Capítulo Uno.

Leer en modo paginación.
Obligatorio.



Control [The Control Saga Book #1]
Episode One.
CAPÍTULO 1.
E T H A N   Y   J A M E S.


Las luces brillaban tan repentinamente y tan cerca de su rostro que lo dejaban levemente aturdido y con cierto dolor de cabeza, pero ya estaba acostumbrándose. Y las palabras de las personas sonaban tan distorsionadas que tenía que hacer un enorme esfuerzo para al menos escuchar una pregunta. Los gritos de sus fans igualmente no se hicieron esperar cuando bajó de la camioneta escoltado por guardias quienes no dejaban que las hormonales chicas se acercaran demasiado a su persona.

Pero, por más que intentara negarlo, le gustaba esta rutina de la que ya estaba acostumbrándose.

Se centró nuevamente en el MC quien platicaba con las chicas en el escenario, y estas contestaban entre gritos.

Hasta que escuchó su nombre ser pronunciado por el MC, salió detrás del telón, poniendo una cara relajada pero emocionada. Y claramente los gritos de las chicas resonaron inmediatamente en el lugar.

—Es un gusto tenerte aquí, Min YoonGi —saludó sonriente el hombre.

Ambos estrecharon sus manos.

—Bien, tus fans han mandado unas preguntas a nuestra cuenta de Twitter, y nosotros hemos escogido las preguntas más interesantes —informó al muchacho.

—Lanza las preguntas —contestó sonriente pero aún así jugando nervioso con un pequeño cuerito en su dedo pulgar.

—¡Claro! —y dirigió su mirada a la pequeña hoja en la cual las preguntas estaban escritas con un trazo delicado pero entendible, leyó la pregunta atentamente—; empezamos suave, Isabel Navarro pregunta: ¿Qué te inspiró a escribir esta saga?

El muchacho dejó de jugar con el tedioso cuerito en su dedo, y ahora sólo pensaba en la respuesta correcta, las palabras correctas para explicar pero que no dijera demasiado la verdad.

Hasta que simplemente se limitó a contestar como sólo él sabía hacerlo.

—Bueno, será más bien quien me inspiró. Una vez aclarado eso, me inspiró la primera y única obra de Human Paint. Who Is In Control? —respondió rápidamente y con toda la verdad.

—Oh, bueno, pero es que no se sabe nada de ese autor, ahora yo me pregunto cómo es que te inspiraste de él, o ella; como sea. Siguiente pregunta —apresuró y volvió a la misma acción anterior— Sakura Izumi pregunta: Sin ofender, pero ¿por qué tanto tu nombre como tu saga se parecen a una continuación de la obra de Human Paint?

El muchacho rió con gracia. Ya estaba esperando aquella pregunta.

—Me esperaba eso. La verdad es que no es por no tener nada de ideas, el hecho de que mi nombre artístico y mis obras se parezcan a las de Human Paint...... —suspiró dramáticamente—, no es mi deber decírselo, todas las respuestas están en la saga y su libro, cada minúsculo detalle cuenta, cada secreto invisible también, cada letra, cada palabra, cada párrafo, todo cuenta. No hice que mi nombre y mis obras tuvieran similitudes por puro capricho, o admiración. De algo a nada, sirven las teorías, ¿no?

Las fans y el propio MC se quedaron callados ante su respuesta, claramente no se lo esperaban.

Pero definitivamente, la jugada le regresó a él; la siguiente pregunta no se la esperaba en lo absoluto.


•••••⏮.......▶️•••••

El apretón en su mano era insistente, al menos para él lo eran. Y es que había que entenderlo, el impacto en la noticia fue demasiada que, ya llevaba una semana completa sin comer ni dormir absolutamente nada; se sentía en total deuda con el menor, además lo que le hizo no merecía perdón. Y repasando las posibilidades de un posible perdón, o al menos que el menor lo aceptara, sabía que él era un perdona pero no olvida; pero pese que lo aceptará o no, sus sentimientos –si es que aún quedaban– lo abrumaban demasiado en estos momentos que lo pesimista salía con una facilidad increíble, incluso con naturalidad. Y con el nudo en su estómago que lo asemejaba en estos momentos con la culpa, no podría estar peor.

Suspiró cansado, y pasando la mano por todo su rostro en un intento de despejarse, miró nuevamente al menor quien respiraba tranquilo, dormido. Pese al incesante sonido del electrocardiograma, no evitó que las palabras salieran solas.

