━ CAPÍTULO NUEVE

༻ book one, present:
a history of venus argent

chapter nine
❛  UNA NUEVA FELICIDAD ❜

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—Tu padre no me cae bien.

Venus rió ante el comentario de Jared. Se volteó a mirarlo y lo encontró acostado en su cama, con las piernas colocadas en la almohada y sin camiseta, como ya era costumbre.

—Sí, a él tampoco le agradaste.

Y era verdad. Su padre le cerró la puerta en la cara a Jared cuando lo vio en la entrada, se volteó a ella y la llamó por cosas que no debería repetir, pero que claramente insultaban su vida sexual (la cual todavía no había iniciado, pero él creía que si).

Jared, sin importarle la no tan grata bienvenida, sólo rodeó la casa y se adentró por su ventana. Él, junto a Sam, los últimos días habían visto la verdadera cara de su familia, aquella que no todas las personas creían y de la cual solía quejarse constantemente. Ninguno de los dos estaba contento con eso, habían ido a hablarle al consejo sobre lo que sucedía, pero, como siempre ocurría, nada podían hacer nada por ella.

—Sam dijo que tiene algo que contarnos —volvió hablar Jared—. Sobre los fríos, o algo así.

—Supongo que es por eso que ha estado tan nervioso.

—Es increíble, ¿no? Como todas las leyendas que hemos escuchado resultaron ser verdad. Hasta la existencia de los fríos, joder, jamás lo pensé de los Cullen.

Venus rió, echándose una última mirada en el espejo.

—Supongo que por algo no eran bienvenidos en la Push, ¿no crees? —dijo—. Bien, ¿cómo me veo?

Jared se acomodó en su cama y le echó una mirada de arriba abajo para luego poner sus dos pulgares en alto con una sonrisa. Venus rodó los ojos, esa había sido su reacción para todos los atuendos anteriores que se había probado, pero no dijo nada, eso le subía el autoestima, que ya de por si lo tenía hasta las nubes.

Debido al corte de sus relaciones personales, la única persona que le quedaba para ir de compras y le dijera lo bien que se veía era Jared. No era de gran ayuda, pero se la pasaba bien con él, lo cual era mucho mejor.

—No sé porque tanta ropa si al final siempre la rompes —se burló—. Que ganas de gastar dinero.

—No puedo ir por la vida desnuda, sin importar cuanto te guste.

—Ew —se quejó. Venus lo miró ofendida—. Eres como mi hermana, no me gusta verte desnuda.

Venus alzó una ceja.

—¿En serio? Pues no parece, no despegas ojo de mi cuando me transformo.

Sonrió ante el sonrojo evidente en la cara de Jared.

—Es solo curiosidad —se excusó, aclarándose la garganta—. Antes de ti no había visto a una chica desnuda.

Venus dejó de lado el tema de conversación y se adentró a su closet para poder cambiarse para ir a clases. La verdad era que, últimamente, el instituto le estaba gustando mucho más de lo que llegó a imaginar sin sus antiguos amigos, no sabía si era por el hecho de tener a Jared a su lado haciéndole compañía, porque aprendió a no hacer caso de murmullos y palabrerías de los demás estudiantes o por el hecho de que su impronta estaba mucho más cercano a ella.

Jamás pensó que se llevaría tan bien con Paul Lahote, siempre lo detestó sobretodo por el hecho de su nombre, pero ahora lo veía hasta divertido.

—Tenemos clases, Jared —dijo, saliendo del closet y mirando a su amigo, medio vestido en su cama—. ¿No piensas vestirte?

—Pensaba no ir hoy, ayer rompí mi última camisa limpia.

—¿No pensaste en lavar una? —se burló.

—Lo pensé, sí, pero deseché la idea. No se lavar.

Venus rodó los ojos y rebuscó con una sonrisa dentro de su closet. Encontró el paquete, lo tomó y se dio la vuelta hacia su flojo amigo aún tendido en su cama, hasta tirárselo.

