✨ Capítulo -6- ✨
CAP 6
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Perdón si este cap. es corto y tiene mínimo de comedia y sexo, pero era importante para la trama. Prometo que el siguiente será mejor jaja. Nos enfocaremos un poco en la historia Olympus...
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AÑOS ATRÁS...
No sabía que olor era el que le gustaba más, si las dulces feromonas de su omega en la almohada, o el aroma a café que podía detectar llegando a envolverle hasta su cuarto.
Su casa siempre había sido apartada, en los bosques, porque le gustaba más estar en contacto con la naturaleza, es por ello que su escuela, "Edén", era así también, apartada del mundo, donde cualquiera que estuviera allí, pudiera respirar y comenzar desde cero cada día si querían, pensar por horas mirando los cielos azules, o el verde del pasto, tal vez, perderse en los colores de las flores que se funden en los matorrales, y encontrar una que otra especie de insecto o animal con colores vibrantes.
Acabó por levantarse, sintiendo el piso, acomodando su pantalón negro de pijama y caminando hacia abajo. La mansión de los Edén era simplemente una obra de arte. Satoru Sasaki había capturado bien el deseo del rubio, Yoshiro debería darle más aprecio a su pareja, tenía un talento descomunal, y una creatividad increíble, porque logró captar un lugar donde se funde la belleza de un paraíso y el amor de un hogar. Aun recordaba a su amigo reír ante dicho tema, y como le alentó a diseñarle su hogar. Satoru lucía feliz dibujando, pero Yoshiro no le gustaba que perdiera el tiempo, aun así, diseñó su casa, haciendo su mayor esfuerzo, y todo gracias a que la mujer que estaba viendo ahora mismo, también le mostraba apoyo incondicional a Satoru...
Esa pequeña mujer de cabello rubio largo, que puede que el piso sienta el honor de sostener su caminar, que el aire sienta la dicha de besar esos finos hilos rubios. Tenía una piel tan bonita que la porcelana debería sentir envidia, con unos ojos tan azules que el cielo se ve opacado, y con una sonrisa tan linda que las flores se sienten desplazadas.
Eva Edén.
— Buenos días, Adam. — sonrió la mujer, envolviéndolo en sus brazos, para besarle, con los labios más suaves y perfectos que ha sentido en su vida. — ¿Dormiste bien?
— En el paraíso que me das, es imposible que no lo haga. — acabó por sonreír el rubio cargando a su mujer, para acabarla por sentar en la isla de la cocina. — Déjame terminar lo que hacías, deberías estar descansando.
— Lo iba a hacer, pero tengo muchas cosas que hacer hoy. — sonrió la mujer, complacida de ser mimada por su esposo. — Caín asistirá a su primera clase de natación, y le cortaré el cabello a Abel.
— ¿Quieres que te acompañe? Libraré mi agenda.
— No, no, cariño acaba lo que tienes que hacer hoy. — mencionó la rubia. — No quiero ver a Zichu haciendo una rabieta por cualquier cosa.
— Se la vive así, ya sabes como es. — sonrió Adam. — Aunque te seré sincero, nunca había visto a ese sujeto disculparse hasta que llegaste tú. Contigo es muy suave, como que pierde su poder, se vuelve dócil.
— Un día me dijo que le di el amor maternal que nunca tuvo. — sonrió la mujer. — Todos merecen una segunda oportunidad, escuchar su vida, y entender lo que son antes de juzgar.
— ¿Eres un ángel acaso? — cuestionó Adam sirviendo el desayuno.
— A veces. — rio la mujer.
Y es que era imposible no ver luz, con esa mujer a tu lado.
Todos los días era sonreír para Adam Edén, reír y bailar en la cocina, sin música, porque la música de alguna forma u otra la escuchaban en la mente de ambos. Y se hacía mejor cuando esos niños pequeños bajaban las escaleras y se unían a su círculo, mientras disfrutaban las mañanas más tranquilas y hermosas que alguien pudiera desear.
Miró a su mujer arreglarse, luciendo ese hermoso vestido verde esmeralda, sonriéndole con esos rojizos labios, y besándole antes de irse, mientras tomaba su bolsa y las llaves de su auto.
— ¿Estarás en Imperium? — dijo la mujer mirando a su esposo.
— Pensaba quedarme en casa hoy. — sonrió Adam. — Hacer el trabajo en mi oficina y si acabo temprano con todo, ir contigo.
— Pensaba ir en la noche, le dije a Anne que le llevaría los recuerdos que le conseguí de nuestro viaje a Malasia. ¿Podemos ir? — comentó Eva. — Hoy dejaré a los bebés con mis papás, ya que quieren ver a sus abuelos, así que, si tenemos la noche libre, ¿quieres ir?
— Si es lo que quieres, hagámoslo. — dijo el hombre.
— ¿Te veo donde siempre? En el monumento de dioses. Dejaré mi auto en casa de mis papás, así que pasa por mí. ¿Ok?
— Okey, estaré allí.
No le importó ponerse en puntas para besar a su esposa. Adoraba a su omega alta y en tacones, lucía tan hermosa, como una supermodelo. Para Adam Edén, el paraíso existía si Eva estaba en su vida, punto, no había otra definición.
— Bien, te veo en la tarde, oh, recuerda que hoy visitaré a Rea y a Cronos.
— ¿Irás a verlos?
— Le estoy demostrando a Zichu que todos merecen una segunda oportunidad, claro que iré. — dijo la mujer. — Mira, Rea me mandó fotos de su bebé, él es Zeus, tiene apenas 2 meses.
El alfa acabó por ver un pequeño bebé, envuelto en una cobija blanca con bordados de rayos. Rápidamente reconoció esos bordados, había sido un regalo hecho a mano por Eva.
— Tiene unos hermosos ojos dorados, le digo "rayito". — sonrió la rubia. — hace unos sonidos adorables, ¡tan lindo!, ilumina todo como un rayo, es un lindo bebé. Deberías verlo en persona, me encantó poder cargarlo, tan pequeño y adorable, le llevaré los regalos que compré, espero le gusten.
— Es muy lindo, no hay duda. — sonrió Adam. — Y concuerdo contigo, ilumina todo como un rayo.
— Lo sé, por eso le digo rayito. Tienes que acompañarme la próxima vez que los vea.
— Lo prometo, iremos juntos.
— Bien, entonces, amor mío, te veo en unas horas, te amo. — dijo la mujer besándole de nuevo.
— Te amo mucho más. — sonrió Adam.
Acabó por ver a la mujer despedirse mientras subía en su auto, y las pequeñas sonrisas de sus hijos en los asientos traseros diciéndole adiós, escuchando en conjunto el "adiós papi". Recordaba ver ese coche partir. Recordaba la felicidad que le causaban las pequeñas cosas de la vida, en como siempre estaba con una sonrisa tenue, incluso cuando hacia las cosas más aburridas, porque no importaba, tenía a su familia, iluminando todo, era tan dichoso.
Buenos amigos, buena familia, buena vida.
Hasta que las horas pasaron...
Hasta que sonó su celular...
Hasta que todo se hizo trizas...
¡ADAM! ¡Reacciona! ¡ADAM! ¡¿Qué diablos pasó!?
El rubio acabó despertando de ese recuerdo, en su cama de golpe, jadeante y lleno de sudor.
Acabó por tocar su rostro, y mirar con el mismo deseo que ha tenido en los últimos años, de ver la silueta de la mujer a su lado, pero ahora solo había un vacío. No importa cuánto oliera esa almohada, las feromonas se habían ido. No quedaba nada, solo el olor a jabón y nada más. Acabó por salir de la cama de golpe, bajando rápido las escaleras de esa maldita mansión vacía, de esos cuartos que solo guardan fantasmas, de ese eco vacío como su estúpida alma, hasta llegar a esa maldita cocina que ya no olía a café, y solo era ese maldito olor a limpiador, donde sintió que veía algo de vida en aquella botella de licor, pero, acabó por golpear el mármol de la barra de su cocina.
No podía volver a eso, se lo había prometido, lo juró en su tumba, que no lo vería de nuevo así.
— Eva...
Escuchar sus lloriqueos en el eco de esa casa vacía solo hacían que sus lágrimas se hicieran más pesadas. Era patético, solo estaba viviendo porque lo prometió, si por él fuera, se hubiera clavado un maldito cuchillo en el cuello desde que todo pasó. Pero, sabía que la muerte no sería misericordiosa con él, sabía que incluso en otra vida lo alejarían de ella. Porque si existe un dios, lo odiaba, le arrebató todo, y ahora solo le quedan recuerdos que se clavan como pesadillas en su mente.
Solo pudo suspirar.
¿Eva lo perdonaría si lo hacía? Porque el cuchillo de la cocina se veía tan iluminado en ese hueco negro en donde estaba, y lucía tan llamativo, que no pudo evitar acercarse. Sería algo rápido, solo lo deslizaría a lo largo de su cuello y eso era todo, sería rápido, vería de nuevo a Eva, je, vería de nuevo la sonrisa de Caín, escucharía la risa de Abel, todo sería como antes, solo tenía que...
Y el sonido de su celular llegó.
Retumbando como eco por toda su casa. Como si le despertaran el alma, solo podía escucharlo sonar, soltando el cuchillo y caminando de regreso a su habitación. Alguien lo estaba llamando con insistencia, porque llamaban una y otra vez. Que fastidio, solo podía pensar el mayor, mirando su celular, hasta que se dignó a contestar. Sea lo que fuera, lo mandaría a la mierda y regresaría a la cama, le había arruinado su reunión familiar, no importaba que...
— ¿S-señor Adam?
Tal vez había sido el temblar en la voz, o esa respiración pausada de alguien que acababa de llorar, pero, lo despertó, lo mantuvo alerta de golpe.
— ... ¿Quién habla? — dijo el rubio confundido.
— Soy yo, Zeus Olympus, me... me dijo que podía llamarlo si necesitaba algo.
"Le digo rayito..."
Sintió un hueco en el estómago, recordando ese bordado de rayos en esa cobija de bebé. Aun siente que podía escuchar esa máquina de coser, y esas vendas en esos dedos delicados al espinarse por error con la aguja.
— Oh... — acabó por decir el mayor, mirando hacia la nada. — Si, ¿estás bien?
— No lo sé...
— Son las 4 de la mañana, nadie habla a las 4 de la mañana por algo bueno, o al menos eso creo. ¿Qué pasa?
— Yo... lo siento por llamarlo a esta hora, es muy temprano, le confieso que lo llamé porque esperaba que no contestara, pero creo que lo agarré despierto...
— ... Sí, creo que ambos tenemos insomnio si estamos despiertos... ¿Qué necesitas?
— ¿Podría verlo mañana?
"No, no quiero ver a nadie. Llama a tu hermano, ¿no tienes un hermano mayor? Que él arregle tus problemas..."
— ... ¿Pasó algo? — dijo el mayor.
— Solo, quisiera hablar con usted.
— ...
— Si no... si no tiene tiempo, no se preocupe.
El mayor solo pudo suspirar, apretando sus puños, para después relajarse, mirando a la nada de su ventana, con una vista que le molestaba ya.
— Despejaré mi agenda, te veo mañana, o más bien debería decir en unas horas.
— ¿En verdad?
— Si, iré a la Mojo Dojo, ¿está bien?
— Si realmente no le causa un problema, si, está bien.
— Entonces nos vemos en la tarde.
— Nos vemos.... Que tenga buena noche, señor Adam.
— Buena noche, Zeus.
El rubio mayor solo pudo dejarse caer en la cama después de colgar. Mirando ese techo vacío. Preguntándose porque diablos le había dado su número a ese niño, y porque diablos le había dicho que le llamara cuando quisiera. Ya no era ese Adam, ¿a quién quería engañar? Lo había intentado, tratar de cuidar el instituto Edén, tratar de volver a ayudar a esos niños y... solo acababa odiando todo.
¿Trataba tan desesperadamente de volver a sentir a Caín y Abel en ellos? ¿En esos niños? Ya no era ese sujeto, era un maldito alcohólico que ha salido muchas veces de rehabilitación, que ahora sentía que estaba volviendo a tener un colapso de nuevo, y todo malditamente se hubiera acabado si no fuera por ese niño Olympus llamándole.
Ahora tenía que bañarse, vestirse, y verse bien porque iría a la Mojo Dojo, y vería a todos esos niños, ahora adultos, que se aferran a él. Los amaba, lo hacía, pero, nada de lo que saliera de su boca tenía sentido ya, estaban haciendo que se alargara su maldita vida. Si Qin lloraba, estaba meses escuchándolo, si Kojiro lloraba, eran más meses, y así, con cada uno, alargaban su vida porque se aferraban a él.
Y después estaba Ann y Chun Yan, o qué tal de Lü Shang, llevándolo a esos tratamientos para mantenerlo joven. Eran los que lo arrestaban fuera de su hogar y le obligaban a seguir.
— Estúpido niño, arruinaste mis planes. — solo pudo decir al aire.
Ni modo, tenía que volver a poner un rostro en los pedazos que era, y ser Adán Edén de nuevo, una vez más, antes de seguir con sus planes de reunión familiar.
Por otro lado, el menor de los Olympus solo podía ver la pantalla de su celular, ocultando después el rostro en su almohada. Limpiando sus lágrimas, tal vez debió ir a hablar con Odín, o intentar hablar con Poseidón, que probablemente eso hubiera acabado en un golpe en su estómago por despertarlo. Sabía que debía haberle hablado a Adamas e ir a su casa por unos días, la cosa era estar lejos de Hades.
Después de lo que había pasado.
No quería verlo, por eso pudo elegir hablar con cualquier persona, pero, simplemente sintió la necesidad de hablar con Adam de golpe, alguien extraño y nada cercano a él. ¿Por qué? No había una razón, simplemente quería escuchar su voz, lo hacía sentir tranquilo, tal vez solo había sido eso.
Quería creer que solo era eso.
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Hacía tiempo que no tenía que fingir.
Pero después de lo que le había dicho Zeus, mientras le pedía perdón, no tenía más remedio. Y es que ahora mismo estaba en el laboratorio de Nikola Tesla, mientras este le daba asiento mostrándole algunos papeles delante suyo. Pudo ver que el científico tenía una serie de pruebas, seguramente de Zeus, además de que notaba unas ojeras en el inventor. Qin le había comentado que Tesla tiene pésimos hábitos, uno en particular es que no duerme hasta que termine lo que hace, o se desmaye de cansancio u anemia.
Tenía sentido ahora por qué Shiva siempre le mandaba comida, y notaba que el científico la disfrutaba por la montaña de platos que había en una esquina. En definitiva, Qin tenía razón, para Tesla no hay límites, la evolución de la humanidad siempre es su meta.
— Tu hermano vino por mi ayuda, sobre su problema de feromonas. — dijo Nikola sentándose frente a Hades. — Al hacerle las pruebas, noté que Zeus tiene el peor caso de retraso de celo que he visto. Es como si sus feromonas hubieran sido reprimidas desde que nació. Lo cual es algo extraño, Poseidón y tú son alfas dominantes, entendería si solo hubiera vivido con ustedes, que sus feromonas tuvieran un descontrol, pero, también estaba Adamas con ustedes. El que un omega estuviera en casa, impide que haya un descontrol de sus feromonas. La información de Zeus no hace match con su condición.
— ¿Tienes alguna sospecha de algo que lo haya hecho así? — preguntó Hades mirando al científico.
— Solo se me ocurre una, que han presentado otros científicos, a partir de las investigaciones del recinto de Enigmas. — comentó Nikola. — Los enigmas son los únicos capaces de alterar feromonas al grado de volver a un alfa un omega, o a un omega, un alfa, incluso, volver a un beta, en alguno de ellos y viceversa. Para la condición de Zeus, sería entendible si me dijeras que estuvo expuesto a un enigma, demasiado tiempo, para que sus feromonas tengan tal descontrol. ¿En tu familia ha habido algún enigma?
— No que yo sepa. — respondió Hades. — Pero verá, los Olympus no somos una familia que tiene un registro medico en un bello hospital, con esfuerzos íbamos a uno.
— Entiendo que no tengas registros, pero, puedo hacer la investigación, si pudiera tener una muestra de Poseidón, Adamas y de ti, podría comenzar los análisis y conocer si Zeus puede ser uno en un millón.
— ¿Uno en un millón?
— El retraso en su celo, su imponente tamaño, la fuerza sobrehumana que tiene. Creo que tu hermano puede ser un enigma. Y si lo es, es mejor saberlo ahora, y poder tomar medidas en ese asunto.
Sintió a su lobo gruñir dentro de él, cuando dijo la palabra "asunto", para referirse a los enigmas. Y es que era así siempre, para todos los enigmas son cosas problemáticas, para este científico eso no era diferente, ya se había acostumbrado a ello, pero, le había molestado pensar que podían menospreciar a Zeus si tenía su maldición igual.
Miró alrededor de ese laboratorio. Había muchas cosas, muchas teorías y diferentes experimentos en lista. ¿quería hacer a Zeus o a él uno de ellos? Se preguntó un momento en donde Tesla los tendría, ¿en una esquina encerrados en una jaula? ¿En un sótano amarrados sin poder salir? ¿En dónde?
"Podría arrancarle la cabeza y huir..." No, no debía escuchar a su lobo, si hacia eso, Qin le odiaría, no podía perder a su destinado, era su única maldita esperanza de ser normal, además de que, últimamente, sus sentimientos por Qin seguían en aumento.
— ¿Enigma? ¿Solo porque es grande y fuerte? — rio Hades.
— Es solo una sospecha, igual creo que pudo haber sido expuesto a un enigma o que en tu historial familiar hubo un enigma. — dijo el científico. — Verás, los enigmas tienen algo que los diferencia, una anormalidad notoria. Por ejemplo, la heterocromía, algo tan simple como diferente color en el iris. En un inicio se pensaba que los que la tuvieran, eran enigmas, pero se desmintió. No todos los enigmas tenían heterocromía. Pero si cuentan con cosas especiales en ellos, por eso, al notar la fuerza de Zeus... es que comencé a pensarlo.
— Ya veo. — suspiró Hades. — Quieres un análisis de todos, ¿es eso?
— Si, es importante tener un reporte de la familia Olympus, y que la medicación de Zeus sea la adecuada, para comenzar el tratamiento. No les quitaré tiempo, solo será un poco de sangre y es todo.
— No es necesario.
— ¿Eh?
— Traje lo que necesitas.
El albino acabó por sacar cuatro folders con diferentes datos médicos de cada uno de sus hermanos, incluyendo el de él. Gruesos y con un historial registrado por diferentes médicos. Y es que, si había tenido registros médicos de sus hermanos, los usaba para falsificar los suyos. No quería decirlo, pero, Anubis era bueno en conseguir papel documentado, y Shiva en falsificar firmas, además de Thor de falsificar contactos para probar que eran documentos reales.
Todo estaría bien, solo tenía que parecer confiado como lo hace todo el tiempo.
— Sobre los análisis, me hice análisis hace poco por la mordida de Qin. — dijo Hades. — Como sabrás, era mejor prevenir que hubiera un enlace, así que me los hice hace un día, estos son los resultados. También, ya que iba a ir, hice que Adamas viniera conmigo, engañándolo un poco, para ver si no estaba encinta, porque odiaría que alguien toque a mi hermanito, y dado a que Poseidón se ha vuelto más activo sexualmente, unos análisis por su salud no están de más. Aquí tienes.
