.

"Su nombre es Nine, era un corista. Con plumas blancas en su pelo y un vestido corto hasta allí."

■■■■■♤♤■■■■■

La noche era joven al igual que esos zorros enamorados. Ambos trabajaban en "Copacabana" el bar recién inaugurado de No place.

Nine, el más joven de los dos, siempre ha había soñado con ser una estrella, y este bar, le ofrecía un pequeño espectáculo, así que no se lo pensó dos veces al firmar el contrato. Sentía que había sabido un escalón más en el camino para llegar a su sueño.

Mientras nine intentaba ser una estrella, sails, su prometido, atendía el bar como un varista más del montón.

-Estuviste increíble hoy, mi tesoro -Dijo sails, mientras le pasaba su abrigo al más bajo- al igual que todos los días

Nine sonrió. Recibía más de los alagos que estaba acostumbrado a contar, pero los únicos que importaban para él, eran los de sails. Luego de un día de trabajo duro, su querido zorro se merecía un beso.

Trabajando desde ocho a cuatro, eran jóvenes y se tenian el uno al otro, ¿que más podrían desear?

■■■■■♤♤■■■■■

Aquella noche comenzó como cualquier otra. El sol se ponia y la luna se elevaba dando paso a la noche y al libertinaje que se podía oler a kilómetros de distancia.

Sails limpiaba algunas copas mientras tareaba y nine se vestía para su espectáculo. Su atuendo mostraba mucha piel, las plumas blancas detrás de sus orejas se veían perfectas, y ahora, solo tenía que ponerse un poco de maquillaje, nine tenía un buen presentimiento esa noche, sentía que su vida iba a cambiar por completo y que al día siguiente sería una persona totalmente nueva.

-¿Que opinas? -Le pregunto nine acomodándose las medias largas que destacar aun mejor sus buenos dotes-

La respuesta que obtuvo fue un chiflido y una leve palmada en el trasero por parte de su prometido.

-Saque premio -Dijo, tomándolo por las caderas- Buena suerte hoy, cariño

Se dieron un beso esquimal, juntando sus rostros y chocando sus narices. Las manos de nine se dirigieron al pecho del más alto, masejeo un poco y acomodo el moño de su cuello.

-Sera una gran noche... puedo sentirlo

■■■■■♤♤■■■■■

Copacabana estaba lleno de los habituales visitantes, sumidos en la música y la bulla del bar. Esa noche era diferente a las demas, el ambiente arrastraba consigo una advertencia de lo que esa noche cambiaría.

Un hombre rico y gran influencia en el mundo del espectáculo se adentro en el bar, escoltado por dos erizos: uno negro y uno plateado. El anillo de diamantes de su dedo brillaba con intensidad, su presencia no fue tomada por alto. La mayoría de los comensales dijeron su mirada breves segundos al hombre de traje, murmurando entre sí.

"-Es el Señor Sonic"
"-¿Que lo abra traído hasta aquí?"

Sonic fue escoltado por los otros dos erizos hasta una mesa reservada especialmente para el, echo un vistazo al entorno, la decoración del lugar se veía bastante pobre para su gusto excéntrico. Pero aquel pensamiento se desvaneció en el aire cuando su mirada se poso en el chico más lindo que jamás había visto en su vida; su piel se veía tan suave, su pelaje brillaba como si fuera una gota de sol, ¡y ni que decir de su figura! Ese joven era un sueño andante.

Su voz... su voz era como escuchar la mismisima sinfonía de un ángel. Quedo encantado al instante.

El joven corista estaba en medio del escenario, dándolo todo para entretener a su público. Se revolcaba en el suelo como una zorra en celo pero sin el perder el profesionalismo en su actuación musical, su voz era suave y arrastraba consigo el sus sueños incumplidos.

Los ojos del erizo brillaron mientras su atención iba directo al joven zorro. Esa mirada no pasó desapercibida por el otro zorro detrás de la barra.

Sails, desde su posición detrás de la barra, notaba preocupado la fascinación con la que el hombre veía a su prometido. Estaba acostumbrado a ver a su prometido atraer la atención, nunca se consideró celoso, sabía que el corazon de nine estaba solo para el. Sin embargo había algo diferente en la manera en que el erizo cobalto lo miraba. El zorro suspiro, decidiendo desviar la mirada del escenario y se puso a organizar las botellas de champán.

-Solo lo estas imaginando, sails... -Se dijo así mismo-

■■■■■♤♤■■■■■

El espectáculo terminó y los aplausos se dispararon, provocando una sonrisa satisfecha en el rostro ruborizado de nine.

Bajo del escenario en dirección a la barra de bebidas, donde siempre sails le esperaba con una botella de agua, su pecho subía y bajaba, y mientras caminaban su mano fue tomada y su cuerpo jalado hacia atrás, donde se encontró con la mirada de adoración de un erizo mayor.

