CAPÍTULO 43: Buscando un Vestido
Lily
¡Evan y yo nos casaremos de nuevo!
Esta vez sin contrato ni enfermedades, ni herencias ni problemas económicos, ni ultimátums. Esta vez lo haremos por el simple hecho de que nos amamos, sólo eso. Decidimos casarnos por la iglesia, ya que no podíamos hacerlo dos veces por el civil y yo quería algo más tradicional para la que sería mi verdadera boda, en vista de que la primera más bien fue una escena de telenovela. Otro detalle que me encantó fue que nos volveremos a casar el mismo día que nuestro primer matrimonio y así mantendríamos la misma fecha de aniversario.
Todo era de ensueño...
...excepto por un pequeño detalle...
...¡PLANEAR UNA BODA DE LA ''MAGNITUD HARRIET'' EN UN MES ERA CASI MISIÓN IMPOSIBLE!
¡Me estaba volviendo loca! No quería una fiesta ostentosa pero sí una ceremonia a mi gusto y conseguir eso, a pesar de que nadamos en dinero, no es nada fácil y mucho menos cuando eres la novia. Se me mezclaba el estrés de la planeación de la boda con los nervios de novia y en serio era muy, muy estresante.
—No, los arreglos florales deben ser de jazmines y rosas —estaba al teléfono con uno de los tantos proveedores a los que he tenido que contactar.
Ev apareció en el despacho, bueno, su despacho del cual yo me había apoderado. Tomó asiento en el lado contrario del escritorio mientras yo terminaba de hablar.
—Entonces el pedido es únicamente de jazmines y rosas blancas —recapituló la señorita que me atendía del otro lado de la línea.
—Anjá.
—Perfecto. El pedido estará listo para la fecha que ordenó. Gracias por elegir Emerald's Flowers.
—Gracias a usted —dije y colgué.
Miré a Ev que me miraba intentando contener la risa.
—¿Qué te parece tan gracioso? —fruncí el ceño.
—Que te estás ahogando en un vaso de agua voluntariamente. Te dije que podemos contratar a una planeadora de bodas y podrías disfrutar de la emoción de la boda como todas las novias.
—Amor, te dije que no. Dudo que en una ciudad tan acomodada como Heaven Gold City haya una planeadora que entienda mi modo sencillo y agradable de decorar. Quiero hacer la fiesta a mi manera y punto.
—Ok, eso lo entiendo. Pero al menos busca a alguien para que te ayude. Nos casamos dentro de tres semanas.
—Ya lo sé. No hace falta que me recuerdes la fecha de mi boda —gruñí, sonando un poco ruda. O no, muy ruda.
—Creo que necesitas un poco de relajación.
Se levantó y caminó hacia detrás de mi/su silla. Colocó sus fuertes manos sobre mis hombros y comenzó a masajearlos haciendo presión en los lugares indicados y sacándome suspiros de confortabilidad. Debo admitir que la sensación sin duda relajaba. Cerré los ojos y me recargué hacia atrás, satisfecha por la atención.
—¿Te sientes mejor ahora? —murmuró muy cerca de mi oído.
—Sí... —-ronroneé.
—¿Vas a dejar de gritarle a tu esposo y futuro esposo?
—Sí —reí ante su espontánea forma de denominar nuestro actual estado civil, aunque la verdad es que no hay otra forma de llamarlo, somos esposos y futuros esposos.
—Bien, porque te tengo una pequeña sorpresa.
Abrí los ojos y me giré para mirarlo. Él sólo sonreía y fruncí el ceño, algo dudosa por lo que se traía entre manos.
—¡Entren, chicas! —gritó y acto seguido se abrió la puerta dejando ver de quiénes se trataba.
Jasmin, Lorraine, Angeline, Ariadna, mi hermana y Corina estaban allí como todo un escuadrón rescatista. Estaba contenta de verlas a todas juntas, a Corina por ejemplo no la veía hace un tiempo y creí que no la vería hasta la boda o la despedida de soltera. Me levanté de la silla y corrí despavorida a abrazarlas.
—Oh, chicas. Qué bien que estén aquí. Necesito una mano.
