Capítulo 43.-
Momo se encontraba guardando sus últimas cosas. Todo lo principal ya estaba en cajas de cartón; Sus padres le daban un vistazo con un sonrisa triste.
Momo por fin se había graduado, y al ya tener 23 años decidió independizarse. Hace unos días había encontrado un buen departamento, en donde ella cabría perfectamente. Si somos sinceros, sus padres -Y más Jimin- no querían que se vaya, pues según ellos "no sería lo mismo". Era difícil para Jimin ver como su pequeña cachorra estaba partiendo de la manada para comenzar su propio camino, y ni hablar de YoonGi, pues ver a su pequeña tan decidida le dolía el alma, incluso a su lobo.
Para los lobos progenitores de la Alfa, Momo seguía siendo un bebé que no podía estar lejos de ellos, para estos apenas había salido del vientre de Jimin y no podía dejarlos, pero su mente humana los hacía volver a la realidad, dándose cuenta de que su hija ya era una mujer y debía comenzar su camino por ella misma.
Y no hablemos de Momo, su lazo familiar le dolía, pero era hora, lo haría tarde o temprano y si lo hacía más tarde, le dolería aún más. Además de que consiguió un empleo coherente a su estudio y no perdió tiempo para pedir trabajo, el cual le aceptaron casi de inmediato. También quería que su Omega no tuviera que estar viendo a sus padres cada vez que la visitaba, pues según ella "era muy infantil". Con su primer sueldo -Y además de sus ahorros- logró comprar un auto, no tan lujoso o de último año, pero un auto era auto, ya no tendría que estar tomando el autobús.
Al terminar de empacar, la Alfa bajó todas sus pertenencias y las metió a aquel auto blanco, para después pasar a la parte más difícil. La despedida.
-¿Estás segura de que te quieres ir, Momori?- Habló el rubio mientras era abrazado por su esposo.
-Aigo~ papá, no quiero ser una molestia para ustedes. ______ me ha estado viniendo a visitar y sé que les parece incómodo.- Respondió la peliazul.
-No, para nada- Habló rápidamente el ojimarrón -Amamos a ______, eso no es un problema, Moguri- Afirmó.
-Papá, papi. Saben que ya tengo 23 años, no puedo vivir con ustedes el resto de mi vida, aunque quisiera- Habló algo triste la Alfa -Desde que tengo 15 años les dije que en cuanto termine mi carrera me mudaría. Pero que viva o no con ustedes no hará que dejen de ser mis padres ¿De acuerdo?. Ahora soy una m-mujer y creo que es... M-momento de dejar el nido-
Y con esa última frase bastó para que Momo comenzara a soltar una que otra lágrima. Realmente no quería dejar a su progenitores, pero era momento. La familia Min se dio un -no último- abrazo. Momo prometió visitarlos siempre que pudiera y sus padres la despidieron con un beso en la frente.
Al ya estar dentro de su auto, la Alfa se limpió el resto de lágrimas que quedaban en sus mejillas y sacó su celular para poder llamar a su amada. Después de dos tonos, la voz de la Omega hizo que una sonrisa tonta apareciera en el rostro de Momo
-Hola, Moguri- Habló primero la castaña -¿Pasa algo?-
-Hola, cariño. Bueno, en sí no pasa nada pero quiero hacerte una pregunta-
-Dime, Momori-
-¿Tienes algo que hacer hoy?- Preguntó Momo casi -casi- mordiéndose las uñas
-Mph, no, íbamos a salir con JungKook, pero vino Tae y salió con él- Contestó divertida y triste a la vez.
-Oh, que mal. Bueno, ¿Qué dices si paso por ti y vamos juntas al departamento?- Y sí, "al" porque Momo consideraba que también sería como un segundo hogar para la Omega.
-Oh, eso sería genial, Moguri, y podríamos cocinar algo para los vecinos- Mencionó emocionada la Omega, casi dando un satito de alegría. Aquel tono que usó la castaña no pudo pasar desapercibido por el bien desarrollado oído de Momo, quien sonrió con ternura.
-Por supuesto que sí, bebé. Entonces, estoy ahí en 30 minutos, ¿Está bien?-
-Está más que bien, unnie, aquí la espero-
-De acuerdo, preciosa, te amo-
-Yo también te amo, nos vemos en un rato, Moguri-
Y ambas colgaron al mismo tiempo, ambas con una tierna sonrisa.
El ambiente era demasiado divertido. Ambas chicas disfrutaban bromeando y cantando en el auto de Momo. Justamente estaban pasando por la radio las canciones favoritas de ambas, no podía ser un mejor
momento.
Al llegar al nuevo apartamento de Momo, trabajadores de ahí se ofrecieron a llevarlo hasta el departamento que le correspondía a la peliazul, a lo cual ella no se negó.
Ya una vez dentro del departamento, Alfa y Omega se pusieron manos a la obra para comenzar a decorar este, mientras escuchaban un poco de música en el acto. Ambas se divertían mientras decoraban aquel departamento, no podía haber algo que lo arruinara, al menos no estando en su burbuja. Podríamos decir que quien las viera, asegurarían que eran una pareja recién casada por lo felices que se veían. Y vaya que ya estaban a unos pasos de serlo, pues en un mes ambas cumplirían 1 año de ser pareja.
Al terminar la decoración, ambas chicas cayeron rendidas en el sillón de la pequeña sala de estar del pequeño departamento, habían decidido darse un descanso antes de comenzar la comida para sus vecinos.
-Amor~- Llamó la Alfa a su novia con un lindo tono de aegyo
-¿Qué pasa, Unnie?- Respondió una enternecida Omega.
-Dame un beso~-
Sólo bastó esa petición para que la Omega muriera de ternura y juntara sus labios con los de su Alfa en un tierno beso.
Después de unos momentos, aquel beso fue subiendo su intensidad, convirtiéndose en un beso tipo francés. En un momento en el que la castaña quería tomar un poco de aire la peliazul aprovecho para meter su lengua en la cavidad bucal de su pareja, dando un recorrido por esta. La Omega tampoco se quedó atrás y comenzó a imitar los movimientos de su novia.
La Alfa -sin intensiones de ir más allá- sentó a horcadas a su pareja en su regazo y comenzó a acariciar su cintura por debajo de su blusa, sacándole uno que otro leve gemido al sentir el tacto de su Alfa directamente en su piel. Al terminar con aquel beso apasionante ambas comenzaron a darse pequeños besos tiernos, tanto en sus rostros como en sus labios para después -por fin- preparar la comida para los nuevos vecinos.
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