✨ Capítulo -19- ✨
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AÑOS ATRÁS...
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Cerrar ese negocio había sido frustrante.
Nunca le había gustado tener que estar escuchando a alfas idiotas hablar de cómo mejorarían el mundo si él les diera su dinero. No quería escuchar a ningún idiota, esparciendo sus feromonas en esas reuniones, incluso cuando los imbéciles notan que tiene una marca de unión en su cuello, aun así, hacen el intento. Aun podía recordar la voz de Anne diciéndole sobre ello en su mente una y otra vez.
"Yoshiro, eres bonito, con esa piel pálida, ese cabello negro y ojos verdes, eres exótico, con rasgos tan finos y un imponente carácter, los alfas se mueren para que los tomes bajo tu comando, como un harem, luchan porque tengas uno... lástima que te hayas obsesionado con un omega."
Suspiró.
¿Cómo no obsesionarse? Si desde que abrió los ojos, lo primero que recuerda es esos ojos rojos de Zichu mirándole. Recordaba como sonreía, como pasaban sus tardes jugando, como fue el primer idiota en robarle un beso que acabó por ser su primer beso real. O como lo ha apoyado durante todo su crecimiento. Prácticamente se criaron juntos, nunca había conocido un mundo sin Zichu a su lado, entonces le era difícil soltar esa parte que lo hacía sentir vivo lejos de los Sasaki.
Escuchó su teléfono sonar, y sonrió al ver quien lo llamaba.
— ¿Qué te pareció estar escuchando a idiotas que piensan con sus penes y no tienen nada bueno que ofrecer? — comentó Zichu, y es que ellos ya ni siquiera se saludaban, su conversación nunca había acabado desde que comenzaron a hablar hasta ahora, sentían que era como respirar, hablaban de cualquier cosa, solo porque sí. Era natural.
— Una tortura, Pero se volvió refrescante al escuchar a la señorita White, debieron dejarla a ella decir todo.
— Lo sé, de nada. — rio Zichu.
— ¿La enviaste tú?
— No puedo dejar a mi Yoshi sufrir tanto, así que la envié para que esos idiotas dejaran de fastidiar.
— Muchas Gracias, Zichu. — sonrió el japonés.
Y era de esto de lo que hablaba con Anne, e incluso lo mencionó a Lü Zhang, estar con Zichu era natural, era casi como algo tan natural como respirar, se complementaban bien, tan bien, que incluso Yoshiro sentía que le leía la mente de vez en cuando. Era imposible no sentir nada por él, pero, le parecía extraño ya no tener esa necesidad de buscarlo, aunque, seguía siendo leal al chino en lo que dijera.
— Oye, pasando a otros asuntos, hay algo que tengo que decirte, ¿estás sentado? — dijo el omega al otro lado del teléfono, lo que alertó al japonés.
— Sí, ¿pasa algo? ¿Es sobre alguno de nuestros negocios?
— No. — suspiró el chino. — Es sobre nuestras parejas.
— ¿Eh?
Sintió su lobo removerse. Aullando al simple pensamiento de que algo le pudiera haber pasado a Satoru. Él sabía que estas semanas su alfa no quería verlo, y aunque lo visitaba diario, Satoru realmente solo se escabullía para estar solo, por eso había dado la orden de cumplir cada una de sus exigencias y mantenerlo vigilado, al menos dentro de lo que permitiera Satoru. Y hacerlo comer, ya que su alfa estaba perdiendo mucho peso de golpe, y aunque le había pedido a su alfa ir a un médico, de llevarlo, Satoru simplemente no quería.
¿Qué más podría hacer?
¿Se había enfermado por su imprudencia al no obligarlo? ¿Debía haber hecho ir a Satoru al hospital y que dejara de ser tan aferrado? ¿Qué se supone que hace un omega en estos casos?
—¿Yoshi? ¿Sigues allí? —la voz de Zichu lo despertó de sus pensamientos.
—Sí, lo siento, es que me tomó por sorpresa lo que mencionas. ¿Pasó algo con Satoru?
—Beso a Chun Yan.
En toda su vida, nunca había sentido un hueco en el estómago tan doloroso como ese.
Ni siquiera con los constantes rechazos de Zichu hacia su persona se había sentido así. Pero, solo imaginar que Satoru había buscado a alguien más, que eso significaba que lo dejaría atrás, que ya ninguna de sus sonrisas sería para él, sintió a su lobo frenético de golpe, se sintió enfermo, se sintió mal. No sabía qué contestar ante eso.
—¿Estás seguro? —preguntó, esperando que Zichu le dijera que era una broma.
—Estoy seguro —respondió el chino—. Lo tengo en cámara si quieres verlo. Mira, te aprecio, por eso no voy a matar a tu alfa, pero claro que lo confronté y el idiota lloró para que no te dijera. Así que es tu decisión, sea lo que sea que quieras hacer... Además, he hablado con Chun Yan al respecto.
—¿Y qué harás?
—No sé, tal vez indignarme y dejar que me pida perdón de rodillas, y después dejarme consentir por ella. Sé por qué lo hizo, sé que no fue porque le gustara Satoru.
—¿Entonces por qué fue?
—Oh, vamos, Yoshi, tú lo sabes. Fue porque se sintió libre y rebelde ante mi mandato hacia ella. Un respiro de libertad fue ese beso, lo mismo que seguramente piensa Satoru. No es porque se amen, es porque son dos aves encerradas que cantaron juntas y se dieron un besito al encontrarse a alguien igual de miserable que ellos.
—... ¿Eh?
Sintió un nudo en la garganta. ¿Miserable? ¿Satoru se sentía miserable a su lado? ¿Se sentía encerrado? ¿Se sentía como un ave en una jaula? ¿Así sentía su matrimonio?
—¿No lo notaste nunca? —cuestionó el chino—. Pensé que ambos sabíamos eso, incluso pensé que era algo divertido tratarlos igual. Mira, te seré sincero, sí amo a Chun Yan, es mi emperatriz y adoro que se vea bonita y sea feliz, pero a veces me saca de quicio, así que suelo... reprenderla un poco. Pensé que hacías lo mismo con Satoru.
—Yo nunca...
—¿Nunca? ¿Qué hay de esas veces en que rechazabas todo lo que hacía? O lo divertido que fue ver su expresión cuando le gritaste frente a todos que no te marcara con sus feromonas, o cómo no puede caminar contigo al mismo nivel, o... —rió Zichu—. Cómo no puede decirte Yoshi, siempre tiene que ser formal contigo.
—Eso era porque... yo no quería que te reemplazara, él es...
—¿Reemplazarme a mí? Yoshi, Satoru nunca me reemplazaría. Soy tu amigo, el más sincero que tienes, siempre me tendrás. No me ofendería en absoluto —contestó el chino—. Sabes, dejaré de marcarte con mis feromonas, supongo que eso hace que tu alfa se sienta mal, y por eso te busca. Perdona, era divertido ver sus reacciones cuando te marcaba como mío, a pesar de que llevaras su marca.
—... Tengo que colgar. ¿Podemos hablar en otro momento?
—Claro, pero dime antes de que cuelgues, ¿qué harás ahora que lo sabes?
—Solo hablaré con Satoru, es todo —respondió el japonés—. No quiero que te acerques a él de nuevo si yo no estoy presente, y no quiero que lo lastimes. Nada de jugar con eso, por favor.
—Está bien, lo prometo, no haré nada. Hasta luego, Yoshi.
—Hasta luego.
Era frustrante sentir las lágrimas resbalar por sus mejillas, más cuando no sabía si eran de frustración, tristeza, celos o algo más. Pero es que le provocaba migraña solo pensar que Satoru podría poner sus labios en otra persona. Al mismo tiempo, esa llamada había sido como si le hubieran abierto los ojos. Porque, inesperadamente, Zichu le dijo cómo es que Satoru se ha sentido todo este tiempo, y él fue tan ciego para no verlo.
Cómo dejó de buscarlo, y seguramente lo hizo por Kojiro. Cuando se enteró de que su descendencia no era más que un omega de tan bajo nivel, no pudo soportarlo. Se sentía ajeno a él, así que trató de tener otro hijo lo más pronto que pudo para evitar que Kojiro se quedara con todo, porque alguien tan débil como él nunca podría soportar ser un Sasaki, y si no podía protegerlo, no servía. Por eso quería otro niño, pero...
Nunca podría llevar a cabo su plan cuando Satoru veía a Kojiro con tanta adoración.
—Koji, mi dulce Koji, el sol de Japón. ¿Qué tal durmió mi bebé?
Solo podía escuchar la risa de su hijo, mientras Satoru lo alzaba en el aire, jugando con él en los jardines, mientras ambos se dejaban caer en las hojas caídas de otoño con sus colores vibrantes. Lucían tan parecidos, eran tan parecidos. Ambos con ese cabello negro suelto y rebelde, ambos con esos grandes ojos caramelo, ambos con esa enorme sonrisa, esa piel morena. La única diferencia entre ellos es que Kojiro tenía sus rasgos, más delicados y dulces, a diferencia de Satoru, cuyos rasgos eran más cuadrados y firmes.
Sonrió ante esa imagen, pero después escuchaba en su mente la risa de Zichu por no tener un heredero digno, y el peso de su familia diciéndole que, si Kojiro no estaba listo, debería seguir teniendo hijos para darles a alguien digno que llevara el nombre de los Sasaki. Así que lo intentaba. La primera vez que lo intentó fue horrible. Satoru le sonrió y lo abrazó, mientras solo quería hablarle de las cosas que Kojiro había aprendido a hacer, pero...
—Mi dulce flor de cerezo, mira, Kojiro es muy buen dibujante. ¿Y sabes qué más? Le gusta mucho ver tus katanas. Dice que te ves genial practicando. ¿Deberíamos meterlo a clases de Kendo cuando sea un poco mayor? ¿Qué dices? —sonrió el alfa, mirándolo.
—... Es débil, nunca ganará nada —respondió Yoshiro.
—No lo es —negó Satoru, mirándolo algo extrañado—. Yoshi...
—Es Yoshiro.
—... Bebé, vamos, ya no estamos... somos... tú y yo nos amamos, así que deberíamos hablarnos con cariño y...
—Embarázame de nuevo —comentó el omega—. Necesito más descendencia.
— Ah... — el alfa se tensó, no porque no quisiera tocar a su omega, sino porque había sonado como si realmente deseara un cachorro como deseas un negocio, solo eso. — Yoshi...
— ¡Es Yoshiro! — gritó mirando la expresión perpleja de su alfa; era la primera vez que le gritaba de esa forma. — Y más te vale que lo hagas bien esta vez, joder, que ni siquiera en tu familia ha habido un omega recesivo y justo me tuviste que dar uno así. ¡Hazlo bien! ¡Me he condenado a ti al dejar que me marcaras y ahora no puedo huir, estoy atado a ti! ¡No hay otro alfa u omega que pueda hacerlo, así que hazlo bien esta vez! ¡Maldita sea!
El alfa solo pudo asentir mirando a su omega.
Cuando Yoshiro se acercó montándose en su regazo, Satoru no sabía si podía tocarlo o no. ¿Qué se supone que haga cuando le acaban de gritar que fue un error y que su hijo es un defecto? No sabía si podía hablar o mirarlo, y se puso nervioso. Incluso cuando amaba el aroma de su omega, o amaba cómo se acercaba a él y besaba sus labios, no sabía qué decirle.
"No sabía que te sentías condenado a mí". Eso era lo único que rebotaba en su cabeza. ¿Quién era esa persona que estaba en su regazo? Sí, sabía que Yoshiro tenía un carácter único, y que no era muy expresivo, pero nunca se habían dicho tales cosas o gritado entre ellos. Antes Yoshiro solía correr a sus brazos, o simplemente disfrutar el tiempo juntos y ahora todo sonaba tan artificial que le asqueaba.
— Satoru, por dios, es solo sexo, haz eso bien...
— ... Yoshiro, realmente no creo que pueda hacerlo hoy, ¿podemos descansar por ahora? — cuestionó el alfa. — No quiero hacerlo, no quiero tocarte y no quiero que me toques.
— ¿Qué?
— Acabas de... en primer lugar, no te permito que nunca más vuelvas a hablar de Kojiro así. — dijo un molesto Satoru mirando los ojos de su omega. — Kojiro es perfecto, en toda la palabra; es valiente, es capaz, y verás que te sorprenderá cada día si le dieras una oportunidad. Y segundo, yo no soy un juguete, y nunca te obligué a llevar mi marca, tú la aceptaste, ¿por qué estás tan molesto conmigo cuando todo fue decisión tuya? ¿Jugaste todo este tiempo y me mentiste cuando decías que me amabas? ¿Qué diablos te pasa?
Realmente juraba que esa fue la última vez que Satoru se defendió, al menos a sí mismo.