-Estuviste increíble... -Dijo- No puedo quitarme tu voz de la cabeza

Nine, sorprendido por el encuentro y las palabras del contrario le agradeció con una sonrisa tímida. Sonic continuó hablando, elogiando su presentación.

-Me gustaría saber más de ti... ¿me permites invitarte a un trago?

El volteo a ver a sails, quien lo estaba esperando. Le dio una mirada de súplica, su prometido solo pudo suspirar y asentir. Observaba desde su puesto como el hombre se llevaba a nine hacia el otro lado del bar.

-¿Y ese quien es? -Pregunto a su compañero en un tono celoso-

-"Ese" , mi querido amigo -Dijo un equidna- es el gran Sonic The Hedgehog, una gran influencia en el la industria del entretenimiento, en otras palabras... un caza talentos. Y se ve muy interesado en nine, ¿Eh? -Bromeó-

Sails puso los ojos en blanco mientras no podía evitar sentir un nudo en el estómago. No debería sentirse celoso, esta podría ser la oportunidad que nine tanto buscaba para ser una estrella.

■■■■■♤♤■■■■■


Mientras tanto...

Sonic había pedido al mesero la mejor bebida para su hermosa compañía. El zorro bebía, refrescando su garganta y el cobalto no podía pasar más de un segundo sin volver a recordarle su espectáculo y elogiar para parte de el.

-Veo en ti a alguien con un gran sueño... -Dijo- ¿o me estoy equivocando?

Nine río suavemente. Esa maldita risa volvía cada vez más loco al erizo.

-Se podría decir que si... -Contesto soltando un suspiro y agachando la cabeza- sueño con ser una estrella. Salir en Televisión, que la gente me reconozca en la calle... ese tipo de cosas

Sonic levantó la cabeza el corista con la mano, observándolo con deseo y lujuria.

-Yo... podría impulsar tu carrera... podrías ser el próximo éxito en el globo

Los ojos de nine se iluminaron ante esa oferta. ¡lo sabía! Nunca perdió la esperanza finalmente las estrellas se estaban alineando para cumplir su más profundo anhelo.

-Y-yo... -Nine comenzó a tartamudear- yo agradecería mucho eso... si usted confía en mi y en mi talent-...

Las palabras se atoraron en su garganta. Sonic estaba cerca, demaciado. La mano libre del erizo acariciaba su pelaje y luego su cintura. Nine enmudeció, sin saber como reaccionar al respecto.

-Confío en ti... -Relamio sus labios- Pero tendrás que hacerme un pequeño favor... muñequito...

El cuerpo de nine temblo, aterrado y sin saber como reaccionar. Las manos del erizo acariciaban sus suaves muslos mientras reía bajo. Los ojos asustados del zorro miraron a los escoltas de sonic, pidiendo compasión. Pero ellos se hicieron los de la vista gorda y voltearon.

-No te asustes... El camino al éxito tiene grandes sacrificio...

Y antes de que pudiera meter sus manos bajo la ropa de nine, un enojado zorro había entrado en escena.

-¡Manten distancia de mi novio!

Los golpes volaron, ambos parecían fieras dándose de puñetazos. La música paro y las luces del bar se encendieron ante la pelea. Sonic estaba acostumbrado a salirse con la suya no tomó nada bien la intervención. Las sillas volaron por el aire, y el sonido de la confrontación se mezcló con los gritos de los clientes desperados por huir del bar.

Nine estaba congelado, no sabía como reaccionar, no sabía qué decir. Estaba asustado.

Un disparo resonó en el bar, y el impacto fue inmediato. ¿Quien había disparado a quien?

Sails, quien estaba en medio de su enfrentamiento con el cobalto, se detuvo en seco sujetando su abdomen mientas se desplomaba en el suelo con una expresión de dolor y sorpresa. La gente alrededor grito, pero esos gritos no fueron nada a comparación del desgarrador grito de nine.

Horrorizado por lo que acababa de suceder, corrió hacia sails. Acomodo la cabeza de su prometido en sus piernas e intentaba detener la hemorragia.

-Mi amor... estoy aquí... estoy aquí... -Dijo intentándo control su llanto y mostrando una sonrisa forzada al otro- todo estará bien... aguanta un poco más...

Sangren... sangre en sus manos.

No, no había sido sonic, sino su escoltado, silver, que preocupado por la seguridad de su jefe decidió darle fin al asunto. Tomo la pistola de su compañero Shadow, porque la suya nunca tenía municiones, apunto y disparo al zorro sin pensarlo mucho.

-¿¡Que hiciste!? -Sonic se giro a ellos-

Silver soltó el arma e intento excusarse, pero lo acababa de hacer no tenía justificación. Sonic tomó a sus escoltas y los tres salieron en medio de desorden y abucheos.

