12. Lío emocional
Me había pasado las últimas dos semanas ignorando y evitando a Miguel a toda costa.
Había comenzado a huir de mi propia oficina al ver al moreno por el campus o a sacar a mis alumnos del aula de clase para "una mejor recreación de leyes" pero era una mentira, solo lo hacía para moverlos sin que el moreno sospechara.
Además de que ignoraba sus mensajes y llamadas constantes desde el momento en que supo mi secreto.
La escena se repetía una y otra vez en mi cabeza, autoprotestando por mi error.
-¿Por qué estás en mi departamento?- le había cuestionado para ignorar su pregunta.
-Me preocupe, te veías muy alterado cuando saliste del café y supuse que algo malo había pasado con tu trabajo- explico con una sonrisa de lado.
-¿Te das cuenta del peligro que corres?- lo mire frustrado.
-¡Lo lamento! Era con buenas intenciones. De saber que un super villano podía entrar por tu ventana no habría venido- bromeo.
-Miguel, esto es en serio. ¿Te das cuenta del riesgo que corres ahora?- lo mire con los brazos cruzados -¿Notas como ahora corres riesgo por estar conmigo? Ese hombre, Tengu, es una amenaza y de saber mi identidad puede hacerte daño a ti o a cualquiera que sepa- explique.
-Lo sé, lo siento. ¿Cuántas veces debo decir lo siento esta noche?- cuestionó cruzándose de brazos y con el ceño fruncido.
-¡Arggg, bien!- grité -¡No puedes decirle a nadie! Nisiquiera a tu hermano, o a Leonardo. Nadie ¿me entiendes?- lo señalé.
-¡Si capitan!- se burlo.
Yo suspiré y camine hacia mi refrigerador, estaba molesto y no sabía aún si era por el hecho de que minutos antes Miguel estaba con Mónica y mis celos me delataban, o porque ahora el mariachi supiera mi identidad.
Revise el refrigerador y de esta tome dos sodas de lata, le aventé una de las latas a Miguel. Este sonrío.
-Gracias- comentó.
Yo solo seguí en mi cocina, fui directo a la alacena esta vez y saque una bolsa de panditas y otra de chocolates. Camine hasta Miguel, que estaba en mi sala, y deje las bolsas de comida chatarra en la mesita de centro.
Miguel se sento en el piso entonces, junto a mi, y comenzó a comer chocolate en silencio.
Yo opte por hacer lo mismo con los panditas, el único sonido que nos acompañaba era el de la lluvia que parecía no cesar afuera.
-Lo lamento en serio, no era mi intención invadir tu privacidad- explico Miguel.
Lo mire atento, y después negué.
-No es tu culpa, solo me preocupa que algo malo pueda pasarte por mi culpa- explique.
Miguel sonrío y negó, mientras se paraba del piso. Yo me acosté en el piso de mi sala, aún comiendo gomitas.
A la mierda si me ahogó, de todos modos me voy a morir por ser héroe.
Miguel se paro frente a mis estantes, donde guardaba algunas herramientas importantes y mis discos originales de Fall Out Boy.
Miguel tomó uno de ellos, específicamente el de From Under The Cork Tree, lo miro atentamente y le dió la vuelta para leer los títulos.
-¿Escuchamos algo?- sonrío aún con el disco en manos, y me miro algo confundido -Hiro, hasta que te conozco la frente- bromeo.
Por la posición en que estaba acotado el fleco se me hacía para atrás, dejando al descubierto esa zona.
-Solo tengo música "EMO"- hice comillas con los dedos -No creo que te guste- explique.
-No digas eso, tú música no es tan mala- explicó caminando hacia mi sentándose de nuevo en el piso -Además estuve escuchando el grupo que me dijiste que es tu favorito, y es bueno- me sonrió y agitó mi disco frente a mi.
-Bien, entonces. ¿Admites que mi música EMO es buena?- sonreí altaneramente.
-...- Miguel me miró con reproché -Sí, es buena- mencionó de mala gana -Pero solo una en verdad es buena y solo porque supe que habla sobre una fiesta que me gusta mucho y fue grababa en mi país- mencionó.
-Bien, pon el disco que tienes y te puedo asegurar que cualquiera de las canciones que escuches será buena- rete mientras me reincorporaba para sentarme a su lado. Nuestros hombros se juntaron.
-Bien, escucharé tu disco- sentenció y camino hasta mí reproductor de música. Las dos primeras canciones no tuvieron tanta importancia para el moreno, sin embargo cuando comenzó a sonar Sugar, We're Goin Down presto aún más atención.
-¿Todavía soy más de lo que esperabas?- cuestioné utilizando la primera estrofa de la canción.
Miguel me miró confundido y siguió escuchando el resto de la canción.