—Pues ahora tienes doce manos a tu disposición —dijo Ariadna.
—Evan dijo que requerías un poco de ayuda y, ¿qué tipo de damas de honor seríamos si no te ayudábamos? —sonrió Jasmin.
—Bueno, en vista de que al parecer aquí ya no soy necesario, me voy a ayudar a mi princesa a buscar su vestido para la boda —anunció Ev, abriéndose paso entre las chicas para salir del despacho.
—¿En serio Jessie te hace ir de compras con ella? —rió Roxy.
—Digamos que soy el tipo de padre que no le puede decir que no a su princesa —un awww colectivo secundó sus palabras—. Además, Jessie se está tomando muy en serio su trabajo de niña de las flores y si no lo hago yo también, después no me invitará a sus fiestas del té. Y créanme, es muy malo ser exiliado de las fiestas del té —exageró y, sin más, se fue.
Las chicas rieron tomándoselo a modo de broma, pero a mí me consta que Evan se toma muy en serio todo lo que tenga que ver con nuestra pequeña. Se ha convertido en un padre excelente.
—¿Lily, qué hiciste con él? —rió Corina—. Ha pasado de ser un frío e inmaduro heredero, al padre más cariñoso y el esposo más cursi que he visto en mi vida.
—¿Por qué todos me atribuyen el crédito de su cambio como si fuera un milagro? —sonreí, rondando los ojos.
—Porque tú y Jessie son las causantes de que Evan vuelva a ser feliz como antes, eso no lo puedes negar —respondió Jasmin con una amplia sonrisa en su rostro.
—Bueno, todas estamos encantadas con el radical cambio de Evan —intervino Angeline—, pero estamos aquí para ayudar a Lily a que su boda sea de ensueño. Así que a trabajar, chicas.
Nos pusimos manos a la obra, comenzando con la asignación de tareas. Primero hice una lista con todo lo que faltaba por planificar y/o agregar a la boda. El diseño y los colores de las mesas y el altar, el banquete, los aperitivos, la lista de invitados, algunos detalles menores con respecto a la decoración, contratar a los músicos que tocarían la marcha nupcial, el ramo, el pastel de bodas, escribir mis votos matrimoniales, comprar el regalo de Evan, ensayar el baile nupcial, editar el diseño de las invitaciones y comprar los vestidos de las dama de honor y mi vestido de novia.
—Quiero matar a Evan. ¡Debió pedirte matrimonio en enero en lugar de hacerlo en febrero! —se quejó mi hermanita al leer la lista.
—Roxy, no quiero contradecir tu lógica, pero te recuerdo que en enero fue cuando tuvimos esa enorme crisis debido al numerito que hicieron nuestros padres y mi falta de capacidad para contar mi pasado —dije con cierto tono amargo.
—Cierto, lo olvidé —repuso, formando una mueca con sus labios.
—Es cierto que son muchas tareas para sólo tres semanas de antelación—intervino Corina—, pero confío en que siendo las mujeres talentosas que somos, podremos ocuparnos de todo.
—Cori tiene razón. Yo por ejemplo puedo encargarme de la decoración de las mesas y el altar y de la lista de invitados —se ofreció Jasmin.
—¡Perfecto! Sé que sabes perfectamente cuál es mi estilo y conoces a todo Heaven Gold City, el trabajo es ideal para ti —sonreí aliviada y ella asintió.
—Yo puedo ayudar a Jasmin con el resto de la decoración y llamaré a Kendall para que se encargue del banquete, los aperitivos y el pastel de bodas. Lo supervisaré personalmente —agregó mi hermana.
—¡Mierda! He estado tan estresada que había olvidado que mi hermano mayor es chef —negué con la cabeza, anonadada ante lo distraída que puedo llegar a ser cuando me encuentro bajo mucho estrés.
—Cariño, a esa lista de tareas hay que agregarle una sesión de spa para ti —me aconsejó Angie—. Estás muy estresada.
—Sí, creo que lo necesito —asentí, desganada.
—Yo me encargaré de las invitaciones y el ramo —propuso Corina.
