006. A Stiles Christmas

Una navidad a lo Stiles


El tiempo pasaba volando y las vacaciones por las fiestas llegaron pronto.

Muchos alumnos se quedaron en Hogwarts y disfrutaron todo lo que la escuela tenía preparado para las fiestas y otros muchos volvieron a sus casas para pasar tiempo con sus familias, entre esos muchos se encontraban Cassie y todos los hermanos Weasley quienes esperaban que sus madres terminaran de conversar.

—¿Mamá ya podemos irnos? —preguntaron Fred y George a su mamá.

—Llevan diez minutos hablando —añadió Cassie mirando a su madre quien continuó su charla—. Si hablan un minuto más de seguro compartirán recetas de remedios y pasteles —susurró aunque si lo dijera más fuerte de seguro no la oirían.

—Pues espero que te guste el pastel de calabaza...

—Y el queque de plátano.

—Mi mamá conoce remedios que no saben asqueroso.

—Entonces dejemos que hablen un poco más, que mamá necesita saber de esos remedios.

—Mamá ya deberíamos irnos, hace más frío y se hace tarde —intervino Percy que calentaba a su rata mascota con su abrigo.

—¡Merlin cierto! ¡Charlie ven acá! Ustedes dos pónganse bien sus bufandas cuidado se resfríen.

—¿Por qué a Percy si le hace caso?

—Nosotras deberíamos irnos también, tu padre debe preguntarse dónde estamos.

—Un gustó conocerlas a ambas —dijo la mamá de los gemelos.

—Igualmente, pasen lindas fiestas —respondió la madre de Cassie.

—¡Felices fiestas! —repitió su hija.

—¡Felices fiestas! —respondieron todos los Weasley al unísono.

—¿Qué tal estuvo la escuela? — preguntó la madre de Cassie—. Apenas nos escribiste, ¿tuviste problemas con las lechuzas de la escuela?

—Algunos, esas lechuzas no eran muy amables conmigo —mintió, no tenía mucho que contarle a sus padres, o mejor dicho no había mucho que podía contarles.

—¿Quisieras que te compremos una o aún te dan miedo las aves?

—No mamá y como te dije hace un año ya no les temo —mintió ligeramente, ya no les temía pero tampoco le gustaban las aves—, la pobrecita no tendría un buen lugar en el castillo, no podría quedarse conmigo y la escuela ya tiene muchas lechuzas.

—Bueno si tú lo dices.

—¿Y qué haremos en las fiestas?

—Viajaremos a Nueva Orleans.

—¿¡Enserio!? —preguntó Cassie entusiasmada.

—Si, tu abuela nos lo sugirió y creemos que es una muy buena idea.

—Sí, es una maravillosa idea. ¿También irá la tía Natalie?

—Si, estarán todos tus tíos.

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A Cassie le alegraba mucho volver a ver a su familia y amigos después de años, pero sobre todo le alegraba ver a su tía Natalie, quería averiguar sobre la familia de su padre y estaba segura de que su tía sería la única que le diría algo al respecto y probablemente, de sus tíos, era la única que podía saber algo.

Al llegar a Nueva Orleans lo comprobó, no porque su tía respondiera alguna de sus preguntas, sino porque cada vez que intentaba preguntarle algo al respecto a su tía siempre la llamaba alguien y la mayoría de las veces ese alguien era alguno de sus padres.

—Listo, ya estás —dijo su madre al terminar de peinarla—, ahora ve a ayudar a tu primo con la mesa antes de que rompa un plato.

—Claro —respondió Cassie antes de bajar y encontrar a su queridísimo primo armando un cubo rubik en lugar de poner la mesa.

—Que bien ayuda para poner la mesa, ahí está todo, acomodalo Cassiopeia —ordenó su primo Connor.

—No pienso poner toda la mesa yo sola, levántate y ayuda.

—Ya puse servilletas y una de las jarra, tú deberías poner lo demás, no seas floja.

—No me provoques Connor, mejor ve a traer los cubiertos.

—Qué mandona —dijo antes de levantarse—, seguro es cosa de serpientes.

