━ PRÓLOGO

༻ book one, present:
a history of venus argent

prólogo
❛  UNA VIDA APARENTEMENTE NORMAL ❜

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Venus entendía que su casa no era lo suficientemente grande como para no escuchar los gritos de pelea de sus dos padres. Bufó con enojo ante todo el ruido que entraba a su habitación mientras guardaba sus cosas en la mochila y se terminaba de arreglar para ir a la preparatoria.

Sus padres eran los típicos que se quedaban juntos solo por los niños, peleando todos los días por las diferencias entre ellos, sin saber que le terminaban generando más inseguridades y temores a sus hijos por ello. Lo detestaba, por eso prefería estar siempre fuera de casa para no tener que oírlos.

Era fácil estar fuera de casa por todo el día, había vivido toda su vida en la reserva quileute, ella misma descendía de uno de los miembros originales de la tribu y es por ello que conocía a todas las personas que vivían allí. A la mayoría les agradaba, eran como una enorme familia que siempre estaban al tanto de los otros, muchos de ellos se encontraban bastante interesados en que fuera a una buena universidad.

Se miró por última vez al espejo, poseía todas las características físicas de una persona de la reserva: tez rojiza, ojos negros brillantes y cabello castaño oscuro, el cual se encontraba recogido en una coleta alta. Reacomodó su camisa, era una chica algo alta para su edad y eso le molestaba un poco, pero combinaba muy bien con su complexión delgada.

Cuando escuchó el timbre sonar y las voces de sus padres parar, se colgó la mochila en el hombro y salió de su habitación.

Se despidió con un vago «adiós» de sus padres y salió de la casa con un fuerte portazo. Estaba soportando cada día menos vivir en ese lugar junto a ellos, y aún le faltaban un año y medio para poder cumplir los dieciocho y empezar a buscar un lugar propio donde vivir.

—¡Venus!

Venus sonrió al ver a los mellizos Black frente a ella. Jules y Jacob Black eran dos de sus mejores amigos, los conocía de toda la vida, pertenecían a la misma tribu y eran cuidados desde niños por la misma persona, por eso fue inevitable no hacerse amigos.

Ambos tenían la misma apariencia: piel rojiza, ojos negros, y un largo cabello negro. Venus detestaba a veces el cabello de su mejor amigo, pues era más brillante y fácil de controlar que el de ella.

—No me grites, Jules —le sonrió—. ¿Cómo es que ambos tienen tanta energía un lunes por la mañana?

Venus observó como Jules y Jacob se daban una mirada burlona.

—Es fácil —comentó Jacob—, se debe a que hoy es miércoles.

—Oh, ¿en serio? —maldijo—. Entonces, ¿alguno me pasa la tarea de química?

—¿Teníamos tarea? —preguntaron los mellizos al mismo tiempo.

Venus rió y se apresuró engancharse de cada brazo de los mellizos para comenzar a caminar hacia la preparatoria.

Venus amaba a sus amigos, Jacob era bastante divertido, sabía mucho de mecánica y era súper inteligente. Era como un hermano mayor para ella, mientras que Jules era como la hermana que siempre quiso, valiente, aventurera y no se dejaba dominar por nadie, ni siquiera por su mellizo, aunque eso no evitaba que fuera una chica tierna.

—¿Quieren ir esta tarde a la Push? —les preguntó Jules—. Oí que muchos de nuestra clase irán para hacer una fiesta.

—¿Para celebrar qué?

Jules se encogió de hombros.

—Fue algo que escuché de Kim Daniels —respondió.

—No me gustaría ir —contestó Venus, mirando como el edificio de su preparatoria se alzaba delante de ella—. Hoy tenemos la fogata semanal, tío Billy dijo que hoy seria la primera vez de Seth Clearwater.

—¿Y eso qué? —rió Jacob—. Ya nos sabemos la leyenda de los Espíritus Guerreros de memoria, Venus.