—¿Qué es esto? —le preguntó Jared.

—Sé que faltan dos días para tu cumpleaños, pero necesitas mi regalo justo ahora —respondió—. Son un par de camisetas, algo que necesitabas.

Jared se reacomodó en la cama para abrir el paquete envuelto en papel de regalo, le dio una mirada divertida al ver que los dibujos eran de Clifford, el enorme perro rojo de las caricaturas. Su amigo terminó de abrirlo y sacar las camisetas que le había regalado.

—El destino nos hizo amigos, la transformación nos convirtió en hermanos —dijo Jared, sonriendo. Venus rodó los ojos—. ¡No me equivoqué al elegirte como mi mejor amiga del mundo. Ven!

No pudo evitar carcajearse al ver como Jared se levantaba de la cama con rapidez y se acercaba a ella para abrazarla. Se sintió bien, Venus no recordaba haberse sentido así de unida con sus antiguos amigos, ni siquiera con Quil, quizás tenía que ver con la familiaridad que poseían sus lobos.

—Ya, ya, ponte una, lobo cariñoso y vámonos a clases de una buena vez.

Jared la soltó y le revolvió el cabello, para luego ir hacia la cama, donde había dejado su regalo, y escoger una camiseta para colocársela. Venus alzó sus dos pulgares, justo como él había hecho con ella, y ambos salieron por la ventana para ir al instituto.

Venus sabía que los murmullos acerca de ella no se habían detenido, para nada. Todo lo contrario, aumentaron cuando volvió con Jared, todos iban dirigidos a su nueva relación, a cuanto habían cambiado los dos, al hecho de que ahora parecían ser más arrogantes y muchas cosas más. A diferencia del como fue cuando llegó, aprendió a no hacerles caso, le valía poco lo que el montón de estúpidos pensaran de ella.

Vio a Jared sacar con total tranquilidad los libros de su casillero, eso le causó algo de diversión. No había muchos alumnos en los pasillos, los pocos que habían visto estaban en la entrada porque decidieron faltar a clases y ellos iban veinte minutos tardes para Matemáticas, que se daba en el tercer piso del edificio.

—No creo que nos nieguen la educación solo por llegar tarde —le dijo Jared, cerrando su casillero.

—Si fuesen cinco minutos, tal vez, pero casi van treinta —bromeó—. ¿Cuánto a que llego antes que tú?

Jared bufó.

—Solo en tus sueños. Cinco dólares.

Ambos se dieron la mano y, antes que Jared pudiera soltarla, le dio un empujón y salió corriendo. Pudo escucharlo gritar un «tramposa» cuando siguió sus pasos, para su tan mala suerte, su amigo era igual de rápido que cuando era un lobo y de inmediato lo tuvo a su lado.

Era una tramposa, lo aceptaba, pero Jared no se quedaba atrás. Ambos se daban manotazos, se empujaban y se tomaban por todos lados intentando pararse o retrasarse, eso fue hasta que llegaron a la puerta del aula tropezando uno con otro y abriéndola de un solo golpe. Mala idea. Tuvieron la mirada de todos, incluido el profesor, puestas en ellos.

—Me debes cinco dólares —se burló Jared, para luego ver al profesor—. Buenos días.

La mirada que les echó el profesor fue de temer, pero Venus no le hizo caso, le dio una sonrisa y siguió a Jared hasta su asiento. Paul y Kim ya estaban ahí, la chica le daba miradas de amor a su amigo, había olvidado mencionarle eso a Jared, pero es que había faltado esas semanas.

Se sintió mal por ella, Jared ni siquiera la había volteador a ver. Iba a burlarse de él en otro momento, porque su tonto lobo enamorado le rogaba para que le hiciera caso a Paul, que desde que se sentó a su lado había estado tirándole de los cordones de su sudadera.

—¿Qué? —bufó, en voz baja.