Seguía defendiendo a Kojiro siempre. Pero, esa noche, cuando lo golpeó y lo sometió con feromonas, recordándole su lugar, fue la noche en que se rompió. Porque Satoru Sasaki no podía creer que el omega que tanto amaba lo hubiera sometido, lo hubiera tocado sin permiso y lo hubiera violado solo para conseguir algo de él.
Después de eso, Yoshiro simplemente se negó a mirarse en el espejo, no soportaba verse después de lo que ocurrió. No soportaba estar cerca de Satoru, sentirlo cerca, porque solo era un recordatorio de cuánto lo hizo sufrir esa noche y cuánto lo lastimó. Así que lo miraba de lejos, veía cómo Satoru sonreía de nuevo si Kojiro estaba presente. Y, a decir verdad, eso le causaba un poco de envidia.
Pero...
— Yoshiro. — un día escuchó la voz de su alfa, detrás de su puerta, en la habitación donde se había mudado ya que ya no compartían cuarto.
— ... ¿Qué necesitas?
— A ti.
El omega sintió a su lobo saltar, pero no quiso hacer nada, no hizo nada por unos minutos, hasta que no soportó más y corrió a abrir la puerta, solo para ver a su alfa frente a él. Lo vio sostener una caja de caoba en sus manos y luego la vio abrirla frente a él, revelando unas pequeñas katanas, muy pequeñas, como para un niño. Eran de madera, así que eran de entrenamiento.
— Las mandé a hacer para Koji. — dijo el alfa. — Creo que... si ambos practicaran, podrías enseñarle tantas cosas. Eres el mejor con la espada, y creo que... Kojiro apreciaría eso.
— ... Está bien. — respondió el omega ante la sorpresa de su alfa.
— Genial. — contestó mirándolo. — Yoshiro...
— ... lo siento. — comentó el omega. — Lo siento mucho, Satoru, por todo lo que te hice. Yo... realmente estoy feliz de estar enlazado contigo y no me arrepiento de eso. Lo siento... yo realmente...
Solo sintió de nuevo los labios de su alfa sobre los suyos, y se sintió feliz.
Era feliz estando con él, era feliz sintiéndolo cerca, pero cuando los ojos de su familia o de Zichu se posaban sobre él, era como si cambiara. Simplemente no tenía la valentía para defender a Satoru. Así que dejaba que todo volviera, que Zichu siguiera marcándolo con sus feromonas, que siguiera exigiendo un nuevo cachorro, que siguiera separándose de su alfa. Incluso cuando este, después de todo, trataba de hacerlo sonreír, trataba de hacerlo feliz con lo poco que fuera.
Pero seguía rechazándolo, sin pensar en lo que llevaría eso.
— ¿Amo Sasaki?
La voz de su asistente lo despertó de sus pensamientos, y es que Yuki le había traído una bebida. Recordó dónde estaba ahora: ya estaba en su jet, camino de regreso a Japón. Yuki viajaba con él, como siempre lo hacía, dándole su espacio, pero la mirada de su fiel compañero hizo que se diera cuenta de que había lágrimas en sus mejillas, así que las limpió rápidamente.
— ¿Se encuentra bien? — cuestionó el hombre.
— Lo estoy... am... ¿Satoru se ha comunicado?
— No amo, no hemos recibido una llamada o mensaje del amo Satoru. — comentó el beta.
— ... Am, ¿qué te parece este regalo? — dijo rápido el japonés, sacando una caja de donde extrajo diferentes libros de gran tamaño. — Son planos e ilustraciones de diferentes monumentos arquitectónicos, además también compré un libro de bocetos, y am, le pregunté al sujeto que vendía estas cosas qué necesitaría un arquitecto para poder diseñar y planear, y compré todo. ¿Crees que le guste a Satoru?
— Creo que le gustará mucho, mi señor, pero...
— ¿Sí? ¿Hay algo que cambiarías? A él le gusta diseñar, creo que debería hacerlo, él...
— El amo Satoru hace años que no dibuja. — comentó el mayordomo. — Últimamente el amo Satoru no ha podido dibujar nada, me ha comentado que ya no le interesa.
— Oh...
Yoshiro hizo un rostro de frustración. ¿Desde cuándo no le interesaba? ¿No era su sueño desde niño crear diferentes cosas alrededor del mundo? ¿No quería crear diferentes hoteles lujosos y llenos de perfección que hicieran sonreír a la gente con solo estar en ellos? ¿Crear casas? ¿Crear museos? ¿Qué diablos?
— Si me permite, mi señor, creo que tengo una propuesta mejor. — comentó de nuevo el beta.
— ¿Qué propuesta?
— Creo que lo que haría feliz al amo Satoru es estar con usted. — comentó el hombre. — Salir en una cita con usted, pasar tiempo, y creo que disfrutaría volver a dibujar si le permitiera de nuevo hacer pinturas o retratos de usted. Como decirlo, el amo Satoru sonríe cuando se siente amado por su omega.
— Sí, sí, puedo hacer eso, lo haré. — sonrió el japonés. — Solo quiero verlo y tratar de arreglarlo, no ha estado bien en estos últimos meses.
— Bien, señor, ¿quiere que haga alguna reservación para ustedes?
— Sí, a Satoru le gusta el restaurante en Tokio, el que tiene las luces, ¿podrías reservar allí?
— Claro. — sonrió el beta. — Con permiso, mi señor.
Yoshiro sonrió, hasta quedar solo en su asiento, mientras miraba por la ventana. Solo necesitaba ver a su alfa, no era tarde para arreglarlo, no debía ser tan tarde. Pero, de golpe, sintió un dolor intenso en su nuca, como si alguien le hubiera quemado de golpe; no pudo evitar gritar, ardía como nunca sobre su marca de unión, y aunque Yuki regresó para saber si se encontraba bien, Yoshiro lo ignoró, marcando de golpe el celular de Satoru. Al no obtener respuesta, llamó a su propia casa, donde su personal contestó, y rápidamente ordenó que lo comunicaran con Satoru, pero las voces agitadas de su maid que contestó y los gritos, junto al sonido de mucha gente moviéndose, solo le hicieron sentir un hueco en el estómago.
— ¡Amo Sasaki, el amo Satoru...!
Sintió que las palabras que se dijeron después no las escuchó.
Sintió que de repente, si se caía el avión, si le disparaban, si le hacían cosas inexplicables, nunca se sentiría como con aquellas palabras que escuchó por teléfono. Por un momento comenzó a ver borroso y a agitarse; su respiración estaba agitada, ¿qué era eso? Nunca lo había experimentado, nunca había experimentado dolor de este tipo, nunca en su vida había perdido nada, nunca había sentido que algo se saliera de lo planeado; lo único que había perdido en su vida era Zichu, todo lo demás era perfecto, tan perfecto como le prometieron que sería siempre. Entonces, ¿por qué ahora...?
Y acabó por desmayarse.
Estuvo consciente de nuevo gracias a Yuki, pero nada parecía tener sentido; todo se sentía en cámara lenta. Su llegada a Japón lo fue, el camino a su mansión lo fue, y entrar por las puertas viendo el rostro de su personal, con lágrimas, mortificados, y tratando de mantener la mejor postura, lo fue también.
— Mei. — dijo Yoshiro, hablándole a su jefa de maids en su mansión. — ... ¿Dónde?
— ... En su habitación, amo Sasaki. — respondió la mujer, aún con los ojos rojos y esa voz rota mientras controlaba las lágrimas. — El... el cuer... el... el amo Satoru ha sido preparado.
Yoshiro asintió, mirando el suelo.
— ¿Podrían dejarme solo con mi esposo? — comentó el japonés. — Yuki, por favor, que nadie le avise a Kojiro de esto aún.
— Sí, mi señor.
El japonés solo pudo caminar como un zombi por los pasillos, mientras con cada paso el ambiente se hacía más pesado; sentía que le faltaba el aire, sentía que su ropa era demasiado pesada. Pero cuando al fin estuvo frente a la habitación, aquella habitación que le llenaba de felicidad, aquella habitación donde siempre veía un rostro feliz, donde en su boda se volvió su lugar favorito, donde podía huir de su vida y solo dejarse envolver por los brazos de su alfa, donde siempre era feliz y no supo apreciarlo...
Aquella habitación lucía tan silenciosa, que al abrir la puerta el sonido provocó eco.
Podía ver aún algo de sangre en el suelo, y cómo habían dejado las cosas como estaban, solo limpiado por obvias razones. Parecía que igualmente los servicios para preparar el cuerpo de Satoru y evitar que viera la imagen de su esposo después del Harakiri habían sido retirados, pero respetaron al clavar las katanas y mantener el poema junto al ropaje manchado, doblado y dejado frente a ellas. Entonces hizo lo que no quería hacer, que era voltear hacia la cama, su cama, la cama de ambos, y lo vio.
Sintió que comenzaba a jadear, verlo allí, como si estuviera durmiendo, pero le estaba matando no ver ese suave respirar y saber que no abriría los ojos para ver esos dulces ojos color caramelo, ni tampoco volvería a ver la sonrisa que iluminaba Japón, ni verá nada de él de nuevo. Solo pudo ver las lágrimas comenzar a brotar sin control, conforme se acercaba, para después, al tocarlo, sentirlo tan frío que no pudo evitar gritar, simplemente no lo soportaba.
No lo soportó, porque realmente no sabe qué pasó después; solo recuerda sostenerlo entre gritos y sollozos hasta que, supone, se desmayó, porque cuando abrió los ojos, se encontraba en su habitación, la que se había vuelto su habitación propia ya que Satoru no quería verlo. Se quedó sentado en la cama cuando vio a Yuki entrar con algo de agua y medicina.
— Mi señor, el médico cree que es probable que necesite esto. Y, es importante que vaya a revisión por lo de... lo de su marca.
— ...
— Mi señor...
— ¿Podrías traerme lo que escribió? Quiero leerlo.
El mayordomo asintió, caminando fuera de su habitación y regresando con ese escrito con sangre seca, que Yoshiro sujetó, comenzando a leer.
"Lo siento, Yoshi, si estás leyendo esto, es que realmente lo hice. Se supone que debería escribir un poema, pero nunca he sido bueno escribiéndolos. ¿Recuerdas mis votos de boda? Ni siquiera tenían sentido, pero recuerdo que te hicieron reír. Me dijiste que te parecía adorable cómo trataba de hacer todo perfecto para ti, y recuerdo que dijiste que no tenía que hacerlo, pero siempre quise hacerlo. Y ahora mira, te juré siempre estar a tu lado, siempre seguirte, siempre estar contigo, y lo he arruinado. Fui tan cobarde que simplemente lo hice porque no aguantaría ver tu rostro después de que Zichu te dijera lo que hice; seguramente, para este punto lo sabes, y lo lamento.
No te amé como lo merecías. Nunca fui suficiente, no importa cuánto lo intenté. Nunca fui suficiente para los Sasaki, no fui suficiente para tu círculo, no era más que una mancha en tu vida perfecta. Pero me siento horrible al pensar que, aun así, no me arrepentí de ello. Porque me enamoré de ti y me dije que tú eras la única persona que podía destruirme o arreglarme, y bueno, pasaron ambas cosas.
Por favor, dile a Zhèng que lamento no estar allí, lamento no poder llamarle y contarle historias antes de dormir, aunque sea por teléfono. Lamento no haber podido terminar de dibujarle ese libro infantil, lamento no haber podido lograr que Zichu me dejara tenerlo de nuevo, pero dile a mi cachorro que escribí muchas cosas para él, están en mi cuaderno de bocetos. Por favor, entrégaselo, y dile que, si me quiere sentir cerca de él, solo tiene que abrazar a Koji, es como si me tuviera a mí con él.
Y para mi dulce sol de Japón, para mi Koji, realmente no tengo palabras, simplemente no puedo escribir nada que no me haga llorar, porque no quiero dejar a mi cachorro ir, no quiero dejar de ver su sonrisa, de verlo crecer, no quiero irme, pero mis manos se están moviendo solas y ya no puedo controlarlo. He dejado tantas cartas para él, están en mi baúl, por favor dáselas y dale esto. Dale mis katanas, dale todo lo que no puedo darle ahora. Dile que lamento no estar allí cuando se gradúe, o abra su primera empresa, o en su boda, o cuando tenga su primer cachorro. Dile que me duele en el alma no poder sostenerlo cuando me necesita, me duele no poder secar sus mejillas cuando sus ojos se llenan de lágrimas, me duele no poder tararearle cuando se refugia en mis brazos. Pero dile que, incluso si no estoy, incluso si no me siente, incluso si me olvida, siempre voy a estar feliz y orgulloso de que haya nacido, que es mi mayor amor, y que espero que un día pueda perdonarme.
Solo deseo que Kojiro sea feliz, deseo que logre todo lo que soñó y deseo al menos que en otra vida pueda abrazarlo un poco más.
