076 - REUNIÓN
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CAPÍTULO SETENTA Y SEIS
DEREK SALVATORE
Invado el Apocalypse cerrado directo al área reservada para familiares, aun cuando los ricachones han sido intercambiados por mis amigos esta sección es prohibida para ellos.
Colocando el dedo en un lector de huellas se divide una falsa pared exponiendo un surtido de armas. Aparte de en nuestra casas, cada instalación importante dispone de un propio arsenal oculto al público, fabricado por Máximo y suficiente para protegernos de un gran ataque, aunque en este caso, tras salir desarmado, solo requiero de dos pistolas y diez balas.
Introduzco los proyectiles de uno. Cuento en voz alta tratando de apaciguar la calentura por cabreo que arrastro desde el follamigos, aunque no es por el término que no me pilla por sorpresa, sino que es por el momento, por la presencia de los rusos que me exprimen las pelotas aún cuando mi socio está en su país, por su bien y por el bien del negocio le conviene.
—Señor, ya han llegado —me avisan desde el final de las escaleras.
De camino aquí he avisado de la necesidad del equipo de limpieza especialista en cadáveres, también me he comunicado con el portavoz de los psicólogos para que reuniera el grupo para una última reunión.
Tan listos que ninguno fue capaz de decir que el miedo era una ilusión que provenía de mí, tan listos que hice cosas espantosas a mi mujer, tan listos que ninguno de los métodos eran necesarios, tan listos que hicieron lucir mi lado más estúpido creyendo en su diagnostico erroneo.
Aferrado a un clavo ardiente.
Al bajar visualizo a Damián detrás de la barra sirviendo tragos para Daniela y Samiya, aunque está última pide agua. Hubiera preferido que estuvieran con Soraya, debería ser más exigente en cuanto su seguridad, pero ella siempre logra convencerme en cualquier aspecto. Además de que está en nuestro territorio. Si algún ruso se atreve a pisar el suelo que nos pertenece su organización convertirá lo que debe ser un gesto pacifico en una masacre.
—Oye, Derek. ¿Y esos quiénes son? —pregunta Damián por el equipo que espera al principio de la sala.
—Los psicólogos.
Daniel retrocede resbalando a los pies de Damián a los que se abraza con un temblor llamativo. Samiya se pone seria, supongo, siempre tiene ese modo activado como si mi hermano no la follara suficiente.
—¿Ocurre algo? —pregunto frotándome la cabeza con la boca de una de las pistolas.
Damián logra agacharse abrazando a su pareja que rompe a llorar. Mientras lo hace me brinda una mirada cabreada que decido ignorar. El comportamiento de mi cuñada me indica que tiene pánico a los profesionales, algo que nunca hubiera adivinado considerando su loquera ejecutando a hombres temibles, sin embargo, es en ese comportamiento en el que halló la respuesta. A eso le adjunto los cambios bruscos de humor.
Enfrento a los psicólogos.
El portavoz no le da tiempo a pronunciarse que procedo a agradecer la profesionalidad entregada en estos meses:
—Gracias por los grandes consejos de mierda. Lo único por lo que no mataré a los vuestros es porque mi mujer se apiadó, pero yo no. Si no me perdono a mí menos a vosotros.
Alzando las dos pistolas presiono los gatillos de cada una cinco veces generando diez perfectos agujeros entre cejas.
Los limpiadores entran a limpiar el desastre. Por otro lado, Daniela va a los lavabos más calmada seguida de Samiya.
Damián se acerca.
—Al fin abandonas la estupidez.
—Soraya me hizo comprender que el único cobarde soy yo, y que ella es más quién era cuando yo soy quien realmente soy. Somos complementarios —abandono las pistolas en la barra esperando que sirva dos tragos, uno de grappa y otro de sake para él —Damián no me importa.
—¿Qué cosa?
—Si la sacaste del manicomio a mi no me importa.