Eso era verdad, Venus conocía la mayoría de las leyendas de su tribu desde que era una niña. Billy Black, el padre de Jules y Jacob, había sido el encargado de contárselas cuando los iba a visitar. Amaba todas esas historias, la magia y el poder que las rodeaba era verdaderamente embriagador y atrayente.

Se apresuró a dejar su mochila dentro de su casillero, al mismo tiempo que Jules y Jacob hacían lo mismo con el de ellos. Esa era otra razón por la cual eran tan unidos, desde que entraron a primero de primaria todos sus maestros los habían colocado juntos en cualquier lado, desde casilleros hasta trabajos de equipos. No había ni un solo lugar en donde no tuviera que verlos.

—Sí, pero Seth Clearwater es un niño muy tierno —respondió, cerrando su casillero—, y ocurrente. Te va a encantar escuchar sus preguntas acerca de las leyendas.

—Jacob solo está poniendo excusas porque sabe que también estará Leah Clearwater —se burló Jules—. Y sabes que ella es su crush.

Venus rió ante eso al ver las mejillas rojas de Jacob. Leah Clearwater era la hermana mayor de Seth y la hija de Su y Harry Clearwater, otros miembros de la tribu. Era bastante más grande que ellos, se había graduado hace dos años al igual que su novio, Sam Uley, y supuestamente estaban en planes de casamiento.

—Eso es mentira —bufó Jacob, recogiendo su cabello—. Solo he dicho que me parece atractiva, es todo.

—Sí, claro —se burló su melliza—. Estás enamorado de Leah y por eso te cae mal Sam Uley. Que, en lo personal, no se que le ve Leah.

Venus la miró seriamente, colocando una mano en su pecho fingiendo estar indignada.

—¿Cómo que no sabes que le ve? —chilló, llamando la atención de varios a su alrededor—. Sam Uley es uno de los chicos más guapos de toda la reserva. Es un verdadero bombón.

Jacob soltó un «iug» mientras Jules comenzaba con su ataque de risa. Venus la miró extrañada, ella también reaccionaba al igual que su hermano cuando hablaba de esa manera del maravilloso Sam Uley, por eso no entendía su rara risa escandalosa.

—¿Quién es un bombón, amor? —escuchó una voz detrás de ella—. Espero que estés hablando de mi.

Venus al fin entendió la risa de su amiga, se dio media vuelta y sonrió al ver a su novio ahí junto a otro de sus amigos. Se apresuró en acercarse a Quil y darle un corto beso en los labios, ganándose quejidos de sus amigos.

Rió por eso, sintiendo como su novio le sujetaba la mano. Quil Ateara era su pareja desde hace un año, también pertenecía a la tribu quileute por parte de su abuelo y, al igual que con Jacob y Jules, se conocían desde niños. Quil le gustaba mucho desde los catorce años, y chilló de emoción cuando él la invitó a salir a inicios del curso anterior.

Embry, por otro lado, aunque se mudó a los ocho a la reserva, no era parte de la tribu quileute sino de la Makash, de donde proviene su madre.

—Hola, Venus, yo estoy muy bien, gracias —le dijo Embry de manera irónica—. Me siento ignorado en este grupo.

—Así es el amor —bromeó Jacob—, los hace ignorar a sus amigos.

—Y bien, Venus —continuó Jules, inclinándose hacia Embry—, nos estabas hablando de un bombón, ¿no?

Venus le dirigió una mirada matadora a su amiga, sonrojándose levemente por la pregunta. Respiró y se tranquilizó cuando escuchó como el timbre que indicaba el inicio de sus clases resonó por todo el lugar.

—Uy, salvada por la campana —se burló Embry.

—No les hagas caso —le dijo Quil, besándole la mejilla y cogiendo sus libros con la manos que tenía libre—. Ven, vamos a química.

Sintió como su novio le jalaba levemente de la mano para hacerla caminar, junto a sus amigos se movían entre los pasillos, llenos de estudiantes, riendo a carcajadas y haciendo varias bromas. O eso fue hasta que chocó con un cuerpo fuerte.