Cassie pensó por un segundo en dejar pasar ese comentario pero... porque no jugarle una pequeña bromita por ello. Así que tomó la cuchara de madera que tenía la jarra y la ocultó en su bolsillo hasta que su primo llegara e hiciera otro comentario.

—Sabes no me sorprende que terminaras en un sitio así —dijo cuando volvió con los cubiertos—, eres muy cobarde para estar en Gryffindor, muy tonta para ser Ravenclaw y nada amable para ser Hufflepuff.

Milagrosamente su primo no la decepcionó y gracias a ese comentario Cassie considero que tenía todo el derecho de hacerlo asustar así que se acercó a él rápidamente y puso la punta del mango de la cuchara en el cuello de su primo, sin presionarla.

—Te dije que no me provocarás.

—¿Deveras, una rama Cassie?

—No es una rama.

—No puedes usar tu varita, tus papás la tienen.

—Tal vez la tome discretamente, sería una cosa de... ¿cómo lo llamaste? Ah sí, sería una cosa de serpientes.

—Los menores no podemos hacer magia —dijo con más susto en su voz.

—Tu crees que el ministerio Inglés vendrá hasta acá para detenerme.

—El americano lo haría.

—No creo... pero podemos probar. ¡Cara de sapo! —exclamó, la cara de su primo era puro susto y movió la cuchara—, mira la cuchara es mágica.

—Ja ja que chistosa.

—¡Cassiopeia Stiles! —exclamó su tía Natalie de forma seria.

—El karma es hermoso, ¿no lo crees? —susurró Connor con tono burlón

—Yo que tu no festejo tan pronto —susurró Cassie de igual manera—, tía Nat, Connor no deja de molestarme.

—Connor no provoques a tu prima.

—¿Qué acaso no viste lo que me hizo?

—Fue una pequeña broma, tu le hiciste cosas peores.

—Pero- si ella-... —Connor no encontraba algo inteligente que decir y se callo hasta que encontró hiriente en su lugar—. Tía Nat ¿no se te olvidó que ya no se apellida Stiles además de que también se llama M...

—Callate Connor —interrumpió su prima a la cual le importaba tres jarras de jugo si la molestaba por su apellido, pero si empezaba a conjugar su segundo nombre con sonidos de vaca estaba muerto.

—Connor haz la mesa.

—Cuánta corrupción.

—Tu también ayúdalo señorita y cuándo termines sube al cuarto de tus abuelos a ayudarme a cuidar a Ryan.

—Ire y ¿dónde está Mia?

—Subió a tu antigua habitación y esperando que la ayude —dijo antes de darse vuelta para ayudar a su hija.

—¿Cuando acabe con la mesa también puedo subir? —preguntó Connor.

—No —respondió y subió las escaleras mientras Cassie se reía de Connor.

—Detesto que seas su favorita.

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La cena navideña de la familia Stiles no tenía nada que envidiar a los banquetes de Hogwarts, los tíos de Cassie que vivían en Nueva Orleans le recordaron a la castaña cuanto extrañaba la comida de su familia.

Esa cena fue perfecta a comparación de varias cenas anteriores que de familia Stiles habían tenido, sin contar que los primos mayores de Cassie confundieron el refresco con vino y los menores se unieron para hacer un berrinche por no poder abrir los regalos en ese momento, sin contar esos pequeños e insignificantes detalles fue una cena perfecta.

Y hubiera terminado siendo una noche perfecta si Cassie no se enfrentara al problema más recurrente en su vida, no poder dormir. Intentó conciliar el sueño por horas pero todos sus esfuerzos eran inútiles entonces se rindió y salió de la cama para realizar su actividad favorita de insomnio navideño, curiosear los regalos y tratar de adivinar que son.

Bajo las escaleras con sumo cuidado para que ni un escalón rechinase y cuando llegó al pie del árbol noto que todos los regalos lo estaban debajo de él sino que estaban colgados en el techo como si fueran un candelabro.

—¡¿Por qué tenías que pensar en una idea así Tio Max, por qué?! —susurró levantando un puño arriba—. No me gusta tu "fantástica idea", porque ahora tengo que buscar otro pasatiempo, muchas gracias...

