Capítulo 6

La ignoro y voy a recoger mis cosas a mi cuarto. Busco mi maleta y la abro. Meto toda mi ropa allí, la que no es mucha, así que entra toda, incluidos los zapatos. Agarro un pequeño estuche, el que contiene maquillaje y lo pongo dentro. No tengo un estuche para mis accesorios, pero tenía 2 para el instituto, los que estaban medio vacíos, por lo tanto pongo el contenido de uno dentro del otro, así queda uno vacío y de esta manera puedo usarlo para mis accesorios. La maleta está llena, pero aún faltan mis libros, que no son muchos, solo 10 y como mi mochila del instituto está vacía, ya que los libros y cuadernos se quedan allá, pongo dentro mis libros y estoy lista. El Edificio Gubernamental queda a media hora de aquí, y como llevo maletas, prefiero llamar un taxi. Mientras llega, me despido de mi tía con un gigantesco abrazo y Marcela dice que está feliz de que al fin me vaya. No le hago caso y le digo a mi tía que estaré bien, mientras esta llora. Me voy de allí en cuanto llega el taxi. Me dirijo al Edificio Gubernamental. Llego. Supuestamente el encargado de mi "Ceremonia de los 18" debió de haber informado que hay una nueva concejal para el hijo del presidente, así que deberían de estar esperándome. Entro. Ahí lo veo. Sentado en el vestíbulo. Marcos Harrison. Llamado el "Presidente Júnior " por algunos. Es guapo, la verdad. Se ve bien de cerca. Pero no, no puedo fijarme en el, aunque me convenga, es el hijo del presidente, debe de ser igual a su padre. Notan mi presencia y me saludan.
-Hola, tú debes ser Elena- me dice Marcos.
-Si, soy yo, tú nueva concejal- respondo, sonriendo.
-Bueno, supongo que debes estar cansada, yo pase por mi Ceremonia de los 18 hace 6 meses y es un poco dura, con todo esto de las preguntas y el examen. La señora Red puede llevarte a tu cuarto.
-Gracias, la verdad no estoy cansada, pero acepto la oferta, debo dejar mi maleta.
-Bien. Señora Red- dice, llamando a alguien, supongo, la encargada del servicio-, por favor, lleve a la señorita Port a su cuarto.
-Está bien, señor Harrison- responde una señora de mediana edad, unos 40, creo. -Venga por aquí, señorita Port.
La sigo por los pasillos. Estoy en el Edificio Gubernamental, lugar donde viven los presidentes y sus familias, pero yo diría que esto, más que una presidencia, parece un reinado. No se cambia de presidente hasta que este muera. Pero cuando está en una mediana edad, entre 40 y 50 años, se busca a alguien que pueda aprender de él, que siga a sus pasos. La verdad es que esta vez sucedió algo distinto, me han dicho que nunca un hijo de presidente fue su aprendiz, ya que esto se elige en su ceremonia y, aunque lo intenten, siempre se ponen tan nerviosos que fallan, ya que es exigido un 10 en el examen de presidencia, luego aprenden del propio presidente. Supongo que Marcos tendrá unos nervios de acero.

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