-¡Estoy llamado a una ambulancia! -Dijo una voz entre la multitud-

-Sails... sails... mi amor... aguanta un poco más... -Nine esta vez ya no podía contenerse, las gotas saladas se escurrian por sus mejillas, mojando el rostro de su amor-

-Nine... -Murmuro sails, con los ojos cansados- Estuviste increíble hoy... como todos los días...

■■■■■♤♤■■■■■

La ambulancia se marchaba llevándose al herido zorro, por sugerencia de una enfermera nine no pudo acompañarlos, necesitaba calmarse o solo complicaría más las cosas.

El zorro se acurrucaba al abrigo de sails mientras que las plumas blancas de sus orejas eran sacudidas por el viento, su pelaje y el azul de sus ojos se tornaron oscuros, perdiendo todo su brillo.

"Copacabana"

Se había enamorado allí de sails y allí mismo la vida se lo estaba quitando. Nine volteo al bar, fijándose en el letrero de focos brillantes que adornaba la entrada: "La música y la pasión siempre serán la moda."

Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas haciendo su vista borrosa.

■■■■■♤♤■■■■■

Treinta... treinta años habían pasado desde aquella maldita noche. Desde aquel incidente Copacabana había dejado ser relevante, tenía pocos clientes con que sostenerse pero eso era mejor que nada.

Nine estaba allí, como lo había estado todas las noches desde aquel día. Su cuerpo, antes ágil y lleno de energía, ahora estaba encorvado por el peso de los años y el dolor. Hasta había subido de peso. Perdido su juventud, su voz, y lo más importante, el amor de su vida. Sails ya no estaba, y el vacío que dejó su partida nunca lo logro llenó. Desde aquella noche en que el disparo resonó, todo había cambiado para mal.

Ocupaba siempre una mesa apartada, en el rincón más oscuro del bar, con una botella de licor barata siempre a mano. El brillo que una vez iluminó sus ojos se había perdido, sustituyendose por un vacío que solo el alcohol parecía llenar, al menos por unas horas. Bebía sin control, buscando en el fondo de cada trago una forma de ahogar el dolor que lo había consumido durante décadas.

Ya nadie podía reconocer al chico que una vez lleno ese bar con su hermosa voz. Su cabello, que solía rubio como el oro, ahora era gris y estaba descuidado. Su mente, antes creativa y ambiciosa, se había desvanecido junto con la mayoría de sus recuerdos.

Aveces, su boca soltaba palabras incoherentes, fragmentos de las canciones que alguna vez llenaron su corazón. Hablaba con sails o al menos eso quería aparentar, quería creer que todos esos años solo habían sido una horrible pesadilla.

Revivia una y otra vez cada detalle sobre esa noche. Donde estuvo, a que hora fue y donde la bala se inserto, todo eso lo recordaba con detalle para quien quisiera escuchar a esa alma dolida.

Nine se sentía como un fantasma, atrapado en el pasado y vagando sin rumbo. Aveces escuchaba bromear a los descarados visitantes sobre que ese lugar estaba maldito y su sola presencia era de mala suerte. Dolía mucho.

El antiguo corista sabia que había sido alguien especial, alguien cuyo talento una vez llenó este lugar de luz. Pero todo eso estaba en el pasado, enterrado bajo el peso de la tragedia.

■■■■■♤♤■■■■■

El bar estaba tan vacio que se podía escuchar el andar de las ratas.

-Debe ser por el mal clima -Dijo un viejo Knuckles mientras veía a la lluvia y se acercaba a nine- ¿Quieres otra botella?

Nine negó teniendo su mirada totalmente perdida. El equidna se retiro al lugar de descanso del personal, sería una noche tranquila, antes de irse apago las luces y la única que quedó fue la del escenario donde tantas veces el zorro de pelaje ahora apocado recorda aver cantado, reído y vivido.

Podía escuchar a las ventanas ser golpeadas por la lluvia. Se levantó de su rincón oscuro, tambaleándose ligeramente. Su mirada perdida y sus manos temblorosas le guiaron hacia el escenario y por un instante, se quedó allí, bajo la tenue luz del foco que apenas funcionaba. Cerró los ojos y, por un momento, pareció que estaba reuniendo fuerzas, intentando recordar cómo era estar vivo de nuevo.

Abrir la boca, pero nada salió, solo un quejido que escuchaba quebrado por el dolor en su corazón. Las lágrimas comenzaron llenar su rostro, mientras su mente, ya desgastada, trataba de aferrarse al último recuerdo de lo que alguna vez lo hizo feliz.

El bar se quedo en silencio, y la noche continuó. Nadie aplaudió. Nadie habló. Solo el sonido de la lluvia, el tintineo de un vaso vacío y el doloroso sollozo de un hombre que había perdido todo, incluso su razón de ser.

- Fin.

☄. *. ⋆

✉: Historia dedicada al Server Sailine (Los quiero tilines.)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top