33. Veremos quien muere riendo
Nota de autor: El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K Rowling, mientras el fanfic es de Moonsign. Yo solo soy una bella persona que la traduce.
"Todos crecemos con el peso de la historia sobre nosotros
Nuestros ancestros se entrometen en los áticos de nuestros cerebros
Mientras lo hacían en los espirales de cadenas de conocimientos
Ocultas en cada célula de nuestro cuerpo"
Shirley Abbott
SIRIUS:
— Aun no puedo entender el por qué no te presentas conmigo de cazador —James se quejó mientras los cuatro se sentaban en las gradas de Gryffindor a esperar que iniciaran las pruebas para el equipo de Quidditch.
— Yo no quiero ser un cazador —Repitió Sirius. Observó a los estudiantes de otras casas que habían venido a ver las pruebas, sus ojos deteniéndose particularmente en los Slytherin que se burlaban de los Gryffindor sin poder ser atacados debajo de los escudos verdes y plateados en sus gradas.
— Solo quieres ser un golpeador para tener una excusa de poder lanzar cosas pesadas y riesgosas en dirección a la cabeza de los Slytherin sin recibir ningún castigo por ello —Mencionó Remus, levantando la vista de dónde había estado dibujando en un pergamino.
Sirius sonrió, completamente egocéntrico: — Me conoces muy bien, Lunático —Levantó su bate de golpeador— Desearía que empezaran pronto. Detesto quedarme sentando mientras perdemos tiempo en buena planeación de bromas —Bajó la mirada para poder ver a Remus quién había retomado su dibujo— ¿Qué estas planeando, Lunático? Eso no parece tarea ¿Haces un retrato de mí para ayudarte a pasar las largas horas de práctica de Quidditch en dónde no estaré a tu lado?
Remus rodó los ojos: — Sí, eso es precisamente lo que estoy haciendo. No puedo vivir sin la presencia de Sirius Black en mí vida.
— Sabes que es verdad.
— ¿Qué estás haciendo? —Indagó Peter, asomándose sobre el hombro del hombre lobo— Pareciera como si alguien se hubiese embriagado con cócteles cuadrados y rectangulares para luego vomitar sobre tu pergamino.
— Es un mapa, de hecho —Contestó Remus, echándose para atrás y contemplando su trabajo— Dibujo un mapa de Hogwarts. Está un tanto rudo debido a que no tengo todos los cuartos, pero supuse que si marcamos todos los lugares que ya conocemos, podríamos empezar a descubrir los espacios restantes junto con los pasadizos secretos. No funcionaría siempre porque el castillo es mágico, pero reconozco que es una forma más viable que mandar a Filch de cacería por James.
James sacudió su cabeza con admiración: — Tú en verdad eres un genio, Lunático. Yo jamás hubiese pensado en esto.
Sirius sonrió de una forma que logró que el rostro de Remus brillará por el cumplido, aunque agachará la cabeza en signo de modestia: — Así qué ¿Has encontrado alguno? —Preguntó.
— Hay un espacio aquí que creo puede ser la sala común de Hufflepuff. Sabemos que debe estar por alguna parte. Hay otro espacio enorme aquí que podría ser una forma de acortar camino desde Transformaciones hasta el Gran Comedor —Remus señaló las áreas en el mapa mientras los otros miraban sobre sus hombros.
— Asombroso —Afirmó Sirius, contemplando con delicia todas las travesuras que podrían realizar si conocían el castillo mejor que nadie— Ya descubriste dos sin ni siquiera levantarte de esa silla.
Remus sonrió: — Bueno, alguien debe ser el cerebro en nuestra imagen.
— Sería brillante el que pudiésemos encantar el mapa de forma que nos advierta si hubiesen profesores cerca —Mencionó James, sus ojos nublándose ante el pensamiento— Con eso, y mi capa de invisibilidad, solo piensen en todas las bromas que podríamos hacer.
Fueron interrumpidas por la voz magnificada del capitán del equipo de Gryffindor, Alan Terrant haciendo eco alrededor del campo: — ¡Todos los que aspiran para el equipo favor alinearse en el campo de Quidditch!
Sirius y James se pusieron de pie: — Deséennos suerte, chicos —Pidió Sirius.
— No es como si la necesitaran —Respondió Peter— Todos saben que son los mejores de nuestro año. Y he oído que los de quinto año no son tan buenos igualmente.