El golpe fue tal, que tuvo que soltar la mano de Quil para tocarse el hombro, en serio le había dolido el golpe. Bufó, alzando la mirada para ver quien era la persona con la que tuvo la molestia de chocarse.

—Fíjate por donde caminas, Lahote —bramó, molesta.

—Debería decirte lo mismo, Saturno —escupió Lahote de forma burlona.

—Oh, jodete, imbécil.

Si Paul le respondió, no pudo escucharlo debido al jalón que le dio Quil para que siguiera caminando.

No se había dado cuenta que algunos se habían detenido a ver su pequeña confrontación, no le era extraño, Paul Lahote era solo el idiota de turno de la preparatoria, con la enorme reputación de ser un malhumorado con problemas de ira que reaccionaba ante la más mínima provocación.

Muchos le tenían miedo, pero ella no era uno de esos. Lo detestaba, era solo un enorme engreído. Su rivalidad había comenzado desde tercero de primaria, donde la maestra los emparejó para una tarea y él se confundió con su nombre, llamándola Urano y haciendo que todos sus compañeros se rieran de ella.

Una razón bastante infantil, pero no le importaba en lo absoluto, ella era bastante rencorosa y jamás había recibido una disculpa por su parte. No, en cambio, el idiota continuaba llamándola por el nombre de cualquier otro planeta menos el correcto.

—Lo detesto —gruñó hacía sus amigos, justo cuando se sentó al lado de Jules en una mesa en el aula—. En serio, ¿quién se cree? Es un idiota.

—Bueno, él parece sentir lo mismo por ti —rió Jules—. Eres la única que se le enfrenta.

—Porque todos son unos cobardes —riñó. Jules rió, mientras Jacob, Embry y Quil rodaban los ojos—. Yo tengo muchas más agallas que todos ustedes.

Jacob rodó los ojos.

—Quil, ya se quien manda en tu relación.

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El día de Venus pasó tan rápido y sin ningún otro tipo de problemas, salvo el llamado de atención de su profesora de química por no haber hecho la tarea, pero eso era irrelevante.

Justo en ese momento, se encontraba mirando la tele en el living de su casa, la cual estaba en completo silencio por la ausencia de sus padres. Ambos se encontraban trabajando en ese instante y no iban a llegar hasta pasadas las ocho de la noche, lo que le daba algunas horas de pura tranquilidad.

Observó el reloj pegado a una de sus paredes, todavía le quedaba algo de tiempo antes de empezar a prepararse para la fogata de esa noche. Le había  asegurado a su tío Billy que iba a asistir y quedó con Quil en que pasaría por ella para irse juntos.

Se había estado mensajeando con Jules, al parecer ella si asistió a la fiesta en la playa que organizaron los chicos de su clase, mientras que Jacob decidió quedarse en casa ese día. Aunque eran parecidos físicamente, los mellizos tenían personalidades algo diferentes.

Deseaba poder salir de casa antes que llegaran sus padres, no quería escucharlos discutir de nuevo, ya estaba haciéndose una costumbre para ella y no le gustaba ese hecho, quería tranquilidad y silencio; no desastre y ruidos.

Lo bueno era que solo le faltaba un año para poder graduarse e irse a una universidad, sea donde sea, pero quería alejarse de ahí. Lo único malo acerca de eso, era que debía dejar la reserva y al pueblo que la vio crecer durante esos dieciséis años. Amaba ese lugar y si no fuera por los problemas familiares que tenía, podía quedarse para siempre ahí.

Escuchó como la puerta principal de su casa sonaba, sabía que se trataba de Quil porque él era el único que no utilizaba su timbre, lo cual siempre le había dado gracia. Desvió la mirada hacia el reloj, tan solo eran las seis de la tarde, Quil llegaba bastante temprano, algo realmente raro en su novio.

Abrió la puerta y no pudo evitar lanzarse a los brazos de su pareja, muy poco podía llevarlo a su casa cuando sus padres no estaban, por más que a ellos les agradara Quil, no le estaba permitido dejarlo entrar cuando estaba sola en el lugar.

—Un poco temprano, ¿no crees?