—Tras la muerte de Enzo fui el que se quedó la responsabilidad de Giovanni porque así lo pedí, pero su trastorno me superó y necesitaba informarme de las posibilidades. Quise ingresarlo. El día en que visité el centro es que conocí a Daniela, estuvo acosando toda la visita y cuando quise darme cuenta por la noche estaba durmiendo en mi cama.
—¿Y qué hay del ingreso de Giovanni?
—Sería hipócrita cuando me robe a una paciente.
—Si nuestro hermano te supera liberare la agenda para ayudarte. También es mi responsabilidad. De la familia.
Damián bebe y vuelve a llenar la copa.
—Puedo con él —asegura serio.
Giovanni llega con Liang. Al par de minutos llegan Alessandro y Hugo, estos cargan las máscaras que rematarán a Máximo. El experto asesino silba al ver el par de fiambres que aún quedan y la sangre, espero que en los próximos minutos acaben con la limpieza o habrá más que limpiar.
—Tremenda fiesta a la que no se me ha invitado —expresa Hugo.
—Fue algo improvisado —le digo.
Alessandro reparte las máscaras acompañada con una chocolatina, la mia es chocolate negro. Al fin puedo hacerlo feliz aceptando.
El móvil me avisa de la llegada justo a tiempo para que la limpieza haya sido completada y el equipo retirado. Aviso a los demás. Nos colocamos las máscaras, Daniela se encarga de la grabación. Hay que compartir la reacción con Soraya.
Máximo entra topando con las ocho máscaras de payaso.
—¿Qué significa esto?
—Os dije que el gilipollas no lo entendería —se queja Hugo quitándose la máscara y sacando los cuchillos, detengo el lanzamiento en mitad del camino odiando la nueva herida que atraviesa la palma —¡Ven aquí, hermanito mayor! ¡Te enseñare modales pedazo de mierda!
Suspiro pensando en que el vídeo ya no podrá ser compartido.
A sorpresa de todos, Máximo saca una pistola y no duda en disparar directo a la cabeza de Hugo. Aunque la bala acaba en mi hombro porque vuelvo a interceptar.
—No me toques los cojones, niñato —ruge.
—¡Ha dicho un insulto! —Daniela aplaude.
—¡Tenemos que celebrarlo! —me uno al entusiasmo. Desangrandome busco a mi tercer hermano quedando de espaldas a Máximo —¡Saca el mejor licor, Damián! ¡Por el insulto! ¡Y por la follada a Darley! ¡Es imposible que...!
Quedo atragantado con el brazo de Máximo abrazando mi cuello y presionando con fuerza la nuez, a la par que aprieta la boca ardiendo del arma en el lateral de mi cabeza. Se me cae la máscara.
—¿Qué dices de mi chica?
—¡Ve preparando más botellas que no alcanzamos para celebrarlo todo! —grito con más fuerza sudando de la amenaza. Miro de refilón sus ojos cabreados —Tú primera pregunta me ha gustado, pero deja que sea yo el que formule la segunda que hace rato que contengo de gritarlo. ¿Cuándo aprendiste el nombre de mi chica? Desde el verano de hace tres años.
—Su cuñada favorita —Daniela hincha las mejillas.
—Chiquita tú eres nuestra favorita —le dice Samiya.
—¿Y por qué no lo dijiste? ¿Por qué no dijiste que te importaba? ¿Por qué juegas así conmigo?
—Teníamos la vía fácil y la complicada, y la fácil no era posible porque los dos sois iguales de negados a escuchar. De últimas recurrimos a darte celos, al ver qué sufrías un efecto invernadero mi mujer y yo decidimos llevarlo al extremo.
—¡¿Dejando que estuviera con esa mierda de amiguito tuyo?! ¡Tendría que haber disparado bien!
Afloja el agarra repentinamente convertido en presa de Hugo. El cuchillo está cortando superficialmente la piel del cuello a la vez que es agarrado con brusquedad del cabello.
—¿Unas últimas palabras?
