✨ Capítulo -11- ✨
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Publicando de madrugada porque seguro si no publico ahora, se me olvida mañana.
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Y con este voto de amor, me dejo caer en el destino que es tu corazón, para que haga con mi alma lo que quiera, y si la muerte viene por mí, me arrastrare para encontrarte de nuevo en otra vida...
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Era la brisa que había en aquel parque lo que hacía volar la cabellera rubia de la mujer.
Solo estaba tarareando, armonizando con su voz el momento, mientras arrullaba con cariño a un pequeño bebé en sus manos, envuelto en una cobija blanca con rayos amarillos bordados en ella. La mujer parecía salida de una pintura de divinidades, con ese vestido verde moviéndose a la par del movimiento de la brisa, ese sombrero en su cabeza, cubriéndola del sol. Lucía hermosa sin esfuerzo, lucía perfecta sin quererlo, solo ella sentada en ese parque mientras miraba con sus ojos azules al pequeño bulto que tenía en sus brazos.
— Zeus, me alegra que estés bien. — dijo la mujer sonriente, mirando al pequeño bebé en sus manos. — Rea tiene tanta suerte de tenerte a su lado, eres tan lindo, hueles tan rico, y eres tan suave, eres un bebé hermoso...
Y se escuchó una pequeña risa, la más hermosa que ese parque ha escuchado, proveniente de la mujer que arrullaba al bebé con más cariño, quien era abrazado por esas cálidas feromonas, la lavanda y manzana llegando a su nariz en aquel parque lleno de memorias olvidadas.
— ¿Te digo un secreto? Eres muy importante y especial para mí. — sonrió la mujer. — Porque sé que te convertirás en alguien importante y especial para él. Creo que ambos van a complementarse muy bien.
Podían verse hilos dorados de su cabellera volar con el viento, mientras veía al pequeño bebé con un cariño inexplicable, besándole la frente, tarareándole una canción para relajarle hasta el alma.
— Yo creo que los destinados son algo más que solo romance, es una conexión. — dijo la omega. — Buena o mala, vas a tener que vivirla, porque la vida es simple, sin significado, y a veces llegan personas en el camino, que están allí, y tú decides si las quieres contigo o se van, pero es inevitable no encontrarlas. Así que lo que seas de él, algo bueno o malo, espero que él pueda experimentarlo, y puedas tu obtener lo que se siente de esas conexiones, al final, te dejan algo, ya sea un lindo recuerdo o una necesitada lección.
La mujer miró el parque, mientras sonreía, plena de su vida. Se encontraba contenta de siempre mantenerse feliz ante cualquier decisión, buena o mala, había escrito su vida a su antojo, sin dejarse llevar por nada, solo decidiendo como ella quería verla escrita, como ella hizo lo que pudo para ser real a sí misma. Y la gran vida que consiguió siguiendo sus propias decisiones.
— Me duele dejarte cada vez, quisiera poder llevarte a casa, pero, quiero que tus padres mejoren. Al menos quiero saber que se intentó, y si no se puede, juro que no dejaré que les pase algo, ni a ti ni a tus hermanos, los protegeré. — dijo la dulce mujer. — Zeus, ojalá tuviera más tiempo contigo...
Y abrió los ojos.
Se encontraba jadeante mientras razonaba que había una memoria en su mente que acababa de llegar. El griego solo podía tallar sus ojos, notando el reloj, aún era de madrugada, y ese sueño había sido tan vívido que era imposible que fuera inventado, parecía más un recuerdo, uno con esas feromonas que lo hacían sentir tan seguro, tan amado, y que había perdido.
Los sueños con diferentes sensaciones eran algo que le confundían, pero al mismo tiempo le agradaban a cierto punto.
Y es que Hades solía decirle que se trataban de recuerdos, tal vez era muy pequeño para razonarlos, pero tener la capacidad de recordarlos ahora, era una habilidad increíble. Aunque para alguien como Zeus, no era algo que le gustara sentir. Porque esos recuerdos, sensaciones, olores, todo, le provocaban dolor de cabeza. Además, los medicamentos que tomaba actualmente por parte de Nikola, ya eran suficiente dolor de cabeza para agregar más cosas.
Pero...
Los sueños llegaban, y no podía hacer otra cosa que vivirlos.
— Entiendo porque la amas... — dijo al aire, mientras solo podía suspirar, y los golpes emocionales llegaban a su cabeza. — ¿Quién no podría amar a alguien como ella?
Y es que el viaje a Grecia había terminado, y ya habían pasado 3 semanas de ese momento. Donde vio los ojos de Adam llenos de lágrimas, molesto, decepcionado y triste diciéndole que lo dejara en paz. Después de ello, no se acercó a él, porque pensó que era la mejor opción, dejar que las aguas se calmaran después de ese momento tan jodidamente erróneo que protagonizó. Esperaba que eso sirviera un poco para retomar su amistad, pero nunca llegó ese momento.
No importaba cuanto intentara poder hablar con él, no podía hacerlo.
Incluso ahora, que se encontraba en aquella lujosa habitación, en una de las mansiones de los Gautama, que se encuentra en un lugar paradisiaco, donde la boda de su hermano era en unas horas, y lo único que podía pensar es que Adam no le había hablado en absoluto, ni siquiera cuando se encontraban por casualidad en los pasillos, o a veces en los desayunos, o cuando fue el ensayo de boda, nada.
— Debería estar pensando en ayudarle a Adamas, no en esto. — dijo un frustrado Zeus cubriendo su rostro con sus manos. — ¿Por qué me hiciste tan idiota, dios?
Lo más cerca que había estado de él, fue encontrárselo en el elevador en la noche, donde ambos lo tomaron, su cabeza estaba decidiendo que decir, y solo pudo decir "hola", pero no hubo respuesta, Adam acabó por bajar en su piso, y desaparecer de su vista, antes de que se le ocurriera algo más que decir, como una disculpa, quería decir eso, pero igual, se estaba cansando de decir "perdón" al aire, y que el rubio ni siquiera se dignara a mirarlo.
No tenía que perdonarlo, no era obligatorio, solo le gustaría que lo mirara para saber que al menos reconoce su existencia.
Y sabía que había sido impulsivo con lo que había ocurrido en el elevador, porque simplemente no puede mantener su boca cerrada.
— ¡Al menos insúltame! — gritó Zeus deteniendo el elevador, haciendo que Adam parara su caminar. — No tienes que hablarme nunca más, pero al menos me gustaría una reacción de ti a todo lo que digo, esto igual es difícil para mí, sé que nunca será tan difícil como desde tu perspectiva, pero, yo no te dejaría en ascuas hiriéndote con mi indiferencia.
Y al menos había conseguido que lo volteara a ver, esos ojos azules sobre él, mientras solo el silencio del elevador y el pasillo se volvía ruidoso, donde las respiraciones de ambos era lo único en el aire. El adulto se acercó al cachorro, haciendo que este retrocediera un poco, solo para asegurarse que Zeus entrara en el elevador. Acabó por presionar el botón de su piso, y le miró.
— Felicidades por las nupcias de tu hermano, Zeus, espero disfrutes la fiesta. — comentó el mayor, retirándose del elevador, dejando que este cerrara las puertas.
De solo recordar ese momento sentía la frustración subir, lo que hacía que quisiera arrancarse el pelo. Sabía que había cometido un jodido error, pero no pensó que realmente Adam no le hablara nunca más.
— ¿Ser mi destinado es tan terrible? Pensé que al menos te caía bien. — dijo al aire suspirando.
Acabó por levantarse, no podía seguir durmiendo, solo tomó su pastilla para seguir con su proceso de curación de feromonas y sintió ese maldito dolor de cabeza de nuevo, además del de estómago, odiaba esas cosas, pero eran lo único que lograban estabilizarlo, y sabía que pronto no debería tomarlas. Así que tomó una aspirina, después algo para el estómago y comenzar a relajarse, una ducha sería buena, suficiente por ahora. Sentía su cuerpo pesado, estaba agotado, y no sabía cómo manejarlo. En primera, su lobo interno ni siquiera estaba desarrollado al 100%, entonces la unión de destinados no le dolía o le causaba estragos, pero, cuando la medicina de Nikola hacia su trabajo de comenzar a repararlo, sentía ese maldito dolor, esas feromonas amargas, ese golpe en el pecho que no entiende como controlarlo.
— ¿Estaba loca? ¿Cómo se supone que luchó con esto? — dijo al aire el menor, solo recordando que Eva luchaba con este sentimiento de destinados durante toda su vida. Porque el señor Zichu nunca la dejó en paz para que le dejará de doler. — ... Probablemente era porque amabas más de lo que sufrías...
Solo podía dejarse llevar por los pensamientos mientras secaba su cabello.
En primera, tenía clara una cosa, eran destinados. En segunda, Adam sabía esto desde hace años, al igual que Eva, pero pudieron suceder dos cosas, Adam nunca se le acercó para poder comprobarlo, así que solo se quedó en teoría, y Eva, puede que nunca lo mencionara. La duda estaba en, ¿cómo es que Eva sabía que eran destinados si Adam nunca se lo mencionó? O tal vez lo hizo, pero él no quiso contar esa parte.
Y ahora, la razón por la que sentía una conexión con él, algo rota, sin sentir el lazo del destino, era porque no estaba completamente desarrollado, y Adam podía sentirlo, pero era un mensaje roto, así que no podía estar seguro. Al parecer, la maldición de seguir siendo un cachorro lo había salvado mucho ahora, porque no estaba sintiendo todo el dolor que debería sentir al ser rechazado por su destinado.
Solo pudo verse en el espejo, y notar su cuerpo, era enorme y fuerte, un cuerpo bien tonificado, pero sin ser exagerado, solo era su estatura lo que lo hacía ver tan grande, pero realmente sus músculos eran estéticos y no tan exagerados. Era joven y vital, con esa cabellera rubia, y rostro juvenil, esos ojos dorados y según palabras de Hades, esa dulce sonrisa que ilumina como un rayo todo el lugar.
Sí, era un joven atractivo, fuerte y con una personalidad fácil de sobrellevar.
Lo era...
— ... Pero no soy Eva. — se dijo a sí mismo en el espejo, sintiendo un dolor en el pecho, pero no era insoportable, podía vivir con ello, tal vez quedarse como cachorro era la mejor opción.
Acabó por recostarse en la cama de nuevo, ya vestido al menos con su ropa interior, mirando al techo. Intentando comprender lo que había dicho Eva, tal vez el lazo de destinados no tiene que ser siempre igual para todos, tal vez solo eran experiencias en el camino y él tenía que decidir lo mejor para sí mismo.
Ya había llorado.
Ya había pensado.
Ya había soñado.
Solo le quedaba actuar.
Así que sonrió al aire, levantándose con más cansancio que ganas, pero, tenía que secar su cabello, y tenía que comenzar a arreglarse, porque su puerta no tardaría en sonar, y Hades estaría lleno de un manojo de nervios, como Adamas que seguro se encontraría peor, y lamentablemente le tocaba a él y a Poseidón calmar un poco a sus dos hermanos mayores.
