Capítulo 17


Pensé que el Capitán Seo había vuelto de recoger esos papeles que había mencionado, así que empecé a hablarle sin levantar la vista de mis notas.

—Capitán Seo, ya te dije que estoy ocupada y no necesito que me distraigas cada cinco minutos —dije, con un tono de ligera exasperación.

Cuando finalmente levanté la vista, me encontré con un soldado bastante atractivo, más alto que yo y delgado. No me sonaba haberlo visto antes por aquí. Una cara como esa no se olvida rápidamente, pero con tantos militares rondando por el lugar, decidí no darle muchas vueltas.

—Oh, disculpa, pensé que eras el Capitán Seo —dije rápidamente, tratando de no parecer demasiado sorprendida.

—No hay problema —respondió él con una sonrisa—. Soy el soldado Lee. El general me pidió que obtuviera algo de información sobre los pacientes aquí.

—¿Información? —pregunté, claramente confundida—. ¿Por qué enviaría el general a un soldado a buscar información en el área médica? ¿Por qué no habla con los militares directamente?

—Es una cuestión delicada —respondió él, bajando un poco la voz—. Algo que no puede discutirse abiertamente con los demás militares. Me pidió que lo manejara discretamente.

Aunque aún tenía mis dudas, decidí responder sus preguntas. Quizás el general realmente necesitaba la información de manera discreta.

—Félix está despertando lentamente de su estado inconsciente aunque está bajo supervisión porque tiene dos fracturas —le dije—. Seungmin tiene un dedo lesionado, pero está de buen humor. Ambos están fuera de peligro inmediato.

—Gracias, eso es exactamente lo que necesitaba saber. Haré mi reporte y me aseguraré de que el general esté al tanto de su estado —dijo él, asintiendo.

Algo en su tono me hizo seguir sospechando, pero antes de que pudiera decir algo, él volvió a hablar. 

Estuvimos conversando de nuestra estadía aquí y la misión principal hasta que, de repente, me pidió algo.

—Doctora, hay otra cosa que necesito —dijo, intentando sonar casual—. Necesitaría un bote de zolpidem. Es para una misión.

Fruncí el ceño. Normalmente, los soldados me pedían vendas, gasas, alcohol desinfectante, cosas básicas, pero nunca algún medicamento fuerte como zolpidem, que usábamos para el insomnio de los militares o para algunos pacientes que no podían descansar. Aun así, hice el procedimiento de siempre.

—Para eso necesitarás firmar un permiso y rellenar un formulario, asegurando que cualquier uso de ese medicamento es responsabilidad tuya y de tus superiores —le dije, entregándole el formulario y un bolígrafo.

Él tomó el bolígrafo y comenzó a escribir. Mientras rellenaba el formulario, observé su expresión concentrada. Algo en su postura me parecía un poco forzado, pero decidí no cuestionarlo en ese momento. Cuando terminó, me devolvió el formulario y comencé a revisarlo.

Parecía que iba a irse, pero el chico se paró en seco. Justo en ese momento, el Capitán Seo entró en la tienda, murmurando algo molesto. El chico agachó la cabeza, hizo una reverencia de 90 grados y se fue rápidamente.

El Capitán ni siquiera se percató del soldado y continuó murmurando. Le miré con una sonrisa burlona.

—¿Qué te pasa, "Capitán"? —le pregunté, disfrutando de la oportunidad de molestarlo un poco.

—No me han dado los documentos porque ahora que no ejerzo de Capitán, esos papeles se los entregarán a Chan, quien me sustituye —chasqueó la lengua, visiblemente molesto—. Así que no podré ir preparando la siguiente misión ahora que tengo tiempo y eso nos retrasará.

Me burlé un poco más, sabiendo que disfrutaba molestando al mayor. Pero cuando vi que suspiraba pesadamente, decidí parar.

—No te preocupes tanto, Seo —dije intentando ser amable—. Pronto volverás a tu puesto, o al menos eso deseo, tenerte aquí es un incordio—sonreí burlonamente.

—Muy graciosa—respondió.

—Gracias—le dije de vuelta.

Seo asintió, aunque seguía pareciendo frustrado. Lo observé por un momento, considerando si debía preguntar más sobre su molestia, pero decidí que era mejor dejarlo tranquilo por ahora. Mientras él se acomodaba en una silla, yo regresé a mis notas, aunque no pude evitar pensar en el extraño soldado Lee y sus peculiares preguntas. Algo en su comportamiento no me cuadraba y sentía una incomodidad persistente en el pecho. Mientras el Capitán Seo estaba sentado en una silla revisando los papeles de stock de medicamentos, decidí plantearle mis dudas.

—Seo, ¿por qué un soldado necesitaría zolpidem para una misión? —pregunté, intentando sonar casual.

Este dejó los papeles y me miró completamente extrañado.

—¿Zolpidem? —repitió—. No conozco mucho ese medicamento. ¿Eso es lo que se usa para el insomnio, no?

Asentí, viendo cómo su expresión pasaba de la sorpresa a la preocupación.

—Sí, normalmente lo usamos para eso y para los pacientes cuando se les imposibilita descansar. Pero ese medicamento siempre se ha usado en el lugar, no en una misión. ¿Quién dormiría en una misión? —Me quedé un momento en silencio, pensando en las posibles implicaciones—. A no ser que se usara para dormir a un enemigo, lo cual me parece poco ético y moralmente incorrecto. Es un punto bajo y un acto cobarde.

