11. Capitán Encanto
Nota del capitulo: las canciones en inglés serán escritas al español para que se entienda mejor el desarrollo del mismo, es un episodio bastante corto pero necesario para el desarrollo de la historia.
Además de que se avisará en que momento poner la canción del inicio con un "***" para mayor disfrute.
Honey y los mexicanos habían decidido que era buena idea que ambos grupos sociales en los que era participe se conocieran de una mejor manera.
Habían ideado una noche de karaoke en el café una vez que tía Cass cerrará y así fuera un momento más íntimo también.
Así que estábamos ahí, una noche de viernes y 16 personas en un mismo sitio.
Todos bromeaban y jugaban domino o "baraja" como le decían los mexicanos al juego de cartas. Kubo estaba sentado junto a mi, se suponía que esa noche íbamos a patrullar juntos por lo que solo estábamos esperando alguna excusa para irnos.
-¡Bien bien! Todo este dinero será mío ahora- Marco sonrío, había logrado ganar en el juego de cartas donde habían apostado un dólar cada jugador.
Gogo comenzó a reír, era tan competitiva que no había aceptado la derrota y pedía la revancha al mexicano.
-¿Quieren que empecemos con el karaoke?- cuestionó mi tía con una sonrisa, todos asintieron.
-¡Quiero ser la primera!- pidió Xochitl, Leonardo asintió y comenzó a reír. Kubo por un lado, solo bufo y soplo en dirección a su flequillo como un acto de su berrinche.
La morena se acercó hasta la bocina que estaba conectada a la pantalla y al micrófono.
-Entre mis manos llevo toda las razones que me das, para decir que tú no me amas ya- cantó la morena en español, agradecí de que Honey y los mexicanos habían comenzado a enseñarme español y entendía la mayoría de lo que había cantado.
Seguramente la letra de la canción sería alguna dedicatoria, pues el sentimiento en sus palabras dejaba en claro eso. Kubo ya sabía español, así que la miro atentamente.
-Aquí entre versos llevo yo, todos los recuerdos que pasé entre las mil canciones que escribí y tú no estabas- continuo y miro fijamente a Leonardo.
Mi mente conecto cabos en ese momento, la canción era para él ya que lo miraba con profundidad por momentos. Y el mexicano solo sonreía o negaba, era un momento incómodo para él.
Xochitl terminó de cantar y sonrío, camino hasta su asiento y esperamos que alguien más pasará.
La siguiente fue mi tía, que cantó junto a Diego "You're the Best", luego le siguió Honey con "Eres tu" una clara dedicación a mi hermano. Wasabi cantó "Dynamite", Fredd el intro de "Spiderman" la serie y Gogo "Don't Speak".
Justo ahora Kyle había tomado el micrófono, y miro con una sonrisa a todos.
-Eres demasiado bueno para ser verdad- cantó cambiando la letra de la canción a propósito, yo sonreí- No puedo apartar mis ojos de ti, debe ser como tocar el cielo- sonrío y miro directo a Marco.
Miguel y Leonardo hicieron un "Wuuu" entonces, logrando que Marco se sonrojará y mirara directo a Kyle.
-Perdona la forma en que te miro, no hay nada que se comparé- cantó de nuevo y guiño uno de sus ojos al mexicano.
Prosiguió con la canción entre coqueteos y bromas por parte de todos al notar la declaración de amor, Marco estaba tan sonrojado que solo podía reír nerviosamente ante las bromas.
Mi primo terminó de cantar, y justo en ese momento Marco corrió hasta él y lo beso sorprendiendo a los demás.
-¡A huevo, hasta que sirve de algo poner a mis santos de cabeza!- grito Miguel festejando.
Los demás gritaban y aplaudían ante lo sucedido, Leonardo y Miguel daban gracias a sus santos.
-¡Bien bien, voy yo!- grito Leonardo y se paro, empujando a la pareja en un acto jugueton.
Mi primo y Marco tomaron asiento entonces, y todos miramos a Leonardo, este suspiro como preparándose para calmar sus nervios.