Por favor, Yoshiro, por favor, cuídalo, cuídalos, por favor, dale lo que yo no puedo darle ahora, por favor, míralo de nuevo con amor como lo hiciste cuando nació, por favor, no les hagas sufrir, ayúdalos, no hagas que terminen como yo."
El japonés solo pudo sujetar la carta cerca de su pecho, limpiando sus mejillas, para después tomar papel y tinta, y escribir en una pequeña nota un mensaje.
— ... Manda la caja de funeral y esta nota con ella al Edén, que notifiquen a Kojiro lo que ocurrió. — comentó Yoshiro.
— Mi señor... — dijo Yuki. — El joven amo, si recibirá las katanas de su padre, debe recibir la carta original que su padre le dejó.
— No. — comentó el omega. — Envía esa nota y por favor, déjame solo.
El mayordomo hizo una suave reverencia ante ello, mientras Yoshiro sostenía esa carta en sus manos. Y es que esa carta nunca fue vista ni por Qin Shi Huang ni por Kojiro Sasaki, ni siquiera en el funeral, ni siquiera los días de luto, simplemente nadie la vio más que él, y eso se quedó así porque Yoshiro quería tener algo de Satoru, lo que fuera, y si eran sus últimas palabras, las tendría para él. No quería compartirlas con nadie más, incluso si ese alguien más eran sus hijos.
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ACTUALIDAD
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Sentía la boca seca.
Sentía que podía escuchar el goteo del suero que era administrado en su omega.
La garganta se sentía irritada de golpe, como si tuviera un nudo, aunque no sabía si eran lágrimas acumuladas, enojo, o una extraña mezcla de ambas. Su lobo estaba en shock, como si no pudiera entender a su omega, pero de un momento a otro soltó un gruñido. Sí, lo sabía, lo supo siempre desde niño, su lobo obtenía siempre lo que quería, sin importar lo que tuviera que hacer, así era siempre, y lamentablemente para Kojiro, no era como si él tan siquiera pensara en dejarlo. Solo muerto lo dejaría, y eso tal vez, porque seguramente ataría su alma a la de él para estar todo el tiempo a su lado.
Miró los ojos caramelos dolidos, y sintió las ganas de consolar a su omega, pero simplemente no podía moverse, no después de lo que dijo. Se sentía avergonzado de que unas palabras lo hubieran dejado tan fuera de batalla mientras su lobo gruñía por reaccionar, pero sentía su corazón tan dolido que no podía hacer nada.
Así que, ante la sorpresa del japonés, vio cómo esas mejillas comenzaban a llenarse de lágrimas mientras el rubio aún tenía esa expresión de asombro y shock al escucharlo. Kojiro sintió cómo su lobo se removió, no aguantaba esa imagen, pero, su lobo gruñó, dándole un mensaje que no pensó que era posible, pero, su lobo parecía fastidiado con esta situación, y solo quería lejos al rubio. "¿Qué te pasa?" Se preguntó internamente el japonés, tratando de suprimir a su lobo interno, pero fue cuando lo entendió de golpe. Lo entendió más cuando Poseidón al fin se movió tratando de tomar su mano y su cuerpo se movió solo para apartarlo de él.
Al sentirse lastimado, su lobo decidió no tener un cachorro de alguien que lo lastima, por eso ocurrió la amenaza de aborto. Y eso simplemente le hizo sentir ira consigo mismo, porque odiaba el hecho que su propio lobo era tan orgulloso que puso en peligro a su cachorro, pero al mismo tiempo se sentía hipócrita, porque él mismo había hecho que las cosas llegarán a ese punto.
Tenía que hablar, tenía que hacerlo, pero...
— No. — dijo al fin Poseidón mirándolo. — No, ni creas que te voy a dejar. — dijo el rubio comenzando a entrar en crisis. — Ni creas que me vas a dejar solo, no puedes, me rehúso a aceptarlo.
Y es que el rubio pasó una de sus manos por su cabello, como si lo estuviera peinando hacia atrás con esa cara de loco que tiene, lo que lo hizo mantenerse alerta. Tal vez eran las lágrimas, o ver como Poseidón estaba luchando por qué decir, pero, su alfa estaba en crisis, y él mismo podía sentir su marca picar un poco.
— Poseidón, yo no quiero...
— No, no Sasaki Kojiro. — dijo levantándose. — No vas a romperme el corazón, lo prohíbo.
— Tú me lo rompiste a mí. — contestó el japonés, sin poder controlar lo que su lobo quería gritar, incluso sintió que sus ojos se encendieron por ello. — Me mentiste, no quiero un alfa que solo me usará.
— ¿Cómo diablos te lo rompí si no he hecho nada? — El griego estaba usando todas sus fuerzas para no gritar.
Estaba desesperado, pero no podía arriesgar el bienestar de su omega, no quería alterarlo. Tenía que mantenerse lo más calmado posible, porque si esa máquina comenzaba a sonar de golpe, porque su Koji se alterara, sabía muy bien que los médicos lo retirarían de allí, y no podía permitir eso, no hasta que Kojiro le dijera qué diablos había pasado.
— Tú me engañaste, estabas en esa fiesta besándola...
— No la estaba besando, ahora entiendo lo que pasó, maldita sea.... — dijo el rubio frustrado. En ese momento juró que iría a asesinar a esa maldita puta, y bailaría sobre su tumba todos los malditos días por provocar esto. — Déjame explicarte.
— No quiero escucharte, solo dirás lo que todos dicen cuando engañan. — se quejó el japonés. — Me dirás que no querías hacerlo, que no pensaste que caerías, que simplemente tu lobo te controló y no puedes resistirte a una hermosa omega joven y...
El dedo índice del rubio se posó sobre sus labios, indicándole que se tranquilizara, porque podía notar cómo Kojiro estaba comenzando a alterarse. Sin decirle nada, Poseidón inhaló aire, y el japonés lo imitó, para después exhalarlo. Sin decirse nada, el alfa se comunicó con el japonés para comenzar a relajar su respiración. Tenían esa facilidad de comunicarse solo con mirarse, cosa que hacía sentir a Kojiro bien, pero no podía controlar a su lobo estando a la defensiva.
Pero, con ese simple toque, sintió que se relajaba, imitando el respirar del rubio, para después ambos permanecer en silencio unos segundos, antes de volver a su discusión.
— Me dijo que quería cerrar el ciclo. — dijo el griego, dejando su dedo en los labios del japonés para evitar que hablara. — Recuerdo que me dijiste que, si alguien era tan valiente de dejar ir, merecía ser escuchado, así que la escuché. Parecía sincera en lo que decía, y al final, simplemente dijo que si podía abrazarme. No quería, pero al final decidí hacerlo; al final, un abrazo era algo simple, lo hice, pero la idiota me besó a la fuerza, y eso me molestó, así que acabé por abofetearla fuerte y se cayó al suelo. Además, antes de que usara sus feromonas en mí, huí de allí. — suspiró el griego. — Traicionó la confianza, la mínima confianza que deposité en ella, así que no merece nada de mí ahora... y lo que más me enoja no es eso, me enoja que eso haya causado que casi pierda a mi cachorro, y está causando que no confíes en mí... no sabes cuántas ganas tengo de asesinar a esa imbécil.
— Poseidón...
El rubio estaba desecho, nunca lo había visto tratar de controlar sus emociones y sin lograrlo como ahora. Y es que el rubio estaba tratando de parecer relajado mientras estaba en medio de un ataque de pánico o ansiedad, tratando de que nada de eso se reflejara en él para que no pudiera alterarse el japonés.
"Me cuidas incluso cuando te estás desboronando..." Fue lo que pensó, para después sentir un nudo en su garganta, porque también estaba tratando de controlarse. Y por lo visto no pudo, porque comenzó a llorar, donde rápidamente el griego se acercó, limpiando sus mejillas, no sin antes dejar un par de besos en ellas. Incluso con las manos temblorosas, tomó las suyas, manteniéndolas con las de él.
— ¿Me crees? — dijo el griego mirándolo. En realidad, odiaba cómo se escuchaba su voz, toda rota y frágil, pero no podía detener sus emociones como siempre lo hacía. — Por favor, por favor, dime que me crees.
— Poseí...
— Kojiro, preferiría morir de las peores maneras que lastimarte a ti. — dijo el griego sosteniéndole las manos. — Por favor, Koji...
— Te creo. — dijo el japonés al final. — Te creo incluso si me dijeras que el mar es rosa. Lo lamento, mira lo que he provocado, solo debí acercarme y hablar contigo, y ahora...
— No, no, pececito, no es tu culpa, tranquilo. — dijo el griego sin poder dejar de llorar. — Lo importante es ahora, y, que estemos bien.
— Prometo decirte todo lo que me moleste, o lo que me duela... — dijo el japonés.
— Y yo prometo lo mismo, creo que deberíamos comunicarnos más. — comentó el griego. — Lo siento, sé que soy una persona muy difícil para ello, pero, si se trata de ti, siempre escucharé todo lo que tengas que decirme.
— Lo mismo digo. — sonrió con suavidad el japonés, dejando correr algunas cuantas lágrimas en sus mejillas.
El griego simplemente lo abrazó, sintiendo a su dulce Kojiro de nuevo, marcándolo con sus feromonas, pero, al momento de querer besarlo, el japonés apartó su rostro, dejando que el griego lo hiciera en su mejilla. Y es que a ambos les había sorprendido eso, porque Kojiro no quería rechazar el beso, pero dentro de él, su lobo simplemente no lo quería cerca.
— Am...
— Creo que debería hablar con el medico experto de sexos secundarios. — dijo el japonés.
— ¿Tú lobo me está rechazando? — preguntó Poseidón sorprendido.
— No sé cómo hacer que me escuche. — comentó el japonés. — Yo no te estoy rechazando...
Poseidón asintió, besando los labios del japonés, tomándolo por sorpresa. Y es que no importaba si su lobo lo resentía, no iba a dejar que Kojiro se fuera de su lado, si tenía que volver a enamorar a su omega, a su lobo, lo haría, no importa cuánto costara, pero nadie le quitaría a Kojiro, nadie le quitaría a su futuro cachorro, ni siquiera el omega de su pareja y futuro prometido.
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3 días después...
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Todo estaba exageradamente tranquilo.
Prácticamente porque el principal drama estaba en el Hospital Lincoln, pero, aun así, la Mojo Dojo se encontraba tranquila. Podría ser que muchos se encontraban preocupados por el japonés. Él mismo se encontraba preocupado, ya había ido a visitarlo, pero, debido a las altas feromonas de Poseidón en su habitación, no soportaba quedarse mucho tiempo. Qin le había pedido que cuidara de la Mojo Dojo, ya que él, como Hades, suelen salir para ir al hospital y cuidar a Kojiro. En realidad, Hades iba a cuidar a Poseidón, pero se entendía.
Y es que el japonés pasaba la mayor parte del tiempo dormido.
Su cuerpo gastaba energía con el embarazo, y dado que aún no se encuentra al 100% bien, no podía evitar caer dormido cada tanto. Es por ello que Qin se quedaba con él, al igual que sabía que el chino estaba esperando una oportunidad para hablar con Kojiro. Y es que Poseidón no lo estaba dejando, dado que Poseidón decía que solo quería gritarle, y Qin no puede controlar su coraje aún, así que, con todo su pesar, se tenía que aguantar.
Realmente estaba siendo un problema todo.
Pero, él igualmente tenía sus problemas, en especial uno, que estaba con su rostro recargado en el escritorio mirándolo, con esos ojitos de cachorro, mientras lo veía poner orden a los papeles de Qin y Kojiro. Y es que estaba ayudando con todo el papeleo de Kojiro más que el de Qin, ya que el chino realizaba prácticamente todo su trabajo y solo dejaba pequeños pendientes, pero, cuando se quería concentrar, tenía a Zeus buscando su atención, y no podía hacerlo bien.
— Sabes, en los estados nórdicos hay excelentes universidades. — dijo Zeus.
— Y nadie te aceptará cuando ya inició el año. — comentó Adam mirando de reojo. — Ni tienes el dinero ni el hogar para viajar allá.
— Podría ir como tu propio enfermero.
Adam suspiró.
Ya había hablado con Zeus sobre por qué su relación no podía avanzar, por qué no podían estar juntos, además de que le mencionó que comenzaría tratamiento ya en unas semanas, pero el griego se hacía de oídos sordos, prácticamente creyendo que viajaría con él y sin escucharlo. Solía tratar de meterse en su habitación, irlo a buscar a su casa, o tratar de besarlo en cualquier lugar que pudiera. Por supuesto, esto era negado rotundamente por él.
Y era demasiado difícil.