Paul le dio una sonrisa y un olor raro llegó a su nariz. Era fuerte, algo más potente de lo que estaba acostumbrada a recibir por parte de su impronta, Sam le había hablado de eso, a veces solían percibir el olor de los sentimientos y, después de burlarse un rato de eso, pudo darse cuenta que era verdad.

Entre más fuerte el sentimiento, más potente el aroma. El enojo, los celos, la rabia y demás de esa índole siempre tenían olores fuertes, como madera, tierra mojada (también dependía mucho de la persona); mientras que el amor, el cariño y la alegría eran más dulces.

—Te voy a contar un chiste —le dijo Paul. Venus alzó una ceja, sonriéndole de lado, el olor se hizo menos fuerte.

Paul olía a enojo y su lobo se removió inquieto dentro de ella queriendo saber el porqué.

—¿Por qué me vas a contar un chiste? —cuestionó con una sonrisa.

—¿Y por qué no?

Venus tuvo que darle la razón, se recostó en el escritorio con la mirada puesta en él para escuchar su chiste. El fuerte olor había desaparecido por completo, Paul apoyó la mejilla en su mano y le sonrió, tomándose unos segundos antes de hablarle.

El chiste era malo, tanto que llegaba a ser gracioso. Quedaba en evidencia que no le estaba prestando ninguna atención a la clase, Paul tampoco y Jared, que dormitaba en su propio escritorio, mucho menos; pero eso no le importaba. Por primera vez desde que volvió siendo un lobo, ya no se sentía sola o como si le faltara algo a su vida. No, se sentía feliz, por completo.

Venus se sentía bien, tenía a su impronta bromeando y riendo a su lado, dos amigos que la apoyaban en todo y con los que podía hablar sin ser juzgada. Genuinamente, pensaba que su realidad era mucho mejor de la que tenía antes.

—Ps, tontos.

Venus rodó los ojos al escuchar la voz de Jared llamándolos, se había dado la vuelta para poder verlos.

—¿Qué? —bufó Paul—. No nos preguntes nada de la clase, me perdí desde que empezó.

—Sí, bueno, así les va —dijo Jared—. ¿Tienen un lápiz?

—Se me perdió el mío hace una semana —respondió Venus—. Y Paul creo que jamás ha tenido uno.

Paul la miró ofendido, pero se encogió de hombros dándole la razón. Jared les agradeció por nada, se volteó y tocó el hombro de Kim, su compañera. Bueno, Venus no estaba lista para lo que sucedió.

La pregunta de Jared quedó a la mitad, se atragantó con sus palabras y se mantuvo unos largos segundos sin dejar de mirar a la chica a los ojos. Kim estaba sonrojada y justo cuando le tocó el hombro, su amigo pareció salir de su ensoñación, casi podía escuchar su corazón latiendo con fuerza, y se levantó de su asiento con un estrepitoso ruido, llamando la atención.

Venus lo vio salir a toda prisa por la puerta y, sabiendo lo que había sucedió, le dio una sonrisa a Paul y siguió los pasos de Jared fuera del aula, sin siquiera explicarse ante los compañeros que la miraban curiosos.

Encontró a Jared en un pasillo, sentado en el suelo y con la cabeza apoyada en la pared. Venus no dudó en seguirlo.

—Eso, mi querido tonto, se llama imprimación —dijo, una vez sentada a su lado—. Es fuerte, te desestabiliza y lo único que quieres es que tu lobo deje de revolotear dentro de ti.

—Ella… ella es mi impronta —dijo—. ¿Es así como se debe sentir?

—¿Cómo si lo único que quieres en esta vida es estar a su lado, sin importarte las demás relaciones en tu vida? —preguntó. Jared asintió—. Sí, es justo así como debe sentirse.

—Es raro, llevo años compartiendo mesa con ella y jamás la había echado más de una mirada.

—Sí, bueno, yo no soportaba a Paul, su sola presencia me caía mal.

