9. Problema de Mujeres

El sudor me recorría todo el cuerpo, los músculos ya me dolían, y mi respiración era agitada. Enlistaba mentalmente cada persona que me importaba mientras entrenaba.

Había terminado el traje de Kubo, parecía un traje de samurai pero más actualizado y no tan grande.

Su arma igual había sido terminada, era una katana que se podía alargar cual látigo para un mejor ataque, Kubo la estaba a prendiendo a usar con arduos entrenamientos que Kyle le proporcionaba.

Tadashi y Karmi rastreaban por toda la ciudad posibles fuentes de donde podríamos localizar a nuestro contrincante.

Me encontraba entrenando con Gogo ataque cuerpo a cuerpo, ambos teníamos protecciones en las manos y la cabeza para no salir heridos; Kyle nos observaba para localizar algún defecto y mejorarlo.

Gogo dió un gancho izquierdo que tarde en esquivar, por lo que rozo mi rostro con su puño. Kyle negó.

-¿Qué es lo que te sucede hoy Hiro? Estás más despistado, más de lo normal- Gogo paro cualquier muestra de ataque.

-Lo lamento, es el sueño- mentí.

-¿Quieres hablar de algo, Hiro?- Kyle se acercó hasta mi.

Yo lo mire unos segundos y negué, Gogo comenzó a quitarse los guantes de protección y salió del área de entrenamiento.

-Hablen lo que tengan que hablar, derrotarlo así de fácil no es divertido- Gogo dejo los guantes y protecciones en su lugar y se fue, desapareciendo de nuestras vistas.

-¿Qué es lo que ocurre pelos de escoba?- Kyle se recargo sobre una pared mientras cruzaba sus brazos.

Me dispuse a quitarme los guantes y las protecciones, suspiré intentando no explotar en enojo y decepción.

-¿Por qué no me dijiste nada sobre Marco?- no lo mire, pero sabía que seguramente me miraba asombrado.

-¿Decirte qué?- saco un cigarrillo y lo coloco entre sus labios.

-Mierda, aquí no Kyle- me acerque hasta él y le quite el cigarrillo -¿Por qué no me dijiste que estabas quedándote más tiempo en México por Marco?- cerré mis puños con fuerza -¿Es qué no me tenías confianza?- lo mire retador.

-¿Por qué te molesta?- suspiro cansado.

-¡Carajo! Kyle dime porqué, ¿Por qué no me dijiste nada?- comenzaba a desesperarme.

-Porque no estaba seguro de lo que sentía, al fin comenzaba a entender tu sentir con James, con el equipo, conmigo- se señaló a sí mismo -Tenía miedo de mis propios sentimientos, además tú estabas ocupado con James y el equipo.

-¡Y eso qué! Se supone que nos tendríamos confianza de las cosas. Miguel me contó que te fuiste sin explicación alguna después de mi accidente. ¿Sabes cómo eso me hace sentir? ¡Me hace sentir como un completo idiota! Un idiota al que le robaron su tecnología sin saber como, y, no sólo eso. Ahora también soy un idiota que arruino la vida de su primo- estaba molesto, así que hacía ademanes con brusquedad.

Kyle llevo una de sus manos a su nuca y la sobo, bajo el rostro cansado por la dirección de la conversación.

-¿Qué quieres que te diga?, ¿qué si estoy enamorado de Marco? Claro que lo estoy, ahora lo sé; pero es demasiado tarde para eso, además no arruinaste mi vida- me quito el cigarrillo de la mano con un rápido movimiento -Me prometí que no dejaría que te pasará algo y cuando te ví en la televisión luchando con ese imbécil, yo me sentí tan mal. Eras un niño, se supone que yo debía cuidarte, y estaba de vacaciones en México- prendió el cigarrillo.

-La culpa fue mía por permitir que me robaran mi tecnología- susurre.

-Debemos averiguar como fue que lo hizo y rápido si queremos que la ciudad no corra peligro- Kyle camino hacia la salida del lugar y desapareció de mi vista lentamente.

Carajo, me siento como un completo imbécil.

[...]

Miguel caminaba a mi lado en el parque de la ciudad, él tenía sus manos metidas en los bolsillos de su chamarra roja.