Porque su lobo a veces caía, y se dejaba besar, o se aferraba al griego mientras permitía los besos, se permitía derretirse entre sus brazos. Pero, no podía seguir así. Una cosa era clara, amaba a Zeus de una manera en la que su lobo ama a su destinado, realmente lo adoraba, y es por ello que tenía que soltarlo. No quería que el chico llorara si el tratamiento no funcionara, o llorara porque en unos años ya no estará tal vez de pie. No podía tomar de Zeus la oportunidad de que él realmente encuentre a alguien que mataría a todos solo por tener sus dulces sonrisas, o como suele ser tan infantil, o como realmente es atento a lo que dicen, y escucha a los que quiere.
No podía ser egoísta y condenar a un chico a una relación sin futuro.
— Zeus... te he dicho que esto debe parar. No voy de vacaciones o mudarme, voy a un tratamiento por mi vida, prácticamente estoy sobreviviendo. Que no se me note tanto, es porque principalmente tomo demasiada medicina que alivia el dolor, y nunca muestro mi cuerpo a los demás.
— Yo quiero cuidarte.
— No, tú no puedes hacer eso, tú tienes un futuro en Edén. Lo creas o no, eres muy listo, además de que eres un gran atleta, estás a nada de ser elegido en el campeonato por equipos profesionales y no pienso dejar que tires todo eso por la borda.
— Adam, no me importa nada de eso, solo me importas tú. — dijo el griego mirándolo. — Yo te amo...
— Zeus, por favor, ni siquiera sabes que es amar en el término sentimental de una pareja. — comentó Adam ante el ceño fruncido del menor. — Que seamos destinados no significa que...
— No puedes simplemente acostarte conmigo y aceptarme esa noche para después ignorarme. — comentó el griego mirándolo. — Adam...
—Zeus, soy 46 años mayor que tú. — dijo el mayor. — Y entiendo que somos destinados, y entiendo que es deplorable lo que menciono, pero por favor, no puede haber un "nosotros".
— Eso tú no lo sabes, me gustas, y sé que en el fondo yo te gusto. No es solo la unión, sé que te gusto.
— Es solo la unión. — dijo el alfa, haciendo que el menor frunciera el ceño de enojo.
— No lo es.
— Lo es.
— Te gusto.
— No me gustas. A mi lobo le atraes, mi consciencia te cuida, pero no me gustas tú de esa forma.
— ...
— ...
— Iré a tu habitación en la noche, más vale que abras. — sentenció el menor ante las quejas de Adam.
— Zeus, tienes que entender que una cosa es el amor, y otra es el destino que dicta tu lobo. Yo no soy lo que buscas, ni puedo darte lo que quieres, espero algún día entiendas eso.
Estaba frustrado, porque no supo que decir ante ello.
O tal vez solo estaba aferrado a esa pequeña esperanza.
Pero es que juraba que no habría problema si él y Adam seguían su relación. Quería besarlo, quería abrazarlo, quería hacer muchas cosas tontas que haces cuando te gusta alguien. Podría invitar a Adam a salir, donde ambos irían a comer, tal vez pasarían a un parque, se divertirían. Probablemente él se grabaría las sonrisas de Adam, para ver qué tan diferentes son, ver lo que significa cada una. Probablemente podría tener algo como lo que tiene Poseidón con Kojiro, o lo que tiene Hades con Qin, o qué decir de Adamas con Jātaka. Igual quería tener ese brillo en sus ojos y sentirse feliz con alguien que no solo lo hace feliz, sino también lo complementa.
Y estaba seguro de que ese alguien era Adam, pero parecía que el mayor no quería aceptarlo.
— Sé que me amas igual. — dijo Zeus. — Solo debes aceptarlo.
— ... No te amo de la forma en la que quieres.
— Por favor, acepta mi amor, Adam. — dijo el menor, y Adam juraba que podía verle orejas agachadas en la cabeza, mientras hacía ese pequeño puchero, tratando de mantenerse firme sin ser emocional.
Lo admitía, Zeus era adorable, entendía a Hades en esa parte, pero, simplemente no podía. No cuando al fin comprendía lo que Eva le había mencionado esa vez...
"No puedo decir que no siento amor por él, porque realmente lo siento. Cada cosa que hace, me hace querer estar con él, pero no encuentro el brillo de la vida a su lado. Muy diferente a cuando te conocí a ti, incluso cuando mi lobo te rechazaba, cada día me iba enamorando más y más de ti, de lo que eres, de Adam, sin importar nada, y simplemente supe cuál era mi elección. Asesinaría a mi lobo, dejaría el mundo quemarse, todo, solo para estar a tu lado Adam Edén, porque no eres mi destino predestinado, eres el destino que yo misma elegí para mi..."
— No puedo hacerlo si no puedo corresponderte de la misma forma.
— ... Si lo que necesitas es tiempo, te lo daré, pero, ugh, te visitaré esta noche, por favor no me rechaces de nuevo, me duele. — dijo el rubio levantándose.
No se detuvo a escuchar la respuesta de Adam, porque sabía lo que le diría, simplemente quiso por un momento hacerse de oídos sordos y simplemente tratar de soportar el dolor que era ser rechazado por tu destinado. Ardía como mil demonios y su lobo estaba que se mataba al no poder lograr tenerlo, pero, seguiría intentándolo, al final, solo Adam aceptaría a alguien como él.
Porque, a decir verdad, no pensaba que tuviera suerte para encontrar a alguien que lo aceptara con todas sus anomalías. Tal vez Odín, pero Odín nunca dejaría su vida de golpe solo para complacerlo, además que nunca habían tenido esa clase de interés el uno con el otro.
Suspiró frustrado caminando por los pasillos.
El maldito desamor apestaba, tanto que tuvo que quedarse de cuclillas un momento. Frotó su rostro tratando de aliviar el trago amargo de ser rechazado, tratando de hacer que su pecho no doliera, pero lo hacía, no sabía cómo lidiar con ello. Además, no es como si le pudiera preguntar a Hades cómo hacer que deje de doler, porque nunca habían rechazado a Hades, solo Qin Shi Huang, pero, pensándolo bien, había sido un rechazo mutuo al inicio así que no contaba como desamor.
— Maldición...
Iba a ir a su cuarto, a llorarle a su almohada hasta que se quedara dormido o hasta que se aburriera y se metiera en la habitación de Odín, o ir a buscar a Zero u Okita para jugar un rato en línea. Pero realmente todo cambió cuando escuchó un pequeño maullido que lo hizo retirar sus manos de su rostro.
Y es que allí estaba, un gatito, con un listón rojo como collar, completamente negro, con grandes ojos naranjas viéndolo. Se quedó en shock de que, en primera, había un animal en la Mojo Dojo. En segunda, verlo solo y sin supervisión por la casa. No parecía un gato callejero, uno que pudiera haberse metido. Estaba muy bien cuidado y era precioso, así que tenía que ser de alguien.
Por un momento pensó en el señor chiquito de Finlandia, pero le habían dicho que a él le gustaban los perros, así que no podría ser de él. Así que pensó en el señor elegante de trajes ingleses, sí, un gato seguramente era su mascota, combinaba con él.
Sonrió, atrayendo al gatito que al acercarse a su mano se frotó en el maullando y soltando suaves ronroneos que lo hizo sonreír. Al parecer era un gatito amigable, porque se dejó acariciar y dejó que el griego pasara sus manos por su pequeño lomo y pelaje. Al final, no pudo evitar cargarlo y comenzarle a darle besos a tan bello gatito, ahora esperaba que no fuera de nadie y pudiese quedárselo, pero...
— Pensé que sería más arisco, pero resultó ser un lindo gatito.
Sus ojos voltearon al escuchar esa voz, y es que había un sujeto, un joven a unos metros de él. Tenía el cabello rubio y ojos azules mirándolo, usaba unos simples pantalones negros y una camiseta blanca que marcaba un poco su musculatura. Era alto, no tanto como él, pero sí alto. Además, su aroma. Olía a vino y olivo. Le gustaba ese olor, no era extremadamente fuerte, pero no era un aroma dulce. Un alfa. Había un alfa desconocido y lindo frente a él, que al parecer, reclamaba al gato como suyo o al menos conocía al gato por el comentario que había hecho.
— ¿Te conozco? — cuestionó Zeus mirándolo.
— No creo, pero yo a ti sí, Okita ha hablado de ti. — rió el rubio ante el rostro confundido del griego. — Mi culpa, soy Sakata Kintoki, un placer. Soy el amigo de Okita, me dijo él que ya les había mencionado que vendría, am, también voy a Edén y soy amigo de los chicos de la Mojo Dojo. Son como nuestros hermanos mayores adoptivos... sí...
— Oh... am, Zeus Olympus, un placer igual. Y si, Okita mencionó que vendrías, perdona, nunca te había visto en fotos por eso no pude reconocerte. — dijo el griego, algo incómodo, pero rápidamente cambiaría la conversación. — ¿Es tu gato?
— No, es de Okita, es mi regalo por haber faltado cuando vino. ¿Sabes dónde está? Le envié un mensaje que ya estaba aquí, pero no me ha respondido.
— Oh, seguro debe estar regresando del hospital. — comentó Zeus, mirándolo de arriba abajo.
Y es que no quería decirle algo como; "Seguro debe estarse cogiendo a su guardaespaldas en algún rincón". Porque claro, sabía dos cosas. Una, Qin no desperdiciaría su visita familiar y se la daría a Okita solo porque sí, y dos, Okita sabía eso, así que no hacía el intento, además de que Okita estaba cerca de su celo, por lo que últimamente se la pasaba con su alfa, haciendo que Zero, Odín y él tengan un jugador menos en las noches de juego.
— Oh sí, escuché que Kojiro se puso mal. — dijo el rubio, acercándose para tomar al gatito de sus brazos. — ¿Cómo sigue? ¿Ya mejoró?
— Pues, los doctores dijeron que saldría pronto, así que, supongo que mejor. — dijo el griego, sintiendo sus feromonas de cerca, eran diferentes, le gustaban. — La verdad no se mucho de embarazos de riesgo, así que no podría decirte más.
— Descuida, solo con saber que Kojiro está mejor es lo importante. — respondió Kintoki para después sonreír. — Zeus Olympus... me suena ese nombre...
— ¿Okita te ha hablado de mí en específico? — sonrió el griego, seguramente Okita le comentó que es el nuevo del equipo de Edén y...
— ¿Eres el que se folla al director?
El rostro de Zeus fue un poema, y más con la sonrisa burlona de Kintoki, mientras acariciaba a ese gatito en sus brazos. Y es que de todas las cosas de las que Okita podía mencionarle a su amigo, decidió decirle esa. Ahora solo estaba sintiendo vergüenza, pero igual tensión al no saber si el sujeto que tenía enfrente y le hacía burla, sería alguien confiable con esa información.
— Oye, oye, mira, no te estoy juzgando, cada quien hace sus esfuerzos para pasar las materias. — rio un poco el rubio. — Todo sea para no repetir el año.
— ¡No sabes nada! ¡Y no estoy con Adam por eso, idiota! — se quejó Zeus, haciendo que el gatito en los brazos de Kintoki se escondiera en la camiseta del rubio. — Y ni se te ocurra decir nada de esto porque....
— ¿Entonces por qué estás con él? — sonrió el alfa mirándolo. — Y descuida, no soy un chismoso, Okita debió habértelo dicho.
— ¡Es mi destinado! — dijo Zeus, harto de que siempre cuestionen eso. — ¡Lo amo!
— Ah mira, ¿sí sabes lo que es el amor en primer lugar? — cuestionó el rubio, disfrutando molestar al griego, que solo se alteraba más. Además, se le hizo algo adorable ver cómo sus orejas se ponían rojas.
Y es que, alguien de su misma edad, no podía decir que ya sabía lo que era amar. O sea, entendía que se enamoraran, pero, probar el amor como es, realmente enamorarse y entender las implicaciones era algo que no creía. Si incluso Okita que ya tenía una relación establecida, se le hacía difícil comprender sus sentimientos, qué decir del sujeto guapo frente a él. Seguramente no tenía ni idea.
— ¡Claro que lo sé!
— No, creo que no lo sabes. — rió Kintoki. — Piensas que solo por ser tu destinado él debe estar contigo como tú con él. Es lo único que piensas, por lo tanto, sé que no es amor. Y mira, yo no juzgo, a mí me da igual si una persona se quiere acostar con otra, si es alfa, beta u omega, etc. Pero, es algo triste ver a alguien que no capta lo que es amor. Y creo que te dolerá mucho cuando entiendas que lo que sientes no es enamoramiento sino más bien un instinto básico de nuestros lobos.
— ¿Y tú lo sabes? — rio el griego con sarcasmo. — ¿Eres un doctor corazón acaso?
— No, pero yo no voy diciendo "te amo" a alguien solo porque sí. Si solo mencionas el destino, es que ni tú sabes porque te aferras tanto a él.
— No es solo el destino.