—Bien, me parece genial. Sobre todo teniendo en cuenta la hermosa portada que tú misma diseñaste para mi libro, no dudo que con las invitaciones y el ramo serás igual de maravillosa —le agradecí tomando su mano.
—Yo contrataré a los mejores músicos de la ciudad y te echaré una mano con el regalo de Evan, conozco sus gustos —sonrió Ariadna.
—Gracias, gracias, gracias, Ari. Eres un amor —sonreí emocionada y me devolvió el gesto de igual forma.
—Yo te ayudaré con los ensayos del baile y con los votos matrimoniales, si lo necesitas claro —agregó Lorraine.
—También había olvidado que fuiste bailarina, Lo. Gracias.
—Y yo me haré cargo de los vestidos, la despedida de soltera y de dejar a esta hermosa novia como una diosa griega —concluyó Angeline.
—No sé qué haría sin ustedes, chicas. ¡Las amo! —chillé emocionada.
—Bien, cada una que se ponga en función de su trabajo luego de que compremos los vestidos de novia y damas de honor. Vámonos —ordenó Angeline haciendo un ademán.
—¿Ya? ¿Ahora? —pregunté, descolocada.
—Hermana, que a estas alturas aún no tengas vestido de novia debería ser lo que encabezara tu lista de preocupaciones nupciales. Vamos a comprar ese vestido, AHORA —ordenó Roxy tomándome del brazo.
Sin poner resistencia, me fui con las chicas. En un parpadeo ya estábamos en Real Boulevard Street, lo recordaba bien, lo recorrí con Evan cuando me ''cambió el look'' antes de la cena de presentación con los Harriet. Es increíble, había pasado más de un año desde entonces. Nos dirigimos directamente a Moonligth Bride, la mejor tienda de vestidos y accesorios para novias de todo Heaven Gold City. De hecho allí había comprado mi primer vestido, ese que todos consideraron demasiado sencillo incluso para mí. Ésta vez procuraría optar por uno más llamativo.
Entramos a la iluminada y glamurosa tienda. La decoración del local había sido renovada desde la última vez que estuve aquí. Ahora las paredes eran color blanco, con pequeños muebles de cuero a juego, pósters de novias de la alta sociedad de la ciudad que al parecer habían comprado en este lugar, maniquíes luciendo vestidos de diseñador en un aparador que hace un año no estaba y el buró de la recepción totalmente modernizado.
Angeline, la cual obviamente conocía todo y a todos en el ámbito de la moda en Heaven Gold City y sus alrededores, se acercó a la joven chica de la recepción y preguntó por alguien llamada Nicoletta. Mientras, las chicas y yo tomamos asiento en los pequeños muebles de la sala. En cuestión de segundos apareció frente a nosotras una elegante señora vestida con un hermoso vestido blanco ceñido y un blazer morado a juego con sus zapatos de tacón. La reconocí al instante, esa señora es la dueña de la tienda y se encargó personalmente de mí la vez pasada.
—Lily Harriet, escritora de éxito y la futura Estefanía Harriet. Es un honor tenerte aquí —me saludó con tono cortés y una gran sonrisa.
Me paré de mi asiento y estreché su mano a modo de saludo.
—Es un placer volver a verla, Srta. Russo.
—Por favor, llámame Nicoletta.
—De acuerdo, Nicoletta —sonreí.
—Nicoletta, como de seguro ya sabrás, Lily y Evan se van a casar por segunda vez y por supuesto que recurrimos a ti para que nos ayudes a encontrar el vestido de novia ideal —expuso Angeline.
—Angie, cariño, las estaba esperando —dijo Nicoletta como si fuera obvio, acto seguido hizo un ademán guiándonos a una sala especial del lugar.
La seguimos hasta un salón en donde habían sido apartados los más hermosos y distinguidos vestidos de novia y de damas de honor de la tienda. Se me imposibilitó elegir a la primera, TODOS parecían hechos para mí, totalmente apegados a mis gustos y preferencias. Una gran ventaja era que cada vestido de novia venía acompañado de varios vestidos de damas de honor, lo que nos facilitaba gran parte del trabajo.