Un movimiento en falso y me quedo sin hermano, y trágicamente el último polvo que tendrá mi cuñada para recordar será el de anoche.
Alessandro quitándose la máscara nos alcanza.
—Suéltalo, por favor. Ya hablamos de esto ayer. Estábamos preparados para que resultará herido. Además de haberme querido matar yo creo que siendo guerra él es quien más puntería tiene.
—Tiene huevos que lo defiendas —lo libera con brusquedad y engancha la cadera de Alessandro comiéndole la boca provocando que se sonroje. Y si por quedaban dudas a Máximo le dice: —A la próxima que lastimes a mi cachorro ni él te podrá salvar.
—Deja de besarme en público —se le queja dulce, al menos no ha reprochado el mi cachorro.
—Si te preocupa puedo hacer que desaparezcan —le sonríe antes de pasear la lengua por la hoja afilada.
—No, ellos me gustan. Además de que son nuestros amigos.
—Amigos míos depende del día.
Alessandro se aproxima a Máximo cuando Hugo va a por un trago en la barra manteniendo un ojo a mi hermano.
—Darley y yo somos amigos. Nos besamos frente a ti para que reaccionaras, y cada vez que lo hacíamos sin que respondieras ella de camino a la ciudad sollozaba porque no le correspondías, aunque yo siempre defendí que eres lento —el único que no lo es de nuestra sangre, a falta de un interés romántico de Giovanni, es Damián. Alessandro, Máximo y yo pecamos de lo mismo —Cuando ella estaba conmigo íbamos de compras, cafetería o a casa a jugar a la consola según lo que apetecía, pero no hacíamos nada malo, todo lo romántico sexual que hayas escuchado es mentira.
—Tú mismo dijiste que era un buen chico —le recuerdo.
—Permíteme ordenar los pensamientos. Tú eres amigo de Darley, has estado fingiendo una relación inexistente para que yo fuera por ella, todos lo sabían...
—Incluído tú hijo —le hago saber.
—...y eres la pareja de Hugo, ¿cierto?
—Somos amigos —aprieta los labios.
Niego lentamente para que se dé cuenta de la falsedad de esas palabras y añado un complicado, estoy listo para darle los detalles, es el único desactualizado, pero él no indaga, más bien le dice:
—Lamento profundamente que mi hermano te usará, lamento haberte disparado y agradezco que aceptarás porque necesitaba el aporte de celos, también me compadezco de ti porque tú compañero de vida puede resultar muy intenso.
—¿Compañero de vida? —Alessandro, levanta la ceja.
—Alguien con quien estás a gusto, con quien quieres compartir cada minuto y con quien visualizas el futuro. Alguien que te llena, que te hace feliz.
—¿Sin sexo?
—Solo si tú quieres.
Alessandro ofrece una chocolatina a Máximo que no duda en aceptar con un gracias y se va al lado de Hugo, todos escuchamos su:
—Somos compañeros de vida.
Y lo besa en la mejilla lo que hace sonreír a Hugo, a él le gusta así, diabético. Un término distinto que acepta y que disipa al completo cualquier venganza que pudiera realizar sin la presencia de su compañero de vida. Vuelvo a ser el único objetivo de sus cuchillos.
—Tenemos que hablar de los rusos —pronuncia Máximo. Ha llegado el momento de ser serios —Cancele la cena, y quiero cancelar la boda. Eso significa tener a la mafia roja de enemigos.
—¿A quién de enemigos?
—A los rusos.
—¿A quién? —reniega, mi hermano sabe renegar en voz baja y me resulta una de las cosas más dulces vividas. Por esto cada lágrima es perdonada. Hago una palmada pausando la celebración —Tengo una noticia que dar. Voy a destruir el legado Salvatore, destruiré la organización.
A Hugo se le cae el vaso, Damián se atraganta, Liang se le abre la boca para las moscas, Daniela aplaude divertida y Máximo ha dejado de respirar, al menos es lo que parece sin que parpadee. Los únicos que no reaccionan son Alessandro, Giovanni y Samiya.