— Oh, eso es excelente, gracias Hades. — sonrió el científico. — Comenzaré a trabajar en el historial clínico de Zeus, y hacerle las pastillas que correspondan a su condición.
Solo pudo sonreír ante el comentario de Tesla. Con suerte, se había preparado, ya que afortunadamente Zeus le había dicho sobre esto con anticipación.
Aunque le daba pesar recordarlo, no le gustaba ver a Zeus llorar, sabía que debía regañarlo, pero verlo tan triste diciéndole que solo quería ser normal, hizo que no pudiera contra esa cara de cachorro regañado que tiene. Acabó por suspirar e idear un plan rápido. Primero, Adamas y Poseidón si irían a hacerse los análisis, pero los acompañaría Thor. Ya solo quedaba dar nombres falsos y que se hiciera pasar por él, y listo. Los resultados de un alfa dominante como Thor, tenían su nombre, aunque, también estaba esa otra cosa que no salía de sus pensamientos. Y era esa pelea con Zeus junto a las palabras de Thor ante la situación solo lo empeoraban todo.
— Hades, entiendo que tenemos que ocultarlo. — dijo el nórdico mirándole. — Pero, si hará una medicina a partir de los resultados para Zeus, la lectura no será correcta. ¿No crees que tomar medicamento no especializado para él lastime más a Zeus?
— ... ¿Qué se supone que quieres que haga en esta situación? — respondió el mayor de los Olympus molesto. — Si lo descubren, nos encerraran de por vida.
— Lo sé. Es solo, que la salud de tu hermano menor...
— No dejaré que Zeus tomé ese tratamiento, solo haré creer que sí, y listo. La cosa es quitarme a ese científico de encima. — comentó Hades. — No me intentes juzgar como si realmente no me importara Zeus.
— Nunca dije eso, Hades, tienes que relajarte. Ve lo que pasó con Zeus, es... es joven, está viviendo su vida, solo quiere sentirse normal por una maldita vez, es...
— ¡No lo es! — gritó Hades. — No es normal, ningún Olympus es normal, que acepte su maldito destino de una buena vez, estoy cansado de tener que solucionar cada maldito problema porque soy el mayor, tener que romperme la maldita espalda para que esos tres estén bien porque los amo demasiado como para dejarlos a su suerte y ahora, cuando todo parecía ir bien, Zeus sale con tremenda estupidez al acercarse a ese jodido inventor y...
Una bofetada por parte del nórdico llegó a su rostro. Para después suspirar, mirando al albino.
— Eres el mayor, ni modo idiota, naciste primero, acéptalo. — comentó el pelirrojo. — ¿Tienes que esforzarte más? ¿Tienes que ser un ejemplo? ¿Tienes que hacer todo para que esos tres idiotas no se maten? Sí, si tienes que hacerlo. ¿Es injusto? Es jodidamente injusto, Hades, pero así es la maldita vida, eres el mayor, como yo soy el mayor de esos dos idiotas que tengo como hermanos, y no importa, porque los amo, y tengo que salir a romperme la espalda y arreglar sus estupideces, incluso cuando son adultos, porque es la maldición del mayor, punto, no vas a arreglar nunca eso. Ahora, concéntrate en lo importante.
El albino solo pudo mirar los ojos dorados del rubio para después suspirar molesto. Ya lo sabía, sabía que no era algo que podía abandonar, además, que no quería abandonarlo, protegería a su familia, siempre lo haría...
— Tus hermanos están aquí, así que relájate y vayamos con ellos.
— Bien.
Ambos mayores acabaron por salir de la habitación de Thor, para ir a la sala de la casa de servicio, donde un Adamas y Poseidón le miraban preocupados de la situación en la que estaban. Shiva quien también los acompañaba, les había dicho un leve resumen de la situación con Zeus, y Adamas realmente estaba preocupado.
— Hades. — había dicho el omega. — ¿Crees que pueda tener su celo naturalmente? Si, si convenzo a Jātaka de...
— No pienses abrir la boca con ese sujeto. — se quejó el albino.
— ¡Hades! — dijo Thor dándole un zape. — Lo importante es lo poco que sabemos, con lo que consiguió Anubis al meterse en el laboratorio de Tesla, pudimos ver que el principal problema de Zeus es que estuvo expuesto desde bebé a Hades y sus feromonas. Al final, Zeus dormía con Hades hasta el incidente de las feromonas, después compartió cuarto con Adamas, pero, regresó a dormir con Hades meses después. Toda su vida durmió con Hades hasta ahora, que recientemente tiene un cuarto para él solo. Es normal, que involuntariamente, las feromonas de Hades se vieran implicadas en el desarrollo de Zeus.
— Y, ¿cuál es el plan? — preguntó Poseidón.
— No lo sé... tal vez solo necesita estar un tiempo lejos de mí. — suspiró el mayor. — Realmente estar lejos de mí. He pensado en que... Zeus con la beca deportiva que tiene, fue admitido en más universidades que solo Valhalla, la siguiente universidad con un excelente equipo deportivo, es la universidad Blue Eagle.
— Hades, eso está a tres estados de aquí. — dijo Adamas. — ¿Lo piensas alejar tanto de nosotros?
— Si con eso sus feromonas se normalizan, si, debería ser lo mejor.
— Y te odiará toda su vida si lo alejas de ti. — comentó Poseidón suspirando. — Sabes cómo es ese idiota, tiene problemas de abandono.
— Poseidón... — dijo Hades fastidiado.
— Si le dices que no lo dejarás ir a Valhalla, y lo mandarás a Blue Eagle, sentirá que lo abandonas, y sabes que Zeus odia eso. — comentó Poseidón mirando al mayor. — Hizo un drama para volver a dormir en tu habitación, solo porque no quería estar lejos de ti, Hades, eres el único amor paternal que conoce, sé que era un bebé cuando los malnacidos que nos dieron vida murieron, pero, sabes cómo no paraba de llorar y llorar, solo contigo se calmaba, y ahora es lo mismo, Zeus se siente bien si estás cerca, si le pides eso, le vas a romper su estúpido corazón.
— ¿Qué otra cosa podemos hacer? — se quejó Adamas. — Nos quedamos sin opciones. ¿Y si se viene a vivir conmigo?
— No va a querer irse, menos cuando estas por casarte, va a creer que estorba, ya sabes como es. — dijo Hades. — Se va a escapar a la primera oportunidad para volver.
— Hablaré con Odín, también tiene una beca académica, si lo convenzo de irse a BA, puede que Zeus no se queje tanto si Odín lo convence de irse juntos. Les decimos que tiene mejores clases que Valhalla, no sé, convenceré a mi hermano.
— Aquí lamento intervenir, pero... — dijo Shiva. — Odín eligió Valhalla por su carrera y el programa que tiene la universidad, que no tiene BE. Conociendo a tu hermano, no lo hará, no arriesgará su futuro en cambiarse.
— Y si lo golpeamos a Zeus y lo metemos en un avión, es idiota, se quedará allá porque no se sabe regresar. — comentó Poseidón, recibiendo un golpe de Adamas.
El albino solo podía suspirar. Esto era un maldito desastre.
— Zeus irá a BA, punto, fin de la discusión. Le diré a Anubis que ingrese la información de Zeus en la universidad, y hablaré con la directiva para mencionar que mi hermano acepta la beca deportiva. Ahora, tengo que ir a hablar con Zeus.
— Hades... — dijo Adamas, pero el albino no quería escucharlos.
Y es que le estaban dando más problemas que soluciones. Cada paso que estaba dando acercándose a la habitación de su hermano, le estaba doliendo en el alma, y es que, ¿qué se supone qué le diría? Si él mismo había celebrado cuando consiguió la beca en Valhalla, Zeus se había esforzado muchísimo, para ir a la misma universidad de Odín, y seguir cerca, porque quería no alejarse de ellos, siempre lo decía, no quería alejarse de casa hasta que fuera el momento de hacer su vida.
Pero ahora.
Estaba tocando a su puerta, y miraba el rostro sonriente de su hermano quien le abría. El mismo rostro que siempre lo recibe, cuando le da buenos días o buenas noches, y como suele acariciarle el cabello. Pero ahora, había entrado en esa habitación, se había sentado con él en su cama y había soltado la bomba, diciéndole que BA es una gran universidad, y lo era, lo era, pero, cada maldito sonido que salía de su boca, solo hacía que el rostro de su hermano se fuera apagando. Y no estaba soportando eso.
— ¿BA? — Dijo Zeus. — Ya fui... ya elegí al equipo Valhalla, y, y, Odín, Odín también irá allí, sé que BA es una gran universidad, pero, es, es muy lejos, no podría venir a verte.
— Zeus...
— No quiero ir allá, estaré muy lejos de ti.
— Rayito bebé, es que entiende, lo que pasa es que... es muy complicado.
— ¿Hice algo que te hiciera enojar? Si es por lo de Tesla, lo siento, solo quería preguntarle sobre eso, es un médico a la vuelta de la esquina, pensé que... no, perdóname, no estaba pensando, lo siento Hades, por favor, no me mandes lejos, lo siento mucho, no volveré a hablar con nadie, no me importa ser un cachorro para toda la vida, estaré bien.
— Zeus... no es eso, es que necesito que vayas a BA.
— Por favor, por favor, no quiero irme.
— Zeus...
— Si, si necesitas ayuda con el señor Sasaki, te ayudaré, en lo que quieras, conseguiré un trabajo de medio tiempo, de todos modos, planeaba conseguirlo. Hades, si me voy para cuando inicie el ciclo de BA, no podré ir a la boda de Adamas, así que...
— Zeus, necesito que vayas a BA.
— ... Hades, haré lo que quieras, ni siquiera me tienes que mantener aquí, regresaré a nuestro departamento, no te molestaré, no tienes que cuidarme, solo no quiero estar lejos de ti, o de Adamas o Poseidón. O estar lejos de Odín, o de Shiva, o Thor, o Anubis, por favor...
— ...
El mayor solo pudo frotar su rostro, para después ver de reojo el rostro en pánico de su hermano. ¿Por qué diablos lo estaba haciendo pasar por esto? Sentía su corazón destrozarse al ver a Zeus llorar, le estaba cambiando la vida a una semana de entrar en la que creía que sería su universidad.
— Zeus, si lo que ese científico está investigando es verdad. Soy yo el que te está causando daño para tu desarrollo, si mis feromonas son las que te afectan, entonces es mejor que estés lejos un tiempo, lo suficientemente lejos, sin venir a mí. Necesito que te quedes allá hasta que tu celo llegue.
— ¿Qué?
— Solo hasta que llegue, prometo que podrás ir a Valhalla después, solo necesito que estés lejos.
— Puedo quedarme a vivir en los dormitorios de Valhalla, no tienes por qué enviarme...
— Te conozco, te vas a escabullir en la Mojo Dojo, seguramente Apolo o Anubis te van a meter y realmente vas a seguir llenándote de mis feromonas, cuando eso es lo que trato de evitar.
— Prometo no venir, lo prometo, Hades... — dijo entre lágrimas el menor, en pánico, sintiendo que se le rompía la voz. — Lo prometo, por favor.
Nunca pensó tener a Zeus de rodillas abrazándolo, y es que el menor se encontraba desesperado. Porque el más joven de los Olympus ya había planeado su futuro. Quería vivir su vida universitaria junto a Odín, y volver a casa, probablemente comería con Odín en la casa de servicio, y algunas ocasiones se quedaría en el dormitorio si tiene que estudiar, pero, siempre sabía que podía simplemente tomar algún transporte y acercarse a Poseidón, Hades y Adamas cuando los necesitara.
No quería irse lejos, no aun, no era el momento. La universidad era para prepararlo para ese momento, no antes. Sabía que en algún punto se separaría de ellos, pero no quería irse ahora, no cuando no está listo, era de nuevo ese maldito recuerdo, esas feromonas que lo envolvían se esfuman de golpe, y esta desprotegido.
No quería.
No aún.
— Esta decidido, irás allá, punto final.
Eso se había sentido como un balde de agua fría. Más cuando Hades retiraba sus brazos de él, no lo estaba dejando abrazarlo. Oh, así que ya no había espacio para hablar, solo se había decidido, ya no estaría cerca de ellos, porque no puede tener su celo, y si no tiene su celo, entonces...
— ... ¿Y si nunca llega? — preguntó el menor mirando entre lágrimas a su hermano.
— ¿Qué?
— Si nunca llega mi celo... ¿qué pasará?
— Llegará, estoy seguro.
— Si nunca llega... me seguirás apartando para siempre. ¿verdad? — dijo el menor poniéndose de pie.
— Llegará tu celo, solo serán unos meses.
— Solo unos meses...
— Zeus, no lo hagas más difícil, por favor solo...
— ¡Hades! — gritó el menor. — Mentiroso, me dijiste que nunca me dejarías, eres...joder... esto es un asco. Maldita sea...
Era la primera vez que veía lo enorme que era.
Y era la primera vez que lo escuchaba gritarle, o que lo veía en ese pánico que solo lo hacía reír y llorar, mientras trataba de controlar sus emociones. Además, que el aroma a feromonas dispersas y difusas inundaban el aire, sus feromonas no estaban bien, y él no podía madurar si seguía así, pero...
También se dio cuenta de otras cosas.
Zeus ya era más alto que él, más fornido, Thor tenía razón, creció y él era muy ciego a ello. Pero no era eso lo que le sorprendía, no era su tamaño, o su cuerpo, o algo en específico de su físico, era esa mirada que tenía en el rostro. Era la primera vez que veía la mirada de Zeus sin brillo. Por instinto, su lobo buscaba consolar al cachorro que tenía enfrente, pero, Zeus dio pasos atrás cuando se acercó a él.
— Zeus...
— Supongo que es el fin. — dijo el rubio.
— No es... no es el fin rayito, solo serán unos meses y podrás...
— ¿Podré qué? ¿Regresar?
— Si.
— ¿Por qué querría regresar?
— Porque... estamos aquí para ti. — dijo el mayor confundido.
— ¿Para mí?
— Si, Zeus, esto es solo hasta que mejores.
— ¿Para que mejore? ¿O para cuidar tu maldito trasero? — dijo el griego mirándolo. — Prefieres mandarme lejos, porque si se sabe lo que eres, tienes miedo de perder al señor Shi. Deja de actuar como si esto lo hicieras por mí, solo tienes miedo de que te denuncien y te lleven a esos campos de concentración de enigmas. Que te arruinen vivir aquí, y tenerlo a él... deja de decir que todo esto es por mí.
Eso se había sentido como un golpe en el estómago. Había sentido a su lobo gruñir, y a su vez soltar un chillido. Y es que, en el fondo, si tenía miedo de perder a Qin, pero... pero, Zeus y sus hermanos siempre estaban primero, esto lo estaba haciendo porque no quería que lo apresaran y los apresaran a ellos con él.
— Tienes los siguientes segundos para disculparte por la mierda que acabas de decir. — comentó el mayor, incrédulo a lo que acababa de escuchar. — ...Abandonaría a Qin, siempre, si ustedes están de por medio.
— Repítete eso hasta que te lo creas, nunca dejarías al señor Shi, mírate, prefieres enviarme lejos a decirle la verdad e irte de su lado.
— Zeus, ¿cómo te atreves a decirme eso después de todo lo que he hecho por ti?
— ...
— Discúlpate, ahora. — dijo el mayor viendo esa mirada dorada sin brillo en él. La malditamente odiaba, lo malditamente odiaba todo, era la maldita mirada de Rea, de esa maldita mujer.
— ... Supongo que el señor Shi, debe ser una perra incontrolable en la cama si te tiene de su dedo tan rápido que te olvidaste de mí.
Y una bofetada llegó a su rostro.
En toda su vida, nunca, Hades había golpeado a alguien, al menos a uno de ellos, sus hermanos o él. No era ese tipo de persona, incluso cuando hacían algo realmente mal, nunca llegó a levantar su mano y golpearlos, pero ahora todo era diferente.
Ya no había marcha atrás para ninguno de los dos.
— ¡Ja! Eres igual a ellos... pero está bien, fue mi culpa, Odín dijo que debería ser más duro y dejar de estar todo el tiempo esperanzado a que todo me saldría bien, creo que siempre tuvo razón cuando dijo que me aferro mucho a ti, pero, ahora, ya no importa. — dijo con una sonrisa vacía el menor limpiando sus mejillas.
— Zeus... lo siento, no quise...
— ... Cuando me mude, en una semana, no quiero que te vuelvas a acercar a mí. — dijo el menor, sin ninguna expresión en su rostro. — Si piensas abandonarme, entonces te abandonaré primero, a todos ustedes, no quiero volver a ver tu mirada en mí, o que pronuncies mi nombre, o que te refieras a mi como tu familia. Solo hazle honor a los Olympus, y arrójame a un rincón para irte y jamás volver. Ahora, si me disculpas, tengo que comenzar a hacer mis maletas.
— Zeus... — dijo el mayor sintiendo a su lobo soltar chillidos. — Yo...
— Oye, ¿qué diablos te dije?
Era pesado, y muy alto.
Lo era, no podía ser levantado fácilmente.
Pero Zeus lo levantó con una mano, como si fuera una maldita hoja de papel, para arrojarlo con fuerza fuera de su habitación, estrellándose con la pared. Había dolido chocar contra la dureza de esa pared, pero, no dolía tanto como ver esa mirada dorada viéndolo como si fuera una maldita mierda en su camino.
Aun así, eso no le dolía, Zeus podía arrojarlo contra lo que quisiera, y nunca le dolería más que esa maldita mirada vacía que ahora portaba. Era igual a la de su madre, era la misma mirada que le dio cuando los abandonaron a su suerte, dejando a Zeus simplemente tirado y dejándole toda la responsabilidad en sus manos.
No, su pequeño rayito no podía tener esa mirada en él. Zeus siempre es alegre y vive una vida feliz, nunca en su vida debería tener esa mirada, pero... él mismo se la había provocado.
Él lo había arruinado todo.
¿Hades? ¿Estás bien?
La voz del inventor lo sacó de sus pensamientos, mientras solo podía sonreír, levantándose, tenía que retirarse de allí, tenía que hablar con Zeus, y tratar de hacerle entender que no lo estaba abandonando, solo estaba tratando de sobrevivir, y que ninguno fuera una rata de laboratorio del sujeto que se encuentra delante de él.
— ¡Hades cuidado! — gritó Tesla, pero sintió el ardor en su mano al cortarse con un bisturí. — dios... ¿¡estás bien!?
— Auch. — dijo el mayor, joder, lo que faltaba.
— Por eso no dejo a nadie entrar, tengo muchas cosas que lastiman sueltas por allí. — comentó el científico preocupado. — espera tengo el desinfectante aquí.
— Descuida, me curaré en mi cuarto, solo es algo pequeño.
— Pero...
— No te preocupes. — sonrió Hades. — Gracias por cuidar de Zeus.
— No hay problema...
— Con permiso.
Y así vio al albino partir.
Para después solo suspirar, recargándose en su silla, hasta al fin levantarse, tomando ese bisturí con sangre y metiéndolo en un frasco de muestra, comenzando a configurar una de sus máquinas. Era obvio que los Olympus ocultaban algo, y a decir verdad eran muy cautelosos. Pero, la reacción de Zeus, acuñado a que Hades casualmente tenía ya los estudios, se le hizo raro. Así que había decidido ya comenzar su investigación por su cuenta.
