5. Ciudad Lluviosa
Había pasado a visitar a Kyle, sabía que durante estas épocas del año el restaurante estaba a su máxima capacidad de gente, lo que le provocaba cansancio extremo y un mal humor.
Ya eran casi las 2 AM, y todos los trabajadores se habían retirado, pero Kyle aún seguía dentro junto a mi.
Ambos en la cocina, mientras este cocinaba ramen para los dos, pues por la ocupación del mismo restaurante él se había olvidado de comer y su cuerpo ya le pasaba factura.
-Oye, ¿de dónde conoces a los hermanos Rivera y a los hermanos San Juan?- cuestione sentado en una de las barras de la cocina, Kyle dejo de cortar vegetales que estaba preparando para un ramen rápido y me miro.
-¿Por qué lo dices?- su cuerpo se tenso.
-Curiosidad, Kubo y Leo por lo que sé están hablando. Y no quisiera que mi amigo tuviera otra mala experiencia- explique.
Kyle suspiro y siguió cortando verduras que hecho al caldo.
Después me miró resignado.
-Conocí a Marco cuando fui a México en busca de nuevos sabores, y aunque lo deteste al inicio y te juro que quería ponerle mis puños en su hermoso rostro, lo llegue a apreciar.
Después descubrí que ambos conocíamos a un amigo que se dedicaba a la cocina, Leo, trabajamos juntos un tiempo y bueno, aquí estamos - explico alzando los hombros.
Yo asentí, no esperaba tal respuesta, a decir verdad, no esperaba que Kyle conociera de tiempo a Marco o a Leonardo, incluso al mismo Miguel, pero hay cosas de la vida de mis amigos y familia que no sé.
-¿Solo es por eso?- cuestino después de un rato Kyle.
Yo asentí de nuevo, y me talle el rostro por cansancio, el trabajo me tenía muerto y la maestría igual.
-¿Y que hay de esa chica, Penny?- mencionó Kyle de la nada.
-Nada Kyle, solo somos amigos- alce mis hombros.
-¿Solo amigos? El otro día parecía que en verdad quería que fueras con ellas al centro comercial- Kyle partió un huevo duro por la mitad y lo acomodo en el plato junto a lo demás.
-Si... Ella confunde un poco las cosas, creo que es momento de que vuelva a recalcar la situación- dije, Kyle me entrego mi plato -Y entonces, ¿hermosa cara?- cuestioné.
Kyle casi se ahoga con su comida, comenzó a toser de manera eufórica. Después de casi morir, se puso rojo cual tomate.
-Si bueno, es atractivo. Supongo que por eso tiene suerte con las chicas y la música- mencionó mirando hacia otro lado.
Enarque una ceja.
-¿Te gusta?- cuestione cruzando mis brazos.
-¿De dónde sacas tantas preguntas, pelos de escoba?- mencionó aplastando mi cabello.
Ese acto solía hacerlo cuando era más joven junto al apodo, y a pesar de los años, seguía haciéndolo.
-No evites mi pregunta- lleve el trozo de cerdo a mi boca.
-Digamos que, es atractivo. Es todo- mencionó comiendo de sus fideos.
Lo mire resignado, eso era lo máximo que podría sacarle, así que ambos terminamos de comer y salimos del restaurante.
Me despedí de Kyle y me fui en mi motocicleta hasta mi departamento.
[...]
Era mi día de descanso y había decidido ir a visitar a Tadashi ya que no había hablado con él últimamente.
Cuando llegue al departamento no había nadie, así que marque a mi hermano y mencionó que habían salido de emergencia y llegarían en 15 minutos. Tenía una copia de las llaves de la casa, así que me senté en el sillón y me puse a jugar en mi celular.
Aproximadamente 20 minutos después ya estaban de vuelta Honey y Tadashi con unos papeles entre manos. Me saludaron y hablamos de trabajo durante un rato.
-¿Y qué es eso?- cuestioné mirando el folder con papeles que traían entre manos.