—Lily, he escogido personalmente estos vestidos en base a tus gustos y a tu elección para tu anterior boda. A partir de aquí el trabajo corre por tu cuenta —dijo Nicoletta, señalando cada uno de los vestidos.
—No sé cuál elegir. Todos son hermosos, sencillos y con detalles en los lugares correctos. ¡Es un crimen elegir sólo uno!
—Pues tendrás que hacerlo, hermana, porque sólo te casas con tu media naranja una vez en la vida y tú ya vas por la segunda, a menos que quieras casarte una tercera vez —rió mi hermana apoyándose sobre mi hombro.
Me encantaba tenerla cerca otra vez. Ahora es una reconocida modelo, pero su carisma y simpatía siguen intactos, al igual que nuestra relación de hermanas. Estoy muy orgullosa de ella y me alegra muchísimo que al menos eso haya vuelto a ser como antes.
—No sé por dónde empezar —sonreí, admirando los diseños expuestos a mi alrededor.
—Pruébatelos, uno a uno hasta que encuentres el ideal —propuso Cori.
Asentí y seguidamente tomé el primero y corrí al vestidor, que se encontraba en el fondo, para probármelo. Era precioso. La parte superior era en su totalidad de encaje con mangas cortas, mientras la parte inferior consistía en una larga falda con una gran apertura que dejaba al descubierto mi pierna derecha.
Salí del probador y con ayuda de algunas de las chicas que trabajaban como asistentes allí, me paré sobre una pequeña elevación que permitía una mejor visión del largo vestido y podía observar mi reflejo en un espejo de cuerpo entero que se encontraba justo frente a mí. Tanto las chicas como Nicoletta habían tomado asiento en unos elegantes sillones y me miraban con satisfacción, a mí también me gustaba lo que veía. No cabía duda de que era un traje precioso, pero algo en él no acababa de convencerme...
—¡Estás bellísima! —exclamó Lorraine al verme.
—Mmmm...no lo sé —dudé llevando ambas manos a mi cintura y observando mi reflejo.
—¿No te gusta, querida? —preguntó Nicoletta.
—No, al contrario. Es sólo que...es algo revelador, ¿no creen? —dije al fijarme con mayor detenimiento en la enorme apertura, era un poco atrevido.
—Tranquila, hay un montón de vestidos más. ¡El siguiente! —anunció Nicoletta dando dos cortas palmadas que supongo eran su modo de dar órdenes, ya que las asistentes rápidamente tomaron el próximo y me llevaron de vuelta al probador.
Me coloqué el segundo. Éste era mucho más conservador en comparación con el anterior: largo y de seda, de corte princesa con una cola que no era ni demasiado larga ni tampoco muy corta, y a partir del pecho el tejido era de encaje expandiéndose en unas largas mangas hasta llegar a las muñecas.
Nuevamente con ayuda de las asistentes, regresé al mismo lugar para admirar mi figura en el espejo. Llámenme quisquillosa, pero éste era muy sencillo. No soy partidiaria de las indumentarias extravagantes, ni mucho menos quiero casarme vestida al estilo Lady Gaga, pero mi hermana tiene razón, no tendré una tercera oportunidad para casarme con el amor de mi vida y ésta vez quiero lucir radiante.
—Tu cara me dice que éste tampoco es ''el elegido'' —bromeó Jasmin.
—Me encantan las cosas sencillas, no se requiere pasar mucho tiempo conmigo para darte cuenta de ello, pero se trata de mi boda y me gustaría lucir un poco más llamativa esta vez.
—Pues adelante, tenemos toda la tarde —sonrió Nicoletta.
¡Y vaya que así fue!
Perdí la cuenta de cuántos vestidos me probé. Parecía una niña rica caprichosa, ninguno me hacía sentir que era el correcto. Cuando pensaba en mi vestido de novia sólo pedía tres cosas: sencillez, pequeños detalles primaverales y que mi hija al verme dijera: ''Wow, mami. Pareces una princesa''; pero al parecer era mucho pedir.
—Lily, eres imposible —suspiró Angeline, agotada.
—Creo que nunca encontraré ese vestido.