Yo miraba entretenido el cielo, estaba despejado y había más gente de lo habitual en el lugar.

Ambos traíamos lentes de sol, más que nada para que Miguel no fuera tan reconocido por los paparazzi que por otra cosa.

-Y entonces Socorro quiere venir para acá, con nosotros pero mis padres y familia siguen preocupados por lo de la amenaza- mencionó Miguel.

No conteste nada al respecto, pero lo mire atento para que supiera que prestaba atención. Los gritos de los niños que jugaban eran presentes y tan aturdentes que comenzaba a hartarme por ello.

-Miguel podemos ir a otro lado- supliqué.

Miguel me sonrió y asintió, camino junto a mi más alejado de la gente y nos sentamos en una banca de madera que estaba a un costado de un árbol de cerezo; se retiro los lentes de sol.

-Estos árboles me recuerdan a unos que hay en México- explico Miguel observando minuciosamente el árbol.

-¿En serio?-le cuestione mirándolo con curiosidad.

-Sí, solo que las hojas son moradas- me sonrió -Se llaman Jacarandá, son muy lindos.

Me miro y sonrío aún más, yo seguía sin explicarme como es que una persona como Miguel podía ser un deleite a la vista y no darse cuenta de ello.

-Cuéntame más de México- me acomode en la banca para estar más cómodo.

-La Ciudad de México es preciosa, hay tanta arte en sus miles de edificios, pero el verdadero arte es su gente, la mayoría tan alegre y amable.
En Santa Cecilia siempre hay mucho color y música en sus calles, y por Dios, ni hablemos de la comida- me sonrió -Algún día debes ir conmigo a México, Hiro- me miró con un brillo inusual en sus ojos.

El marrón de sus ojos se poso penetrante en los míos, que no resistí y cedí a mirar en otra dirección.

-Claro que debemos ir, por como hablas de México siento que ya viví ahí- sonreí.

-Yo cuidare de tu calma, haré todo lo que digas como hacen las hormigas en la Jacarandá- cantó.

-No es justo, no siempre entiendo lo que dices en español- murmure.

-Entonces tengo que enseñarte español Hiro, no puedes ir a México sin saberlo- sonrió -Hecharemos gran parranda hasta en los días más grises. Como hecha las raíces la Jacarandá- cantó tan cerca a mi rostro que sentía el calor de su aliento en mi piel, logrando que esta se comenzará a erizar.

Agradecía mi suerte de que yo aún trajera los lentes de sol, que cubrían parte de mis mejillas sino, Miguel se daría cuenta de que efecto causaba en mi.

-¿Mónica?- mencionó de la nada Miguel, miró en dirección a donde venía demasiada gente pero resaltaba una chica.

Era rizada con el cabello de un tono rojo cereza, morena y de clara ascendencia latina además de sus curvas prominentes. La chica pareció oír a Miguel, pues lo busco hasta localizarlo.

Miguel alzó uno de sus brazos y después se levantó de la banca, camino rápidamente hasta ella, mientras que ella se acercó corriendo hasta él y se le aventó enrollando sus piernas en las caderas de Miguel, parecía una típica escena de los dramas coreanos que a veces Karmi me obligaba a ver.

Miguel dió vueltas con ella en su mismo lugar y después la bajo, parecía muy animado y por alguna extraña razón me sentía tan diminuto y, no sólo eso, había una presión en mi pecho que me dejaba la sensación de vacío.

Hablaban animadamente entre ellos a unos metros de mi, se abrazaban y jugaban con sus cabellos mutuamente. Me sentí fuera de lugar, como si no fuera algo necesario en ese momento.

Miguel camino de regreso a mi, tomado de la mano de la chica que era bastante atractiva ante la vista, y me sonrió.

-¡Hiro!- me llamo y en unos cuantos pasos estaba a mi lado -Te presento a Mónica- sonrío y la señaló.

-¡Hola, un gusto!- me sonrió y me extendió su mano.

-El gusto es mío, soy Hiro- sonreí y estreche su mano, mi Hiro interior gritaba por lo perfecta que era aquella mujer y el como no se habían soltado de la mano en ningún momento.

