P

"Valeria: La extraño.

La extraño.

La extraño.

La extraño.

Galaxia: Vete

A

La

Puta

Mierda,

Valeria.

Valeria: Estoy muy mal...

Galaxia: Duérmete.

Valeria: No puedo...

¿Puedo irme a la nave adormir contigo?

Galaxia: No.

Como vuelva a tener que verte llorar una vez más juro que te mato.

Valeria: Leia...

Te necesito...

Galaxia: Valeria.

Por favor.

¡Y te lo estoy pidiendo por favor!

Por una vez, por esta noche, déjame ocuparme de mis propios demonios.

Mañana ven a la Nave si quieres.

Hoy necesito estar sola,de verdad. No puedo pelear contra mis demonios y contra los tuyos al mismo tiempo, no me quedan fuerzas.

Por favor... Déjame descansar.

Valeria: Vale, Leia...

Lo siento.

Hablamos mañana."

Das unas cuantas cabezadas más en la cama, pero no sirve de nada. No consigues dormir. Estás nerviosa. Muy nerviosa. Los muelles de tu cama chirrían y no es por placer exactamente. Te sientes peor ahora que sabes que Leia está mal y que la has estado molestando con tus problemas. Ciertamente su situación es mucho peor.

Ella ha perdido a alguien que realmente la amaba y luchaba por ella por su culpa, ya que fue una acción suya la que lo enfadó. Y ha creído estar embarazada, y está con las hormonas revolucionadas.

Y no puede echarle la culpa a Nico, porque sabe que es su culpa.

"Valeria: Sammy...

Fire: Dime,preciosa.

Valeria: No puedo dormir... ¿Puedo ir contigo?

Fire: Aquí te espero, cielo".



Azu regresaba de vuelta a casa tras haber estado con Leia y Valeri. Bueno, a casa... A su piso de alquiler que había renunciado a cambiar por su hogar para quedarse con aquellas locas.

No tiene remedio. Siempre prioriza los problemas de los demás.

Al menos, Leia se ha reído. Aunque no sabe si eso sea bueno.

Y Valeria también.

Son dos tipejas raras, digan lo que digan. Impredecibles y... bastante inmaduras, en su opinión. ¿Por qué sufrir tanto por amor, pudiendo simplemente alejarlo?

Claro que, en cierto modo, lo entiende. No es un monstruo. Ella también ha amado. Ella también sabe lo que es depender hasta ese punto de alguien. No considera que sea bueno, pero lo entiende.

Igualmente, ha llegado a la conclusión de que posiblemente a Leia le convenga seguir con Nico, y a Nico con ella, porque ambos son almas solitarias que sólo entre ellos han encontrado algo de apoyo y comprensión. En cambio Valeri con Meca... Quizá ambas deberían dejarse rehacer su vida. No lo sabe. Lo que es cierto, es que están en una situación muy delicada. No cree que les valga la pena seguir intentándolo.

Total, el amor no es eterno. ¿Y para qué esforzarse tanto por algo que no durará y que, en el presente, sólo te va a dar quebraderos de cabeza?

Metida en sus pensamientos y escuchando El canto del loco en sus cascos, casi no se da cuenta de aquella cabellera negra sentada en el banco. Tan alto, grueso, con el pelo negro largo, tan pálido y esas pintas (camiseta negra raída y pantalones del mismo color rotos, junto con sus pulseras de pinchos); no cree que pueda ser otra persona. Mucha casualidad sería encontrar dos personas así en la misma ciudad. No puede verle la cara, porque está oculta por sus manos, pero tiene que ser él.

Se acerca hasta ponerse delante de él. El joven parece no darse cuenta. Está sentado con los codos sobre sus rodillas y el rostro oculto en sus manos.

Azu carraspea. Él levanta la cabeza.

–Ah... Hola...

–Hola, Nico. Cuánto tiempo.

–Bueno... Te vi hace dos días en el ginecólogo, cuando me observarías siendo una fiera.

–Sí... Siento aquello, no era mi intención hacerte sentir mal.

–No es culpa tuya. Leia tomó su decisión, está bien.

–Lei no decidió nada, Nico.

–¿Ah, no?

El joven la mira incrédulo, alzando una ceja. Está deseando que la rubia se aleje de allí. Se siente triste, desolado, y sólo quiere estar solo.

–No. Leia tenía miedo de que el embarazo estropeara vuestra relación, temía pelearse contigo porque te quiere y no quiere perderte. Por una vez, no habló su racionalidad: habló el miedo. Y ella no me lo contó a mí. Fue Valeri. Así que ella no decidió que la acompañara yo y no tú.