—Perdóname, pero no puedo, por ahora no, hermoso —susurró en un hilo de voz sintiendo el nudo en su garganta tan rápido que hasta incluso sintió aquel dolor que también fue a su pecho.

Cerró los ojos, evitando que las lágrimas salieran y se mostrara débil. Así que sólo suspiró hasta que la sensación se calmó ligeramente.

Cuando nuevamente algo de lo que se arrepentiría después, llegó a su mente. Descabellado y loco, pero así eran las cosas en la vida.

Iba a olvidarlo, o por lo menos superarlo; dejando en el pasado sus sentimientos por él, dejándolo a él y todo aquello que sintió, hizo o dijo para él, todo eso era pasado, su pasado. Además, había sido un completo error enamorarse, habían sido unos idiotas al enamorarse cuando sabían desde el inicio que aquello estaba prohibido. Y aquí ambos, pagando las consecuencias de ello.

Al menos por él, lo superaría, y desearía que el menor sufriese de amnesia para que olvide todo lo que alguna vez ellos vivieron. Dejaría al menor en el pasado; y aunque tal vez eso sería lo más doloroso que hiciera en su vida, debía de.

No podían pasar toda la vida como unos malditos perros falderos detrás del otro. Eso era lo que querían evitar en un inicio.

No quería vivir en dependencia del contrario. No querían ser adictos mutuamente.

Una última vez, el mayor miró al menor. Hasta levantarse, sin decir nada más, sin voltear atrás, sin importarle nada, se fue del hospital directo a su casa.

Caminó con la capucha sobre su cabeza, y un cubre-bocas; lo que al menos le ayudó a pasar desapercibido entre la gente que caminaba un poco apresurada por llegar a su hogar antes de la evidente tormenta que se avecinaba. Claro, el clima podría sentir lo que él, tal vez.

Sólo caminó, entre las calles hasta que divisó entre sus ojos cristalinos que le provocaban ver borroso a su casa, que en el sentido sarcástico era muy humilde.

Claro, ahora un rico se cuela aquí. Vaya, vaya.

Se acercó a la puerta y sin tocar ésta fue abierta inmediatamente por su mucama, que la trataba más de abuela, o nana. Y recordar que antes de la llegada del menor, sólo la trataba como lo que era, una sirvienta que le ayudaba y obedecía sus caprichos; pero después, bueno, su relación cambió definitivamente.

La señora ya algo canosa pero que físicamente aún lucía joven hasta cierto punto, lo abrazó un tanto desesperada, e inmediatamente le obligó a entrar a la casa.

—¿Por qué sales sin avisar nuevamente YoonGi? —le regañó en un tono suave la señora.

—No te preocupes; no era necesario que me esperaras, mejor tú ve a descansar, que voy a salir otra vez —habló distraído caminando a las escaleras y subiendo a su habitación.

Abrió y cerró la puerta rápidamente, y con la respiración un poco acelerada buscó curiosamente una caja la cual ya tenía unas pertenencias del menor. Y efusivamente se acercó a las fotos que tenía esparcidas en sus paredes cuál adolescente enamorado; y sin importarle si las rompía sólo las arrancó de las paredes y las metió en la caja sin orden alguno, metió fotografías, una que otra carta, detalles que aún conservaba. Y sólo cerró la caja y la metió debajo de su cama, después de comenzar a respirar pesadamente.

Se sentía de lo peor. Una presión en el pecho se hacía presente al pensar en lo que haría a partir de ahora; no se sentía capaz de dejarlo ir, de dejar que hiciera su vida. Gruñó por lo bajo por sus pensamientos, por sus sentimientos también; no quería depender de alguien, algo que se prohibió desde el primer fallo en el amor, pero ahora...

Dirigió sus manos a su cabeza, apretándola y jalando de sus cabellos, desesperado. Sintió su espalda chocar con la fría pared, y rendido se dejó caer haciéndose un ovillo en el lugar, abrazando sus piernas, y escondiendo su cara en sus rodillas.

Odiaba verse vulnerable, odiaba el hecho de sentirse insignificante, de sentirse impotente.

Cuando optó por centrarse en otra cosa, centrarse en uno de sus pasatiempos favoritos los cuales lograban un efecto calmante y relajante para él. Los libros, actuaban sobre él como una morfina para este tipo de situaciones emocionales.

Se levantó y salió de su habitación yendo nuevamente a la salida, sin sorprenderse de que ahora ya no estaba aquella señora en la misma.