Sacó el historial médico de Poseidón por la universidad, ya le había creado uno a Zeus con las muestras tomadas y el historial de sus escuelas, con Adamas igual, solo faltaba Hades, pero debido a que nunca asistió a nada, y los registros médicos de sus pequeños trabajos son difusos, decidió tomar una pequeña oportunidad, dejando diferentes cosas al azar en el laboratorio cuando llegara el albino, y funcionó.
Porque había recolectado una muestra suficiente de analizar.
Solo acabó por ponerla en la maquina mientras veía que el resultado estaría listo en un par de horas. Así que acabó por tomar sus llaves y salir, había otra cosa importante que hacer en lugar de esperar sentado.
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La verdad había elegido un buen lugar.
Se había esforzado en la mañana para adornar, y tanto Perséfone como Hestia lo habían ayudado en colocar la mesa, al igual que los diferentes bocadillos. Ese pequeño quiosco adornado con girasoles en medio de uno de los jardines más hermosos de la Mojo Dojo, con la vista impresionante al rio, además de tener un vino de su propia elección en aquella mesa, y que tuvieran asientos cómodos era lo mejor.
Y lo fue aún más cuando la vio.
Una hermosa mujer de cabello marrón rojizo, con sonrisa divertida y labial rojo que relucía como un pecado tan divino, caminando hacia él mientras portaba un vestido negro con esas mangas caídas y lindas que lucían bien en sus curvas, allí estaba su amiga, y la mujer que le gustaba, Geirölul Valki. Una de las hermanas Valki, que había tenido el honor de conocer hace años atrás.
Se acercó a ella y ambos acabaron por abrazarse, mientras Leónidas la cargaba dándole vueltas. Y es que hacía meses que no se veían y estaban desesperados por verse y contarse todo. El espartano acabo por ofrecerle un regalo cuando se sentaron, y era un hermoso brazalete que hacia juego con la belleza de la mujer. Además, que tenía un dije particular que le encantaba.
— ¿Cómo conseguiste el dije de serpiente? Era imposible conseguirlo, solo hicieron 5 de ellos.
— Tengo mis contactos. — rio Leónidas.
— Necesito tus contactos. — sonrió la mujer. — Gracias, Leo, me encanta.
Geirölul siempre había sido su mujer ideal desde que se conocieron en aquellos pasillos del Edén, cuando ambos estaban dándole una lección a idiotas que se creían superiores. Realmente era algo cómico la primera vez que se conocieron, ya que la mujer estaba dándole una paliza a una chica que había derramado jugo en su vestido, y el espartano le estaba dando una paliza a un chico que se había atrevido insultar a Kojiro al decirle omega defectuoso.
Era incluso divertido que ambos hayan elegido el mismo pasillo para agarrarse a golpes con aquellos sujetos. Pero después de tener a sus enemigos en el suelo, se miraron, y sonrieron.
— Tienes una excelente patada delantera. — dijo el espartano.
— Le disté un buen golpe con ese derechazo, noté que estaba noqueado antes de caer al piso.
— Le quita la diversión cuando se noquean rápido.
— Dímelo a mí, esta perra cree que puede hacer lo que quiere, no le llega ni a las rodillas al prestigio de mi familia, que aprenda su lugar. — se quejó la omega. — Ni siquiera me pidió perdón cuando derramó su jugo en mi vestido, si lo hubiera hecho, no la habría golpeado, pero la idiota decidió insultarme, tenía que darle una lección.
— Siento que estuvo bien merecido. — rio el espartano. — Soy Leónidas Esparta, un placer.
— Geirölul Valki, un placer, tenemos química juntos, ¿no?
— Sí, creo que te he visto allí.
— Bueno, espartano, ¿no te gustaría ir juntos a clase?
— Que hermosa propuesta, me encantaría.
Después de ello, se habían vuelto amigos inseparables. Y también, gracias a ello, conocieron a todas las Valki, quienes, por alguna razón, tenían a un amigo favorito, por ejemplo, Hrist amaba estar con Sasaki, o Alvitr con Qin, etc. Leónidas decía que cada una tenía una personalidad que hacia match con sus amigos. Pero, nada había sido tan especial como lo de él con Geirölul, ellos siempre habían sido inseparables, hacían todo juntos, de inicio a fin.
Aunque, curiosamente, nunca pensaron en salir.
Eran esa clase de amigos que siempre estaban juntos, o de alguna manera siempre se hablaban o algo. Incluso cuando tenían pareja, se buscaban para salir, cosa que en más de una ocasión provocó el rompimiento de ellos con sus parejas, pero no importaba, eran felices saliendo, y ahora, después de estos años juntos, quería estar más cerca de la mujer.
Tal vez era momento de dar ese paso, e invitarla realmente a salir, queriendo ser su pareja.
— Escuche que Brunilda esta próxima a terminar una colección de ropa nueva, felicidades a todas. — sonrió Leónidas.
— Gracias, fueron meses de trabajo, pero al fin me alegra salir de todas esas telas, ahora solo me quiero emborrachar y divertirme con mi espartano favorito. — sonrió la mujer. — Cuéntame, ¿qué has hecho de tu vida?
— Realmente no mucho, he estado entrenando a los chicos que irán a las olimpiadas, pero, me tomé un tiempo por la boda.
— Oh cierto, el sexy Jātaka va a casarse, ¿ya conociste al omega?
— Por fotos, pero luce como una buena persona. — dijo el mayor sonriente. — Conocí también a sus hermanos, trabajan para Kojiro, son buenas personas.
— Oh, me encantará conocerlos también, si te agradan a ti, me agradarán a mí. — rio la mujer mirándole. — ¿Estás listo para la despedida de soltero?
— Es lo que más espero.
— ¿Hacemos competencia de ver quién es el último hombre en pie? — cuestionó con mirada retadora la Valki.
— Me ofendería si no lo pidieras.
— ¡Ese es mi Leo! — gritó la mujer, chocando copas con el hombre. — Me voy a emborrachar hasta que olvide mi maldito nombre. Y espero hacerlo con mi alfa favorito...
Tal vez había sido la manera en la que la chica acarició su mano, o como lo estaba mirando en ese momento, pero lo sabía, ese era el momento perfecto para invitarla a salir, más allá que esa salida de diversión, aclarar que busca iniciar un cortejo. Estaban en un hermoso lugar, se habían reencontrado después de meses, le había dado un hermoso regalo y seguían teniendo la misma química que siempre han tenido. Solo tenía que dar el siguiente paso, era lo único que tenía que hacer.
— Oye, ¿piensas llevar a alguien a la boda? — preguntó el espartano tomando de su bebida, sujetando la mano de la mujer, que la entrelazaba con la de él.
— No realmente... — sonrió la castaña. — ¿Tú tienes alguien en mente?
Pudo sentir la caricia que le estaba dando la Valki con sus piernas, por debajo de la mesa, joder, que ya no había miedo, ella quería lo mismo, esto se sentía como una victoria, solo debía hacer la pregunta.
— Si, pensaba que, si querías, podíamos asistir juntos. — sonrió Leónidas.
— Creo que me encantaría eso. — respondió la omega. — Realmente yo estaba esperando a que lo preguntaras, o tendría que hacerlo...
— Entonces iremos juntos, y después de ello...
— Después de ello, voy a deslizar la llave de mi habitación en tu pantalón, y espero uses la llave para acompañarme en la noche. No crees que es tiempo, de que tú y yo...
Y podría esperar lo que fuera.
Una sonrisa, un beso, lo que fuera, incluso una simple plática, pero nunca pensó que vería a Geirölul recibiendo un chorro de agua en la cara de golpe, y que a él también le golpearía ese mismo chorro de agua, arruinando todo el lugar, tirando todo lo de la mesa y arruinándoles las ropas. Ambos mayores comenzaron a toser, la maldita agua se les había metido en la boca y nariz, y ahora todo estaba arruinado.
— ¡Oh! Lo siento, lo siento señor Esparta, no sabía que había alguien en este lugar, estoy regando los girasoles.
Solo escuchar esa maldita voz fastidiosa supo quién diablos era. Porque allí estaba ese sujeto de cabello rosa y afeminado, con diferentes instrumentos de jardinería. Que buscaba en sus bolsillos y sacaba un pañuelo rosa ofreciéndoselo a la mujer.
— Toma querida, para que te limpies. — dijo el hombre.
— ... ¿Quién mierda eres tú?
La mujer estaba iracunda, pero, le había aceptado el pañuelo a Apolo, quien la miraba de arriba abajo, como si estuviera estudiándola. Y es que lo hacía, tenía frente a él a lo que era su competencia, y estaba feliz, no había mucha competencia. Si, la mujer era hermosa, pero por favor, él era un ser divino, no le llegaba ni a los talones.
— ¡Apolo! — gritó Leónidas. — Maldito hijo de puta, ¿qué diablos haces?
— ¿Lo conoces? — dijo la mujer mirando al espartano.
— Es el maldito jardinero que contrato Kojiro para la Mojo Dojo.
— Lo siento señor Esparta y señora, am, perdón no la conozco, pero lo siento. Estaba regando los girasoles, sentí que la manguera se atoró y pum, se me descontroló al subir la presión. — sonrió el jardinero. — Perdón señora, ¿le arruiné el delineado tan filoso como para matar a un hombre?
— Señorita, idiota.
— ¿Señorita? Ya se le fue el tren hace mucho, ¿no?
— ¡APOLO! — Gritó Leónidas.
— Supongo que la gente como tú se tiene que casar rápido para mantenerse o no puede sobrevivir por su cuenta, pero, hay gente que no necesita a nadie para ser feliz. — se quejó la mujer.
— Se nota. — sonrió el pelirosa. — Espero no haberle arruinado su maquillaje.
— No cariño. — sonrió la mujer levantándose. — No uso maquillaje barato, como esas sombras y labial rosado que traes. ¿Dónde lo compraste? Para no ir nunca.
— ¡Ja! Que graciosa, miré, yo uso el maquillaje para resaltar mi personalidad, no para intentar esconder mis arrugas.
— ¿¡Qué dijiste hijo de...?!
— No puede insultarme. — sonrió el griego, interrumpiendo a la mujer. — El señor Sasaki lo tiene prohibido, la acusaré y haré que la saquen de aquí.
— ¡Sasaki no me sacaría de la Mojo Dojo! ¡No te creas tanto maldito idiota!
— Bueno, entonces pongámoslo a prueba, le hablo y veamos quien gana, si su inocente jardinero o una... "señorita".
— Se acabó, voy a romperte la cara.
Dijo la mujer, pero fue detenida por el espartano, y es que lo sabía, si Kojiro veía que alguien había atacado a su personal, vería a ese japonés sacar las katanas y correrlos a todos. Y es que era obvio que Kojiro va a proteger al personal que es familiar de su alfa, porque quiere ver a su alfa feliz, era una pelea perdida si algo le pasaba a Apolo.
— Geirölul, tranquila. — suspiró Leónidas.
— Si, tranquilo Toretto, no pasa nada.
— ¡Apolo cierra la maldita boca! — gritó el espartano.
— Es un idiota irrespetuoso, déjame romperle la cara barata que tiene. — dijo la mujer iracunda.
— ¿Barata? Esto es belleza natural querida, no tengo ni siquiera Botox, ni que fuera tu cara.
— ¡Voy a matarte maldito afeminado de mierda!
— ¡Basta los dos! — gritó Leónidas. — Maldito bastardo, lárgate ya de aquí. Vete a cortar flores en otra área del jardín.
El griego miró al espartano que se veía furioso y después sonrió, causándole un escalofrió en la espalda al mayor... o no, no lo haría, ¿no lo haría, cierto? No debía hacerlo, no, ¡no lo hagas!
— No decía que me largara esa noche en Midnights, ¿ya se olvidó de nuestra noche especial?
— ¿Qué? — dijo la mujer sorprendida.
— ¡Lárgate! — gritó el espartano. — ¡No lo escuches!
— Nos complementamos tan bien, y me sostuvo con tanta fuerza, pensé que había sido especial para usted. — sonrió el griego. — Además amo esos tatuajes que tiene, y lo bien que besa, ¿no lo cree señorita? Es un excelente besador.
— ¿Qué? ... ¿Qué es lo que está diciendo, Leo? — comentó la Valki sin poder creerlo.
— Oh, querida, ¿tú nunca has tenido esa oportunidad? Lo siento, y yo presumiendo delante de ti, mi culpa. — dijo el omega acercándose a la mujer. — Leónidas es adictivo, ¿no? Supongo que quieres descubrirlo por tu cuenta, puedes quedarte mis sobras si gustas.
— ¿Qué? — dijo la mujer en shock casi como un susurro.
— ¡APOLO! — Gritó Leónidas.
La mujer solo se pudo quedar mirándolo. Y lo entendió, el griego seguía de pie, sin un rasguño. Leónidas ya hubiera golpeado a alguien si dijera una mentira sobre él, es más, ya hubiera matado a alguien si se atrevían a insultarla, pero, no le había tocado ni un cabello al sujeto delante de él.
Y eso decía todo.
— Señor Esparta, me haré la prueba de embarazo, me he sentido mareado los últimos días. Al menos espere a que no lo esté antes de perseguir a otra omega. — sonrió el griego. — Usted estaba en su Rut y no uso condón, y yo no tomo anticonceptivos, es mejor esperar el resultado.
La mujer solo se quedó con la boca abierta, para después mirar hacia el espartano que tenía un rostro de shock ante lo que había dicho Apolo. Maldita sea, si estaba en su Rut, pero, ¿había usado condón? No, espera, Afrodita le había... no, espera, si lo había hecho, ¿no? Estaba confundido, pero al sentir la mirada de la mujer, no supo que decir.
— No... ¿no dijiste que eres un jardinero? — dijo la mujer mirando al pelirosa.
— Lo soy, pero antes era un escorts, o una prostituta, como quiera decirlo. — sonrió el griego. — Y una muy cara, por cierto, es lógico que solo el señor Esparta haya podido comprarme.
— ... ¿Es verdad? — dijo la mujer mirando hacia Leónidas. — ¿Lo que dice es verdad?
— ... ah... am...
— Oh dios... es verdad. — comentó la Valki cubriendo su boca. — ... tengo que irme.
— No, no, Geirölul, espera, es que... — dijo el espartano sujetando su mano. — ¡No lo escuches!
— Se nota que tienes cosas que arreglar. — comentó la mujer lagrimeando, zafándose de su agarre. — Con permiso.
— ¡Hasta luego querida, vuelve pronto! — dijo el griego despidiéndose.
— ¡Geirölul! — gritó el espartano. — ¡Espera por favor! ¡No es lo que tú crees! Por favor.
— ¡No me sigas! ¡Déjame sola! — le gritó la Valki apresurando el paso hasta salir de allí.
Solo podía sentir el goteo de su ropa.
Se suponía que era un día especial, en el momento perfecto, con la chica correcta. ¿Por qué se había arruinado todo? Había estado nervioso desde ayer, pensando en cómo no arruinarlo hoy, y, lo había arruinado. Solo pudo sentir la ira subir a su cabeza, ese maldito idiota, antes de que el omega pudiera huir, le sujetó de su camisa poniéndolo contra la pared, mientras este sostenía sus manos para evitar que lo lastimara o intentara ahorcarlo.
— ¡Arruinaste mi vida!
— ¿Te la arruiné? ¡Te salvé idiota! — gritó el griego. — ¿¡No te das cuenta!? Nunca serías feliz con esa mujer cuando me deseas a mí. ¡Le salvé la vida a ella también!
— ¡No digas más estupideces! ¡No quiero escucharte!
— ¡Acéptalo, Leónidas! No es como si a mí también me encantara el maldito destino que me tocó, estúpido alfa machista.
— Cierra la maldita boca ya. — se quejó el espartano mirándolo.
Y es que vio esos ojos del omega quien le miraba, y sintió un escalofrió en su espalda, mientras este solo soltó una sonrisa, para después jalarlo y besarle. El espartano no tenía idea porque sintió que sus fuerzas se fueron, mientras esos labios con sabor a fresa le besaban, mientras los brazos de ese omega lo rodeaban para tenerlo. No podía creer que estaba siguiendo los besos de ese maldito idiota que se aferraba a él, hasta dejarlo sin aliento, dejando ese pequeño hilo de saliva en sus labios.
Se quedaron segundos así, mirándose, para después el griego sentir que se quedaba sin aliento, al sentir como el mayor volvía a besarlo, pegando su cuerpo con el de él. Sintió a su omega chillar, buscando el calor del espartano, sin importar que estaba empapado, lo quería cerca, podía sentirlo por la forma en la que estaba lubricando solo con unos besos.
Hasta que tuvieron que buscar aire y separarse.
— No puedes negar la química que tenemos, Leo... — dijo el pelirosa. — Como si no supieras que soy tu destinado, idiota. ¿Por qué no mejor tú dejas de hacer estupideces y me tomas?
— ... Nunca tomaría a una puta como tú. — dijo el mayor mirándolo. — ... aléjate de mí.
— ¿Crees que eso me lastima? — rio el griego sujetándole el mentón. — Voy a hacerte rogarme, maldito viejo chichón. Haz lo que quieras desde ahora, veamos cómo te vienes arrastrando a mí. Porque esa mujer, es demasiado para ti, y yo soy aún más, no te mereces a nadie... solo eres un idiota que merece estar solo.
El pelirosa solo lo soltó, empujando al espartano, y después sonreírle, mientras tomaba sus cosas e iba a otro jardín. El espartano acabó por recargarse en la pared viéndolo ir. Y es que no podía concebir el hecho que le acababa de recalcar el griego, porque no era idiota, lo sabía. Lo supo desde que Afrodita le envió esas fotos y descripciones.
Lo supo por como explotó su Rut al momento de sentir sus feromonas cerca, lo supo en el momento que lo sostuvo, lo supo en el momento que se fue, cuando buscó el olor de esas feromonas de nuevo, lo supo en el momento que guardó su teléfono e iba a contactarse con Afrodita después para saber más del omega.
Simplemente lo supo, cuando sintió su lobo aullar cuando se sentía cerca del pelirosa.
— De todos modos, eres un Olympus, no podría, nunca podría... — suspiró el espartano, siguiendo su camino.
Por alguna extraña razón, Zichu tenía en su lista negra a los Olympus, y desde jóvenes habían aprendido eso. Lo sabían muy bien, desde Edén. No meterse con alguien que tenga ese apellido. Nunca les dijeron porque, simplemente Adam como Zichu lo recalcaban. Aunque Adam solo decía que fueran cuidadosos con los Olympus, Zichu siempre decía que eran malditas cucarachas, y eso hacía que a todos les diera curiosidad, pero...
"Leónidas, eres el mayor del grupo de los amigos de mi hijo... espero que no arruines nada. Porque a los deportistas como tú, es fácil desaparecerlos, a tu familia, a esa chica que tanto cuidas, ¿cómo se llama? Geirölul. Espero solo perfección cerca de Qin, y espero que la mantengas siempre. Nada de escándalos, nada de estupideces, has todo perfecto, y no tendré ningún problema contigo, incluso, no destruiré a "Spartan" ..."
— Elegiría a mi familia siempre antes que a ti, Apolo, supongo que es lo mismo que tú harías.
Solo tenía que seguir ignorándolo, solo eso...
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Su familia adoptiva eran un amor de personas.
Realmente el matrimonio Baal, eran las personas más amables que había conocido.
Amaba a sus padres, le habían brindado todo, siempre lo habían tratado bien, y nunca habían querido que él los quisiera como sus padres, nunca habían intentado comprar su amor, todo había sido sincero desde siempre. Los amó con el tiempo, y los seguirá amando mucho más. Lo apoyan en todo, en cualquier meta o sueño que quiera realizar, son sus padres, pero...