Honey sonrío ampliamente y después miro a Tadashi, intercambiaron algunas miradas y comenzaron a reírse.
-Bien, esto me está dando algo de miedo- susurre.
Tadashi tomó el folder entre sus manos, sacó los papeles que habían dentro. Me los mostró con una cálida sonrisa y me señaló cada aspecto de las fotos.
-Este pequeño es un embrión- mencionó. Yo los miré con asombro a ambos.
-¿Es en serio?- Honey asintió y sonrío -Mierda... ¡Muchas felicidades!- sonreí y abrace a Honey, después a mi hermano.
La felicidad de ambos me lleno tan plenamente que no sabía nisiquiera ocultarlo.
-¿Y cuanto tienes Honey?- cuestioné.
-Quince semanas- sonrío -Queríamos esperar a estar seguros y que no hubiera peligro de algún aborto o algo por el estilo- explico la rubia.
-Carajo, quince semanas es mucho en mi opinión. ¡Pero me alegra bastante, que bueno por ustedes!- volví a abrazar a Honey.
-¡Promete que aún no le dirás a nadie Hiro, prometelo!- Honey extendió su dedo meñique y espero a que entrelazara mi meñique al de ella.
-¡Bien bien, lo prometo!
Tadashi comenzó a reír por la acción de la rubia, y el como yo la imite. Después camino a la cocina, y trajo consigo un vaso de agua y pastillas que supuse eran ácido fólico.
-¿Quieres que pidamos pizza para comer, Hiro?- mi hermano me miró y sacó su celular listo para marcar.
Yo asentí, Honey se sentó en el sofá y conecto música a skymax.
Skymax era una inteligencia artificial que utilizamos en nuestros tiempos como héroes pero al dejarlo lo instale en las casas de cada uno solo como un ayudante inteligente.
No preste demasiada atención a la música, y mire hacia Tadashi que acababa de colgar el teléfono.
-En 45 minutos comemos, ¿Quieres algo de beber?- cuestionó y sacó tres vasos de la alacena.
Me pare hasta él y le ayude a servir sods que tenían en su refrigerador.
-Solo tienes que decir que si- canto bajito Honey en español.
La mire algo confundido pues muchas veces me costaba entender de manera rápida el español, o a veces nisiquiera entendía.
Fue entonces cuando preste atención a la música que sonaba de fondo, era una voz que ya había escuchado antes.
-Honey, ¿Quién canta?- cuestioné tomando un trago de mi soda.
Tadashi comenzó a reír.
-¿En serio fuiste al concierto? Se supone que cantaron era- mencionó mi hermano sin dejar de reír.
Honey se levantó del sillón y camino hasta Tadashi.
-¡Ya déjalo! No cantaron esa- defendió la rubia.
Un poco confundido los miré a ambos.
-Ya en serio, ¿quién canta y qué canta?- volví a cuestionar a la rubia.
-Es mi alumno, Miguel y canta normalmente sobre amor.
-Deberías de verla, desde que tiene como alumnos a esos dos no deja de escuchar música de ellos- explico Tadashi y se giro para darle un beso en la mejilla a Honey.
Preste más atención a la música que sonaba, era rítmica y en mi opinión no sonaba para nada como una canción de amor.
Saque mi celular y grabe una parte, con ayuda de skymax en mi celular encontré la canción que Honey tenía, y la guarde en mi playlist para investigarla más tarde.
Honey cantaba las canciones que se presentaban, todas en español y algunas de los hermanos Rivera. Pasaron los 45 minutos y pronto la pizza llegó.
[...]
Eran casi las 7PM, y la casa de Honey y Tadashi estaba al otro extremo de San Fransokyo, para mi suerte mi departamento estaba cerca del centro. Si me apuraba llegaría rápido a mi departamento y además, no encontraría el típico tráfico de la ciudad.
Me subí a mi motocicleta después de despedirme de mi hermano y su esposa, me coloque el casco y arranque esta.