Su sonrisa burlona no fue respondida, Quil le dirigió una mirada seria antes de entrar.

A Venus le pareció rara esa actitud de su novio, por lo general siempre estaba con una sonrisa, haciendo bromas y comportándose juguetonamente.

—¿Estás bien, Quil? —preguntó preocupada, dirigiéndolo al sillón—. ¿Te sientes bien?

—Sí, yo estoy bien; pero…

Venus lo miró directamente, una vez estuvieron los dos sentados.

—¿No has escuchado las noticias? ¿Jules y Jacob no te han escrito?

Negó, empezando a sentirse nerviosa.

—Jules está en la fiesta en la playa e intenté llamar a Jake, pero no me contesta.

—Bueno, no me extraña.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Hoy la madre de Sam Uley se ha dirigido al Consejo, parece ser que su hijo lleva unos días desaparecido.

Algo dentro de ella se removió, quizás era temor o angustia. Sam también era un miembro antiguo de la tribu, siempre cumplía con las reglas. Venus conocía la señora Uley, era bastante amigable y buena con su hijo, no creía que Sam pudiera haber huido de su casa por voluntad propia.

—¿Cómo? ¿Quizás se fue con Leah como un viaje en pareja o algo así?

Quil se encogió de hombros.

—Leah dijo que tenía varios días sin verlo y sin saber de él. La señora Uley está bastante preocupada, ya sabes, es raro que alguien se pierda en este sitio.

Venus asintió.

—Entonces —continuó Quil—, la señora Uley y Leah pidieron ayuda a los ancianos para buscar a Sam, ya sabes, movilizarnos todos a través del bosque para ver si lo encontramos.

—¿Crees que pueda ayudar? Entre más personas mejor, ¿no?

Quil le dirigió una mirada rara, Venus trató de sonreírle de manera inocente. Ella sabía que él sospechaba acerca de su pequeño crush con Sam, pero siempre trataba de evitar ese tema porque le daba algo de pena, ya que Leah también era amiga suya.

—Sí —contestó finalmente Quil—, por hoy la fogata se ha suspendido.

Eso fue algo que la molestó, entendía que era por la reciente desaparición de Sam Uley, pero la fogata era su motivo para salir de casa y evitar a sus padres por unas horas más.

—Bu, el tío Billy dijo que hoy iba a contar de nuevo la leyenda de los Espíritus Guerreros —se quejó—, y sabes que esa es mi favorita.

Quil rió, tomándola de la mano.

—Sí, pero eso nos da una excusa para pasar un tiempo de calidad en pareja.

Venus sonrió, acomodándose en el sillón para quedar frente a su pareja.

—Sí, tienes razón. Tenemos alrededor de dos horas a solas.

—Sí, por hoy no hay que preocuparnos por Sam.

Entonces, con una leve molestia en su interior, Venus se acercó por completo a su novio para besarlo.

Si Venus hubiese creído en el efecto mariposa, habría sabido que esas palabras y el hecho de que Sam Uley desapareciera iban a ser cosas que afectarían de una u otra manera su futuro.

Cada acción en una parte del mundo provocaba una reacción al otro lado de este, Venus tuvo que haber pensado en eso, quizás así pudo haber estado prevenida para todo lo que le iba a suceder en los días siguientes. Era una lástima para ella, que su concentración estaba más en besar a su novio en el sillón antes de que sus padres llegaran, en vez de los hechos que ocurrían en lo profundo del bosque de Forks y que inevitablemente iban a cambiar su vida por completo.



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Aaaaaah, no saben lo emocionada que estoy por esta fic.

Es que ✨Paul, mi varón✨ y me es inevitable no sacarle fics. Esta idea ha estado rondandome la cabeza y que mejor que complicarme la vida añadiendo otra responsabilidad e ignorando las que ya tengo pendientes kajsks

Espero que les guste mucho, Venus es un amor y la adoro demasiado.

Espero que apoyen tanto esta historia como a las demás, y muchas gracias por leer. Se merecen el cielo✨

Valoren mi esfuerzo comentando y votando✨

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