Capítulo Especial


"El día que arrestaron a Saint"

Narra Saint:

Llevo dos días en esta estúpida jaula, Zee debe estar molesto conmigo, me dijo que no me metiera en asunto de drogas y no le hice caso. Esto me pasa por querer ser tan bueno como Zee, dos años a su lado no me han enseñado nada, y aquí estoy, dando vueltas como un león.

- ¡Ya deja de moverte! Me estás mareando.

- ¡Cállate! Mi hombre vendrá por mí y te arrepentirás de haberme arrestado.

- Llevas dos días diciendo lo mismo, nadie vendrá por ti.

Pateé con fuerza los barrotes que me separaban de él, estaba tan furioso, quería golpearlo, nadie conoce a Zee como yo, estoy seguro que vendrá. Levanté un poco mi mirada, veo un láser que se pasea por el muro, entraba por los barrotes de la ventana.

Salté un poco pare ver, Ann estaba a dos edificios de la Jefatura, mi tiempo en esa jaula pronto se terminaría, Zee ya está aquí. Me bajé de ahí y ella disparó algo dentro de la celda, tuve que patear de nuevo los barrotes para no levantar sospechas.

- Ya estoy aburrido de ti, no sé porqué se me ocurrió traerte conmigo.

- Cuidado en cómo me hablas, o puedes terminar con un golpe en la cara.

- Oh, lo lamento, tu hombre va a golpearme. ¡Qué miedo tengo! - Dijo en tono de burla.

- Espero que digas lo mismo cuando lo tengas enfrente.

Volví a patear los barrotes, aún con mas fuerza e ira, en ese momento se puso audífonos mientras bebía café. Eso fue perfecto para mí, pude ir a recoger la caja que disparó Ann, al abrirla tenía tapones para oídos y también una nota que decía.

- "Sonido paralizante, ya voy por ti mi vida, te amo".

- Sabía que vendrías mi amor. - Susurré antes de besar la nota.

Nuevamente el láser se paseaba por la jaula, sabía que querían estar seguros de que no me lastimarían antes de activar el sonido. Así que me puse contra la pared, justo frente a Ann, saqué los tapones y los coloqué en mis oídos, ella movió el láser para indicar que me acostara en el piso.

Guardé la nota en mis pantalones, me acerqué a los barrotes, le lancé la caja en la cabeza al custodio y me tiré al piso. Él se quitó los audífonos, era justo lo que quería, en ese momento el sonido hizo eco en toda la Jefatura.

Fue realmente fuerte, tanto que pude percibirlo aún con los tapones para oídos puestos, levanté mi rostro y vi al guardia cayendo paralizado. Entonces apareció Zee, le quitó las llaves, abrió la celda y me miró de pies a cabeza, yo sin poder evitarlo, le robé un beso apasionado.

- Saint, este no es el momento, ni el lugar.

- Imaginé que estabas enojado conmigo.

- ¿Qué esperabas Saint? ¡Te expusiste y a todos los del norte! ¿Qué no piensas en nuestros hijos?

- Yo solo quería hacer algo bueno. - Hice un pequeño puchero de decepción.

- Y te creo, sé que fue una buena acción; pero, para la próxima nos llevas a todos.

- Te lo prometo mi amor, ahora sí dame un beso, sé que te mueres por besarme.

Agarró mi cintura, me llevó a la pared más cercana, comenzamos con un beso suave y lento, tan ardiente como excitante. Él metió sus manos en mi ropa, podía sentir como tocaba mi piel, yo desabotoné su camisa para tocar su amplio y precioso pecho.

- Mi vida eres como el fuego.

- Entonces ardamos juntos mi amor. - Mordí mi labio inferior para provocarlo.

- Pero no aquí, hay que irnos.

- Espera, ¿cómo están los niños?

- Extrañándote, los dejé dormidos, Yacht y Sammy están con ellos. Ten, ponte ésto.

- ¡Hola Saint! - Me habló Sammy en el audífono que me dio Zee.

- ¿Sammy? ¡Deberías estar cuidando a mis hijos!

- No, tú deberías estar cuidándolos; pero se te ocurrió la brillante idea de turistear con la policía.

Mis hijos, los adoptamos hace un año, recién nos habíamos casado, tuvimos que iniciar un negocio legal para poder hacer el papeleo. Cuando vimos al mayor en el orfanato, quedamos enamorados, tenía siete años y él nos presentó a su hermanito de cuatro, Ray y Phu son sus nombres.

- Saint, regresa al presente, ¿sabes cómo salir de aquí?

- ¿Por dónde rayos entraste? - Le dije molesto.

- No lo sé, Ann me guió hasta ti.

- Ann, ayúdanos a salir por favor.

- ¡Escóndanse tras la columna a su izquierda! ¡AHORA! - Gritó Gulf.

Llegamos hasta ahí, Zee se puso de espalda, pero la columna no era muy amplia, así que me puse de frente a él e insinué besarlo. Me hizo una expresión seria que me causó gracia; me abrazó por la cintura para acercarnos más.