Al fin la boda comenzaría, donde no sabía qué clase de infierno les esperaba, pero estaba dispuesto en hacer su parte para proteger a su familia.
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Decir que se encontraba estresado estaba de más.
Había muchas cosas pasando por su cabeza, en primera, su hermanito Adamas esta por casarse, cosa que debería tenerlo feliz, pero, aunque más o menos le agradaba Jātaka, su lobo interno gruñía al pensar que su hermanito ahora tendría a otro alfa que lo cuidaría aparte de él, y eso le molestaba, Adamas, Poseidón y Zeus debían ser sus cachorros siempre.
Pero al mismo tiempo, sabía que eso era imposible, el tiempo había pasado, y ahora tenía entre sus brazos una nueva etapa en su vida. No solo para él, también para cada uno de los Olympus en la actualidad.
Y es que era momento de dejar a sus hermanos crecer, por mucho que le costara soltar a cada uno. Lo bueno es que no estaba solo en ese proceso, porque ahora tenía a su pareja con él, como ahora, entre sus brazos en aquella habitación de esa lujosa mansión.
Sentir los labios de Qin en los suyos le daban vida, le daban paz, le daban aquella parte que sentía que necesitaba, le daban todo. Más con el dulce y perfecto aroma de su omega, más cuando escuchaba su voz hablar, escuchaba su suave risa, sentía sus piernas rodeándolo, sentía la respiración de su pareja, podía apreciar lo bendito que se ve Qin en las mañanas. Esa cabellera negra desarreglada y siendo perfecta, esos ojos azules con estrellas, ese rostro tan hermoso que parece sacado de fantasías, su sonrisa, su cuerpo perfecto y definido, su piel tan lisa y perfecta como la porcelana, esos coquetos tatuajes en él, y todo cubierto por las mismas sábanas que lo acompañan.
Era como dormir a lado de un dios, que sentía que no se merecía.
— ¿Irás con Adamas? — dijo Qin, en un suave susurro cerca de su oído.
— Si. — respondió Hades, acariciándole esas mejillas dulces, que le daban ganas de morder. — Voy a ducharme y arreglarme. Me dijo Jātaka que Adamas ya está siendo arreglado, así que quiero estar allí para que no esté con los nervios de punta, suele ser muy emocional si se estresa. Además, te tengo que devolver, no pueden verte en mi habitación.
— Qué lindo hermano mayor. — sonrió Qin, acariciándole el cabello. — Y no me devuelvas, quiero quedarme aquí, junto a ti, ¿nos duchamos juntos?
— Se supone que tienes que ir a la habitación de Buda antes de que alguien se dé cuenta que dormiste en la mía. Tu ropa igual esta allá. — comentó el alfa, viendo el puchero en su omega. — Aunque me muera por quedarme contigo.
— Son las 5 de la mañana, quiero estar contigo al menos en la ducha antes de tener que ir con el hippie y que ambos nos estemos peleando por el espejo. — se quejó el chinó haciendo reír al griego. — Hades, quiero estar un poco más contigo...
— Amor, es peligroso...
— No lo es. — dijo el emperador mirando los ojos violetas de su esposo. — Mi padre no está ni cerca de la mansión, porque se quedó en GOLD, el Hotel de lujo de Kojiro que se encuentra exactamente a 20 minutos de aquí, además, en este piso solo estamos los hermanos Olympus, y Buda, segundo, los únicas personas importantes que se quedaron en la casa de los Gautama, es Anne Smith, quien se encuentra 3 pisos abajo, junto a Jack, Lü Shang, quien está en el área fuego de la mansión con Lü Bu, y por último, Yoshiro Sasaki, que como mi padre, se quedó en GOLD, es un Sasaki, claro que su acceso a los hoteles de Koji es gratis. Y, por si fuera poco, el señor Śuddhodana está en la residencia secundaria a la mansión principal que es esta. — sonrió el emperador besando los labios del griego. — Los tengo vigilados por días, ¿crees que sería tan descuidado como meterme a tu habitación solo por capricho si no estuviera seguro?
— ¿Lo hiciste por capricho? — cuestionó el griego sonriente.
— Si, pero igual me aseguré que todo estuviera bien. — rio el chino, envolviendo sus piernas en el griego.
— ¿Qué hay de los sirvientes y personal?
— La mayoría están en la alcoba "real", ayudando a Jātaka y Adamas, y, además, conozco a cada uno de los sirvientes que trabajan en este piso que... ¡AH! — el chino solo pudo sentir los dedos del griego acariciándole la entrada para después, sentir el bendito vaivén de estos. Joder, que estaba amando ser masturbado desde temprano. — ¡HNG! Y...
— ¿Y?
— Igual sé que... que tengo que... Hn... que tengo que ser prudente e irme de aquí, pero una ducha no... — el chino solo pudo morderse el labio, moviendo las caderas. Hades Olympus tenía razón, solo necesita dos dedos para hacer el trabajo. — ¡AH! N-no hará la diferencia...
— ¿Cuánto tiempo es el que tenemos permitido? — comentó el griego, deslizando sus labios por su pecho, apresando un dulce pezón del omega, que se estremeció, cubriendo su boca.
— ¡Hn! ... Tal vez 30 minutos. — respondió Qin, pasando sus manos por la cabellera del enigma.
— Hagamos que valgan la pena entonces...
Acabaron por sonreír, como siempre lo hacían, mientras el griego cargaba a su pareja al baño, y entre besos le quitaba las pocas prendas que tenía en el cuerpo. No podía creer lo bendito que era Qin, ese cuerpo bien estilizado y hermoso, con una piel de porcelana blanca, suave e hidratada que juraba que brillaba y le daba ganas de marcarla desde la punta del pie hasta las mejillas. Además de esas piernas que lo hacían ponerse de rodillas, deseando tener la cabeza entre ellas en todo momento, o que decir de esos labios naturalmente suaves y con un toque rojizo leve, o esos ojos grandes, intensos y que te hipnotizaban. Definitivamente era como un elfo salido de las fantasías, demasiado hermoso para ser real.
Pero lo era.
Primero fueron besos simples, besos de cariño, de querer mantenerse cerca, pero después esos besos fueron aumentando su intensidad, más cuando el griego apreció el cuerpo desnudo de su pareja, la perfección que era, que no pudo evitar acercarlo y quererlo tener para él toda la vida.
Ni siquiera se dieron cuenta cuando comenzaron a hacerlo, solo el alfa cargaba al omega contra una de las paredes del baño, sintiendo el agua resbalar por su espalda, escuchando las gotas caer en el suelo y los gemidos de su pareja mezclarse con la ducha. Y es que no sabía que estaba más empapado, si el interior de Qin, o la cabellera de ambos disfrutando ese momento único. En como ambos desean tanto poder vivir así todos sus días, en como el chino mueve sus caderas en busca de más, en busca de todo con el griego, en busca de un poco de felicidad.
— ¡HADES! — gimió el chino.
Tuvo que ser el alfa que le cubriera la boca, escuchando los gemidos ahogados de su omega mientras no podía parar sus propios deseos de tenerlo solo para él, de querer escuchar a su destinado gemir, de querer hacer de Qin un desastre. Pero, sabía que debía parar ya.
Aunque su propio lobo gruñera, decidió apresurar las cosas, adelantando el orgasmo de Qin, viendo el rostro de placer de su pareja, mientras podía sentir los chorros de squirt comenzando a aparecer, y juraría que esas estrellas en los ojos de su pareja se hicieron corazones por un segundo, entre los espasmos del orgasmo. Tuvo que ir contra su voluntad y correrse fuera del hermoso cuerpo de Qin, recibiendo un gruñido por parte de su lindo novio, quien no estaba complacido al sentir su vientre vacío. Pero no podían, no aún, no ahora, no era el momento. Si ensuciaba a Qin, ahora, en este día tan crucial, solo arruinaría los planes, era mejor esperar.
Además, porque sus feromonas son fuertes, y su semen está cargado de ellas, si olían a Qin con su olor, iba a ser muy peligroso en un día tan crucial.
— Era por esto que no quería que me siguieras a la ducha. — suspiró Hades, viendo lo atontado que estaba su omega después del orgasmo. — Te pondré ropa interior y te llevaré con Buda, trata de relajarte un rato amor, pondré la alarma en tu celular para que despiertes, te amo Qin, mi dulce y hermoso omega.
Acabó por suspirar, cargando y secando a Qin, quien se aferró a él, olfateándolo, mientras no lo soltaba para nada. Aprovechó el tenerlo cerca para colocarle crema, dejando su piel tan tersa y perfecta, además de que, entre besos, le colocaba la ropa interior, para al final, colocarle su bata y antes de salir, se aseguró de que no hubiera nadie en los pasillos, para salir con su dulce Qin y tocar la puerta de Buda.
Por supuesto, el hindú abrió rápidamente, y lo dejó entrar de golpe, mientras esté lucía molesto de que, en primera, Qin estuviera atontado por el sexo, porque apenas Hades lo dejó en la cama del hindú, rápidamente el Omega se aferró a Hades, por obvias razones. La cama de Buda olía a él, y Qin acababa de ser cogido por Hades, claro que las únicas feromonas que quería oler eran las del griego, por eso no lo soltó.
— Hades... — dijo molestó el alfa.
— Se cómo solucionarlo, espera. — respondió el griego, quitándose la camisa y la chaqueta que tenía, para colocarla en Qin, quien gustoso se aferró a ellas, haciéndose al fin bolita en la cama, comenzando a dormir. — Listo. Pondré su alarma, solo déjalo dormir unos 20 minutos para que despierte bien.
— ¿A qué diablos están jugando? Esto pudo ser peligroso. — comentó Buda. — Un error y todo el plan se viene abajo, dime que no tengo que recordarte que un psicópata quiere matar hoy a tu hermano y a mi primo apenas den el "sí" en la boda.
— No tienes que recordármelo, lo sé. — contestó el griego. — No hubo complicaciones.
— ¿No hubo complicaciones? Qin salió a mitad de la noche de nuestra habitación para ir a la tuya.
— Nadie lo vio. — dijo encogiéndose de hombros el mayor.
— ¡Fue peligroso! — se quejó Buda.
— ¿Peligroso? Peligroso es que estés tan pegado a Zero y no tanto a Qin cuando vamos al buffet del desayuno.
— Eso es muy diferente, la gente sabe que soy amistoso con todos. — replicó el alfa. — Hades...
— Lo sé, lo sé, lo lamento, pero, créeme que no hubiéramos seguido si no supiéramos que es seguro, es solo que... me es difícil controlarme y pensar coherente cuando mi omega me busca.
El hindú solo pudo suspirar, tenía que admitir que él haría lo mismo si Zero lo buscara, así que lo dejaría ir por esta vez, solo que se encontraba preocupado por Jātaka y que todo saliera bien para poder sacar a su primo a salvo de la ciudad.
— Esta bien, solo sean cuidadosos. — comentó Buda. — ¿Estás listo para lo que se viene?
— Claro. — respondió Hades.