Resultó que Peter no estaba tan equivocado. Muchos de los alumnos que aspiraban al equipo ese año eran, dichos de mejor forma, mediocres. Mientras Sirius esperaba por su turno, podía ver los rostros de los miembros actuales del equipo volviéndose cada vez más desesperados con cada nueva esperanza. Cuando sonó el nombre de James, se giró y le dio un guiño a Sirius antes de levantarse del suelo.
Sirius siempre había sabido que su mejor amigo podía volar, pero nunca había visto a James jugando tan bien como aquel día. El chico de cabellos desordenados parecía haber nacido sobre una escoba. Bloqueó y esquivó las bludgers con la quaffle en su mano antes de girar alrededor y tirar con gracia. La pelota roja voló en dirección a los puestos de gol y la hizo pasar antes de que el guardián pudiera hacer algo.
Sirius pudo oír los gritos rugiendo de las gradas de Gryffindor y se giró para ver a Remus y Peter de pie aplaudiendo fuertemente. El rostro de Peter brillaba con el tipo de admiración heroica a la vez que veía a James hacer un doble giro de victoria en el aire mientras Remus, quien aparentemente sintió la mirada de Sirius sobre él, lo miró y volteó los ojos, señalando a Peter con su pulgar. Sirius rió y sacudió la cabeza.
El nombre de Sirius fue llamado a continuación y él subió a su escoba y emprendió vuelo, deseando que su turno no hubiese sido después de James. La actuación de su amigo sería un acto muy difícil de seguir.
Resultó que no debió preocuparse. El equipo actual de Gryffindor era bastante lento y Sirius no tuvo ningún problema en esquivar las bludgers que le tiraron mientras las mandaba en su camino para tirarlos de sus escobas.
"Toma esto mamá" Pensó orgulloso, mientras volaba alrededor del mundo que exclamaba abajo. Posiblemente no tan fuerte como por James, pero muy cercanos. "Puedo ser un éxito sin importar lo que tú creas"
Aterrizó y fue noqueado por un impresionado James: — ¡Estuvimos brillantes, amigo! —Exclamó— ¡No hay forma de que no nos dejen entrar al equipo!
— No lo sé —Dijo la seca voz de Remus atrás— Si su ego crece un poco más será lo suficientemente pesado como para mantenerlos en el suelo.
James boqueó indignado.
— Solo bromeo —Explicó Remus, agitando el cabello de James— Estuvieron brillantes. Los dos —Giró y envolvió a Sirius en un abrazo bastante rápido que le dejó con un aroma otoñal mientras se alejaba.
— Ustedes en verdad lo fueron —Corroboró Peter, viendo a James con admiración.
— Creo que ahora le gustas a Peter, amigo —Molestó Sirius, quien se agachó para evitar el puño que le lanzó el muchacho gordito.
— ¡No lo hago! —Gritó, sonrojándose— No seas asqueroso.
— No estoy tan mal —Protestó James.
— Estoy seguro que Evans desearía mostrar su desacuerdo.
— Hablando de gustos —Remus empezó— Deberían haber visto el número de chicas que casi se desmayan de delicia al verlos ahí arriba. Yo tendría cuidado con Rosemary Turnabout, Sirius. Ella demuestra algunas tendencias de acosadora.
— ¿Enserio? —Sirius subió la mirada para buscar a la chica— ¿Ella gusta de mí?
— Todas las chicas gustan de ti, Sirius —Repuso James— Pensé que sabías eso.
— Yo no pensaba que fuera un gusto de verdad —Reclamó Sirius— No del tipo gusto ir-a-Hogsmeade-en-una-cita.
— ¿Hay otro tipo? —Preguntó James.
— Claro que lo hay —Contestó Sirius, asumiendo una expresión de superioridad—Está el Solo-creo-que-eres-atractivo-pero-no-quiero-salir-contigo tipo de gusto. Y el Me-gustas-pero-soy-muy-cobarde-para-admitirlo tipo de gusto. Ese es el que tienes con Evans.
— Por última vez, no me gusta Evans —Protestó James.
— ¡Ahí tienes! —Anunció Sirius triunfante— Ni siquiera puedes admitirlo.
— Eso es debido a que ella no me gusta. Solo pienso que es linda.
— ¡Chicos! —Remus interrumpió. Todos voltearon a mirarlo— Solo vayan a cambiarse, quieren. Vámonos, Pete.
Los dos se dirigieron al sauce cerca al lago para esperar por sus amigos mientras James y Sirius iban a cambiarse en los vestidores, aun discutiendo.