Busco con la mirada alguna cosa entretenida que le ayudará a matar el tiempo y recurrió al plan C, porque nada más interesante aparecía, lo que basaba el plan B.

—La tienda de la abuela siempre ha sido un bonito sitio donde distraerse... da igual tío Max ya tengo otra cosa que hacer... y tengo que dejar de hablar sola.

La castaña caminó a la tienda de la misma forma en la que bajó las escaleras y abrió la puerta con la misma delicadeza con la que había llegado hasta ahí.

En el piso inferior de la casa Stiles, Fate Stiles, la abuela de Cassie, tenía su tienda donde realizaba entregas y pedidos de sus dulces además de leerle el futuro tanto a magos como a muggles.

Parte de un muro de la habitación tenía dos estanterías llenas de libros y otra que funcionaba como puerta secreta al interior de la casa y junto a esta estaba el caldero de su abuela y encimeras donde realizaba sus dulces. Al otro lado de la habitación había una mesa enorme llena de velas, cartas de tarot y tenía una pequeña bola de cristal, Cassie amaba mucho esa mesa, tenía buenos recuerdos en ella.

—Has estado muy callada en la cena —murmuró su abuela detrás de ella asustandola un poco.

—La última cena de navidad aquí no fue precisamente un éxito —respondió Cassie—, no quería pelear con Connor y arruinarlo todo.

—Tu no lo arruinarías, has pasado dos años sin accidentes incluso con lo que estás pasando en tu escuela —Cassie no le había dicho nada de la escuela por temor de que le contara algo a su madre pero su abuela de alguna manera se había enterado y Cassie estaba segura que eso involucraba su bola de cristal.

—¿Cómo siempre sabes todo abuela?

—Es mi trabajo querida. Si no me equivoco te castigaron el primer día, hay una chica que tiene un padre que odia al tuyo y te odia por ser su hija y claro nadie te dice lo que debes saber.

—¿Les dirás a mis papás?

—No, me importa más saber como estas sobre ello que te regañen —confesó para luego preguntar—. Así que ¿cómo estás con todo eso?

—No tan mal como para arruinar estos dos años perfectos por el momento —respondió aparentando calma, aunque seguro era inútil su abuela siempre sabía todo... Y si siempre sabe todo tal vez sepa sobre...

—¿Deveras quieres saber? —la interrumpió antes de hablar—. O prefieres que adivine la respuesta.

—La respuesta de seguro ya la sabes, como todo lo demás.

—Si la sé y aunque tu respuesta fuera diferente, sé tanto como tú.

—¿Absolutamente nada? —ella negó con la cabeza mi pregunta.

—Sé que tu padre definitivamente tiene problemas con su familia, problemas serios, pero no se cuales son o cuán graves son.

—¿Y no hay forma de que lo sepas o yo lo sepa? —dijo mirando la mesa con sus cosas.

—¿Quieres usar la bola de cristal?

—¿Puedo? Cuando era más pequeña podía, claro no recuerdo haber visto algo pero me dejabas intentar.

—¿Cuándo puedes tomar clase de adivinación en tu escuela?

—Tercer año.

—Cuando sepas más de la adivinación puedes intentar.

—¡¿Tengo que esperar hasta tercer año?!

—No dije eso, dije cuando sepas más. Puedes comenzar ahora con este libro. "Epifanías de la adivinación" seguro lo recuerdas.

—¡Siempre quise este libro! —no solo porque la tapa era morada, algo que captó su atención muy rápido, sino que saber de los sueños siempre se le hizo interesante y por más que no soñara mucho por lo poco que puede dormir, los sueños que había tenido y los que había oído siempre parecen tener algo detrás, rara vez eran solo sueños.

—Bueno ahora puedes aprender de él.

—Gracias, gracias, gracias abuela.

—De nada, feliz navidad querida.

☾︎✵☽︎

NOTAS:
⩩ Este capitulo tendrá su versión en RED (libro de Nat, la tía de Cassie) donde se sabe mucho más de lo que sabe la pobre Cassie.
⩩ La familia de Cassie es muy extensa pero quienes más peso tienen en su vida son su tía, su abuela y su molesto primo Connor. Todos estos volverán a aparecer más de una vez.

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