CAPÍTULO 44: Preparativos de Boda

Lily

¡Los preparativos iban de maravilla!

A sólo dos días de la boda casi todo estaba listo. Las chicas me ayudaron como habían prometido y he de decir que hicieron un trabajo excelente. Jasmin, como dijo, se encargó de la lista de invitados y como lo pedí no superaban los doscientos, sólo amigos, familiares y otros conocidos y socios de la familia Harriet. En el caso de la decoración, congeniamos a la perfección y con el ligero toque de mi hermana quedaba justamente como quería, sencillamente bello.

Evan y yo decidimos que la ceremonia se celebraría en nuestro jardín. A ambos nos encanta, es hermoso, espacioso y...bueno, por nuestra historia en ese jardín. Como en toda fiesta al aire libre los colores eran claros, en su mayoría rosa y blanco. Las dos grandes filas de asientos que habían sido colocadas adornadas con finas telas y rosas y jazmines que contrastaban armónicamente con el verde primavera del lugar. Una larga alfombra roja entre ambas filas para que caminara sobre ella hacia el altar durante la marcha nupcial. En el lado derecho colocamos un pequeño escenario para los músicos.

Mi parte favorita era el altar cuya forma se asemejaba a un senador. Las cuatro columnas que lo componían estaban cubiertas por cortinas color rosa que se sujetaban con unos ramos de flores en el centro. El mismo tipo de flores sirvieron como acompañamiento a la linda baranda de la parte superior del altar. En el centro habían varios muebles de color blanco perla que serían ocupados por los padrinos y las damas de honor paralelamente a donde Ev y yo estaríamos posicionados. ¡Me encantó!

En vista de que la boda se efectuará en el jardín, el resto de los arreglos florales se ubicaron en un gran salón de la mansión que previamente se escogió para la recepción de la boda. Los pequeños floreros con rosas y jazmines se colocaron en el centro de las mesas para los invitados. Otros arreglos de rosas adornaban los arcos de las puertas y ventanas, mientras que los arreglos de jazmines formaban espirales alrededor de las columnas de ambos extremos de la habitación.

—Entonces...¿te gusta? —me preguntó Jasmin mientras observaba la decoración del salón.

—¿Gustarme? ¡Lo adoro! —chillé, no me he estado molestando en lo más mínimo por ocultar mi emoción con respecto a la boda.

—Pues si a ti te gusta, todo está perfecto —dijo Evan abrazándome por detrás.

Me sorprendí al escucharlo y más aún al sentir sus brazos rodeándome, se suponía que no estaría aquí tan temprano. Me giré y rodeé su cuello con mis brazos.

—¿No deberías estar en la empresa?

—Nos casamos dentro de dos días y luego nos vamos de luna de miel, la empresa puede esperar —sonrió y acto seguido me besó con esa dulzura que me hace delirar.

—Awww, por eso son mi pareja favorita —nos interrumpió Jasmin.

Nos separamos y reímos ante la cara de cachorrito mojado que ponía. Jas se merece el cielo y ese gran amor que tanto busca; sólo espero que lo encuentre pronto y así tendremos otra boda que planear, después de la de Garret y Lori, claro.

—Y la mía también —gritó mi hermana entrando al lugar con un par de bolsas de compras y una sonrisa de oreja a oreja, esa chica es la alegría personificada.

—Y supongo que también la mía —añadió mi hermano llegando justo detrás de ella.

—¡Ken! —chillé, soltando a Evan para en su lugar abrazarlo a él, con todo el ajetreo de los preparativos no hemos podido pasar tiempo juntos.

—Hola, hermanita —me devolvió el abrazo.

—Me voy a poner celoso —dijo Evan entre ''disimulados'' carraspeos.

—Yo ya lo estoy —musitó Roxana, cruzándose de brazos.

Me separé de Kendall y les lancé a ambos una mirada de regaño, estos dos son peores que Jessie.

—¿Es en serio, chicos? —los regañé, colocando ambas manos en mi cintura.

—Es que... —comenzaron a decir los dos al unísono, antes de que Ken los interrumpiera.