Pero eran ciegos al monstruo que había en su casa.
Y todo era por su culpa, había creado a un monstruo que ya no podía detener.
Y es que, aun sentía nervios estando en su propia habitación cuando se cambia y arregla, porque no importa cuántas llaves ponga en la puerta, de alguna u otra manera, él descubría como entrar. Y estaba sucediendo de nuevo, mientras colocaba su collar protector, el había entrado. Usando esos jeans y camisa negra, con el cabello alborotado y negro, además de esos ojos rojos intensos mirándole.
Satanás, su hermano mayor. Hijo biológico de sus padres adoptivos.
Solo hizo un gesto con su barbilla en señal de saludo y su hermano sonrió, para acercarse, y abrazarlo por la espalda, oliéndolo sin invitación, cosa que había hecho a su omega gruñir. Pero no podía hacer nada, le tenía tremendo miedo a este maldito sujeto, sabía que satanás era capaz de quemar el mundo abajo solo para hacerlo sufrir por no obedecerle.
Era capaz de asesinar a sus padres solo para tenerlo para él. Y es que ya había dejado claro que podía hacerlo, como cuando los había envenenado, y prácticamente vio a sus padres adoptivos colapsar, donde rápidamente llamó a una ambulancia. No importa las pruebas que dio de que posiblemente habían envenenado la comida, Satanás era un jodido sociópata, tan simpático, que hizo creer a todos que se había tratado de una intoxicación por pescado pasado, los síntomas habían sido similares, y debido a las alergias de sus padres, era creíble, pero Beelzebub lo sabía, había algo más allí, sabía que había sido él.
— Luces tan lindo hoy. — dijo su hermano, acariciándole el pecho. — No te vayas, quédate, pasemos la tarde juntos.
— Tengo cosas que hacer.
— Quiero tocarte... — dijo el mayor abrazándole con más fuerza. — Hagámoslo hoy, ¿no me extrañas? Yo extraño sentirte...
— ... Tengo cosas que hacer, estoy por terminar mi carrera, tengo proyectos que terminar.
— Quiero verte montándome, gimes muy lindo, quiero ver tu rostro disfrutándolo.
— Por favor, suéltame, tengo que irme.
— Beelzebub, mi omega, vamos, no seas así conmigo. — exclamó su hermano, sosteniéndole el mentón. — Tengamos un momento juntos, extraño tanto las veces que te sentía cada noche, extraño tenerte, extraño a mi dulce omega...
Había sido su culpa.
Tuvo una noche su celo, cuando sus padres salieron, Satanás estaba cuidándolo. Y realmente el mayor no se le había acercado en absoluto, solo le había dado los supresores y se había quedado en la sala mirando una película. Ni siquiera le interesó que él estuviera en celo, simplemente estaba allí, haciendo lo que quería en la sala, dándole su espacio. Pero fue él, el que salió de su habitación, escurriendo por sus piernas su propia lubricación, cubriéndose apenas con una playera larga que le llegaba a medio muslo, caminando a la sala hasta ver a Satanás quien notó su presencia y apretó su nariz para no olerlo.
— ¡Loco! Vuelve a tu habitación, ahora, no salgas de allí hasta que tu celo acabe. — dijo Satanás sonrojado, mirando a otro lado. — ¡Vete Beelzebub!
Fue su culpa.
Cuando se acercó a su hermano, montándose en su regazo, y retirándole las manos de su nariz. Había sido su culpa, cuando lo besó, o cuando comenzó a montarlo, había sido su maldita culpa, cada marcara que Satanás dejaba en él, en como lo embestía con fuerza, y lo sometía debajo de él. Todo eso había sido su culpa, siempre había sido y siempre será su culpa.
Porque nunca lo paró.
Después de su celo, se sintió horrible con lo que había pasado, pero, no sabía cómo decirlo. Era muy susceptible a su propio celo, perdía la cabeza cuando iniciaba y cometía errores. Nunca supo cómo arreglarlo, ya que, desde esa noche, recibía la visita de Satanás quien lo sostenía con fuerza. Era un infierno que él mismo había desatado, y no sabía cómo salir de él. Satanás era posesivo, una marca fuera de lugar, algo que no hubiera hecho él, un simple moretón, lo ponía histérico, pensando que había otro alfa detrás de él, es más, cuando Poseidón fue por primera vez a su casa por un proyecto, no los dejó estar solos, en ningún punto, odiaba sentir las feromonas de un alfa que no fuera él en la casa. Todo era un maldito infierno siempre.
Pero, Hades un día visitó. Y Satanás no pudo hacer nada.
No importaba cuantas feromonas soltara, Hades no se doblegaba, simplemente veía a su hermano con curiosidad, y le daba un golpe en la frente, diciendo que estaba soltando feromonas raras, que se calmara. Por supuesto, que Satanás enfureció, pero Hades simplemente lo sometía con sus feromonas de manera discreta. Al punto que un poco de las feromonas de Hades, habían noqueado a su hermano, y por una noche durmió feliz.
Quería parar este infierno, tenía que graduarse ya y huir lo más lejos que pudiera, tenía que mantenerse lejos de todo este maldito juego que había creado. Tenía que hacerlo.
Porque al sentir los labios del mayor en los suyos, no pudo soportarlo más.
— ¡Suéltame!
Lo único que agradecía de ser omega era esto. El poder usar sus feromonas para protegerse, porque logró que lo soltara, y logró ponerlo de rodillas, pero el idiota podría estar muriéndose de asfixia y aun así le sonreía, porque sabía, que nunca se atrevería a matarlo. Había sido su maldita culpa al dejarlo tocarlo cuando era menor, había sido su culpa que esto creciera, solo quería pararlo, pero, ¿cómo diablos se deshacía de este maldito demonio?
— Beel... si me matas... podemos encontrarnos en el infierno si quieres... — dijo el alfa comenzando a toser. — No voy a parar...
— Déjame ya en paz, por favor. — exclamó el omega mirándolo.
— Voy a destruir todo lo que amas... hasta que vengas de nuevo a mi... tú solo... a montarme sin parar. Dile adiós a mamá y papá... a tus amigos... a todo lo que te importe desde ahora...
Sintió impotencia, ¿cómo mierda hacia que parara? ¿Cómo? ¡Maldita sea!
— ¡Beel! ¡Beel, baja amor! ¡Vinieron a verte!
Esa dulce voz, era la de su madre. Sintió como el alma le volvió al cuerpo y acabó por salir corriendo de su habitación, limpiando sus mejillas de las lágrimas que había soltado, y bajando lo más rápido que podía, para alejarse como cobarde de la situación que había dejado arriba. No quería pensar en ello, no quería, solo quería huir, pero ¿cómo? Si se iba, sabía que Satanás acabaría lastimando a sus padres.
¿Cómo puede ser libre?
— Beel, tienes una visita importante.
— ¿Eh? — dijo el menor despertando de sus pensamientos.
Y es entonces que lo vio.
El científico estaba sentado en la sala, junto a su padre. Este le miró y lo vio, levantándose con su llegada, donde esa mirada esmeralda lo tenía cautivado, a lo que el científico hizo un gesto de preocupación al verlo. Y es que el alfa claro que había sentido algo raro en el omega que quería, era algo en su mirada, diferente a la que tenía cuando lo conoció. El científico miró a los padres del menor de reojo, y después observó a Beelzebub, quien le miraba confundido.
— ¿Qué haces aquí? — cuestionó Beelzebub mirándole.
— Vine por ti. — respondió el científico. — Matrimonio Baal, he venido para hacer anuncio de que Beelzebub es un hombre brillante, quiero que sea un asistente oficial de las empresas Tesla. — sonrió el inventor. — Es un programa que saldrá este año, y Beelzebub es el más adecuado. Tuve el placer de conocer sus inventos tiempo atrás, y me dejó deslumbrado, es por ello que me gustaría tener su asombrosa mente dentro de las filas de Tesla, y, ayudarlo a desarrollar todos los inventos que tiene para dar evolución a la humanidad.
Tanto Beelzebub, como sus padres, quedaron en shock ante lo que había dicho el científico millonario que estaba delante de ellos. ¿Qué diablos había dicho? Solo lo conocía desde hace unos días, ¿qué diablos?
— Oh dios. — dijo la mujer mirando el rostro de su hijo y el del inventor. — ¿En verdad?
— ¡Nuestro bebé tiene un potencial tremendo! — sonrió su padre abrazando a Beelzebub quien recibió el abrazo aún muy confundido.
— ¡Lo tiene! — sonrió el científico. — Señores Baal, me encantaría que dejaran aceptar a Beelzebub esta oportunidad.
— Esa decisión pertenece a mi pequeño Beel, agradezco que haya venido aquí a dar cara ante ello. — sonrió la mujer. — Pero nunca obligaría a Beel Beel, a hacer algo que no quisiera.
— Oh, es que no solo vine por ello, yo también... —
"Quiero iniciar un cortejo con su hijo..." Eso era lo que iba a decir el científico, pero, vio como el menor negaba con sus ojos que no se le ocurriera decir algo más. El mayor sonrió, la idea era venir a presentar respeto y pedir el inicio del cortejo, incluso tenía los regalos del cortejo en la cajuela de su auto, iba a ir por ellos, pero, sabía que Beelzebub prácticamente lo iba a matar si decía algo.
— ¿Vino por algo más? — preguntó la mujer curiosa.
— También... También decirle que, por la beca, es importante que Beelzebub se mantenga cerca, así que, como lo hace el joven Poseidón de la fundación Sasaki, es importante que Beelzebub se mude cerca de mí, me haré cargo de los gastos, además de que decidiremos su salario, y por supuesto, no interferiré en que termine su educación.
— ¿Qué? — dijo Beelzebub incrédulo.
— Si va a ser un científico, será el mejor, le daré todas las herramientas para que lo haga. — sonrió Nikola, cautivando con su sonrisa al matrimonio Baal.
— ¡Oh dios! — dijo la mujer abrazando a Beelzebub. — ¡Oh dios mi bebé! ¡Es tan brillante!
— ¡Estamos muy orgullosos! — dijo su padre.
Beelzebub solo estaba con una cara de póker, sin entender qué diablos estaba pasando. Pero, era una salida. Podía aceptarlo y salir de su casa al fin, aunque, si dejaba a sus padres solos, Satanás podría...
— ¿Qué ha dicho? — esa voz hizo estremecer al menor.
Sintió un escalofrió recorrer su espalda, mientras escuchaba los pasos acercándose a la sala. Y es que Satanás estaba en el mismo lugar que el inventor, mientras lo veía de arriba abajo, confundido de verlo, ya que Beelzebub nunca lo había mencionado.
— Oh, Sati, el señor Tesla le está dando una oportunidad a Beelzebub sobre...
— Nunca había escuchado de usted. — dijo Satanás mirándole. — ¿Realmente ha estado viendo los estudios de mi hermano por tanto tiempo como dice?
— Lo he hecho. — respondió Nikola mirándole. — Puedo recitarlos de memoria, ¿sería suficiente prueba para ti?
— Ja, que divertido. — sonrió el mayor. — ¿Es tan necesario mudarse? No le veo el fin. — preguntó Satanás mirando al científico, mientras abrazaba por detrás a su hermano menor. — ¿No sería mejor solo comprarle un auto y ya? Beel y yo somos muy unidos, no me gustaría separarme de mi hermanito.
Claro que el científico notó como el cuerpo del omega se tensó, y sintió a su lobo gruñir de entender lo que estaba pasando. Al menos entendía lo de las marcas en la piel de Beelzebub, donde al parecer los padres ignoran la situación, pero él no, es un científico, claro que es observador con todo. Y de solo pensarlo, de realmente solo pensar la situación que puede estar sufriendo Beelzebub, sintió sus colmillos crecer.
Tenía que destruir a Satanás, o dejarlo vivo... y hacer diferentes experimentos en él, al fin y al cabo, tiene la protección de un Shi Huang, podría asesinarlo ahora, justo ahora y... Sacudió su cabeza, no debía escuchar a su lobo, tenía que pensar.
— No es lo mejor, una mente debe estar fresca para hacer su trabajo. El traslado y los constantes desvelos que puede provocar no es lo mejor para Beelzebub, menos si está por terminar su educación universitaria. Es un joven brillante, quiero seguir apoyando ese potencial, no quemarlo.
— Pero Beel no quiere mudarse, ¿o eso quieres, Beelzebub? — dijo el mayor mirando a su hermano menor. — ¿Vas a dejar a papá y mamá atrás?
— Bebé por nosotros no te preocupes, es tu decisión. — sonrió su madre.
— ¿Qué piensas hacer, Beel? — sonrió Satanás.
— Ah... yo... — dijo el menor, mirando los ojos de su hermano mayor. — Yo...
— Beelzebub. — comentó firme Tesla, haciendo que el omega volteara a mirarlo. — Te daré y ayudaré con todo lo que necesites, solo tienes que aceptar.
El menor tragó saliva, sabía que había querido decir Tesla con eso, pero, tenía terror, si lo dejaba solo, tenía mucho miedo de lo que podía hacer con sus padres, o peor, ¿qué si iba contra sus amigos? ¿Qué si encontraba a Lucifer y lo lastimaba? Estaba tan loco que encontraría hasta Lilith solo para fastidiarlo y matarlos uno por uno.
Tenía miedo.
Pero, miró los ojos esmeraldas, solo por unos segundos que se sintieron como una eternidad. Y entonces lo supo, simplemente el menor apartó a su hermano mayor, y caminó hacia Tesla, acabando por estirar su mano hacia él, a lo que el científico sonrió, estrechándola feliz.
— Me encantará trabajar y recibir su ayuda, señor Tesla. — comentó el menor mirándole.
— Me encantará trabajar contigo, Beelzebub. — sonrió el menor, sintiendo el temblor en las manos del menor. — ¿No crees que deberíamos celebrar?
— ¿Qué? — dijo el pelinegro mirándolo.
— ¿Los puedo invitar a comer, familia Baal? Será un honor conocerlos a todos más a fondo y poder hablar de los planes de mudanza de Beelzebub, ya tengo todo preparado, así que puedo ayudarlos para que esa mudanza se haga desde hoy.
— ¿Qué? — dijo Satanás. — ¿Qué ha dicho?
— Hablemos más en la comida, les comentaré y resolveré todas sus dudas. — sonrió el científico. — En especial a ti Satanás, luces preocupado por tu hermano, así que lo que quieras preguntar, lo responderé.
El mayor miró esos ojos esmeraldas en él, y juró que sintió un escalofrió cuando el inventor le miró con unos ojos que juraba que no le sonreían, podía ver a alguien que quería matarlo, sintió a su lobo ponerse alerta, más cuando el mayor abrazó a Beelzebub, soltando feromonas para envolverlo, lo sabía, sabía que había algo más de ese viejo científico con su hermano.
Bien, si quería jugar con fuego, era momento de que ese millonario entendiera, que nadie le quitaría a Beelzebub de sus brazos.
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Por su mente pasó, que reunirse con él era mala idea.
¿Por qué diablos seguía vigilando a los Olympus? ¿Era porque Eva lo hacía? ¿Era porque Eva quería salvarlos? Suspiró sacudiendo su cabello un poco. No quería seguir recordando el pasado, pero simplemente no podía evitarlo, aferrarse a los Olympus era como aferrarse a su recuerdo. Además, que ese niño le pida ayuda tan directamente, hacía a su lobo querer protegerlo.
Al menos, lo hacía querer ponerse de nuevo este disfraz, arreglarse y salir. Pensó que solo sus niños del Edén tenían ese efecto en él, pero ahora, al parecer ese niño Olympus igual le motivaba a salir de su casa. Aunque no tenía idea como diablos iba a darle un consejo si él estaba más jodido.
— Debería ser ilegal que yo guie a unos jóvenes. — comentó Adam al aire.
— ¿Dijo algo mi señor? — comentó el chofer a lo que el mayor se tensó.
— No, no, perdón, no, solo divagaba. — sonrió el rubio. — Pensaba en tonterías...
— No son tonterías si usted las piensa, señor. — sonrió el chofer. — Es Adam Edén después de todo, crea un paraíso por donde este.
— Oh... gracias. — dijo el mayor. — Am, yo... yo tal vez, no sea esa clase de persona, creo que, lo ha hecho más mis fundaciones y las personas que lo manejan que yo, yo realmente no soy tan... ah...
— Usted los fundó, y usted sigue apoyando a todos quienes necesitan ayuda, es por eso, que usted es grandioso, señor Adam.
— ... si tú lo dices. — dijo el rubio, pero escucho su celular sonar. — Disculpa, debo atender.
Contestó, esperando que de milagro fuera el niño Olympus diciéndole que no era necesario que fuera, pero no fue así, escuchó esa maldita voz. Zichu Shi Huang estaba al otro lado de la línea. Y solo pudo sentir una gran tensión llegar a su mente.
— Hola Adam, ¿cómo estás? Escuché que saliste de tu mansión, ¿quieres salir a tomar algo?
— Ya no tomo. — dijo el rubio, apretando los puños.
— Me refería a simples bebidas sin alcohol, la cosa es pasar el tiempo juntos.
— Tengo algo importante que hacer. — respondió el rubio. — No puedo reunirme contigo.
— Oh...
— ... lo siento.
— ... escuché que hay Olympus en la Mojo Dojo, ¿lo sabías?
— Sí. — respondió el rubio, apretando sus puños. — Sí, lo sé.
— ¿Estás bien con ello?
— ... lo estoy.
— Que malo eres para mentir. — rio el chino. — ¿Qué no recuerdas las palabras de tu esposa? "Adam siempre es malo para mentir cuando algo le duele", y te arde en el alma todo lo relacionado con los Olympus, mira, viejo amigo, te quiero ayudar, pero eres difícil. Solo tienes que decirlo y te llevo las cabezas de todos ellos a tus pies. Has que los malditos sufran y lloriqueen por sus vidas, Adam, siente al fin que rompes tu cadena de depresión al verlos morir de la forma más inhumana posible, solo pídelo y te lo daré, solo tienes que...
Tuvo que colgar.
No podía soportarlo, no de nuevo eso, solo pudo comenzar a jadear sosteniendo su cabeza. ¿Era esa su obsesión con los Olympus? ¿Por eso los tenía tan vigilados desde siempre?, ¿por eso estaba tan interesado en acercárseles? ¿Era verdad lo que decía Zichu? En el fondo... quería asesinarlos. ¿Era eso verdad?
— Mi señor, ¿se encuentra bien? — dijo el chofer preocupado.
— Si... llega a la Mojo Dojo, por favor, no te preocupes.
— Pero...
— ¡Por favor! Llega a la Mojo Dojo. — dijo el rubio cubriendo su rostro.
— Si mi señor.
Tenía que calmarse, tenía que hacerlo, tenía que llegar bien a la Mojo Dojo, más si vería a sus niños y al niño Olympus. Solo tenía que hacer las respiraciones, calmar su mente pensando en cualquier estupidez y solo seguir. Cuando pudo calmar su respiración, sintió el auto estacionarse en la Mojo Dojo, para después escuchar la puerta abrirse y ver que su chofer le ofrecía su mano, ayudándolo a bajar.
— ¿Se encuentra bien, mi señor? — dijo su conductor preocupado.
— Si, lo estoy Milo, gracias. — sonrió el mayor. — Puedes retirarte, no me esperes, en caso de que me quede mucho tiempo, me quedaré a dormir y te hablaré mañana para que vengas por mí, ve con tu familia.