—No es algo nuevo y viene de antes de la cancelación del narcotráfico, eso era algo que ya entraba dentro de los planes desde antes que muriera nuestro padre. Ninguno quiere y necesita los negocios ilícitos.
—Oye, esos negocios pagan mi belleza —Damián se queja.
—¿Eres consciente de lo que dices? El dinero que gastas lo generan mujeres que son violadas a diario en la red de proxeneta que manejaban nuestros familiares que agradecemos que Hugo matará y que por desgracia llevan nuestro nombre. Igual que agradecemos el infarto de Enzo. Violaciones, atrocidades que han sufrido personas que queremos. Y eso es sólo uno de nuestros malos negocios.
—¿Soraya te lo pidió en el pasado? —Hugo pregunta acertadamente.
—Ella quería que nuestros sueños se cumplieran. Yo sueño con ser un empresario de éxito, un esposo dedicado a su mujer y padre de cuatro hijos por los cuales olvidaré ir a la oficina para estar con ellos.
—¿Hablas en serio? —Máximo se pronuncia.
—¿Qué quieres ser tú?
—Empresario de la guerra. Quiero diseñar armas, quiero estar presente en cualquier guerra. Las guerras existirán sea o no yo el distribuidor, así que ya que existirán aún si yo no estuviera prefiero estar. Pero igual que otro ocuparía mi lugar en esto, también habrá quien ocupará los negocios que pretendes dejar huérfanos.
—Al menos no estará nuestro apellido detrás de ellos, además de que yo no habló de dejarlos huérfanos, se los voy a regalar a mi socio —y que se los meta por el culo sin vaselina —A vosotros mis negocios con él no os tienen que preocupar, aunque necesito que reúnas la información de lo que tenemos para poder efectuar el traspaso sin problemas cuando llegue la hora —Hugo se ríe —Hablo en serio.
—Fue sin querer, joder. Estás muy creativo.
—¿Quién quiere ser el siguiente en expresar su sueño? —Alessandro levanta la mano entusiasmado —No estamos en clase.
—Mi sueño es que Hugo me haga pasteles.
—Ese sueño ya se te ha cumplido —le pellizca Hugo.
—Más pasteles.
—¿Y tú Hugo? ¿Cuál es el tuyo? —pregunto.
—Destruir La Orden y hacer rogar a mi cachorro por pasteles, ¿he dicho ya que los pucheros deberían ser condenados?
Daniela sueña en poseer un parque de atracciones, Liang tener su agencia de seguridad y Samiya es conformista con lo que ya tiene. Llega el turno del novio y el triple esposo:
—Presidente del mundo —proclama Damián.
—Trabajaremos en ello —le digo. Y ya solo me queda Giovanni: —¿Y cuál es tú sueño, Giovanni?
—Sueño en que me mates.
La celebración se arruina y la alegría queda en el olvido, solo uno de sus estúpidos parásitos podría estropear el momento. Me planto frente a él que está sentado en el taburete en una posición neutral y conservando la ropa de Giovanni, no siempre los bichos están para cambiar el look.
—Puto depresivo, dame a mi hermano —exigo contenido de no abrirle la cabeza para extirparle los parasitos.
—Soy Giovanni. Y tú deberías matarme —suelto una risa sarcástica sin creerme que sea él hasta que posa los ojos en Alessandro y le cubre la boca antes de que diga lo indebido: —Yo...
—Me niego a que no haya un lugar para ti. Así que encontrarlo será un sueño que compartiremos —digo en un tono reservado para los dos. Sus ojos se ahogan provocando el abrazo: —Mi hermano. Eres mi hermano. Nunca dejaré atrás a ningún hermano mio.
Rompo la unión devolviéndome al centro del grupo no circular que se dibuja por los puestos que ocupan.