— ¿Entonces qué es?
Claramente Sakata Kintoki estaba disfrutando llevar al griego al límite, era divertido, verlos hacerse bolas en sus pensamientos, y ver como se ponen rojos al no comprender nada. Una forma de divertirse muy especial, por algo era miembro del equipo de debate, porque no había nada más divertido que ver como las personas pierden los estribos cuando no tienen la razón.
— Muchas otras cosas...
— ¿Te excita solo porque es un alfa? ¿Por qué es diferente? — dijo Kintoki mirándole. — ¿Qué es, Zeus Olympus? Además del destino, ¿qué es lo que sientes por Adam?
— Es... ah, tú no sabes... tú no lo entenderías en absoluto, Adam es... es único y no es lo del alfa es... no me excita porque es un alfa.
— A mí me excita. — dijo el rubio con una sonrisa, provocando que el griego se quedara estupefacto. — Siento que acostarse con alfas es más divertido que con omegas. Es más delicioso sentir esa sensación de tabú, de que estás haciendo algo que aún la sociedad no ve con tan dulces ojos, es excitante...
Zeus sintió un cosquilleo en sus colmillos después de eso, y es que, aunque sabía que las parejas de mismo sexo secundario ya eran más normalizadas, era raro encontrarse a alguien de su edad que hablara tan abiertamente de que le gusta acostarse con su misma casta. Y por su lado, Kintoki se sorprendió de tal reacción del rubio, porque sus pupilas se dilataron un poco, y sus feromonas dejaron de ser de alerta a relajarse. Era interesante la reacción que ambos habían tenido ante esa declaración.
— ¿Te gustan los alfas? — dijo Zeus, mirándolo con curiosidad.
— Sí, es más, me gusta uno actualmente. — comentó Kintoki. — Pero por lo que me ha contado Okita, creo que ese tren ya partió de la estación.
— ¿Eh? — cuestionó Zeus confundido.
— Me gusta Buda Gautama. — comentó el rubio mirándolo. — Pero me comentaron que él y un tal Zero, un omega, lo ha cautivado, así que... estoy debatiéndome.
Y es que, a decir verdad, no era un tipo que causara dramas, pero, se había sentido como una patada en las pelotas cuando Okita dijo esa maldita declaración. "¿Buda? Oh, bueno no creo que te guste lo que te diré, pero, tu crush está por los suelos por un chico nuevo que conocí, se llama Zero, es omega, es muy amigable, créeme que entiendo porque Buda esta como loco queriendo su atención... pero, por otro lado, lamento que esto sea un obstáculo en tenerlo para ti, Kintoki..."
Su familia y la familia Gautama tenían un negocio en común, así que conoció a Buda desde que tenía 13 años. Al inicio le pareció extraño que sintiera algo por él, ya que el otro era un alfa, por lo que no entendía porque se sentía atraído. Siempre había estado con omegas, se había enamorado de omegas, así que enamorarse de un alfa lo había hecho sentir un bicho raro. Pero, al mismo tiempo, le parecía interesante, más cuando fue creciendo y tenía encuentro con alfas. Unos besos por aquí, caricias por acá, hasta que se dio cuenta que realmente le excitaba estar con alguien de su casta, y entendió más sus deseos.
Buda era alguien que admiraba, alguien con él que se llevaba bien. El mayor le cuidaba como a un hermano, incluso ya había dormido en la residencia Gautama, había compartido cama con él, habían tenido una genial pijamada y Buda siempre era dulce, tan dulce que sentía que su corazón se echaría a perder si seguía latiendo con tanta fuerza cada vez que está cerca de él.
Pero el maldito curso que sus padres le obligaron a tomar, hizo que permaneciera muy lejos. Ya no solo era el matrimonio arreglado de Buda y Qin Shi Huang. Que para su suerte había terminado, y según él ahora si ocuparía ese momento para confesarse, pero, apareció en el camino un chico llamado Zero, y ahora todo se había ido al carajo.
Era frustrante.
— ¿Debatiéndote? ¿Debatiéndote de qué? — dijo el griego, sacando al japonés de sus pensamientos.
— Sí, bueno... aún no es su pareja, así que aún puedo intentar conquistarlo. — comentó Kintoki. — Pero, probablemente me ganaría... Aunque la esperanza es lo último que muere y...
— No puedes. — dijo Zeus rápido, mirándolo. — No voy a dejar que te metas en la relación de Zero.
— ¿Relación? Por lo que se, Zero no acepta al 100% a Buda aún, así que cualquiera puede iniciar un cortejo con él.
— Pues te toca aguantarte, porque no dejaría que te metieras entre ellos, se decente y no hagas algo estúpido.
— Mira, yo soy consciente de que él la tiene todo de ganar. Además, no eres el único que me lo ha dicho, Okita casi me corta la cabeza cuando dije que podía intentarlo. — suspiró frustrado el rubio. — No tienen de qué preocuparse, no lo haré, dije que podría hacerlo, más no dije que lo haría. Además, Buda nunca ha mostrado interés en alfas y conmigo no ha mostrado ningún interés fuera de una amistad. Así que creo que seré como tú.
— ¿Eh?
— Desdichado. — dijo el rubio acariciando al gatito.
Zeus no pudo evitar reír ante eso.
Había sido algo raro encontrarse con alguien sufriendo lo mismo que él. Se sintió por un instante que no estaba 100% solo en ese sentimiento de desdicha en el amor.
— Bueno, esperaré a Okita abajo, un placer en conocerte, Zeus. — comentó Kintoki.
— Un placer. — dijo Zeus despidiéndose.
Y es que, al llegar a su habitación, se quedó mirando el techo mientras se relajaba en su cama. Había sido la interacción más extraña que había tenido con alguien, una que lo hizo molestarse, pero también había conseguido hacerlo reír. Y al mismo tiempo, había hecho que todas esas ganas de llorar, de gritar, de frustrarse, hubieran desaparecido sin dejar rastro.
Bueno, al parecer tendría un amigo de desgracias, y eso le agradaba.
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Sabía que ese día llegaría.
Lo supuso cuando se encontraba despierto y en ese momento Poseidón no estaba allí. Había llenado su habitación de sus feromonas, pero, no lo hizo sentir protegido, no cuando la puerta de su habitación se abrió, y unos ojos azules con estrellas le miraron. No dijeron nada, solo se mantuvieron la mirada, mientras el chino cerró su habitación detrás de él y se acercó al japonés, sentándose en la silla donde siempre está Poseidón, a lado de su cama.
El silencio era asfixiante, y más lo era cuando ninguno de los dos decía nada en absoluto. En un mundo ideal, Kojiro estaría feliz de decirle a Qin que estaba encinta, y Qin se alegraría y se abrazarían probablemente pensando en los nombres más extravagantes para su futuro cachorro, pero, nada de eso estaba pasando. Solo silencio, y la firme y pesada mirada del chino en él. Se sentía algo angustiado por ello.
— Nunca pensé que conocería a alguien de 40 años, cerca de 41, ser tan jodidamente idiota. Pero la vida me da sorpresas, y me puso a ese idiota en mi camino. — dijo Qin mirándolo, haciendo que el japonés se encogiera de hombros. — No es solo tu propia vida en juego, metiste a Nikola en esto y ese idiota no fue lo suficientemente inteligente ni responsable para decirte que es una locura. ¿Cómo lo convenciste? No, espera, ya se, seguro le dijiste que podía experimentar esa cosa contigo y ese imbécil dijo que sí, porque nunca negaría probar sus inventos en alguien. Y después tu estúpido rubio apoyándote en esta locura, realmente quiero matarlos a todos. Y...
Y una suave risa se escuchó.
El chino no podía creer lo que estaba escuchando ni viendo. Allí, a unos metros, Kojiro Sasaki estaba riendo de las cosas que le estaba diciendo. Al carajo su hermandad, cuando dejará de estar encinta le golpearía, lo haría, le dejaría un ojo morado, lo juraba con su vida, pero, el japonés solo pudo verlo y sonreírle.
— Qin, voy a tener un bebé. — dijo el japonés mirándolo.
— ¿Eh?
— Voy a tener un bebé, ¿no es eso grandioso?
— ¿Qué? — el chino solo podía mirarlo confundido. ¿Qué no podía leer el ambiente?
— Sí, vas a ser tío, porque en unos meses un bebé saldrá de mí. ¿No es eso genial?
— ...
— Me pregunto cómo lo consentirás, seguramente no me dejarás cargarlo porque vas a querer acapararlo para ti. Eres esa clase de tíos, de los ricos que le dan un fajo de billetes a un niño y le dicen que se compre el mundo. De los que seguramente si me enojo con mi cachorro, él saldrá corriendo a tu casa y tú lo recibirás con brazos abiertos dejando que se quede contigo.
— Basta.
— Creo que estoy feliz de que estés allí para él o ella.
— Basta, Kojiro. — dijo el chino apretando los labios, odiaba esto, odiaba no poder explotar ahora mismo contra él.
Odiaba tener que suprimir sus emociones, odiaba toda esta situación. Porque su propio corazón no lo dejaba explotar, no lo dejaba gritarle a Kojiro todo lo que se merece, todo lo estúpido que fue, porque si le hacía daño, si lo estresaba o alteraba y se ponía mal, no podría con la culpa, se mataría sin pensarlo si por su culpa le pasara algo a Kojiro. Y eso odiaba, odiaba tener que aguantarse ese nudo en la garganta, odiaba...
— Lo siento, Zhèng. — comentó el japonés haciendo que el chino volteara a verle. — Hice que te preocuparas, que estés estresado, y que tengas que reprimir tus emociones ahora. Haces el mismo gesto de papá, aprietas los labios, como él lo hacía para suprimir lo que sentía. Y después no puedes evitar hacer un puchero, como yo lo hago, realmente te enseñamos muchas cosas mal. Pero, igual eso te vuelve adorable...
— Kojiro...
— Nunca pensé que estaría en esta situación, en donde encontrara a mi destinado y tuviera una oportunidad de tener un cachorro. Supongo que enloquecí con la idea, y ahora estoy aquí. Creo que debí darme cuenta, que ya tenía un cachorro, y eras tú. — sonrió el japonés. — Y ahora, no sé qué va a pasar, así que lo lamento Qin, no debí ser impulsivo, eso me llevó a esto, y... creo que sería un karma que sucediera lo que dijo la médico. Que el bebé... — tragó saliva. — Que el bebé muera, nazca mal o simplemente tenga un aborto más adelante. Porque nadie sabe que causará esa enzima en su cuerpo, así que, tienes razón, fue idiota. No debí aferrarme a algo que no era posible para mí.
— ... No pasará eso. — dijo el chino frotando su rostro. — No dejaré que pase.
— Qin, tú no controlas el mundo como un dios.
— Lo hago.
— Me refiero a la naturaleza, no puedes decirle a mi bebé que crezca sano y lo hará. — dijo el japonés. — Me ofrecieron practicar el aborto ahora, e intentarlo de nuevo una vez que la enzima este fuera de mí, y tener un embarazo de riesgo, pero ya con algo que puedan controlar ellos.
— ¿Aceptaste?
— No es como si hubiera podido hablar. — comentó el japonés. — Poseidón se puso como loco cuando escuchó a la doctora mencionarlo. Era normal, su alfa saltó apenas alguien sugirió matar a su cachorro, así que no es como si pudiera hablar, estaba tranquilizando a Poseidón un poco.
— ¿Qué piensas hacer entonces?
— ... Lo que debí hacer desde el inicio. — comentó el japonés. — Voy a hacerlo.
— ... entiendo.
El silencio de la habitación hizo al chino sentir un golpe al estómago. Bueno, era lógico que lo hiciera. El aborto mantendría a Kojiro a salvo, y, podían intentar otros métodos, algo más simple. Él era fértil, podría dar su vientre para que Kojiro pudiera tenerlo. Claro, odiaría ser inseminado por Poseidón, incluso cuando sabe que sería por medio de médicos, pero, lo soportaría si con eso vería a Kojiro ser feliz con un cachorro. Sí, suponía que era el mejor momento para decirlo, pero, no pudo.
No pudo porque volteó a ver al japonés, y verlo llorar hizo que se le partiera el corazón. Por un momento pensó que la vista que tenía ahora mismo era la misma que había tenido Poseidón y Tesla. Kojiro estaba dejando ir un gran sueño, un deseo, porque sabía que no quería herirlo, lo hacía por él, por Poseidón, procurando estar para ellos. Porque Kojiro no era egoísta, cuando lo hizo y lo fue, deseando el cachorro por primera vez sobre todo, acabó en una cama de hospital, así que seguramente no quería volver a serlo, y dejaría que interrumpieran el embarazo para terminar con esto de una buena vez.