— Pero mi señor...
— Ve, vamos, salúdame a tu hija. — sonrió el rubio. — Estaré bien, esta es la casa de mis niños.
Acabó por llegar a la casa, justo enfrente de esas enormes puertas. Solo pudo suspirar, viendo sus manos temblorosas, y después simplemente tocar la puerta, a lo que nunca esperó que quienes abrieran las puertas fueran sus niños. Porque apenas iba a saludar, sintió muchos brazos abrazándole. De Qin, de Kojiro, de Leónidas, Michel y Lü Bu. Solo podía sonreír acariciándoles el cabello.
Se sentían tan cálidos sus abrazos, tan lindos sus niños, los extrañaba.
— Papá estás aquí. — dijo Qin.
— ¿Cómo es que todos me recibieron? — sonrió Adam acariciándoles el cabello.
— Tu chofer me envió un mensaje que venías a la Mojo Dojo, así que, aproveché y vine a recibirte. — sonrió el chino. — Y le dije a los demás, Nikola esta fuera, pero igual te manda saludos.
— ¿Nikola? ¿Fuera de su laboratorio? ¿Eso es posible?
— A nosotros igual nos sorprende. — rio Leónidas. — Es bueno verte, papá.
— Y yo me siento feliz de verlos, mis niños. — dijo el rubio abrazándolos, dios, la calidez de sus niños del edén, sentía que su corazón se sanaba por unos segundos.
— Gracias por visitarnos, ¿quieres algo de comer? — sonrió Kojiro emocionado. — Tienes que probar la comida de Shiva, te encantará.
— ¿Shiva? — dijo Adam confundido.
— Aunque me cueste admitirlo, sabe cocinar. — dijo Michel mirando a Adam. — Te encantará su comida, ven, vamos.
— Me encantaría bebés, pero, yo vine porque...
— ¡Señor Edén!
Y allí lo vio, bajar rápido las escaleras y prácticamente llegar de un salto a donde estaba. Bueno, Zeus en definitiva era enorme, y podría ser intimidante, pero, lo vio sonreír, y realmente tiene una sonrisa que ilumina como un rayo todo lugar. Y eso no era todo, le sacó una sonrisa verlo arreglado. Usaba un pantalón de mezclilla azul obscuro, con una camisa negra por encima, con algunos botones desabrochados, además que se encontraba con el cabello recogido, y olía a perfume. ¿Se había vestido así para él? Era adorable si fue así.
— Bienvenido, muchas gracias por venir. — sonrió el griego, con algo de sonrojo en sus mejillas. — Yo, lo estaba esperando.
— ... ¿lo conoces? — dijo Qin mirando a Zeus de pies a cabeza. — ¿Conoces a mi papá?
— ¿Su qué? — dijo confundido Zeus.
— Adam es nuestro padre. — comentó Lü Bu, a lo que Zeus se confundió aún más.
— Soy su maestro, todos fueron a mi escuela. — rio Adam. — No soy su padre real.
— Pero, es como si lo fuera. — comentó Leónidas. — ¿Cómo conociste a nuestro papá? — dijo el mayor mirando al griego menor.
— Bueno yo, lo conocí la última vez que vino aquí.
— Así es, y hoy vine a ver a Zeus específicamente. — dijo Adam sorprendiendo a todos, haciendo sonrojar como tomate al menor. — Me encantaría reunirme con ustedes más tarde, por el momento, quiero hablar con Zeus.
— Espera... ¿qué? — dijo un Leónidas confundido. — ¿Por qué quieres hablar con el bebé Olympus?
— Porque puedo hablar y conocer más personas. — dijo Adam confundido de la actitud de sus "hijos".
— Muy tarde rayito pobretón, es nuestro padre, no él tuyo, no compartimos amor aquí en la Mojo Dojo, ve a llorarle tus daddy issues a alguien más. — comentó Michel, quien rápido recibió un zape de Lü Bu.
— Discúlpate Michel. — comentó Adam. — Ahora.
— Pero... — acabó por hacer un puchero mirando al rubio menor. — Lo siento.
— .. descuida. — dijo el menor de los Olympus encogiéndose de hombros.
— Zeus, acompáñame. — sonrió el mayor caminando, tomando el brazo del menor, que rápidamente sintió su corazón latir al mil por hora. — Kojiro, ¿podrías pedirle a las maids que preparen algunos bocadillos para nosotros en el jardín?
— Claro papá. — sonrió el japonés.
Después de eso, el rostro de Zeus solo pudo estar rojo. Más porque solo pudo pensar que, se la pasó horas mirando su ropa tratando de parecer un poco más maduro y mayor, además de usar perfume para ocultar el desbalance que hay de sus feromonas, y que no pensará en él como un cachorro. Se sentía muy nervioso a su lado, y se suponía que hablarían de lo que había pasado, pero, solo podía sentir su corazón saliendo de su pecho, mientras veía al mayor saludando a las maids que se acercaban con las cosas.
— Oh, lo siento, no quise interrumpir. — Zeus acabó por voltear de golpe al ver a Odín con un sándwich en su mano, mirándolo.
— Hola, ¿tú eres amigo de Zeus? — sonrió Adam. — Mucho gusto, soy Adam Edén.
— Un placer. — sonrió el nórdico mirándolo de pies a cabeza. — Ahora lo entiendo, rubio y pequeño...
— ¡Odín! — gritó Zeus. — ¿No tienes que ir a estudiar o alimentar a tus cuervos?
— Si, si tengo, pero solo pasaba a saludar. — sonrió el de pelo negro viendo como Zeus lo quería matar con la mirada. — Con permiso, señor Edén.
— Un placer conocerte, Odín. — dijo el mayor viendo como el nórdico se retiraba. — Parece buen chico.
— No deje que su sonrisa lo engañe, señor Edén.
— ¿No? Las sonrisas dicen mucho, por ejemplo, me gusta mucha la tuya. — comentó el mayor, sirviéndose un poco de té, cuando las maids terminaron de poner la mesa.
— ¿Eh?
— Ilumina cualquier lugar como un rayo, es adorable y fascinante, tienes una sonrisa muy linda.
Sentía que se iba a morir.
Porque sentía que su corazón se iba a salir de su pecho después de escuchar eso, solo pudo sentir el sonrojo hasta sus orejas mientras trataba de ocultarlo mirando hacia otro lado que no fuera enfrente. ¿Le gusta la persona que estaba sentada delante de él? Bueno, por sus reacciones, parecía que sí.
Acabó por mirar hacia Adam de reojo, y sintió que su lobo chillaba de emoción al verlo. Lucía elegante bebiendo de esa taza de té. Lucía bien con esa ropa formal pero relajada, con un pantalón de vestir negro, y una camisa blanca con los primeros botones desabotonados, dejando ver algo de su pecho, además de las mangas remarcadas que hacían énfasis en sus tenues pero marcados músculos. Si, era un alfa lo que estaba delante de él, lo sabía por ese aroma en sus feromonas, lo sabía por como hacía que a su alrededor las maids se sintieran atraídas a ese hombre que parece no envejecer.
Y...
A el igual le atraía todo de él. Ya no había duda de eso.
— Zeus. — su voz lo sacó de sus pensamientos. — ¿Estás bien?
— Si. — respondió el menor, encogiéndose de hombros. — ¡Sí! Oh dios, sí, todo bien, todo perfecto. sí que sí, jaja... — suspiró derrotado, Odín tenía razón, es idiota.
— Cuando me llamaste, sonabas triste, incluso ahora, suenas algo cohibido, y tu lenguaje corporal, me está dando señales cruzadas. Dime, ¿qué te tiene así?
— ¿Así cómo?
— Tan triste...
— No estoy triste.
— ¿De verdad?
— Ah... — el menor vio los ojos azules que le miraban y agacho la mirada, ahora no sabía que sentir, tenía la tristeza de Hades, y solo aumentaba al saber que ya no vería a Adam de nuevo, estaría muy lejos. — Bueno, no sé cómo me siento.
— ¿Pasó algo?
— ... Tengo que ir a la universidad en otro estado. Pensé que iría a Valhalla, pero no puedo, así que, no veré a nadie en muchos años. — dijo el menor, frotando sus manos. — Es estúpido, ¿no?
— No lo es, ningún problema es estúpido si te afecta, no minimices tus problemas si te están lastimando, Zeus. — dijo el mayor. — Tú no quieres eso, ¿O sí?
— ... No.
— ¿Y por qué tienes que irte? Ve a Valhalla, es la universidad más cerca.
— ...
— ... ¿Pasó algo con tu familia? — preguntó Adam viendo el pequeño puchero del menor, se le hizo algo adorable. — ¿Pasó algo con Hades?
— No conozco a nadie con ese nombre. — dijo con veneno el menor, sentía ira de solo recordarlo.
— Que barbaridad, estaba seguro que así se llamaba tu hermano mayor.
— Solo tengo dos hermanos mayores, es Adamas y Poseidón. — se quejó el griego, cruzándose de brazos. — O eso creo...
— Zeus, vamos, no te comportes como un cachorro. — rio Adam.
— ¡NO SOY UN...!
— Porque no lo eres. — dijo el rubio firme viendo al menor, interrumpiendo su rabieta. — No lo eres, la persona delante de mí no es un cachorro, así que quiero hablar con el adulto delante de mí. Zeus, si realmente odiaras a Hades, no estarías a punto de llorar por alejarte de él. ¿Qué pasó?
El griego frunció el ceño, tal vez debería decirle y que se joda Hades de una maldita vez, pero le ardía su corazón de solo pensar en decir esas palabras. Por un momento se preguntó si a Hades le dolía igual alejarlo, o simplemente ya no le importaba, al final, tenía al señor chino a su lado ya, es alguien que puede estar con él. No es como si necesitara a su familia, el tipo de ojos de estrella le puede dar mucho más de lo que ellos podían darle.
Bueno, realmente, de lo que él podía darle.
Adamas hizo su vida ya, y se casará con ese señor de tierras lejanas. Poseidón se va a quedar con el señor Sasaki, y ahora Hades está con el señor Shi. Era obvio que, de los Olympus, era el único que sobraba en la ecuación. Hades simplemente le está soltando la mano para que haga su vida, y lo entendía, pero, no quería soltarlo aún, quería estar junto a ellos más tiempo, y tenía miedo de hacer todo solo desde ahora.
— Discutí con mi hermano. Quiere que vaya a BA, pero yo quiero quedarme en Valhalla. — comentó el griego. — Al final iré a BA.
— Si tú no lo quieres, no tienes que ir.
— Yo, tengo que irme porque creo que es tiempo. — sonrió suavemente el griego. — Es lo mejor, mis hermanos mayores, ya hicieron todo lo que pudieron por mí. Y, tal vez solo debo aceptar eso, es que, quería seguir junto a ellos, en especial con Hades, pero creo que eso ya no es posible. Incluso ahora, pienso que pelearnos está bien, no es algo que piense arreglar, porque si de todos modos me iré, siento que hará más fácil este distanciamiento.
— ¿Crees que es tiempo que te vayas de su lado? Zeus, parece que estás tomando decisiones solo para complacer a los demás, y no estás expresando lo que tú quieres.
— Es complicado Adam... digo, señor Edén. — comentó el rubio sonrojándose. No quería faltarle al respeto al llamarlo tan casual.
— Me puedes decir Adam, no te preocupes. — rio el mayor. — Zeus...
— Yo lo haré, y si, es tiempo de que me vaya. — dijo el menor firme.
— No te creo. — contestó el mayor. — Te creería, pero toda tu cara dice que no quieres separarte de ellos.
— Pero no hay opción. Es algo decidido.
— Zeus.
— Estoy acostumbrado, primero fueron mis papás, ahora son ellos. Estoy acostumbrado a que me desechen después de un tiempo, incluso con mis parejas es igual. — suspiró el menor. — Nunca he sentido necesario apegarse a alguien, porque al final te dejan, entonces, con mis relaciones, trato de no aferrarme a alguien, y funciona, pero, creo que me aferré a mis hermanos, porque son mi hogar, y bueno, creo que las consecuencias están aquí. Pero no importa, soy bueno cuidándome solo, solo necesito encontrar un trabajo allá, y todo estará bien. No importa si Hades quiere acercarse, es mejor mantenerlo lejos de mi vida de ahora en adelante y... y bueno yo... yo sé cómo cuidarme solo así que... todo va a estar bien, mis brazos son grandes, puedo abrazarme solo cuando lo necesite.
El menor sonrió, y el mayor no dijo nada, solo acabó por levantarse y abrazarlo.
Le acarició el cabello con cariño y lo estrechó con firmeza, sorprendiendo al menor que no tenía idea que diablos estaba pasando, pero... Tal vez fue el silencio, o la manera en la que Adam acariciaba su espalda, en como lo resguardaba en sus brazos, o en como lo sostenía firme, como si quisiera asegurarle que no lo soltará. Que no supo porque diablos empezó a llorar, era demasiado vergonzoso, pero Adam lo sostuvo fuerte, dejando que se desahogara con él.
— Ninguno de tus hermanos piensa dejarte solo, Zeus. — sonrió el mayor, acariciándole el rostro, viendo esas lagrimas salir, sintiendo a su lobo chillar cuando vio al menor así. — No tienes que estar solo nunca, si no quieres ir a otro lugar no lo hagas, habla con tu hermano mayor, di lo que sientes. Siento que, tú y tu hermano están tomando decisiones precipitadas, primero debes hablar con él.
— Pero...
— Zeus, antes de que te rindas, y que te lastimes a ti mismo, date y dale a tu hermano una segunda oportunidad. — sonrió Adam acariciándole las mejillas. — No seas extremista, habla con él y dile lo que sientes, y en caso de que todo salga como tú crees, te ayudaré.
— ¿En serio?
— Si, no te dejaré solo si necesitas mi ayuda. — había dicho el mayor, sorprendiéndose a sí mismo que dijera esas palabras.
El menor solo acabó por mirarlo, mientras Adam Edén estaba sorprendido de ver esos ojos dorados tan cerca. Y después, nunca se esperó ver esa sonrisa.
"Iluminas como un rayo cualquier lugar..." eso fue lo que pensó, mirando al menor, que no pudo evitar acariciarle el rostro, notando el cabello rebelde que se había despeinado, ver lo rubio que era y lo lindo que era el rostro del menor. ¿Qué es lo que tiene Zeus Olympus? ¿Cómo lo hace? Logra que él baje todas sus defensas, y busque cuidarlo.
Y es que el rostro del griego era adorable, realmente adorable en ese momento mientras acariciaba su rostro.
— ¿Estás bien, Adam? — dijo un Zeus con algo de sonrojo mirándolo, al notar que el mayor no lo había soltado.
— Oh, sí, ¿por qué lo dices? — contestó el mayor, apartando sus manos.
— Su rostro está rojo. ¿Quiere que entremos? Hace calor afuera. — preguntó el griego, mirándole.
Oh.
¿Qué? ¿Rojo? ¿Por? ¿Cómo?
Solo pudo tocar su propio rostro sintiéndolo algo caliente. No se había percatado de eso, pero no importaba, hacía calor fuera, tenía razón Zeus, era mejor entrar. Asintió y el menor sonrió levantándose y entrando junto a él.
Miró de reojo al griego, lucía adorable, limpiando sus mejillas con sus manos para después sentir como este le sujetaba el brazo, deteniéndolo antes de entrar en la sala. Miró de nuevo esos ojos dorados de cerca, y sintió algo de ganas de acariciarle las mejillas, no sabía porque, el menor tenía un rostro adorable. Tal vez era eso.
— Gracias por escucharme, Adam. — dijo el menor mirándolo. — Me siento mucho mejor si está aquí.
— Me alegra haberte ayudado, Zeus. — comentó el alfa mirándolo. — Llámame cuando me necesites.
— ¿Para cualquier cosa? — cuestionó el griego, acercándose un poco más al mayor.
— Si me necesitas, si, puedes llamarme para cualquier cosa.
El menor solo podía sentir su corazón querer salir de su pecho, no es como si pudiera negarlo ahora, Odín siempre tuvo razón, le gustaba. Le gustaba Adam Edén. Ya no había duda o cuestionamiento acerca de ello. Y eso hacia peor su partida, ya no lo vería en absoluto. Solo acabó por acercarse e inclinarse, cosa que hizo sentir al alfa mayor algo de tensión, porque rápido dio pasos hacia atrás, pero, sin éxito por la pared del pasillo, hasta sentir un beso en su mejilla.
— No tengo un regalo que darle o algo, pensé que sería bueno eso, prometo comprarle algo cuando reciba mi primer sueldo. — sonrió el griego, alejándose del mayor. — ¿Le gustaría ir por algo de comer? Shiva hace el mejor emparedado del mundo, le encantará.
Dijo el menor, comenzando a caminar hacia la sala.
El mayor solo acabó por acariciar su mejilla, en donde había sentido los labios del menor. Y no supo cómo reaccionar. Sus niños le habían besado así antes, y era normal, siempre hacían eso, pero, tal vez fue la forma en la que se acercó, o la clara diferencia de tamaño, o eran esos ojos, o la sonrisa, no sabía, pero, se había sentido diferente.
Y esa diferencia estaba rebotando en su cabeza, porque no entendía, porque ahora sentía algo de sonrojo.
— ¿Adam? — dijo Zeus, volteando a verlo. — ¿No quiere?
— Oh sí, claro, vamos, me encantara probarlo. — sonrió el mayor siguiéndolo. — Oye, lo he estado pensando, pero, no necesitas usar perfume para ocultar tus feromonas. Incluso cuando son inestables, huelen bien, me gustan.
— ¿En verdad?
— Si.
— No quiero que me vean como un cachorro. — dijo el griego, algo sonrojado.
— Yo no te veo como un cachorro. — respondió el mayor, mirando hacia él, y después reír. — Vamos.
— ...
— ¿Zeus?
— ¿No me ve como un cachorro? — comentó el rubio mirándole.
— No, no lo hago. ¿Por qué?
— ... Por nada.
El mayor pudo ver esa sonrisa que se formó en el griego, pero no pudo descifrar de que se trataba, solo lo vio sonreír suave, con delicadeza, y pensó, que tal vez, le hacía feliz escuchar que había alguien que no lo veía como cachorro, al menos no a partir de ese día.
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Realmente le gustaban los postres.
Y que Shiva supiera hacer sus postres favoritos era una bendición. Hacía que el trabajo desde casa fuera mejor que cualquier cosa. Comer Mochi con diferentes rellenos le encantaba, y también había dangos, era algo para desear estar vivo. Había decidido trabajar desde casa ya que le dolía la cadera después de esa noche, donde solo podía sonrojarse de recordar sus propios gemidos o los gemidos de Poseidón. Si llegaba así a una de sus oficinas, todos se preguntarían porque diablos Kojiro Sasaki está caminando raro, por lo tanto, pasarla en una Yukata cómoda en casa era la mejor opción.
Además, no tenía reuniones hoy, por lo cual estaba bien. Y no estaba solo, Qin se la estaba pasando el día en su oficina o habitación, moviéndose en una silla de ruedas y solo caminando si es necesario.
"Dios me partió en dos, pero estoy esperando que se repita, lo quiero de nuevo dentro..."
Escuchó a su amigo decir eso, y él realmente pensaba lo mismo, no podía negar que su lobo interno, deseaba de nuevo ser tomado por Poseidón de esa forma. Quería sentirlo sin parar de nuevo por las noches.
Pero, también estaba ese otro asunto.