-Eres, lo que más quiero en este mundo, eso eres- cantó con nerviosismo y los ojos cerrados -Tan solo dime lo que es, que aquí me tienes... Eres, cuando despierto lo primero, eso eres- cantó con más confianza y al abrir sus ojos busco a Kubo.
El susodicho no miraba a Leonardo, y en su lugar sólo tenía una mueca como de disgusto y miraba de reojo a Xochitl. Yo lo codee al estar sentado a su lado, y sonreí cuando me miró.
Le señale con la cabeza a Leonardo, que no había dejado de mirarlo mientras cantaba, Kubo al notar esto sonrío y se sonrojo.
-Pero lo que hoy siento, es que sin ti estoy muerto pues eres... lo que más quiero en este mundo, eso eres- Leonardo sonrío ampliamente y asintió en dirección al japonés.
Kubo comenzó a reír disimuladamente por los nervios, y disfruto lo que restaba de la canción. Al finalizar, ambos solo se miraron coquetos y reían pero al estar separados por cuatro personas solo se dedicaban alguna mirada.
-¿Quién sigue?- cuestiono Honey tocando su vientre abultado, Tadashi se levantó entonces y me miro retador.
Mierda, no por favor.
Tadashi comenzó a cantar Holding Out for a Hero como un chiste por mi doble vida y mi nombre, la vergüenza se apoderaba de mi y más aún cuando todos repetían con mi hermano el coro mientras este me señalaba.
-¡Necesito un héroe!- gritaron todos en compañía de mi hermano.
-Me quedo esperando un héroe hasta el final de la noche- mi hermano cantaba a todo pulmón, desafinando varias veces.
Lo único que pedía para ese momento era que Fredd me prestará su traje de camaleón para poder desaparecer.
-Él tiene que ser fuerte y tiene que ser valiente. Y tiene que salir fresco de la pelea- continuo y me señaló logrando que todos rieran ampliamente.
Yo solo sentía mi cara arder por la vergüenza.
La canción terminó entonces entre risas, y uno que otro "necesito un Hiro" de broma por parte del grupo Nerd.
***
Era mi turno, pues Tadashi me había dado el micrófono y respire esperando que la primer estrofa no sonará como una rata en agonía por mi poco talento en el cantó.
Nunca creí que encontraría una salida, nunca creí que escucharía los latidos de mi corazón tan fuerte.
No puedo creer que haya quedado algo en mi pecho.
Por mi mente cruzaban las últimas semanas que había pasado con el moreno, y me negaba a abrir mis ojos por el miedo a ver su mirada profunda.
Un recuerdo atravesó mi mente, era de el día que lo había llevado hasta su casa en mi motocicleta cuando él coloco sus manos en mi cintura.
Pero malditasea, tú hiciste que me enamorará otra vez.
El recuerdo de Miguel sonriendo altaneramente cuando entró sin aviso a mi clase de física me invadió haciéndome sentir cálido.
Abrí mis ojos entonces, mirando al moreno. Pero este tenía la mirada en Mónica que estaba a su lado, y hablaban animadamente entre ellos. El peso de mi estómago y la presión de mi pecho me hizo querer correr, pero no fue así.
Solía pensar que estaba hecho de piedra, solía pasar tantas noches yo solo.
El moreno aparto la mirada de Mónica y me sonrió alzando su pulgar. La presión en mi pecho crecía y se extendía a todo mi cuerpo logrando una sensación de cansancio y pesadez.
Nunca supe que tenía ganas de bailar, ya no más.
Pero malditasea tú hiciste que me enamorará otra vez.
No lo soporte más y como pude termine la canción. Me sentía destrozado e imbécil, ¿cómo había podido creer que todas esas noches hablando con el moreno y esas salidas habían significado algo? ¿Cómo me osaba a siquiera pensar que Miguel, un famoso cantante, se fijaría en mi? Suspiré y tome mis cosas fingiendo que recibía una llamada de parte de la escuela urgentemente.
Muéstrame, tu paraíso está aquí cariño.
Tócame, y así pueda saber que no enloquecí.
Me disculpe con todos y me fui en mi moto directo a mi departamento, donde estacione mi vehículo, había comenzado a llover un poco así que corrí desde el estacionamiento hasta la entrada del edificio para no mojarme.