— Luces confiado, no dejes que eso te juegue en contra.
— Eso es porque es mi hermano y mi familia la que se encuentra en peligro. — respondió el enigma. — Va a tener primero que asesinarme antes de que lo deje acercarse a tan siquiera el aire que respiran.
No dijo más, solo acabó por despedirse, y aunque le doliera dejar a Qin en una cama ajena, tenía que hacerlo por ahora. Entendía al 100% a que se refería Buda con lo que le dijo, y tenía que admitir que, si era débil ante Qin, pero tampoco era tan descuidado como para no tener en mente que, si quiere tener un final feliz, tenía que arreglar todo a la perfección para que pudiera funcionar. Y era que Adamas pudiera tener una bonita boda, él pueda ser libre de cortejar a Qin, Poseidón a Kojiro, y asegurar un futuro para Zeus.
Decidió regresar a su habitación, comenzando a arreglarse, perfumarse y usar un traje negro con una corbata roja, ya que así lo habían pedido, colocándose un adorno en su saco, y estaba listo. Por un momento decidió esperar, pero a su celular llegó una notificación que le hizo sentir demasiadas emociones encontradas.
Y es que Adamas pidiéndoles a los tres, tanto a él, como a Poseidón y a Zeus que fueran a su habitación, lo había enternecido, y eso es porque Adamas no lo había hecho desde que era más joven. Adamas siempre se había criado independiente y fuerte, era de los tres hermanos menores, él que menos dependía de él. Siempre había sido un omega fuerte y trabajador, siempre decía que podía solucionar las cosas por él mismo, así que ver un mensaje pidiéndoles ayuda, lo hizo sentir nostálgico. Le recordó al momento en él que pidió su ayuda cuando tuvo su primer celo, en como lo calmó y le enseñó a usar los supresores, a mantener en mente su ciclo y evitar accidentes.
Salió caminando y vio a Poseidón igual ya en su traje y a Zeus también, sonrió al ver a sus hermanos, y ver que ellos con la mirada sabían que iba a pasar cuando entraran en la habitación de Adamas.
— Tenía tiempo que no hacía eso. — dijo Poseidón. — No suele pedir ayuda en nada, y mejor así.
— ¿Creen que quiera huir de la boda? — preguntó Zeus a lo que Hades rio. — ¿Qué? Puede ser, ¿qué tal si quiere dejar a Jātaka en el altar como en las películas.
— No creo que ese sea el caso. — replicó Hades. — No se hubiera casado en Grecia si quisiera eso.
Y es que sí, habían tenido una ceremonia privada en su viaje a Grecia acompañado de solo sus amigos, así que esta fiesta, era solo para cumplir con los protocolos de la familia Gautama, porque Jātaka y Adamas, ya estaban casados, ellos pudieron omitir esta celebración y estarían bien con eso.
— ¿Qué crees que quiera? — dijo Poseidón. — No le podemos arreglar la cara si eso quiere, los cirujanos no son magos.
— ¡Poseidón! — regañó Hades haciendo que el rubio hiciera un leve puchero. — Solo se un buen hermano y escucha lo que quiera decir, además, Adamas es completamente hermoso, no vuelvas a insultarlo, ¿quedó claro?
— Pero...
— Por hoy no quiero ningún problema de su parte, y traten a Adamas bien, está ya lo suficientemente nervioso, no quiero ninguno de tus comentarios. — replicó Hades. — Ni hoy, ni nunca.
— ... bien. — se quejó el rubio arreglando su saco.
Hades solo acabó por suspirar, acercándose primero a aquellas puertas francesas abriéndolas, donde vieron algo demasiado hermoso, que incluso Poseidón, hizo un rostro de asombro, mientras se escuchaban las risas suaves de las omegas que ayudaban y arreglaban a Adamas. Y es que parecía salido de una película, como aquella hermosa habitación les daba la bienvenida, y podían notar a un omega precioso en medio de diferentes espejos, con diferentes damas adornándolo y maquillándolo, siendo como una divinidad a la que le llevan tributo.
— Creo que los has dejado sin habla, joven Adamas. — comentó una de las mujeres colocando un último adorno en el omega. — Y solo te han visto de espaldas.
Y es que sabían que Adamas había accedido a una boda hindú para respetar las creencias de la familia Gautama, así que verlo usar ese hermoso y enorme Sari, con su espalda descubierta, cubierta con piedras preciosas, que resaltaban la silueta de su figura. Una gran cola roja tanto en su velo como en la parte inferior del vestido, con incrustaciones de diamantes, rubíes, entre otras joyas, y al momento de que volteó su hermano, vieron ese hermoso rostro resaltando sus ojos, su cabellera rojiza parecía fundirse con el mismo vestuario, el oro que llevaba, los tatuajes de henna en sus manos, esa mezcla de rojo y dorado, que solo resaltaban sus ojos miel llegando a naranjas.
Simplemente una belleza que quitaba el aliento.
— Lo dejamos con su familia, si nos necesita estaremos fuera. — dijo una de sus ahora, damas de compañía. — Con permiso, amo Adamas.
— Muchas gracias por todo. — respondió el griego nervioso.
Las mujeres le reverenciaron al igual que a sus hermanos al momento de partir, y vieron el rostro de nerviosismo del omega quien lucía como una divinidad hindú. Hubo un momento de silencio entre todos los griegos, solo estaban sus hermanos mirándolo de pies a cabeza sin poder comprender lo que veían.
— Es... es un poco extravagante. — dijo el omega a lo que Hades solo podía verlo con la boca abierta. — No sé si esto me quede bien a mí, yo...
— Que hermoso eres. — interrumpió el mayor tomando por sorpresa al omega. — Siempre has sido hermoso, pero, ahora, en este momento donde te siento feliz, brillas muchísimo más, dios, Jātaka tuvo que vender su alma si pudo llamar tu atención, debería estar agradecido para toda su vida. Porque me has quitado el aliento apenas te vi, Adamas, luces hermoso.
El omega solo pudo mirar a su hermano mayor, quien le sonrió, y solo pudo sentir un nudo en la garganta, al ver tal reacción de Hades ante su persona.
— Luces genial Adamas, muy sexy y lindo. — sonrió Zeus, mirando a su hermano. — Pareces una modelo, como las que vemos en la tele dentro de los desfiles.
— Gracias chicos. — sonrió Adamas.
— Luces... — Dijo Poseidón captando la atención de los tres hermanos. Porque nadie de los tres esperaba que él dijera algo, pero el rubio estaba mirando a su hermano, de pies a cabeza, a lo que acabó por verle a los ojos, cosa que le sorprendió a Adamas. — ... bonito. Luces bonito, Adamas.
Solo con esas malditas palabras, viniendo de Poseidón, eran demasiado para el omega, solo pudo lagrimear y acabar por lanzarse a los brazos de sus hermanos. Al de los tres. Y es que realmente estaba muriéndose de nervios, pero las feromonas de sus hermanos, incluso las inmaduras de Zeus, le relajaban, eran su manada, era normal que los omegas busquen seguridad en ella, más si se había criado solo con alfas.
— Gracias, por estar aquí, por estar siempre. — dijo el omega refugiándose en ellos. — Por decidir protegerme en lugar de alejarme de Jātaka, por dejarme ser feliz, los amo.
Hades no pudo evitar lagrimear, era el omega de su familia, el que siempre llenaba de mimos cada que tenía tiempo, jugando con su cabello, haciéndolo reír, y disfrutando de su aroma fresco. Solo pudo llenarlo de besos, como siempre lo hace, porque sabía desde ese momento, que no dejaría que nadie arruinara la boda de su hermano.
Y también sabía que no dejaría que nadie le hiciera daño a su familia.
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Había decidido traer el cabello suelto hoy, más cuando las omegas que estaban arreglando a todos, decidieron adornar su larga cabellera en lugar de amarrarla. No estaba acostumbrado a traerla suelta, pero, le gustaba como se veía, y a Poseidón también, así que por ahora estaría bien así. Más cuando habían rizado un poco su cabello para darle volumen, la verdad el cabello levemente rizado no le quedaba mal, más cuando la estilista lo dijo. "Tienes el cabello por la que toda mujer mataría. Largo, abundante, y en perfectas condiciones".
Sonrió, usando el traje con la corbata dorada, y salió de su habitación. Quería ver a Poseidón, porque quería ser de los primeros que lo vieran con su traje, donde el juraba que su pareja debería verse como un dios.
Así que salió caminando a uno de los pasillos, mientras mensajeaba a Poseidón, sabía que no estaría en su habitación, así que quería ver si tenía un momento libre para verse, antes de que comenzara la ceremonia. Solo que no espero ver a esa persona al final del pasillo.
Usaba una Yukata con toques azul obscuro, tenía su cabello recogido en una coleta, mientras como todos los Sasaki, si usaban una Yukata, traían consigo sus katanas, mientras caminaba. Su cabello castaño ya contaba con canas, pero sabía que su madre solía pintarse el cabello, como lo hacía Zichu, al igual que ver el rostro de su madre después de tanto tiempo le era difícil. Seguía teniendo ese bonito rostro, acompañado con esos ojos verdes, una cosa más que no heredó de él y eso hacía enojar a Yoshiro. Lucía tranquilo, como una divinidad japonesa caminando por los pasillos, ya arreglado, hasta que miró hacia arriba y sus miradas se cruzaron por un momento.
Sintió un escalofrío al ver de nuevo esos ojos en él, así que decidió solo pasar de largo, era lo mejor, ni siquiera tenían nada que hablar, no había ningún tema de conversación que ellos compartieran, realmente no había nada que decirse entre los dos...
— Kojiro...
Escuchar esa voz llamándole solo le daba dolor de estómago, decidió ignorarla, pero lo que mencionó después, le hizo sentir dolor en el pecho.
— Luces como Satoru, me sorprendió verte. — dijo Yoshiro. — Solo que luces más delicado a como era él. Y no tan alto.
Nunca había sentido rabia tan de golpe.
Como si fuera una olla a punto de explotar de ira, pero la sintió en ese momento, volteando a ver a su padre. No pudo controlarse, actuó por instinto en el momento que lo empujó contra la pared, ante la sorpresa de Yoshiro, y no solo eso, también tuvo el atrevimiento de zafarle las katanas y amenazarlo con ellas. Y es que no entendía porque, le dio tanta rabia escuchar el nombre de su padre salir de la boca de su madre.
— Tú no tienes derecho a pronunciar su nombre, no puedes. — dijo Kojiro acercando el filo de las katanas al cuello de su progenitor. — No puedes mencionarlo, solo ensuciarás su memoria.
— Satoru era mi esposo, mi alfa. — dijo el omega frunciendo el ceño. — Puedo mencionarlo cuando quiera.
— ¡Por tú culpa lo perdí! — gritó Kojiro, sin poder controlar las lágrimas que comenzaban a resbalar de sus mejillas, y es que él mismo se sorprendió, que esa herida con su papá alfa, estuviera abierta aún. — No está más, no existe más. Me lo quitaste, nos lo quitaste cuando Qin y yo lo necesitábamos más que nada, ahora solo te tengo a ti, y Zichu tiene al psicópata de Zichu... ¡Ni siquiera pude despedirme de él!
