos mientras se cruzaba de brazos—. Ó mejor: ¡hola!, ¿qué tal estás luego de no vernos en años?
La alegría forzada en su voz la hizo recordar un punto importante. No era que se hubiesen dejado de ver como lo hacía parecer la diablilla que la torturaba mentalmente con la mirada, pero sí habían dejado de verse mucho antes de comenzar el nuevo semestre debido a clases en la iglesia donde enseñaba y asistía su mejor amiga.
Gimoteó avergonzada, cubriendo su rostro y lanzándose segundos después al cuerpo más pequeño casi haciéndolas caer por lo inesperado de la acción.
Anette correspondió el acto y era bastante clara la sensación de sus mejillas normalmente redondas alzarse a la par de sus labios en una sonrisa gustosa y aniñada haciéndola sonreír de igual modo con calma, llenándose de una paz de la que, no había sido consciente, le hacía falta hace algunos minutos.
Respiró hondo antes de separarse—. Me alegra mucho verte. Te necesitaba. —No dudó de la sinceridad en su propia voz al decirlo, y sabía que su mejor amiga tampoco lo hizo.
—Créeme que puedo verlo. ¿Qué pasó ahorita? —acarició los cabellos ajenos, demostrando ahora su preocupación y no su drama de hace tan sólo segundos. Eso la hizo sentir más cómoda, Anette era tan inteligente como buena leyendo cuándo debía de actuar de tal manera—. ¿Estás bien?
Suspiró, dejó salir el aire, y de un momento a otro, cada emoción se hizo demasiado fuerte, llegando de golpe, obstruyendo su mente. Cayó lentamente por la puerta del baño hasta el suelo siendo seguida por la atenta mirada de su amiga sobre ella, que, reaccionando, rápidamente fue por su bolso, sacando pañuelos y arrodillándose a su lado cuando los sollozos comenzaron a rasgarle la garganta.
—N-no lo sé —chilló angustiada, confundida por las emociones que la rodeaban, queriendo soltar cada pensamiento en su cabeza, y qué mejor que cerca de su mejor amiga—. ¿S-soy una mala novia? Yo... mi tía me odia, o al menos debería de hacerlo. Nunca la escucho, hago las cosas por mi cuenta... soy tan malagradecida con ella. Yo... yo-
Deseó continuar, pero era como si las palabras se atascaran. Eran demasiadas, su garganta parecía doler siendo presa del amontonamiento de frases, de emociones, de situaciones... Quería sacar todo cuanto quisiese, pero no se veía capaz, como si un lazo invisible le hubiese rodeado la boca, esa que acostumbraba nunca mantener cerrada, ahora había cesado de chillar sin aviso o sigilo. Siendo tan abrupto como su descontrol de emociones recién.
—A ver, tranquila —arrulló su amiga, acomodando su cabello, que ahora recién había notado deshecho, pasó el pedazo de papel que había sacado, y acarició su mejilla con cuidado, limpiando el desastre que seguro era—, ¿hay más para decir? Te escucharé, ¿sí?
—N-no puedo —comenzó a seguir el movimiento lento que Anette había iniciado en silencio, abriendo y cerrando sus labios, entendió que le pedía respirar. Así lo hizo, se sintió más calmada, sintiendo todo de nuevo, dejando atrás aquel ensordecimiento. Ahora entendía más a Ray—. No encuentro las palabras. Sé que hay algo... pero no sé cómo explicarlo.
La rubia asintió en comprensión, sentándose a su lado y entregándole una pulsera, de cuencas hechas con madera y su nombre grabado—. Y eso está bien —aguardó un momento, notando como la mayor giraba la pulsera entre sus dedos de lo más entretenida—. Pedí a los niños hacer cada una de esas pulseras con el nombre de alguien especial para ellos. Como ejemplo, hice la mía para ayudarles a guiarse. Utilicé tu nombre, y siento apropiado dártela.
Una sonrisa llegó a sus labios, y sus ojos picaron, de algún modo, se sentía feliz. Saber eso la puso así. Su corazón bombeó alegría y calidez en un momento, y recostó su cabeza sobre el hombro de la rubia, cerrando sus ojos mientras sentía a la contraria apoyarse sobre ella, en total calma.
—Deberíamos levantarnos... llegará gente, y no vayan a hacer conflicto afuera porque a dos locas se les ocurrió servir de obstáculo entre ellos y sus vejigas —agrandó su sonrisa ante la carcajada de su amiga.
—Lo dudo mucho. Te arrastre a los baños menos ocupados en la escuela.
Eso la hizo arrugar la nariz, comenzando a ser consciente del olor a moho en la habitación.
—Oh, carajo —fingió una arcada, soltando aún más la risa rara de su acompañante. Se levantó del suelo y al ver a la más baja hacer lo mismo, salió de ahí corriendo—. Los baños fuera de servicio, ¿en serio, Anette?
Las carcajadas de su mejor amiga aparecieron un segundo después al otro lado del pasillo al cual había huido. La chica llegaba con su bolsita rosada y con adornos café en manos, el brochito de corazón brillando con sus millones de lentejuelas en el objeto.
—Era el lugar más cercano que tenía cuando te capturé —hablaba entrecortada, para recargarse en su brazo de forma cómoda y relajada, haciéndola voltear los ojos.
Su bolsillo vibró y sacó su celular cuando Belia llegó a su lado, ronroneando y restregándose en su pierna.
Era un mensaje de Ray:
"Te amo"
7:40 am
Su cara se puso roja con tan sólo dos palabras, pero de igual modo, el sentimiento de inseguridad momentos atrás volvió a instalarse.
Miró a Anette, que ahora cargaba a Belia entre sus brazos, haciendo a la pequeña gata ronronear gustosa y mimada.
—Anette, tenemos que hablar.
Los ojos avellana se abrieron con sorpresa, pero un asentimiento le siguió después.
Suspiró.
Estaría rompiendo más reglas de las prometidas a su tía.
꧁dɐɯɯǝɹ꧂
debo admitir que este capítulo me gustó. Fue el más largo.
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