—Aún te quedan algunos por probar. No te rindas ahora, se trata de tu boda —trató de animarme Lorraine, sobando mis brazos a modo de apoyo.
—Hagamos algo, dinos más o menos cómo quieres que sea ese vestido ideal —propuso Jasmin.
—Pues...sencillo, pero no muy simple. Llamativo, pero no extravagante. Que realce mi figura, pero no vulgar ni muy revelador. Me encantaría que tuviera detalles de encaje y que al ponérmelo parezca una princesa de Disney. Esto último se lo debo a Jessie.
—¿Ah sí? —preguntó Cori.
—Para mi primer matrimonio no me esforcé mucho eligiendo el vestido. No le veía mucho sentido ya que me casaría por el civil y muy pocas personas asistirían a la boda y más de la mitad eran desconocidos para mí. Ése día Jessie esperaba verme hermosa tal cual princesa y, aunque el vestido era hermoso, no la impresioné como ella esperaba. A Evan le voy a encantar incluso si llego al altar en traje de baño, pero quiero darle una sorpresa a mi hija.
—Ok, lograste conmoverme. Entre todos estos vestidos tiene que estar el tuyo, pero nos ahorraré un poco de trabajo. Dijiste que debía ser sencillo pero llamativo y con encaje, ¿algo más? —indagó Angie.
—Chicas... —nos llamó Ariadna.
—Un momento, Ari —la interrumpió la rubia más joven de las damas de honor—. Creo que por fin me entiendo con la novia.
—A pesar de que quiero parecer una princesa, prefiero que el vestido no sea corte princesa, tampoco quiero colas largas.
—Chicas... —nos llamó Ari nuevamente.
—Un segundo, Ariadna. Parece que ya lo tenemos —la interrumpió mi hermana.
—¿Algún otro detalle que te guste? —preguntó Jasmin.
—Los escotes. Me encantan, siempre y cuando no sean indiscretos.
—¡Chicas! —gritó Ariadna.
—¿¡Qué!? —le gritamos todas, prestándole atención por fin.
Ella suspiró pesadamente y nos miró con una expresión cansada.
—Creo que encontré lo que buscas, Lily —me dijo y acto seguido me lo mostró...el vestido era...¡perfecto!
Era casi en su totalidad de un lindo encaje de flores, con corte sirena, escote corazón y unas pequeñas mangas floreadas rodeando los brazos dejando al descubierto los hombros.
—Chicas, ése es. ¡Ése es el vestido! —chillé de emoción.
—Y los de dama de honor que lo acompañan... —sonrió Ari mostrándonos los seis vestidos.
Éstos eran igualmente corte sirena, fabricados con una fina tela de seda y color rosa pálido. La mitad de ellos contaban con un escote asimétrico cuya manga cubría el hombro y parte del brazo izquierdo, mientras que los otros tres vestidos exhibían escote hombros caídos.
—Ariadna, ¡¿por qué no lo dijiste antes?! —gritó Angie como loca.
—Porque ustedes no me escuchaban —se quejó Ari.
—Chicas, dejen de discutir. ¡Tenemos unos vestidos hermosos que probarnos! —chilló Roxy.
Corrimos a los vestidores para ponernos esas obras de arte textiles. En mi caso no había que hacer ningún tipo de arreglo, me quedaba a la perfección, hasta parecía que el diseñador se inspiró en mí para crearlo. En cuanto terminé, salí corriendo para ver cómo me quedaba. Afuera me esperaban las chicas, ya con sus vestidos puestos y lucían bellísimas. Angeline, Jasmin y Corina usaban el primer modelo, mientras que Lorraine, Ariadna y Roxy el segundo, pero todas lucían igual de bien.
—¡Lily! —exclamó Lorraine, encantada.
—¡Dios mío, te ves fantástica! —gritó Angie.
—Por favor dime que vas a escoger ese, o si no yo lo voy a comprar para cuando me case —sonrió Jasmin.
—No, éste es el ideal, créeme —reí por lo bajo sin poder apartar los ojos de la imagen encantadora que me ofrecía el espejo.
—Espera, te vamos a acercar el espejo para que te veas mejor. No tienes idea de lo hermosa que estás —chilló Corina y acompañada de las chicas posicionó el espejo más cerca.
