13. Sintonía

En este episodio habrá momentos narrado desde la perspectiva de otros, momentos que será escrito en cursivas.

El cabello me caía sobre el rostro debido a la lluvia que empapa mi cuerpo, me sentía cansado y una muestra clara de esto era mi respiración acelerada y agitada.

Mi mejilla ardía demostrando que mi oponente me había logrado alcanzar con su ataque, además, mi casco no estaba y mi identidad ya no era secreta.

-¿Quién lo diría? El héroe de la ciudad no es más que un simple maestrito del instituto que me dio la espalda- escupió con burla mientras preparaba sus armas para otro ataque.

Gruñi por lo que dijo, pero me sentía tan débil que juraría si hacía algún movimiento caería de rodilla en el piso.

-Me alegra saber eso, ese instituto o cualquier otro no son dignos para personas que han perdido su moral- comente con burla, intentando recuperar fuerza.

Tengu se quedó estático, sabía que bajo esa máscara habría una expresión de miedo y arrogancia. Listo para lanzar ataque, se abalanzó sobre mi pero yo lo esquive como pude rodando por el piso húmedo gracias a la lluvia.

-No puedo creer que después de todo lo que te hice aún así quieras aplazar tu muerte- el hombre molesto, me señaló con una de sus armas amenazantes.

-Eso es lo bueno de mí, nunca sé cuando parar- sonreí a pesar de tener el rostro malherido.

-Arrogante, estas a punto de morir y lo único que haces es burlarte- mencionó con furia y se abalanzó sobre mi, dando en mi estómago con un cuchillo, clavando hasta la base dentro de mí.

El dolor me recorrió el cuerpo, y salte por inercia despertando de tal pesadilla, cubierto de sudor y con la respiración agitada.

Pase mi mano por mi frente y mi cabello, suspire aliviado de que fuera solo una pesadilla y me levante para ir a la cocina y servirme un vaso de agua.

Después regrese a la cama listo para dormir de nuevo.

[...]

El supermercado estaba vacío, era raro en mi opinión. No había casi nada de gente y por pura casualidad veías a dos personas en los pasillos si tenías suerte.

Miguel leía distintos paquetes de café de cafetera mientras yo esperaba recargado sobre el carrito de compras, analizaba los productos que el moreno llevaba en el carrito, cosas de higiene personal, cereal, pan tostado y unas cuantas latas de atún.

-Creo que llevaré este- comento Miguel dejando en el carrito uno de los paquetes de café, y mirándome con una sonrisa. Yo solo asentí y comence a caminar empujando el carrito -Lamento no traerte a una cita más divertida- mencionó el moreno cuando estuvimos en los pasillos de lácteos.

-Esto es divertido, creeme- mencioné con una sonrisa parando mi andar frente a los grandes refrigeradores de helados, Miguel abrió una de las puertas y tomó entre sus manos un bote de helado sabor vainilla.

-Oye- susurro dejando de lado el helado y caminando hacia los refrigeradores de leche.

-Dime- comente caminado detrás de él con el carrito.

-Se que ha pasado un mes desde que, ya sabes, nos dijimos lo que sentíamos- susurro con la vista baja y dejando en el carrito un cartón de leche.

-Así es- asentí sin saber a que quería llegar.

-Debo de preguntar ahora, ¿qué somos?- mencionó mirándome directo a los ojos.

Lo mire con confusión, era obvio que éramos pareja, no vas por la vida asegurando eso ¿o si?

-¿De qué hablas Miguel? Es obvio que somos pareja- mencioné con una sonrisa.

-Imposible, ninguno de los dos lo ha preguntado- se cruzo de brazos y me miro atento.

-¿Preguntar?- lo mire confundido.

-Si, ninguno de los dos lo ha formalizado. Ya sabes, "¿Quieres ser mi novio?"- explico haciendo comillas.