—Con el plan de vida formulado, repito que nuestro siguiente paso será destruir nuestra organización traspasando los negocios a mi socio y nos quedaremos las propiedades y negocios legales. ¿Qué negocios legales? Muy buena pregunta. Haber estado en la apertura del testamento, gilipollas.
—Yo no quiero nada de nuestro padre.
—¿Seguro Damián? Porque resulta que los negocios de nuestro padre eran balnearios, salones de belleza, hoteles... Esas cosas que te ponen más cachondo que tus esposas. Hasta tenía su propia firma de moda.
—¡Imposible!
—Los tenía para limpiar el dinero. Sin embargo, no me sorprendió averiguar que todos ellos son un éxito global considerando que al viejo le salieron hijos de lo más inteligentes. Otra cosa que heredamos porque no dispuso tiempo para gastarlo fueron cajas fuertes en los mejores bancos de ciento noventa y cuatro países, el dinero que hay en cada uno de ellos son unos sesenta millones, a excepción del español y el italiano, con esos debemos hablar de billones. ¿Alguna du...?
Giro hacia la puerta al escuchar el chillido de Odas. Mi hijo vuela a mi encuentro a la vez que contemplo la entrada de Darley y Pietro, la pelirroja tiene un moretón enorme en la cara que alarma a Máximo. Intenta averiguar qué ha sucedido obteniendo como respuesta el llanto de la pelirroja, por otro lado, mi sobrino camina a la barra cabreado y Samiya se marcha apresurada.
¿Dónde está Soraya?
Pietro sube el taburete y demanda, exigente:
—Zumo de uva —Damián le sirve en un vaso bajo, se lo termina de una y vuelve demandar —Más.
—Que adorable. Adquiriendo las costumbres alcohólicas de su padre —se mofa Hugo.
—¿Qué ha pasado? —le pregunta Damián.
—Soraya es una boba. Muy boba —rompe a lloriquear —Me pegó, dijo cosas feas y se hizo amiguita de la rusa. Me llamo pequeño cabrón. Y dijo que era insoportable de nacimiento. Quiere deshacerse de mí. También dijo que enseñaría a su amiguita a que nuestros perros se follarán a Darley. Que es una puta —bebe otro trago de zumo de uva —¡A mi mamá le dijo eso! ¡A mi mamá!
—¿Dónde estaba la rusa? —pregunto.
—En casa.
Hay una carrera hacía el arsenal a la que no me apunto corriendo hacía al lado opuesto abandonando el club, tampoco lo hace Damián, el cual ocupa mi vehículo en el asiento del piloto. Mientras el conduce yo telefoneó sin éxito a Soraya, así que le hackeo el móvil, obteniendo la ubicación del aparato y realizando una videollamada para visualizar el panorama, a primeras negro, pero tras cambiar la cámara trasera por la frontal contemplo la cocina desde el suelo.
—¡Esa puta no puede andar lejos! ¡Y maten de una vez a las otras! —grita un ruso en su idioma.
La cámara gira después de una accidentada patada ofreciéndome un nuevo ángulo desde el que se ve un cadáver. También parcialmente una de las paredes, hay algo escrito en ellas que las cucarachas rusas no permiten que lea correctamente pasando por delante del objetivo
Se producen disparos cuando uno de ellos agarra el móvil.
—Tus hombres y tú puta están muertos —habla el mastodonte matando el acento inglés.
Pierdo la conexión seguidamente.
No puede estar pasando de nuevo, no se puede estar repitiendo el pasado, no puedo perderla como no la perdí en la muerte de mis suegros. Me niego a creer su muerte. Únicamente es un maldito ruso tocándome insanamente las pelotas tras la muerte de la hija de la mafia roja. El cadáver era de la cucaracha rusa. Mi Soraya es ágil e inteligente, ella ha escapado. Lo primero que ha dicho en ruso lo demuestra, la están buscando, así que no tengo que caer en la maldita provocación.
—¡Más rápido! —le grito a Damián y Odas chilla igual de ordenante.