-Ella es mi...- Miguel no termino de hablar, pues el sonido de mi celular lo interrumpió.

-¡Lo lamento, necesito contestar! Una disculpa- mencioné y me aleje unos cuantos metros para contestar.

Se trataba de mi tía, que necesitaba mi ayuda en el café pues nadie podía atenderlo y ella se había tenido que ir a urgencias con Diego, el jefe Cruz.

E inmediatamente después de colgar con mi tía, mil mensajes de Kubo llegaron a mi celular, pidiéndo vernos lo antes posible, le avise que estaría en el café y regrese con Miguel.

-Lo lamento, necesito retirarme. Un gusto conocerte Mónica- sonreí y me despedí -¿Gustas que te lleve a tu casa Miguel?- lo mire.

-¡No no no, esta bien! Ve a hacer lo que necesites- me sonrió.

Asentí y camine hacia el estacionamiento donde había dejado mi motocicleta.

[...]

El café se había comenzado a vaciar, para ser las 6 pm era raro. Mi tía había llegado hace menos de una hora con Diego, que se había quemado el antebrazo y al no estar Baymax con ellos lo habían llevado a urgencia, para nuestra suerte no era nada grave.

La tía Cass nos había entregado a Kubo y a mi dos malteadas como agradecimiento de que habíamos atendido el café, ambos mirábamos por la ventana del lugar sentados juntos en una mesa.

Esperábamos a Karmi, pues ya casi no nos habíamos visto. Kubo ya había terminado su pasantia en Krei Tech, y yo ya no trabajaba ahí.

Ambos teníamos cara de pocos amigos, y tomábamos nuestras malteadas de vainilla y fresa respectivamente.

Kubo suspiro cansado, y recargo su rostro sobre una de sus manos.

-Creo que es heterosexual- mencionó de la nada Kubo sin dejar de ver por la ventana.

-¿Leonardo también?- cuestione con el mismo ánimo.

Kubo me miró sorprendido.

-¿Cómo?, ¿Miguel también?- enarco una de sus cejas.

-Hoy me presento a una chica llamada Mónica, es tan perfecta y a juzgar por como la trata parecían novios- expliqué, y solté un bufido.

-Pues Leonardo tiene a una chica que lo sigue como si su vida dependiera de ellos, Sochil esto, Sochil aquello, Sochil lo otro. Tambien es demasiado perfecta- explico e igual soltó un bufido.

Ambos nos miramos, sabíamos que estábamos en la misma situación. Unos minutos después apareció Karmi, que llegó casi corriendo y saludando a mi tía una vez entró al café. Se sentó junto a nosotros y nos miro analizando nuestros semblantes.

-¿Ahora qué ocurre?- enarco su ceja y se cruzo de brazos.

Kubo desvío su rostro al lado contrario de donde estaba Karmi, y yo lo imite.

-No estamos de humor para eso- susurre.

-Bien- Karmi se dejó caer sobre su asiento -El trabajo me tiene muerta y ya no es divertido sin ustedes ahí- susurro y coloco cada de sus manos sobre nuestros hombros.

-¡También te extraño mucho Karmi!- Kubo la abrazo.

-Si, igual yo- sonreí y me uní al abrazo.

-¡Oh! Lamento interrumpir- mencionó una tercera voz, los tres miramos a la responsable, mi tía nos miraba con una amplía sonrisa -Karmi, ¿gustas algo? La casa invita- le comentó.

-Muchas gracias Cass, un latte estaría bien- sonrió Karmi.

Hace algunos años, mi tía les había pedido a Kubo y Karmi que le llamaran por su nombre.

Mi tía se retiro, dejándonos terminar nuestro abrazo y ponerlos al día de nuestras vidas, de lo difícil que es estar tan separados y lo horrible que Krei estaba explotando a Karmi.

-Y bueno, ¿ya me dirán que les ocurre a ambos?- Karmi nos miro a ambos dándonos una cálida sonrisa.

-Hay chicas en la historia, crea tus conclusiones con tu cerebro de genio- mencionó Kubo.

Karmi abrió sus ojos con sorpresa y poso su mirada en mi, yo solo asentí.