El Capitán Seo asintió, claramente reflexionando sobre mis palabras.

—Estoy completamente de acuerdo contigo. Eso suena muy extraño. ¿Quién era el soldado que te pidió eso?

Fruncí el ceño, tratando de recordar todos los detalles.

—Nunca antes lo había visto. Era joven y muy guapo. —No pude evitar sonreír un poco al recordar su atractivo, pero vi cómo esa mención molestó ligeramente al Capitán Seo—. Dijo que su nombre era Lee M.

Changbin se extrañó aún más, y se inclinó hacia adelante, claramente intrigado.

—Que yo sepa, solo hay un Lee Minho, ya le conoces. También está Lee Minju, que es de otro escuadrón, y Lee Muhan, un soldado novato del tercer escuadrón. Y desde mi punto de vista, ninguno de ellos es tan guapo como aseguras. —soltó.

El ambiente en la tienda de campaña se volvió tenso. Podía ver que el Capitán estaba haciendo un esfuerzo por recordar si había algún otro "Lee M." que pudiera haber pasado desapercibido.

—¿Te dijo o pidió algo más?— preguntó.

Yo negué con la cabeza.

—Bueno, solo estuvimos hablando el estado de los pacientes, la misión de las minas y poco más, la verdad.— me encogí de hombros.

—Es muy inusual. Pero por ahora, creo que lo mejor es dejarlo estar. Si vuelve a aparecer, avísame antes de hacer cualquier otra cosa.

Asentí, aunque una pregunta seguía rondando en mi mente.

—¿Cómo te aviso si no estoy en la tienda médica? —pregunté, tratando de pensar en una solución.

Tenemos comunicadores, pero el único comunicador que tenemos está en la tienda médica y es un comunicador fijo, o sea que no puedo sacarlo del lugar.

Changbin meditó por un momento y luego sacó un pequeño pedazo de papel. Anotó algo y me lo entregó.

—Este es mi número de teléfono personal. Puedes usarlo en cualquier tipo de emergencia, no solo cuando veas algo sospechoso —dijo, mirándome con seriedad.

Tomé el papel, un poco sorprendida y avergonzada. Guardé el número en el cajón del escritorio, sintiendo una mezcla de responsabilidad y un extraño tipo de cercanía con el Capitán.

El resto del día pasó con relativa normalidad. Félix y Seungmin volvieron a despertarse cuando olieron el aroma de la comida que Changbin trajo desde el comedor. Había preparado una lista con lo que debían comer: sopa de verduras para Félix, que necesitaba alimentos más líquidos debido a su costilla rota, y una porción de pollo con arroz para Seungmin, que estaba en mejor estado.

Ayudé a Seungmin a incorporarse y Changbin hizo lo mismo con Félix, quien necesitaba más asistencia. Aunque no podía incorporarse del todo, Félix comía lentamente y yo estaba sentada a su lado llevandole las cucharadas a la boca para ayudarle a comer.

—Vamos, Seungmin, tú puedes comer solo —dije, mientras me aseguraba de que Félix estuviera cómodo.

Pero Seungmin, con su habitual actitud bromista, empezó a quejarse.

—No puedo, mira, estoy enfermo. Dame de comer a mi también, Dana —dijo, llevando el tenedor a su boca con dramatismo.

Rodé los ojos, sonriendo, y volví a concentrarme en Félix. Él comía lentamente, pero por razones obvias. Changbin, viendo la situación, se acercó a Seungmin.

—Está bien, Seungmin, si tanto lo necesitas, yo te daré de comer —dijo Changbin, con una sonrisa burlona mientras extendía la mano para que le diera el tenedor.

Seungmin, molesto, respondió de inmediato.

—No, gracias —dijo, y empezó a comer con total normalidad, dejando de insistir.

Tanto Changbin como yo sonreímos ante la escena y, por un breve momento, nuestros ojos se encontraron. Mirada que pronto la quité para volver a mi amigo.

La tarde transcurrió sin más incidentes. Félix y Seungmin descansaban y el ambiente en la tienda médica se tornaba más relajado. Me aseguré de que ambos estuvieran cómodos y con los cuidados necesarios. Cada tanto, intercambiaba una mirada o una palabra con Changbin. El resto de mi equipo médico vinieron en un par de ocasiones para insistirme que me fuera a descansar y que ellos me hacían relevo, y por supuesto que confiaba en ellos y en su trabajo, sabía que Félix y Seungmin estarían en excelentes manos, pero me conozco a mi misma y se que no podría dormir tranquila y eso me produciría insomnio, entonces la que necesitaría zolpidem sería yo.

Al final del día, cuando la luz del sol comenzaba a desvanecerse, sentí una extraña sensación de paz. 

Paz que solo permanecería en mi vida durante poco tiempo.


¡Hasta aquí el capítulo de hoy!

Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!

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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.

EDITORIAL: Ediciones Arcanas.

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♡¡Hasta pronto!♡

♥Os dejo un collage del gran día que conocimos a los chicos de STRAY KIDS, MI PICALPONCHO (Wolfchan), y yo♥ ♥


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