Había ido con Nikola en la mañana para que le hiciera un examen en cuanto a sus feromonas, ahora que ya estaba marcado por su destinado, su ciclo de celo ya era regular, y tendría celos reales a partir de ahora. Por lo cual, era importante conocer las fechas y tener supresores realmente fuertes. Nikola le mencionó que tendría los resultados en unos días con el medicamento correspondiente.
— Creo que tu salud es buena Koji, pero debemos prevenir. — comentó el científico entregándole una prueba de embarazo.
— ¿Eh? Tomo los anticonceptivos.
— Si, pero, no son mágicos. — rio Nikola. — Tus feromonas siguen cambiando, y tengo que adaptar los anticonceptivos a tu nuevo cambio hormonal, por lo que puede que ya no funcionen al 100%. Dijiste que tuviste sexo con Poseidón hace poco, y sin protección, además de que te anudaron, así que, no está de más revisarte.
Había sido vergonzoso.
No solo la revisión física, el tener que esperar los resultados de esa prueba, y alegrarse de que saliera negativa. Aun así, Nikola le había tomado sangre para hacer más pruebas, además de darle cajas de condones diciendo que tiene que hacerlo con protección desde ahora. Al menos hasta que mejore sus medicamentos, y revise a Poseidón, para que todo sea saludable para ambos.
Fuera de eso, se sentía bien que todo en su vida estuviera mejorando. La vida con su alfa era hermosa, estaba simplemente cayendo más y más cada día, que decir, la vida sin pensar en Zichu era bella, tenía sus postres, estaba en su casa, y todo parecía ir bien.
Siguió con su trabajo hasta que escuchó la puerta abrirse, y vio entrar a Poseidón, con una tableta y algunos papeles que le dejaba en su escritorio. El rubio le miró serio para después ladear un poco la cabeza, y es que estaba viendo al mayor con el cabello recogido, completamente, lucía lindo así igual, le daba una idea de cómo se vería Kojiro con el cabello corto, y le encantaba, pero, le gustaba más verlo con el cabello largo.
— Hola Poseí, ¿Cómo te fue en clase? — dijo Kojiro. — Regresaste algo tarde hoy.
— Beelzebub no se presentó a clases, así que adelanté el proyecto un poco antes de regresar. Te tengo noticias. — comentó el rubio. — Alguien llamado Musashi Miyamoto, llamó para pedir reunirse contigo.
— ¿Musashi? Oh, cierto, no he hablado con él desde que... — el japonés acabó por sonrojarse. Sí, no había hablado con Musashi desde que conoció a Poseidón. — Dile que puedo verlo mañana, pero le llamaré para confirmarle el horario y lugar.
— Bien. — comentó el rubio haciendo una mueca de molestia. — Acomodé tu agenda lo suficiente para que tengas más tiempo libre. ¿Hablaste con Tesla?
— Sí, me hizo los análisis, pronto sabré realmente mi nuevo ciclo de celo y los supresores que debo tomar. También me dijo que tenemos que ser... más cuidadosos.
— ¿En qué aspecto? — preguntó el rubio.
— Condón, y nada de nudos por un tiempo. — comentó Sasaki viendo el leve puchero del griego, lo hizo sonreír. — Al menos hasta que pueda volver a hacer anticonceptivos para mi nuevo cambio hormonal.
— Bien, puedo esperar. — suspiró Poseidón. — Entonces creo que es todo, y ya que dije todo, puedo dejar el modo de trabajo por ahora.
— Supongo que sí. — sonrió el mayor. — Oye quieres un...
Sasaki solo le iba a decir si quería un Mochi, antes de volver a trabajar, pero el rubio le sujetó el mentón para besarle. Lo tomó por sorpresa y solo pudo corresponder, levantándose para seguir besándolo, en lo que Poseidón lo sostenía, haciendo que enredara sus manos alrededor de él, acariciándole la cintura. Sus besos siempre se sentían como un paraíso al que quería ir, no quería dejarlo, pero, se tuvo que separar cuando se quedó sin aliento.
— Estaba muriéndome por hacer eso. — dijo el rubio con esa mirada seria como siempre. — Kojiro, ya que no estamos en tiempo de trabajo, seré claro contigo, no quiero que te reúnas a solas con ese sujeto.
— ¿Con Musashi? — dijo el japonés. — Es mi amigo, él es...
— Es tu ex amante, y que sigue con ganas de querer cogerte, no lo quiero cerca de ti. — contestó molesto Poseidón.
— ¿Eh? ¿Cómo tu sabes eso? — comentó el japonés confundido. — Nunca hice pública mi relación con Musashi. Además, no somos amantes, solo nos acostábamos ocasionalmente.
— Si, en tus hoteles, ese idiota siempre estaba en Midnights apenas sabía que estabas en el país.
— ¿Qué? — el mayor estaba muy confundido. — ¿Cómo es que tú sabes eso?
— ¡Lo sé porque lo seguí! — dijo molesto el rubio.
— ... ¿Estabas... acosándome desde hace tiempo? — cuestionó el japonés mirando con sorpresa, y algo de incomodidad a su alfa.
El rubio sintió que quería golpearse, tal vez se le había escapado algo de información. No es que lo estuviera acosando, solo que, casualmente estaba espiando cada punto donde se encontraba, y claro que había notado el patrón de ver a ese sujeto llegar al hotel cuando estaba Kojiro, y no salir hasta el día siguiente. Y claro que notaba a su omega salir después, al igual que notaba como Kojiro usaba esas bufandas en la salida, más no en la entrada, ocultando las marcas de besos y cualquier otra cosa.
Pero no era acoso, simplemente era muy observador.
— ... No lo veas, punto final. — se quejó Poseidón, mirando los ojos caramelo del pelinegro.
— ...
— ...
— Eres un acosador. — dijo el japonés algo asustado. — Dios...
— No lo soy, basta. — se quejó de nueva cuenta el rubio ocultando su rostro en el hueco del cuello de su omega. — No quiero que lo veas, no puedes verlo.
— Niño, en primera, tú no decides a quien veo y a quien no. — comentó el japonés, apartándolo, para verlo a los ojos. — En segunda, esos encuentros con Musashi acabaron hace tiempo, mucho antes de que te conociera, tal vez un año antes. En tercera, nunca permitiría ni que se me acercara si tuviera esas intenciones, porque no hay ningún alfa que me interese, solo me interesas tú, solo tú. No hay nadie que quiera cerca de mí, solo a ti. Tú me dijiste que confié en ti, ahora tu confía en mí. No pasará nada.
— Confió en ti, no en él. — suspiró molesto el griego. — No puedes ir.
— Entre más intentas negarme ir, más ganas me dan de ir. — sonrió el japonés. — Veré a Musashi.
— ¡Kojiro!
— Y vas a quedarte aquí, sin espiar.
— ¡Sasaki! Te estoy diciendo que no.
— Y voy a hacer lo que quiera, con mi amigo, porque mi alfa se va a quedar y va a confiar en mí, y va a saber que nunca lo cambiaría por nada.
— ¡Te dije que no! — dijo el griego molesto.
El japonés solo pudo reír, realmente estaba haciendo un berrinche por esto. Podía notar ese enojo, y podía notar como se aferraba a su cintura, no queriendo soltarlo. Era algo adorable, pero igualmente, tenía que saber más sobre si Poseidón estaba obsesionado con él. No era sano, bueno, eso creía.
— Voy a ir.
— No, deja de ser necio, no vas a ir a reunirte con ese idiota.
— ... ¿Sigues siendo amigo de Anfitrite? — preguntó el japonés con una sonrisa.
Y es que el rubio se tensó de golpe mirándolo, oh si, el japonés había aplicado una carta de reversa contra él. En donde había caído redondo en la trampa.
— Eso es diferente... No es como si le pueda dejar de hablar de un día para otro, compartimos el mismo grupo de "amigos". Le habla a Loki, no es como si pudiera dejar de hablarle, ella...
— Así que si sigues siendo su amigo. — comentó el mayor mirándolo. — Bueno, ella igual te quiere coger, y yo confió en ti, y sé que no importa si le sigues hablando, sé que no harás nada, así que confía en mí.
— ...
— ...
— Haz lo que quieras. — se quejó el griego soltándolo.
El japonés suspiró, ignorando la rabieta del rubio para seguir con su trabajo, ya que se había levantado de su silla, aprovechó para acomodar los papeles de su escritorio, pero, eso solo duró segundos, porque sintió las manos del rubio en sus hombros, y después como las deslizaba masajeándolo. Le gustaba, se dejó acariciar, pero, después sintió los labios del rubio en su nuca, lo que lo hizo gemir de golpe, al sentir el contacto con su marca. Incluso cuando el beso era sobre su piel artificial, se sentía sobre su propia piel, y eso lo hacía temblar, era una parte erógena nueva, y le encantaba sentir los labios de su alfa en él.
— Tramposo... — se quejó el japonés. — Admite que perdiste la discusión.
— Yo no soy el que está gimiendo. — contestó el griego.
Podía sentir las manos del rubio deslizarse por su cuerpo, metiéndose por debajo de su Yukata, en cómo le acariciaba el pecho y pellizcaba los pezones para hacerlo gemir, o en como llevaba sus manos a su retaguardia, apretándola y deslizando sus dedos para acariciar ese anillo, que aún se encontraba algo enrojecido por aquel encuentro que tuvieron esa noche.
— ¡AH!
— Sigues sensible aquí. — sonrió el griego. — Amo como tu cuerpo ya responde a mí, estás lubricando al sentirme cerca.
Pudo sentir como el menor le levantó la Yukata, desamarrándola un poco, para después bajarle los interiores, liberando su trasero y nalguearlo, escuchando el gemido del omega, quien se dejó manosear, soltando chillidos en busca de atención de su alfa.
Así, justo así siempre tenía que estar Kojiro para él. Tan sumiso y listo para recibirle, solo podía mojarse para él, solo podía tener ese hermoso cuerpo expuesto para él, solo sus ojos podían verlo.
— Voy a darte lo que quieres... — sonrió el rubio, frotando su bulto contra el trasero del japonés.
— ¡AH!
— Solo yo puedo hacerte sentir bien, solo me necesitas a mí. — comentó el griego, lamiéndole el cuello, justo encima de su marca, sintiendo los temblores del japonés y como se estremecía.
— Poseí...
— Déjame consentirte, Kojiro. — sonrió el Olympus, desabrochando su pantalón, y bajando sus interiores lo suficiente para dejar libre su erección, frotándose entre las nalgas del samurái. — Te haré sentir bien.
Lo empinó en el escritorio, ya tenía a Kojiro sumiso, solo tenía que entrar, pero, no esperó que el japonés impidiera con sus manos que ingresara, bloqueando su propia entrada y después lanzándole una mirada feroz.
— Sea lo que sea que estás intentando hacer, no pasará, iré y saldré siempre cuando quiera. — sentenció el mayor. — Y si lo vas a meter, te dije que tienes que usar condones, condones niño, ¿los conoces? Toma.
No pensó que su voluntad era tan fuerte. Porque podía ver esos ojos caramelo mirándole, sin hacer lo que le pedía, sin obedecerlo. Y eso le prendía demasiado, siempre amo ese lado de Kojiro Sasaki, incluso cuando el destino le pide que sea sumiso, no lo hace, es un hijo de puta que hace lo que quiere y piensa solo en él mismo, si, le encantaba, amaba a su omega, solo podía encenderse más, sonriendo a ese rostro molesto del japonés.
— Lo que me pidas lo haré. — sonrió el griego besándole con salvajismo.
Y es que era perfecto, su omega era perfecto. Le encantaba poder tenerlo entre sus brazos, más cuando hace todo lo que a él no le gusta, más cuando es tan rebelde que solo le prende tenerlo entre sus brazos. Acabó por abrir una caja de condones, y colocarse uno para acomodar al japonés y sentir esa bendita calidez mientras se deslizaba dentro. Le encantaba la sensación del interior de Kojiro, pero, le gustaría que no hubiera un condón de por medio.
— ¡HN!
— Estoy dándome cuenta, que te gusta cuando duele un poco. — sonrió Poseidón, dando una embestida a fondo, escuchando ese grito del japonés, sintiendo como comenzaba a escurrir por la excitación. — Te encanta que no te traten como princesa, te gusta ser dominado.
— Poseí... ah...
Tal vez había dado unas tres o cuatro embestidas firmes, escuchando los gimoteos del mayor, que le arañaba los brazos para que no parara. Amaba a su omega, si quería sentir placer, se lo daría, pero, escuchó un toquido en la puerta, y ambos se tensaron de golpe.
— Señor Sasaki, ¿puedo pasar? Soy Loki.
Tanto el japonés como el griego, de golpe, en cuestión de segundos, arreglaron sus ropas, y con la adrenalina, rápidamente se arreglaron lo mejor que pudieron. Hasta que el japonés dijo, "adelante", y los ojos azules del rubio se encontraron con los morados del nórdico. Si, allí estaba Loki sonriente, a lo que el griego quería asesinarlo por interrumpir.
Tuvo que soltar feromonas para disimular el olor a sexo, además que abrir las ventanas, más si era Loki el que estaba entrando, el idiota no dejaría de molestarlo si se daba cuenta de todo.
— ¿Qué diablos haces aquí? — se quejó Poseidón. — Te dije que no molestaras a mi Kojiro.
— Poseí, no seas grosero. — regañó Sasaki, sonrojado de la situación. — Hola Loki, ¿qué pasa?
— Vine porque sabía que encontraría a Poseidón aquí, traigo noticias. — sonrió el nórdico feliz. — Al fin me aceptaron para ese performance, estaré en Circle esta noche. Quiero que vayas a verme, en realidad, que vayan ambos a verme, me encantará verlo también allí, señor Sasaki.
— ¿Qué? — dijo Poseidón sorprendido, viendo al nórdico. — ¿En verdad? Loki, ¿en verdad te presentarás allí?
— ¡Ya invité a todos perra! — comentó el nórdico emocionado, dando saltos. — ¡Es oficial! Tienes que ir, Poseidón, tienes que ir, no puedes faltar y...
Ante la sorpresa de Kojiro, y aún más la de Loki, vieron al alfa moverse, para hacer algo que ninguno de los dos pensaba que era posible, y era que Poseidón voluntariamente abrazó al nórdico. Ambos omegas se sorprendieron por esa acción, más cuando el rubio le acarició el cabello al peliverde. Y ocurrió algo que pensaron que solo verían en el apocalipsis, y es que Poseidón había sonreído por Loki. Parecía feliz, realmente feliz tras escuchar lo que había mencionado el omega.
— Trabajaste my duro, al fin se dieron cuenta que su estúpido show te necesitaba, felicidades. — comentó Poseidón. — Claro que iré a verte.
— ... ¿Poseidón? — dijo el nórdico mirándolo. — ¿Eres tú?
— ¿Cómo que si soy yo idiota? Claro que sí.
— Oh, allí estás de nuevo. — rio el nórdico, acabando por abrazarlo. — Gracias por apoyarme, te juro que será el mejor show del mundo. Pero, quiero hacerlo una vez antes de poder decirles a Thor y a Odín esto, eres la única familia que he invitado a ir, así que, tienes que decirme si realmente lo hice bien.
— Te he visto ensayar, lo haces bien. — comentó el griego. — Me hiciste escuchar tu horrenda voz por días, claro que sé que ya estabas listo.
— Idiota. — rio el nórdico dándole un golpecito.
— Perdón por meterme, pero, ¿de qué hablan? — dijo el japonés confundido. — Fui invitado, pero desconozco a que... ¿Me podrían dar contexto?
El nórdico sonrió acercándose al mayor, mostrándole un panfleto. "Noche de Burlesque" es lo que podía leer en la nota. Conocía a Circle desde hace años, desde que se fundaron prácticamente, pertenecen a Grigori, claro que conocería todo de los proyectos de sus amigos. Ahora que recordaba, a Grigori le gustaba tener diferentes espectáculos, en sus casinos y bares, para su propio disfrute, donde claro, el arte del Burlesque siempre le gustó.
— ¿Haces Burlesque? No tenía idea— — sonrió Sasaki.
— Hago mucho más que eso, también hago un drag impresionante. — dijo Loki. — Señor Sasaki tiene que ir, le daré un buen espectáculo.
— ¡Me encantará ir! — sonrió Kojiro. — He ido a la mayoría de los espectáculos de Circle, pertenece a un amigo ese lugar, además siempre me reúno allí con mis amigos cuando quiero relajarme.
— Pensé que iban a Imperium. — comentó Poseidón.
— Eso es más cuando se reúnen los magnates. Imperium es... complicado.
— Es porque lo manejan los aburridos Shi Huang. — rio Loki. — Si lo logro en Circle, podré lograrlo en donde sea, tal vez, en algún momento, pueda ser llamado para aparecer en Imperium.
— En definitiva, me gustaría ver un espectáculo así allí. — sonrió Kojiro. — Será un honor ir a verte, Loki, muchas gracias por invitarme.
— Lo esperaré ver entre el público señor Sasaki. — mencionó el nórdico sonriente. — Oh, ahora que lo pienso, si va con Poseidón, podrá disfrutar el espectáculo y tener una cita, ¿no es eso genial?
— No podemos salir en público y tener... — dijo el griego, pero escuchó reír al japonés.
— Suelo frecuentar Circle, y muchos compañeros empresarios van, será normal verme allí, más si mi asistente también va, estaremos bien, no pensaran que es una cita, y podremos estar juntos, tengo acceso a la zona VIP. — comentó Kojiro mirando al griego.
— Esta bien, iremos. — dijo el rubio con algo de sonrojo.
Y es que de solo pensar en Circle, y que le dejarían entrar a la zona VIP, donde podría estar con Kojiro después del espectáculo de Loki... solo podía pensar en que podría tener al japonés gimiendo en esa sala, mientras lo devora una y otra vez. Iba a ser una gran noche.
— Recuerden, 10 de la noche, los veo allí. — sonrió el nórdico. — Por cierto, Poseidón, le dije a Thor que tengo un proyecto en la universidad, así que, si te pregunta, dile eso. Si todo sale bien esta noche, prometo decirle a mi familia sobre mi trabajo y mi drag.
— De acuerdo. — contestó el rubio. — Nos vemos en unas horas.
— ¡NOS VEMOS, PERRA! ¡VOY A TRIUNFAR!
Y la pareja vio salir emocionado al nórdico, dando brinquitos fuera de la oficina. En definitiva, se veía adorable, eso no podían negarlo. Además, les había concedido una oportunidad de tener una cita romántica solo ellos, al fin, salir por primera vez como pareja, aunque fuera de manera discreta.
Era algo que no iban a desaprovechar.
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Siempre perdía el aliento con sus besos.
Pero ahora Hades parecía desesperado por sentir los labios del chino, quien lo besaba con el mismo ímpetu. Qin Shi Huang sabía que debía preguntar que lo tenía así, pero el mayor de los Olympus devoraba sus labios sin darle un respiro, y es que ambos estaban últimamente estresados por todo. Hades con la situación de Zeus, y Qin con la de su padre, así que devorarse entre ellos mientras se olvidan de todo, en uno de los pasillos de la Mojo Dojo, era lo mejor.
— Hn... Hades, duerme desde ahora conmigo. — dijo el chino pegándose al mayor, soltando un gemido al sentir las manos del griego en su trasero. — ¡Ah! ¡Hazlo! No quiero que te separes de mi ni siquiera en las noches.
— Lo haré. — respondió, besándole más, buscando los brazos de Qin, sentirlos a su alrededor. — Solo abrázame, solo déjame sentirte.