—Espera, antes tenemos que buscar los accesorios y los zapatos perfectos. Déjamelo a mí. Ahora regreso —dijo mi hermana algo llorosa por la emoción.
Regresó en cuestión de minutos con unos Jimmy Choo's, una tiara y unos pendientes en forma de gotas a juego.
—Ponte esto, ¡ya! —chilló, dando saltitos, ella también hace el gesto de Jessie.
Me coloqué los zapatos y accesorios y cuando mi hermanita consideró que estaba lista, acercaron nuevamente el espejo para observarme con el look completo. Sin duda alguna, ¡era el ideal!
Chillamos de emoción todas juntas y sin darnos cuenta Nicoletta entró en el salón, hace veinte minutos se había marchado debido al dolor de cabeza que le provoqué con mi indecisión.
—¡Vaya! Espero que hayas elegido éste porque sin dudas luce perfecto en ti —sonrió.
—Pues sí, definitivamente me casaré con éste vestido puesto. Muchas gracias, Nicoletta.
—No tienes nada que agradecer. Verte caminar hacia el altar usando esa preciosidad será suficiente para mí.
—¿Entonces no tengo que pagarte el vestido? —bromeé.
—Oh, muy graciosa —rió.
—¡Mami! ¡Pareces una princesa! —escuché una pequeña vocesita gritar detrás de Nicoletta, ¡Jessie!
Corrió hacia mí tan rápido que en un parpadeo ya la tenía en frente. Estaba muy contenta, encantada diría yo, y esa era justo la impresión que quería causarle.
—¿Te gusta, princesa? —pregunté, posando para ella.
—¡Me encanta! Es mucho más bonito que el de la primera vez.
—Sabía que te gustaría.
—Yo también quiero un vestido así de bonito, por eso papá me trajo.
—Espera...¿¡qué!? ¿¡Tu papá está aquí!? —grité histérica y, como si lo hubiese llamado, Evan entró en el salón.
En un movimiento rápido todas las chicas me cubrieron y me escabullí hasta llegar al probador.
—No me digan que en serio creen en todas esas supersticiones ridículas —se quejó Evan, no podía verlo pero sí escucharlo.
—Claro que sí, ahora vete, perro —le reprochó Jasmin.
—Lily sal, quiero verte —me gritó mi inoportuno esposo.
—Me verás en tres semanas en nuestra boda. ¡Largo de aquí! —grité entre risas.
—Ok, me iré. Pero que conste que sigo pensando que es una estupidez —dijo, resignado.
—A nadie le importa lo que pienses. Vete ya —lo echó Corina y tuve que cubrirme la boca con las manos para reprimir la risa.
Segundos después vino Jessie riendo traviesa.
—Ya papá se fue, mami. Las tías lo sacaron a empujones y la Sra. Nicoletta lo golpeó con un zapato por entrar sin permiso. Fue muy gracioso —rió.
—Bueno, dejemos a papá allá afuera. Ahora tú y yo vamos a buscar un hermoso vestido para ti, ¿ok?
—¡Sí! Quiero verme igual de linda que tú el día de la boda —sonrió.
—Y lo estarás, cariño. Busquemos tu vestido —le di un sonoro beso en la rosada mejilla y salimos del probador.
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Nuevo capítulo!!!!
A propósito de este cap, tiene detrás una anécdota muy graciosa. Resulta que justo ayer lo había terminado de escribir, pero cuando iba a editarlo aquí en Wattpad (escribo en la laptop y luego lo envío al teléfono) me di cuenta de que sólo había medio capítulo porque sin darme cuenta no guardé la segunda mitad que recién terminaba de escribir.
Me dio una mini depresión de unos cuantos minutos acompañado de dolor de cabeza y varios insultos hacia mi misma (incluso estuve a punto de llorar) (soy tonta) pero me dije: "mis lectores se merecen que actualice de una buena vez" así que reescribí el cap cambiando casi todo y...¡acabo de terminarlo! Así que tienen un cap "acabadito de salir del horno".
Besos de Karina K.love😉
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