Maneje por aproximadamente 15 minutos cuando comenzó a llover, sabía que era peligroso manejar en ese estado. Frene la moto justo frente a un parque donde todos corrían para refugiarse de la lluvia.
Un auto acelero rápidamente frente a mucha gente y mojo a algunas personas frente al parque, a mi solo alcanzo a mojarme los pies.
-¡Hijo de tu puta madre!- gritaron en español detrás mío, claramente al conductor del auto.
Gire para ver de quien se trataba, era Miguel que tenia el estuche de su guitarra en su hombro derecho, su típica chamarra de piel roja y un pantalón de mezclilla oscura.
Estaba mojado, más que cualquiera en ese momento. Fue cuando entendí porque grito.
-¿Te encuentras bien?- cuestione cuando paso alado mío.
-Solo mojado, ese hijo de puta me mojo todo- comento molesto, señalando todo su cuerpo.
Retire el casco de la motocicleta y me peine un poco.
-Si quieres cuando deje de llover, te llevo a tu casa. Después de todo te lo debo- mencioné.
Miguel se quedó estático y con los ojos muy abiertos.
-¡Chino! Pero que vergüenza que me hoyeras hablar así, una disculpa- rasco su nuca con notable vergüenza.
Sonreí y asentí.
-No te preocupes, ¿entonces?
-Acepto el aventon, chino.
Lleve mi moto adentro del parque dejándola debajo de un techo de madera que estaba cerca de la laguna del parque, Miguel y yo igual esperamos en este lugar para no mojarnos más.
-Debemos dejar de vernos en situaciones así de vergonzosas- mencionó Miguel después de un rato en silencio.
Comencé a reír y asentí, otro silencio incómodo se hizo presente.
-¿Cómo has estado Hiro?- cuestionó nuevamente Miguel, era claro que a él también le incomodaba el silencio.
-Bien- mencioné- ¿Y tú que tal? ¿Listo para otro concierto?- mi voz temblaba de los nervios.
-¡Ja! Siempre estoy listo- infló su pecho con orgullo.
Comencé a reír y Miguel me acompaño, de nuevo un silencio después de nuestras risas. Mis manos sudaban y si seguíamos así, en cualquier momento estaría listo para salir corriendo de la incomodidad.
-Solo debo soñar, solo puedo pensar en tus labios que son algo divino- Miguel canto en bajito, reconocí la letra como la canción que Honey había puesto.
Mire a Miguel, que tenía su mirada clavada en el parque, habías cientos de árboles de cerezo y durazno en ese lugar, algo típico de los parques aquí.
Pero la lluvia a pesar de no ser tan fuerte, le daba un tono romántico. Como en las películas que veía con Honey cuando éramos más jóvenes y esperábamos noticias de Tadashi en el hospital.
Mire a Miguel de nuevo, este sintió mi mirada y giro su rostro hacia mi.
-Lo lamento, el silencio comenzó a incomodarme y si no decía algo sentía que iba a explotar- explico.
-No te preocupes, sigue- me recargue en mi moto con cuidado de no tirarla.
-¡Ya vi lo que intentas hacer chino! Pero ya no doy conciertos gratis- mencionó con una amplía sonrisa, sabía que bromeaba.
-¿De dónde sacas inspiración para tus canciones?- mi pregunta lo tomo por sorpresa.
-De mi familia, exparejas, experiencias diarias- explico alzando sus hombros.
-¿Sueles escribirle canciones a tus parejas?
-¡No!... Bueno, es difícil de explicar. Lo que me hacen sentir muchas veces me ayuda a cantar las canciones con sentimiento. Pero nunca le he escrito algo a alguien- explico con muchos ademanes dejando en evidencia su nerviosismo.
-Entiendo, creo- mencionó mirando de nuevo al paisaje, la lluvia comenzaba a cesar.
De nuevo otro silencio incómodo.
-Yo quiero ser la otra mitad que buscaste tanto tiempo.
Quiero quedarme aquí, solo tienes que decir que sí- Miguel volvió a cantar igual de bajito que al principio.
