24. Conveniencia.
—Desde ahora en más seremos una empresa transparente, no aceptaremos la corrupción bajo ningún término. —Decía Martín al micrófono en una conferencia de prensa dentro de su edificio, los reporteros levantaban sus manos haciéndole múltiples de preguntas.
—Mi hijo llevará esta empresa más lejos de lo que yo la he llevado, y sé que lo hará respetando cada una de las leyes que en este país rigen. —Agregó su padre que se encontraba sentado a su lado, Martín sonrió agradecido con sus palabras, y agradecido a la vida por aún tenerlo con él.
La conferencia se dio por finalizada, los reporteros quedaron bastante satisfechos, al menos redactarían buenos artículos para los diarios nacionales y otros para revistas de economía; aunque uno de ellos se concentró en escribir más de la vida personal del nuevo presidente la compañía Hernández, así que en la mañana del otro día, un colorado Manuel leyó la tapa de la revista Rumbos que decía: "un amor de telenovela, el presidente más joven de una multinacional argentina renueva matrimonio con su pareja por conveniencia. ¿El amor verdadero ha florecido entre ellos?"
—¿Por qué esto tiene que estar acá, weón? —Cuestionaba avergonzado el chileno ocultándose entre los brazos de su actual y futuro esposo.
—Ya sabes cómo son, les encanta meterse en la vida privada de la gente con más plata. —Le dijo acariciando su cabello, se separaron un poco para encontrar sus bocas y regalarse un lento y suave beso.
—Dejen de chapar, tenemos ir comprar las sidras para esta noche. —Decía su primo cordobés entrando a la cocina dándoles un sobre salto a la pareja. —¿Te vas a casar de nuevo para tu cumpleaños? —Agregó observando la tapa de aquella revista de farándula Argentina.
—No, dos días después, el 16 de enero. —Respondió el rubio buscando las llaves de su auto, en eso entró su hijo en brazos de su primo Marcos, a quien miró sin mucho agrado, se había enterado de la confesión que le había hecho a su chileno y de que había sido él quien compró acciones de la compañía González en nombre de Manuel, no lo mato por respeto a su pareja y a Daniel.
—Ah! Culiao, olvidate lo que sabes, somo' una familia, loco. —Acotó el pelinegro notando el ambiente entre los primos, ya que también estaba enterado del asunto por el mismo Martín. —Además ya sale con alguien, boludo. —Agregó tirándole un repasador por la cabeza.
—No digas malas palabras, no hay que decir malas palabras. —Lo regañó el pequeño Lucas con su voz angelical señalándolo con su dedo y sus ojos afilados, todos murieron de ternura y le dieron la razón riendo, sin duda alguna era la pequeña luz de todos y el peor de los consentido.
Año nuevo pasó con la familia reunida, y brindaron por el cese de los constantes problemas, y especialmente brindaron por el adiós a los malos recuerdos. Era tiempo de nuevas vidas, el dolor, la angustia, la bronca y otros sentimientos dejaban ir en los globos de papel que soltaron hacia el cielo nocturno vestido de hermosos colores artificiales.
Martín abrazó a su chileno con fuerza, gracias a él había recuperado esa sonrisa sincera que perdió de tan joven, y aún lo era, así que tenía toda una vida por delante para enterrar por completo el pasado. No necesitaba más de la vida, con Manuel y su hijo ya tenía el cielo ganado, ahora solo preocuparía por vivir cada día como si fuera el último, quería morir sin ningún arrepentimiento.
Dos años después...
Manuel se encontraba en la facultad más importante de cine y televisión, y por la misma fama del lugar, una gran empresa de películas independientes se había presentado buscando nuevos talentos para darles su primera experiencia trabajo en el rubro. El chileno había tenido la suerte de quedar entre los seleccionados con el video de su renovación de votos, lo había editado como final de telenovela de la tarde de esas que las viejas veían tomando mates y comiendo bizcochitos de grasa.
En el video se podía apreciar a Manuel y a Martin tomados de la manos ambos con trajes negros impecables, un juez de paz delante de ellos que realizaba aquella tan importante pregunta que la primera vez ignoraron y ni siquiera le dieron la importancia que se merecía. Ahora mientras sus ojos brillaban mirándose el uno al otro, respondieron con una sonrisa un firme "si, acepto" y sus bocas se unieron en un casto beso, para luego salir del altar corriendo mientras le tiraban arroz a puñados.