-¿Es sobre los chicos de los que están enamorados como colegialas?- Karmi miró directo a Kubo esta vez.

Él solo asintió y coloco la pajita en su boca, resignado a solo tomar de su malteada de fresa como si su vida dependiera de ello.

El sonido de la campana sonó en el café, dando señal de que alguien había entrado. Los tres miramos a esa dirección, Megan y Penny habían entrado al lugar, era esto una mala señal del destino.

Karmi rodó sus ojos cuando vio a Megan, y la última solo hizo una mueca de desagrado. Su enemistad había empezado desde tiempos inmemorables, por alguna extraña razón que tanto Kubo como yo desconocíamos.

-Carajo- susurro Karmi al ver a Megan.

La dos chicas solo se compartieron una cuantas miradas hasta que Cruz y Penny desaparecieron de nuestras vistas.

-¿Por qué Penny no te saludo?- cuestionó Kubo.

-Hice lo que tanto querían, aclare las cosas y ella se molesto. Y parece que lo único que merezco ahora es su desprecio- comente sin ganas, ese tema no me importaba casi nada.

No me sentía mal, desde un inicio de esa aventura yo había sido claro y deje mis puntos, ella los acepto, no era culpa mía que ella malinterprete las cosas.

-Bueno, ¿chicas?- insistió una vez más Karmi.

-¡Si, chicas! Creemos que Leonardo y Miguel son heterosexuales- explique ya resignado.

-¿Creen? O sea, no es nada comprobado- Karmi se cruzo de brazos y cruzo sus piernas a la par, nos miro como un mal chiste.

-Tal vez no es comprobado pero no es necesario, es algo demasiado obvio- explico Kubo igual de resignado.

-¿Y por qué no le preguntan a Kyle sobre eso? Solo para sacarse de dudas- Karmi alzó sus hombros. El sonido de la campana se volvió a hacer presente.

-¿Preguntarme qué?- Kyle se paro detrás de Karmi, a los tres se nos fue el color de la cara y no precisamente por mi primo.

Leonardo y los dos Rivera estaban con él, junto a esa chica llamada Mónica y otra chica pelinegra.

-¡Hola chicos!- saludo Leonardo, que tenía el brazo sobre los hombros de la pelinegra.

-¡Leonardo, Miguel, Marco! Que sorpresa- sonreí intentando no verme tan hipócrita.

- Creí que ibas a estar ocupado- mencionó Miguel ahora, mirándome con el seño algo fruncido.

-Y si...

-Cass nos podio ayudarle en el café a los tres en lo que ella atendía unas cosas. Pero ya regreso y decidimos seguir aquí- explico Karmi.

-Amigos, ella es Karmi amiga de Hiro- explico Kyle ahora.

-Soy Marco Rivera, un gusto preciosa- se presentó el susodicho con su típico coqueteo.

Miguel lo golpeó entonces, Marco replicó mientras se sobaba la zona que le habían golpeado.

-Y yo soy Miguel, el hermano de este pendejo- se presento.

-Y yo Leonardo- sonrió -Y nuestras amigas Xochitl y Mónica- presento a las chicas.

Karmi unió cabos entonces, nos miro y luego a las chicas.

-Es todo un gusto- sonrió Karmi -Pero si no les importa ya estábamos por irnos- explico una total mentira.

-¿En serio?- Marco enarco su ceja -Se veían bien a gusto que hasta iba a decirles que se queden un rato con nosotros- sonrió.

Kyle lo miro asombrado y asintió con una sonrisa.

-Seguramente tienen cosas de genios que hacer- explico mi primo.

-¿Y si las posponen un rato?- Leonardo insistió.

Kubo, Karmi y yo intercambiamos miradas, era claro que ni Kubo ni yo queríamos.

-Nosotros...- iba a decir algo pero Miguel me interrumpió.

-¡Sí, por favor!- rogó -Casi no salimos todos y estaría más chido- explico.

Kubo me miró y me sonrió como si esos tres mexicanos ya lo hubieran convencido.

-Esta bien, nos quedamos un rato más- murmuro.

A Karmi y a mi casi se nos cae la mandíbula de la sorpresa.