— ¿Potter, Black? —Giraron para encontrarse a Alan Terrant luciendo victorioso tras ellos— Están en el equipo —El capitán del equipo de Gryffindor fue recibido por dos sonrisas Merodeadoras idénticas y lució preocupado— No bromas al equipo —Añadió— Ya estamos lo suficientemente mal sin su ayuda.
— ¡Nunca lo haríamos! —James jadeó como si Terrant hubiese sugerido que dejaran caer una bomba fétida en el funeral de su mamá— ¡Esto es Quidditch!
Terrant se relajó y sonrió: — Con ustedes en el equipo, podríamos salir de nuestra racha perdedora este año.
— ¡Lo haremos! —Sirius prometió fervientemente— No habrá un solo miembro del equipo de Slytherin que no tenga moretones después de que acabe con ellos.
Sirius terminó de cambiarse antes que James y salió de los vestuarios para ir a encontrarse con Remus y Peter. Estaba tan perdido en sus sueños diurnos sobre ganar invictos la copa de Quidditch que saltó con sorpresa cuando alguien le tocó el hombro. Observó y su rostro se rompió en una sonrisa al ver a Regulus parado detrás de él.
— Solo quería decir bien hecho —Le dijo Regulus, sonriéndole después de años— Volaste muy bien hoy. Por una vez estaba feliz de admitir tener un hermano idiota y Gryffindor.
Sirius sonrió de regreso, sintiendo su corazón salirse de su pecho: — Gracias, Reg —Respondió— Yo en verdad...
— ¡Regulus Black!
Ambos hermanos vieron a Bellatrix acercándose, Lestrange y Rosier caminando detrás de ella mientras lucían resignados.
— ¿Qué? —Regulus demandó en una voz que debería haber sido desafiadora, pero parecía más cerca a ser aterrada.
— ¿Qué te habíamos advertido sobre acercarte al traidor a la sangre?
— ¡Puede acercarse a quién le dé la gana! —Sirius bramó— No te pertenece solo por ser de tu casa.
Bellatrix le hizo una mueca: — No me hables asqueroso amante de los sangres sucias. Regulus, te prohíbo hablarle. Ya sabes que te sucederá si lo haces.
— ¿Qué? —Sirius miró a Regulus con alarma cuando su rostro se puso pálido— Reg, ¿De qué está hablando?
— Vamos, Regulus —Bellatrix llamó, su voz asquerosamente dulce— ¿Qué más hace él por ti aparte de meterte en problemas? ¿Con quién prefieres estar? ¿Tú casa y familia, o ese desagradable traidor a la sangre a quien llamas hermano?
Regulus parecía a punto de romper en llanto a la vez que su mirada pasaba desesperadamente entre Sirius y el grupo de Slytherins.
— ¡Escoge pequeño imbécil!
Sirius sentía romperse su corazón mientras Regulus continuaba dudando: — Por favor, Reg —Susurró.
Regulus encontró su mirada aterrorizada de ojos grises con los de Sirius y este vio en ellos derrota. Vio cómo su hermanito daba media vuelta en sus talones y se alejaba de él sin ni siquiera darle una última mirada.
— Ya vez —Bellatrix se mofó de él— Incluso tu propio hermano no puede tolerar estar cerca de ti. Hiciste tu propia tumba, Sirius Black. Mucho Slytherin para un Gryffindor. Mucho Gryffindor para ser un Slytherin.
La mirada de Sirius se detuvo en el vestidor dónde James probablemente todavía trataba de aplastarse el cabello frente a un espejo.
La risa estridente de Bellatrix atrajo su atención de regreso: — ¿Él? ¿Potter? Solo se hizo tu amigo para tomar venganza contra los Black. No piensas que en verdad te quiere, ¿O sí? ¿Y esos otros perdedores con los que te juntas? ¿El niño gordo y el sabelotodo? Solo se quedan por Potter. ¿No me crees? Ya verás, traidor a la sangre. Un día estarás arrepentido de haberte hecho su amigo. Un día te darán la espalda y permitirán que te pudras solo y tu familia no vendrá ni una sola vez, porque nos has traicionado.
— ¡Maldita vaca desgraciada, Bellatrix! —Sirius siseó, el dolor y la traición llenando su voz con veneno— ¡Tú no sabes que es tener amigos, solo seguidores que tienen miedo de desobedecerte! ¡Tú serás quien se pudra en Azkaban un día, y cuando ese momento llegué, yo estaré afuera con mis amigos riéndonos de ti!