Ya había leído varías veces los libros que poseía en su biblioteca. Y ya incluso se sabía hasta ciertas frases que los personajes citaban de una forma tan filosófica. Así que rápidamente se dirigió a su biblioteca más cercana, pero en la cual confiaba y tenía preferencia.

—Buenas tardes —saludó en un susurro a la chica sentada detrás de un enorme escritorio.

Se dirigió ahí y ella inmediatamente dejó de leer cuando reconoció quien había llegado al lugar.

—Disculpa la molestia, pero ¿podrías mostrarme los nuevos? —preguntó curioso en un tono suave y relajado.

—Oh por supuesto que sí, sígame. —habló en el mismo tono la chica dirigiéndose a uno de tantos pasillos llenos de libros en cada estante.

A pesar de que demostró tranquilidad a la chica la verdad estaba desesperado ya por leer algo nuevo. Sus dedos jugaban nerviosos entre sí, y de vez en cuando su mano temblaba por aquella necesidad de leer ya; su parpadear era más constante de lo normal –pareciendo cada parpadeo ir en sintonía con los segundos que pasaban–; se tronaba los dedos a pesar de que no tronaran ya. Definitivamente estaba desesperado por leer algo nuevo.

—Han llegado muy buenos e interesantes libros. Ya se han sacado copias pero para usted presentamos los más originales que nos han llegado. —habló notablemente emocionada la joven; se notaba igual su pasión por la literatura.

Sólo se limitó a seguir a la chica, viendo los estantes llenos de libros, que poseían títulos un tanto obvios, otros muy raros y difíciles de pronunciar con facilidad, otros con títulos originales pero cortos, pero eso le gustaba, pues no te explicaban nada con el título y podías sacar miles de ideas sobre la trama. Eso le gustaba en un libro.

Llegaron aquellos estantes tan familiares para él, y la chica se detuvo para señalarle aquel estante.

—Todos estos son los nuevos y con primeras ediciones. Hay incluso nuevos autores —contó la chica con claro entusiasmo en sus palabras.

Recorrió con su mirada los libros. Pasó la yema de sus dedos por cada lomo que su vista lograba entender, viéndolos detenidamente, leyendo sus títulos, leyendo sus autores, sus editoriales. Hasta que ese título se le hizo curioso, como que explicando algo obvio pero desconocido, un título original pero que también te dejaba con la duda sobre lo que trataría.

Who Is In Control?

Al tomarlo en sus manos apreció la portada que poseía el libro, uno tan misterioso pero que resultaba explicar algo con esta. Repasó cada detalle. Y el autor, nunca antes lo había oído, ni siquiera cuando solía buscar a autores para nada famosos cuando no tenía nada que hacer.

—Este, joven Min, es un nuevo autor. Se desconoce absolutamente todo sobre el autor. Protege tanto su identidad que su nombre, son sólo dos palabras con un trasfondo igualmente desconocido. —contó nuevamente la chica señalando al dichoso nombre del autor.

Se interesó por el libro, aunque sea sonaba interesante. Y la pequeña frase que tenía, que si su inglés no fallaba, al traducirlo diría algo así:

"Soy más cruel que mis demonios, Joder, deberías estar asustado de mí, ¿Quién tiene el control?"

Y definitivamente leería este libro.

—Me llevaré este. —sentenció decidido; la chica asintió y se llevó el libro consigo.

«Bien, Human Paint, veremos que nos traes de originalidad» Pensó yendo detrás de la chica.

Su ansia ahora se centraba en la curiosidad por leer aquel libro, dejando atrás la situación. Sólo esperaba saber conllevar ese sentimiento.


"Cava en mi cueva poco profunda. No soy yo a quien tú salvarás. Porque soy un caso perdido, un caso perdido."

La curiosidad al mirar la portada le resultaba inquietante.

La sinopsis del libro era tentadora y llamativa a la vez:

"Yo esperaré por ti. Pensamientos de ti consumen. No puedo evitar amarte, incluso aunque trate de no hacerlo, se que moriría sin ti. Sombras se arrastran, quieren crecer más fuertes, más profundo que la verdad. No puedo evitar que los océanos se dividan, porque estoy vencido en esta guerra de corazones"