— No te atrevas a hablarme en ese tono, Kojiro. — dijo Yoshiro manteniendo la calma, sintiendo la Katana en su cuello. — Tú no sabes nada de lo que pasó... si hubiera podido prevenir su muerte lo hubiera hecho.
— ¡Debiste sacarlo de la jaula en donde lo metiste todos esos años si nunca le quisiste! — gritó el samurái. — ¡Debiste...!
Nunca esperó recibir una bofetada en su rostro, por parte de Yoshiro, mientras le retiraba las katanas de sus manos. Claro, se había distraído en sus propias emociones, había perdido por completo la unión con las katanas. Si esto hubiera sido un enfrentamiento, ya estaría muerto por distraerse. La bofetada ardía en su rostro, mientras su padre aseguraba las espadas de nuevo en su funda.
— No te atrevas a decir que no quise a tu padre. — se quejó Yoshiro, mirando a su hijo. — Lo quise tanto que te tuve a ti... lo quise tanto que dejé que él te criara, Kojiro... tú no entiendes nada de lo que pasó.
— ¡Mentiras! — dijo el omega mirando a su padre. — Tú solo buscabas quedar encinta y tener un omega para que siguiera con la familia Sasaki, solo lo veías como una herramienta para embarazarte, y peor aún, cuando nací, me odiaste apenas supiste que era recesivo. — comentó el japonés.
— ¡Kojiro!
— Espero esa marca rota en tu cuello te arda todo el tiempo, y sientas aunque sea mínima fracción de lo que le hiciste sentir a él.
Yoshiro estaba a punto de seguir con la pelea, pero las palabras no salieron. Solo acabó por cerrar los ojos, y controlar como todos los Sasaki sus emociones, transmitiendo el dolor a sus manos, porque para un samurái, es mejor utilizar toda la energía en empuñar una espada que en estúpidas emociones que solo te dejan peor que lo que estás.
"Yoshi, tenemos una familia, ¿no es eso grandioso?"
— ... Sigues siendo tan emocional como siempre, Kojiro. — dijo Yoshiro mirando a su hijo. — Vas a seguir perdiendo cada combate por culpa de ese corazón tan sentimental.
Tal vez era la ira, tal vez los recuerdos, quien sabe, pero quería hacerle daño, era la primera vez que Kojiro Sasaki realmente estaba pensando en hacerle daño a alguien. Ni siquiera había pensado eso con Zichu, no había sentido esa necesidad, pero con su padre, la sentía latente.
Pero no lo hizo.
No porque no quisiera, o no pudiera, o tal vez si, tal vez simplemente no puede lastimar a su padre, no importa cuanto lo quiera. Pero en ese momento, no hizo nada porque escuchó la voz de Poseidón quien se acercaba rápido a él, sin entender que era lo que pasaba. Ante los ojos del griego, solo podía ver a ambos japoneses, soltando feromonas agrias, por lo que asumió que ambos estaban discutiendo antes de que llegara. También, Poseidón notó la mejilla enrojecida de Kojiro, por lo que dedujo, que lo habían abofeteado, y no solo eso, también vio lágrimas en él, lo que hacía que su lobo interno se sintiera iracundo.
— ¿No vas a presentarme, Kojiro? — dijo el Sasaki mayor, mirando a su hijo, y después depositando esos ojos esmeraldas de arriba abajo en el rubio que había llegado.
— ...
Poseidón Olympus realmente podía sentir la molestia en su omega, incluso con el perfume de Nikola, sentía que podía sentir el aroma agrio saliendo del omega. Solo pudo suspirar estirando su mano a Yoshiro. Al final, su unión como parejas, también le dejaba ver que Kojiro no se encontraba bien en ese momento.
— Soy Poseidón Olympus, asistente del señor Sasaki, y hermano del novio. — comentó el rubio, mirando al Sasaki mayor. Los asiáticos se conservan muy bien, y al menos entendía de donde salieron los rasgos delicados de Kojiro, su padre lucía como una divinidad japonesa. — Un placer.
— Un placer, mi nombre es Yoshiro Sasaki. — comentó el japonés dando una leve reverencia ante el alfa. — Eres muy joven...
— Me lo dicen a menudo. — respondió Poseidón.
— Su asistente... ¿Dónde he escuchado eso antes? — pensó el japonés. — Oh... con lo que pasó con Aoki pensé que dejarías en paz ese programa de querer ayudar a jóvenes, Kojiro. ¿Ahora tu mira es hacia los extranjeros?
En ese momento, la mirada de Poseidón fue directa a la de Kojiro, quien estaba en shock que su padre hubiera mencionado algo de su pasado, que, hasta el momento, seguía siendo desconocido para el griego. Lo pudo ver tratando de contener sus lágrimas de nuevo, y al no conseguirlo, solo pudo retirarse de allí sin decir más. Su marca lo conectaba con Kojiro en ciertas cosas, como ese momento, donde solo podía sentir la tristeza de su omega mientras se alejaba de allí.
Poseidón solo pudo apretar los puños, tratando de controlarse, porque sabía, que incluso cuando lo odia, Kojiro realmente no puede lastimar a su papá omega, por eso se llena de ira, porque incluso cuando lo merece, no puede hacerlo, y aún no sabe por qué.
— ¿Estás detrás de Kojiro por su dinero? — cuestionó Yoshiro, mirando al griego al momento que su hijo se fue.
— ... ¿Disculpe? — dijo Poseidón mirándolo.
— Eres joven, bien parecido, muchos chicos jóvenes están detrás de Kojiro para poner su nombre en sus propiedades o sus cuentas. — suspiró Yoshiro. — ¿Cuánto es el dinero que quieres?
— ¿Eh? ¿Qué dice?
— Puedo poner una propiedad a tu nombre, pero te invito a desistir de tus planes si lo que buscas es acercarte a Kojiro para seducirlo. Él...
Nunca en todos sus 65 años, hubiera pensado, que un día, un chiquillo de Grecia, le daría una bofetada en el rostro, sin importar quién era, la diferencia de familias, nada. Ese sujeto llamado Poseidón lo había abofeteado de golpe, y solo pudo quedar en shock ante ello.
— ¿Es acaso idiota? — dijo el alfa mirando al omega. — ¿Tiene mierda en la cabeza? No me importa su opinión de mí, o lo que su estúpida mente de ser inferior tiene rodando como un pensamiento, el señor Sasaki me dio una oportunidad de crecer y la estoy tomando, no insulte sus verdaderas intenciones como las mías, que usted no le llega ni a los talones a su hijo, maldita escoria, conozca su lugar.
— ¿Qué has dicho?
— Estúpida rémora, Kojiro vale más de lo que toda su familia junta vale, no se atreva a volver a insultarlo de nuevo. — dijo el griego molesto. — Hágale un favor a la existencia misma, y desaparezca.
El rostro de sorpresa e incredulidad de Yoshiro Sasaki fue enorme, cuando ese rubio, descendiente de los Olympus, le habló de dicha forma, nunca había creído que existiría de nuevo alguien que le hablara así, o se atreviera a abofetearle. Eso realmente le dejó un extraño sabor en la boca.
Pero no pudo hacer nada, porque el griego se retiró de allí.
Ahora mismo al alfa no le importaba ese sujeto que lamentablemente era su suegro, lo que importaba es que estaba usando por primera vez su olfato, y su unión, se dedicó a caminar por los pasillos de la mansión, tratando de encontrar a su omega, hasta que lo encontró, en uno de los balcones, mientras veía uno de los jardines de la mansión Gautama.
Se acercó con cautela, para después ver que el omega notó su presencia, y lo primero que hizo, fue acercarse, sujetándole el mentón, viendo esa mejilla enrojecida, la cual no dudó en besar, ante los leves lloriqueos de Kojiro que acabó por abrazarse de Poseidón. El joven sabía que estaban en una posición algo comprometedora, así que cargó a su omega, llevándoselo con él a un armario de escobas, ocultándose para consolar a su pareja, dándole caricias en el cabello mientras el omega comenzaba a calmarse.
— Koji...
— Lo siento, no debí dejarte allí... debí tomar tu mano y traerte conmigo. — dijo el japonés, buscando refugio en su alfa, que, por supuesto encontró, cuando este lo pegó más a él.
— Tranquilo, está bien. — sonrió el menor, comenzando a acariciarle el cabello. — Tranquilo Koji, todo está bien.
— Te amo. — susurró el japonés, llenándolo de besos dulces, aferrándose a él. — Incluso si te vas, te seguiré queriendo, Poseidón.
— Kojiro. — dijo rápido el griego, sujetándole el rostro. — Nunca me iré a ninguna parte que no quieras, siempre te elegiré a ti y solo a ti. Koji, vas a ser la futura madre de mis cachorros, no pienses que te dejaré escapar.
El japonés solo soltó una suave risa, abrazándose de él.
— Este día será horrible. — dijo el omega.
— Pero estamos juntos, estaremos bien. — respondió el griego. — Además, todo está calculado, no pasará nada. Ahora déjame ayudarte con esa mejilla roja, y vayamos a la fiesta.
El samurái solo sonrió asintiendo, pegándose a su alfa un poquito más antes de tener que soltarlo, y cuando salieron, afortunadamente el lugar estaba vacío, así que solo pudieron sonreír, saliendo para comenzar a tomar posición en donde sería su lugar de encuentro.
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Era un simple juego de ajedrez, entre él y su padre.
Aun lo recuerda, hace años, él de 13 años sentado frente a su padre con un tablero en medio. Aun recordaba esa mirada rojiza en él, En aquella enorme sala, sintiendo el frio de la habitación, viendo las manos de su padre mover las piezas.
— Qin, tu abuela solía decirme, que un verdadero emperador es aquel que logra hacer que su pueblo luche en conjunto por un bienestar. Los Shi Huang tienen que ser líderes, tienen que dar todo de sí para crear un futuro próspero... Tu abuela decía cosas muy estúpidas. — sonrió Zichu. — Tu abuela pensaba que, si era un peón como todos los demás, podía lograr que en conjunto todos ganaran la partida. Pero eso nunca ha ido con mi estilo, tengo que ser tan poderoso como el rey, porque es la única pieza que, si muere o está a punto de morir, puede ganar o perder el juego. ¿Tú que piensas?
— ... es mejor ser el rey, padre. — comentó Qin, moviendo una de sus piezas.
— Me gustaría que cuando muera, y ocupes mi lugar, seas un rey. — suspiró el mayor. — Veamos si puedes conseguirlo.
— Tengo una duda padre. — dijo el menor, viendo esos ojos rojizos en él.
— Te escucho. — respondió Zichu, moviendo otra pieza en el tablero.
— Es intrigante la posición de rey en un ajedrez. Claro, es quien determina si un juego se gana o se pierde rápido, tiene ese poder absoluto, pero igual creo que es el más débil de todas las piezas. Un movimiento que no detecte, y morirá ante su ejército, y creo que eso es patético y lamentable. — sonrió el adolecente moviendo su alfil. — El rey se la pasa en las nubes que no ve que los peones se adueñaron de toda la Tierra, la abuela tenía razón... Jaque Mate.
