003. First week
La primera semana
Después de ser castigada en su primer día completo en Hogwarts, Cassie decidió que el día siguiente sería un día tranquilo, usaría su último día antes del inicio de clases para descansar y conocer mejor a sus compañeras de cuarto.
Tras de lo acontecido en la selección de casas Cassie apenas se había relacionado con sus compañeras, con la única que había tenido una conversación apropiada ese día y el día siguiente fue Lizzie y se sentía mal al respecto.
Además Charlie le aviso que no podría ver a Lee ni a sus hermanos porque si los últimos salían de su sala común Percy, su hermano, le escribiría su travesura a su madre ya que la profesora McGonagall no lo había hecho, aunque claro ese motivo era un motivo secundario a su plan de un día tranquilo en la sala común.
Quedarse todo el día en su habitación fue una gran decisión de parte de Cassie, no se metía en problemas, nadie la miraba feo y tuvo la oportunidad de hacer nuevas amigas, ya que sus compañeras de habitación también decidieron quedarse en la habitación.
—Bueno hasta ahora sabemos nuestros cumpleaños, signos zodiacales gracias a Lexi que los reconoció en dos segundos, algunas cosas que nos gustan, otras que nos disgustan, que tu eres metamorfomaga y tu legeremante —dijo Maddie la pelinegra apuntando a Cassie y a Lizzie—, ¿que más deberíamos saber?
—¿Hábitos que tenemos? Para que la convivencia sea mejor —sugirió Lexi—, yo empiezo me gusta dormir, demasiado, tomenlo en cuenta.
—Yo soy muy ordenada —dijo Maddie que luego fue interrumpida por Lexi.
—Yo no lo soy, de hecho mi habitación siempre es un desastre.
—Eso será un problema —dijo Sam que levantó la vista del libro de encantamientos para mirar a Cassie—, y supongo que a ti te gustan los problemas o tienes el hábito de meterte en ellos... Ya que te castigaron el primer día.
—Me gustaría decir que a los problemas les gusto yo —respondió Cassie un poco incomoda.
—¿Y tú puedes leer nuestras mentes sin querer o puedes controlarlo? —le preguntó Lexi a Lizzie.
—Puedo controlarlo muy bien... pero debo admitir que soy un poquito entrometida —dijo Lizzie y antes de hablar de nuevo miró a Cassie de reojo—, juro que evitó serlo a toda costa pero a veces la tentación me gana.
—Pues espero que no te gane tan seguido —hablo Sam—, ¿qué es lo qué más les emociona aprender? Por mi parte creo que aprender sobre herbología será muy interesante.
—A mi me interesa mucho aprender encantamientos —dijo Lizzie.
—Lo que más me interesa es hacer pociones, conozco varias recetas gracias a mi mamá y me emociona mucho poder hacerlas por fin —respondió Cassie.
—¡Volar en escoba! —exclamó Lexi muy animada—. Se ve que es muy divertido.
—A mi también es lo que más me interesa —dijo Maddie—. Cassie a ti te gusta el quidditch ¿no? Lo digo por las pegatinas en tu baúl.
—Si, me encanta desde pequeña mi padre me enseñó a jugarlo y además de que soy buena volando me encanta, quisiera ser jugadora de Quidditch profesional en el futuro.
—Vas bastante adelantada en dos materias o incluso tres considerando que puedes transformarte a tu gusto —argumentó Sam.
—Tal vez, ojalá sea así, McGonagall ya me tiene en la mira después de ayer.
Las cinco chicas pasaron horas conversando y conociéndose hasta que la hora de dormir llegó, cosa que Cassie apenas pudo hacer.
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La mañana siguiente empezó tranquila, Cassie quien usó su metamorfomagia para no lucir como un zombie frente a sus maestros, desayuno con su amigas, recibió su horario y volvió a su habitación donde el desastre comenzó.
Lizzie no encontraba sus libros, Maddie trataba de despertar a Lexi quien no despertaba por nada del mundo, Sam no sabía atar una corbata y Cassie no encontraba su varita. Además su habitación era un desastre, literalmente, lo que enojaba a Maddie.
—Los encontré—grito Lizzie alzando sus libros del suelo y antes de que Maddie se quejara.
—¿Alguien más puede venir a despertarla? Intente de todo: ruido, sacudirla incluso golpearla con la almohada y nada, si no la escuchase roncar juraría que está muerta.
—Y si le tiras agua —dijo Sam.
—¿Y de donde voy a sacar agua?
—El baño, el lago, algún hechizo...