—Es que nada. Tú, Evan, llevas todo un año con ella. Yo no la veo hace siete años —gruñó mi hermano apuntando acusatoriamente a mi marido con el dedo.

—Es cierto —agregué.

—Y tú, Roxy, desde que nos reencontramos con Lily te la has pasado pegada a ella como una garrapata y ni siquiera me la prestas un ratito —le gritó Ken a nuestra hermanita haciéndonos reír al resto.

—Ok, parece que Kendall tiene el power —comentó Jasmin entre risas.

—Ventajas de ser el mayor —sonrió él.

—No eres ''el mayor''. Eres el más VIEJO —bramó Roxana.

—Tengo 29 años, tontita —aclaró mi hermano haciendo muecas de desagrado.

—Y yo tengo 24 años. Acéptalo, Ken, eres casi un treintañero y de ahí a la crisis de los cuarenta sólo hay un paso —rió, provocándolo, y lo logró, porque la cara de Kendall se tornó roja en un instante.

—No voy a caer en tus provocaciones, después de todo yo soy chef y puedo desempeñar mi trabajo sin importar mi edad. Pero tú, hermanita, eres modelo. Dentro de poco también serás una treintañera, y de ahí a las primeras arrugas sólo hay un paso —contraatacó, haciéndola enojar.

Erupción del Volcán Roxana en tres...dos...uno...

—Eres un... —arremetió Roxy con la intención de golpearlo, pero me interpuse.

—¡Basta ya! Parecen dos niños pequeños. He visto a Jessie y a Mateo tener discusiones más adultas que las de ustedes —los reprendí, a veces parece que yo soy la hermana mayor.

—Lily, no es para tanto, yo aún me peleo así con Ben y ni hablar de cómo se llevaban antes Evan y Garret —comentó Jasmin.

—Ey, alto ahí. Garret y yo jamás nos habíamos llevado bien y nuestras discusiones eran mucho más fuertes —rectificó Ev.

—Da igual, el punto es que éstos dos viven para discutir. Estoy segura de que cuando uno de los dos muera el otro se estará quejando en el funeral diciendo: ''Ni para vivir serviste. Mira a Lily, ella sufrió en la vida más que nosotros y aquí está, llorando por ti. ¡Te dije que te cuidaras, idiota!'' —bromeé y mientras Jasmin y Evan se partían de la risa, mis hermanos negaban con la cabeza.

—Ok, hermanita. Ya comprobamos que tu sentido del humor sigue ahí, ahora comprobemos si te gusta el pastel de bodas que les horneé —sonrió mi hermano.

Siguiendo a Ken, nos dirigimos todos hacia la cocina para ver su creación culinaria. ¡Era una obra de arte! Constituído por cinco capas. La primera, tercera y quinta cubiertas de glaseado blanco, mientras que la segunda y cuarta estaban teñidos de un rosa pálido. Pequeñas rosas de merengue figuraban sobre la penúltima capa y alrededor del borde inferior del pastel. Algunos detalles en dorado caramelo contrastando y, por supuesto, las figurillas de los novios en la cima como toque final. ¿He dicho ya que adoro a mi hermano?

—Aquí lo tienen. Cinco capas, sabor chocolate, con almendras y nueces. Una capa de mazapán y otras dos de coco y fresa. Textura cremosa, toques de caramelo y mi ingrediente especial. ¿Qué te parece, Lils? —expuso Kendall mostrándonos el maravilloso pastel.

—¡Es una obra de la repostería! ¡Lo amo! —chillé mientras abrazaba al talentoso chef con el que me enorgullezco de compartir lazos consanguíneos—. Es más, ya no quiero casarme con Evan, quiero casarme con éste pastel. Gracias, hermano.

—Lo que sea por ti, hermanita —sonrió.

<Lo que sea por ti, hermanita>, esa siempre fue la frase de Ken para todo lo que tuviera que ver conmigo. Puede que hayan pasado siete años, pero nuestra relación sigue exactamente igual: natural, cercana y hermosa. Me alegra saber que algunas cosas como los lazos fraternales nunca se rompan. Me alegra el hecho de que todo haya vuelto a ser como antes, incluso mejor.