Jared rió.

—¿En serio? Desde mi perspectiva eso no se veía como una relación de personas que se caen mal.

Venus rodó los ojos y se levantó del suelo.

—Eres molesto —habló—. Pero estoy encantada de decirte que no debes hacer mucho con Kim, ¿no has visto como te mira? Es como yo cuando veo a Sam.

—Eso me dice mucho, entonces. ¿Sus ojos también de vuelven corazones y hace movimientos raros con su nariz?

—Estúpido —bufó—. ¿Qué tienen todos ustedes con mi nariz? No hago nada extraño con ella cuando veo a Sam.

Jared se encogió de hombros, aceptando su mano para levantarse y soltando una risa.

—Eso es lo que dice Paul que haces, yo solo te veo moviendo la cola cuando te habla.

—Me encantará burlarle de ti cuando hagas eso mismo con Kim.

Le sonrió burlonamente cuando lo vio rodar los ojos. El timbre sonó, anunciándoles el fin de las clases y haciendo que el pasillo en donde se encontraran se llenara de estudiantes. Venus de repente recordó que tanto las cosas de Jared como las de ella se habían quedado en el aula.

Antes de poder pensar en ir a buscarla, Venus vio a Paul acercándose a ellos.

—Dejaste esto —le dijo, pasándole sus cosas. Jared frunció el ceño.

—Oh, vaya, gracias amigo por traerme las mías —bufó, con sarcasmo—. Antes de Venus, yo era el único en tu vida, te recuerdo.

Vio a Paul rodar los ojos.

—Kim se quedó recogiendo las tuyas —explicó—. Dijo que quería ver si estabas bien, pero la perdí al salir del aula, creo que se quedó hablando con la chica Black.

Venus dejó pasar esa última observación y miró a Jared.

—Deberías invitarla al cine, con nosotros el día de tu cumpleaños —propuso—. Puedes llegar a conocerla mejor y te darás cuenta que la chica babea por ti.

—Lo dudo mucho —Jared le dio una sonrisa burlona—. Si soy como tú, no voy a darme cuenta cuando una persona está completamente enamorada de mi.

Venus frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir?

Las palabras que amenazaban con salir de la boca de Jared tuvieron que quedarse en su lugar por dos razones. Primero, el repentino golpe sin sentido que Paul le dio en la nuca, el cual la sorprendió, porque Jared hizo un sonido de dolor. Y, segundo, por el grito de una chica llamando a su adolorido amigo.

Venus le dio una sonrisa a Kim y, sin hacer caso a los nervios de su amigo, se alejó de ellos junto a Paul, esos dos necesitaban un momento a solas.

—¿Vas a venir al cine con nosotros, Mercurio? Prometo que no veremos una peli romántica, ya sabes, para que no te pongas a llorar por tus desamores.

—Entonces tampoco podemos ver una de acción, no vaya a ser que te molestes y muelas a golpes a todos en la sala, ya sabes, con tus problemas de ira.

—Creo que mis problemas de ira son contagiosos, ¿no? ¿Acaso no te enviaron a dirección por golpear a una de las chicas de clase?

Venus movió la cabeza, quitándole importancia.

—¿Y qué vas hablar tú, idiota? Si volviste a golpear al hijo del profesor de química, con razón te detesta.

Paul rió.

—Nos detesta a los dos, sabe la verdadera razón por la cual lo golpeé y no se siente orgulloso de que su hijo esté insultando a una chica —dijo.

Venus decidió callar, Paul le había dejado bastante claro que las veces que había golpeado a ese chico había sido en su defensa (Jared también lo dejó entredicho). Decidió voltear a ver a Jared, el cual no parecía estar en una mejor posición que ella, estaba bastante nervioso, al igual que Kim, y no podía formular una frase completa sin tartamudear.

Venus se aguantó el suspiro exasperado que quería soltar y se recostó en la pared, mirando a su amigo.