Comencé a reír entonces, y lo mire atento. No sabía que eso debía hacerse, tal vez era un choque cultural.

-Esta bien, ¿quieres ser...- Miguel me interrumpió entonces, colocando una de sus manos sobre mi boca.

-No ahora, tiene que ser especial, en un lugar especial, un día especial no en el supermercado-explicó.

Yo asentí y seguí caminando detrás de él.

-Esta bien, pero que quede claro, para mi ya somos novios desde hace un mes- explique con una sonrisa burlona.

-Para mi no, tienes que preguntarlo o yo tengo que preguntarlo. Solo quería estar seguro de que estamos en la misma sintonía- explico.

Yo negué mientra reía, era algo nuevo para mi y a juzgar por como Miguel se comportaba era obvio que hablaba en serio. Seguimos caminando por los pasillos del supermercado hasta llegar a la zona de dulces, donde me pare y tome entre manos tres bolsas de gomitas de 1kg.

Miguel me miró asombrado y después me quito una se las bolsas de los brazos, las analizó y vio que las tres bolsas eran iguales.

-Te las picho, déjalas en el carrito- sonrío.

-¿Picho?- lo mire con confusión.

-Yo las pago- sonrío. Yo me negué a esto y tome otra bolsa de panditas, justo cuando iba a tomar otra una mano choco con la mía.

-Una disculpa- susurro la otra persona captando mi atención. Alce la vista teniendo como primer imagen a James, que me sonreía ampliamente.

-James- murmure un poco molesto.

-¿Te vas a llevar 5 kilos de gomitas?- cuestionó sin quitar su sonrisa.

-¿Por qué no?- enarque una de mis cejas.

-Es peligroso para tu salud- Miguel apareció detrás mío, con una sonrisa y quitándome una de las bolsas para dejarla junto a las demás -Con tres kilos es más que suficiente para un mes- explico y miro a James sin quitar su sonrisa.

James observo a Miguel, algo confundido y después a mi. Su sonrisa había desaparecido y en su lugar una mueca de confusión o incluso enojo decoraba su rostro.

-James, el es Miguel mi novio y Miguel, el es James un...

-Viejo amigo de Kyle y conocido de Hiro- murmuró interrumpiendo mi comentario.

James y Miguel se dieron la mano en un formal saludo, ambos apretaron sus manos de manera amistosa.

-Bueno, un gusto verte Hiro y hasta luego Miguel- mencionó James saliendo de mi vista.

-¿Un amigo de Kyle?- Miguel me miró confundido mientras tomaba las tres bolsas que habían en mis manos y las colocaba en el carrito -Kyle nunca lo ha mencionado y eso es raro, incluso para tratarse de Kyle que casi no habla de su vida privada- explico el moreno viéndome.

Yo solo alce mis hombros con una mueca de confusión.

-Si... hubo algunos problemas en esa amistad- explique sin querer adentrarme más.

-Entonces ya no son amigos- explico Miguel para si mismo, yo solo asentí -Eso explica lo que dije, nunca hablaba de él. Incluso llego a comentar cosas sobre ti, pero nunca de él- explico alzando los hombros.

Ambos llegamos a la caja, donde yo tome las bolsas de gomitas del carrito y espere a que Miguel pagará su cuenta para yo pagar la mía.

Cuando salimos del supermercado ambos nos dirigimos al auto de Miguel, y comenzó a manejar en dirección a su casa.

-¿Te molesta si pongo música?- cuestionó mirándome por unos segundos para después seguir concentrado en manejar.

-Sabes que no- mencioné con una sonrisa, Miguel prendió el autoestereo y comenzó a sonar una canción de notas delicadas en español. Después de un rato lo mire -¿Kyle hablaba de mi?- cuestione recordando lo que había dicho.

Miguel sonrío y asintió, para verme justo en un alto y sonreír aún más ampliamente.