— ... Seré un mejor tío de lo que te imaginas. — comentó Qin de golpe. — Lo pondré siempre de mi lado, haré que me ame demasiado, que cuando se pelee contigo diga algo como "El tío Qin nunca me haría esto..." — rio, al pensar que era lo mismo que él le gritaba a Zichu referente a Satoru.
— ¿Eh?
— Me encargaré de que siempre tenga lo mejor, de malcriarlo, porque mi deber no es criarlo, es consentirlo hasta que se me acabe la energía. — dijo el chino ante el rostro confundido del japonés. — Haré que se duerma en mis brazos, así, justo como yo me dormía en los tuyos, le tararearé canciones de cuna, las mismas que tú cantabas, y le diré que es grandioso cada día de su vida.
— ¿Zhèng?
— Se egoísta una vez más Kojiro. Se ambicioso de nuevo. — dijo el chino mirándolo. — No practiques ese aborto, cuida a tu cachorro hasta el final. Sin importar el resultado, contra todo pronóstico, elígete a ti por primera vez.
— ...
— Siempre estás pensando en cómo no herirme, en cómo cuidarme, en cómo cuidar a todos, así que olvídalo. Sea lo que sea que vaya a pasar, estaré contigo, hasta el final, bien o mal, estaré contigo, y me dolerá, pero también me hará feliz, así que no seas como papá... elígete a ti, se egoísta, ignora a todos y solo consigue a tu cachorro como siempre deseaste.
Kojiro no supo que decir, solo pudo dejar salir sus lágrimas mientras sentía el abrazo de Qin, y es que, realmente lamentaba todo lo que había pasado, y que Qin le dijera eso ahora, solo podía hacer que se pusiera emocional. Más cuando el chino lo mantiene seguro en sus brazos, no se dijeron mucho después de ello, simplemente Qin se encargó de acariciar la cabellera de Kojiro, mientras el omega se relajaba en su abrazo.
— Creo que necesitas estar relajado, podemos mudarnos tú y yo a tu mansión, te cuidaré. — comentó el chino. — Y prometo... tratar de llevarme bien con tu alfa.
— ... No sé si es mi alfa.
— ¿Eh?
— Con lo que pasó, no sé qué hacer. — dijo el japonés. — Mi lobo rechaza a Poseidón, incluso cuando yo lo quiero cerca, estoy casi seguro que este susto fue mi lobo no queriendo un cachorro de él, y no sé qué hacer para solucionarlo. No sabes lo difícil que es ver su rostro y querer besarlo pero que por instinto mi lobo lo rechace, todo es mi culpa, y no sé qué...
— No tienes que hacer algo por el momento. — dijo Qin sosteniéndole el rostro. — Necesitas relajarte Kojiro. Prepararé todo para que llegues bien y tranquilo, solo seremos los dos, y le pondremos un horario a Poseidón para que llene todo el lugar de feromonas. Ahora mismo, lo importante eres tú y tu cachorro. Podemos ver sobre lo de Poseidón y tú después, por ahora solo concéntrate en mantenerte sano y bien para tu bebé.
— Pero...
— Koji, te lo dije, se egoísta un momento. — dijo el chino. — Ahora mismo solo importas tú, y necesito que te sientas mejor.
No es que no quisiera tratar el tema con Kojiro, o no quisiera escucharlo.
Es que realmente no quería alterar al japonés, y sabía que, si estaba el nombre de Poseidón involucrado, no iba a poder relajarse, así que lo mejor que pudo fue quedarse con él hasta que el japonés volvió a dormir. Se dedicó a arroparlo y una vez que hizo eso, salió de su habitación, iba a llamar a Hades para que pasara a dejarle algo de comida, pero, entonces escuchó un sollozo, uno suave y débil, y camino sin hacer mucho ruido por los pasillos, hasta que lo vio.
Allí estaba, en uno de los pequeños jardines de esa área del hospital, que seguramente usan los fumadores para evitar meter el humo, estaba Poseidón cubriendo su rostro. Se miraba cansado, por lo visto no se había cambiado de ropa desde ayer. Ahora que lo pensaba, Poseidón no había regresado a la Mojo Dojo para nada, la ropa que se cambiaba era porque Hades la traía, y seguramente no ha tomado una ducha desde que Kojiro estaba aquí.
Era la primera vez que lo veía así, al menos como lo ve Hades. Un joven que se veía débil lloriqueando cuando piensa que nadie más lo ve. Y es que podía notar las ojeras en el rubio mientras limpiaba sus mejillas. Acabó por acercarse, a lo que Poseidón parecía cansado, pero, eso no lo detuvo para sentarse a lado del rubio.
— Si vas a reírte, gritarme, o golpearme, hazlo rápido, tengo que volver con Kojiro. — dijo el rubio.
— Deberías ir a dormir a casa. — comentó Qin. — Y darte un baño, relajarte y después volver.
— No pienso irme de aquí.
— Tienes una empresa que debes atender, no puedes estar aquí y...
— Debo estar aquí. — respondió el rubio. — No soy idiota, sé que el lobo de mi Koji ya no me quiere, ¿sí?, Así que siento que, si me marcho, lo verá como una oportunidad para huir y yo no pueda encontrarlo de nuevo, así que no me voy a ir de aquí.
El chino simplemente acabó por masajear su propio cuello mientras veía adelante. Por un momento le pareció gracioso, porque él pensó lo mismo en el momento que Hades huyó de él, y fue a buscarlo y traerlo de regreso. Había obtenido su marca por ello, fue un momento muy bueno. Pero también, recuerda la incertidumbre que sintió al no verlo, como lloró todo el camino al hotel y corrió como loco hasta verlo.
— Nunca alguien había querido a Kojiro como tú lo quieres. — comentó Qin.
Una parte de él se gritaba porque no quería aceptar al rubio para su hermano, pero, esto ya no se trataba de él, al menos no ahora. Si Poseidón podía ser el mal en persona, pero, al menos estaba seguro de algo, que Kojiro siempre iba a estar a salvo si este hijo de puta estaba cerca, porque era capaz de quemar el mundo si le pasaba a Kojiro algo, y eso lo agradecía.
— Todos los alfas que se acercaban era una completa basura, guiados por sus instintos de someterlo por ser un omega recesivo, o porque querían su dinero, y veían en Kojiro alguien fácil de manipular, porque, a decir verdad, Kojiro es fácil de manipular. — continuó Qin. — Es frágil ante las personas que le muestran cariño, porque si eres rechazado toda tu vida, claro que acabas de enamorarte por aquellos que te miran y te buscan. Así que no confío en nadie que se le acerque, odio que se le acerquen... — suspiró el chino. — Pero contigo fue algo distinto...
— Pensé que me odiabas.
— Y lo hago, te acercaste a Kojiro de golpe, lo marcaste en su celo, claramente deberías estar en la cárcel. — comentó Qin a lo que Poseidón se encogió de hombros. — Pero, a pesar de todo, cuando pensé que Kojiro te mandaría al carajo, lo primero que hizo fue preocuparse por ti, y joder, lo supe en ese instante, que no podría matarte porque Kojiro ya te quería con él. Se la pasaba diciendo que quería liberarte, que quería dejarte libre... y es por eso que supe que te quería.
— ¿Eh?
— Con las demás parejas que ha tenido, cuando ocurre algo, Kojiro suele olvidarlo, simplemente le deja de importar. Pero contigo, desde el día uno, siempre trató de alejarte de él, y es porque sabía que se había enamorado así que tenía miedo de volver a sufrir, de caer, y bueno, cayó como los grandes. — rio Qin.
— ¿Y tú punto es?
— Que si Kojiro esta aferrado a ti, deberías mostrarle que tú igual estas aferrado a él y asegurarle a su lobo que estarás con él sin importar que pase. — suspiró el chino levantándose. — Los lobos son instintivos, estoy muy seguro que enamoré y amarré el lobo de Hades, cuando le dije que tiraría todo de mi a la borda, si con ello permanecería él a mi lado. Creo que dejar ver ese lado obsesivo que tengo, hizo que su lobo se aferrara con las mismas ganas que yo tengo hacía él.
Ambos pares de ojos se encontraron, no se sonrieron o se dijeron algo, simplemente con esa mirada era como si entendieran lo que el otro quería decir. Por su parte, Poseidón acabó por limpiar sus mejillas y después suspirar para ponerse de pie.
— Shi Huang. — dijo el rubio mirando al chino.
— Olympus. — respondió Qin mirándole.
— Necesito pedirte un favor. — comentó el griego sorprendido de que el rubio le estuviera pidiendo algo.
— ¿Qué es?
Por la mirada determinada del rubio, el chino supo que no era algo tan sencillo, pero sonrió, pensando que tal vez, sería una locura que estaba dispuesto a apoyar si significaba que su Koji estaría feliz.
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Solo podía besarlo.
Dulce, mientras está en su regazo, sintiendo las manos del científico acariciarlo con cariño, jalando su cintura hacia él.
Y es que Nikola estaba deprimido, por todo lo que había pasado, y solo quería animarlo un poco, usando sus feromonas para tranquilizarlo y hacerlo descansar un poco. Desde que regresó del hospital y supo lo que pasó, el científico no ha parado de hacer pruebas, de asegurarse que la enzima no dañe al bebé, de ver que podría salir bien como que podría salir mal. No recuerda ver al científico estos días dormir en su cama, se lo encontraba a veces dormido en el escritorio, pero despertaba y seguía trabajando.
Eso tenía que parar.
Así que por eso estaba besándolo.
Sentado en su regazo mientras tal vez un poco de atrevimiento pasó por su mente, frotando su trasero en su bulto, escuchando un suave gemido del científico que captó la señal, para comenzar a deslizar sus manos sin pudor por su trasero, apretarlo con fuerza, sacándole a él un pequeño gemido mientras un beso simple se convertía en un apasionado de golpe.
— No sé si pueda controlarme. — susurró Nikola, volviendo a tomar los labios del omega. — Beel...
— No quiero que te controles. — respondió. — Niko, deja de controlarte y solo tómame.
— No es tiempo para esto, paremos, necesito saber si puedo hacer que la enzima no afecte por ningún motivo el desarrollo de ese bebé. — comentó el científico, bajando a su omega de su regazo. — Estaré bien cuando los resultados sean 100% positivos.
— Te matarás si sigues así. — respondió Beelzebub. — Nikola.
— ¡Me mataré si por mi culpa muere Kojiro y el cachorro! — gritó frustrado el inventor. — ¡Qin tiene razón! ¿Por qué diablos acepté y no paré esta locura? Debí ser un buen amigo y decirle que era una estupidez, que solo estaba arriesgando su vida, debí abrirle los ojos y decirle que no, un amigo hace eso, te dice las cosas incluso cuando no las quieres escuchar y yo no lo hice...
— No podías hacerlo... — dijo el menor mirándolo. — Cuando te lo pidió...
— ¡Claro que podía! — interrumpió frustrado el alfa frotando sus cienes. — Le he dicho mil veces que no a Kojiro, a todos ellos, y no pude decírselo allí por qué.
— No podías porque no resistes verlos tristes, Nikola. — dijo Beelzebub tajante. — Eres humano, cometes errores, y tu error fue amarlo tanto que te destrozó el corazón verlo llorar. Quisiste aliviar su dolor trabajando en algo que asegurará su bienestar y aumentara su fertilidad. Pasaste semana tras semana pegado a datos y resultados solo para verlo sonreír, porque eso querías Nikola, nunca fue el invento, nunca fue que te premiaran, nunca fue la evolución, en ese momento que creaste la enzima, fue 100% porque querías hacer feliz a Kojiro, porque lo amas como amas a todos los chicos de la Mojo Dojo.
El omega acabó por suspirar mirándole.
— ¿Recuerdas nuestro primer encuentro? Recuerdo que me preguntaste porque fui tan lejos para cubrir a Poseidón. Bueno, por lo mismo que tú fuiste a jugar a ser dios por Kojiro. Porque, aunque ese maldito idiota me harte, es mi amigo, y a veces sé que debería tener mejor juicio, pero no me gusta verlo triste o herido, así que lo siento por todos, pero, al igual que tú, soy humano, y cometo errores como cubrirlo sin importar que, como tú, hacerlo feliz sin importar que...
— ¿Voy a matar a Kojiro por esto? — cuestionó herido el inventor.
Dijo el científico mirando a su omega, el cual se acercó, volviendo a su regazo para abrazarlo, acariciándole el cabello con delicadeza para después comenzar a besar sus mejillas, su frente, la comisura de sus labios, su mandíbula, mimando a su alfa para que pueda sentirse seguro de dejar aquello que lo está matando por dentro.
— No. — comentó Beelzebub. — Porque nunca dejarías a Kojiro caer. Sea lo que sea, estaremos para solucionar lo que venga, porque ahora no es solo tú mente, también es la mía. Nada le pasará a tu amigo.