Y gracias a la sinopsis pudo distinguir que la historia era mayoritariamente sobre el tema del amor, e incluso de un amor prohibido. No le desagradaba el tema, en lo absoluto, pero no era su tema de preferencia, prefería más la fantasía, o la acción; y claro que tenía la mayoría de las categorías en su biblioteca pero novelas románticas eran muy pocas las que en serio le habían encantado y que esas obras las hubiese conservado (Gay Movie, ¿Te acuerdas de mí?, Yo no soy el segundo, Una melodía del Corazón, My Night Visitor, Mi Flor de Loto, Inesperado eran algunos ejemplos de títulos que llenaban su selección de romance), las que se le hacían muy aburridas o muy repetitivas esas las daba de regalo a sus familiares, o sino era que los donaba para personas con menos recursos para conseguir algo con que entretenerse. Porque claro, no por ser hijo de un abogado y una cante y modelo, viviese en lujos, fuera hijo único y la mayoría de las veces fuese consentido por ambos, no significa que sea un vil hijo de puta, arrogante, engreído, hipócrita, y demás categorías de lo que se pensaba de la gente famosa.

Pero algo andaba fuera de lugar, la imagen de fondo, no tenía mucho que ver con la sinopsis ni con la portada. Ésta era oscura, en lo que distinguió como pared yacía sangre, un tanto difícil de ver pero ahí estaba, levemente iluminado en la parte superior y cada vez la luz iba disminuyendo cuanto más abajo estabas, y lo que más le llamó la atención era el chico que estaba cabizbajo, la luz iluminaba su cabellera rubia pero su cara no se veía en lo absoluto, se distinguía su camisa a rallas en tonos grisáceos; abrió sus ojos en sobremanera cuando distinguió en la mano del chico un claro cuchillo de cocina, visiblemente manchado de sangre, aunque con trabajos y lo había encontrado. Eso le sorprendió bastante.

La portada sólo tenía plumas negras y a su centro una de colores rojo, rosa y azul, con un fondo blanco, luciendo inocente. Y la contraportada era opaca, oscura, con sólo el chico y su fondo pareciendo una masacre o un asesinato.

Este libro ya le estaba dando algo de mala espina.

Pero se esfumó cuando le dio vuelta y abrió el libro, encontrándose en la primera página, el título del mismo. Ojeó un poco más, pasando por alto los datos que contenía, como la mayoría de las personas al leer un libro; hasta que el llamativo prólogo llegó a sus ojos.

PRÓLOGO

Amor, el amor. Esta palabra de cuatro letras tiene diferentes significados: amor a la familia, amor de hermandad, amor de amistad... hay diferentes; pero lo que todos conocen como la definición de amor es entre dos personas, parecidas u opuestas, que sienten las dichas mariposas en el estómago al verse. Lo que todos conocen y desean sobre el amor es uno perfecto, sonrisas por aquí y por allá, palabras cariñosas, mimos, sobrenombres, caricias... algo perfecto.

Lástima que, esa visión del amor... es tan fantástica, es decir, es tan estúpida.

James Byrne descubrirá el amor, por supuesto que sí, lo encontró en aquel hombre, que físicamente era apuesto, atractivo, pero eso era simplemente apariencia. Descubrirá que el amor no es como lo pintan, color de rosa; se dará cuenta que el amor hacia Ethan Rousseau, aquel chico británico/francés, lleno de lujos por doquier, será tan intenso, prohibido y placentero que aquella inolvidable frase que Ethan solía decir diariamente es cierta:

"El amor, es la excusa perfecta para morir por alguien".

Ethan y James están dispuestos a morir por el otro. Pero las consecuencias son horribles.

YoonGi frunció levemente su ceño, extrañado por el prólogo. Pero lo paso por alto, diciéndose mentalmente que sólo eran alucinaciones suyas por lo vivido.

Pasó a la siguiente hoja, leyendo visiblemente el título del primer capítulo.

Y a partir de ahí, sin saberlo, comenzaría su sufrimiento interno, comenzaría a entenderlo.




























Iniciamos bien y fuerte. ¿No te parece?
En fin, Bienvenido a esta saga que te sumergirá en otra realidad del amor.
A donde lo desconocido comenzará a mostrarte en cara lo cruel que la vida y la propia humanidad puede ser.
Donde te darás cuenta que una vida color de Rosa, sin ningún, ningún sentimiento negativo, es incluso peor que en el que vives.
Y que tanto los sentimientos/emociones negativos como positivos te hacen humano.
Pero es el chiste de que tú lo aceptes.
Aceptes la realidad.
Ésta es una historia del fondo de un corazón herido y sanado después de miles de cirugías.
Y, ella a vuelto para echarte en cara lo que la vida le enseñó, a temprana edad.

Rogarás eternamente por más.

Portada:

Contraportada:

Cortesía de Adonay.

Att: YoungMi17.

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