–Bueno... Entonces eligió a Valeri.

–¿Y te extraña? Nico, Valeri seguiría a Leia hasta el fin del mundo aunque Leia le dijera que ha matado a alguien y tiene que esconder el cadáver. Creo que incluso si matara a su propia familia la apoyaría. Esas dos están muy unidas, y si el miedo dirigía a Leia... Es normal que acudiera sólo a la única persona que sabía que no la iba a rechazar hiciera lo que hiciera, que iba a apoyarla.

–Ya, bueno. Supongo que esa persona tendría que ser yo: su pareja.

–Entonces tú tampoco has actuado bien del todo, porque no has sabido darle la confianza necesaria para ser esa persona.

Nico se queda mirando a la artista y suspira. Sabe que ella tiene razón.

–Bueno... ¿Pues sabes qué, Azu? Yo creo que entonces es lo mejor que hayamos cortado. Porque no sé cómo ser esa persona para ella. Y lo primero en una relación es la sinceridad y la confianza. Si ni yo soy capaz de hacer que confíe en mí para ser capaz de ser sincera conmigo ni ella es capaz de confiar en mí con sinceridad... Para qué salir.

–Eso no te lo niego: la confianza y la sinceridad son lo primero. Pero... Mira, aunque yo no creo en el amor ni creo que sea tan... curativo y especial como todos dicen, creo que la estás cagando. Que deberías seguir con ella.

–¿Por qué?

–Porque Nico, sí eres su persona. Leia es una chica cerrada y fría, todos sabemos que es así. Pero eso es porque tiene miedo: tiene miedo de que la dejen sola, tiene miedo de que le rompan el corazón, tiene miedo de que la hieran... Leia lo ha pasado muy mal en su vida, Nico, es normal que no confíe en la gente. Pero... Ella confía en ti. Y estoy segura de que, después de haber ido al ginecólogo y haberse tranquilizado al saber con certeza lo que le pasaba,hubiera cogido aire, te hubiera llamado y te lo hubiera contado todo. Entiéndelo, Nic. Para Leia es complicado porque ella siempre lo ha hecho todo sola. ¿Que lo correcto hubiera sido contártelo a ti directamente? No te digo yo que no, es cierto: desde nuestra perspectiva sí. Pero tienes que empatizar con ella poniéndote en sus zapatos, con sus experiencias, con sus sentimientos. Yo sé que puedes hacerlo, siempre lo haces con ella. Leia es como... como un animalillo asustado. No es cierto que lo tenga todo siempre bajo control porque sea fuerte y segura, lo tiene todo bajo control porque si no se aterra. Y esta vez, todo se había descontrolado. Necesitaba encontrar su estabilidad. Y, para eso, vuelve a su pasado, a sus costumbres: a aislarse, sacarlo sola adelante, buscar soluciones y acudir a Valeri. Esa ha sido siempre su trayectoria. Nico, Leia no cree en el amor, no cree que sea para ella, pero lo está intentando por ti, está luchando, y eso es hermoso. Créeme: la he visto hoy, y aunque no quiera demostrarlo está mal, muy mal. No estaría así si no creyera que tú eres su persona.

–No sé, Azu... Yo...

–Te entiendo, Nic. Estás cansado. Estás cansado porque Leia siempre lo hace todo muy difícil y eso apesta. Pero... Mira, vosotros sois ambos unos jodidos incomprendidos. Y en cambio entre vosotros os entendéis bien, ¡os he visto comunicaros con miradas! Y os amáis, os apoyáis. Sois buenos el uno para el otro. ¿Que una pareja es alguien que confía en ti y es siempre sincero? Sí. Pero también es alguien que te escucha, te entiende y te apoya en todo, contra la marea. Sé que Leia es una mujer muy complicada. Pero lo está intentando. Y con el tiempo y con tu ayuda no me extrañaría que pueda confiar plenamente en ti. Dale tiempo... Yo sé que la quieres. Y sé que ella te hace bien, si no no hubieras aguantado tanto. Pero también sé que tú le convienes a ella: tú la entiendes, y te quiere tanto que te ha abierto su corazón a pesar de sus temores. Lo bueno de las personas frías es que lo poco que demuestran siempre es cierto, Nic, y... Creo que Leia te ha demostrado muchas veces que te quiere y que le importas, que hace todo lo posible por entenderte y por hacer lo mejor para ti, para ambos. No pierdas eso. Es muy importante.

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