—¡Tío Kendall! —gritó mientras ingresaba a la cocina mi pequeña y hermosa Jessie, a la cual el adjetivo ''pequeña'' ya no le combinaba como antes, ha crecido un montón, sobre todo después de recuperarse del transplante.

Me separé de los brazos de mi hermano para que estos en su lugar rodearan a mi hija. Mi niña lucía especialmente contenta de ver a su tío, eso sólo quiere decir una cosa...

—¿Trajiste mi pastel? —preguntó con toda la indiscreción del mundo.

—¡Jessica!

—Lils, no le grites. Le prometí un pastel —dijo mi hermano restándole importancia.

—Eso lo entiendo, pero no está bien que llegue y exija su pastel antes de preguntarte siquiera cómo estás. Eres su tío, no su chef personal —reprendí tanto a Ken como a Jess, no permitiría que mi niña se convirtiera en una grosera interesada y soy muy estricta cuando se trata de su educación.

—Mamá tiene razón, Jess. Le debes una disculpa a tu tío —me apoyó Ev, hemos acordado mantener un frente unido en todo lo referente a nuestra hija, hasta el momento ha funcionado de maravilla.

Jessie enseguida se percató de mi enojo y haciendo su puchero habitual se removió en los brazos de su tío con culpabilidad plasmada en su bonito rostro.

—Lo siento, tío. ¿Estás bien? ¿Conduciste con cuidado? ¿Había tráfico? —interrogó mi pequeña enterneciéndonos a todos.

—Sí, pequeña. Todo genial —le sonrió Ken.

—Oh, es imposible enojarse con ella —comentó un sonriente Evan.

—Es verdad. Así me gusta, princesa —le di un beso en la mejilla.

—¿Ya no estás enojada conmigo, mami? —musitó.

—No, pequeña.

—¿Ya puedo preguntar si me trajo el pastel? —sonrió, haciéndonos reír a todos.

—Definitivamente, es imposible enojarse con ella —sonrió Roxy.

—Eso es lo que dije —rió Ev.

—Sí, princesa. Traje un pastel de chocolate delicioso especialmente para ti —dijo mi hermano y a mi niña le comenzaron a brillar los ojitos.

—¿Tan grande como el pastel de bodas de mamá y papá? —cuestionó Jess sin quitar la vista del pastel.

—Es un poco más pequeño. Si quieres uno igual de grande vas a tener que esperar a tu cumpleaños —respondió Ken.

—¿Qué? ¿Hasta mi cumpleaños? Pero estamos en marzo y mi cumpleaños es en octubre, entonces falta...¡un montón! —se lamentó para diversión del resto de nosotros.

—Vayamos a buscar tu pastel, pequeña glotona —rió mi hermano y acto seguido desapareció con la niña.

—Jasmin y yo nos encargaremos de llevar este increíble pastel a la nevera —informó mi hermanita antes de  desaparecer también junto a mi amiga.

En cuanto Evan y yo estuvimos solos comenzamos a besarnos apasionadamente, o más bien, a deborarnos. Sus labios carnosos moviéndose con sutileza sobre los míos se sentían como el paraíso mismo. Era inevitable, llevábamos casi un mes entero ocupados con los negocios, Jessie y los preparativos de la boda e irónicamente no hemos pasado nada de tiempo juntos, sólo cortos lapsos de tiempo durante el día y en la noche estamos tan exhaustos que incluso desearnos dulces sueños requiere esfuerzo.

—No. Sabes. Cuánto. He. Extrañado. Ésto —murmuró entre beso y beso.

—Y yo.

—Si no se tratara de nuestra boda lo mandaría todo a la mierda —me acarició la mejilla.

—Sólo faltan dos días, amor.

—Otros dos días más —suspiró, cansado.

—Sólo espera un poco. Nos casamos y luego nos vamos de luna de miel.

—Ese es mi consuelo —sonrió.

—¿Qué hora es?

Miró su reloj y volvió su vista hacia mí.

—Son las 3:05 p.m.

—Bien. Tenemos tiempo.

Lo tomé del brazo para salir cuanto antes de allí, pero me detuvo de un tirón.