Bellatrix se rompió en carcajadas, sonando más que un poco demente mientras señalaba la dirección que Regulus había tomado: — Ya veremos quien muere riendo, primito. Solo espera.
Ella dio media vuelta y se fue, siguiendo el camino de regreso al colegio acompañada muy de cerca por Lestrange y Rosier. Sirius fue dejado solo, sus puños apretados a su lado y su cuerpo temblando. Saltó violentamente cuando sintió una mano en su espalda y notó que Remus estaba detrás de él luciendo pálido y sorprendido.
— ¿Ella es parte de tu familia? —Preguntó, mirando a Bellatrix con horror. La capa de invisibilidad de James estaba aferrada con su mano derecha. Sirius la miró afiladamente.
— Sip. Esos son los Black para que veas. Puedo comprender que ansiabas una introducción.
— Se veía privado —Contestó Remus, sonrojándose un poco con vergüenza— No quería interferir, pero si quería estar por si me necesitabas.
— Si quería que los golpearas por mí, si así te lo pedía yo —Sirius tradujo agriamente.
— Si tenía que hacerlo. Esa Bellatrix es malvada. ¿Por qué tu familia no la ha desheredado?
— ¿Desheredarla? —Sirius se burló, sin darse cuenta de lo mucho que se parecía a Bellatrix al hacerlo— Mi familia la ama. Ella es tu prototipo de Black. Ella es todo lo que un Black debe aspirar a ser. Ella y Regulus una vez termine de intoxicarlo —Sirius suspiró, alejando su mirada de Remus y dirigiéndola en la dirección que Regulus había tomado— Yo no bromeaba cuando decía que era la oveja blanca de la familia Black. Hemos sido oscuros por generaciones. Y no muy arriba en la escala de sanidad mental tampoco. Todo el incesto, ya sabes.
Remus tembló y puso una mano sobre el brazo de Sirius: — Tú no eres como ellos, Sirius —Sirius soltó una risotada y Remus apretó aún más su agarre— ¡No lo eres!
— Vámonos —Interrumpió Sirius, bajando su mano y quitando delicadamente la de Remus— Veamos en qué se ha metido James.
Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
— No creo que deberíamos contarle todavía —Anunció James. Remus estaba leyendo en la biblioteca así que los tres habían tomado la oportunidad para tener una reunión Merodeadora sobre "Operación Animago" en el dormitorio— Ya saben cómo es con las normas y esas cosas algunas veces. Y estas no son solo reglas de la escuela. Es la ley lo que estamos rompiendo. Yo digo que esperemos hasta que sea demasiado tarde para que él nos detenga.
— Ya sé a qué te refieres —Añadió Peter— Pero algunos hechizos van a ser bastante difíciles y tal vez necesitemos su ayuda. Hemos tenido prácticamente todo un año para buscar y todavía no tenemos nada. Yo apuesto a que él pondría sus manos en el libro correcto en cuestión de segundos.
— Apoyo a James en esto —Dijo Sirius, imaginando la reacción de Remus si le contaban lo que estaban planeando— Él y yo somos muy buenos en pociones y hechizos también, y ya estamos mejorando en cuestiones de búsqueda. Si le decimos a Lunático, probablemente esconderá todos los libros sobre animagos que hay en la biblioteca solo para que no podamos hacerlo.
— Sí —James se acostó sobre su espalda y se quedó mirando el dosel de la cama— ¿Cómo vamos a hacerlo sin que él se entere? No podemos seguir yendo tan lento como el año pasado. Ahora que ya no tenemos detención todas las noches, necesitamos seguir buscando.
— Tendremos que tomar turnos —Propuso Sirius— Cuando uno de nosotros este libre, va a la biblioteca y recolecta información. También tendremos los días de luna llena o como estos en los que él está por su cuenta.
— Será difícil —Peter empezó con duda— Saben lo observador que es.
— Debemos tratar.
Los tres se quedaron sentados y en silencio por unos momentos, luego Sirius dijo: — Debe ser horrible. Ya saben, tener que pasar por esto cada cuatro semanas. No sé cómo lo hace. Yo me habría rendido hace tiempo.
— Remus jamás se rendirá —Afirmó James con gran certeza.