Esa había sido la primera vez que su padre había perdido contra él en un juego. Cosa que pensó que se ganaría una tremenda tunda por ello, pero, Zichu solo sonrió, para soltar una risa, mirando las piezas del tablero.
— Decides tu propio camino como peón, diciéndole no al destino de cada pieza. — dijo Zichu.
— Creo que es lo mejor que se puede hacer.
— Como me encantaría que ese potencial que tienes hubiera sido moldeado por su rebeldía. — sonrió su padre. — Terminó el juego, felicidades Qin, ya puedes retirarte por hoy.
Esos recuerdos eran vívidos, y lo eran aún más, cuando esta boda era un enorme tablero, y el rey del equipo contrario, estaba haciendo su aparición, al momento que vio ese carro exageradamente lujoso, donde el chofer rápidamente bajó y abrió la puerta, y allí le vio. Seguía siendo igual de hermoso como siempre, mayor, pero incluso las marcas de la edad lo hacían lucir sensacional.
Solo podía ver los miles de flashes de los medios, en cómo esta boda era tan comentada y hablada como la maldita Met Gala, donde personas importantes arribaban a la mansión Gautama, incluso miembros de la realeza hacían aparición, y donde su padre se deleitaba con la atención, al final, era el emperador Shi Huang a cargo de todo, por supuesto que su opinión y su presencia era lo que los medios querían fotografiar. Y no solo eso, los flashes en su propio rostro, donde seguramente serían plana de alguna revista o periódico.
"El futuro y presente de los Shi Huang."
Como era costumbre, el chofer acabó por ayudar a su padre a subir las escaleras de la mansión Gautama, dejándolo cara a cara con su hijo. Quien le miraba, notando esos ojos rojizos de su padre, que, aunque hermosos, sabía todo lo que se escondía detrás. No se dijeron nada, solo su padre sonrió abrazándolo, mientras miles de flashes alumbraban ese momento.
Se sentía como el maldito abrazo de Judas ese leve gesto de su padre, pero no podía flaquear, le abrazó de vuelta sonriente.
— ¡Qin!
Eso sacó de golpe a ambos chinos de ese enfrentamiento de miradas, cuando un Chun Ou corría hacia su hermano, había bajado de golpe del auto de su padre, así que dedujo que Zichu lo había traído para este evento, cosa que puso nervioso a Qin, pero, ya tenía un plan de contingencia si esto sucedía, sabía que era probable que su padre usara a Chun Ou como una amenaza al traerlo. Era como decirle a su cara.
"Te metes en mi camino y lo asesino en el acto."
Qin solo pudo abrazar a su hermanito, que, incluso cuando solo tiene 15 años, ya es más alto que él, pero, sigue siendo un cachorro, así que lo llenó de besos apenas lo tuvo y sintió cerca. No importaba, iba a protegerlo sin importar nada. Y por las voces de los reporteros, y las cámaras sonando, pudo ver al fin a Chun Yan bajando del auto, siendo ayudada por el chofer, quien la llevaba del brazo hasta llegar con Zichu. Su madre lucía hermosa hoy, con ese vestido negro con toques dorados muy tenues, sonriéndole.
— Al fin, mis dos bebés juntos, ya puedo hacer esto. — comentó Chun Yan, abrazando a los dos más jóvenes. — Mis dulces bebés.
Qin se sintió feliz de recibir los mimos de su madre, era su lugar seguro, las feromonas de la alfa lo calmaban y lo hacían relajarse incluso cuando se sentía nervioso por toda la situación.
— Mi amor. — dijo Zichu tomando del brazo a su alfa. — Lamento interrumpir esta linda reunión familiar, pero es mi deber saludar a la familia Gautama y darles mi bendición a los novios. ¿Podrías acompañarme? Quiero ir del brazo de mi alfa.
— Es verdad. — dijo Chun Yan, sujetando la mano de Zichu. — Vamos, seguramente los medios están esperando ese momento, por eso no dejan de apuntarte con las cámaras.
Y es que Qin sabía que su padre siempre daba esa "bendición" a todas las parejas que él aceptaba. Había comenzado como un juego, y se había vuelto una tradición desde entonces, pero, el menor estaba algo nervioso de que su padre se acercara tanto a Jātaka, o que decir a Hades, ya que este se encontraba ya acompañando a Adamas.
— Nada pasará si no se las das, padre. — se quejó Qin, de la mano de Chun Ou. — Solo tomemos asiento, ya reservé tu lugar, donde te gusta. Sombreado, con buen clima, cómodo y con una bebida lista para ti.
— No, no, iré ahora. —sonrió Zichu. — Las tradiciones son importantes, Zhèng. Tú serás el próximo emperador, espero que continúes esta tradición.
— Te acompaño entonces. — replicó Qin. — Será una buena forma de aprender los modos y replicarlo cuando tomé el control de la herencia Shi Huang.
— Si eso es lo que quieres, supongo que no puedo detenerte. — dijo Zichu. — Vamos amor.
Era la tensión que había en el aire, incluso cuando era un lugar lleno de vividez.
El cómo fotógrafos, gente de la farándula, invitados de renombre estaban tomando asiento antes de que la ceremonia empezara. Donde todos guardaron silencio, cuando ese hombre llamado Zichu Shi Huang caminó de la mano de su alfa, acercándose a los Gautama y a los Olympus, quienes se encontraban ya en posición para ver entrar a la "Novia", y esto solo porque si Adamas había cumplido con una tradición, Jātaka cumpliría con esa, de solo verse hasta que sea la hora de la ceremonia.
Podía notar que su padre estaba analizando que solo Jātaka se encontraba al frente. Por el gesto de molestia, sabía que seguramente Adamas haría su entrada después, cosa que le alegró a Qin, él haber sido insistente con Adamas de que le exigiera a Jātaka hacer esa entrada en lugar de la tradicional hindú.
— Jātaka, felicidades. — dijo Zichu llegando hacía él, estirando su mano al hombre. — Te deseo prosperidad en tu matrimonio.
— Gracias, Zichu. — respondió el hindú, estrechando la mano con el emperador, haciendo un gesto de dolor. — Tsk...
— Es una lástima que no estés con tu novio aquí, me hubiera gustado darle mi bendición. Pensé que era una boda tradicional hindú.
— Tiene ciertos cambios. — dijo Jātaka aguantándose el dolor.
— Ya veo, que modernos...
El alfa estaba sintiendo dolor, ya que Zichu era un maestro en usar sus feromonas, entrenado en como asesinar con ellas y protegerse desde que era un cachorro gracias a su padre, que se preocupaba por su belleza, y tenía miedo que alguien quisiera abusar de él, le enseñó cómo defenderse. No solo era la fuerza que tiene en ese apretón que le dejó adolorida la mano, era el ardor en su pecho al inhalar esas feromonas. Y aunque dolía, no era letal, no era algo que no pudiera controlar, pero se sentía como respirar fuego, quemándole por dentro en cada respiro.
Qin se notaba nervioso, más cuando su padre volteó a ver a los Olympus, en este caso, era Poseidón y Zeus los que se encontraban en su lugar, ya que Hades estaba con Adamas, siendo él quien lo llevaría caminando al altar. Así que Zichu caminó hacia ellos, siendo seguido por Qin, para evitar cualquier cosa.
— Caballeros, creo que esta es la primera vez que los veo, solo he tenido la dicha de conocer a sus hermanos mayores. Un placer, espero el matrimonio de su hermano nos haga cercanos en algún punto. — sonrió Zichu, estirando su mano para estrecharla con el rubio.
— Seguro. — respondió Poseidón, algo dudoso de estrecharle la mano, pero lo hizo. — Mi nombre es Poseidón Olympus... tsk...
Solo pudo aguantarse las ganas de gritar, porque le ardía todo su maldito sistema respiratorio de golpe al tocarlo, tenía que aguantar, al final, sus malditas feromonas corrientes no eran competencia a las de Hades cuando se molestaba. Pero joder, sí que dolían.
— Un placer, señor Zichu. — dijo Zeus, al notar a Poseidón alterado, estirando su mano. — Mi nombre es Zeus.
— Un placer Zeus. — dijo el chino estrechándole la mano.
Para Zeus, realmente dolían las feromonas, pero, no lo suficiente como para sacarle muecas de dolor, se sentían como pequeñas agujas picándole la piel. Aunque, después de experimentar como 3 veces segundos de las feromonas de Hades, esto no era nada, su umbral del dolor era enorme, esto realmente no lo dañaba. Aunque si sentía su cuerpo diferente, no sabía cómo lo hacía, pero, esas feromonas invadiéndole desde adentro y el dolor en su mano, le dejaban en claro que no era un sujeto con el cual meterse.
— Espero un espectáculo digno de su parte, de todos ustedes, de sus amigos. — sonrió Zichu, mirando tanto a los Olympus como a Jātaka y Buda, y al final, a su hijo Qin. — Sino, me habrán hecho prepararme para nada, y eso sí sería una tremenda decepción. Veamos que rey cae primero, ¿sí? Me gustan mucho los espectáculos entretenidos.
Y no dijo más, acabó por tomar de nuevo la mano de su alfa, y fue a su asiento.
Fue allí, donde todos comprendieron, que el juego había empezado, y desafortunadamente, el primer movimiento en el tablero, se lo había llevado Zichu.
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La ceremonia fue algo fuera de este mundo.
La manera en la que esas telas se abrieron para ver a Adamas del brazo de Hades, caminando al altar, con esa sonrisa, mientras Hades parecía su caballero escoltándolo junto a Jātaka, era un momento que ningún empleado, ni los medios podían sacar de su cabeza, y es que la belleza que reflejaba la familia de los Olympus era enorme, dejando a más de uno apantallado por ello.
La ceremonia había sido mágica, entretenida, única, donde los ojos miel se juntaban con los naranjosos del griego, y ambos lucían tan felices de unirse en matrimonio, y es que no eran los únicos intercambiando miradas, porque la mirada azul con estrellas, estaba embobada con la mirada violeta del otro lado, deseando que ellos fueran esa pareja viviendo su momento, que pudiera estar en sus brazos, y sonreírse mientras hacen una ceremonia que los unirá para siempre.
Cuando inició la fiesta, quería al Olympus tomando sus manos, sacándolo a bailar, pero eso tenía que esperar, porque se suponía que tenía que estar ahora haciendo de pareja de Buda. Y el hindú se estaba comportando bien, tomando su mano para bailar junto a él en la pista, a la vista de todos los medios.
— Siento que está esperando el momento en el que los novios estén solos. — comentó Buda, bailando pegado a Qin, con una mano en su cintura, teniendo un momento íntimo de "pareja" que se suponía que tenían que tener. —
— Es obvio, pero mientras tu familia siga dándoles regalos y platicando con ellos, no se acercará, por ahora estamos a salvo. — respondió Qin, abrazando con sus manos el cuello de Buda para cercarse más a él. — Eres muy alto, tuve que usar tacones hoy con este conjunto para poder evitarme algunas vergüenzas.