—¡Eh, Kim! —llamó a la chica, Jared y Kim se voltearon hacia ellos—. Jared cumple años en una semana, pensamos ir al cine ese día. A Jared le gustaría que nos acompañaras, ¿te gustaría?

Vio a Paul colocar una mano en su boca, tratando de ocultar la sonrisa que amenazaba con salir. Las mejillas de Kim y Jared parecían querer explotar de lo sonrosadas que estaban, no sabía quien estaba más apenado entre los dos.

—Sería un buen regalo para él que tu vayas con nosotros —siguió Paul. A Venus le sorprendía la manera tan tranquila en la que había entendido que Jared sentía algo por Kim—. Diría que será como una cita doble, pero Saturno no es una desesperada.

Venus frunció el ceño, Paul le otorgó una sonrisa burlona.

—«¿Acaso estás celoso porque no encuentras el amor? Tranquilo, siempre hay una desesperada al acecho» —repitió en son de burla. Venus abrió la boca, esas palabras iban a perseguirla de por vida.

—¿Siempre recuerdas todo lo que digo o solo aquello que afecta tu ego? —le preguntó, pero no quiso saber la respuesta, así que miró a Kim—. Entonces, ¿vienes?

Kim asintió, con extrema felicidad y Jared la sujetó del brazo para apartarla unos pasos de ellos y terminar de concertar su cita.

—Soy maravillosa —dijo Venus, halagándose a ella misma—. Le conseguí una cita a mi amigo con una linda chica.

—Esta vez, concuerdo por completo contigo —aceptó Paul con una sonrisa.

—¿Con qué Kim es una chica linda?

—No, con que eres maravillosa.

Venus sonrió, sin poder evitar el orgullo creciendo dentro de ella, y aceptó de buena gana el brazo que pasaba Paul por sobre sus hombros, en una especie de abrazo. Soltó una risa por las mejillas rojas de Jared ante el beso que Kim le dio en una de ellas y sus ojos no pudieron evitar desviarse por el camino que tomó la chica al alejarse.

Quil estaba ahí, a unos metros de ellos, y tenía la mirada puesta en ella. No se veía contento, todo lo contrario, su quijada estaba tensa y veía con malos ojos en su dirección. Quizás tuvo que haberse sentido culpable, pero no podía, tener a Paul abrazándola, bromeando y jugando con su cabello era lo único que necesitaba para no hacerle caso al juzgamiento a su alrededor.

Lo único que le importaba era su impronta y lo demás ya quedaba en su pasado.

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La Push era el único lugar donde los habitantes de la reserva podían divertirse sin necesidad de ir al pueblo, era una extensa playa que solía estar solitaria, servía para caminar y tener fogatas. Venus había estado en varías con sus compañeros de clases y sus ex amigos, también solía hacer salto se acantilado con ellos, pero nada comparado a como lo estaba haciendo ahora con Sam y Jared.

Venus se asomó en la orilla del acantilado, era mucho más alto de lo que había hecho antes. A lo lejos, un pequeño grupo de personas había acabado de llegar a la playa, le sorprendió un poco porque el día estaba nublado, el agua debía estar bastante fría.

—¿Has escuchado como nos están llamando? —le preguntó Jared—. Nos dicen “Vigilantes en esteroides”.

—Fue Embry Call quien comenzó ese estúpido apodo —comentó—. Al parecer, cree que fue rara la manera en la que Sam, tú y yo cambiamos tan rápido.

—Pensé que él era tu amigo —dijo Sam, a unos pasos de ella.

—Sí, yo también.

Venus hizo una mueca antes de alejarse del borde del acantilado, la verdad era que se habían ganado unos apodos en todo ese tiempo. Embry fue el creador de uno, quizás el más utilizado, Jules también contribuyó, aunque éstos solo iban dirigidos a ella. Jacob no sabía lo que hacía pero al parecer tenía su concentración en otra cosa y Quil, bueno, a él le había dejado de prestar atención.