Y es que desde que se vieron, solo se lanzaron a los brazos del otro. Para Qin, lucía simplemente irresistible en como Hades con ese traje, pasaba una mano por su cabellera, mientras caminaba a seguir su trabajo, y para Hades, ver al chino en ese traje de telas finas, acentuando su pequeña cintura, lo hizo debilitarse. Solo quería estar cerca de él.
Entre besos, la desesperación del mayor iba en aumento, acariciando el cuerpo de su omega, haciéndolo gemir con cada toque, sintiendo un deseo pasional sin control, pero, fue eso mismo lo que despertó al chino, quien le sostuvo el rostro a su destinado, mirando la expresión de afligido que tenía el griego. Terminó por besarle de nuevo, para después besarle la frente, acariciándole las mejillas.
— ¿Pasa algo? — dijo el chino casi como un susurro, mirando esos ojos violetas.
— Qin... no, no pasa nada.
— No me mientas, ¿pasa algo? — preguntó el chino, viendo como el griego apretaba los labios preocupado. — Hades... ¿Qué pasa?
— ...
— Dime amor, ¿qué pasa? — cuestionó el emperador, acariciándole el cabello.
— Zeus está molesto conmigo, y no sé cómo arreglarlo... solo estoy haciendo las cosas mal, cuando debería protegerlo de todo.
Fueron tal vez las lágrimas de impotencia que salieron de su alfa lo que hizo que su omega chillara, y lo mantuviera seguro entre sus brazos, sintiendo como el griego se refugiaba en ellos. ¿Qué era lo que había pasado? ¿Habían discutido esos dos? Se le hacía imposible pensarlo, Hades siempre está mimando a Zeus, incluso no hay día que no vaya a decirle buenas noches, y que procure su bienestar.
— Oh amor. — dijo el chino besándole las mejillas, confortando a su alfa que se sentía seguro con sus mimos. — Los... los hermanos menores son algo difíciles, nunca lo dicen, y nunca lo dirán al menos que se vean en el límite, pero no sueltan a su hermano mayor para nada. Es su guía, y, cuando se enojan, es difícil entenderlos, porque siempre pensamos que son bebés, hasta que te das cuenta que no lo son. Lo mejor es escucharlos y entender que los llevó a estar así. Es importante ver cuál es el problema y entender su punto de vista.
— Pero Qin, tengo miedo de alejarlo más. — contestó el griego, pegando su frente con el chino. — Qin, si pierdo a Zeus, no podría seguir viviendo. Si pierdo a mi familia, no tengo nada. Es como perderte a ti ahora que te encontré. Si llego a perderlos, simplemente no tengo razones para vivir.
Sentía que su corazón latía al mil por hora, abrazando al alfa, dejando que este le abrazara, se refugiara en las feromonas dulces que soltaba para calmarlo.
— No perderás a nadie, me estoy jugando el pellejo para que eso no suceda, así que habla con tu hermano menor. — comentó el chino acariciándole el rostro. — Habla y arregla esto antes de que pase más tiempo, es importante Hades.
— Es que...
— ¿Qué fue lo que pasó? — preguntó Qin mirándolo.
— Le pedí que fuera a otra universidad, a BA.
— Eso está lejos de aquí, ¿lo quieres lejos? — cuestionó el chino confundido. — ¿Por qué?
— ... Creo que es tiempo de que crezca solo.
— Amor, es el menor, nunca vas a poder soltarlo, siempre va a buscar tu guía. No creo que sea lo mejor obligarlo a irse. — dijo el chino, llenando de besos dulces el rostro del griego. — Por favor, habla con él, si necesitas ayuda, te acompañaré, pero, no puedes dejar las cosas así entre ustedes.
— Lo haré. — suspiró el griego. — Lo prometo.
Le ardía en el alma no poder decirle. Quería decirle, "soy un enigma, yo soy quien está lastimando a Zeus", pero tenía tremendo miedo de lo que ocurriría si decía esas palabras. Tenía miedo de ver en los ojos de Qin, un reflejo de miedo y asco hacia él, realmente sentía que eso era peor a que lo enviaran a esos centros de concentración. Tenía miedo de que lo rechazaran por ser enigma, tenía tanto miedo, que realmente sentía su boca temblar cuando trataba de pronunciar esas palabras.
El mayor acabó por buscar de nuevo los labios del chino, quien le aceptó gustoso enredando sus brazos en su cuello, acercándolo con un deseo descomunal a él, sintiendo las manos del alfa a su alrededor, queriendo que siguiera tocándolo sin duda. Las caricias y los besos fueron escalando, al punto que los dedos juguetones del albino comenzaron abrirse paso entre las nalgas del emperador.
Este sin vergüenza comenzó a gemir, pegándose más a él, lubricando en señal para que el alfa hiciera lo suyo, y vaya que lo hizo, al besarse de esa forma y cargarlo contra la pared, apasionando los besos y sentir esa tortura de entrar y salir de esos dedos largos, solo podía seguir empapándose. No estaba en sus planes coger en el pasillo, pero ahora mismo era una idea deliciosa que quería hacer. Acabó por desatar sus pantalones, deslizándolos, dejando su trasero expuesto entre besos, pegándose más al alfa.
— Hades, mételo... mételo, ya no aguanto, por favor.
— Pero... vamos a tu...
— Ahora, mételo, quiero hacerlo aquí.
— Pero, bebé, estamos en un pasillo.
— ¿Te molesta? — sonrió Qin mirándolo. — Estoy empapado, quiero sentirte dentro, o buscaré a otro alfa que si la meta.
Claro que escuchó el gruñido del griego, había caído en la provocación, porque no lo pensó dos veces, el mayor desabrochó su pantalón, liberando esa enorme erección, mientras el chino gimoteo con deseo, abriendo sus piernas como podía para el griego, quien se deslizó dentro con facilidad, a fondo, provocándole un grito al chino. Qin Shi Huang no lo pudo controlar, acabó por mostrar de nueva cuenta su cuello, queriendo la marca, deseándola, pero el griego se limitó a besarla, cosa que hizo que el chino hiciera un puchero, soltando chillidos.
— Quiero hacerlo, pero tenemos que esperar... Tenemos que esperar hasta que seas libre de tu padre. — gruñó el albino, embistiendo de nuevo, sacándole otro grito al chino. — Hn... ¿ya tienes un plan?
— Lo tengo, pero tienen que llegar todos mis amigos. — comentó Qin, buscando los labios del griego. — ¡Hng! Dios eres enorme, me dejas sin aliento. ¡AH! Muy enorme, me encanta...
— ¿Puedo comenzar a hacerlo?
— Si puedes...
Fue algo de golpe, en lo que el chino abrazó y pegó al griego a él, sintiendo esas benditas embestidas firmes contra él, que lo llevaban al paraíso. No tenía vergüenza alguna, estaba gimiendo alto, lo que hizo que nadie quisiera subir por las escaleras al piso 3, porque sabían lo que encontrarían, y ya habían visto a Qin coger muchas veces, no necesitaban verlo de nuevo.
Todos estaban fingiendo demencia en la Mojo Dojo, tratando de no pensar que el emperador y Hades estaban como malditos exhibicionistas, cogiendo una tarde como si nada, en un pasillo público.
Pero, eso pronto paró, porque el chino notó pasar algo por la ventana, que acabó estrellándose contra la pared, justo después de que jaló a Hades con él. Solo jadeó de pensar que esa cosa le pudo haber dado a Hades, y después pensó, que era imposible, fue un tiro muy visible para que fuera algo que no hubiera podido detectar, entonces...
— ¡AH! Amor, amor, espera, espera... — dijo el chino deteniendo las embestidas del alfa que le besaba el cuello. — Hn... ese maldito hijo de puta.
— ¿Eh?
— Bájame, y sígueme.
Claro que el griego estaba confundido, porque vio al chino sonreír, arreglando sus ropas queriendo caminar, pero acabó por tropezar, acariciándose las caderas, a lo que el albino tuvo que cargarlo, y bajar con él en sus brazos. Y es que el chino se veía emocionado, como si se fuera a encontrar con alguien que quiere al momento que bajaran. Y al parecer tenía voz de profeta, porque había alguien que no conocía en el recibidor, quien alzó la mirada al verlos bajar, y notó unos impresionantes ojos, enormes y únicos mirándole, y no solo eso, vio un rifle de asalto en la mano de ese sujeto, mientras las maids tomaban sus maletas.
¿Quién era ese sujeto?
— ¡SIMMY! — gritó Qin lanzándose a abrazarlo, a lo que el pequeño sujeto lo abrazó. — Maldito bastardo, sabía que eras tú. Fallaste, idiota. Tu bala ni siquiera nos rozó.
— Nunca fallo, solo sabía que era la única forma de hacerte bajar a recibirme. Y que dejaras de gemir. — sonrió, o al menos eso parecía, porque el sujeto usaba un cubre bocas negro. — Gimes como perra en celo, eso nunca se te quita.
— Oh zorra, solo tienes envidia de que yo si tengo que montar.
— Como si quisiera montar a alguien.
— Deberías, tu lobo debe estar desesperado por sexo, ya debes ser virgen por cicatrización.
— Eso es mejor a tener el culo abierto como cañería. — respondió el finlandés, haciendo carcajear al chino.
Hades solo veía a un pequeño hombre, con un cubre bocas en la puerta de la casa, vistiendo ropa casual con una sudadera. O al menos pensó que era un simple hombre, hasta que vio el collar que usaba con las placas que había en ellas. Esas eran placas militares. Momento, había visto esas placas antes, es más, había visto esos ojos impresionantemente hermosos antes, era Simo Häyhä, uno de los líderes del sector agropecuario más poderosos a nivel mundial, con el control de diferentes haciendas, ranchos y criaderos que hay. Además de ser miembro fundador de la academia de asalto, el mejor tirador que hay según las noticias, nombrado como "la muerte blanca", debido a su letalidad como sniper.
El gran Simo en persona, realmente le sorprendió verlo, pensó que era más alto, pero realmente es un omega pequeño.
— ¿Tú eres Hades? — preguntó el finlandés mirándolo, sacándolo de sus pensamientos. — Qin tenía razón, eres más atractivo en persona.
— Mil disculpas, no me he presentado, así es, soy Hades Olympus. — comentó el albino, ofreciendo su mano, a lo que el más pequeño la estrechó. — ¿Ya me conocía?
— Todos te conocemos, Qin no deja de enviar fotos de ti en nuestro grupo. — sonrió el finlandés, haciendo sonrojar al chino. — Ahora que te veo en persona, puedo decir, que, en definitiva, eres de los gustos de Qin. Un placer, soy Simo Häyhä.
— Un placer conocerlo en persona.
— No me hables de usted, me siento viejo, y soy más joven que tú por lo que se. Solo dime Simo.
— Simo tiene solo 32 años. — rio Qin abrazándolo. — Simmy es pequeñito pero mortal, nunca falla cuando dispara, y es por eso que es vital para mi plan. Aunque, Simo, ¿dónde diablos está el borracho? Pensé que venía contigo.
— ¿Dónde crees? Cada vez que viene, primero pasa a ver sus bares y casinos antes de venir a saludar, lo más seguro es que lo veas en la mañana aquí. — dijo el finlandés. — Buda nos llamó.
— Esto será un trabajo en conjunto, cité a Buda mañana aquí, hablaremos nosotros antes de hablar con ustedes. — comentó Qin.
— ¿Qué hay de Jack?
— En camino junto a Raiden. — respondió de nueva cuenta el chino. — Ya no hay tiempo que perder, Hades también sabe que pienso hacer algo. Y tienes que hablar con Kojiro también, y conocer a su alfa.
— Lo único que quiero es dispararle una bala entre ceja y ceja a tu padre, si me dejas hacerlo, estaré bien con cualquier plan que tengas. — contestó el omega pequeño, mirando a su amigo. — No me voy a ir hasta que haga eso.
— Para mi mejor, destruye su jodida cabeza a balazos. — rio el chino. — Pasa, pasa, tenemos mucho de qué hablar.
Y es que ese lado sanguinario que tienen todos, al hablar de asesinar a alguien con tal casualidad, seguía sorprendiendo mucho al griego. Bueno, él tampoco era una blanca paloma, pero, Qin, y todos sus amigos, parece que realmente habían asesinado a muchas personas por su cuenta para quitarlas del camino.
Y no sabía si eso le asustaba o le excitaba.
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Era una cena normal.
Kojiro y Poseidón habían salido, irían a Circle. Qin no hizo un drama dado a que era normal para Kojiro ir con sus amigos allí, y Poseidón siendo su asistente, y en un viernes cualquiera, era normal que lo acompañara. Así que todo estaba tranquilo, al menos un poco, porque Zeus se negaba a mirarle en la cena, y solo hablaba si era con Odín o el señor Adam, que estaba de visita.
Era una cena normal.
Por alguna extraña razón, todos estaban sentados en la mesa, incluido sus amigos. Y es que, cuando Shiva comenzó a servir la cena, Zeus estaba platicando con Adam en la mesa, después Odín llegó a sentarse, diciendo que Loki no llegaría y no quería comer solo en la casa de servicio. Entonces, Thor acabó por sentarse, ya que no quería dejar a Odín solo. Además, Qin y Simo se sentaron, uniéndose a la plática, y poco a poco comenzaron a sentarse todos hasta ser como una enorme familia en esa enorme mesa, mientras Shiva con su ayuda colocaban los platillos.
— Parece que ha sido un día muy ajetreado para todos, Qin, bebé, ¿crees que pueda quedarme a dormir? — preguntó Adam y el chino casi se atraganta con el agua.
— Papá, tú no tienes ni que preguntar, ya sabes cuál es tu habitación, quédate. Kojiro diría lo mismo que acabo de decir, siempre eres bienvenido.
— Gracias, bebé. — sonrió el mayor. — Es un placer conocerlos, Thor, Shiva, Apolo y Anubis, Zeus me ha hablado mucho de ustedes, me alegra que estén trabajando con mis niños.
— El honor es nuestro, nos gusta trabajar para el señor Sasaki y el señor Shi. — respondió Thor.
Todo estaba sumamente tranquilo, pero el albino solo podía notar que su pequeño rayito estaba demasiado lejos de él, incluso en un intento desesperado, había puesto la ensalada favorita de Zeus justo frente a él, para que no tuviera más remedio que hablarle, pero el menor de los griegos simplemente no comió nada de sus platillos favoritos y solo comía lo que tenía cerca, o cerca de otra persona, para evitar hablarle.
Estaba frustrado.
— Zeus, es ensalada de manzana, a ti te gusta, ¿quieres un poco? — dijo Hades, pero el menor simplemente lo ignoró.
— ¿Quieres ensalada de manzana? — preguntó Adam a lo que el menor griego se sonrojó.
— Si, me encanta. — sonrió el menor.
Y así, todos comenzaron a pasarla hasta llegar a las manos del pequeño griego. Era imposible, Zeus no quería hablar para nada con él, se estaba frustrando por ello. Pero, al menos, le alegraba saber que no era el único molesto en esa mesa. Apolo estaba 100% ignorando la mirada de enojo de Leónidas, tal vez se habían peleado, quien sabe, pero estaba coqueteando con Shiva para molestar al espartano. Y eso no era lo único sorprendente, Beelzebub estaba en la mesa junto al científico, mientras hablaban de ciertas cosas.
— Beel, es algo tarde, ¿quieres que te lleve a casa después de cenar? — preguntó Hades, ya que lo tenía a lado.
— Oh, no, yo... am...
— Beelzebub vivirá en la Mojo Dojo a partir de ahora. — sonrió Nikola, haciendo escupir el vino a Qin.
— ¿Qué?
— Se quedará, ya hablé con Kojiro, he preparado su habitación en el lado de la Mojo Dojo que me pertenece. — Bueno, era mentira, no se lo había comentado a Kojiro en absoluto, pero sabía que el japonés lo entendería.
— Si es un problema yo... — dijo Beelzebub, pero Qin sonrió.
— No es problema, solo nos sorprendió, bienvenido. — dijo el chino.
— ¿Beel? — Hades estaba demasiado confundido.
— Te cuento después. — contestó el menor. — Lo prometo.
— Lo estaré esperando. — rio Hades.
Si, toda la cena era normal, bueno, fue normal hasta que Anubis decidió hablar. Y es que el egipcio no dejaba de mirar hacia el finlandés, que estaba comiendo, mientras tenía una venda en su mejilla izquierda, ocultando una parte de su cachete. Pero, que le dejaba la boca libre para comer.
— ¿Qué le pasó, señor Häyhä?
Después de esa pregunta, hubo un silencio enorme, mientras todos buscaban no ver a ningún lado, pero, es que Anubis siempre hacia preguntas, sin investigar primero. Era conocido que Simo Häyhä fue atacado cuando era más joven, y quedó con una cicatriz. Debería ser incomodo siempre que le preguntan por ello, pero el de tierras frías solo alzó la mirada viendo al egipcio y después sonrió suavemente, para retirarse esa venda, y mostrar una cicatriz en su rostro.
— Es un balazo. — comentó Simo. — Destruyó mi mejilla, aunque los procesos de reconstrucción van muy bien, aún tengo una cicatriz notoria.
— Anubis no digas... — dijo Shiva, pero fue interrumpido por el moreno.
— ¡Luce genial! — gritó el egipcio emocionado. — Se ve como una marca de guerra en su hermoso rostro, luce como las historias de caballeros, es asombroso.
— ¿Eh?
— Creo que lo hace lucir atractivo, lo hace misterioso, pero a la vez único, no sé cómo decirlo, es sensacional. Sus ojos hermosos, y su rostro delicado son impactados con una marca que deja en claro que es una belleza letal, cuando era pequeño, mis padres me contaban la historia de los dioses de mi cultura, grandes y poderosos que llevan sus runas como marcas de guerra en la piel con orgullo, suelen maquillarlas de vez en cuando con pintura dorada, para resaltar que las grietas son belleza, incluso cuando los demás no lo vean así.
— S-supongo, gracias.
Claro que todos notaron ese sonrojo aparecer en la piel blanca como la nieve del finlandés. Y es que, nadie había dicho nada así de su cicatriz, nadie que no fuera su familia o sus amigos, e incluso ellos, nunca habían visto su cicatriz como una marca de belleza. Era raro escuchar a alguien decirle que era bello por eso, no sabía cómo responder al respecto.
Hades solo pudo notar la sonrisa de Qin, mientras se lanzaba miradas con Michel, al parecer ellos habían notado algo que él no. Pero, le preguntaría después, cuando terminaran la cena.
Si, aquella cena que era completamente normal.
Hasta que no lo fue.
Porque al terminar, cuando ya todos estaban platicando después de comer, el científico le tocó el hombro, y le preguntó que si podían hablar en privado. Hades y él acabaron por disculparse de la mesa, diciendo que tenían algo que hacer, y se retiraron juntos, dejando a los demás platicar.
Solo era una plática. Solo se suponía que sería una plática.
Pero ambos adultos llegaron al laboratorio del inventor, donde estaba seguro que solo le diría sobre los avances de la medicina de Zeus, él lo había convencido con lo que había dicho, sabía que el científico nunca descubriría nada, estaba seguro. Solo era recibir esa medicina y desecharla, después mandar a Zeus lejos, para ver si al no ser expuesto más a sus feromonas ayudaba. Solo era seguir ese plan, pero...