"¿No es un desastre como estoy muriendo por ser él?"
Nunca había notado tanto esa estrofa de la canción hasta ahora, y me cuestionaba si la letra de la canción era para personas como Miguel y yo, un amante a la música y un simple mentiroso.
Había tantos guiños dentro de la canción que me hacían pensar en Miguel y la situación en la que me encontraba, y mientras yo discutía todos mis errores mentalmente, el mexicano escuchaba atento la canción.
-¿Todavía soy más de lo que esperabas?- volví a cuestionar cuando la canción terminó.
-¿Tienes algo que decirme?- cuestionó de vuelta utilizando de igual manera una estrofa de la canción.
Lo mire directo a los ojos, nunca había notado como habia un pequeño tono ambar muy similar al de Marco en algunas partes muy diminutas en sus ojos, cosa que no podrías notar a simple vista.
O lo no tan pobladas que eran sus cejas, pero aún así estaban definidas casi a la perfección o la piel canela tan perfecta que hasta parecía terciopelo. Miguel no se aparto de mí en ningún momento, y por el contrario se acercaba peligrosamente a mí.
Sentía su respiración en mi piel por la cercanía, era claro que él sentía la mía y mientras más se acercaba mejor podía notar aspectos de su rostro.
Miguel alzó una de sus manos y la coloco en mi nuca, no puse resistencia y deje que su mano empujará un poco mi cabeza hacia la suya logrando así aún menos distancia.
-¿Aún tienes algo que decirme?- susurró mirando mis labios.
-No- susurre de igual manera, y fue entonces que Miguel terminó de juntar nuestros rostros en un beso.
Un simple roce de labios que me demostró cuan suaves eran los suyos, y el calor de su mano bajando hacia mi cuello y después hacia mi rostro.
No pude evitar colocar mi mano sobre su nuca, el moreno comenzó a pedir más atención en el beso y profundizó el mismo.
El cielo debía ser tan similar a esto.
Coloco su otra mano en mi nuca y ejerció un poco de presión, logrando así que nuestras lenguas se juntarán.
Fue entonces cuando nos separamos lentamente del otro, era como si mis manos no reaccionarán y no pudiera quitarlas del moreno.
La puerta se abrió entonces, provocando que tanto Miguel como yo saltaramos de nuestros lugares. Había entrado Kubo, con cara de pocos amigos y totalmente empapado.
Después de eso, me ofrecí a llevar a Miguel hasta su casa una vez que dejó de llover.
Volviendo a la actualidad, me encontraba caminando con Karmi en el centro de la ciudad. Después de nuestro encuentro con Tengu, habíamos decidido que era necesario patrullar por el día esa zona y los alrededores en nuestra forma civil.
Y Karmi se había ofrecido a ayudarme esta vez, así que ambos caminábamos en busca de una posible pista.
-¿Ya te dije que te ves de la mierda?- señaló la morena viéndome fijamente.
-Gracias Karmi, siempre tan amable- sonreí irónico -No dormí anoche, tengo tanto trabajo como maestro que tuve que quedarme despierto para terminar tan siquiera la mitad- explique.
-Bien, espérame aquí- señaló la morena y ambos paramos frente a un Seven Eleven.
Karmi entro en este, dejándome solo afuera así que mire a los alrededores. El centro estaba lleno de todo tipo de comercios, restaurantes, centros recreativos, y cientos de personas que iban y venían de un lugar a otro.
Mire entonces un puesto de revistas que tenía una tienda de frutas y verduras, camine hasta este solo por mera curiosidad y observe una de sus revistas.
"¿LA NOVIA DE MIGUEL RIVERA?" Se leía en grande y había una foto de lo que parecía ser Miguel y Mónica juntos, tomada desde una distancia bastante prudente. Tome la revista entre mis manos y comencé a buscar la noticia entre las hojas.
"El aclamado cantante fue visto en el parque de San Fransokyo junto a una chica morena con quien compartía un momento cálido.
Se cree que la misteriosa chica es nada más y nada menos que su novia, ya que físicamente encaja a la perfección con la descripción que dio el jóven cantante en su última entrevista."
Karmi apareció junto a mi, se asomo a ver lo que leía en la revista y después extendió su mano. La mire confundido hasta percatarme que traía un café instantáneo para mí.
-Gracias- mencioné sin muchos ánimos. No podía sentirme culpable ahora, de ser la noticia cierta había sido participe de un acto de infidelidad y vaya que la idea no me desagradaba pero no era algo justo.
-No deberías hacerle caso a ese tipo de revistas- explico Karmi quitándome la revista de las manos y empujandome a caminar hacia otra dirección -Solo son chismes y muchas veces amarillistas.
-Aún así, debería de alejarme o preguntarselo- susurre -No creo que sea bueno que yo siga con mi enamoramiento de puberto- sonreí.