Pero, esa cercanía me estaba matando, no lo había visto en dos días y me derretía solo con pensar en que me hiciera el amor desenfrenadamente. Deslicé sus manos para que tocara mi trasero, se sorprendió, sin embargo, logré que me besara, había extrañado tanto la sensación de su lengua en mi boca, hasta que Plan nos interrumpió.

- Bueno ya tórtolos, caminen por el pasillo a su derecha.

- Y sin tocarse, porque se ve todo por esas cámaras, así que me están perturbando. - Dijo Yacht.

- Yo toco a Saint cuando quiera porque es mío, y si tan perturbado estás... ¿por qué no te quitas de ahí?

- Ann, ¿qué nos dices?

- No se preocupen, ya me acostumbré a que se anden tocando en todos los trabajos.

- Saint se refiere al camino que debemos seguir.

- Parece que no soy el único malo para ser bueno.

Ambos reímos por mi comentario, luego salimos de la Jefatura guiados por todos los francotiradores, ni siquiera entendía lo que decían. Llegamos a nuestro precioso Camaro, en verdad amo ese auto, me senté del lado del copiloto y me bajé los pantalones.

- Saint, estoy conduciendo, no me hagas esto.

- Tócame por favor, extraño tus manos sobre mi cuerpo.

Se detuvo en una desviación, entró en una ruta alterna, llegamos a una especie de colina, apagó el Camaro y se veían todas las luces de la ciudad. Entonces comenzó a quitarse la ropa, al verlo yo también lo hice, él sacó un lubricante y lo aplicó en toda su longitud.

- Mi vida, yo también me muero de ganas, ven aquí por favor.

- Lo que quieras mi amor.

Lentamente me senté haciéndolo entrar por completo en mí, estaba tan caliente en ese momento, comencé a gemir su nombre con locura. Sentía sus labios recorriendo cada centímetro de mi piel y eso solo me encendía más, pronto me encontré con sus manos ayudándome a hacerlo más rápido.

- Ahh, Saint. Te extrañé mucho.

- Mi amor, yo también, mmmmm...

Le arranqué un beso apasionado y lleno de deseo, haciéndolo meter su lengua en mi boca hasta el cansancio, me hizo tanta falta. Sus embestidas cada vez eran más fuertes y profundas, me volvió loco de placer cuando llegamos a nuestro orgasmo.

- Amo este auto, y te amo a ti. - Dije aún recuperando el aliento.

- Vamos a casa, todos nos están esperando.

Se puso serio de nuevo, en verdad me preocupó, nos vestimos, encendió el Camaro, regresó por el camino y nos llevó hasta nuestra casa. Cuando entramos, todos los del norte estaban sentados en los sofás, parecía que los habían castigado, de pronto Zee me dijo que me sentara a su lado.

- ¿En qué demonios estabas pensando Saint Suppapong?

- Es que yo no me fijé cuando llegó la policía y...

- ¿Qué hacían todos los del norte en medio de narcotraficantes? - Alzó un poco la voz.

- Nosotros... Queríamos quemar la droga. - Contestó Mew.

- Te juramos que no sabíamos que la policía llegaría. - Dijo Plan.

- Solo hicimos algo bueno, no sé porqué nos estás regañando. - Alegó Ann, a esta niña no se le quita lo rebelde.

- ¿Cómo fue que te capturaron? - Preguntó Zee, más tranquilo.

- Fue culpa mía; a mí me capturaron, Saint me ayudó y se lo llevaron a él. - Dijo Talay.

- Escúchame con atención Saint, somos esposos y estoy furioso porque no me dijiste sobre esto. Te amo, espero que te quede claro, porque no quiero perderte... A partir de ahora, los del norte no se van sin los del sur, y si te vuelven a capturar, te dejaré una semana ahí adentro de castigo.

Pude escuchar desde el sofá, la forma en cómo Zee azotó la puerta, por el enojo que llevaba, pero tiene razón de estar molesto. Pasé por la habitación de mis preciosos niños primero, estaban dormidos, así que solo les di un beso en su frente y luego fui hacia ese koala enojado.

- ¡Sigo enojado contigo! - Gritó.

- ¡Maldita sea Zee! Casi me matas del susto, ¿qué haces detrás de la puerta?

- Iré a dormir con los niños, porque tú no aceptas un castigo. - Lo abracé por la cintura para no dejarlo salir.

- ¡Mi amor, perdóname! Por favor no te vayas, una noche sin ti es suficiente para sentirme solo. - Mis lágrimas salieron sin control.

- No lo entiendes, casi te pierdo, ¿qué hago sin ti? - Se da la vuelta y limpia mi rostro.

- Prometo no hacerlo de nuevo. - Deposita un beso fugaz en mis labios.

- Si vuelvo a sentir el dolor de estar lejos de ti al menos un día, juro que no volverás a salir de esta casa.

- No te preocupes amor, a mí también me dolió y no quiero volver a sentirlo.

Entonces me llevó a la cama para hacerme el amor toda la noche, y aún pienso, que repetiría todo lo qué pasó, si eso me trae a este momento en el que sigo siendo la persona más feliz y afortunada del mundo.





Gracias por haberme leído, sus comentarios son hermosos.
Con este ya son tres Fics Completos...
Próximamente más historias, los amo muchísimo 💓💫✨

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top