Al llegar saltamos del coche enfrentando un panorama desolador. De nuestra parte quedan Samiya y Kora, todos los demás son cadáveres, la africana ha sido la más lista, ha reaccionado como yo debería, cosa que me encabrona.
Un ruso engancha a una Kora exhausta por detrás, por otro lado, Samiya quiebra el brazo de uno a la vez que dispara la cabeza de otro, seguidamente mata al primero disparando de abajo la mandíbula hacia arriba, la sangre sale como una fuente por la cabeza.
Damián despeja el camino empleando su poder y repitiendo:
—Miembro de la mafia rusa dispararte la cabeza —uno a uno van cayendo, los que se dan cuenta intentan protegerse, pero Samiya cubre a su marido hasta que la orden les llega dando su fin. Queda el último en el patio, el que retiene a Kora: —Suelta a mi esposa y matate —cumple.
Las esposas se paran frente a nosotros. Kora, aparte de agotada está muy magullada. Y, aún queriéndola, lo único que me importa es saber que ha cumplido ayudando a mi mujer. Que cada herida es fruto de su obligación.
—¿Dónde está mi mujer? —le pregunto. Tarda en responder y me molesta: —¿Dónde cojones está mi mujer? ¡Responde!
Agacha la cabeza como nunca había hecho, estoy apunto de estallar sabiendo que significa el gesto, no sabe dónde está, pero se me adelantan, Samiya la golpea y se le tira encima arrancando uno de los pendientes.
—¡Suéltame loca! —le grita Kora.
—¡Tenías una maldita orden! —grita más fuerte Samiya —¡Zorra decepcionante, puta comprada! —seguidamente ya no la comprendo, aunque seguramente sigue insultando en su idioma natal.
Entramos a la mansión de Máximo. Aquí vuelven a aparecer un par de rusos de los que se encarga Damián ensuciándose las manos, mientras que yo avanzo hasta la cocina quedando petrificado.
Ignorando al mastodonte contemplo las paredes que han sido adornadas con la sangre de la rusa. Una única palabra; LIBRE.
LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE, LIBRE...
Siento que no reacciono como debería. El procesador que tengo está defectuoso, va lento, porque yo debería estar corriendo, desesperarme, gritar el nombre de Soraya hasta dar con su paradero. Sin embargo, solo observo. Quizás porque no acepto que los rusos puedan contra ella.
Odas me chilla en la oreja y vuela. Se aparta del ataque del ruso que bloqueo agarrando su garganta. Levanto del suelo al mastodonte de pura masa muscular como el ser insignificante que es. No reconozco la fuerza que empleo, sé que soy fuerte, pero aún cuando lo soy nunca había sido a este nivel.
Estoy furioso.
—Gde moya zhena? —le pregunto en ruso, con tanta oscuridad contenida saliendo a la luz que el tipo se mea.
(¿Dónde está mi mujer?)
—Ona ubezhala.
(Ella escapó)
Aplasto su cuello y suelto el cadáver.
—Odas, busca a mamá —el águila sale por la ventana.
A Damián ni le digo que hacer porque ya lo hace. Sale a ordenar al escaso personal sobreviviente que salgan en búsqueda de Soraya, a continuación se marcha a la villa. De camino efectuará el máximo número de llamadas posibles para movilizar a todo el personal disponible.
Estudio el escenario. Hago fotos a las paredes, al fuego con el que muy posiblemente mi mujer ha desfigurado a la rusa, también capturo evidencias del cuchillo y el cadáver. Guardo la pluma de un cuervo en el bolsillo.
Hugo llega mientras estoy fotografiando cada puñalada, se agacha a inspeccionar el cadáver y describe cada una de las heridas con afición. Sabe en qué dirección ha sido dada cada una y la fuerza empleada, al terminar de investigar las cuarenta y cuatro puñaladas sonsaca la conclusión;
—Caótico e improvisado, el artista no sabe de la técnica del cuchillo.
