La Alfa veía confundida a su alrededor, todo era algo desconocido para ella; todo menos sus padres, quienes se encontraban ahí, hablando con un doctor.
La bella chica que los acompañaba le había llamado la atención desde el principio. Tenía el sentimiento de que la conocía, pero no recordaba de dónde, o qué había pasado con ella.
Era tan bonita a los ojos de la Alfa, que no pudo evitar quedarla mirando por un rato.

Y ni hablar de su lobo, quien rogaba a la Alfa estar junto a la chica bonita, pues la necesitaba, y trataba de comunicarse Con el lobo de ella.
Eso le dolía Un poco a Momo, pues, que recuerde, nunca había estado así por alguien.

Un rápido recuerdo llegó a su mente, acompañado de un leve dolor de cabeza.

Momo: ¿Estás segura que aceptará? —Dijo la Alfa un tanto desconfiada—

Nayeon: ¡Claro que aceptará! Y más si la invitas tú, así que ve por ella, tigresa

Eso era un tanto extraño, no recordaba haber pasado aquello; de todos modos, la Alfa recordó haber sentido muchos nervios en aquella ocasión, pero seguía sin saber por qué.

Momo seguía mirando atentamente a la chica bonita, pero se llevó una gran decepción cuando la vio irse. Su lobo la llamaba, era como si no quisiera que se despegase de su lado. No quería verla irse, ni ahora, ni nunca.

-------------------------------------------------

Era muy extraño, la chica nunca creyó que su mayor felicidad sería su peor perdición. Nunca lo creyó de ella. Ahora la chica sería la afectada y no la contraria. Ahora ella sería la que sufriría cada noche. Nunca creyó que la chica de cabello corto fuera tan lejos. Ahora, se quedaría sin pareja predestinada, su destino había cambiado, tal vez para mal, o tal vez para bien. Sólo una cosa podía hacer para recuperarla, pero era arriesgado y casi imposible. Estaba decidido, nunca jamás volvería a tener una pareja destinada... Pero después de la tormenta viene la calma.

----------