— No lo sé —Repuso Sirius— Aquella navidad con su papá. Creo que fue algo muy parecido. Lo escuché soñando la otra noche cuando fui al baño. Estaba gimiendo y chillando cual animal moribundo. En verdad no sonaba para nada humano. Y solo decía "¡Llámalos papá! Ya no me importa. Solo llámalos o hazlo tú mismo. Por favor, ya no me importa, solo hazlo tú mismo".
James y Peter lucían enfermos: — Merlín, ¿Hablas en serio? —Preguntó James.
Sirius ni siquiera consideró en lanzar la broma sobre su nombre: — Sí. Fue muy malo. Es por eso que debemos hacer esto. No creo que sea fácil para él ponerse tan herido y desesperado, pero todos tenemos nuestro punto de quiebre.
— ¿Qué hiciste? —James curioseó— ¿Cuándo lo escuchaste tener ese sueño?
— No quería despertarlo —Contó Sirius— Pensé que eso lo haría avergonzarse. Así que, fui y me senté a su lado y puse mi mano en su espalda. Creo que me olió, porque dijo "Sirius" e inmediatamente se calmó.
James giró la cabeza en acto pensativo, pero no comentó nada.
— ¿Cuánto falta para la luna llena? —Peter miraba por la ventana— Quiero empezar a buscar esos libros tan pronto como sea posible.
— Unas cuantas semanas —Contestó Sirius— Todavía hay tiempo.
Peter suspiró y se apartó de la ventana: — Pobre Remus —Se sentó al final de su cama y meció sus piernas lentamente. Al final se levantó— Iré a buscar un poco de comida a las cocinas. ¿Quiere algo?
— Sí, está bien —Respondió James. Sirius asintió y el Merodeador gordito salió del cuarto.
Sirius se levantó y fue a la ventana también, sentándose en la cornisa y mirando a la luna creciente.
— Remus me contó lo de tú prima. Bellatrix —Sirius se tensó ante el comentario de James, pero no se giró. Deseaba más que nada el que Remus hubiese mantenido la boca cerrada. No quería hablar al respecto— ¿En verdad son tan malos? —James le preguntó suavemente— Siempre pensé que mi familia exageraba, porque los Black y los Potter han sido enemigos por mucho tiempo.
— Está bien —Respondió Sirius, deseando que su amigo abandonará el tema— Ya estoy acostumbrado.
— Esa no fue mi pregunta.
— Yo no quiero hablar sobre ello.
James se quedó en silencio unos segundos. Sirius lo escuchaba golpetear con las uñas uno de los postes de la cama: — Ya sabes que no es cierto —Exclamó James de repente— Lo que te dijo Bellatrix. Yo no me hice tu amigo solo para darle un golpe bajo a tú familia.
— Lo sé —Le aseguró Sirius, pretendiendo que la pizca de duda que le implantó Bellatrix no se desvanecía.
— Eres mi mejor amigo —Continuó James— Desde el inicio. No quisiera que fuera otra persona.
Sirius miró sobre su hombro y notó que los ojos avellana de James estaban fijos en él: — Igual yo, amigo.
— Y si... —James dudó, buscando las palabras indicadas— Si tú, ya sabes, necesitas irte. Si se vuelve demasiado o te echan, puedes venir a vivir conmigo. Mis padres ya me lo dijeron. Mamá te agarró mucho cariño.
Sirius no sabía si debía sonreír con agrado o llorar. Se preguntó cómo pudo dudar de su amigo. James podía ser algunas veces rudo y brusco, pero también era todo lo que pedía Gryffindor. Valiente, noble y ferozmente leal a sus amigos.
— Gracias —Sirius murmuró— Pero en verdad estoy bien, para que sepas. Estoy acostumbrado a ellos.
Ambos vieron a la puerta cuando se abrió y Remus entró, cargando una habitual pila de libros.
— ¿Todo bien, chicos? —Preguntó, bostezando y dejando los libros en su cama. Miró a Sirius y frunció el ceño con preocupación— ¿Estás bien, Sirius?
— Por supuesto, Lunático.
Los ojos ambarinos de Remus pasaron a James y Sirius vio que pasó algo entre ellos. Se preguntó que tanto habían hablado sobre él y decidió ocultar mejor sus problemas familiares. Remus tenía suficiente para preocuparse para que se pusiera los problemas de sus amigos encima.
Fue una sombra inusual la que acompañó a los cuatro Merodeadores a la cama aquella noche, siendo observados por la luna creciente que coronaba el cielo oscuro por la ventana.
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