Jimin

—¡Jimin! Apúrate y ponte el estupido traje joder—me grita mi madre y yo me termino de delinear los ojos cuando ella me tira el short negro apretado y una polera del mismo color con cadenas a sus costados.

—S-si espera—intento levantarme pero ella me empuja.

—Que te dije joder tienes cinco minutos—yo asiento y me pongo el traje rápidamente para pararme y mirarme al espejo. Mi maquillaje sigue intacto y mi cabello rubio igual.

Camino rápidamente al escenario y respiro por última vez para sonreír perversamente y bailar al compás de la música.

Todos gritaban mi nombre mientras movía mis caderas de un lado a otro tocando con mis manos parte de mi cuerpo. Bajo lentamente y me pongo en cuatro caminando hacia el público, quienes con ansias quieren tocarme.

Yo solo sonrío mientras sigo bailando. Mis manos se pasean por mi cintura hasta llegar hacia mi trasero que con tan solo un apretón todos gritan enloquecidos. Me muerdo el labio mientras empiezo a bajar y subir repetidamente. Como si estuviera saltando en una gran polla. Empiezo a gemir mientras muevo mi cabeza hacia atrás.

Todos estaban calientes. Se les podía notar en sus caras y en sus pantalones por el bulto que sobresalía.

Este era mi oficio después de siete años de mala suerte. Donde fui rechazado por donde caminaba o quería trabajar. Este era el único lugar que me dejaban ser yo mismo. Donde podía ser coqueto sin ser tocado.

Donde me obligaban y quería trabajar.

Donde me maltrataban y decían cosas hirientes.

Donde debía ser merecido por ser como soy.

No me puedo quejar. No debo quejarme por algo que yo me busque. Este el lugar que pertenezco.

Y no debo cambiar eso

2/10