Y es que el traje que traía el emperador era de infarto. Era un traje estilizado a sus gustos con moda china, donde tenía escotes que mostraban su piel, dejando a la vista algunas marcas de besos en su espalda, porque funcionarían bien, haría creer que son de Buda, y ese era un secreto que podían mantener. Las había dejado visibles, solo algunas, para hacer sentir al lobo de Hades feliz, al notar sus marcas en la piel de su omega.
— Lo sé, disculpa por ello, pero si sirve de consuelo, luces bien, una dama de categoría. — dijo Buda, haciendo reír a Qin. — ¿Estoy haciendo bien mi papel de tu pareja?
— Deberías pegarme más a ti, olerme, tú sabes, como un alfa normal. — respondió el chino.
— Creme que bajaría más mi mano de tu cintura, a tu espalda baja, pero no me arriesgaré.
— ¿Y eso?
— Tengo la mirada penetrante de Hades en mi nuca, y sé que es más fuerte que yo, no pienso despertar sin cabeza esta noche. — comentó Buda.
— Se ve lindo celoso. — sonrió el chino, pegando más su cuerpo al hindú, bajándole las manos peligrosamente cerca de su trasero.
Y es que el chino estaba saboreando la mirada de Hades queriendo dejar salir su lobo. Porque de solo imaginar a un Hades furioso, quitando a Buda, y secuestrándolo para cogérselo mientras le dice una y otra vez que es solo suyo, anudándolo y llenándolo de cachorros, era algo que le encantaría vivir. A decir verdad, parecía que tenía muchas fantasías con un Hades actuando salvaje y reclamándolo como suyo.
— Qin, vamos, pensé que éramos amigos, harás que me mate. —
— Me estoy ganando una cogida gloriosa y salvaje al molestarlo así, ¿no quieres que a tu amigo le acomoden las tripas? Pensé que querías mi felicidad. — se quejó el chino.
— La quiero, puta insaciable, pero no al costo de mi cabeza. — respondió Buda, dándole una vuelta a Qin para subir su mano con discreción. — No me metas en tus fantasías enfermas.
— Bien, bien... — sonrió el chino. — Sabes, he notado una mirada en mi nuca, una pequeña y de rabillo, de un pequeño omega, ¿algo que tengas que decir?
— Pensé que no te interesaban mis relaciones. — sonrió el alfa, siguiendo la danza. — Yo no me meto en las tuyas, tú no te metes en las mías.
Qin soltó una risa, dejando que Buda lo oliera, al sentir al hindú hundir su cara entre el hueco de su cuello y su hombro. Su lobo por supuesto gruñó, ya que solo se dejaba catar por Hades, pero, tenían que parecer una pareja tonta y enamorada, así que se dejen catar en público era normal. Además, que podía aprovechar para susurrarle a Buda.
— Michel te va a matar si se entera que estás queriendo quitarle la inocencia a su cachorro. — sonrió Qin, haciendo reír suavemente a Buda.
— Creo que ya tengo esa soga en el cuello desde que lo vi. — suspiró Buda, siguiendo con el baile.
— ¿Le has hecho algo? — cuestionó el omega mirando al hindú, quien solo le sacó la lengua de manera juguetona.
— Lo he besado, ¿eso es digno de la guillotina? — cuestionó el alfa mirando los ojos azules de Qin.
— Eso es digno de que Michel te castre y tenga tus bolas como trofeo en su escritorio. — sonrió el chino haciendo reír a Buda. — Mierda... Se está moviendo.
Y es que no podían hacer algo tan desesperado como dejar el baile de golpe y seguir a Zichu. Así que ambos estaban concentrando sus sentidos en sentir el aroma del omega, y detectar porque área del salón se encontraba, y así sabrían a donde tenían que moverse cuando acabara la canción que bailaban.
— Qin, se está acercando muchísimo.
— Tranquilo, aún no...
— Pero...
— No puedo apresurar un movimiento, aún no, necesito que caiga en mi trampa por completo, necesito que tenga la atención de los medios en él.
El emperador sonrió, viendo por el rabillo del ojo a su padre, que se movía sin Chun Yan, acercándose a los novios. ¿Qué era lo que tramaba? No podía simplemente matarlos frente a todos, no cuando hay tantos medios, ¿qué era lo que pensaba al acercarse? ¿Qué quería hacerles? Eran muchas preguntas en su mente, al final, sabía que quería acercarse a la pareja, pero no sabía más de los movimientos de su padre ahora mismo. Solo pudo observar como su progenitor quedó frente a los novios, y estiró su mano hacia Adamas, invitándolo a bailar frente a las miles de cámaras captando ese momento.
Tensó su mandíbula, no podía ser fatalista, no cuando hay tanto medio en la fiesta. Sabía que matarlo al momento que lo toque sería la peor jugada para Zichu, entonces, ¿qué planeaba hacer? Su padre estaba loco, hacía lo que quería siempre, así que lo importante ahora, era evitar que pasara tiempo con los novios. Pero, al mismo tiempo, eso era también lo que quería Qin, que se acercara, que cayera en ellos como un mosquito a la luz.
Sabía que su padre se dejaría fotografiar por los medios mientras Adamas aceptaba bailar con él. Ahora era seguramente la portada de todas las noticias, simplemente por ese gesto, tendrían encabezados enormes con el nombre de su padre. "El emperador Zichu Shi Huang ve más allá que las familias y poder, y hace parte de su círculo rojo a un chico joven y de familia humilde". Por supuesto, quería asegurar en primera, que los medios vieran un lado bueno de él para después arruinar todo como siempre.
Esa era la gran habilidad de su padre, convence a todos de que es la víctima y el bueno, dependiendo la ocasión, y después hace lo que quiere, cuando quiere, y como lo quiere. Se presenta como un ángel que solo quiere ayudar, y silencia a los que saben la verdad.
Pero no lo iba a dejar hacerlo esta vez, no iba a dejar que se llevara toda la atención cuando este juego estaba empezando, y él estaba jugando.
Porque Qin tomó rápido una copa de vino, haciéndola sonar, captando la atención de todos. Sorprendiendo a su padre incluso ante ese gesto, ya que la música se vio interrumpida.
— Que maravilla de boda. — dijo Qin, caminando de la mano de Buda hacia su padre, donde estaban todos los medios. — Jātaka, Adamas, ustedes nos mostraron a Buda y a mí lo que es el verdadero amor, y en como una pareja debe ser. — Sonrió Qin acercándose a la pareja, ante la mirada confundida de su padre. — Es por eso que lo he comprendido...
El joven emperador sonrió, mirando a los novios quienes le dedicaban una sonrisa, y después a su padre como a los invitados y medios. Bueno, nadie le podía decir que no sabía cómo armar una distracción con lo que estaba por decir.
— Buda y yo hemos hablado, y hemos decidido cancelar nuestro matrimonio. Creemos que nuestro amor, se ha vuelto más fraternal, y no podemos seguir juntos. Más ahora que vemos como el verdadero amor debe verse, y en como el amor de Jātaka y Adamas es tan único, que no podemos continuar con el nuestro. La unión de las familias Shi Huang y Gautama queda cancelada, para darle la bienvenida a la unión de los Gautama y los Olympus. ¡Salud por esta feliz pareja!
Tal vez fueron los mil y un flashes que se dispararon en ese momento, las expresiones de asombro y los miles de reporteros que rompieron el protocolo de mantenerse detrás de los límites para no invadir. Tal vez fue la mirada rojiza de Zichu llenándose de ira, el cómo eran rodeados ambos Shi Huang, junto a Buda y Śuddhodana, alejando a Zichu de Adamas y de Jātaka, comenzando las mil y un preguntas de que las familias más poderosas no se unirían en matrimonio.
— ¿Te duele que unos peones estén debilitando a tu perfecto rey? — dijo Qin, en un susurro a su padre.
— ... basura inservible, solo acabas de condenarte a ti y a todos. — respondió Zichu, en un susurro abrazando a su hijo. — Voy a asesinar a ese... ¿eh?
— ¿Te comió la lengua el gato papá?
Y es que Qin sonrió abrazándolo, mientras la mirada de Zichu no detectaba a los novios, intentó utilizar su olfato, pero no había rastro de ellos, solo esos flashes en su cara mientras las miles de preguntas azotaban sus oídos. Y lo peor, estaba lejos de su gente, estaba rodeado. Y por si fuera poco, Buda había huido de allí, así que ahora solo estaba junto a Qin y Śuddhodana quien estaba igual de confundido que él.
Qin había aprovechado el movimiento de verlo separado de su personal, de todos, y ahora lo había encerrado entre cámaras y medios con él, para que no pudiera hacer nada al respecto.
Era la primera vez que Zichu tenía que controlar su enojo, y no disparar feromonas como siempre lo hace, tenía que mantener el rostro sereno, mientras sonreía a las cámaras, notando que efectivamente, le habían quitado los juguetes con los que quería jugar.
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Había sido un movimiento arriesgado.
Lo sabían, pero había quedado perfecto, más porque lo había improvisado un poco Qin. Les había dicho que crearía una distracción lo suficientemente grande para hacer que su padre no pudiera hacer nada en lo que estaban protegiendo a Jātaka y Adamas, pero ninguno de los involucrados pensó que haría eso. Prácticamente matar a dos pájaros de un tiro, salvando a los novios y cancelando su matrimonio enfrente de todos, en un momento crucial donde Zichu no podía hacer más que aceptarlo. Sabían que de alguna forma u otra haría que ese matrimonio se retomara, pero ahora mismo habían obtenido el suficiente tiempo para todo.
— Lamento que tenga que terminar así, hermano. — dijo Buda a Jātaka mientras corrían por un túnel obscuro.
— No importa, mi ceremonia fue hermosa, tengo al amor de mi vida a mi lado, y estoy huyendo para ser feliz, ¿crees que me importa no poder bailar por unas horas más? — respondió Jātaka, corriendo de la mano de Adamas, sonriente mientras podía sentir el aire golpear sus mejillas.
— Somos felices de poder estar juntos. — respondió Adamas, quien corría de la mano de su alfa, feliz de estar con él, además de que tenía a su hermano mayor corriendo a su lado, por ese mismo túnel. — Gracias por ayudarnos. Además, ya tuvimos una ceremonia como la que queríamos.
— Gracias por dejarnos ser felices. — sonrió Jātaka, soltando una risa junto a Adamas.
Y es que no importaba si la ropa se dañaba, si las joyas se caían, si acababan siendo un desastre de sudor y jadeos. Ellos estaban felices, porque estaban haciendo esto por ellos. Ya en Grecia, habían tenido una ceremonia íntima, donde las personas que más aman en el mundo los acompañaban, donde decían sus votos, donde se juraron todo, y lo sostenían con orgullo. Ya habían tenido la ceremonia que querían, donde danzaron y rieron con todos, hasta el punto donde la noche llegó, y ambos amantes se abrazaban frente al muelle, mirando un hermoso mar en un punto hermoso, besándose, jurándose el amor que van a sentir durante todo este tiempo.