—¿Has sabido algo de los fríos de Forks? —le preguntó Jared a Sam.

Los fríos, o también llamados «vampiros, habían sido un problema para ellos esas últimas semanas. Al parecer, el día en que captó ese raro olor en el bosque antes de transformarse, lo que en realidad había visto era a un vampiro siendo perseguido por un Sam en su forma de lobo. ¿Qué hacía ahí? Nadie sabía, lo único que tenían en claro era que no se trataba de los que estaban permitidos en sus territorio, como lo eran los Cullen.

Los Cullen, una familia rica de Forks que habita dentro del bosque y en la que todos sus miembros eran vampiros. Venus solo conoció al patriarca de la familia en una reunión del consejo, su olor era desagradable, pero el hombre era educado y amigable, aún así no le cayó bien.

—El doctor Cullen dice que nadie de su familia ha pisado nuestro territorio, pero que no puede controlar a los fríos que ingresan al pueblo —respondió Sam.

—¿Por qué los aceptaron aquí, de todos modos? —bufó Venus.

—El Pacto lo hicieron nuestros ancestros —dijo Sam—, pero dejemos esto hasta aquí, les he dicho que es tiempo de descansar un poco. ¿Quién va primero?

—Venus —saltó Jared, rápidamente.

Venus bufó y volvió a echar su mirada a la punta del acantilado. Escuchó a Sam reír y a Jared diciendo algunas cuantas bromas, no iba a permitir que la consideraran una cobarde, así que se quitó los zapatos para no echarlos a perder.

—Es increíble que obligues a tu futura esposa a hacer esto, Sam —bufó, con gracia. Jared se carcajeó—. Si muero, te aseguro que regresaré para llevarte conmigo.

—Exagerada —dijo Sam—. Venga, Juno, salta.

Venus rodó los ojos, pero antes que pudiera tomar impuso para saltar, fue arrastrada por Jared hasta el borde del acantilado. Su amigo podía ser más rápido, pero ella era mucho más fuerte, así que el que terminó cayendo fue Jared, Sam y ella se burlaron unos segundos antes de seguirlo.

El agua del mar debía estar helada, pero su cuerpo no llegaba a notarlo por completo por su alta temperatura. Antes no le gustaba la playa, mucho menos nadar en ella, sin embargo, le había cogido un gusto especial esas últimas semanas.

Volvieron a la arena, Venus no dudó en acostarse en ella, con toda su ropa mojada y mirando al cielo. Jared hizo lo mismo, sólo que colocando la cabeza encima de su estómago. Sam, en cambio, permaneció sentado. A lo lejos, los mismos chicos de antes seguían en el lugar, solo que sus voces se escuchaban mucho más cerca.

«Se volvió un idiota, no puedo creer que terminara contigo, Leah». Las voces se escuchaban con fuerza, pero ninguno de los tres le prestó algún tipo de atención.

—¿Cómo te va con Emily? —habló Jared, sin moverse de su lugar, en dirección a Sam—. ¿Sigue rechazándote?

—Ja, ja, ja —rió Sam con sarcasmo—. En realidad, hice exactamente lo que Juno me dijo y está funcionando.

—Se dice gracias —dijo Venus.

—Emily está pensando en mudarse a Forks —comentó Sam—. Su familia tiene una casa aquí y ella ha estado pensando en que si esto va en serio, lo mejor sería mudarse al pueblo.

«Y no es más que Cameron, o sea, se volvió un engreído total». Esa fue otra voz, muchas más le dieron la razón. Aún así, siguieron como si nada.

—Entonces, va en serio, ¿no? —preguntó—. Es bueno saber eso, porque me debes una cena sin límites —Sam bufó, haciendo reír a Jared—. A Jared también le va bien con su impronta, tienen una cita la próxima semana, se la conseguí yo.

—¿Acaso eres nuestra cupido personal? —se burló Sam—. Deberías tener alas en vez de cola.