Karmi alzó sus hombros y siguió caminando.
[...]
La tarde había pasado y estaba de vuelta en mi departamento, aun seguía trabajando en calificar exámenes, ensayos, proyectos y además planear mis siguientes clases.
Estaba en pijama, con el cabello atado en una piña, ademas de que traía los lentes que utilizaba solo cuando mi vista estaba cansada y comiendo fideos instantáneos, porque la pereza me ganaba. Esperaba a Kubo, me había comentado que iría a mi departamento para ayudar en cuanto a Tengu.
El sonido de la puerta no se hizo esperar mucho, y me pare de la mesa con pereza para abrir.
-Kubo, para eso te di las llaves- mencioné algo fastidiado mientras abría la puerta.
-Lo lamento, pero esta vez no había una llave bajo tu tapete que me permitiera entrar como la última vez- Miguel me sonrió, me quede estático frente a mi puerta -¿Puedo pasar?- el moreno señaló dentro de mi apartamento.
Yo solo asentí aún en mi trance y me hice a un lado, el moreno entró y tomó asiento en uno de mis sillones.
-¿Quieres un vaso de agua?- cuestione algo tímido, la vergüenza de como me estaba encontrando y por todo lo que había pasado me invadía.
-¿Por qué me has estado evitando?- me miró unos momentos.
-¿Evitarte?- reí nerviosamente -¡Para nada! He estado muy ocupado entre el trabajo y mi doble vida- no mentía del todo, eso era verdad.
-¿Fue por lo del beso?- se paro del sillón y camino hasta mí.
-¿Qué? No... Si no, no... Mmjm, ¿si?- comencé a hablar tan nerviosamente mientras Miguel me veía confundido -Yo... no lo sé- admití por fin.
Miguel no aparto su vista de la mía, y por los nervios baje esta. Él hizo una mueca y después se sentó en mi comedor.
-Si fue por el beso yo...- se llevó una mano a la nuca y después me miró inflando sus mejillas.
-Lamento lo que pasó, espero no intervenir en tu relación con Mónica- explique cruzando mis brazos y recargando mi cuerpo en la mesa.
Miguel me miró confundido entonces, y después una explosión de emociones coloreo su rostro.
-¿Mi relación con Mónica?... ¿De qué hablas Hiro?- el chico se llevó con frustración el cabello de la frente hacia atrás.
Mordí mi labio inferior.
-Escucha, fue el mejor beso que me he tenido hasta el momento en verdad ¡como no tienes idea! Pero sé que tú y ella están en una relación y no quisiera intervenir. De hecho, de saberlo, no habría permitido ese beso porque eso me convierte en un maldito rompe relaciones y te juro que no lo sabía hasta hoy en la mañana que vi esa revista en ese puesto y leí la noticia de que ustedes estan saliendo y que ella encaja en una descripción que diste, pero te juro que nisiquiera se que descripción- explique tan rápido que Miguel me miraba aún más confundido.
-¿Revista?- me observo y se paro a un lado mío -Hiro, Mónica y yo no tenemos una relación. Somos amigos, ella también viene de México. Y a todo esto, ¿qué revista?- se llevó una mano al rostro y lo talló con frustración.
-¿Son amigos?- sentí mi cara arder.
-Mónica es lesbiana, le gustó tu amiga- me miró con una sonrisa burlona.
Sentí aún más calor entonces, y las orejas calientes.
-Oh...- susurre mientras colocaba una de mis mano en mi nuca con notable vergüenza.
-Sí, oh...‐ Miguel comenzó a reír -Hiro, si te sientes incómodo por lo del beso, puedo fingir que nunca pasó si así lo quieres a pesar de que haya sido una de las mejores cosas que me ha pasado, pero por favor, no te alejes de mí- mencionó mirándome a los ojos con una sonrisa calida y sincera, mientras colocaba una de sus manos sobre mi hombro izquierdo.
-No quiero que finjamos que no paso- susurre desviando mi vista al suelo -Igual fue una de las mejores cosas que me paso- susurre aún más bajo, esto dd dejar mis sentimientos al aire era algo nuevo y duro para mí.
Miguel coloco su otra mano en mi mentón y alzó mi rostro, acción que ya había hecho muchas veces antes, pero yo seguí mirando en dirección al suelo por la vergüenza y nervios.
Miguel se acercó a mi rostro y planto un cálido beso sobre mis labios, un pequeño roce que dejó en claro todo el lío que se armaba en mi cabeza.
-Me gustas, Hiro, desde el primer día que te vi en el concierto. La canción, la declaración en la entrevista, muchas cosas que he hecho son por ti- susurro aún sin tanto su rostro del mío.
Sonreí por lo dicho y asentí.
-También me gustas Miguel- murmure.
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