Capítulo 39. Maratón [4/4]

Thomas era perfecto, es perfecto. No hay otra palabra que pueda definirlo.

—De verdad no debiste molestarte.

—Vamos, no fue la gran cosa–dijo restándole importancia.

—Gracias–dije viendo la pulsera y luego levantando mi vista hacia él.

—Me iré a dormir–dijo y se encaminó a la puerta.

—¿A dónde vas? Es muy tarde.

—Tu hermano me dijo que podía quedarme aquí, bien, no en tu habitación–rió—, pero al menos en la casa. Dormiré en el sofá.

—¿Estás loco? Dormirás muy incomodo.

—¿Acaso quieres que me quede contigo?–dijo tratando de esconder una sonrisa.

¿Es eso lo que quiero?

—Princesa, no quiero problemas con tu hermano, prefiero tener una relación buena con tu hermano y dormir incómodo en un sillón, a dormir cómodamente contigo y tener odio por parte de tu hermano.

—Por lo menos podría prepararte tu cama en la habitación de huéspedes.

—No está lista, me lo dijo tu hermano, fuimos a verla. De verdad está bien dormir en el sofá. ¿Qué tan malo puede ser?

—No me agrada la idea...

—Hey, el que dormirá ahí soy yo. No te preocupes–dijo y plantó un suave y tierno beso en mi frente—Descansa, princesa–dijo y salió de mi habitación.

Cuando cerró la puerta, me dejé caer en mi cama.

Que día. Pensé.

Me levanté por qué no podía dormir con el vestido, tenía que lavarlo ahora mismo. Me dirigí a mi armario y de ahí tomé mi pijama, solo eran unos shorts y una camiseta sin mangas, estos días ha hecho calor.

Me cambie y tomé el vestido, tenía que bajar para poder lavarlo. Cuando ya me encontraba en la sala, me encontré con que Thomas ya estaba dormido. Al igual que yo tenía calor, por lo que solo durmió en calzoncillos y con una manta, la cual ya se había ido a sus pies. A pesar de que hace calor, en la noche hace bastante aire, así que tomé la cobija y lo cubrí lo más que pude.

Cuando estaba de camino a donde tenemos la lavadora, secadora y demás  de uso para lavar ropa, vi como Blair entraba con sus zapatos en la mano y con una gran sonrisa. 

—¡Hola!—grito mi hermana

—Shhh...

—¿Qué sucede?—preguntó

—Mira—dije señalando el sofá.

—Es... ¿Es Thomas?

—Si—dije feliz—regresamos.

—¿Qué? ¿Por qué? Pensé que tú y Grayson...—la interrumpí.

—No él y yo ya no somos nada—dije en un suspiro. 

—¿Por qué?¿Qué sucedió?

—Veras...—dije para empezar a contar lo que había sucedido. 

—Bien hecho estoy orgullosa de ti—dijo Blair.

—Gracias, Blair. No sabes cuánto significa para mí. Bueno, dime ¿cómo te fue con Cameron? Blair comenzó a contarme sobre la relación que tenía con Cameron, de lo caballeroso que era y en cómo trataba de cambiar su actitud. Fue en ese momento, cuando sentí un poco de envidia hacia mi hermana, ojalá Grayson fuera como Cameron, alguien que le gustaría sentar cabeza. Pero desgraciadamente, él no era así y nunca lo sería.

—Que bueno, Blair. Realmente me alegro por ti.

—Bueno esta muñeca tiene sueño así que se va a dormir.

—¿Cameron te está subiendo el ego o que?–dije riendo.

—No, no para nada—dijo mientras subía las escaleras y poco a poco ir desapareciendo.

No podía dejar de pensar en él. Simplemente en lo único que podía pensar era en Grayson. Pero no, no estaba bien. Me acerqué a donde se encontraba Thomas, realmente no quería que durmiera ahí.

—Thomas...—dije mientras lo movía.

—Mhhh...

—Ven duerme conmigo.

—No, no puedo.

—Si puedes—dije mientras besaba sus labios.

—Si puedo...—dijo siguiéndome el beso y parándose poco a poco.

Cuando ya estaba pardo, se revolvió un poco incómodo.

—No planeaba que me vieras en calzoncillos–río—. Hacía mucho calor y no quería ponerme nada encima. Si te molesta puedo ponerme una playera–dijo buscando su maleta.

—Esta bien, sube conmigo.

Subimos silenciosamente las escaleras y entramos a mi habitación.

—Vamos a dormir–dije caminando a la cama.

Cuando ambos estuvimos dentro, me fue inevitable no abrazarlo.

—¿Estás cómoda?–me pregunto con un tono somnoliento.

—Si lo estoy–dije enredando mis piernas con las suyas.

—Buenas noches–dijo por fin para quedarse dormido.

Yo por mi parte cerré los ojos, y esperé a que me llegara el sueño. Minutos después ya me encontraba sumida en un profundo sueño.

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—Hey, princesa–dijo alguien en mi oído—. Despierta.

—¿Qué necesitas?–dije aún medio dormida.

—No quería despertarte, pero necesito ir al baño–dijo y lo solté.

Tomé mi teléfono de mi buró para checar la hora. ¡Eran las 12:00 del día!, pero no fue lo único que me impresionó, si no que, tenía por lo menos 50 mensajes de Grayson y 20 de Ethan. Incluso tenía de Dana pidiéndome explicaciones de por use me fui, ignoré todos y me levanté de mi cama.

—¡Thomas! ¿Quieres algo de desayunar?–dije del otro lado de la puerta del baño.

—Ahm, si. Ahora bajo a ayudarte–dijo y yo solo me limité a bajar las escaleras.

Cuando me encontraba frente al refrigerador, lo abrí, pero no había gran cosa para preparar. Preparar unos hot cakes era fácil y rápido. Cuando estaba sacando los ingredientes sonó el timbre, lo cual me extrañó, a esta hora nadie toca a nuestra puerta, me aproximé a la puerta y la abrí.

—¿Qué rayos haces aquí?—pregunté al ver a Grayson parado en mi puerta.

—Preciosa...—lo interrumpí.

—No me llames así.

—Vamos, lo siento. Leíste mis mensajes, lo siento de verdad. Por favor dame una oportunidad más.

—No, Grayson yo tengo novio—dije mirándolo.

—Tu no tienes novio, Nicole.

—¡Hey princesa! ¿Dónde están los...—Thomas no termino la frase al ver quien a Grayson—¿Quién es él?—preguntó con una sonrisa amistosa.

—Es solo el hermano de un amigo—dije.

—O bueno. Hola me presento soy el novio de Nicole, mucho gusto—dijo Thomas abrazándome por la cintura.

—Igualmente—dijo en un tono triste o enojado realmente no se le distinguía.

—¿A qué venias?—pregunté.

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