Jared estalló en carcajadas, Venus rodó los ojos y, con la mano que estaba puesta en el cabello de su amigo, le dio un pequeño tirón para hacerlo callar.

—¿Nos vas a presentar a Emily algún día? —preguntó Jared, recobrando el aliento.

—No, no lo hagas —se adelantó Venus—. No quiero ver a la chica que me quitó a mi novio.

Sam rodó los ojos.

—Lo haré, quizás sea pronto —respondió—. Me dijo que se sentía mal porque he estado yendo para allá mucho y quiso compensarlo viniendo ella a visitarme.

—¿Le dirás del secreto? —cuestionó Venus. Oyó a Sam suspirar.

—Tengo que hacerlo —dijo—. En realidad, tenemos que hacerlo —corrigió—. La única persona que puede saber del secreto es nuestra impronta, lo hará mucho más fácil para nosotros.

«Ag, sí, jamás me cayó tan mal como ahora y creo que está con los dos, o es lo que dice Jules». Venus sabía que estaban hablando de ella, pero como todo lo anterior, decidió ignorarlo.

Aún así, no pudo evitar sentir curiosidad. Se levantó un poco de la arena, apoyando todo su peso en sus codos y volteó en dirección a la fogata. Reconoció a unas cuantas personas, algunos eran estudiantes de su clase o alumnos mayores, pero la que más resaltaba, y la única que conocía a profundidad, era a Leah Clearwater.

—Yo lo haré la próxima vez que vaya a visitar a Emily —continuó Sam—. Quiero que sepa de esto y que sea su decisión si quiere estar o no conmigo.

—Noble —se burló Jared—. Déjame tener mi primera cita con Kim antes de contárselo, tengo que ganarme su confianza primero.

Venus rió.

—Lo mío si será mucho más complicado —dijo. Sam la miró—. Ya sabes, tengo que lidiar con que le caigo mal a Paul y…

—¿Tú en serio piensas que le caes mal a Paul? —se carcajeó Jared, volteándose y colocando la mejilla en su estómago para verla mejor—. Por la luna, Venus, en serio eres ciega.

—¿A qué te refieres? —bufó. Sam alzó una ceja burlonamente.

—Yo solo te voy a decir que más atención te ponía Paul, que Quil —bromeó Jared, volviendo a su posición inicial.

Miró a Sam, quien solo volteó hacia otro lado, pero pudo notar una leve sonrisa burlona en sus labios. Decidió no decir nada sobre eso, pero lo mantendría en su memoria para más adelante, para un día que Jared quiera hablarle sin misterios, y prefirió cambiar de tema.

Las habladurías de la fogata acerca de ellos se seguían escuchando, Leah de vez en cuando decía algo, pero más eran sus compañeros. Ellos, como habían estado haciendo, seguían sin prestarle ni un gramo de atención.

Venus aceptaba con gusto su nueva vida, ser la protectora del pueblo que la vio nacer era un orgullo para ella, hacerlo acompañada de un increíble alfa como lo era Sam y de un gran amigo como Jared hacía la tarea mucho más sencilla. Las comparaciones nunca le habían gustado, le parecían odiosas, pero no podía evitar comparar su pasado con su ahora presente y, sin ninguna duda en su corazón, elegiría mil veces el presente que estaba teniendo.

Venus Argent sabía que desde ese día en el bosque su vida había cambiado, pero jamás creyó que iba a sentirse tan feliz por ese hecho.

Buenaaaaaaas, aquí yo de nuevo con otro capítulo.

¿Qué opinan hasta ahora sobre la manada y la amistad entre Jared y Venus? ¿Creen que Jules vaya a recapacitar o seguirá igual de castrosa? ¿Quien quiere que Paul ya se transforme?

Dejenme sus opiniones y diganme si les está gustando la historia hasta ahora.

Valoren mi esfuerzo comentando y votando✨

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