A pesar de que no estaba preparado para cantar, su voz no desafinaba. Intenté no mirarlo para que no se incomodara con mi vista y siguiera cantando.
-Sabes, mi destino pronto te reclamara. Y si tú no estás conmigo ahora todo me da igual- continuo cantando.
La lluvia cesó completamente, pero el pavimento seguía muy húmedo.
-Genial, solo deja que se seque un poco el pavimento y podre llevarte hasta tu casa- explique mirando el reloj de mi muñeca.
Eran casi las 8 PM ya, Miguel asintió y después me miró.
-¿Siempre eres así de serio?- cuestino de la nada.
Sentí mi cara arder y la boca se me seco.
-Lo lamento, es que me cuesta mucho trabajo hablar con la gente- explique -Pero, acabo de notar porque tu éxito en el concierto del otro día. Seguro que con ese tipo de canciones enamoras a las chicas hasta tenerlas a tus pies- mencioné con diversión.
-Si... Sí tan solo fuera fan de las chicas- mencionó en español, me parecía injusto como es que yo no podía entender.
El celular de Miguel comenzó a sonar en ese momento, se disculpo y atendió la llamada. Se escuchaban maldiciones y muchos gritos en español que apenas pude decifrar.
-¡No te preocupes Marco! Me quedé en el parque para refugiarme de la lluvia, para mo suerte me encontré al chino de pelos necios- explico.
Las únicas palabras que logré entender fue Marco y chino, así que supe que hablaba de mi con su hermano.
Después de un rato Miguel colgó la llamada.
-¡Perdóname! Era mi hermano. Se supone que ya debía estar en mi casa desde hace dos horas- explico.
-¡No te preocupes! El pavimento ya se secó, ¿nos vamos?
Miguel asintió, saque un segundo casco del asiento trasero de la motocicleta. Solía cargar siempre un segundo casco por sí Kubo o Karmi necesitaban que los llevara a algún lado.
Le entregue el casco a Miguel y saque la motocicleta del lugar hasta la primera avenida fuera del parque, donde me coloque el casco y después me subí a la moto.
Miguel imito mi acto y se subió detrás mío, agarrándose del asiento. Arranque la moto y espere las indicaciones de Miguel, para mi mala suerte comenzaba a haber tráfico en la avenidas principales.
Así que comencé a manejar entre los autos esquivando y abriéndome paso para llegar más rápido. Miguel me tomó de la cintura de un momento a otro, eso me hizo sentir un ligero cosquilleo por toda mi espalda y mi cuerpo se tenso.
-¡A la derecha por favor!- grito pues por el ruido de la ciudad y el casco apenas lograba oírlo.
Asentí y seguí sus demás indicaciones, mi mente no debajo de pensar en el tacto de Miguel sobre mi cintura, era un agarre fuerte pero no me lastimaba.
Unos pocos minutos después llegamos hasta su apartamento. Era una zona residencial de departamentos muy lindos, todos contaban con lo que parecía un balcón y muchas áreas verdes para tratarse de departamentos.
Estacione la motocicleta donde Miguel me pidió, en una de las columnas de los departamentos, y por el sexto apartamento, en el balcón, estaba Marco sentado en una silla con una taza entre sus manos.
-¡Hasta que te dignas a llegar, cabron!- grito el de ojos ámbar.
Miguel alzó su dedo medio y después se giro hacia mi, se retiro el casco y peino su cabello ligeramente.
Yo tome el casco y lo metí al asiento, alce mi vista para ver si seguía ahí Marco, pero este ya había desaparecido.
-Gracias por traerme Hiro, fue un placer verte- se despidió Miguel.
Yo asentí y arranque la moto, justo cuando iba acelerar Miguel volvió hacia mi.
-¡Espera chino!- me tomó del hombro, yo lo mire y alce el vidrio del casco.
-¿Qué pasa Miguel?- cuestioné.
-¿Me pasas tu número?- me sonrió coqueto.
Los nervios se juntaron en mi estómago, solo asentí.
Cancion de Miguel:
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