Si, ya se habían casado, la ceremonia de hoy solo era para tenerla en papel.
— ¡Adamas! — gritó Jātaka volteando a ver a su esposo. — Te amo, gracias por arriesgar tu vida por mí.
— Creo que soy yo quien debería decir eso. — rio el griego, siguiéndole el paso a su esposo. — Te amo, gracias por elegirme a mí, antes que a toda tu perfecta vida.
— Mi vida no era perfecta, solo lo fue cuando llegaste. — sonrió el alfa. — Gracias por sacarme de ese infierno de oro, era una tortura, sigue siendo, pero ahora, puedo ser feliz al fin contigo y es lo único que importa.
— Te amo. — sonrió Adamas.
Y es que, ante los oídos y ojos de Buda y Hades, podían sentir lo que significaba darlo todo por el otro. Porque en la mirada de ambos amantes, solo existía una cosa, y era que harían de todo para permanecer juntos, y eso era algo, que ellos igualmente querían vivir y experimentar algún día.
Acabaron por salir de los túneles de la mansión.
Y fue allí cuando vieron una enorme camioneta color negra esperándolos al otro lado. Habían salido a unos jardines lejanos de la mansión Gautama, y por lo descuidado que se veía todo, parecía que nadie allí había arreglado o estado en mucho tiempo. Hades recordaba que Buda y Jātaka le habían mencionado estas tierras dentro del patrimonio Gautama, se desconocían en papel, pero, eran parte de la propiedad de la familia hindú. Un lugar perfecto para pasar desapercibidos.
Aunque no solo era que ese lugar existiera, sino que las puertas de la camioneta se abrieron, y fue sorprendente ver a un hombre de cabellera larga y algo rizada, con un rostro lleno de carisma, acercarse a Buda y abrazarlo con cariño, mientras el alfa sonreía, dándole una vuelta en el aire al omega.
Y no era el único, detrás de él había dos hombres enormes, quienes saludaban con discreción.
— ¡Buda! — gritó Jesús abrazándose de su amigo. — ¿Estás bien? Me he estado muriendo de nervios, ¿tu familia está bien? ¿Qué ha pasado?
— Estamos bien, gracias Jesús. — sonrió el hindú abrazándolo. — Gracias por hacer esto por Jātaka y Adamas.
— Bueno, no solo fui yo, fue...
— Nos encargaremos. — sonrió uno de los sujetos, de cabellera blanca, albino, con esa sensación alegre en él. — Ya tenemos todo listo para seguir con lo que mencionaron que querían.
— Oh si, am, Hades, Adamas, él es Quetzalcóatl, y su hermano Tezcatlipoca, estamos siendo ayudados por ellos y su gran discreción para proteger y mandar a Jātaka y Adamas a un lugar seguro. — comentó Buda hacia los demás. — Una vez más me disculpo porque no pudieran estar en la ceremonia, y mandarlos a este lugar.
— No hay problema, cuando se ayuda a un amigo, todo está justificado. — sonrió Jesús.
— Muchísimas gracias por esto, Quetza. — dijo Jātaka. — Este día ha sido de locos. Solo quiero irme ya, y mantener a Adamas a salvo.
— No hay de que, ayudaremos siempre a los amigos de Jesús. — sonrió el albino, abriendo la puerta de la camioneta. — Suban y...
Pero.
La puerta de la camioneta fue bruscamente cerrada por el otro sujeto, quien acompañaba a Quetzalcóatl, que rápidamente giró los ojos, molesto, cuando vio a Tezcatlipoca mirando hacia Hades, y no solo eso, caminaba hacia él.
— Oye... un momento, no nos apresuremos.
Esa voz gruesa llamó la atención de todos, y es que era imponente, además de que estaba cargada de feromonas, más potentes y dominantes, que hizo estremecer a los demás. Porque el sujeto de piel morena y cabello negro, se acercó a Hades, entregándole un comunicador y un chip aparte.
— Si quieres mantener comunicación con tu hermano, úsalo en este aparato, para que no puedan rastrearte. — dijo el hombre mirándolo, para después soltar una risa. — Nunca había olido un enigma como tú, es interesante.
— ¡Tezca! — gritó Quetzalcóatl. — Basta, te he dicho que no puedes hablar de los enigmas cuando estamos en público, no hay tiempo para esto y...
— ¿Qué? — dijo Hades sorprendido que un extraño lo supiera. — Tú lo...
— Los enigmas tienen muchas ventajas niño, como el olfato refinado, para detectar a otros enigmas. — dijo el moreno mirándolo, dándole un golpecito en la frente. — Entre más rápido te enteres que eres, más rápido será el proceso.
— ¿Disculpa? — dijo Hades confundido mirándolo. — ¿Proceso?
— Vámonos, no podemos esperar más tiempo. — comentó el moreno dándole la espalda. — El anciano gruñón chino seguramente ya debe estar mandando a su gente para seguir el rastro. Despídanse y suban.
— Pero... — dijo Hades.
— Hades... — interrumpió Adamas, acercándose a su hermano. — Promete que me llamaras esta noche, no después, prométemelo, solo necesito saber que estarán bien.
— Bebé, estaremos bien, tranquilo, una vez que te deje ir, me llevaré a Zeus y a Poseidón a un lugar seguro como el plan, y después, sabes que no puede dañarme.
— No eres inmune a las balas, Hades.
— Lo sé, pero, no creo que lleguemos a ese extremo, usaré mis feromonas en caso de que algo escale demasiado.
— Hades...
— Confía en mí. — dijo el mayor, acariciando el rostro de su hermano. — Confía en mí en esto. Te amo bebé, todo estará bien, ya lo verás.
Fue algo rápido la despedida, en donde Hades sostuvo con fuerza a Adamas, no queriendo que su pequeño hermanito se fuera, pero, aun así, lo dejó ir, abrazando a Jātaka, haciéndole prometer que cuidaría a Adamas pase lo que pase, y que le llamaría en caso de alguna emergencia. Pero, no era lo único que había en su mente, cuando los ojos violetas miraron los dorados del sujeto que se le acercó anteriormente, solo pudo detenerlo antes de que se subiera a la camioneta.
— Hades, no hay tiempo. — dijo Buda mirando al griego. — Vámonos ya.
— Solo un momento. — se quejó el griego mirando al enigma. — ¿A qué te referías con eso? ¿De qué proceso hablas?
— Se nota que no sabes nada de nuestra clase. — sonrió Tezcatlipoca. — Te va a doler como el infierno cuando descubras que solo eres un estafador, Hades Olympus. Usa ese chip cuando sepas a que me refiero, búscame y te ayudaré cuando al fin lo sepas, es lindo tener a un cachorro de enigma.
— ¿Qué?
— Tus feromonas siguen descontroladas, ¿siguen subiendo su intensidad, no? ¡Ja! Eres un cachorro de enigma y ni siquiera lo sabías. Pero descuida, cuando sepas más sobre ti, búscame, te aclararé todas las dudas cuando al fin madures. — rio Tezcatlipoca, subiendo a la camioneta. — Cuidaré bien a tu hermanito, tómalo como un favor. Nos veremos en otra ocasión, Hades Olympus.
El enigma solo pudo ver la camioneta partir, quedando con más dudas que respuestas, pero, ahora no era el momento de pensarlo. Ya había puesto en un lugar seguro a Adamas, ahora tenía que llevar a Poseidón y Zeus a un punto seguro antes de seguir con el plan, eso era lo único que importaba por el momento.
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Sentía los nervios de punta, mientras bailaba con su pequeño hermano.
Y es que el ataque de los reporteros había bajado ya, porque Śuddhodana había ordenado que se retirará a los medios de la fiesta, por lo que su escudo ya no estaba, y ahora se encontraban desprotegidos, ya que Zichu ahora era libre, porque nadie se atrevería a cuestionarlo, incluso si asesinara a alguien frente a todos los invitados.
Por lo que Qin rápidamente se apresuró en dejar a Zichu sin posibles aliados, anunciando que los novios ya habían partido a su luna de miel, por lo tanto, la ceremonia había acabado. Quería aprovechar que todos los invitados comenzaban a irse, para así poder sacar a su familia y a los demás lejos de aquí. Solo quería quedar el solo con su padre, y si había un mar de personas comenzándose a ir, era necesario aprovecharlo.
Así que ahora, para evitar que se le perdiera de vista, se encontraba bailando con Chun Ou, mientras veía a su padre de reojo, hablando con el señor Sasaki, todo estaba normal, si, su madre estaba bailando con Anne, y sintió un poco de felicidad, al ver a Chun Yan sonreír por las cosas que seguramente estaba diciendo Anne, haciéndola feliz mientras danzaban juntas. Esto claro, ante la vista de su padre, quien estaba vigilando a su alfa.
— Qin...
— ¿Qué pasa bebé? — dijo rápido el chino, mirando a su hermanito, que realmente ya era más alto que él, incluso aunque aún era un cachorro. Pero, era normal, los alfas suelen ser más altos que los omegas.
— Quiere que me case con Koji. — dijo el menor, mirando a su hermano. — No quiero, amo a Koji y amaría vivir con él, pero es mi hermano mayor, es como un hermano mayor, nunca podría...
— Tranquilo bebé, no pasará nada de eso, igual Kojiro estaba alarmado por esa petición, pero te juro, sobre mi tumba, que nada de eso pasará, lo prometo.
— ¿Lo prometes? — cuestionó su hermano.
— ¿Cuándo le he fallado a mi cachorro favorito? — sonrió Qin abrazándolo, y llenándolo de besos. — No dejaré que nadie te toque.
— Qin...
Era adorable, como Chun Ou buscaba los mimos de su hermano omega, en como seguía siendo un cachorro, sin importar que era más grande que su hermano mayor, una imagen que por supuesto, quedaría en las memorias de ambos. Y es que Chun Ou aún no tenía su celo, pero era normal, era muy joven aun, tenía solo 15 años, una vez que su celo llegara, seguramente daría un estirón enorme, pero no quería perder a su bebé, así que disfrutaría lo más que pudiera de mimarlo así.
Pero.
En ese lindo momento, fue cuando perdió de vista a su padre, intentó olerlo, pero no lo podía detectar, esto era grave ya, demasiado grave si Zichu había eliminado su rastro. Porque ahora Yoshiro estaba hablando con Śuddhodana, y su padre no estaba en ningún lado. No importaba lo mucho que lo buscara, parecía que se había desvanecido de golpe de la fiesta. Acabó por sentir su celular sonar, y cuando vio el mensaje, sintió tensión.
"Me quitaste al rey y la reina, pero aun puedo matar a todas tus piezas por simple diversión".
