Habían pasado unas semanas, Momo no podía recordar nada aún. Habían pequeños flashes que no lograba entender... Pero estos sólo ocurrían cuando la chica bonita -como la llamaba la de cabellos cortos- estaba con ella.

La de ojos marrones se encontraba sentada, odiando cada vez más la comida del hospital. Ella quería sushi, no una sopa rara sin sabor.

—Tienes que comer, Moguri— Habló Jimin mientras obaba un poco la espalda de su hija.

—Pe-r-o p-papá, no-no qu-iero so-pa... Quier-o co-mida japo-n-esa— Se quejó la de cabellos azulados.

Su papá sólo se limitó a acariciar la cabeza de su cachorro y salir de ahí, para darle paso a su nuera.

—Hola, Momori— Saludó la Omega castaña mientras se sentaba a un lado de la qué era su pareja.

Momo sintió como sus mejillas comenzaban a arder. Aquella chica era muy bonita, y se preocupaba mucho por ella. No había podido entablar una conversación con ella, todo lo decían sus padres, pero esta era su oportunidad.

—Ho-hola— Saludó Momo

—Tus papás me dijeron que no quieres comer. Te traje una sopa, pero creo que esta sabe bien, es de verduras—

Era mentira. Aquella sopa era la misma del hospital, pero Momo se adaptaba a todo lo que le dijeran. Si le hacían creer a Momo que aquella sopa estaba hecha por la Omega linda, la de cabellos cortos se la comería toda.

—¿D-De v-v-verdad? ¿T-Tú la-la hic-iste?—

—Sip, yo la hice— La Omega se sentía tan mal por mentirle a Momo, pero lo tenía que hacer.

La más baja le dejó la sopa a un lado de la qué tenía Momo en sus piernas. La mencionada, tomo una cucharada y como si fuera lo más rico del mundo, al momento de probarlo, abrió los ojos como platos y siguió comiendo.

—E-Está m-m-uy b-ueno—

La Omega sonrió ante aquel comentario. Miró a suAlfa con una linda so risa en sus labios, deleitándose con la bella imagen de su pareja comienzo a gusto.

De verdad tenía miedo, miedo a que su Alfa no la pudiera recordar nunca, pues Momo era su todo y no podría vivir sin ella, además de que estaba marcada.

—¡O-ye!— Llamó Momo a la linda Omega,de la cual aún no sabía el nombre.

—Dime, Momo—

—¿A-a ti... De dónde te conozco? J-J-JenJen se-se lleva M-muy Bi-bien C-contigo... Y mis pa-pás t-te quier-en.—

—Eso.....