— Ya estoy trabajando en el medicamento, son altas dosis, así que también le mandaré medicamento para el estómago, puede sufrir dolor en él, debido a la fuerza de las medicinas para contrarrestar el daño que hay en su desarrollo de feromonas. — comentó Nikola sacando unos papeles.
— Perfecto, entonces dime cuando estén listas.
— También, Hades, necesito saber cómo y cuál es tu ciclo de celo. — dijo el científico de golpe. — Hay muchas personas viviendo actualmente en la Mojo Dojo, no solo tus amigos, también tu familia y mi familia, además de que Beelzebub como te diste cuenta, está aquí, y es el omega al que estoy cortejando, así que necesito estar preparado.
— ¿Eh? — dijo el griego confundido. — ¿Para qué?
— Tengo que proteger a todos de un enigma. — dijo Tesla, mostrándole los papeles. — Puedo preparar una habitación para ti, que sea cómoda, y puedas pasar encerrado tu celo, evitando el peligro con los demás, la haré para que tus feromonas no salgan, puede ser peligroso, no eres un enigma controlado, así que puedes matar a gente si no estás... también me gustaría seguir estudiándote, prácticamente eres más fuerte que los registros de enigmas que pude conseguir, tal vez sea porque no has sido controlado por nadie, tus feromonas y su poder siguen creciendo, son un peligro.
El griego acabó por tirar los papeles de su mano mirando los ojos del científico. Sintiendo un zumbido en su oído, y su corazón latir en desesperación.
¿Qué había dicho?
¿Cómo?
Sintió su corazón bombear de golpe en frenesí, y sentía que se estaba quedando sin aire. ¿Cómo? Se aseguró que los resultados de Thor estuvieran bien, ¿Cómo? ¿Qué diablos? ¿Cómo? ¿Zeus habló? ¿Poseidón? ¿Además? ¿Thor? ¿Anubis? ¿Shiva? ¿Odín? ¿Loki? ¿Apolo? ¿Quién mierda había sido?
La mirada violeta se alzó a ver la esmeralda, que rápidamente alzó las manos, tratando que se calmara, soltando feromonas relajantes, pero eso solo hizo que Hades mostrará los colmillos.
— Supe que los resultados que me diste eran falsos. — dijo el científico mirándolo. — Los de tus hermanos eran reales, pero, los tuyos se notaban falsos, soy muy bueno para notar papeles intervenidos. Y soy un profesional, nunca medicaría a nadie si no estoy 100% seguro de su bienestar. — comentó el inventor. — Dejé a propósito miles de cosas filosas a tu alcance cuando viniste a verme, sabía que acabarías cortándote, porque científicamente hablando, los humanos solemos distraernos mucho, era cuestión de tiempo, y te cortaste, ocupé la muestra, y listo. Ahora sé que tratamiento debo hacer para Zeus, y sería genial tener una muestra más grande de tu sangre, para tener un historial médico tuyo y poder ayudarte con...
— ¿Me tomaste una muestra sin mi consentimiento? — dijo Hades sin poder creerlo, no, era imposible, no había disfrutado su vida, no quería ser encerrado, quería tener más días, solo unos días más antes de que lo exterminen.
Estaba entrando en pánico.
— Sabía que no te dejarías, pensaba porque estabas enfermo o algo, y no querías decírselo a Qin, pero ahora que sé que es, tiene sentido.
— Tomaste... mi sangre... y tú... hiciste...
— ¿Querías que le diera medicina que pudo haber dañado a tu hermano por no ser la correcta?
— Nunca haría que las tomara... solo...
— Me gustaría hacerte algunos estudios. — sonrió el científico. — Es importante que...
Nikola Tesla podría dar la evolución de la humanidad con solo pensarlo. Era muy observador, era muy listo, pero nunca, ni en un millón de años, pensó que ofrecer su ayuda, lo llevaría a recibir un puñetazo con tanta fuerza, que sintió que el mundo se movía más rápido de lo que habitualmente lo hace. Sentía un silbido en su oído y estaba desorientado de golpe, más cuando sintió otro puñetazo, y sintió que todo se veía algo negro, pero...
Pero, no dejaría que alguien arruinara su fantástica mente con golpes.
Acabó por devolver el puñetazo, quitándose al albino de encima, que maldita sea, parecía que había golpeado una pared, porque el albino le miró como si nada, lo sabía, lo había leído, la jodida resistencia y fuerza de los enigmas, su capacidad de sanar, su capacidad de tolerar dolor, es por eso que muchos de ellos eran usados para la guerra y protección militar como armas. Son bestias, siempre sintió que era un término muy ofensivo, pero, el albino lo estaba cazando, y sintió a su lobo esconder la cola.
Aunque no dejaría que sucediera algo.
Porque cuando el albino se acercó, el científico tomó una barra de hierro, estaba agradecido de tener diferente metal en su laboratorio ese día, porque con él pudo contrarrestar el golpe que le lanzó el albino, y golpearlo con ella, pero la maldita barra no le hizo nada en absoluto, solo pudo ver la mirada violeta del albino alzarse, incluso cuando su cabeza estaba sangrando, Hades no estaba cayendo al suelo. Ver sangrar al enigma lo preocupó, pero, después sintió terror cuando este le miró como si hubiera sido solo un puto rasguño el que le hayan golpeado en la cabeza con un metal.
— Hades, yo solo quiero ayudarte... — dijo el científico, alerta del albino que estaba frente a él.
— ¿Qué crees que te mate primero? — dijo el griego mirándolo. — Como esas heridas en tu cabeza sangran por mis golpes, o las feromonas que voy a soltar.
— E- espera, puedo ayudarte, yo nunca le diré a nadie sobre esto.
— No te creo, vas a enviarme a esos lugares para estudiarme. Nunca debí dejar que Zeus se acercara a ti.
— ¡Espera, Hades!
Nunca se había peleado en la vida, pero en ese momento lo estaba haciendo, porque como pudo detuvo el siguiente golpe, pero sintió sus brazos temblar ante la fuerza que recibió. ¿Le había roto el brazo? No sabía, solo dolía como el infierno. Maldita sea, iba a morir antes de lo que pensó, pero, dios le había sonreído, porque habían hecho el suficiente ruido, y él había soltado feromonas de miedo lo suficientemente fuertes para que llegaran a la nariz de los demás.
Porque escuchó gritos, y rápidamente sintió feromonas que lo debilitaron, y al parecer, para actuar su papel, el griego actuó igual que él, fingiendo debilidad cuando Qin se lo quitó de encima.
— ¿¡Qué mierda está pasando!? — gritó el chino.
— Qin... — dijo Hades al notar que era él.
— ¡Nikola! — gritó Beelzebub corriendo hacia él. — ¿¡Estás bien!? Estás sangrando mucho, ¿¡Hades que mierda hiciste!?
— ... yo, yo solo estaba...
— ¡Hades! Estás herido, dios, estás sangrando mucho. — gritó Qin, limpiándole la sangre del rostro. — ¿Qué ha pasado? ¡¿Por qué diablos peleaban?!
— Yo... — al griego no se le ocurría decir algo inteligente en ese momento, ¿qué diablos decía para que sonara creíble? ¿Qué? — Maldito bastardo, jodes mi vida aún más. — se quejó Hades a lo que Qin lo jaló impidiendo que fuera a golpear de nuevo a Tesla.
— ¡Nikola! — gritó Qin. — ¿¡Qué mierda pasó!?
— ... Yo... tomé una muestra sin el consentimiento de Hades... y es un alfa dominante muy fuerte, pero, lamento hacer esto detrás de tu espalda. — dijo Tesla de golpe, levantándose con la ayuda de Beelzebub. — Qin lo siento, yo solo quería ayudar a su hermano y... y creó que volví a hacer cosas sin el consentimiento de las personas.
— Te he dicho millones de veces que no hagas cosas que involucren a otras personas, maldita sea Tesla, están sangrando ambos de la cabeza, por dios. ¡No piensas en las malditas consecuencias! ¿Qué crees que dirá Kojiro cuando vuelva? ¡Estás complicado las cosas! ¡Están heridos! ¡Por dios!
— No dirá nada si no le dices nada. — se quejó el científico. — Kojiro no tiene que saberlo, además ya me disculpé, no hagas un drama de esto y...
Y esa bofetada llegó al inventor. Porque el chino estaba fúrico, de cómo Tesla estaba tratando de minimizar lo que había hecho. Le había dicho millones de veces que no hiciera nada sin el consentimiento de los demás, pero es un científico loco que hace lo que quiere en busca de la verdad, y había molestado a su alfa, SU ALFA, no iba a permitir eso. Pero de igual forma, estaba molesto de que saliera lastimado, por dios, dos personas que ama estaban sangrando, ¿qué no veía la gravedad de la situación?
— Ni creas que voy a salvar tu trasero. — se quejó Qin, lagrimeando de impotencia. — Ni lo creas, maldito idiota, te he dicho miles de veces que no hagas nada estúpido.
— Qin, lo siento. — dijo Tesla, aceptando el castigo. — Zhèng yo...
— No, no pienso escucharte ahora. — se quejó el emperador. — Estoy decepcionado de ti, maldición.
— Basta ya, todos. — dijo Adam parando las peleas. — El enojarse no es la solución, primero, hay que curar a Nikola y a Hades.
— Hades... — dijo Qin acariciándole las mejillas. — ¿Te duele mucho? Te curaré rápido.
El albino miró esos hermosos ojos de estrella, y acabó por zafarse del agarre del chino, para comenzar a alejarse, sujetando la mano de Zeus y llevándoselo con él. Antes de que el chino fuera a seguirlo, Thor intervino, diciendo que ellos lo curarían en la casa de servicio, mencionándole que tiene que curar a su amigo, y podían hablar de esto cuando ambos alfas estuvieran relajados.
Es así como Thor, Anubis, Shiva, Odín y Apolo siguieron por detrás a Hades, y el chino sintió un hueco en el estómago. Pensó que su alfa buscaría su ayuda, pero, lo acabó alejando. ¿No se suponía que ahora estaban juntos para todo? Se mordió el labio y suspiró, acercándose al científico para revisarle las heridas y ayudar a curarlo junto a los demás.
El griego menor estaba confundido, pero se dejó jalar por el mayor mientras lo llevaba con él a la casa de servicio, tenía miedo de decir algo, porque Hades estaba soltando feromonas, y aunque no eran mortales, siempre había tenido miedo cuando hace eso, suelta feromonas fuertes, y no sabe cuándo serán mortales o no. Zeus solo sentía a su lobo meter la cola, cuando sintió la mirada de su hermano en él.
— Ya lo sabe... — dijo Hades, mirando los ojos asustados de Zeus. — Has tus maletas, nos vamos todos de aquí. Tengo que pensar en algo, algo rápido, si reúno el dinero que gané hasta ahora, tal vez pueda conseguirnos algo de tiempo. Tengo que ir por Poseidón, y llamar a Adamas, No podemos perder tiempo.
— ... Tú, tu cabeza, tienes que curarte primero.
— ¿Me estás escuchando? Dije que primero debo sacarlos de aquí, piensa Zeus. — dijo el mayor, sujetándole de los hombros. — ¡Piensa! Tú sabes que le hacen a los enigmas y a la familia de los enigmas, nos desaparecerán del mapa.
. Hades, me estás asustando. — dijo el menor, sin saber cómo reaccionar, solo sentía a su lobo asustado por esas feromonas, que se sentían como un cuchillo en su garganta. — Por favor, cálmate.
— ¡Hades! — gritó Thor llegando con los demás. — Tranquilízate, tus feromonas. — dijo el pelirrojo cubriendo su nariz.
— Hades lo siento, yo no quería que pasara esto. — dijo el menor comenzando a lagrimear. — Yo lo lamento...
— ¡PERO LO HICISTE MALDITA SEA! —Gritó el mayor, sintiendo que la intensidad de sus feromonas aumentaba. — ¡¿Por qué no piensas antes de actuar?! ¡Jodiste todo Zeus! ¡Porque tuviste que pedirle ayuda a ese jodido científico! Ahora va a denunciarme y nos llevarán a esos malditos campos de concentración y nunca en la maldita vida volveremos a...
— ¡Hades cálmate! — gritó Thor interrumpiendo, aguantándose las ganas de respirar. — ¡Tus feromonas!
Y el albino acabó por relajarse, justo en el momento en el que Zeus se desplomó en el suelo. Había sido expuesto a sus feromonas de nuevo, se había desmayado de golpe, noqueado. A lo que Odín rápidamente se acercó sosteniéndole el rostro, dándole palmaditas, gruñendo para proteger al menor en sus brazos.
— ¡No es culpa de Zeus! — se quejó Odín. — ¡No es su culpa, idiota! ¡¿Cómo puedes culparlo?! Él solo quería tener una buena salud, imbécil, porque diablos eres su hermano si no piensas en él.
— Zeus... — sentía su corazón en su cabeza, oh no, no de nuevo, no eso de nuevo, ¿lo había atacado con sus feromonas? ¿De nuevo? — Bebé, rayito.
Comenzó a moverlo un poco hasta que vio al menor algo atontado abrir los ojos, pero Odín acabó por empujar al albino, y cargar a Zeus, llevándoselo con él hacia su habitación. Incluso cuando Hades quería correr por él, Thor lo detuvo, impidiendo que siguiera a Odín.
— Hades, relajémonos un poco. — dijo Shiva. — Odín solo lo lleva a que respire aire limpio. Iremos en un momento allá.
— Zeus... lastime de nuevo a Zeus...
— Hades. — dijo Apolo acercándose a su primo, para darle una bofetada. — Se acabó. ¿Me escuchaste? Se acabó. Nada de huir, si nos denuncian, venga nuestra maldita muerte, pero, se acabó. Ese niño merece una vida normal, basta de mudarse, basta de citas médicas deplorables, basta de todo, se malditamente acabó, sea lo que sea que pase desde ahora, lo enfrentaremos juntos.
El albino solo pudo frotar su rostro, todo se había acabado. Pero eso no importaba, ¿por qué mierda había culpado a Zeus? ¿Por qué sigue culpándolo? Es natural que quiera mejorar su salud, es natural todo lo que hace. Solo pudo relajarse un momento con sus amigos, sin decir nada, quedándose así una hora, mientras las feromonas desaparecían, y él se dejaba curar por Apolo y Anubis, que le vendaban la cabeza, notando que el albino ya estaba cerrando sus heridas por cuenta propia, en definitiva, los enigmas tenían una capacidad de curación impresionante.
Todo estaba algo relajado, hasta que sintió un toquido en la puerta. El albino solo suspiró frustrado, pensando en que podía ser Qin, trató de poner su mejor cara, pero resultó que quien estaba en la perta era Nikola, igualmente vendado como él, con un brazo vendado y sin moverlo.
— ¿Qué mierda quieres? — dijo el albino.
— No le diré nada a nadie. — comentó Nikola, mostrándole un pequeño frasco con medicina. — No era mi intención desde el inicio, solo procuraba a tu hermano. Esas son las medicinas que tiene que tomar, y estas son las del estómago. Empezará con una dosis baja para ver cómo reacciona su cuerpo y después subir la intensidad.
— ¿Qué?
— No me interesa decirle al mundo o denunciar que eres un enigma. — comentó el inventor, girando los ojos. — Solo no podía dañar mi reputación al diagnosticar mal a un joven. No me lo perdonaría.
— ...
— Si quisiera denunciarte, te hubiera delatado con todos cuando me estabas matando. — dijo el inventor.
— ¿Te rompí el brazo?
— No, solo esta lastimado, me curaré en unos días. — comentó el científico.
— Lo siento.
— Yo también debería decir eso. Lo siento. — respondió el inventor. — Qin... Qin estaba buscándote, pero Adam lo mantiene en la Mojo Dojo, dándote espacio, tal vez deberías ir a verlo.
— No sin antes saber que Zeus está bien, ¿puedes revisarlo?
— ¿Qué le pasó? — dijo Nikola confundido.
— ... Lo expuse a mis feromonas de nuevo.
— Llévame con él.
Fue rápido como el albino y el científico entraron de golpe en la recamara de Odín, donde vieron al joven griego ya despierto, mientras se encontraba recostado junto al nórdico. Zeus se tensó sentándose, a lo que Hades solo pudo lagrimear corriendo a abrazarlo. Claro que Thor tuvo que detener a Odín cuando quería golpear a Hades, pero es que el griego mayor solo podía sollozar abrazando a Zeus.
— Lo siento, lo siento, por dios Zeus, lo lamento, solo te estoy haciendo sufrir. — lloriqueó el mayor de los Olympus. — No puedo creer que este dañando a mi bebé, mi dulce rayito, lo lamento.
— Hades...
— Lo siento mucho, perdóname, por favor, por favor.
— Hades... — el menor de los Olympus lagrimeo, abrazando a su hermano. — Hades, lo siento. No quería causarte problemas, por mi culpa perderás todo.
— No, no, nunca ha sido tu culpa, no tienes la culpa de nada, tranquilo. — dijo el mayor, acariciando esas mejillas dulces. — Lo resolveré, nadie te dañará, irás a Valhalla, estudiarás junto a Odín, y estaremos juntos pase lo que pase.
— ¿De verdad? — dijo el menor.
— De verdad, no te alejaré de mí, no lo haré.
— No será necesario. — dijo Tesla. — Comenzarás tu tratamiento, y, por ahora, te tomaré una muestra para saber si las feromonas de Hades que te noquearon dejaron alguna secuela, pero, a primera vista, ver que estás consiente y bien, me hace creer que no te han dañado, lo cual es bueno.
— Deja que te examine. — dijo Hades acariciando la cabellera de su hermano. — Tranquilo, estará todo bien.
Y es que cuando por fin pudieron relajarse, Tesla les explicó a todos sobre el tratamiento, dándole las primeras dosis a Zeus, además de que Hades le había compartido la información de su celo, y Thor como los demás, le hablaron de cómo habían controlado los celos del enigma hasta ahora, a lo que Nikola hizo anotaciones con la información.
— Necesitaré tomarte muestras Hades, para tener algo certero, tus feromonas están muy descontroladas, te ayudaré a que aprendas a controlarlas. — dijo el científico. — Además, sé que esto es algo raro que lo diga, pero si tenía la esperanza de que fueras un enigma.
— ¿Por qué? — dijo el albino confundido.
— Necesito tu ayuda con algo. Esa es otra razón por la que me motivé a robarte esa muestra de sangre.
— ¿En qué necesitas mi ayuda?
— Necesito saber más sobre el hermano de Beelzebub. — comentó el inventor. — Si tú me ayudas con eso, yo los sigo ayudando a ustedes sin ningún costo. ¿Tenemos un trato?
— Tienes un trato.
Y es que, en ese momento, ambos alfas sabían, que se habían metido en la boca del lobo. Porque de ahora en adelante, los dos estaban comprometidos a cumplir, y si alguno fallaba, sabían que el otro tenía el poder de destruirles la vida de una u otra forma.
¿Quién lo diría? Parecía que habían firmado un contrato indefinido sobre su situación.
—
—
—
—
—
—
—
—
—
—
Chale me eche este capítulo hoy y me duele el trasero. Mucho drama, pero es el único, era necesario. Ahora se sabe un poquito más de la historia de los Olympus.
Lo siento, pero el Adam x Zeus es mi gusto culposo, ni modo. <3
Nikola ya sabe que Hades es enigma, y se hicieron compas a putazos, como buen momento LATAM.
Atentos, que ya sigue la reunión de todos los humanos. Siguen momentos chidos, así que espero los disfruten.
Se acerca esa despedida de solteros 7u7.
¡Nos vemos el próximo cap!
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