8. Fama
Los seis héroes estábamos sentados en la gran mesa, dentro de nuestro cuartel secreto.
Skymax, Baymax y Mínimax mostraban cuadro a cuadro el ataque de nuestro enemigo; todos razonabamos como derrotarlo, ignorarlo no era una opción.
Kyle, Kubo y Tadashi también estaban presentes, los dos primeros por culpa mía. Ambos pelinegro estaban en mi departamento cuando la noticia terminó, Kubo llegó casi de inmediato a mi departamento para asegurarse de que estuviera bien.
Y los demás me habían marcado miles de veces después también.
-¿Estamos de acuerdo en que los trajes necesitar mejoras? La última vez casi perdemos a Hiro- Wasabi explico después de que los tres robots inteligentes dejaran de mostrar el ataque.
-Eso es un buen punto, sin contar que ahora no seremos seis sino cinco- Gogo miró a Honey con una sonrisa.
Todos habíamos estado de acuerdo en que la rubia no corriera ningún peligro, además de que tenía ya casi 5 meses de embarazo.
-¿Y qué es lo que haremos? Necesitamos a alguien más, o a muchos más si queremos vencerlo- Fredd coloco sus codos sobre la mesa, su porte parecía otro desde esa perspectiva.
Yo no hablaba en ningún momento, mi cabeza seguía divagando en todo el ataque que había visto por las noticias. Además, intentaba encontrar posibles fallas de mi enemigo razonando sus movimientos, tenía una desventaja para lograr mi cometido, la tecnología que utilizaba en su traje era la misma que mi traje, la ventaja era esa misma. Si encontraba algún defecto en su tecnología que la nuestra no tenía sería el fin del juego.
-¿Hiro?- Tadashi me miraba con preocupación, y había ya caminado hasta mi posando una de sus manos sobre mi hombro.
Todos los presentes me miraron, no estaba prestando atención a lo que decían por divagar en diferentes soluciones, y el recuerdo de mi primer y único encuentro con ese tipo no era de lo mejor.
-Lo lamento, pensaba en posibles soluciones- susurre.
-Esta bien, todos entendemos que estés preocupado Hiro. Pero esa mente brillante nos sirve más si esta despejada- Wasabi me sonrió.
Yo asentí y después mire a los demás.
-¿Estas de acuerdo en que debemos reclutar a más personas?- Fredd paso sus manos por su cuello, algo cansado.
-De ser así, me ofrezco como voluntario para tomar el lugar de Honey- Hablo Kubo tomando por sorpresa a todos.
Aquel niño, como todos lo conocían; había sido mi amigo de aventuras en diferentes situaciones y era tan capaz con las katanas como cualquiera de nosotros con nuestros trajes. Mire a Kubo con una sonrisa, su rostro mostraba determinación.
-Estoy de acuerdo en que Kubo se una, lo he visto y es la persona más capaz que puede haber para reclutar- explique.
Todos me miraron estupefactos, Kubo había intentando unirsenos en el pasado y yo me había negado rotundamente, mis miedos a que la única persona con la que me entendía tan bien estuviera en peligro no me permitía dejarlo. Ahora, ambos habíamos crecido y el apoyo era lo mejor que teníamos como equipo.
-Bien pero, Kubo necesitará un traje y no sé, ¿entrenar con nosotros?- Gogo miró a Kyle, sabía que este ayudaría con la segunda cosa.
Kyle asintió y tomó el hombro de Kubo.
-Del entrenamiento yo me encargo, Hiro por su puesto hará el traje- explico mi primo.
-Mientras tanto, con ayuda de Skymax buscaré información que pueda haber del hombre- Tadashi explico señalando la pantalla inteligente.
Todos asintieron y se fueron a entrenar a las distintas salas que había. Los años no habían pasado en vano, y el entrenamiento que antes teníamos no era nada ahora.
[...]
Mi primer semana como maestro había sido agotadora, ayudaba a los alumnos de todos los grados con sus proyectos en laboratorios, analizaba sus posibles fallas y se las hacia ver para que lo corrigieran.
