Capítulo 2


Han pasado cinco días desde el accidente, he ido todos esos días a buscar a aquel chico en los alrededores del lugar donde lo atropellé, pero no tuve suerte. En verdad considero que es una de las personas más hermosas que he visto.

Día seis buscado a este chico, estaba tan cansado de caminar por la zona, me fui a sentar en aquel lugar donde lo ayudé a sentarse. Era mediodía y aún no había almorzado, de pronto alguien llegó a pedir permiso para acompañarme.

- Hola, ¿Me puedo sentar aquí?

- ¡Adelante, yo ya me iba?

- ¡No quería que se fuera! Solo estoy esperando a alguien...

- Espero que usted tenga más suerte que yo.

Entonces levanté mi rostro y era ese chico al que había atropellado, tenía vendas en su mano derecha y pierna izquierda. Además, andaba un bastón para poder caminar bien... Me quité mis lentes oscuros y mi gorra. Inmediatamente me reconoció.

- ¡Ere tú! El que me atropelló.

- ¡Estás muy lastimado! Por favor, perdóname.

- No te preocupes. Es más, creo que te lo agradezco.

- ¿Me agradeces por golpearte con mi auto?

- ¿Ves aquel edificio de allá?

Señaló uno de los edificios más altos que habían en la zona y me dijo que trabajaba en el cuarto piso como conserje. Además, me dijo que su padre había fallecido hace mucho, su mamá se hizo cargo de él y ha dejado la universidad un año para poder ayudar a su mamá.

Después de eso me comentó, que casi no descansa desde que trabaja ahí y que por haberlo golpeado, le dieron algunos días para recuperarse. La mamá le ayudó a tener un departamento cerca del trabajo, así que caminó hasta aquí.

- Si quieres podemos vernos otro día.

- Acabo de llegar, ¿Por qué quieres irte?

- Dijiste que esperabas a alguien, no quiero interrumpirte.

- La persona a quien esperaba, eres tú.

- ¿Por qué me estabas esperando?

- Porque dijiste que me buscarías y pagarías por los daños, pero ni siquiera sabes mi nombre, ¿Cómo ibas a encontrarme?

- En realidad, te busqué durante cinco días...

- ¡Oh, perdóname! Me dijeron que reposara por algunos días.

- ¡Te ayudo a volver a casa, no es bueno que estés aquí!

- Te dejo llevarme, pero mi departamento no es muy lindo y por tu ropa, pareces alguien elegante.

- Bueno... No pienses en eso, no veo la diferencia entre las personas.

Estuvo pensando por un tiempo si se dejaba acompañar por mí, todos saben que no es bueno ser acompañado por extraños a casa. Así que toqué su hombro y le dije que no era necesario, que si no sentía confianza, solo me dejara pagarle un taxi.

Se puso un poco nervioso, como si se sintiera avergonzado, así que abrí mi boca nuevamente para decirle que se calmara que yo no le haría ningún daño. Levantó su rostro y me sonrió, tengo que decir de nuevo que es una de las personas más hermosas que he visto.

Entonces, aceptó que yo lo ayudara a llegar a casa, comenzamos a caminar, de pronto noté que se veía muy cansado, así que me ofrecí a darle un paseo en mi espalda. Se veía muy dudoso, pero se subió con mi ayuda y seguimos hasta que ya casi habíamos llegado a su edificio.

- ¿Siempre eres así de bueno con las personas?

- ¡Solo con las que atropellé por accidente!

- Jajajajajajaja, ¿Y de dónde eres? ¿Cómo te llamas?

- Si te lo digo, debes prometer no entrar en pánico.

- ¡Parece que me preparas para mi muerte!

- No es eso, pero mi identidad tiende a asustar a las personas.

- Muy bien, prometo no entrar en pánico.

- ¿Conoces a la mafia del sur?

- ¿La mafia Pruk? Más bien, ¿Quién no la conoce?

- Bueno... - Lo bajé y cuando estábamos de frente le dije: - ¡Me llamo Zee Pruk, y soy el líder de la mafia!

Me hubiera gustado pensar dos veces si decirle la verdad, puso cara de muerto, estaba muy pálido y se veía sumamente asustado, como si yo fuera a hacerle algún daño. Ni siquiera sabía hacia donde ver, cuando bajé mi mirada, él extendió su mano.

- ¡Yo me llamo Saint, y es un placer!

- El placer es todo mío, Saint.

- Oye, no quiero abusar, pero, ¿Me puedes volver a cargar?

- Con todo gusto, ven, te ayudaré a subirte.

No sé que tiene la sonrisa de este chico, pero parece tener gran impacto en mi corazón, es como si se estuviera derritiendo...

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