—¿Cómo se supone que sepa algún hechizo si ni siquiera hemos empezado a aprender algo?
—¿No has leído alguno de los libros?
—Bueno si tanto sabes despiertala tú.
—¡La encontré! —exclamó Cassie recogiendo su varita del suelo—. Se cayó detrás de la mesa de noche.
—Al fin, ¿ahora si puedes ayudarme con mi corbata?
—¡Y alguien puede ayudarme a despertarla!
—¿Despertar a quien? —preguntó Lexi semi-despierta ocasionando que todas griten.
—¡No me asustes así Alexia!, ¿cómo es que puedes dormir así? ¡Hice de todo para despertarte y cuando paró te despiertas!
—Al menos está despierta —dijo Sam ganándose una mirada poco amable de Maddie—. No me mires así, yo dije que la despertaramos antes de desayunar, tú sugeriste que la dejemos.
—Yo pensaba que despertaría mientras estuviésemos desayunando, no esperaba esto.
—¿Saben si el desayuno ya acabó? —preguntó Lexi bostezando mientras se cambiaba.
—No acabó pero lo hará en unos minutos, así que si quieres comer algo será mejor que te apures —le dijo Lizzie—. Deberíamos irnos ya, el salón de encantamientos está del otro lado del castillo y hay que subir muchas escaleras.
—¿Ya dieron el horario?
—Si, lo tendrías si te hubieses levantado.
—No entiendo porque estas tan enojada si siempre me levanto a esta hora —dijo Lexi ya cambiada.
—¡Me estás diciendo ahora, justo ahora que esto pasa todos los días y que no me enoje!
—¿No se los dije ayer?
—¡NO!
—Pero si nos dijo que le gusta dormir y lo tomáramos en cuenta así... —dijo Cassie y Maddie la miró feo así que cambió de tema—. Lizzie tiene razón tú deberías ir a comer y nosotras deberíamos irnos.
—Vamonos Maddie, caminar te quitará el enojo —dijo Sam tratando de hacer que salga de la habitación.
—¿Realmente crees que caminar me quitará el enojo?
—Probablemente no te lo quite pero hará que te enojes con las escaleras y no con Lexi.
El caos no se quedó en su habitación y las acompaño a todas sus clases.
Lexi llegó muy tarde a encantamientos, Maddie y Sam se perdieron al ir a transformaciones y la profesora McGonagall, quien resultó ser animaga, las asusto cuando Maddie creyó que sería bonito acariciar al gatito que tenía enfrente, Cassie era malísima transformaciones lo cual todas encontraron irónico y a Lizzie le entró tierra en la boca cuando al inicio de la clase de Herbología.
El primer día de castigo tampoco fue bueno, se perdieron de camino a la cocina, un elfo muy gruñón les grito por todo y llegaron tarde a la hora la cena.
Sin embargo la semana no continúo así, todo pasó muy rápido y por ser la primera semana no habían aprendido muchas cosas, lo que era realmente bueno porque no tuvieron muchas tareas.
Pero todo lo bueno tenía que terminar y el viernes en historia de la magia, todos incluido el profesor Binns, se encontraban semi-dormidos en su clase. Lo cual era bastante razonable ya que la noche anterior tenía astronomía y dormir poco junto con la clase más aburrida de todo Hogwarts resultaba en muchas personas dormidas. Lo cual no le importó al profesor Binns quien decidió dar tarea en el único día que nadie atendió una sola palabra.
—¡Quién fue el genio que decidió que tuviésemos astronomía una noche antes de la historia de la magia! —se quejó Cassie al salir del salón.
—No tengo idea pero esa persona de genio no tiene nada —respondió Lizzie.
—Wow se ven fatal —dijo George que caminaba hacia ellas con Fred y Lee.
—Al menos yo si desayune, Weasley —respondió cortante Lizzie, que por cierto ya los había conocido y no le agradaba ninguno de ellos.
—Y nosotros dormimos y no estamos de mal humor —dijo Fred.
—Nosotras también dormimos en historia de la magia pero lo hicimos, zanahoria —respondió Cassie y Fred se llevó la mano al pecho actuando ofendido.
—Malhumoradas.
—Nosotros sí comimos, acabamos de llegar de las cocinas —dijo Lee mostrando una manzana a medias antes de morderla.
—¿A dónde tenemos que ir ahora? —pregunto Cassie a Lizzie.
—A las mazmorras, les toca pociones o mejor dicho nos toca pociones —Fred respondió en lugar de la rubia.