Daba clases para física avanzada y sumando a eso, me habían convertido en tutor de una chica que estaba por comenzar su Tesis.
Apenas había dormido en esa semana por pensar en las posibilidades de los Grandes Héroes, el bienestar de la ciudad, mis trabajos y mil cosas más. Mi humor no era el mejor.
Karmi había convencido a Krei de que me despidiera, y así lo hizo dándome un poco de respiro. A veces me encontrababa Kubo entre los pasillos del I.T.S.F, o a Wasabi que también daba clases ahí.
Me encontraba sentado frente a la computadora de mi oficina en el laboratorio, los ojos me ardían y no sabía si era por las horas que había pasado pegado a este o por la falta de sueño.
Talle mi rostro con ambas manos, frustrado y cansado. Me pare de la silla para ir por un café cuando mi puerta se abrió.
-¿Qué no te enseñaron a tocar?- no estaba de humor para nada.
Entonces un chico moreno y ojos oscuros se asomo desde el otro lado de la puerta, tenía una amplía sonrisa que hasta ahora me seguía cautivando.
-Perdón, si me lo enseñaron pero creí que era más conveniente entrar- su tono de voz tranquilo me alegro.
Sonreí por su humor, una vez Miguel estaba dentro de la oficina extendió sus brazos a punto de darme un abrazo.
-¡Espera Rivera!- interrumpí sus acciones -¿Cómo entraste? Se supone que solo puedes entrar con identificación- enarque una de mis cejas.
El moreno encogió sus brazos y después alzó sus hombros, hizo una mueca como si hubiera sido descubierto en alguna travesura.
-El guardia es mi fan y me dejo entrar a cambio de un autógrafo y una foto- explico rascándose la nuca -¡Por favor no hagas que lo despidan! Prometió no decirle a nadie que estoy aquí.
-No lo haré, pero ahora mismo tu deberías estar en clase en el instituto de alado- me cruce de brazos.
-Me estuviste ignorando toda la semana, y pensé que te habías molestado por lo que dije en aquella entrevista. Además Kyle le comentó a Marco que no estabas de chismoso en el restaurante como siempre porque ya tenías un trabajo más demandante, y con ayuda de Leo descubrí que eras maestro aquí; no te enojes solo quería arreglar las cosas- explico de manera tan rápida que mi cerebro aún seguía procesando.
-¿Entrevista? ¿Qué entrevista?- mentí.
-¿No la viste? ¡Ay que alivio!- exagero sus ademanes e infló sus mejillas.
-Oye, lamento que pensarás que estaba molesto contigo es solo que todo me tiene hecho un caos justo ahora- baje la vista.
Miguel camino hasta mí y me coloco una de sus manos sobre mi mentón, levantándome la cara.
Mi respiración se comenzó a entrecortar, y mi cuerpo temblaba. Estaba estático por los nervios, sentía como estos se apoderaban de todo mi ser; me sentía tan vulnerable.
-Esta bien chino, solo no te aisles. Si necesitas algo o alguien con quién hablar, siempre estaré aquí para tí- se alejo de mi entonces.
Mi corazón latía con tanta fuerza que juraría Miguel podría oírlo, sentí mi cara arder y por inercia baje mi rostro.
-Gracias Miguel- susurre.
-¡Bien chino! Tengo dos horas libres. ¿Qué quieres hacer?- me sonrió mientras ponía sus manos sobre sus caderas.
-Lo lamento Miguel, tengo que trabajar en... -la puerta de mi oficina se volvió a abrir, interrumpiendo mi comentario.
-¡Hiro a que no sabes! Hay un rumor de que Miguel está en...- Kubo había entrado sin avisar pero se detuvo de golpe al notar al mencionado.
Su rostro se desfiguro en notable sorpresa y una mezcla de vergüenza.
-¡Veo que no es un rumor!- mencionó acompañado de una risita burlona.
-¡Hola Kubo!- Miguel movió su mano en forma de saludo y recibió a mi amigo con una amplía sonrisa.
-Si Kubo, resulta que Leo le dijo a Miguel donde trabajo ahora- mencioné entre dientes.