-No tienes ni idea de cuanto hablaba de su primo nerd, lo curioso es que, nunca nos mostró una foto tuya o de alguien de su familia- explico poniendo en marcha el carro de nuevo.

Miguel estaba en el cuarto de aquel viejo departamento, tenía puesto aún su traje de mesero y a juzgar por su rostro el cansancio era notorio.

Su celular comenzó a vibrar, el moreno gimió del cansancio y como pudo se levantó de la cama y camino hasta el mueble donde estaba su celular.

Sonrío al ver el nombre del contacto, se trataba de su madre; a la que cabe recalcar no había visto en al menos tres meses y para ser sinceros, la extrañaba como nunca, y no solo a ella, también a toda su familia.

Pero la vida de los dos Rivera era tan diferente ahora y aún no se acoplaban a pesar de tener casi un año viviendo ahí.

Después de la llamada que duró al menos una hora, Miguel volvió a su cama donde se dejo caer listo para dormir aunque sea media hora para comenzar a hacer sus tareas, escucho que la puerta del departamento estaba abierta.

-¿Y entonces tu primo ya logró tener amigos?- esa era la voz de Marco, que entraba al departamento acompañado de Kyle y algunas bolsas de comida.

-Si, es asombroso. Para alguien que no ha podido nunca convivir con gente de su edad, creo que es asombroso- explico Kyle entrando detrás de Marco, con una sonrisa tan amplia que era casi imposible de ignorar.

-Me alegro mucho, en verdad chefsito- Marco le dio un leve puñetazo en el brazo a Kyle y después dejó la bolsas de comida sobre la isla que estaba entre la sala y la cocina.

Kyle tomó asiento en la sala mirando a Marco acomodar sus compras en la alacena.

-Eres muy unido a tu primo, ¿cierto?- cuestino Marco sin mirar al japonés.

Kyle asintió, y después suspiro con notable añoranza.

-Es un niño asombroso, me arrepiento por dejarlo solo en estos momentos. Tiene tanto que darse a mismo, pero él no lo nota; no tienes ni idea de cómo quiero que vea su potencial- explico el mayor con una sonrisa.

-Te entiendo, me pasa lo mismo con Miguel. Por eso lo traje conmigo, quiero que sea aún mejor cantante y compositor de lo que yo podría ser- explico el de ojos ámbar caminando en dirección a su sala y tomando asiento alado de Kyle.

El moreno extendió una botella de cerveza de 355 ml al japonés, y después comenzó a tomar de la suya.

Ambos siguieron hablando sobre lo que sentían al tener una responsabilidad, de cómo sus vidas se detendrían si algo les pasaba a alguno de los menores. A Miguel después de ese día le fue suficiente para dejar su rebeldía de quinceañero con la que sacaba tanto estrés y corajes a su hermano, suficientemente para ser el mejor en sus clases siempre.

-Ahora entiendo porqué se fue tan de repente. Admito que al principio lo odie por dejar a Marco en el estado en que lo dejó pero, lo dejo por ti y yo creo que todos haríamos lo mismo- explicó frenando el auto, y después saliendo de este para sacar sus compras de la cajuela.

Ambos caminamos hasta su departamento en aquella cerrada, y subimos las escaleras entre risas entrando al departamento de los Rivera.

Miguel dejo las comprar en la isla que había en su cocina y comenzó a acomodar las mismas en los muebles. Yo tome asiento en uno de los bancos que había en la isla y lo observe, Miguel me daba la espalda y yo observaba con atención esta.

A pesar de la playera blanca de cuello redondo y mangas cortas que traía puesta, se podían notar los músculos de su espalda, la cual observaba con atención bajando la mirada lentamente hasta llegar a su cintura, delgada y marcada, luego a sus glúteos, donde deje la mirada atento por tales atributos. La silueta de Miguel era todo un deleite, nadie lo podía negar.

-¿Quieres algo de beber, chino?- cuestionó aún estando de espaldas y tomando dos vasos de su alacena.