El castaño nervioso caminaba detrás del asistente del director de cine al que serviría como asistente de cámara, se encontraban en una casa abandonada en muy mal estado, ya que filmarían un thriller independiente, y aquel escenario sería el refugio del personaje psicópata de la tira que también era el protagonista. Y al chileno le encantaba aquel género, así que más emocionado se encontraba; ni siquiera podía ocultar la sonrisa que iba dibujada en su rostro, ya quería salir corriendo a contarle a Martín y a su hijo todo lo que había conocido ese día.
—Gaspar... el asistente estudiante que tendrás estos tres meses. —Le avisó el asistente al director que se encontraba revisando el guion de espalda a ellos, al oírlo se dio la vuelta encontrándose con Manuel, quien quedo helado viendo el notable y llamativo parecido entre ambos.
—Hola... po... ¿tai listo cabro? —Habló nervioso el director de notable nacionalidad chilena. —Ya, weón.... Ve a ver al elenco... —Le dijo a su asistente, quien nunca lo había visto tan nervioso como en ese momento, incluso su labio inferior le temblaba.
—¿Qué... qué le sucede? —Cuestionó Manuel mirando para cualquier otro lado, no quería mirar a los ojos del director que tenían incluso hasta su mismo brillo.
—¿Tu eri... Manuel? —Preguntó el hombre con ojos vidriosos, Manuel elevó su mirada sorprendido y casi asustado, asintió lentamente en respuesta y antes de poder pronunciar alguna palabra, el director lo abrazó con fuerza y rompió en llanto sobre su hombro.
—Mi bebé... dios... eres mi hijo... lo que sea que este allá arriba me cumplió mi deseo de verte... —Decía en medio de sus sollozos y en medio de los múltiples besos que dejaba sobre sus cabellos.
Manuel estaba anonadado, pero al procesar una parte de lo que estaba pasando, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras lo abraza con fuerza susurrando "papá"". El chileno creía que tenía la vida completa, pero recién ahora se sentía completo de verdad. Si había un padre que lo extrañaba y que lloraba por él, jamás se había sentido más amado que en ese momento, que en ese instante...
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Marcos se observó por cuarta vez en el espejo para asegurarse que estaba bien, su primo cordobés con su pequeña bebé en brazos rodaba los ojos diciéndole por novena vez que estaba bien, que el traje negro le calzaba perfecto. El rubio suspiró y asintió aún no muy convencido del todo, pero ya se le haría tarde sino comenzaba de una vez. Tomó el enorme ramo de rosas blancas sobre su escritorio y bajó hasta la entrada de su empresa donde violinistas esperaban por la señal para comenzar a tocar.
—Sos de hablar de poco, pero deci bien las cosas, pelotudo. —Le dijo su primo antes de irse a un costado para no molestar en la escena de película romántica de adolescentes que se iba a dar unos minutos.
—Te va ir bien, perri. —Lo alentó el esposo chileno del cordobés con una gran sonrisa, apoyó ambas manos en sus hombros y lo atrajo hacia él para darle un sonoro beso en la mejilla y finalmente, irse con su pelinegro.
Los violines empezaron hacerse oír apenas un paraguayo de ojos verdes y cabello castaño ondulado cruzó la puerta principal de la imponente empresa "Vaillolet", cual se encontraba dominando el mercado en su rubro. Y Daniel de Irala era su principal modelo publicitario, por el cual la compañía había aumentado en un 40% sus ventas, al parecer gracias a él los hombres se habían animado a convertirse en unos consumidores compulsivos de productos de belleza.
—¿Qué pio pasa acá? —Cuestionó confundido observando a los jóvenes violinistas, abultó ligeramente sus labios, y se giró para ir en busca del dueño de aquella empresa y de su corazón, pero eso no fue necesario, porque Marcos se encontraba caminando hacia él con aquellas flores que tanto le encantaban.
—Mi manzanita... —Lo llamó del modo cariñoso como solía referirse a él en la intimidad. —Tengo algo que preguntarte. —Dijo arrodillándose en frente de él, Daniel estaba simplemente petrificado no creyendo que todo aquello fuera real.