Gruñó llamando rápidamente a Kojiro, pero este no respondió, lo intentó una, dos, tres veces, pero no había respuesta, fue entonces que notó algo en específico, y era que a donde quiera que mirara, no había nadie de sus amigos, en absoluto nadie. No estaba Raiden, Jack, Simo, Kojiro, Michel, Nikola, Adam, Lü Bu, maldita sea, ni siquiera estaban los amigos de Hades, no estaba Apolo, no estaba Loki, no estaba Thor, no había nadie. ¿En qué maldito momento se habían desvanecido todos? Solo llevaba bailando con Chun Ou un minuto, donde los había visto a todos, y ahora, se habían desvanecido como la muerte, porque no podía detectar el olor de ninguno.
Solo pudo ver a Zero platicar con Odín y Zeus, quienes parecían divertidos en alguna charla, en su mesa mientras tomaban algunas bebidas. Sintió la tensión aumentar, porque solo habían sido, ¿Cuánto? Menos de un minuto en los que los había visto a todos y ahora no había nadie en absoluto.
— Bebé, necesito que vayas con mamá, y vayan junto a Anne al lugar que les dije que tenían que estar. ¿Okey? Llévate igual a Odín, Zero y Zeus contigo. — dijo Qin mirando a su hermano.
— ¿Pasa algo? — cuestionó Chun Ou preocupado. — Déjame ayudarte.
— No, ve ahora mismo, llévatelas de aquí, ¿okey? Ahora Ou.
— Pero...
— Ahora Ou, quiero que hagas eso, ahora, no esperes más.
Su hermano entendió la dirección, asintiendo, donde rápidamente fue con su madre.
Qin, comenzó a marcar los números de cada uno, sintiendo el estrés y la tensión subir al no ver a nadie ni cerca, ni sentir su aroma, ni sus feromonas, nada. Sentía su respiración agitarse, hasta que sintió aquel aroma que siempre lo tranquiliza cerca, notando que Hades había regresado, y al igual que él, estaba buscando con la mirada a todos. Hasta que ambos se vieron y Qin rápidamente se acercó a él.
— No sé dónde están, no responden, los únicos que están aquí es Odín, Zero y Zeus. — dijo el chino. — Le dije a Ou que se los llevará con mi mamá al lugar seguro. Pero ahora, no sé dónde diablos están los demás.
— ¿Qué? — Cuestiono Hades sintiendo la tensión subir. — ¿Cómo es que no hay nadie más de golpe?
— ¿Qué es lo que pasa? — cuestionó Buda llegando con ambos.
— Okey, no hay nadie de nuestros amigos, mi padre desapareció, y nadie contesta. Los novios escaparon, y está bien, pero, aun hay muchos medios en el hogar que aún no se han ido, tenemos que ser discretos y encontrarlos. — comentó Qin.
Los tres entendieron la dirección, mientras comenzaban a moverse con cautela, era sumamente importante no perder la compostura, y buscar detenidamente cada detalle, para entender lo que había pasado en ese pequeño lapso de tiempo.
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La verdad después de esa bomba de chisme que Qin Shi Huang soltó en media boda, hizo que las redes fueran una locura.
Tanto él como Odín y Zero estaban fascinados con la cantidad de memes que había en línea, además de los chismes de boca en boca de cada uno. La verdad se la estaba pasando bien, estaba siguiendo las instrucciones de pasar desapercibido, no hacer nada estúpido y mantenerse lejos del señor Zichu. Cosa que los tres hicieron a la perfección. Incluso, había estado evitando a Adam al menos por hoy, aunque no había mucho que evitar si el mayor lo evitaba de la misma forma.
Al menos esperaría a que llegará Hades, o el señor Qin, para que les dijeran que era tiempo que los tres se fueran al lugar donde se supone tienen que ir para ponerse a salvo. Alzó la vista para buscar a Poseidón, pero sintió que veía borroso de golpe, y no solo eso, sentía como si estuviera experimentando un golpe de calor.
Acabó por aflojarse un poco la corbata, para abrirse un poco la camisa y dejar que la brisa lo golpeara, pero simplemente no era suficiente, estaba sintiendo su temperatura subir. ¿Era fiebre? ¿Le había caído algo mal? No era momento para esto, no podía estar enfermo ahora mismo. Pero, el calor lo estaba molestando, y estaba sintiendo su sudor aparecer, como si estuviera bañándose en él, además, que extrañamente, sentía incomodidad en su entrepierna.
— Chicos, creo que lo que comí me cayó mal. — dijo Zeus, comenzando a jadear un poco. — Ayuda, creo que me enfermé.
— ¿Zeus? — dijo Odín mirándolo de golpe. — Dios, apestas... — comentó el alfa cubriendo su nariz.
— Hn... — el rostro de Zero acabó por sonrojarse, cubriendo su nariz. — Odín... llévatelo de aquí, provocará que yo...
— Dios, estás en tu Rut. — dijo Odín sujetando al griego. — Zero, si ves a Hades, dile que venga a mi habitación, llevare a Zeus allí, tengo supresores, se los inyectaré. Dile que es muy importante, si no nos encuentra allí, es que lo moví a un lugar seguro, pero ahora, tengo que inyectarle los supresores ya. Si es su primer Rut, será muy salvaje para Zeus, y sabiendo la fuerza que tiene, es peligroso para todos los omegas.
— De acuerdo. — comentó el sonrojado omega. — dios, llévatelo, huele demasiado.
— No vayas a explotar en tu Rut de camino. — dijo Odín, ayudando a Zeus a levantarse.
El nórdico no lo pensó mucho. Sabía que seguro le saldría una hernia, pero cargó al enorme griego como princesa y se lo llevó de allí. Pasó lo más rápido que podía por los jardines, y acabó por entrar en la mansión Gautama, corriendo por los pasillos, tomando el elevador, y al fin llegando a su habitación, recostando a Zeus en la cama, cerrando la puerta.
— Maldito idiota, el peor día escogiste para tener tu celo al fin. — dijo el alfa buscando en su maleta. — Al menos la interrogante se resolvió, apestas a alfa dominante, no eres omega. ¿Estás feliz con ello?
— Me duele... — dijo Zeus, haciéndose bolita en la cama, tratando de controlar el calor. — Odín... me duele...
— Lo sé, lo sé, el primer Rut es doloroso y cansado. — dijo el nórdico, sacando un estuche, con una jeringa, preparándola.
A todos les habían dado unos supresores fuertes en caso de que esto ocurriera, y Zeus tuviera su celo en un momento lejos de casa, por lo que agradecía no haberlo olvidado y traerlo consigo. Era una dosis fuerte, así que se la daría, dejaría que hiciera efecto, y cargaría a Zeus a un lugar seguro.
— Desabrocha tu pantalón, te ayudará a reducir la presión en esa área que se muere por salir de tus pantalones. — dijo el nórdico. — Te inyectaré y te traeré algo de agua, solo dame un momento en lo que...
Y de golpe, todo se volvió negro para el nórdico.
Ese golpe de feromonas lo noqueó al instante, mientras se escuchaban pasos poniéndose a lado de la cama del griego, quien miró confundido a quien estaba allí, ya que no escuchaba la voz de Odín. Solo veía una sombra borrosa, mientras trataba de entender porque diablos temblaba, y tenía tanto dolor en el vientre.
— ¿Odín? — dijo un desorientado Zeus.
— Así que eres tú. — dijo una voz, ¿de dónde conocía esa voz? — Pensé que serías un omega, pero es una grata sorpresa saber que eres un alfa, haces mi trabajo más fácil.
— Hn...
— Al fin maduraste pequeña mierda, he estado esperando mucho por ti. Tener a su destinado en mis manos al fin.
Y Zeus sintió esa ráfaga de feromonas que lo hicieron estremecer, feromonas de un omega llamándolo, sintió sus jadeos aumentar, y el como se vio tan necesitado por él, acercándosele, a esas feromonas tan perfectas, tan dulces, las quería, quería al omega al que pertenecían.
— Omega... omega... por favor...
— Eres su destinado, ¿no? — rio el hombre al que Zeus se comenzaba a aferrar, queriendo tocarlo, quería que el omega lo tocara, quería que aceptara a su lobo. — Es hora de que te ensucie y él sienta lo que yo sentí, cuando le arrebate su destino frente a sus ojos.
— Omega...
— No me van los hombres, pero que va, ver el rostro de Adam destruido valdrá la pena.
Acabó por acariciar el cabello del griego, quien alzó la mirada, y al fin, por un momento, pudo enfocar quién diablos lo estaba acariciando. Vio el rostro del señor Zichu Shi Huang, y sintió su corazón arder, alejándose, cosa que sorprendió al chino. Porque allí estaba, un alfa inexperto, experimentando su primer Rut, luchando contra todos sus instintos, obligándose a alejarse de él, incluso cuando estaba liberando feromonas dulces para atraerlo.
— ¿También piezas luchar contra tu destino? — comentó Zichu. — Ven aquí cachorrito, no te escapes.
Y fue de golpe, el como el chino liberó más feromonas, haciendo al alfa temblar, haciendo que se arrastrara contra su voluntad a sus pies, haciendo que se viera tan necesitado por él. Era divino ver ese rostro de dolor en el joven alfa, en como luchaba contra su propio lobo, en como quería ser fiel al alfa que lo había enamorado.
— Voy a mancharte hasta que le des asco. — dijo Zichu. — Bien, comencemos esto.
El mayor chasqueó los dedos, haciendo que su personal tomara al griego y se lo llevarán de esa habitación con él. Había preparado cosas, y quería disfrutarlas en un buen ambiente. Acabó por subirse en su camioneta, junto al griego, mirándolo mientras este solo podía temblar mirando al omega, luchando contra todo.
— Mi hijo tenía razón, mientras el rey tiene la mente en las nubes, los peones toman la Tierra. — sonrió Zichu. — Me pregunto qué pensará Qin cuando sepa que usé su misma estrategia en su contra.
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¡Y se acabó la parte 1 de la boda!
Hago algunas aclaraciones:
— Chun Ou es aún cachorro porque no ha tenido su celo, en mi omegaverse, lo tienen normalmente entre el periodo de los 16 a los 17. Es raro que lo tengan a los 15, pero suele suceder.
El Rut de Zeus: Los primeros celos o Rut, son dolorosos, ya que el cuerpo está experimentando por primera vez todo ese cambio. Tanto de feromonas, de temperatura, de descontrol hormonal. Por eso Zeus siente dolor. Como se mencionó en el flashback de Qin, él también sintió dolor en su primer celo, y se la pasó encerrado en su habitación, con supresores. Igual, como sabemos, Hades también sufrió mucho su primer Rut, y como se dijo al inicio, Adamas pidió ayuda a sus hermanos en su primer celo como tal. En mi universo, el primer celo es doloroso, porque se están adaptando al cambio, su segundo celo ya es normal, no sienten dolor, solo la necesidad de reproducirse. Esto no quiere decir, que en el primer celo no busquen tener sexo, claro que quieren sexo, pero sienten dolor por igual. Es por ello que Zeus está luchando contra los deseos de su lobo.
Por cierto, el voto de amor que sale al inicio del capítulo, es uno de los votos que dijo Jātaka a Adamas, en la ceremonia de Grecia.
¡Nos vemos en el siguiente capítulo!
¡Saludos!
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