Beelzebub acabó por besar sus labios de nuevo, disfrutando el sabor de estos, en ese beso dulce y suave, mientras sentía las manos del inventor rodearlo. Y es que necesitaba hacer que Nikola soltara esa frustración y sus sentimientos, necesitaba que descansara y al mismo tiempo volviera a concentrarse. Sus besos comenzaron a subir un poco de tono, por los suaves gemidos que escapaban de su boca, o el cómo las traviesas manos del inventor recorrían su cuerpo, sacándole suspiros ahogados que solo emocionaban a su omega.
— Beel...
— Alfa, descarga toda tu frustración en mí.
No tuvo que decir más.
De golpe la mano del inventor tiró todo lo que estaba en su escritorio, para poder recostar a su omega allí. No pudo evitar soltar un grito de sorpresa cuando sus ropas fueron desgarradas por esos malditos y hermosos brazos que su inventor tenía, o la mirada de deseo en él cuando al fin lo tuvo desnudo con pedazos de tela aún en su cuerpo.
No pudo evitar mojarse cuando le abrieron las piernas de golpe, y podía sentir el aroma de las feromonas de su pareja llenar el lugar. Menos cuando una lengua recorrió sus muslos internos hasta llegar a aquella entrada que moría por sentir cierta parte del inventor dentro. Solo podía arquearse entre gemidos, sintiendo como lo devoraban como si fuera el fin del mundo, que joder, amaba lo bueno que era el inventor para comérselo entero, lo bueno que era para los orales y como estaba a punto de orgasmearse solo sintiendo su lengua en esa región.
— ¡Niko!
— No sabes cómo amo escuchar que tan necesitado estas de mi verga solo con tus gemidos, Beel.
Joder que amaba como ese hijo de puta hablaba durante el sexo. Solo pudo morderse los labios, gimoteando sin control, cuando sentía que iba a morir de sobreestimulación. No solo era que le devoraran, sino que las manos del inventor estaban trabajando. Una estaba masturbándolo y la otra jugando con sus pezones en lo que la lengua del inventor se llevaba los chorros de lubricación que salían de su interior esperando por ser profanado.
Aunque quisiera no pudo evitar correrse de golpe, arqueándose para después sentir fuertes palmadas en su trasero, intensificando la sensación y desarrollando un poco de placer por el dolor en medio del orgasmo. Sabía que el científico es de los que les encanta hacer un desastre y coger duro, así que estaba dejando que se diera vuelo con él.
— Alfa... por favor.
— ¿Por favor qué?
— Fóllame, por favor, ya no aguanto.
— Que buen chico eres, Beel. Pidiendo verga con modales. — y una suave risa del alfa lo hizo sonrojar y sentirse más deseoso.
Pero.
Claro que no podía vivir su fantasía porno con semejante alfa que estaba destruyendo su cuerpo, porque de golpe, su gran momento se vio interrumpido con el sonido de un caminar y esa voz.
— Nikola, ¿estás disponible?
Ambos se quedaron sorprendidos cuando voltearon y vieron al enigma entrar, que rápidamente se dio la vuelta. Y es que bueno, no podían culparlo, la puerta estaba abierta, y la entrada al laboratorio de Nikola siempre es accesible, así que no pensó encontrarse con esos dos a punto de hacerlo. Y ahora se encontraba en un momento incómodo.
El científico gruñó cubriendo de golpe a su omega con su enorme bata. Para después bajarlo del escritorio, y mantenerlo detrás de él. Y es que Beelzebub estaba atontado, como cualquier omega cuando tiene sexo, pero, afortunadamente, aún no había perdido la razón, por lo que se aferró al inventor mientras tranquilizaba su respiración, y se mantenía a su lado.
— Lo siento, volveré en otro momento. — comentó Hades avergonzado.
— ¿Qué quieres? — cuestionó Nikola. — Ya interrumpiste, ya mejor di lo que deseas.
— Realmente lo siento chicos. — comentó Hades.
— Hades, solo dilo... — suspiró el inventor.
— Bueno, ¿Pudiste ver lo que dejó Tezcatlipoca? — cuestionó Hades, aún sin voltear.
— Sobre el celo de un enigma, sí. — respondió Nikola. — Aunque no he trabajado nada, pero si lo he leído.
— Creo que se me ocurrió algo que podría funcionar. — dijo Hades al fin volteando, encontrándose con ambos científicos ya arreglados un poco, aunque claro que Nikola seguía cubriendo a su omega, evitando que otro "alfa" viera el rostro sonrojado de este en lo que se recuperaba. — ¿Recuerdas cuando descubriste que era Enigma? Dijiste que tenías una idea de cómo contenerme, pero creo que sé que podríamos usar, hay un espacio en la Mojo Dojo que está libre, aquí.
Hades se acercó a una mesa y extendió los planos de la Mojo Dojo señalando un lugar. Claro que había elegido una mesa lejos de donde la pareja había estado.
— Es un espacio grande, tiene acceso a baños y está desocupado, lo suficientemente alejado de ustedes y aún dentro de la casa. Siento que, si reforzamos las paredes, y creamos un mecanismo para poder colocar comida, sería lo ideal. — comentó el enigma.
— Tiene paredes limpias, podemos meter algunas tuberías y crear accesos de la cocina a este lugar. — comentó Beelzebub, señalando los planos, al parecer ya se había relajado un poco. — No sé mucho de construcción, pero...
— Creo que los accesos son fáciles de crear, habría que hacer trabajar a la gente de Kojiro con ello, lo que me preocupa es el aislamiento, no deben entrar o salir feromonas, pero si debe de haber un flujo de oxígeno, tendría que crear filtros. — comentó Nikola viendo los planos. — En definitiva, necesito la ayuda de Kojiro en esto.
— ¿No podemos pedirle ayuda a alguien más? — cuestiono Hades. — Kojiro ahora mismo...
— No quiero que se encargue del proyecto, pero si que lo diseñe, es el mejor en ello, no hay nadie mejor que él en cuanto a construcción, igual sus opiniones sobre los materiales de aislamiento nos ayudarían. Necesito su opinión, y de allí que nos preste a su gente, y traerla a ella a cargo de esto.
— ¿A ella? ¿Quién? — cuestionó Hades.
— A Hrist, es asistente de Kojiro, ella ha llevado a cabo mucho de los proyectos de Sasaki Corp., es muy amiga de él. Kojiro no puede trabajar, pero si Koji le da la dirección a Hrist ella hará el trabajo.
— Bien, está solucionado esa parte de construcción, pero... — dijo Hades.
— Los filtros podemos crearlos, ya existen, además, creo que igual necesitamos una especie de loción, producto, que borre feromonas, esto para en caso de que, si vamos a darles de comer, nada pueda filtrarse. — respondió Beelzebub.
— Igual con las notas que dejó Tezcatlipoca, necesito crear un dispositivo que pueda monitorearlos, y me alerte en caso de que alguno necesite realmente ayuda. — comentó Nikola. — Según lo que dijo el enigma mayor, es normal que sus signos vitales estén alterados, al final están teniendo sexo. Lamentablemente no trajo consigo el dispositivo que él usa, pero, si nos dejó a grandes rasgos como construirlo. Un sensor que sea capaz de medir el peligro vital de alguien, que nos alerte en el momento justo para entrar a ayudar.
— Lo que nos lleva a otro problema. — dijo Beelzebub. — Nadie en esta casa es capaz de detener a Hades. Necesitamos crear trajes especiales en caso de que un loco se meta allí.
— Él único que podría meterse allí sin dañarse tanto, es Zeus. — comentó Nikola mirando a su omega. — Puedo crearle un traje que potencie su fuerza y lo proteja en caso de que tenga que entrar de emergencia, sacar a Qin y dejar a Hades encerrado.
— Igual debemos hacer más que uno. — comentó el omega. — Zeus es el más fuerte contra Hades, pero, no puede vencerlo, necesitamos crear algo aún más reforzado porque no podemos meter a ese cachorro solo contra un enigma.
— Si... ciencia. — dijo Hades soltando una leve risa. Porque no entendía que discutían esos dos con tanto esmero, pero estaba dispuesto a ayudar en lo que quisieran. — ¿Creen que sea posible?
— ¿Cuándo será tu celo? — cuestionó Nikola.
— En teoría, tendría que ser mañana, pero, debido a que mis feromonas se alteraron al estar fingiendo, y ahora más ahora que las estoy controlando, mi ciclo se volvió irregular. Tezca me dijo que tardará un poco en llegar, pero, una vez que vuelva, me darán los celos como habitualmente me dan. Así que creo que hay tiempo suficiente para arreglar todo.
— Que sea irregular es más preocupante. — comentó Beelzebub. — Podrías tenerlo en cualquier momento.
— Afortunadamente los enigmas tenemos síntomas antes del celo, por lo que puedo detectar cuando este por llegar, incluso cuando sea un ciclo irregular. — comentó Hades. — Por ahora no he tenido ningún síntoma. Sé que no es prioridad, pero, me gustaría que me dijeran si puedo ayudar en algo.
— En este caso tendremos que dividirnos. — comentó el inventor mirando a su omega. — Necesito seguir trabajando en la enzima, por lo tanto, Beel, necesito que, si puedes, en tus tiempos libres cuando no estés en el manejo de la empresa, que dediques a comenzar a planear la habitación de Hades.
— No hay problema, siempre y cuando Poseidón regrese a tomar el mando al 100% de la empresa. — dijo el omega mirando a Hades.
— No hay problema con ello, le diré que lo haga. — sonrió el enigma.
Los tres hombres acabaron por suspirar, y es que parecía que los problemas llegaban de golpe. Por un lado, estaba Kojiro, y por el otro Hades que era una bomba de tiempo. Nikola Tesla solo podía pensar que después de esto, en definitiva, se iría de vacaciones con Beelzebub unas semanas para relajarse y poder disfrutar de su omega.
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Al fin era el momento.
Decidió por colocarse una Yukata ya que era algo cómodo, que no presionaba su vientre, además que era fácil de colocar. Le gustaba mucho esa Yukata que llevaba puesta, era azul, de un azul obscuro, como el mar cuando es de noche y apenas es alumbrado por la luna. Sonrió.
Y es que recordaba como Poseidón solía decirle que amaba como lucía el color azul en él. Aunque la verdad el sentimiento era mutuo, él amaba como lucía el rubio en azul, amaba como sus ojos resaltaban, y amaba que era de las pocas personas en ver la sonrisa de su alfa.
Qin había ya empacado sus cosas, así que ahora solo estaba sentado en su habitación, con una maletita a lado, esperando a que su doctora entrara para darlo de alta y le dijera las indicaciones a seguir. Y dicho y hecho, escuchó un toquido en la puerta y con un "adelante", la mujer se hizo presente, dándole una suave sonrisa.
— Señor Sasaki, luce mejor, ¿está listo para volver a casa? — cuestionó la médico mirándole.
— Bueno, en definitiva, quiero ir a casa. — sonrió el omega.
— ¿Su alfa vendrá por usted?
— Ah... no, vendrá mi hermano. — comentó Kojiro. — ¿Qué reglas debo de seguir?
— Bueno, en primer lugar, debe ser bañado con feromonas de su alfa diariamente, sin descanso. Me refiero, a que debe marcarlo, o use la ropa de su alfa, un suéter, una chaqueta, la cosa es que constantemente debe tener feromonas de su alfa encima suyo. Igual recomendamos el sexo, solo trate que no sea sexo rudo.
— ¿Eh?
— Bueno, el sexo hace que prácticamente su alfa deje su esencia dentro de usted, cosa que ayuda mucho al tener feromonas puras en su cuerpo. No es 100% necesario, pero, su libido en unos meses subirá mucho, y es bueno que tenga una buena relación con su pareja para esto.
— Entiendo. — dijo avergonzado el japonés.
— Puede que se encuentre agotado o cansado constantemente, le recomiendo que tome una licencia por maternidad y pase desde ahora sus 9 meses en casa. Nada de presiones, nada de trabajos. Sé que usted es una persona muy importante señor Sasaki, tiene una de las empresas más importantes de este planeta, pero, por eso mismo, estoy segura que conseguirá a alguien que pueda hacerse cargo de sus pendientes.
— Pero...
— Escúcheme bien, señor Sasaki. — dijo la mujer mirándolo. — Si desea que este cachorro siga con vida, no haga de nuevo algo estúpido. Cuídese y descanse.
— Entiendo. — dijo el japonés.
— También se le hará entrega de vitaminas que tiene que tomar, al igual que ejercicios que puede hacer en casa, como una dieta específica. Eso ya se lo hemos enviado al señor Shi Huang, quien ya me ha comentado que la lista de lo que necesita ya ha sido conseguida, y su chef está al tanto de sus comidas. — sonrió la médico. — Y en cuanto a esa enzima extraña...
El japonés solo se pudo encoger de hombros.