Marcos dejó a un lado el ramo y del bolsillo de su saco tomó una pequeña cajita en forma de manzana cubierta de terciopelo, la abrió y dentro de ella se encontraban unas alianzas de oro de corte italiano, el paraguayo se cubrió la boca tratando de contener las lágrimas que ya se habían escapado de sus ojos, sentía el corazón acelerarse y sus manos sudar, se volvía gelatina y no podía mantenerse parado.
—¡Si! —Exclamó antes de permitirle a su novio hacerle la pregunta que estaban esperando todos los presentes.
—Pero... —Marcos sintió que todas las horas que había practicado aquella simple pregunta se habían ido al tacho de basura en un segundo, pero no le importó y sonrió parándose para abrazar con fuerza a su ahora prometido.
Al separarse se miraron completamente enamorados, ahora no había ninguna duda de que Marcos solo tenía lugar para Daniel en su corazón. Un delicado beso selló aquel momento entre ellos, y ni siquiera se dieron cuenta de toda la gente que los estaba aplaudiendo a su alrededor, solo podía verse al uno al otro y pensar en toda la vida que les quedaba por compartir.
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Francisco Javier recién había llegado a su casa luego de aquel romántico momento ajeno, aún tenía una sonrisa en su rostro y su sonrisa se ensanchó al ver como el hombre de su vida dejaba a la bebé de ambos en su preciosa cuna rosada. No pudo resistirse a lo hermoso de la escena, y se acercó sin hacer ruido y le abrazó por detrás dejando múltiples besos por sus hombros y espalda.
—Tenemos una nena preciosa. —Declaró cerrando sus ojos sin la más mínima intención de liberar a su marido de sus brazos. —Te amo... —Agregó en un susurró.
Jeremías se soltó de su agarre y se dio la vuelta para tomar su cintura y dejar incontables besos por todo su rostro, y terminar con un apasionado beso en sus labios, por el cual tuvieron que irse a su propia habitación y dejar a su niña durmiendo tranquilamente; aún les costaba creer que el CENAF les había otorgado a una bebé para adoptar a solo tres meses de hacer los papeles para postulante, tal vez había sido demasiada suerte.
El cordobés quedó contra el colchón y su esposo se sentó sobre su pelvis, y moviendo sus caderas hacia adelante y hacia atrás en constante vaivén, despeinaba sus rulos que hacían al pelinegro babear, ya que amaba verlos desordenados y acariciando el delicado rostro del rubio chileno. Las mechas color morado acentuaban sus labios, cada día era más hermoso a ojos del argentino.
—¿Hace cinco años atrás te imaginabas que íbamos a terminar así? —Cuestionó con voz suave el cordobés mientras sus manos acariciaban los muslos tan irresistibles de su pareja.
—Supongo que de algún modo lo sospeché cuando empezaste acorralarme contra cualquier cosa que me impidiera escaparme de ti, weón lindo. —Respondió deteniendo sus movimientos para comenzar a desabrochar la camisa negra ajena.
—Culiao... cuando vi tu culo solo pensé que quería partírtelo en ocho. —Confesó divertido recordando su primer pensamiento al ver al rubio caminar hacia la oficina de su padre.
Francisco se excitó aún más al recordar y ver ahí mismo la mirada de hambre que siempre tenía el pelinegro sobre él, se sentía bien poder seguir provocando lo mismo en él tras cinco años. Si se agachaba seguía sintiendo como el mayor babeaba por él, y cuando estaban solos en la cocina continuaba apretando sus glúteos y besando su cuello como cuando eran novios.
No hablaron de más nada, y una vez se entregaron el uno al otro en cuerpo y alma como si fuera la primera vez.
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Martín se encontraba con su computador revisando algunos contratos con otras empresas y uno que otro asiento del mes, todo los números coincidían perfectamente, incluso en los ajustes no había ni un cero de menos o de más, ahora trabajaba tranquilo, sin temer de las inspecciones de la AFIP. Pero comenzaba a cansarse, así que dejo la computadora portátil de lado, y al ver a Manuel pasar, tiró de su camisa para sentarlo en su regazo y tomar sus labios sin darle tiempo a siquiera reaccionar.