—¿Pasamos pociones dobles con Gryffindor? —preguntó Lizzie y los muchachos asintieron—. Que pena para ustedes, escuche que a Snape no le agradan los de su casa.
—Lo sabemos, nos lo confirmaron todos nuestros hermanos.
Cuando todos entraron a las mazmorras vieron como a cada Gryffindor que entraba el ambiente le afectaba un poco ya que era notoriamente más frío que cualquier parte del castillo.
—Merlin este lugar es demasiado tétrico con todos estos animales conservados en frascos de vidrio por todas las paredes, aunque va con el estilo de Snape —dijo Lee y el profesor Snape entró detrás de él un segundo después de que dijo eso—. ¿Será que me escuchó?
—Espero por tu vida que no —dijo George y todos se sentaron cuando empezó a llamar lista cómo los demás maestros.
—Ustedes están aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones —hablando casi en un susurro, pero se le entendía todo—. Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y muchos de ustedes dudarán que esto sea magia. No espero que lleguen a entender la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos... Puedo enseñarle cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte... si son algo más que los alcornoques a los que habitualmente tengo que enseñar.
—Soy yo o le acaba de hacer un poema a las pociones —susurró Fred ocasionando que George y Cassie rieran, pero la última fue la única en disimularlo.
—¡Weasley! —dijo de pronto Snape—. ¿Necesitaría dos ramas de acónito o dos de luparia para una poción de despertares?
—¿Cuál de nosotros dos? —respondieron los gemelos al unísono.
—Cualquiera de los dos que sepa la respuesta.
—Hablando por ambos... —empezó Fred.
—Ninguno de los dos la sabemos —terminó George.
—Evidentemente ambos pertenecen al grupo de los alcornoques que tengo que enseñar, cuatro puntos menos para Gryffindor, señorita Black la misma pregunta.
—El acónito y la luparia son la misma planta y se necesitan tres de ella señor.
—Correcto, por lo visto alguien si le interesa esta clase, cinco puntos a Slytherin. Señorita Johnson ¿cuál es el ingrediente base para cualquier antídoto?
—¿Cómo sabías eso? —preguntó un susurró Fred.
—Mi mamá hace esa poción seguido, me sé los ingredientes de memoria.
—Incorrecto señorita Johnson, Señor Pucey la misma pregunta.
—El bezoar.
—Correcto otros cinco puntos a Slytherin y dos menos a Gryffindor. Espero que hayan escrito la respuesta a todas esas preguntas y que hagan eso con las siguientes.
Las cosas no mejoraron para los Gryffindors a medida que continuaban las preguntas que hacía Snape y tampoco cuando los puso en parejas, para que mezclaran una poción sencilla para curar forúnculos.
El profesor se paseó con su larga capa negra, observando y criticando a todos los Gryffindors mientras que Lizzie y Cassie terminaron su poción rápidamente, por el contrario a los gemelos que no les iban muy bien que digamos y pedían ayuda constantemente.
—¿Cassie qué pasó sigue? —preguntó George mientras Snape estaba lejos.
—Tienen que echar las ortigas secas.
—Gracias.
—Por lo visto las señoritas Black y Laurent son de las pocas que realmente saben hacer una poción —dijo Snape pasando por la mesa de ambas—. No como otros muchos.
Al finalizar la clase, Snape pidió que embotellaran sus pociones para revisarlas.
—Esto nos confirma que Snape tiene preferencia a los de Slytherin, par de afortunadas seguro que si hacen algo mal lo ignorará —dijo Fred claramente enojado—. Aunque contigo no tendrá que hacerlo, se nota que eres buena en esto.
—Saber la respuesta de una poción que veía todos días en mi casa significa que soy buena —respondió Cassie—. Tuve suerte que me haya preguntado eso, no sabía la respuesta de las demás preguntas.
—Por primera, y espero, última vez he de coincidir con la zanahoria parlante, pero tiene razón, eres buena en pociones—dijo Lizzie—. La mayoría de las cosas de la poción las hiciste tú.
—No es cierto, tú hiciste gran parte —replicó la castaña.
—Moli y te pase los ingredientes, la mayoría de las cosas las hiciste tú —Cassie iba a replicar de nuevo pero la rubia la interrumpió—, ¿qué clase nos toca ahora?
—Transformaciones.
—Hoy es su día de suerte, nosotros tenemos historia de la magia, la clase más aburrida que haya existido —dijo Lee.
—Preferiría pasar de nuevo Historia de la magia que Transformaciones, al menos ahí podría dormir.
