Capítulo 13
Will
25 de Diciembre (Navidad).
—¿Dipper? ¿Pero qué haces aquí? —pregunté ligeramente sorprendido, no me esperaba verlo aquí.
—Mhm... ¿puedo pasar? —preguntó, tenía el cabello algo húmedo debido a los copos de nieve que caían.
—Claro, perdón —me hice a un lado y el entró—, ¿te ayudo con tu abrigo?
—Seguro, aunque no tardaré mucho —se sacudió un poco los hombros, se quitó el abrigo—. ¿Y el que siempre abre la puerta?
—A mamá no le gustaba que los empleados trabajen en Navidad —contesté algo incómodo, esta sería la primera sin mamá...
—Ya veo —contestó—, bueno a lo que vine, te traje algo —alzó una caja de regalo, ¿cómo es que no la había notado antes?
—Oh —me quedé sin palabras por un momento, hice un esfuerzo monumental para no sonrojarme.
—¿Oh? —preguntó alzando una ceja provocativamente, pero que idiota, puse los ojos en blanco y él rió—, bueno antes que nada... ¿feliz Navidad?
—¿Eso fue una pregunta? —solté una pequeña risa y luego le lancé una de mis más sinceras sonrisas—, feliz Navidad Dipper.
—No estoy acostumbrado a este tipo de cosas, pero toma —extendió la caja de regalo que traía consigo, me sonrojé.
—Gr-gracias —medio balbuceé y sujeté la caja entre mis manos, era de color azul cielo con un moño azul metálico, temblé y no precisamente por el frío...
Él había conseguido un regalo para mí.
—¿Otra vez balbuceando? —sonrió con burla—, pensé que ya habíamos superado esa etapa William.
—Oh, cállate —soltó una pequeña risa.
—¿Qué esperas? ¿No vas a abrirlo? —preguntó algo ansioso.
—Sí, uh espera —contesté y recordé la pequeña caja de regalo que estaba en mi mesa de noche a lado de mi cama—. Yo también tengo algo para ti.
—No hubiera esperado algo menos —viré los ojos nuevamente.
—Voy rápido por él, lo tengo arriba, no tardó —comencé a irme—, puedes sentarte en dónde quieras —y salí corriendo a mi habitación.
Entré apurado y encontré la cajita que había conseguido dos días antes al borde de la desesperación, estando a punto de rendirme.
Encontré el regalo perfecto que ni con horas y horas con Pacifica dos días antes había conseguido. En uno de los aparadores de una tienda a la que nunca le había dado un segundo vistazo, estaba. Unos gemelos, de los botones que sirven para abrochar las mangas de las playeras, que Dipper solía usar en sus espectáculos y algunas otras veces, no es que estuviera pendiente de eso, claro que no.
Esos eran más que perfectos, unos círculos negros con el borde plateado y adentro de la parte negra había una constelación apenas perceptible... una osa mayor, como la marca de nacimiento que Dipper tenía en la frente que no se molestaba en ocultar, era una señal divina de que debía comprarlos, así que lo hice.
Tomé la caja y bajé lo más rápido que pude las escaleras, Dipper se había sentado en el suelo frente a la mesita de centro, dónde solíamos sentarnos cuando venía a ayudarme a estudiar, curioso.
—Bien, ya está —la caja negra en mis manos era muchísimo más pequeña que la que me había dado hace unos momentos, me senté frente a él—, espero que te guste —puse la pequeña caja en sus manos.
Agarré la gran caja azul que él me había dado y con mucho cuidado empecé a abrir el regalo, él ya había abierto el mío.
—Wow —murmuró—, realmente no sé qué decir, son lindos.
—Aquí es cuando las personas con sentimientos suelen decir gracias —contesté a modo de broma, rodó los ojos.
—Muy gracioso William —contestó con sarcasmo, logré abrir la caja finalmente y otra cosa azul estaba en ella—. Gracias
Había una sudadera.
—Gracias a ti —sonreí amablemente, tenía un diseño muy simple, pero era muy linda—, me encanta —en un impulso lo abracé, al principio dejo sus manos a los costados debido a la sorpresa, pero una vez que aquella sorpresa paso, paso sus brazos por mi espalda.
Había un zoológico en mi estómago.
—Bueno —se aclaró la garganta después de que lo solté—, debería irme, porque, aunque odie esta estúpida fiest-
—¿Odias Navidad? —pregunté sorprendido y él asintió—. ¿Por qué?
—En mi casa no es una fiesta muy linda... digamos parece más un funeral hipócrita u otro show más que una fiesta familiar, así que siempre me aburré —se encogió de hombros—. Bueno, no avisé que iba a salir y si mi tío llega a saber que salí, me mata —dejé la sudadera en el sofá mientras nos incorporábamos.
Lo acompañé hasta la puerta.
—Claro, supongo que... ¿nos veremos luego? —pregunté.
—Por supuesto —sonrió antes de darse la vuelta para subir a su auto—, espero verte en la fiesta de Año Nuevo.