Kubo, eres un maldito masoquista. Si no fueras tan inocente yo mismo estaría cabando tu tumba justo ahora.

-¡Genial!- Marco celebró con un movimiento de hombros rítmico.

Todos caminamos hacia una mesa más grande, yo me pare para ayudar a mi tía con la mesa, junto a Kubo.

Karmi comenzó a conocer a los tres mexicanos y a las dos chicas, Kyle sonreía, a decir verdad mi primo se veía más tranquilo y alegre junto a esos tres.

Después de unos minutos mi tía cerró el café, y solo quedamos nosotros.

-Cariño por favor lavan todo y guardan las cosas donde van, voy a subirme ya- explico mi tía, y me beso la mejilla -¡Qué la pasen genial chicos y chicas!- se despidió mi tía y subió a su casa.

Todos se despidieron con agradecimientos a mi tía, me senté junto a Karmi y Kubo, ellos estaban sentados alado de Xochitl y Kyle respectivamente, después de Xochitl estaba Leo y Miguel, junto a este Mónica y jubto a Mónica Marco y Kyle, quedando así a ciertos Mexicanos frente a mi, y a Kubo.

-Entonces, ¿todos se conocieron en el viaje a México de Kyle?- Karmi ya estaba en una conversación tan amena con ellos que hasta parecía que se le había olvidalo que "eran desconocidos".

-¡De hecho si! Pero si hubieras visto a como se conocieron Marco y Kyle te hubieras reído mucho- explico Leonardo, provocando que todos los que conocían la historia rieran.

-Marco y Kyle se pelearon a golpes por un mal entendido entre ellos. Kyle pensó que éramos unos vagabundos pero en realidad esa ropa usábamos para ayudar a Leonardo con unas cosas del restaurante y después nos poníamos nuestros uniformes de meseros- explico Miguel riendo.

-¡Es verdad! Me vio con tanta cara de hambre que hasta nos dimos unos putazos- dijo Marco algo indignado.

-¡Ya me disculpe cientos de veces por eso!- explico Kyle riendo.

Todos comenzaron a reírse, hasta Kubo y yo, que éramos los más serios en la mesa.

-Bueno, ¿y ustedes donde los conocieron?- cuestionó Xochitl mirándonos a Kubo y a mi.

-Uhm, la primera vez que Leonardo fue al restaurante a presentarse como el socio de Kyle los conocimos de vista- respondió Kubo -Luego hubo un pequeño incidente en el restaurante y se ofrecieron a llevarnos- explico.

-¡Cierto! Así nos conocimos Kubo y yo, pero para el momento del incidente Miguel y Hiro apenas se conocían- explico Leonardo.

-En realidad no- interrumpió Marco.

-Cierto, a Hiro lo conocimos nosotros un día que fue al concierto de la universidad con Kyle- sonrió Miguel.

-¡Cierto! Ese día cantamos La flaca como nunca lo hemos hecho- Marco sonrío malicioso y miro a Kyle -Era una pequeña dedicatoria- explico entonces.

Kyle rodó los ojos.

-¿Por qué no me sorprende? Así lograban conseguir fans y chicas en México- mencionó Kyle divertido.

-¿Quien dijo chicas?- Marco murmuro.

Todos comenzaron a reír nuevamente.

-Deberíamos ir al museo de arte el próximo sábado- mencionó Leo una vez que todos dejaron de reír.

-¡Me apunto, y Miguel también!- exclamo Marco.

Miguel sonrío y miro a Mónica.

-¿Vienes con nosotros?- la miro y mi corazón se hizo un ovillo.

-No, tengo planes para ese día- ella sonrió de vuelta.

-¿Y tú?- Leonardo cuestiono a la chica, y sentí como Kubo me daba la mano por debajo de la mesa, lo mire.

-No, igual tengo planes pero espero se diviertan ese día- sonrió ella.

-¿Qué hay de ustedes?- Marco nos miro a los cuatro.

-Vamos- sonreí a Kubo y el asintió. Kyle y Karmi negaron.

-Tengo trabajo ese día- explico Karmi.

-Y yo ya quede con alguien- Kyle sonrió.

-¡Bien! Ustedes se lo pierden- Marco se cruzo de brazos.

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