—¿Tiempo para qué?

Reí ante su ''ingenuidad'' y seguidamente le lancé la mirada más pícara que pude, sé que él sólo necesita eso para descifrar mis intenciones.

—Oh, tiempo para eso —sonrió, haciendo énfasis en la última palabra mientras me tomaba de la cintura.

—Pues sí, genio —afirmé con sarcasmo.

—Me gusta cuando tú eres la pervertida —murmuró mientras me besaba el cuello, lo cual me provocó cosquillas.

—Una vez al año no hace daño —reí.

—Entonces vamos a aprovechar esta vez al año.

Me tomó de la mano él esta vez y apresuradamente salimos con destino a nuestra habitación. Nuestro plan de fuga no resultó como esperábamos, justo afuera estaban Lorraine y Garret, al parecer esperándonos para comenzar nuestra clase de baile.

—¿A dónde van, Sr. y Sra. Harriet? —sonrió Lo.

—A nuestras clases de baile —suspiró Ev con pesar.

—Evan, ¿vas a una lección de baile o a un funeral? —rió Garret ante la expresión de decepción de su hermano menor.

—Créeme que algo sin duda acaba de morir —dijo Ev con desánimo haciéndonos reír.

—Mi más sentido pésame, Evan. ¿Podemos ir a los ensayos ya? —preguntó Lorraine.

Mi esposo asintió haciendo el mismo puchero que hace Jessie, infantil pero tierno.

—Sólo dos días, amor. Sólo dos días —susurré en su oído.

—¿No podemos adelantar la boda y casarnos ahora? —pidió tal cual niño pequeño.

—Es tentador, pero bailemos por ahora.

—Ok —me dio una rápida vuelta—, bailemos.

(...)

—¡JESSICA HARRIET! —gritamos Ev y yo al ver la cara de Jessie tan manchada de chocolate que lo único perceptible eran sus ojos.

—Oh-oh —dijeron tanto ella como los supuestos responsables de su cuidado.

Les envié mi mirada más severa a Zack, George, Ben y Kendall. Se suponía que debía cuidarla y en especial NO DEJAR QUE SE COMIERA TODO UN PASTEL ELLA SOLA.

—Todo fue culpa de George —se apresuró a decir Zack, lavándose las manos de toda culpa en este asunto, el pelirrojo lo miró con desaprobación e impotencia antes de caminar hacia mí juntando ambas manos a modo de ruego.

—Lily, por favor no me mates. Soy muy guapo para morir.

—Por el amor de Dios —dijo por lo bajo Zack, negando con la cabeza.

—Te expondré mis argumentos.

—Prepárense —carraspeó Ben entre risas, las cuales se esfumaron tan pronto mi mirada asesina se posó sobre él.

—Verás, Lils —comenzó el pelirrojo—. Tienes una hija muy tierna. A la cual le encanta el chocolate. Chocolate del que no pudo disfrutar durante meses cuando estaba enferma. Sería muy desnaturalizado de nuestra parte negarle chocolate a un niño, es un crimen no hacerlo. Y ella nos pedía otra porción, y otra más y otra más y... —tomó el manchado rostro de mi hija entre sus manos—, ¿quién puede decirle que no a esta carita?

—Me compadezco de sus futuros hijos
—comentó Ev golpeando su frente con una mano.

—Yo no voy a tener hijos —dijo Ben, encogiéndose de hombros—. ¿Para qué?

—No sabes lo que dices —negó mi pelinegro a la vez que sonreía con amplitud hacia nuestra niña—. Son lo mejor que te pueden pasar en la vida.

Ev...

—Awwww —chilló George—. Que alguien me dé un pañuelo, esto es muy emotivo.

—Dios, ¿qué mal hice en mi vida pasada para merecer tener a este idiota en esta? —se quejó el rubio.

—Así me amas —George le guiñó un ojo y le lanzó un beso, haciéndonos reír.

—Anda, princesa —dijo Ev mientras alzaba a Jess en brazos—. Vamos devolverle a tu rostro su color natural.

—Pero así morena chocolate luzco bien, ¿verdad? —presumió batiendo efusivamente sus pestañas.

