A

Miras tu móvil, aún tirada en la cama. Tienes el perfil de Melca abierto y miras su foto. Suspiras.

Has releído todos sus mensajes unos cientos de veces en unos minutos.

Sabes que tanto Leia como Ali y Sam han hablado ya varias veces con ella desde que se fue a Londres, pero tú no has sido capaz de decirle nada.

Escribes un "hola" por quinta vez.

Vuelves a borrarlo.

Está en línea. Mierda, ¿lo habrá visto?

Esperas que no.

Está escribiendo.

"Melca: Valeri, ya hasta Leia me ha dicho que no vale la pena que te siga buscando, que te envíe mensajes día tras día, si tú me vas a seguir ignorando. Lo siento. Ni yo puedo arrastrarme tanto. 

Te amo. Te amo. Te amo. Y te extraño.

Soy totalmente consciente de que lo nuestro no podría ser, pero me hubiera gustado haber podido seguir de amigas.

También soy consciente de que tú ya no me amas. Me lo has demostrado.

Y si bien me mata tu ausencia, sé que mi presencia en tu vida está de más.

Así que dejaré de molestarte.

Te deseo lo mejor.

Hasta siempre.

Supongo que esto es un adiós... Aunque espero que no sea un hasta nuca. Sabes que, cuando decidas hablarme, yo seguiré aquí, tonta de mí. Así que nada, ten un buen día, Valeria."

Aprietas la mandíbula. Por una parte, la extrañas muchísimo. Por otra, aun sigues decepcionada, y no quieres volver a sufrir con ella, prefieres ignorar su tristeza, su sufrimiento, su dolor... Y eso te hace sentir culpable. Pero es todo tan complicado...

Sería tan fácil olvidar.


Leia se despierta con Azu sobre ella, tumbada entre sus brazos. Su torso sigue desnudo. El de Azu, cubierto por la movida camiseta blanca de su pijama. Cuando Azu se cansó de dar besos por sus labios y su rostro anoche, le sacó la camiseta y se comió su torso a besos. No le dejó hacer mucho a ella, pero aún así fue una noche mágica. Todo lo que toca la diosa artista se convierte en magia.

Estira el cuello para besarla en los labios. Azu corresponde al beso aún medio dormida y abre los ojos lentamente. Sonríe al verla.

–Buenos días, galáctica.

–Buenos días, princesa.

Azu se restriega los ojos con su mano. Leia intenta no sonreír. Se ve adorable.

–¿Sabes? La noche de ayer me dejó marcada.

–¿Mmm? ¿Por qué?

–Tengo un chupetón tuyo en mi teta.

Azu se ríe y le saca la lengua.

–Idiota... Lo siento.

–Por ser tú te lo perdono.

Leia cruza los brazos detrás de su cabeza, usándolos de almohada. Azu besa su mejilla.

–Gracias por dejarme abrazarte.

–Bah, no hay de qué, me pagaste bien anoche a base de besos.

La rubia sonríe de medio lado. Sabe que Leia no ha dormido bien: la ve demasiado despierta, y sabe que ella no es de levantarse temprano, que suelen tener que despertarla. Incluso parece tener ojeras.

La ve capaz de haberse quedado gran parte de la noche despierta mirándola, aunque sabe que no se lo reconocería.

Bosteza y se lleva el dorso de la mano al ojo, sacando una sonrisa a Leia.

–Así pareces un gatito más que un tigre.

Azu se ríe.

–Tú paredes una cama más que un erizo.

–No te acostumbres mucho.

–Leia... ¿Puedo besarte?

–¿Aún te quedan?

Azu se ríe y se incorpora para poder besarla. Se separa de sus labios y la mira a los ojos sonriendo.

–¿Qué?

–Eres lo más fantástico que me hubiera podido pasar...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top