Kubo frunció su boca en una mueca, sabía que había metido la pata. Alzó sus hombros.
-¡Bien los veré despué! Un gusto verte Miguel, salúdame a Leo- mencionó dispuesto a salir de mi oficina.
Yo negué colocando una de mis manos sobre mi frente.
-¿Nadie sabía que estas aquí?- mire a Miguel divertido.
-Se supone...- se encogió de hombros con una sonrisa nerviosa.
Coloque dos de mis dedos sobre el puente de mi nariz e hice presión, Granville me va a matar.
Miguel tomó asiento en una silla extra que había en la oficina y me miro atento. Después saco su celular.
-Ya que tienes que trabajar aún, podemos pedir comida para acá- sonrió y señaló su teléfono.
-Esta bien, me parece excelente- sonreí y me senté frente a mi computadora de nuevo -¿Qué tal tu última semana en México?- cuestioné prestando atención de nuevo a mi computadora.
-¡Excelente! Extrañaba tanto los tamales, tacos, a mis padres, mi hermana, mi familia- susurro, en su rostro se veía la añoranza del recuerdo -Y Coraline, mi manager, quiere que saque un solo en inglés pero aún no estoy convencido. Por cierto, ¿está bien si pido pizza?
Lo mire unos momentos y después asentí.
-La pizza está bien. ¿Por qué no quieres un solo en inglés? Sería una forma de darte a conocer en otros idiomas y crecer artisticamente- coloque mi rostro sobre una de mis manos, la cual apoye sobre el escritorio.
-Si... Pero no lo sé, saldré a marcar a la pizzeria- señaló y se levantó caminando hacia la salida de mi oficina. Unos 15 minutos después Miguel apareció de nuevo por la puerta y se volvió a sentar en la misma silla sonriéndome -Chino, ¿te dije que has sido el primero en tratarme normal desde que llegué a San Fransokyo?
Lo mire asombrado y decidí por fin dejar de lado mi trabajo, por lo que quedaba de estas dos horas con Miguel.
-¿A qué te refieres, Miguel?- enarque una de mis cejas con curiosidad.
-Has sido el único que no se me acercó porque soy famoso, el único con el que me puedo portar como el Miguel de antes- explico dejando que su cuerpo recaiga un poco sobre la silla, y mirándome de manera tranquila.
Por alguna razón del destino, la luz le pegaba en el rostro delicadamente, y sus cabellos cubrían su frente como si los hubieran posicionado de esa manera específicamente.
Era como ver la foto de una portada de revista, y Miguel nisiquiera se inmutaba de lo encantador que puede ser con soló existir.
El calor en mis mejillas y orejas se hizo presente, sentía mis manos sudar y el cuerpo temblar.
-¡Claro que también esta mi familia y Leo, o incluso Nando! Pero ellos ya me conocían desde antes de la fama- explico girando un poco la silla y jugando con un brazo robotico donde solía poner bebidas -Nadie te dice que la fama es muy solitaria.
Suspire haciendo que Miguel me viera, le sonreí intentando que el moreno viera mi apoyo, y como sus palabras habían causado efecto en mi.
Sonreí y coloque mi silla junto a la del monero.
-Además de que no podría ser tu fan, tendría pésimos gustos de música- le dí un codazo jugueton y una sonrisa igual, para que notará mi broma.
El mexicano se llevó una mano al pecho con indignación y fingió limpiar una lágrima de su mejilla.
-¿Si? Pues al menos mi "mal gusto" suena mejor que la música EMO que escuchas- sentenció haciendo comillas con los dedos.
-¡Oggh! Que grosero, eso fue un golpe bajo- comencé a reír y Miguel me hizo compañía con esto.
Media hora después Miguel había aparecido con una caja de pizza para ambos, yo fui a la cafetería escolar y pedí dos sodas.
Ambos estábamos sentados en mi oficina, comiendo en silencio.
-¿Por qué no le ponen nada a la pizza?- cuestionó de la nada Miguel, mirando detenidamente su pizza.
-Tienes queso y peperoni, ¿qué más quieres?- lo mire extrañado.