—La artista —le corrijo. Y digo lo que niego aceptar: —Ha sido Soraya. Eso significa que he vuelto a fallar. Ambos tenemos nuestro papel. Ella es la mente y yo el arma, si la mente ha tenido que ensuciarse es porque yo no estoy haciendo bien mi función.
—Pues la mente ha dejado un mensaje.
—Eso parece —me incorporo, me acerco a la pared deslizando el dedo por unas de las repetitivas palabras —Libre. Al principio investigué la enfermedad de Soraya por si había la posibilidad de desbloquearla, siempre concluía que no era amnésica y me convencí que el resultado era erróneo. Hace poco Giovanni dijo que no era amnesia. Dicho esto, quiero creer que estaba sometida a algo y se ha liberado, que ella ha regresado en un mal escenario. Sin embargo, de ser así no habría razón para el mensaje.
Regreso al cadáver manchando el dedo que meto en la herida y que empleo para escribir la palabra correcta;
LIBÉRAME
No es amnesia, es un conjuro o alguna clase de mierda parecida. De ahí los momentos en que parece hablar del pasado. Son brechas que logra hacer en la jaula tratando de comunicarse conmigo. Llegó a decirme que argumentar para evitar un reinicio. Además está el tema de dejar de escribir el libro de los recuerdos después de que perdiera la inspiración en el día que debí morir.
Él quiso que yo estuviera enterado de su visita. Es por ese motivo que pintó la cara de mis hermanos.
Se a quien me enfrento, igual que comprendo que Soraya no es humana, una posibilidad que siempre tuve en la cabeza al saber que Adrián y Sara no eran padres biológicos, sino adoptivos.
Nosotros no somos casualidad.
Y mi suegro lo sabe.
Mis preguntas aquí son: ¿Por qué me la niega? ¿Por qué me borró? ¿Por qué esconde sus intenciones? ¿Es por La Orden? ¿Es por mi? ¿Qué debo hacer para que me la regrese?
No es el momento de indagar.
Soraya no aparece.
—Tenemos visita —entra Máximo y específica —El Pakhan, los hijos y alguno de sus hombres más temidos. Han debido pasar al retirar la seguridad por la búsqueda.
—¿Y cómo pasó la rusa?
—Lo averiguaré.
Agarro el cadáver por la caballera y voy al encuentro de los rusos dejando un rastro de sangre en el suelo por donde se restriega el cuerpo. Al exterior espera el líder y cinco de los seis hijos vivos que le quedan, que el número disminuya dependerá de que escoja la decisión sabia.
También están Alessandro, Giovanni, Daniela, Samiya y... ¿Cómo se llamaba? Maldita Barbie. Por otro lado, Liang debe haber quedado en el club con Darley y Pietro. Y detrás de mí Hugo y Máximo.
Damián regresa justo para el encuentro.
Tiro a la hija muerta a los pies del padre de ojos inyectados en sangre, doy cuatro partes atrás cuando Odas aterriza y me chilla.
—¿Encontraste a mamá? —me picoteo con genio, acto seguido niega de cabeza y aletea generando una rafaga de viento en mi cara —Tranquilo, mamá estará cerca.
—Bonito ejemplar. Odas, ¿no? —el pakhan habla en un entendible español —Dicen que le tienes el mismo amor que a un hijo.
Odas se esconde en mi nuca. Al igual que yo ha entendido la amenaza, y no le culpo que lo aterre ligeramente al desconocer el paradero de su madre, en otras circunstancias ya le hubiera picoteado los ojos.
—¿A ti quién te ha hablado de él?
—Tengo oídos en todas partes —genial, otra razón más para desmontar la organización. Limpieza de topillos —Tú decides, Derek. Podemos evitarnos una confrontación si me entregas a la asesina de mi hija o al animal. Vida por vida.
