⓿❽; La rana
—Con cuidado —ambos rieron ante la apresurada respuesta del chico por desear lanzarse a correr a penas bajo del lomo de la bestia que era Belia.
—L-lo siento, no esperaba ver al cien mi sueño como realidad.
Victoria se encogió de hombros haciendo una mueca con la boca—. A todos nos pasa —se burló de la antinaturalidad de la situación, logrando que Ray se relajara, y tras eso, suspiró—. Sé que tienes muchas dudas —susurró con cierto nerviosismo en su voz—. Puedes hacer las preguntas que quieras, las responderé.
Ray asintió, dando paso a mirar el lugar aún cuando se sentía un tanto adolorido y lo que más deseaba era lanzarse sobre algo blando, o al piso directamente, sus costillas dolían al contraerse con cada respiración, y era difícil mantenerse tranquilo si tantas cosas iban llegando de golpe atrofiando a su cerebro dormido tras el desmayo.
Pero empezaría por lo primero. Quería descubrir esto por capas y no de tiro.
—Huiste, ¿por qué? —se recargó sobre el barandal de piedra en la casa, ignorando el ardor en su espalda que quizá anunciaba un rasguño.
—Yo no quería... —la veía algo perdida por su intención de querer cuidarle—. No fue algo que hubiera planeado, haz... Hasta ahora ya sufriste lo que es mi mundo, y no de la mejor forma. Pero si piensas que huí sin pensar en ti, no fue así.
Asintió, dándose un tiempo para pensar, y después alzar la mano para hablar. Notó la sonrisa leve de Victoria ante el gesto, y sintió sus mejillas calentarse al ser consciente de un detalle: no estaba en clase, y debía ya dejar esa manía.
—No soy un niño al cual cuidar —Toda alegría en la chica se esfumó en una mueca apenada—, y comprendo que huiste por "motivos". Soy bueno leyéndote, Vicky, y te conozco. Segundo, esto son sólo unos rasguños, un efecto contraproducente que ninguno planeó, pero, aquello de tu mundo, necesito que me lo expliques.
La chica asintió y tomó aire para lo que, le pareció, sería una larga explicación—: Rey, existen las brujas. Brujas reales, yo soy una. Toda mi familia lo es. Adoramos a todo aquello que ustedes consideran profano, y nos encontramos fuera de las religiones hacia Dios al ir en contra de la nuestra, pe-pero eso no nos hace malas personas. Sólo seguidores de algo, son nuestras costumbres, nuestra forma de vida, pero no hay razones por las que entrar en pánico. ¡No matamos!, bueno, sí... ¡no! Lo que intento decir es... que no lo hacemos a menos que tengamos que hacerlo por sobrevivir, mantenernos a salvo.
»Yo... quizá no somos como lo es "Harry Potter", pero es casi algo de ese modo. Te-tenemos nuestro propio instituto, e ingresamos ahí al cumplir los 16, yo... yo los cumplí ya, y desde entonces no dejé de pensar que quería hacer de esto nuestro, que supieras tanto de mí como yo sé de ti. —El silencio se extendió, pero el chico no dijo nada mientras esperaba, tan sólo observándola—. No te dije la verdad antes porque creí que eso nos pondría en peligro, que me odiarías, o que incluso tú peligrarías. Mi tía me llenó la mente de ideas sobre los malos resultados que esto daría. Pe- pero luego lo hablé con Anette, le dije la verdad y... —sus ojos comenzaron a picar, nublándose, de algún modo se sentía mal tras haber confiado más en su mejor amiga que en él, su pareja—...
»y comprendí que no eran iguales. Que debía confiar en ti, y que también- que también es mi vida, mía. No puedo dejarme llevar por lo que alguien más me diga, no debo aceptarlo como la realidad, y- Y tú me importas. Te quiero en mi mundo, y no sólo en una parte. Yo... —sintió las mejillas enrojecer, y las lágrimas caer lentamente, agachó su mirada y entrelazó sus propias manos viendo a Belia ya en su forma más pequeña y gatuna maullando hacia ella, frotándose en sus piernas—, espero me perdones, Ray.
Pasaron los segundos, y Belia veía atenta cualquier reacción en Ray. De hallar en él indicio alguno de huir, lo atraparía entre sus garras antes de que ocurriese, llevándolo a Victoria para que le borrara la memoria.
La pequeña gatita tenía todo calculado muy por fuera de todo lado que le uniera al humano.
—No me gustan las mentiras. —Victoria se contuvo de alzar la mirada al escucharlo hablar de forma lenta y seria—. Pero no puedo ser injusto contigo, Vicky.
—¿De...? ¿Lo dices en serio? —lo miró, reteniendo el gritito de alegría que quiso salir por su boca.
—Comprendo que no me lo dijeras si ante aquello había alguien más tomando el rumbo de lo que querías.
Victoria sonrió, con lágrimas en los ojos a medio escurrir y las ganas de querer lanzársele encima a su novio para besarle, pero detuvo toda acción al recordar el mal estado de éste, y también al escuchar un estruendoso ruido en la parte de dentro de su casa, justo en el sótano.
—Bien... Rey, ahora que sabes esto. Yo... puedo explicarte que muy probablemente no te salves de las cosas raras —el mencionado alzó una de sus cejas en señal de confusión, y no evitó sonreír ante lo lindo que le parecía el chico—. Mi primo es forense, como ya sabes. Pero no sólo inspecciona cuerpos humanos... también... —señaló con lentitud a su pequeña gata con ambas manos hasta guiar los ojos del chico ahí—, a familiares de brujas.
El rubio tragó saliva, sin querer atormentarse sobre el hecho de observar un animal ser completamente abierto y examinado—. ¿Por qué? —ladeó su cabeza, pidiendo explicación a su confusa mente.
—Porque muchos familiares pueden guardar secretos de sus amos. El trabajo de mi primo, es mantenerlos de ese modo... como secretos. Pero algunos, bueno —señaló ahora a su casa en cuanto el ruido dentro de ella fue evidente—, tienen hechizos "contra intrusos". Y mi primo justo ahora activó uno de ellos en un sapo...
Ray le miró sin inmutarse, tal vez aún analizando lo que le fue dicho, ó viendo en qué momento sería adecuado darse la vuelta y escapar de ella y su alocada familia.
—¿Si entramos, nos atacará? —Tenía muchas dudas, pero fue lo que dijo en su lugar.
—Lo más probable... pero tengo que ayudar a mi primo antes de que mi tía regrese y nos cuelgue a ambos.
Notó la leve sonrisa en el chico tras entender su crudo chiste hacia su vida como bruja, y lo vio asentir, dirigiéndose ahora hacia las escaleras e intentando subir uno a uno. Se acercó rápidamente a tomar su brazo y pasarlo por sus hombros para ayudarle, y ambos se sonrieron ante el gesto.
Llegaron a la puerta, y fue él quien abrió la puerta.
No fue ninguna sorpresa encontrar un enorme ojo anaranjado rodeado de verrugas y cubierta de moco que les miraba a ambos de manera perdida. Ray tragó, y Victoria se alistó para el siguiente movimiento de la enorme rana.
Haciéndose a un lado, alejó a su novio, y a ella misma, de ser atrapados por la enorme y viscosa lengua del anfibio.
—Bienvenido a la familia, cariño.
꧁dɐɯɯǝɹ꧂
"¡no es baba, es moco!"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top