-En México le ponemos salsa picante o de tomate- me miró.
Iba a decir algún comentario al respecto pero el celular de Miguel comenzó a vibrar, este reviso la pantalla y se disculpo, salió de la oficina a contestar.
Minutos después, casi coordinados Karmi y Kubo me bombardearon de mensajes, en todos cuestionaban como es que iba mi "cita" con Miguel, y mil comentarios más.
Miguel apareció minutos después, con una gran sonrisa.
-Era Leo, me comentó que iba a tener el día libre porque Kyle no lo necesitaba hoy en el restaurante. Y quería que fuéramos juntos al centro de la ciudad- explico.
Yo solo asentí.
-Hay lugares hermosos en el centro, el museo de arte de Shimamoto es un buen lugar para pasar el rato- explique dándole una mordida a mi rebanada de pizza.
-Si, he querido ir ahí durante meses pero Marco y Leo casi siempre están ocupados. Marco porque es más grande que yo y ya solo estudia este semestre para graduarse, Leo, pues ya sabes- Miguel también le dió un mordisco a su rebanada.
-¿Y por qué no has ido solo?
-Porque es un lugar aún nuevo para mi y la gente suele reconocerme fácilmente cuando voy solo- alzó sus hombros.
-¿No te gusta encontrarte con tus fans?- lo mire con molestia.
-¡No, al contrario me encanta! Pero a los paparazzi no, ellos solo inventan chismes y se meten en mi vida privada. De mis fans, no me quejo, me encanta cuando se me acercan y me piden una foto o un autógrafo. Me da alegría saber que gracias a ellos soy lo que soy ahora- miró hacia la nada con ojos soñadores.
Yo comencé a reír, recordé mi tiempo como héroe cuando varias personas me pedian lo mismo, y no solo a mi, sino, a todo el equipo.
Tuvimos que poner distorcionadores de voz y un polarizador en nuestros cascos para no correr riesgos. Pero en el caso de Miguel era diferente, yo tenía una identidad diferente con la que podía vivir mi vida ordinaria de siempre, Miguel no.
El castaño tomó la última rebanada de pizza y después miro por el ventanal de mi oficina. Desde mi oficina se podía ver parte del Instituto de Arte, este lo miro detenidamente.
-No puedo creerme aún lo asombrosa que es mi vida ahora- mencionó, yo solo asentí -Por poco mis padres no me dejan volver, no después de la noticia del loco que quiere destruir la ciudad- explico.
Mi estómago se sintió pesado entonces, había tanta gente que confiaba en nosotros justo ahora, que tenía miedo de fallar.
Miguel me sonrió y comenzó a comer tranquilamente, una vez terminamos de comer, nos quedamos en silencio, no era incómodo.
-¿Crees que esta vez si logren vencerlo?- cuestionó casi de la nada Miguel, mirándome con curiosidad.
-¿De qué hablas?- fruncí mi entrecejo.
-De los grandes héroes, ¿crees que logren vencerlo? Digo, hace años sé que lo enfrentaron y el líder salió herido de gravedad. Fue noticia mundial, además de que fue la época en que Marco estaba insoportable por Kyle- explico.
-¿Marco y Kyle?- lo mire aún más confundido.
-Pensé que Kyle te lo había dicho- Miguel me miró con asombro.
-¡No! Necesito una explicación ahora Miguel- me cruce de brazos.
-Cuando Kyle estaba en México lo conocimos, al principio Marco y él se detestaban pero gracias a Leo comenzaron a trabajar juntos y se llevaron muy bien.
Pero un día, casualmente cuando ocurrió ese incidente, Kyle desapareció dejando a Marco tan marcado y dolido que era insoportable. Traté de explicarle por meses que tal vez el pinche chino se fue por su familia, después de todo era una catástrofe en su ciudad, pero eso no quitaba que Marco se sintiera traicionado de cierta manera- me explicó.
Mi corazón se hizo pequeño en ese momento, no sabía nada sobre ello, Kyle nunca lo había mencionado. Había perdido mucho por mi culpa.
Una culpa que esta vez no dejaría ganar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top