—Tú decides, Pahkan. Dispones de cuatro meses para dejar tú cargo, entregar los negocios sin complicaciones y llevarte a los apestosos de tus hijos lejos de la Bratva. De lo contrario estáis muertos.
Ríe exagerado y acompañado de sus hijos y hombres. Sin embargo, aquí el que ríe último lo hace mejor, solo que yo ya reí al principio, sigo riendo y al final seré el que quede riéndome frente sus lápidas.
—Tengo un ejército más numeroso al tuyo y mil veces más sanguinario dispuestos a morir por mi. ¿A qué debo temer?
—A mi familia.
Da un repaso a los miembros.
—Un circo diría yo.
—Te lo explicaré. Nosotros tenemos un experto en estrategias de combate, otro que sabe convencer de cumplir cualquier orden, otro que devora todo a su paso, otro con cuarenta y cuatro personalidades, otro más trastocado con serios problemas con los cuellos, tres expertas asesinas y la Barbie. Y tú has cabreado a cada uno de ellos al pisar sin autorización nuestro territorio.
—Admito que los rumores son sorprendentes. Pero son rumores. Los jinetes del apocalipsis quedan para la Biblia. Lo sobrenatural son historias exageradas creadas desde el terror que infundimos personas como yo y que personas como vosotros empleáis para veros más fuertes.
—Damián —mi hermano hace una demostración, conociendo el nombre de los hijos hace que uno de ellos se ejecute —No hay una versión en la historia en que tú ganas y aún así estoy siendo generoso, cuatro meses para abandonar o para morir. Yo en tú lugar ya hubiera decidido.
Por el momento su elección es la retirada llevando consigo a dos hijos que de haber sido inteligentes no estarían muertos, espero que hayan aprendido la lección, aunque siendo la Bratva espero lo complicado.
Al menos no tienen a Soraya.
—Seguid buscando, la tenemos que encontrar antes de ellos —Odas vuelve a alzar el vuelo y los demás se van en los coches, exceptuando Máximo que va a por los perros adentrándose a las montañas a pie. Aprovecho la soledad para llamar al Ruso con el que empleo su idioma —¿Dónde estás?
—En mi país.
—¿Dónde estás? —vuelvo a preguntar.
—La respuesta no cambiará por repetir. He escuchado algo de que mi hermana fue asesinada. Quisiera sentir pena por ello en estos instantes, pero lo único que me produce es grácia.
—Añade a otro hermano —le hago saber.
—Vaya.
—¿Dónde estás?
—Insistes demasiado. Yo estoy en Rusia, en mi país, pero no me hagas ir ahí porque entonces sí que me la llevaré. Después de todo es conmigo quien ella deseaba estar. Y yo no la perdería como tú, ni siquiera hubiera permitido que mis padres políticos murieran.
—Quédate en tú puto país —le cuelgo.
Los rusos me ponen de muy mal humor. No quieren entender cuál es su lugar en el tablero, el del Ruso es de peón, aún así no lo culpó por obsesionarse con mi mujer cuando ella jugó con él. No dudó de que hubieran más, sin embargo, las únicas evidencias que encontré por casualidad fue con el próximo Pakhan.
Me da igual. Todos me la pueden chupar que Soraya es mi mujer y seguirá siéndolo. Si los peones se quieren rebelar se enfrentarán al rey. Son reemplazables. Lo único por lo que dejo que el Ruso fantaseé con forllar a mi mujer es porque no se cual es su participación.
Eso es lo de menos ahora.
Maldigo no haber puesto un localizado a Soraya en su día, pero a falta de uno igualmente la encontraré. Y tras unos días de paz nos sentaremos hablar muy seriamente de su protección.
Se acabaron los caprichos.
****
Ufffffff, que calorcito. Todos los hermanos reunidos. OMG, dejadme fantasear un poco que la imaginación es más rápida que mi tecleado.
(SI OS ESTÁ GUSTANDO LA HISTORIA NO DEJEN DE APOYARME DEJANDO SU VOTO, ME AYUDAN MUCHO)
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