Solía tenerle miedo al amor, ¿Qué debo hacer?
Pero malditasea, tú hiciste que me enamorará otra vez.
Tú hiciste que me enamorará otra vez.
En mi mente solo se repetía como Miguel miraba a la morena, con una amplía sonrisa y ese brillo en sus ojos que siempre lo caracterizaba. El coraje me invadía.
Subí hasta mi departamento y coloque una pulsera que habíamos ideado hace años para solo presionarla y que nanometricamente saliera el ultra traje y cubriera todo mi cuerpo.
Tú hiciste que me enamorará otra vez.
Tú hiciste que me enamorará otra vez.
Otra vez.
Salí de mi departamento con cuidado de que nadie me viera y salte de techo en techo de los edificios hasta que el agua de la lluvia se hizo aún más presente, por inercia mire el cielo.
Tantas noches en que mis lágrimas caían más fuertes que la lluvia.
Tenía miedo de tener mi corazón roto hasta la tumba.
Suspire cansado pero seguí corriendo y saltando entre los edificios hasta llegar a uno demasiado cerca del centro de la ciudad.
Se veía tan nostálgico ese lugar bajo la lluvia, donde la gente corría para resguardarse y las luces eran tan frías que parecía la escena de una película.
Prefiero morir que vivir en una tormenta, como antes.
Pero malditasea, tú hiciste que me enamorará otra vez.
Me coloque en cuclillas para observar mejor el lugar, pronto sentí mis ojos arder, aún seguía repitiendo la sonrisa de Miguel en mi mente.
Cerré mis ojos con presión y en repetidas ocasiones, para esfumar las lágrimas pero no fue suficiente y poco a poco algunas comenzaron a resbalar por mis mejillas.
Muéstrame, tu paraíso está aquí cariño.
Tócame, y así pueda saber que no enloquecí.
Nunca había conocido a alguien como tú.
Solía tenerle miedo al amor, ¿que debo hacer?
Un hombre con capucha roja apareció entre las calles, captando mi atención. Lo seguí por un par de calles desde lejos, y observe como este sacaba entonces un arma.
Era una especie de guante imantado que conocía a la perfección. Abrí mis ojos con sorpresa al saber de quien se trataba.
Pero malditasea, tú hiciste que me enamorará otra vez.
Tú hiciste que me enamorará otra vez.
Tú hiciste que me enamorará otra vez.
Tú hiciste que me enamorará otra vez.
El hombre me atacó entonces, algo que logre esquivar por suerte.
-¿Estas solo, héroe? Que raro, normalmente van en equipos- mencionó riendo.
Yo gruñí por su burla y baje hasta donde estaba él.
Otra vez, no lo puedo creer.
No lo puedo creer, que finalmente encontré a alguien.
Apreté mis dientes con incredulidad, porque eres el que quiero.
No lo puedo creer, no lo puedo creer, ya no tengo miedo.
-¿Te dejaron solo tus amigos o simplemente se dieron cuenta de que no pueden contra mí?- reto.
Yo lance mis armas a los lados de Tengu para que se generarán dos latigos imantados y así atacarlo por los laterales. Pero el de capucha logró esquivarlos utilizando sus guantes con la misma capacidad de iman.
Pero malditasea, tú hiciste que me enamorará otra vez.
Tú hiciste que me enamorará otra vez.
-Eso no es de tu incumbencia, idiota- mencioné amenazante sin dejar de lanzar ataques con los latigos.
Por la parte de Tengu, esquivaba o evadia los ataques con sus guantes y ayuda de los imanes que se repelian entre sí.
Nunca creí que encontraría una salida, nunca creí que escucharía los latidos de mi corazón tan fuertes.
No puedo creer que haya quedado algo en mi pecho.
De un momento a otro, los ataques de Tengu se hicieron agresivos pero los correspondí de igual manera.
El coraje de mi pecho y cuerpo se descargaba contra Tengu, llevándome a un punto en el que sus ataques eran demasiado cerca a mi y aprovechando para corresponder aún más agresivamente.