—Claro que sí, hasta te pareces a Fred.

—Extraño que él conduzca la limonada.

Nunca aprenderá a decirlo bien.

—Yo también, pero ahora él tiene su propia limonada y...

Y no escuchamos más ya que salieron del comedor dejándome en compañía de nuestros futuros padrinos. Me volteé hacia ellos retomando mi semblante serio, todos desviaron las miradas hacia las paredes apreciándolas como si fueran obras de arte.

—¡GEORGE BENSON! ¡ZACKARY REED! ¡BENJAMIN STONE! ¡Y KENDALL ALLEN!

—Ave María Purísima, ayúdame —lloriqueó George.

Y así fue como el pelirrojo, el rubio, el pelinegro y el castaño acabaron encargándose de todo lo referente al banquete y el servicio de catering. Eso les enseñará a cuidar mejor a Jessie y apreciar la tarea más fácil de todos los preparativos de la boda. Yo por mi parte me dediqué a revisar por...centésima vez —creo— que todo estuviera en orden. Estaba un poco-muy paranoica en contraste con la primera boda, aquella no era de gran importancia para mí, pero con esta es totalmente diferente.

Me encontraba revisando que mi espléndido vestido de novia siguiera en perfectas condiciones y lejos de donde mi esposo pudiera encontrarlo, quiero dejarlo con la boca abierta el día de la boda. Lo devolví a su lugar después de admirarlo por más tiempo del debido y justo en ese instante escuché unos toques a la puerta.

—Adelante.

La puerta de la habitación se abrió dejando ver a mi cuñada favorita. Bueno, a mí única cuñada hasta ahora.

—Hola de nuevo, futura novia del año —me sonrió, cerrando la puerta tras de sí—. ¿Escondiendo el vestido de nuevo?

—¿Lees mentes ahora, Lori? —sonreí, sentándome sobre la cama.

—Quizás no te des cuenta porque estás muy ocupada, pero me llamas para desahogarte todas las noches —ocupó un espacio a mi lado—. Sé más de la boda que el mismo Evan.

—Lo siento —reí por lo bajo.

—No te preocupes, me gusta ayudar. Además...siendo sincera —sus mejillas adoptaron un tierno tono rojizo— ...me agrada mucho todo este tema de las bodas.

No puede ser...

—¿Todo esto de la boda...te está despertando los deseos de casarte con Garret?

Abrió los ojos a más no poder, descolocada, y comenzó a negar con movimientos de cabeza efusivos.

—¿¡Qué!? No. No. ¡No! —su sonrojo aumentó—. Sólo...eh...¡me gusta ser dama de honor!

Menuda excusa barata.

—Sí, anjá —me crucé de brazos, lanzándole miradas acusatorias—. Algo parecido dijo Brenda para luego hacer de todo para casarse con James.

—No soy uno de tus personajes literarios, Lils.

—No, pero tú y Garret están igual de enamorados que mis protagonistas.

—Bueno, no voy a contradecirte en eso —musitó, sonriendo.

—¿Sabes qué? Cuando lance el ramo procuraré que caiga en tus manos, pero con una condición.

—¿Cuál?

¿No que no querías casarte?

—Cuando te cases, tu ramo tiene que agarrarlo Jasmin. La pobre necesita encontrar el amor.

—Yo también lo creo —asintió, sonriente—. Todos necesitamos un  amor.

—Y supongo que somos suertudas por haber encontrado los nuestros.

La puerta volvió a ser golpeada desde el exterior y al gritar un "Pasa", Evan y Garret aparecieron de mano con nuestros respectivos hijos; no había imagen más hermosa que esa

—¿Por qué nos miran así? —cuestionó Garret.

Lori y yo sólo compartimos miradas y cortas risas antes de levantarnos e ir al encuentro de nuestros amores.

—Sólo algo bonito —contestó la rubia antes de depositar un pequeño beso sobre los labios de su novio.

Yo por mi parte me encogí de hombros ante el ceño fruncido de Evan para luego imitar la acción de Lorraine.




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Nuevo capítuloooo!!!!

Besos de Karina K.love😉

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