-Claro- susurre.

Miguel dejo ambos vasos en la isla y camino hasta su refrigerador de donde saco un jugo de uva y vacío un poco de su contenido en ambos vasos.

Ambos dimos unos pequeños tragos al jugo y después nos miramos.

-¿Te quedaron secuelas?- cuestionó Miguel de la nada sin apartar su vista de mi. Lo mire con confusión, el chico sonrio y miró el vaso que aún tenía poco jugo -Me refiero a... cuando Kyle se fue, era porque tuviste un accidente demasiado grabe y lo recuerdo porque fue noticia mundial.
Además de que, en ese tiempo estaba loco por ustedes. Y claro, sigues vivo lo cual es asombroso pero ¿tienes secuelas?- explico con notable preocupación.

-La verdad es que, casi no- explique con una sonrisa pero Miguel seguía observándome como si esperara aún más información -Yo fui atendido por los mejores doctores de San Fransokyo y además tenía a Baymax, que se encargo de mis terapias, alimentación y entrenamientos cuando me recuperé. Pero, a veces mi espalda no es mi mejor amiga que digamos- explique para al final carraspear un poco.

-Vaya, yo pensé que tal vez no podías hacer algunas cosas, no sé, correr con normalidad o algo así. Digo, los golpes que recuerdo en las noticias fueron en verdad duros- explico para tomar el jugo restante en su vaso.

-Sí, bueno, la armadura era de los mejores materiales y en verdad estaba hecha para cuidar nuestros cuerpos lo mejor que se podía. Después de todos esos golpes solo terminé con algunas costillas rotas y la pierna izquierda igual. Pero nada que no se arregle con terapias y yesos- sonreí.

Miguel asintió y dejo ambos vasos vacíos en su lavaplatos, después camino conmigo hasta la sala.

-Me presentaste como tu novio a ese chico aunque no lo soy- susurro cuando ambos estuvimos sentados viendo lo que había en la televisión.

-Te lo dije, para mi ya eres mi novio desde hace un mes- expliqué.

-Y yo te dije que para mi no hay nada hasta que uno de los dos pregunte- murmuró mirándome directo a los ojos.

-¡Bien Rivera!- suspire y me acerque aún más a él -¿quieres ser mi...- mi pregunta fue interrumpida por una canción en la televisión, ambos miramos en dirección al televisor.

En la televisión pasaban una entrevista donde Miguel estaba, seguramente promocionando la canción que estaba de fondo y que a continuación ponían un tramo para que la gente la escuchará.

"No es fácil cambiar si me enseñaron, a siempre ser el mejor, el héroe la persona de honor y hay días que lo debo fingir "

Posterior a eso, la presentadora entraba de nuevo a escena con una sonrisa y cuestionaba a Miguel con amabilidad.

-¿Y a qué se debe sacar esta canción cuando anunciabas que tomarías unos meses para dedicarte a tus estudios?- la mujer sonreía.

Miguel asintió con una sonrisa sincera mientras jugaba un poco con sus manos, y después levantaba la mirada en dirección a la presentadora.

-Escribí esa canción cuando era joven, extrañaba a mi familia y a todo lo que conocía porque vamos, no es fácil partir de tu casa con tan solo 14 años. Pero ahora, he conocido a una persona que es digna de esa canción, creo y espero, que si la llega a escuchar sepa que es para mostrarle mi apoyo- explicaba con una sonrisa encantadora.

-El público desea saber de quien se trata esa chica, porque está claro que es una dedicatoria para una conquista- la mujer reía después de eso.

Miguel imitaba su gesto de reír y se rascaba la nuca.

-Es una dedicatoria, si- el moreno miraba directo a la cámara con una sonrisa -Pero también espero que sea un mensaje de aliento a mis fans.

-¡Ahí lo tienen amigos! El carismático Miguel Rivera- la mujer sonreía coqueta en dirección al moreno.