— Nikola Tesla debe seguir proporcionándosela. Y tendremos que ir mes con mes a una revisión para checar el estado de salud de usted y su cachorro. También, conforme pase el tiempo, iremos cambiando sus medicinas. Por ahora es todo, por favor señor Sasaki, comuníquese con nosotros si tiene un malestar o duda.
— Lo haré, muchas gracias por todo.
No hubo más palabras, al menos no en ese momento, porque pudo ver la sonrisa de Ino, cosa que extrañó al japonés. "¿Qin mandó a Ino por mí?" Bueno, entendía que Qin seguramente estaba ocupado, pero le hubiera gustado salir con él, aunque claro, también ver el rostro de Ino le agradaba en sobremanera. Solo pudo sonreír, mientras veía como Ino tomaba su maleta, y caminaban juntos fuera de allí.
Tal vez lo primero que haría sería el Onsen, y platicar con Ino sobre quien se quedará a cargo en lo que él tiene a su bebé. Probablemente le pediría un poco de ayuda a Qin con ello, pero no estaba seguro, de por si Qin tiene un imperio que gobernar, tener una mega empresa debería ser pesado, además, Qin tenía planes de tener un cachorro próximamente, no podía dejarle toda la carga a él.
Tal vez debería llamar a Hrist, seguramente ella podía hacerse cargo, pero igual, la mujer estaba de vacaciones, no quería interrumpir con sus problemas, tal vez le mandaría un mensaje en la noche para preguntar como está y si estaría dispuesta a liberarlo de algunos pendientes.
— Adelante, amo Kojiro. — sonrió Ino abriéndole la puerta del auto, a lo que Kojiro subió con cuidado.
Tenía que dejar de preocuparse por ello, ahora mismo solo debería estar tranquilo y cuidar a su cachorro. Lo único que quería hacer era acurrucarse en una sudadera de Poseidón y dormir un rato. Tal vez comer algo, sí, primero comería algo, no quería ser grosero, pero la comida del hospital realmente era horrible.
Le gustaría mucho comer un poco de postre, algo dulce, se le antojaba algo dulce mientras está relajándose en su habitación. Igual quería hacer un nido, era muy importante que hiciera un nido para pasar su embarazo, tenía que llamar a Poseidón para que dejara su ropa usada en su casa.
Escuchó como Ino subía su maleta a la cajuela mientras se ponía a pensar que tal vez podía pedirle ayuda a él. Ino podía transportar las cosas que necesitaba, y estaba algo apenado, pero le gustaría que Shiva igual le cocinara. En especial los dangos que hacía le encantaban, quería comer algunos y ...
— ¿Eh?
Solo pudo ver el rostro de Ino diciéndole adiós a lado de su ventana del auto, mientras el coche se encendía. Confundido miró al frente y ver que efectivamente, el lugar donde debería haber un chofer, estaba Poseidón, haciéndole una seña de adiós a Ino comenzando a conducir. "¿Qué está pasando?" fue lo primero que se preguntó al ver al rubio conducir tranquilamente con él como su pasajero.
— Poseidón, ¿qué ocurre?
— No pienso dejarte vivir en tu mansión con Shi Huang. — comentó el rubio. — Un lugar donde seguramente no me dejarás cuidarte y me seguirás alejando, porque tu lobo no me quiere ya. No quiero eso, me rehusó. No pienso dejar a mi omega solo, menos cuando tiene a mi cachorro en su vientre.
— Ah... no iba a dejarte. — dijo el japonés apenado. — Solo que Qin sugirió que sería importante.
— Lo sé, es importante que estés en un ambiente relajado, pero, igual es importante que no te sientas solo, y tú y yo sabemos que te sentirás solo si solo ves a Qin. Y tú y yo sabemos que yo no puedo soportar estar lejos de ti, como tú de mi Koji...
— Poseí... — acabó por sonrojar sus mejillas escuchando a su pareja. — Bueno... se sabe que no puedo vivir sin ti, pero...
— Lo estuve pensando, y desafortunadamente encontré la respuesta a ello gracias a tu pulg... a Shi Huang.
— ¿De qué estás hablando? — cuestionó Kojiro confundido. — ¿Hablaste con Qin?
— Lo hice, y joder, que me hice muchas preguntas... ¿Tú lobo no cree que lo amo? ¿No cree que estoy obsesionado contigo como tú de mí? ¿No cree que podría poner a arder este maldito mundo solo si me lo pidieras?
— Poseí, yo sé que me amas, yo te amo, encontraré una forma de...
— Te amo. — interrumpió el rubio. — Lo he hecho desde el primer momento en el que supe que me atraían los omegas.
— ¿Eh?
— Desde la primera vez que te vi en esa revista que tenía Adamas, fue la primera vez que mostré interés por alguien de otro sexo. — dijo el griego con las mejillas enrojecidas. — Realmente no me importaba nada de ello, lo único que me interesaba era ayudar a Hades para salir del agujero en donde nacimos, pero, de pronto, cuando vi tu imagen, todo fue diferente. Ya no me interesaba tanto salir de ese agujero, solo me interesaba encontrarte.
— ¿Por una foto? — dijo el japonés confundido. — ¿Qué?
— Comencé a investigar de ti, en lo que pudiera, leer donde salías, ver donde podía conseguir algo, lo que fuera. Hasta que te tuve enfrente de mí en ese viaje a uno de tus hoteles. Estabas a metros de mi... lucías tan hermoso.
Y es que el japonés se sorprendió al recordarlo. Ese momento donde estaba en ese hotel, y de pronto se sintió extraño, como si su celo llegara de golpe. Recordaba que Musashi lo había notado y él solo quería irse. En un celo normal, se hubiera tirado encima de cualquier alfa, pero, en ese momento, solo quería ser tocado por alguien que nunca había visto o conocido, pero su lobo llamaba como desesperado.
— ... El hotel en el mar... cuando mi celo se adelantó. ¿Estabas allí?
— Fui de excursión por la escuela. No pensé que estarías allí, solo esperaba que estuvieras allí.
— No estaba loco, si había algo que lo había provocado. — dijo el japonés sorprendido. — Poseí...
— Estoy obsesionado contigo, Kojiro. — dijo el griego. — Tanto que realmente es un fastidio, porque no sé cómo detener mis sentimientos de crecer. Es extraño para mí porque suelo controlar todos los aspectos de mi vida perfectamente, excepto uno, todo lo que te involucra nunca puedo mantenerlo en control. Y eso está bien, porque realmente no quiero controlar, quiero sentir y dejarme llevar como loco por ti.
Las mejillas del japonés se encendieron aún más. ¿Por qué su alfa estaba diciendo estas cosas de golpe?
— ¿Me amas tanto?
— Tanto que no me importaría ser destrozado por ti... — suspiró el rubio deteniendo el auto. — Pero eso no será suficiente, así que te traje aquí. La prueba más grande de que todo lo que digo es verdad.
Cuando se dio cuenta, se encontraba en un barrio, uno que extrañamente le pareció familiar, en específico el edificio donde se estacionaron. Más cuando Poseidón salió del auto y se acercó a la puerta de Kojiro, ayudándole a bajar. Ni siquiera dejó que el japonés lo pensara o dijera algo, le cargó en sus manos, y subieron hasta llegar a ese departamento pequeño donde inició todo. A lo que Poseidón abrió y lo bajo con cuidado de sus brazos para encaminarlo de su mano hasta llegar a su habitación, donde al abrir, el rubio suspiró, abriendo la puerta del armario.
Kojiro Sasaki nunca en su vida, esperó ver un enorme collage con sus fotos, recortes de sus entrevistas, diferentes imágenes de él pegadas en una pared al fondo de un armario. Además de que hubiera veladoras y velas obviamente apagadas a los pies de dicho collage, y hubiera fotos que ni siquiera eran de revistas, sino tomadas de lejos por alguien, era algo...
No sabía que decir o cómo reaccionar ante eso, y que Poseidón estuviera rojo hasta las orejas lo hacía reír un poco, pero al mismo tiempo no sabía si sentirse perturbado por esto. O sentirse perturbado porque su lobo y él mismo consideraban esto adorable en lugar de una enorme bandera roja.
— Te amo, no tienes idea con que intensidad, te amo que se ha vuelto enfermizo sentir tanto por una persona. — dijo Poseidón. — Y realmente me siento mal al enojarme con tu lobo, porque ¿cómo es posible que no vea que estoy mil veces más obsesionado contigo que tú conmigo? Kojiro... Te amo, joder, te amo. No sé con qué palabras decírtelo, no sé si hay una forma en la que te haga entender que nunca en la vida te dejaré solo, que puede caerse el cielo, el mar puede crecer, todo puede irse a la mierda y aun así me verás siempre a tu lado sin importar que, solo te amo y te amaré a ti y a nuestro cachorro.
Simplemente por como sintió a su lobo removerse y aullar por su alfa supo que estaba igual de enfermo por esto que su alfa. Porque el igual se había obsesionado con el rubio, claro, nunca había hecho un altar o lo que se supone que fuera eso, pero, si buscaba tenerlo siempre con él, a un punto que no soportaba la idea de que se alejara.
Sonrió suavemente acercándose, para después tomar el rostro del rubio entre sus manos y acabar por besarle, un beso donde le dijo todo, un beso que ambos necesitaban. Sintió las manos de su alfa rodeándole, sintiendo las caricias en su espalda, para después ir apasionando un poco más el beso, al punto que el griego lo cargó sentándolo en la pequeña barrita de la cocina, ya que no había muebles en el lugar. Deslizaba sus labios por los del japonés como si le pertenecieran, y lo hacían, para después probar de nueva cuenta su piel, lamiendo su marca escuchando el gemido de su omega.
— Poseí...
Se estaba volviendo loco, solo quería sentir de nuevo a su omega, escucharlo gemir su nombre, llenarlo de feromonas y que quede claro que solo es suyo por toda la eternidad. Por ello besaba su cuello dejándole marcas, por ello acariciaba su pecho, su cintura, siempre procurando no presionar su cuerpo en especial su vientre. Pero, fue detenido por el japonés. No porque quisiera o su lobo lo estuviera rechazando, era más bien porque sabía que si seguían, acabarían haciéndolo allí.
— Koji...
— Llévame a Midnights, a nuestra habitación, y después, por favor, ayúdame a cuidar a nuestro cachorro y a que nunca te deje solo. — dijo el japonés sonrojado. — Solo lléname de ti por completo, Poseí...
El griego sonrió, besando una vez más los labios del japonés, para cargarlo y salir de allí en dirección a Midnights. Y es que ahora mismo solo importaban ellos dos, tanto que el rubio ni cuenta se dio que el auto que utilizaban, era el auto de Qin, quien en la Mojo Dojo observaba por donde estaban debido al GPS instalado en él.
— ¿Qué haces amor?
— Viendo una reconciliación. — rio Qin dejando de lado su celular. — Creo que Poseidón y Kojiro estarán bien de ahora en adelante.
Dijo el chino, sentándose en el regazo de su enigma, buscando mimos que, por supuesto este estaba dispuesto a darle, llenándolo de dulces besos, acurrucándolo entre sus brazos.
— Aun así, no le voy a dar la mano de mi Koji al menos que tu hermano se digne a pedírmela. — comentó Qin haciendo un puchero.
— Lo sé, me dijo que le dijiste eso.
— Si planea proponerle matrimonio, ni crea que tiene que impresionar a Koji o incluso a Yoshiro, me tiene que impresionar a mí y a mí me tiene que convencer.
— Espero haga un buen trabajo, no eres alguien fácil de convencer. — rio Hades abrazándolo, sintiendo los besos de su omega en su cuello.
Y es que era algo perfecto, que Qin estuviera pensando en Kojiro y Poseidón, porque así no se daría cuenta, que en estos días que su dulce omega estaba distraído, él ya había ido a hacer unas compras esenciales, y había estado planeando tomar la mano de su emperador muy pronto.
La pequeña caja escondida con un anillo y un diamante en su habitación daba fe a ello.
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Y se acabó el cap.
En realidad vengo a disculparme, este mes tengo muy poco tiempo, no solo el trabajo, igual el siguiente mes me voy de vacaciones fuera del pais, así que estoy dejando todo listo y tal vez no pueda traerles una nueva actu hasta que regrese.
Pero bueno, lo importante es que el Posekoji ya se arregló y van por buen camino, además de que Hades esta por proponerle matrimonio a Qin y se viene su celo.
¡Se sienten los bebés a la vuelta de la esquina!
Y salió Kintoki, realmente disfruto escribirlo, no sé, ha salido muy poco en el manga, y tiene una personalidad directa y juguetona, controla bien lo que dice y se ha mostrado seguro de él mismo, quise plasmar un poco de eso.
Tuvimos momento Hot Nikobeel, habrá más de eso estoy segura.
¡Nos vemos espero que pronto! ¡Saluditos a todos!
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