—Weón... no hagai eso, me dan ganas de montarte. —Decía el castaño chileno con sus labios mojados por la saliva ajena y sus mejillas coloradas. —Puede venir Lu y mi padre en cualquier momento. —Agregó tratando de quitarse la mano del rubio que apretaba uno de sus glúteos.
—Que sincero que estamos, che. —Dijo el rubio rozando su nariz en el sensible cuello ajeno que aún tenía las marcas rojas que había dejado la noche anterior. —Te amo... —Susurró llegando a su oído.
—Te amo más, rucio... —Respondió con la voz algo débil a causa de las grandes manos de su marido que no dejaban de moverse por su cuerpo.
—Cuando tenías la libertad de elegir qué hacer con tu vida, ¿qué te hizo quedarte a mi lado? ¿Qué te hizo quedarte conmigo desde el principio? —Cuestionó de pronto mirándole a los ojos. —Creo que nunca te lo había preguntado. —Agregó abrazando con cariño el torso de su precioso esposo.
Manuel pensó un rato en que responder mientras acariciaba las mejillas blancas de su rubio, de pronto las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba, sus ojos se cristalizaron y apoyó su frente en la ajena. Martín preocupado lo abrazó con más fuerza, el chileno negó suave para que supiera que estaba bien y cerró sus ojos tras un relajante suspiro. Hoy en día no necesitaban hablar para entenderse, ellos se conocían el uno al otro mejor que así mismos.
—Porque me trataste bien... esto era un matrimonio por conveniencia, pudiste ignorarme, tratarme como un simple objeto, así como todos me trataban. Pero vos tomaste mi mano y con tus hermosos ojos verdes me dijiste que ahora era parte de tu familia y que me cuidarías, eso fue mucho para mí... —Decía dejando caer algunas lágrimas de sus ojos.
—Mi vida... —Susurró Martín tomando el rostro de su amado para secar sus lágrimas con sus pulgares.
—Te puedo asegurar que nunca se me cruzó por la cabeza alejarme de ti, siempre había estado solo hasta conocerte, me hubiera quedado a tu lado aunque sea como un hermano menor o un simple amigo, pero yo no quería alejarme de la única persona que me preguntó sinceramente si me encontraba bien. —Continuó no pudiendo contener ese sollozo dentro suyo, pero no era de tristeza ni nostalgia, era de felicidad, aún cada mañana le costaba creer que estaba abrazado a la persona que amaba y cual le había dado una familia preciosa que lo llenaba de amor día tras día.
—Aunque no hubiera sido por conveniencia... creo que estábamos destinados a encontrarnos, de algún modo te hubiera conocido. —Dijo con seguridad Martín antes de tomar un lento y casto beso de los cerezos de aquella persona que le dijo dos veces "si" frente a un juez de paz.
—Te amo mucho, Martín... eri mi cielo... mi todo... —Decía con la sonrisa más brillante que podía dedicarle mientras sus lágrimas de felicidad continuaban haciéndose camino por las mejillas que llenó de besos el rubio hasta borrar el paso de ellas por allí.
Se quedaron abrazados hasta que escucharon la puerta principal abrirse, a los gritos entró su pequeño no tan pequeño ahora, con sus sietes años ya entrenaba en River, uno de los mejores equipos de Argentina. Detrás de él venía su abuelo, quien corrió hacia Manuel al ver su rostro mojado y lo arrebató de los brazos de su yerno, Lucas ladeó su cabeza sin entender mucho, y abrazó a su padre para que no sintiera solo.
Luego de explicarle al padre de Manuel que lloraba de felicidad y de que Lucas se diera un baño, se sentaron a la mesa para comer las pastas que tanto le gustaban al argentino acompañadas de un fino vino mendocino, esos de sus favoritos también; y entonces fue Manuel quien alzó la copa para decir:
—Un brindis por los buenos matrimonios por conveniencia.
FIN.
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Nota: Y bueno, hasta acá ha llegado esto. Espero el final haya sido de su agrado tanto como toda la historia en sí <3 Les agradezco muchísimo todo el apoyo que me han dado hasta este momento!!! Gracias por cada comentario y voto, perdón por no responder a todos. :c
Por favor, dejadme aquí su comentario de que les ha parecido esto, prometo responder a todo <3
Chau, gracias por todo <3 <3 <3
(Por fa, dale una oportunidad a BLINDMATCH!, encontrarán dicha novela en mi perfil!)
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