Y justo cuando estábamos casi cuerpo a cuerpo, un látigo que conocía a la perfección interrumpió un ataque de Tengu.
Gire hacia la dirección del látigo, donde estaba Kubo con su armadura.
-Lamento la tardanza- mencionó por el intercomunicador de nuestras armaduras.
-Lo tenía bajo control- susurré.
El japonés bajo del edificio donde minutos antes yo había estado, y entre ataques se acercó hasta Tengu tanto como yo.
-Cierto, pero nunca esta de más una ayudadita- explicó.
Ambos comenzamos a lanzar ataques turnandonos para no darle oportunidad a Tengu de que pudiera atacarnos de regreso.
Ya no más, pero malditasea
Tengu logró esquivar por un momento tanto mis ataques como los de Kubo, y salió corriendo hacia un callejón.
Ambos lo seguimos intentando no perderle la pista.
Tú hiciste que me enamorará otra vez.
No lo puedo creer, no lo puedo creer que finalmente encontré a alguien.
Apreté mis dientes con incredulidad, porque eres el que quiero.
Kubo y yo seguimos al hombre hasta un callejón sin salida, donde Tengu aventó una bomba de humo y desapareció como un fantasma dejándonos desconcertados.
-¡Genial, lo perdimos!- Kubo regreso su látigo a su forma de espada y me miro.
-Debemos estar alerta- susurre.
-Chicos, ¿alguien me escucha?- cuestionó Kubo tocando un botón de su casco que servía como comunicador a larga distancia y para todo el equipo.
-Si Kubo, te escucho- mencionó Wasabi atravez de su comunicador.
Pero malditasea, tú hiciste que me enamorará otra vez.
Otra vez, otra vez.
-Acabamos de pelear contra Tengu- explique -Escapo- susurré.
-¿Están heridos? Vamos para allá- Gogo mencionó ahora.
-No es necesario, no hay heridas pero debemos mantenernos alertas más que nunca. Además de que ya desaparecimos Kubo y yo de la reunión, sería raro que alguien más lo hiciera- mencioné.
Una luz blanca nos cegó por un momento entonces, había un helicóptero sobre nosotros. Tanto Kubo como yo cubrimos nuestra vista con una de nuestras manos y vimos directo al helicóptero.
-Genial, reporteros- Kubo bufó.
Otra vez...
Una cámara apunto hacia nuestra dirección entonces, era obvio que estaríamos por todos lados justo ahora.
-Momento del escape- mencioné a Kubo con una sonrisa.
El asintió y corrió en dirección opuesta a la mía, para desaparecer de entre los edificios y despistar a los reporteros.
Una vez llegue a un callejón, volví a presionar la pulsera para que la armadura se retirará y guardará.
Comencé a caminar con tranquilidad una vez que salí del callejón, y note como el helicóptero seguía buscándolos. Comencé a reír por este acto de poca privacidad.
Tome el trolebús, y me baje cinco cuadras antes de mi departamento para caminar hasta este, o más bien, colocar de nuevo mi armadura y entrar por el ventanal porque se suponía el portero y mis vecinos sabían que estaba en mi departamento.
Cuando entre al departamento pude escuchar un sonido cerca mío, y cuando giré detuve un palo de escoba que se iba a impactar contra mí lado izquierdo con la mano derecha.
Mire confundido a la persona responsable de esto, se trataba de Miguel que me miraba con confusión y al estar oscuro y la armará ser negra seguramente me había confundido con un ladrón.
-¡¿DÓNDE ESTA HIRO?!- cuestionó listo para atacar de nuevo con el palo de escoba.
Y sin dejarme contestar, lanzó al menos cinco ataques diferentes con la escoba. Cada ataque me pego en diferentes zonas del cuerpo hasta poder volver a detener la escoba con mi mano.
-¡Alto Miguel!- grite.
El chico dejo de forcejear el palo de la escoba y me miró confundido. Aproveche este acto para presionar la pulsera y que la armadura se guardará en esta.
-¿Hiro?- me miró con confusión el moreno -¿Eres el... el-el Ca-Capitan?
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