Tal vez la canción estaba en español, pero durante las últimas semanas, Honey había decidido apoyar en el equipo desde lo lejos y monitoreaba las calles desde el centro de control con ayuda de Skymax, y cuando las calles estaban tranquilas, para pasar el tiempo me ayudaba con mi español para poder entender mejor al mexicano.

Así que, por fin podía entender la mayoría de la canción sin necesidad de traducirlo en mi celular.

Mire atento a Miguel, quien estaba pálido y pequeñas gotas de sudor cubrían su cuerpo. Sonreí por ello, sus nervios delataban que mi traducción era cierta, además, la palabra héroe había sido el factor principal.

-Es linda- susurro mirando directo a los ojos a Miguel.

A Miguel le regresa el color al rostro, pero ahora en exceso dejando a la vista sus mejillas rojas.

-Yo... juro que te quería mostrar la canción de otra manera o que la escucharas por tu cuenta y supieras que era para ti- murmuró.

Me acerque aún más a él y bese su mejilla, Miguel me observo con asombro.

-Gr... Gracias Miguel- susurre en español a pesar de que mi acento lo hiciera sonar horrible.

-De nada, chino- Miguel se acercó a mí y deposito un beso en mis labios.

El suave baile entre nuestros labios poco a poco se hizo más brusco, ambos exigimos más de lo que no estábamos dando y ninguno retrocedía con intensificar el momento.

Pose una de mis manos sobre la nuca de Miguel para acercarlo más a mi, mientras el tiro de mi cintura e imito el acto de colocar su otra mano sobre mi nuca acercándome más a él. Nuestras lenguas se unían con brusquedad a veces, y nuestros labios pasaron a segundo plano hasta que Miguel mordió con suavidad mi labio inferior.

La intensidad era tanta que no podíamos parar, a pesar de la falta de oxígeno y ligeras separaciones para compensar esto, el beso se hacía más y más intenso a cada vez.

Miguel me acerco aún más a él, colocando ambas manos sobre mi cintura y atrayendome a su cuerpo. Decidí sentarme sobre el moreno, colocando mis piernas a cada lado de sus caderas y con mis manos en su cabello jale ligeramente este.

Miguel gimió aún sobre mis labios, sonreí por lo asombrosamente sexy que había sonado y comence a mover mis caderas.

Miguel me tomó del cuello con una de sus manos y apretó ligeramente, sonreí por eso y me moví en diferentes direcciones para lograr mi cometido.

Ahora era yo quien mordía ligeramente los labios de Miguel, pare mis movimientos cuando sentí un bulto sobre mis glúteos.

No pude evitar gemir al sentir tal tacto y la extinción en mi cuerpo subió cuando Miguel hizo un poco de presión en mi cuello a la par de mi gemido, sonriendo de manera pícara.

-Debemos parar- susurro cuando se separó de mi, con una voz ronca y los labios hinchados.

-¿Qué? ¿Por qué?- cuestioné confundido.

-Necesito que paremos, Hiro, por favor- susurro y quito su mano de mi cuello colocando ambas en mi cadera -No quiero que esto sea así- explico con una sonrisa.

-Bien- murmure quitándome de encima de él -Pero si quieres te puedo ayudar con ese problema- sonreí con picardia señalando su entrepierna.

Miguel se mordió el labio, razonando mi comentario pero de igual manera negó y se acercó a mí para plantar un beso suave en mis labios.

-Estoy bien así- murmuró y se levantó del sillón para caminar a su cocina y tomar un vaso de agua, poco después apareció con uno para mí- No me lo tomes a mal, me encantas y daría lo que fuera por tenerte así pero, no quiero que las cosas sucedan así, quiero cosas especiales contigo- explico con una sonrisa.

Yo solo asentí.

Explícale eso a mi entrepierna y mis hormonas, Miguel.

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