—Sí —sonreí—, no me la perdería por nada —me sonrió, subió a su coche y se fue.
Cerré la puerta y sentía varias emociones a flor de piel, definitivamente esto había pasado de un simple gustar a algo más, y el martillar de mi corazón lo decía todo.
Faltaban pocas horas para la cena de familiar, esta sería nuestra primera Navidad sin mamá... por lo que el ambiente no sería tan festivo como en años anteriores, y eso era evidente en cada rincón de la casa.
Esta noche sería más una tradición que una celebración.
Papá se había distanciado mucho de mí y de Bill desde la muerte de mamá, Bill seguía molesto con él por lo mismo, yo lo entendía.
Después de todo Bill era casi una copia física de los mejores rasgos de mamá y yo, era cómo ella en actitud, papá debía verla en nosotros y no creo que estuviera listo para ello, por eso lo perdonaba, en cambio Bill sólo lo culpaba, él se parecía demasiado a él en actitud, ambos eran igual de orgullosos.
Sería una larga noche.
***
La cena empezó y yo me preparé para lo peor. Al principio no hubo nada más que silencio, papá estaba perdido en sus pensamientos, por algún motivo Bill no había aparecido... sólo rogaba internamente que no estuviera haciendo nada estúpido.
¿Era mucho pedir?
—¡Feliz Navidad, familia! ¿La están pasando bien? —Bill irrumpió en el silencio de la sala, evidente molesto.
—¡Bill! —dijo papá al verlo entrar al comedor.
—¡Papá! —gritó Bill sarcástico—, si puedo llamarte papá, ¿no? Cómo nos has ignorado el último año casi por completo, ya no sé si sea correcto llamarte así.
Demonios Bill justo hoy, tenías que explotar con eso...
—Bill —dije tratando de calmarlo, esto iba a terminar mal.
—¡Bill nada! —se dirigió a mí—, ¿acaso tú no estás harto de lo mismo? —me quedé callado—. Me imaginé que no dirías nada, pero yo tengo algo que decir, estoy harto que ya nunca sepamos nada de ti, mamá murió, acéptalo de una vez e involúcrate en nuestras vidas de nuevo, porque si sigues así también nos perderás a nosotros.
—No sé de qué estás hablando, me involucro en su vida, Bill —respondió molesto papá—, no vengas a acusarme con tonterías.
—¡Claro! ¡Te involucras en nuestras vidas! —Bill soltó una carcajada—, por eso no te habíamos visto desde septiembre.
—He tenido que trabajar —contestó tratando de no alzar la voz—, y trato de estar en sus vidas lo más que puedo.
—¿Entonces no te has dado cuenta? Pensé que nos ignorabas a propósito, pero ahora veo que eres tan idiota que ni siquiera te das cuenta —sonrió sarcástico.
—¡Bill! —le grite—, ¿podrías calmarte?
—¡Oh ahora sí tienes algo que decir!
—Bill, tranquilízate.
—¡Estoy tranquilo! —grito Bill aún más molesto—, esta es la primera Navidad que tenemos sin padres William, ¿no lo ves? Mamá murió hace casi un año y este señor aparece cuando se le da la gana en "ocasiones especiales" —hizo comillas con los dedos—, para mi cumpleaños y el de Will ni siquiera se apareció —aporreo la mesa—, sólo enviaste unas jodidas tarjetas de regalo y más dinero.
—¿Y qué esperabas que hiciera? Bill tú mamá era lo más importante para mí y...
—¿Y nosotros no somos nada para ti? —contestó cínico—. Apuesto a que ni siquiera sabías que estoy saliendo con alguien, con un chico —papá se tensó—, y William está enamorado de otro ¡SORPRESA! —dicho esto salió de la habitación dejando a papá paralizado y a mí muriéndome de vergüenza, no quería que papá se enterará así.
—¿Eso es cierto William? —me preguntó.
—Papá... —balbuceé y traté de hablar con el nudo en mi garganta—, lo siento.
—Pero William... —no esperé a su reacción y me fui de ahí.
Cuando llegué a mí habitación me sentía fatal, no quería llorar, pero me era muy difícil controlarme, nunca quise que pasará de ese modo, quería primero hablarlo con él, prepararme para su reacción, no sabía cómo lo iba a tomar y sólo esperaba que las cosas se resolvieran con el tiempo.
Tomé mi teléfono y marqué a la única persona que creí que podría hacerme sentir mejor en esos momentos.
—¿William? —preguntó la voz al otro lado del teléfono—, ¿está todo bien?
—Sí, sí... —respondí algo nervioso y con la voz algo entrecortada—, sólo quería hablar con alguien, ya sabes me aburría demasiado.
—Bueno pues, tienes suerte que la farsa de cena de mi familia ya haya acabado o no hubiera podido contestar —respondió riendo ligeramente—, ¿seguro que estás bien? Te escucho algo extraño.
—No, no es nada, tal vez algo de resfriado —mentí—, pero gracias por preocuparte... Dipper.
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