—Pero transformaciones es sencilla y al menos algo entretenida, sobre todo cuando McGonagall se convierte en gato.
—Para ustedes transformaciones es increíble, pero para mí no, hasta ahora ni siquiera logré que la cerilla se convierta en algo o a medias.
—Si lo piensas es irónico, puedes transformarte en quien quieras pero eres mala en Transformaciones —dijo entre risas Fred.
—Si, ya sé que es irónico.
—Oh no —dijo George deteniéndose con Fred y Lee—, Percy nos vió y no está nada contento.
Un Percy muy molesto y con el pelo rosa se acercaba furiosamente hacia sus hermanos.
—Probablemente sea por el tono de rosa que escogimos, no le sienta.
—¿No deberían correr o algo? —preguntó Lizzie
—Cierto —dijo Fred y los tres se fueron corriendo haciendo que Percy les gritase por hacerlo.
Las dos chicas de Slytherin se dirigieron al otro lado del castillo para su próxima clase y para desgracia de Cassie muchos alumnos de Ravenclaw de segundo año, incluida la chica que la detestaba sin motivo, salían del salón de transformaciones y muchos de esos alumnos miraban a Cassie fijamente mientras entraban.
—¿Esa es la chica que te empujó el sábado?
—Si, creo que me detesta o a mi apellido, lo menciono con claro enojo cuando me empujo —respondió y ahora la que miraba fijamente era Lizzie pero no a Cassie sino a la chica lo cual la asustó e hizo que se fuera.
—¿Quieres saber por qué lo hace?
—Tal vez... bueno si, si quiero saberlo.
—Se llama Lucy y al parecer te odia por algo tiene que ver con su padre.
—¿Y yo qué le hice a su padre?
—La pregunta sería que le hizo tu papá a su papá —eso alarmó Cassie, ¿qué podría haberle hecho su padre al padre de Lucy?—. Tranquila es una tontería de todas formas, tu papá le rompió el brazo en una final de Quidditch con una bludger, cuando vienen a la escuela representantes de equipos importantes, de todas formas un año después lo reclutaron para las avispas de Wimbournea e incluso jugó para la selección de Inglaterra pero es muy rencoroso.
»Y en lugar de ser un papá normal que le cuenta a su hija sobre sus triunfos cuando se le acabaron las historias para contar le habló sobre las personas a las cuales le guarda rencor y porque.
—Bueno eso es mucho más de lo que esperaba, tienes razón es una tontería pero explica su odio hacia mi por ser hija de quien le rompió un brazo, además quien guarda rencor por algo así, el Quidditch es un juego rudo y el trabajo de los golpeadores está en su nombre.
—Al menos ya sabes porque se te queda mirando.
—Pero no porque todo el comedor lo hacía.
—Más de la mitad del comedor te miraba porque querían saber en qué casa quedarías —explicó Lizzie y Cassie no lo había pensado hasta ese momento.
—Bueno eso no explica los murmullos.
—Podría averiguarlo... si quieres.
—Podrías ayudarme a hacerlo pero sin meterte en la cabeza de los demás a menos que sea necesario.
—Claro, habrá otras formas... y lo siento creo que ya notaste que bueno...
—¿Qué sabes de mi oscuro secreto? —ella asintió—. Lo noté cuando dijiste que eras un tanto entrometida...
—Lo siento mucho por saber, el primer día te quería conocer y vi lo que te dijo tu papá en la estación así que quería saber a qué se refería y bueno termine sabiendo demasiado. De veras lo siento pero te aseguro que no se lo diré a nadie.
—Esta bien te perdono, si yo pudiera hacer lo que haces tal vez también lo habría hecho, además guardaras el secreto y no te veo arrepintiendote de ser mi amiga después de saberlo.
—No me arrepiento, nunca me arrepentiría. Eres muy agradable y crees que puedes mantener el control, yo creo que puedes hacerlo —ambas sonrieron, en toda esta semana Lizzie le demostró a Cassie que podía confiar en ella no solo porque tenía que hacerlo.
—Por cierto ¿quién es su padre? —preguntó la castaña cambiando de tema cuando llegaron a sus asientos.
—Ludo Bagman.
—¡Ludo Bagman! ¿El exjugador del equipo Inglés de Quidditch y actual jefe del departamento de deporte y juegos mágicos? ¿Ese Ludo Bagman?
—Si, ese mismo.
—¡Ese hombre odia a mi papá por un brazo roto, después de la vida que tiene y tuvo! Pues espero que también odie a quien le dejó la nariz así.
—De hecho también lo hace y si que se lo repite a su hija.
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